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La mirada materialista de Karl Marx sobre lo social (página 2)



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Desarrollo

El método dialéctico observa sistemas compuestos por elementos relacionados, que tienen cierta
perdurabilidad en el
tiempo, formando una
estructura. En todo sistema hay dos
partes en conflicto, porque
los elementos que lo componen tienen inclinaciones opuestas, uno
tiende a ser y el otro a desaparecer. La dialéctica
considera que el
cambio es intrínseco al sistema, debido a
las tensiones entre los elementos. Por eso las
estructuras son estáticas, y a la vez
dinámicas.

El supuesto inicial de la mirada
materialista es que
el hombre, en tanto ser biológico, tiene necesidad
de
bienes
materiales para mantenerse con vida. Para satisfacer esta
necesidad, se relaciona con la
naturaleza. No puede simplemente tomar los elementos de la
naturaleza tal
como se encuentran en ella, necesita ejercer una
transformación para producir los bienes. Esta
modificación que el
hombre realiza sobre la naturaleza es lo que Marx denomina
trabajo. Este concepto es
definido por Sell como "…la
acción del hombre sobre
la materia…"(5).
Para Marx, son
los
grupos sociales
los que tienen el poder de accionar
sobre la naturaleza para conseguir los bienes materiales,
porque la capacidad de se da solamente en relación con otros sujetos.
Así es como "…los hombres entran en determinadas
relaciones (…) independientes de su voluntad…"(6) para
realizar esta tarea de transformación. Es por esto
que
el trabajo es un hacer colectivo. Es un concepto clave
para entender la vida social, porque es a partir de éste
que se conforma la sociedad.

El materialismo considera al hombre no sólo como un ser
biológico sino a la vez social. Marx habla de
"producción social de su vida", porque el hombre se
constituye como tal sólo cuando entabla vínculos
con los otros, necesita un
proceso de socialización para conocerse a sí mismo. Para Marx, "…No es
la conciencia del
hombre la que determina su ser, sino por el contrario, es su ser
social el que determina su conciencia…"(7).

La mirada materialista supone que
la sociedad posee
una estructura,
compuesta por una dimensión material, denominada
infraestructura, y una dimensión simbólica, la
superestructura.

Lo que constituye a la sociedad en
una primera instancia son relaciones de
carácter
material, por eso Marx dice que la
infraestructura es la base de la sociedad. El autor plantea que
"…El conjunto de (…) relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura jurídica y política…"(8). Es decir, la dimensión simbólica
se construye a partir de la económica. A su vez, la
superestructura al condicionar los actos de la sociedad, hace que
la base material tenga permanencia a lo largo del tiempo. Se
relacionan dialécticamente, porque ambas dimensiones son
interdependientes una de la otra.

La infraestructura comprende a las
fuerzas productivas y a las relaciones de producción
existentes. El conjunto de
medios de producción sociales, utilizados con el

objetivo de obtener los bienes materiales para la
subsistencia, se denominan fuerzas productivas. Para Stalin, son
los "…Instrumentos de producción con ayuda de los cuales
se producen los bienes materiales, y hombres que los manejan y
efectúan la producción de los bienes materiales,
por tener una cierta experiencia productiva y hábitos de
trabajo…"(9). A cada estadio de desarrollo de las
fuerzas productivas le corresponden determinadas relaciones de
producción. Al ser la producción de bienes
materiales la razón por la cual los hombres se agrupan en
sociedad, estas relaciones cambian de acuerdo a los medios de los
que esta sociedad disponga para producir. En efecto, entre las
relaciones sociales de producción y las fuerzas
productivas existe una relación
dialéctica.

En la esfera de las relaciones
sociales existen grupos diferenciados. El criterio de diferenciación es
la
propiedad de los medios de producción. Marx plantea
que en toda sociedad se conforman dos grupos
sociales, los propietarios y los no propietarios. Cada uno de
estos grupos es
una
clase social. Las relaciones de producción son
relaciones de dominación. En la sociedad moderna, se
forman dos clases antagónicas, la burguesía y el
proletariado. La burguesía es la "…clase de los
capitalistas modernos, propietarios de los medios de
producción social, que emplean el
trabajo
asalariado…"(10). La burguesía es la clase que
ejerce la dominación, ya que tiene el control de la
producción. El proletariado, en cambio, es la
clase dominada, es "…la clase de los trabajadores
asalariados modernos, que, privados de medios de
producción propios, se ven obligados a vender su
fuerza de trabajo
para poder
existir…"(11).

Es por esta desigualdad en la
apropiación de los medios de producción, que el
conflicto es
constitutivo de las relaciones sociales. El lugar ocupado en esta
apropiación define la posición social. Cada clase
tiene un interés propio, acorde a la posición que ostenta. Al ser
clases antagónicas, una pretende conservar la propiedad, es
decir, mantener ese orden establecido; y la otra clase aspira al
cambio, para apropiarse de los medios que no posee. Por esto es
que las clases tienen intereses contrapuestos, lo cual origina
relaciones conflictivas. Marx observa en ellas una
relación dialéctica porque la existencia de una
posición sólo se entiende en relación a la
otra, es decir, no puede existir una clase dominada sin una clase
que la domine. Los intereses contrapuestos se pueden entender
dialécticamente como que uno tiende a ser y otro a
desaparecer.

La superestructura es la
dimensión simbólica. Comprende al conjunto
de
valores socialmente válidos. Es una conciencia social
compuesta por las formas jurídicas,
la moral y la
ideología
que están presentes en una
sociedad. Como mencionamos antes, la dimensión
simbólica se origina a partir de la infraestructura,
"…El modo de producción de la vida material condiciona
el proceso de la
vida social, política e
intelectual en general…"(12).

Las representaciones vigentes en
un determinado momento histórico, expresan el interés de
la clase que se ha constituido como dominante en las relaciones
sociales de producción. Según Marx, "…las ideas
dominantes en cualquier época no han sido nunca más
que las ideas de la clase dominante…"(13). La relación
de dominación es legitimada por la conciencia social. La
clase dominante en la producción, crea instituciones como
el Estado y las leyes, con el
propósito de conciliar los intereses contrapuestos. Marx
afirma que "…el gobierno del
Estado moderno no es más que una junta que administra
los
negocios comunes de toda la clase burguesa…"(14). De
esta forma, indica que el Estado
está al
servicio de los intereses de la clase dominante, la
burguesía.

Las relaciones sociales de
producción son relaciones de dominación, pero son
aceptadas porque existe un orden ideológico que las
legitima. De este modo, la clase dominada entiende como propia la
visión del mundo que le ha impuesto la clase
dominante. Por ende, la dimensión simbólica es la
que hace posible el sostenimiento de las relaciones de
producción a lo largo del tiempo.

Las relaciones de
producción son una
construcción
social, el resultado de

procesos históricos. Al estar tan perfectamente
avaladas por la superestructura, este carácter de historicidad se encuentra
oculto, y se las considera como producto de un
devenir natural. Analizando la
teoría de Marx, Bourdieu afirma al respecto que
"…cuando las propiedades o las consecuencias de un sistema
social son atribuidas a la ‘naturaleza’ es porque se
olvida su génesis y sus funciones históricas, es decir todo aquello que lo constituye
como sistema de relaciones…"(15).

Retomando uno de los supuestos
iniciales, el hombre sólo tiene capacidad de acción
en relación a otros sujetos. Por eso la única forma
de cambiar una situación de dominación es
integrando un
grupo social. Para que esto suceda, los sujetos necesitan
tomar conciencia de clase, es decir, adquirir
conocimiento de que como grupo, poseen
las mismas condiciones materiales de vida y ocupan una
posición particular en las relaciones de
producción. En consecuencia, el grupo define
también un interés propio, ya que el mismo
está en relación a la posición
social.

Conclusión

En este trabajo realizamos una
aproximación al
pensamiento sociológico de Karl Marx. Para
ello nos basamos en
la lectura de partes escogidas del "Manifiesto Comunista": la primera parte, "Burgueses y proletarios", y la segunda
"Proletarios y comunistas".

Comenzamos explicando el método
dialéctico de estudio de lo social, y a lo largo
del informe pudimos
identificar algunas de las relaciones dialécticas que se
dan entre elementos analizados por Marx.

También explicamos los
supuestos que fundamentan al materialismo, los
cuales se pueden resumir de la siguiente manera:

El hombre es un ser
biológico, y como tal tiene necesidad de bienes
materiales. Se relaciona con la naturaleza,
transformándola para producir los bienes. Esta
acción se denomina trabajo.

El trabajo implica que el hombre
entre en relaciones de producción.

A partir de esas relaciones se
origina la sociedad.

Pudimos identificar que la mirada
materialista es relacional, porque observa las relaciones de
producción como punto de partida para el
análisis
del universo de lo
social.

A partir de la
visualización de las categorías de análisis que plantea Marx para el estudio
de las
sociedades, podemos afirmar que su enfoque es
también estructural. Él plantea que la base de la
sociedad es una estructura formada por las relaciones
económicas, y que sobre ésta se levanta la
superestructura que contiene la ideología y las formas de estado. Son
estructuras
porque tienen un ordenamiento determinado y una cierta
permanencia en el tiempo.

La mirada materialista
también es conflictiva, porque las relaciones sociales
implican necesariamente el conflicto.

Con este trabajo realizamos un
acercamiento al pensamiento de
uno de los clásicos de la
sociología.

Notas

1.- MARX, K. y ENGELS, F.
Manifiesto del Partido Comunista. Editorial Panamericana. Santa
Fe de Bogotá. 1993. (2da
edición).

2.- HARNECKER, M. Los conceptos
elementales del materialismo histórico. Editorial Siglo XXI. México.
1994. (65ta edición).

3.- SELL, C. E. Sociología clásica:
Durkheim
Weber – Marx. Editorial Edifur Editora de la UNIVALI.
Brasil. 2001. En:
Material de trabajo para Taller de Integración Curricular con eje en Sociología. Escuela Superior
de
Comercio Manuel Belgrano. (Material inédito de
circulación interna)

4.- GUIDDENS, A. El

capitalismo y la moderna teoría
social. Editorial Idea Books. Barcelona. 1998.

5.- SELL, C. E. Sociología
clásica: Durkheim-Weber-Marx.
Editorial Edifur Editora de la UNIVALI. Brasil. 2001. En:
Material de trabajo para Taller de Integración Curricular con eje en
Sociología. Escuela Superior
de Comercio
Manuel Belgrano. (Material inédito de circulación
interna).

6.- MARX, K. Prefacio a la
Contribución a la
Crítica de la
economía
política. En
Sociología y Filosofía Social. Editorial
Península. Barcelona. 1963.

7.- Ibídem.

8.- MARX, K. Prefacio a la
Contribución a la Crítica
de la economía política. En Sociología y Filosofía
Social. Editorial Península. Barcelona. 1963.

9.- STALIN, J. V. Sobre el
materialismo dialéctico y el materialismo
histórico. Ediciones en Lenguas
extranjeras. Pekín. 1977. [Libroen
línea] La caja de herramientas de
la Unión de Juventudes Comunistas de España.
<http://archivo.juventudes.org/node/142> [Consulta: 2-8-2007].

10.- MARX, K. y ENGELS, F.
Manifiesto del Partido Comunista. Editorial Panamericana. Santa
Fe de Bogotá. 1993. 2da edición. Página
17.

11.- Ibidem.

12.- MARX, K. Prefacio a la
Contribución a la Crítica de la economía
política. En Sociología y Filosofía
Social. Editorial Península. Barcelona. 1963.

13.- MARX, K y ENGELS, F.
Manifiesto del Partido Comunista. Editorial Panamericana. Santa
Fé de Bogotá. 1993. 2da edición.
Página 45.

14.- Op. Cit. Página
21.

15.- BOURDIEU, P., CHAMBOREDON, J.
C., PASSERON, J. C. El oficio del sociólogo. Editorial
Siglo XXI. México.
1985. Página 167.

Bibliografía

BOURDIEU, P., CHAMBOREDON, J. C.,
PASSERON, J. C. El oficio del sociólogo. Editorial Siglo
XXI. México. 1985.

GUIDDENS, A. El capitalismo y
la moderna teoría social. Editorial Idea Books. Barcelona.
1998.

HARNECKER, M. Los conceptos
elementales del materialismo histórico. Editorial Siglo
XXI. México. 1994. (65ta edición).

MARX, K. Y ENGELS, F. Manifiesto
del Partido Comunista. Editorial Panamericana. Santa Fe de
Bogotá. 1993. (2da edición).

MARX, K. Prefacio a la
Contribución a la crítica de la economía política. En:
Sociología y filosofía social. Editorial
Península. Barcelona. 1963.

SELL, C. E. Sociología
clásica: Durkheim – Weber – Marx. Editorial
Edifur Editora de la UNIVALI. Brasil. 2001. En: Material de
trabajo para Taller de Integración Curricular con eje en
Sociología. Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano.
(Material inédito de circulación
interna).

STALIN, J. V. Sobre el
materialismo dialéctico y el materialismo
histórico. Ediciones en Lenguas extranjeras. Pekín.
1977. [Libro en
línea]. La caja de herramientas
de la Unión de Juventudes Comunistas de España.
<http://archivo.juventudes.org/node/142> [Consulta:
2-8-2007].

Biografía de las
autoras

Carolina Alarcón y Ana
Laura Peralta nacieron en Córdoba, Argentina. Son
estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, y
se especializan en Humanidades y Ciencias Sociales. Su primer trabajo en conjunto publicado fue
"Adolescencia y Drogas", del
año 2005.

 

 

Carolina
Alarcón

Ana Laura
Peralta

Córdoba, Argentina. Agosto
2007.

Partes: 1, 2
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