- La política
macroeconómica - Las autoridades monetarias y
fiscales deben estabilizar la
economía - La
política monetaria debe basarse en una regla y no en la
discreción - El
Estado debe equilibrar su presupuesto - Conclusión
- Referencias
bibliográficas
Introducción
Es difícil abrir el
periódico sin ver a un político o a un
editorialista abogar por un cambio de la
política
económica. El presidente debería recortar el
gasto
público para reducir el déficit presupuestario
o dejar de preocuparse por el déficit presupuestario. El
banco central
debería bajar los tipos de interés
para estimular la economía cuando
ésta renquea o debería evitar tomar esas medidas
para no arriesgarse a aumentar la inflación. El Parlamento
debería reformar el sistema
tributario para acelerar el crecimiento
económico o para conseguir una distribución más igualitaria de la
renta. Las cuestiones económicas son fundamentales en el
continuo debate
político que existe en todos los países del mundo.
No es sorprendente que cuando Bill Clinton se presentó por
primera vez a las elecciones presidenciales en 1992, su principal
estratega pusiera un cartel recordando al personal la
cuestión fundamental de la campaña
2. LA POLÍTICA
MACROECONÓMICA
Definición:
La política
macroeconómica es aquella que afecta a un país o
una región en su totalidad. Se ocupa del régimen
monetario, fiscal,
comercial y cambiario, así como del crecimiento
económico, la inflación y las tasas nacionales de
empleo y
desempleo.
3. LAS
AUTORIDADES MONETARIAS Y FISCALES DEBEN TRATAR DE ESTABILIZAR LA
ECONOMÍA
Las variaciones de la demanda y la
oferta
agregadas pueden provocar fluctuaciones a corto plazo en la
producción y en el empleo. La política
monetaria y fiscal puede desplazar la demanda agregada
y, por lo tanto, influir en estas fluctuaciones. Pero aunque los
responsables de la política económica puedan
influir en las fluctuaciones económicas a corto plazo,
¿significa eso que deban? Nuestro primer debate se refiere
a la conveniencia de que las autoridades monetarias y fiscales
utilicen o no los instrumentos que tienen a su disposición
para intentar reducir las fluctuaciones del ciclo
económico.
Las autoridades económicas deben tratar de
estabilizar la economía
Las economías tienden a fluctuar si no se
interviene. Por ejemplo, cuando los hogares y las empresas se
muestran pesimistas, recortan los gastos, lo cual
reduce la demanda agregada de bienes y
servicios. El
descenso de la demanda agregada reduce, a su vez, la
producción de bienes y servicios. Las empresas despiden a
algunos trabajadores y la tasa de desempleo aumenta. El PIB real y
otros indicadores de
la renta disminuyen. El aumento del desempleo la reducción
de la renta contribuyen a confirmar el pesimismo que
generó inicialmente la recesión
económica.
Esa recesión no beneficia a la sociedad, ya
que representa un evidente despilfarro de recursos. Los
trabajadores que se quedan sin trabajo debido
a que la demanda agregada es insuficiente preferirían
trabajar. Los propietarios de empresas cuyas fábricas
permanecen paradas durante una recesión preferirían
producir bienes y servicios valiosos y venderlos para obtener
beneficios.
No existe razón alguna para que la sociedad sufra
los altibajos del ciclo económico. El desarrollo de
la teoría
macroeconómica ha mostrado a los responsables de la
política económica cómo se reduce la
gravedad de las fluctuaciones económicas. Del cambio
económico, la política monetaria y fiscal puede
estabilizar la demanda agregada y por lo tanto, la
producción y el empleo. Cuando la demanda agregada es
insuficiente para garantizar el pleno empleo, las autoridades
económicas deben incrementar el gasto público,
bajar los impuestos y
aumentar la oferta monetaria. Cuando la demanda agregada es
excesiva y corre el riesgo de elevar
la inflación, las autoridades monetarias deben reducir el
gasto público, subir los impuestos y reducir la oferta
monetaria. Esas medidas hacen un uso óptimo de la
teoría macroeconómica aumentando la estabilidad de
la economía, lo cual beneficia a todo el mundo.
Las autoridades económicas no deben tratar de
estabilizar la economía
Aunque la política monetaria y fiscal puede
utilizarse para estabilizar la economía en teoría,
su uso plantea considerables obstáculos en la
práctica.
En primer lugar, la política monetaria y fiscal
no influye inmediatamente en la economía sino con un
considerable retardo. La política monetaria influye en la
demanda agregada alterando los tipos de interés, los
cuales influyen, a su vez, en el gasto, especialmente en la
inversión residencial y empresarial. Pero
muchos hogares y empresas hacen sus planes de gasto con
antelación, por lo que las variaciones de los tipos de
interés tardan en alterar la demanda agregada de bienes y
servicios. Muchos estudios indican que los cambios de la
política monetaria apenas influyen en la demanda agregada
hasta unos seis meses después de realizados.
La política
fiscal actúa con un retardo debido al largo proceso
político que rige las modificaciones del gasto y de los
impuestos. Para introducir cualquier cambio en la política
fiscal, el proyecto de
ley debe pasar
por varios comités parlamentarios, ser aprobado por el
Parlamento y puesto en marcha por el gobiemo. El proceso de
propuesta, aprobación y aplicación de un cambio
importante de la política fiscal puede durar
años.
Como consecuencia de estos largos retardos, las
autoridades económicas que quieren estabilizar la
economía deben prever la situación económica
que reinará probablemente cuando surtan efecto sus
medidas. Desgraciadamente, las predicciones económicas son
muy imprecisas. Debido en parte a que la macroeconomía es una ciencia
primitiva y, en parte, a que las perturbaciones que provocan las
fluctuaciones económicas son intrínsecamente
impredecibles. Por lo tanto, cuando las autoridades
económicas modifican la política monetaria o
fiscal, deben recurrir a conjeturas documentadas sobre la futura
situación económica.
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