El capital de trabajo y su relación con el riesgo y el rendimiento empresarial
Ejemplo
demostrativo
Resumen
La categoría cero riesgos no
existe. Todas las decisiones financieras tomadas por los
administradores de la empresa
afectan positiva o negativamente el grado de liquidez y de
rendimiento. A partir de lo anterior, dos cuestiones del menejo
del capital de
trabajo son: maximizar la rentabilidad y
minimizar el riesgo. Sin
embargo, ambos son directamente proporcionales. Con el desarrollo de
este artículo se pretende definir los componentes del
binomio riesgo – rendimiento y el impacto que sobre el
mismo causan los diferentes niveles de capital de
trabajo. Para
ilustrar lo anterior, se incluye un ejemplo
demostrativo.
Desarrollo
El término capital de trabajo ha sido denominado
por algunos autores como: fondo de maniobra, capital circulante,
capital de trabajo neto, recurso o fondo neto de rotación
y tesorería neta. De manera general este se puede definir
como la inversión en los niveles de activo
circulante y el financiamiento
que se necesita para sostener al mismo.
Los administradores de la empresa
diariamente deben tomar decisiones de todo tipo que tienen una
implicación directa en las finanzas, de
manera que las mismas afectan positiva o negativamente el grado
de liquidez y de rendimiento (F. Weston y E. Brigham, 1994). Es
por esta razón que los administradores financieros definen
dos objetivos
fundamentales del menejo del capital de trabajo:
- maximizar la rentabilidad,
- minimizar el riesgo.
Sin embargo, ambos objetivos son directamente
proporcionales, lo que significa que cuando una de las variables
aumenta, también lo hace la otra y viceversa.
Una vez introducidos los elementos anteriores, se hace
necesario definir los componentes del binomio riesgo –
rendimiento.
En este contexto, Van Horne y Wachowicz (1997) definen
el rendimiento como el ingreso recibido sobre una
inversión, la cual generalmente se expresa en porciento,
en tanto F. Weston y E. Brigham (1994) la generaliza
indistintamente como la corriente de flujo de
efectivo y la tasa de rendimiento sobre los activos. Por su
parte L. Gitman (1986) y G. E. Gómez (2004) consideran la
rentabilidad como las utilidades después de gastos. Estos
investigadores concuerdan en que por fundamentación
teórica ésta se obtiene y aumenta por dos
vías esenciales: la primera, aumentando los ingresos por
medio de las ventas y la
segunda, disminuyendo los costos pagando
menos por las materias primas, salarios, o
servicios que
se presten. La autora se inclina más al análisis de la rentabilidad en forma de
tasa, indicando la capacidad de los recursos para
generar utilidades, como una vía más eficaz para
los análisis relacionados con los niveles de capital de
trabajo y su influencia en la rentabilidad
empresarial.
Por su parte, la categoría riesgo en su
definición, se asimila con mayor dificultad (Van Horne y
Wachowicz, 1997). En términos muy simples, existe riesgo
en cualquier situación en que no se conozca con exactitud
lo que ocurrirá en el futuro. El riesgo es sinónimo
de incertidumbre, que es la dificultad de poder predecir
lo que ocurrirá en el futuro.
En la gestión
financiera, el riesgo se asocia con la variabilidad de los
resultados que se esperan (Van Horne y Wachowicz, 1997),
derivándose de esto que es más arriesgado aquello
que ofrece resultados más variables, sean positivos o
negativos. Con respecto al análisis de los riesgos en un
negocio, se pueden identificar tres fundamentales a evaluar: el
riesgo comercial, el riesgo financiero y el riesgo
operativo.
El riesgo comercial es el inherente al propio mercado en que se
desempeña la empresa, donde es vital el análisis de
la línea de negocios, la
rama en la cual se opera y el entorno económico –
financiero. El riesgo operativo se encuentra vinculado a las
dimensiones óptimas de plantas y
equipos, la utilización de los recursos y la
relación con los niveles de venta; es decir,
las condiciones de tecnología. El riesgo
financiero es el relacionado con el nivel de endeudamiento y la
relación entre financiamiento ajeno y propio; es decir, el
análisis relacionado con la estructura
financiera.
Vinculado al capital de trabajo, el riesgo significa
peligro para la empresa por no mantener suficiente activo
circulante para:
- Hacer frente a sus obligaciones
de efectivo a medida que éstas ocurran. En este sentido,
L. Gitman (1986) define el riesgo como la insolvencia que
posiblemente tenga la empresa para pagar sus obligaciones y
expresa además que el riesgo es la probabilidad de
ser técnicamente insolvente. - Sostener el nivel apropiado de ventas (Van Horne y
Wachowicz, 1997). - Cubrir los gastos asociados al nivel de operaciones
(criterio de la autora del artículo basado en la
literatura
revisada).
En este contexto y como una de las vías para
medir el riesgo resultante de los cambios que provocan las
decisiones tomadas por los administradores financieros, se
propone la razón de solvencia o liquidez
general:
Esta razón refiere la habilidad que adquiere
una empresa
para tener disponibilidad de activos de fácil
conversión en efectivo, reafirmando su capacidad para
cubrir en forma oportuna y sin retrasos sus obligaciones
financieras a corto plazo (E. Gómez, 2004).
Es importante señalar que en este marco se
propone esta razón para la evaluación
del riesgo, pero existen otras vías propuestas por la
autora y que se explican detalladamente en su Tesis
presentada en opción al grado científico de Master
en Ciencias
Económicas (Universidad de
Matanzas, 2005). Estas alternativas se muestran a
continuación:
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