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Derecho fundamental de un débil jurídico (página 8)




Enviado por Ad�n Prieto



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

En este mismo orden de ideas Diego Gracia apunta: "…
aceptar que los profesionales sanitarios actúen en el
cuerpo de otra persona
directamente y con la intención de poner fin a su vida , a
petición expresa y explícita de ellos, yo no lo
aceptaría….Sería claramente imprudente. Una cosa
es respetar la voluntad de una persona y otra actuar en el cuerpo
de otra persona, con la intención directa de quitarle la
vida".

Partidarios de la eutanasia
exponen sobre la inviolabilidad del derecho a la vida, pero
argumentan sobre su alienabilidad en ciertas ocasiones. La
alienabilidad la justifican, por ejemplo, el querer dar una
"muerte digna",
o una muerte porque se ha perdido "la buena calidad vital",
hechos que -según su posición- justificarían
la eutanasia para devolver dignidad a la
persona, o para evitar el dolor. Estos argumentos son falaces,
pues la dignidad de una persona no se disminuye por el dolor, es
la misma para todas las personas, ésta deviene por el solo
hecho de ser personas. Por otra parte existen derechos, como el derecho a
la vida, que son de carácter inviolable e inalienables.
Así por ejemplo la libertad y
la
educación son derechos a los que el ordenamiento
jurídico les da la característica de la
inalienabilidad. La justificación jurídica de esto
se encuentra en las experiencias reales sobre lo que sucede
cuando, por ejemplo, no se controla la efectiva aplicación
de la enseñanza obligatoria.

El argumento pro o antieutanásico debe observar
igualmente la tentación del homicidio por
compasión. Matar en ciertos casos por compasión, se
convierte en una valoración moral negativa
por los efectos en pendiente. Diego Gracia apunta "la acción
transitiva que se realiza en el cuerpo de otra persona para poner
fin a la vida , a mi me parece que es peligrosa porque abre un
camino que luego es difícil de parar.

La postura antieutanásica puede ser justificada
desde varias perspectivas: la religiosa, la social, la moral, la
jurídica.

Se debe tomar en cuenta que la despenalización de
una práctica es una decisión fundamentalmente
jurídica. Al tratar la eutanasia desde la perspectiva de
su legalización hay que considerar situaciones reales,
como el hacinamiento que sufren los hospitales sobrecargados de
pacientes, necesidad de contar con órganos para posibles
transplantes, elevados costos
económicos de los tratamientos médicos, disputas
familiares a la hora de heredar. El derecho no puede dejar al
margen situaciones fácticas que ocurren todos los
días. No puede pensarse que vivimos en una sociedad donde
priva siempre "la buena voluntad" y la "bondad de todas las
personas". Si esto fuera así, en otras ramas del Derecho
el Legislador no se hubiera preocupado por regular instituciones
como la "sucesión legal" o la "legítima". Un
ordenamiento jurídico que establece el derecho a la vida
parte de la base de que existen personas que actúan en
determinadas circunstancias contra este derecho.

La regulación jurídica de los bienes
indisponibles debe mirar más los efectos sociales que la
perspectiva individual de la autonomía del paciente. Si el
Derecho prohíbe la enajenación de "bienes indisponibles", como
el cuerpo o los órganos, no lo hace sólo por el
bienestar del "enajenante" sino por la necesidad de regular
acciones cuyas
consecuencias anárquicas se extenderían más
allá de cada caso y de cada persona. De admitirlo, los
ricos tendrían "sangre"
,"órganos" y "cuerpo" y los pobres se quedarían
privados de ellos. Se afectaría pues a los grupos
vulnerables, sin salud y sin dinero.

Estas situaciones fácticas no escapan de las
posibles consecuencias de la legalización de la eutanasia.
Otorgar una autorización para que una persona mate a otra,
es decir, que individuos en situación objetiva de
superioridad reciban autorización general para matar a
otros en situación objetiva de dependencia, es muy
peligroso. Se trata de una excepción a la
protección jurídica de un valor como la
vida. Se empezaría por quitar la vida y se
terminaría en el holocausto
nazi.

Frances Abel expone que "lo que se pide es que en
determinadas circunstancias se autorice a que una persona mate a
otra". Este es el aspecto básico que afecta al
jurista.

Respecto a la postura religiosa, se concibe que Dios ha
otorgado la vida al hombre, y
sólo el Creador puede despojarlo de ésta. Esta
postura para algunos es un factor de perturbación en el
debate. El
grupo cultural
que con mayor fuerza
defiende la "cultura de la
vida " en contra de la "cultura de la muerte" es
el catolicismo, al cual hace oposición el sistema de
pensamiento
dominante en la sociedad post-moderna: agnosticismo. Quienes han
argumentado sobre la indisponibilidad de la propia vida han
recurrido a argumentos religiosos. Esta postura no procede
únicamente de autores cristianos, sino también del
paganismo grecorromano. Es corriente escuchar voces de
descrédito contra los argumentos religiosos
antieutanásicos; sin embargo a este problema se le trata
desde un punto de vista médico, filosófico,
jurídico, ético. ¿Por qué no se le
puede tratar desde el punto de vista religioso?

Argumentos antieutanásicos de peso señala
el informe que el
New York State Task Force on Life and The Law realizó en
1994, el cual hace énfasis en la prevención de
errores y abusos médicos o de otras personas que pueden
ayudar a morir, en la amenaza para un número mayor de
personas que podrían acogerse a esta opción por
estar sometidas a depresión,
coacción, o dolor muy fuerte; en la protección de
los individuos vulnerables; en la coacción o persuasiones
no legítimas sobre el paciente; en la dificultad de
delimitar objetivamente los límites de
la eutanasia, que tenderán a subjetivizarse y ampliarse,
entre otros.

Casos como el holandés , donde la eutanasia no
está legalizada, pero si despenalizada en ciertos
supuestos, se muestran como una amenaza latente. En Holanda, la
eutanasia se practicaba en un inicio a "petición de los
pacientes", pero el informe Remmelink revela que un porcentaje
muy alto de prácticas eutanásicas no se
hacían con consentimiento de los pacientes. La
práctica de 3.000 a 3.200 eutanasias al año, no es
un hecho del que hay que enorgullecerse, sino más bien
avergonzarse.

Con la despenalización de la eutanasia,
podrían ocurrir consecuencias semejantes a las ocurridas
luego de la legalización limitada de la
interrupción voluntaria del embarazo.
Ambas figuras tienen un parecido especial: tanto en este tipo de
aborto, como
en la eutanasia se pretende otorgar una excepción al valor
"vida" por razones "humanitarias". En España el
control sobre el
cumplimiento de los requisitos legales para prácticas
abortivas es muy débil, por tanto es preocupante que
respecto a la eutanasia, se repita la historia del descontrol de
los requisitos para el aborto
permitido.

– A favor y en contra

La vida como un derecho inalienable, al optar por la
eutanasia, estoy entregando mi libertad y al mismo tiempo
acabando con ella, cuestión aún sin
resolver.

Los límites de la Eutanasia:
¿cuáles son? ¿bajo qué circunstancias
se debe aplicar? ¿cómo legislarla? aunque se
plantean ciertos límites, aún no está claro
cómo aprobarla y bajo qué
límites.

¿Qué sucede con los enfermos
mentales?

¿Qué expectativas existen?
¿qué sucede con aquella persona que hizo su
testamento en vida autorizando ésta práctica y
luego no se arrepintió en el último
momento?

Es fácil pensar que mientras haya vida hay
esperanza sin embargo, hay que analizar y desentrañar
aún más el verdadero significado de esta frase. Y
¿qué pasaría si se encuentra la cura
anhelada para dicha enfermedad? También podría
aumentar el número de eliminaciones a débiles y
personas subnormales, podría aumentar el número de
homicidios con
máscara de eutanasia, con el sólo fin de cobrar
jugosas herencias o podría aplicarse la eutanasia
sólo para surtir el jugoso negocio del tráfico de
órganos, lo que muestra el peso
de los intereses económicos y políticos tras su
aprobación.

Y a favor ¿qué alegamos?

Todos tenemos un derecho a disponer de nuestra vida y
reivindicar la autonomía como parte integral de la
dignidad humana y expresión de ésta. Y así
como se tiene un derecho a vivir con dignidad, ¿por
qué no tener un derecho a morir
dignamente ?

No debe prolongarse la vida cuando ésta no se
pueda vivir, haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso
clínico interesante (como ocurre en muchos hospitales
actualmente).

Es un mar de preguntas. Sin embargo, ya existe una
cierta conciencia en
nuestro tiempo para que ella sea aceptada de alguna manera,
los valores se
han ido transformando poco a poco y ya se está llegando, a
que algún día, no muy lejano, se apruebe el derecho
a una muerte justa, en los términos aquí
planteados.

La discusión sigue abierta…

– Testamento Vital

(Manifestación de voluntad sobre el final de mi
propia vida)

 Yo………………………………………………..,
con D.N.I.: …………………………….., mayor de edad,
con domicilio en
………………………………………………………………………………………………………,
en plenitud de mis facultades mentales, libremente y tras
prolongada reflexión, DECLARO:

Que, si llego a encontrarme en una situación
en la que no pueda tomar decisiones sobre mi cuidado
médico, a consecuencia de mi deterioro físico y/o
mental, por encontrarme en uno de los estados clínicos
enumerados en el punto 4 de este documento, y si dos
médicos independientes coinciden en que mi estado es
irreversible, mi voluntad inequívoca es la
siguiente:

1.Que no se prolongue mi vida por medios
artificiales, tales como técnicas
de soporte vital, fluidos intravenosos, fármacos o
alimentación artificial.

2.Que se me suministren los fármacos
necesarios para paliar al máximo mi malestar, sufrimiento
psíquico y dolor físico causados por la enfermedad
o por falta de fluidos o alimentación, aún en el
caso de que puedan acortar mi vida.

3.Que, si me hallo en un estado particularmente
deteriorado, se me administren los fármacos necesarios
para acabar definitivamente, y de forma rápida e indolora,
con los padecimientos expresados en el punto 2 de este
documento.

4.Los estados clínicos a las que hago
mención más arriba son: Daño
cerebral severo e irreversible. Tumor maligno diseminado en fase
avanzada. Enfermedad degenerativa del sistema nervioso
y/o del sistema
muscular en fase avanzada, con importante limitación
de mi movilidad y falta de respuesta positiva al tratamiento
específico si lo hubiere. Demencias pre-seniles, seniles o
similares. Enfermedades o situaciones
de gravedad comparable a las anteriores.

Otras: (especificar si se desea)

……………………………………………………………………………………

5.Designo como mi representante para que vigile el
cumplimiento de las instrucciones sobre el final de mi vida
expresadas en este documento, y tome las decisiones necesarias
para tal fin, a:

 

Nombre del
representante……………………………………………………………..
D.N.I:………………………..

6.Manifiesto, asimismo, que libero a los
médicos que me atiendan de toda responsabilidad
civil y penal que pueda derivarse por llevar a cabo los
términos de esta declaración.

7.Me reservo el derecho de revocar esta
declaración en cualquier momento, en forma oral o
escrita.

Fecha……………………
Lugar…………………….
Firma………………………………

 

TESTIGOS:

1.Nombre………………………………………….
DNI…………..
Firma……………………………

2.Nombre………………………………………….
DNI…………..
Firma…………………………….

 

REPRESENTANTE:

Firma……………………………………………………….
Fecha……………………………

Asociación Derecho a Morir Dignamente

Apartado 31.134

08080 BARCELONA

– Situación legal del Testamento
Vital

Los documentos del
tipo del testamento vital no tienen un apoyo legal
específico en España ni en Venezuela;
pero, como toda declaración personal de
voluntad, sí que tienen una validez. De hecho se ha
demostrado, en la práctica, que facilitan las decisiones
de quienes le rodean en las situaciones de enfermedad que en
él se expresan e inciden en las actuaciones
médicas. Si llegase o tuviera que irse ante un tribunal
para defender lo expresado en su testamento vital, éste
sería una prueba de inmenso valor porque contiene: la
firma ante un notario para que éste atestigüe la
misma y de no ser así ha de firmar ante dos testigos y
además tener un representante y si posteriormente lo
reconsidera, anularlo.

5. Dignidad eutanásica

La Dignidad Humana representa el núcleo del
problema en la justificación proeutanásica y
antieutanásica. Las argumentaciones proeutanásicas
por una parte defienden la postura de la "muerte digna", y las
pro-vida se refieren a la defensa de la dignidad del paciente en
fase terminal. Sin embargo ambas corrientes coinciden en definir
como indigna un tipo de muerte: la distanasia, muerte producto de
una prolongación innecesaria de la vida a través de
ensañamiento terapéutico, por ejemplo.

Es importante hacer mención a estas distintas
acepciones sobre la dignidad. La corriente pro-vida defiende la
dignidad de toda vida humana , incluso en el transe de morir, en
toda su duración, y es poseída por todos sin
distinción. Por su parte, la corriente proeutanasia afirma
que la vida humana ha sido dotada de una dignidad que se reparte
de forma desigual entre los seres humanos, y que sufre
fluctuaciones en cada uno, de acuerdo al transcurso del tiempo,
pudiendo desaparecer. Para esta corriente, la dignidad consiste
en la calidad de
vida, de lo que se interpreta que al decaer la calidad de
vida, la vida pierde su dignidad y deja de ser respetada, por lo
tanto, sin dignidad la vida del hombre deja de ser humana,
anticipándole la muerte como una solución para
devolverle la dignidad. Para ellos (proeutanásicos) la
dignidad humana es destruida por el dolor o el sufrimiento. Esto
es notoriamente peligroso. Ellos defienden el derecho a morir
como alternativa. Argumentan asimismo que el tratamiento del
dolor no es respuesta al problema, ya que siempre
existiría un cansancio de vivir, o angustia existencial.
Evidentemente al reconocer estos argumentos, tendríamos
que reconocer un homicidio permitido legalmente. Sería
entonces la introducción de una excepción al
deber jurídico de no matar.

El juicio sobre el impacto del sufrimiento en la
dignidad humana es uno de los aspectos mas relevantes que
distinguen las corrientes proeutanásica de la pro-vida.
Los defensores de la vida alegan que el sufrimiento no disminuye
la dignidad humana. Si la opción vital principal fuera
evitar el sufrimiento, sería lógico buscar el
suicidio como
alternativa. Igualmente no puede despreciarse el valor
intrínseco del sufrimiento, cuando múltiples
experiencias humanas han descubierto en el sufrimiento la
razón esencial de sus vidas. Personas luego de contemplar
un fuerte sufrimiento en sus vidas, se han inclinado al servicio
filantrópico, humanitario, por ejemplo.

6. La sociedad actual ante la
Eutanasia

La Eutanasia es un problema social. Lo fue en aquellas
sociedades
primitivas en que se practicaba la eliminación de vidas
consideradas inútiles, costumbre que estuvo admitida
respecto a los recién nacidos con malformaciones o los
ancianos, hasta la llegada del cristianismo
que erradicó esta tendencia inhumana pero, en nuestro
siglo vuelve a convertirse en problema que pretende su
legalización.

Desde los años 30, vienen surgiendo agrupaciones
en defensa de la eutanasia que intentan proponer leyes
permisivas… sin embargo, la actitud a
favor de la eutanasia de estos pequeños grupos, y cierta
mentalidad de relativización del respecto debido al ser
humano (expresado por ejemplo: en el aborto), van calando en la
sociedad, convirtiendo de nuevo a la eutanasia en un problema
social que vuelve a aparecer después de haber sido
superado.

Aceptar la eutanasia no es un signo de
civilización. ¿Dónde está la
fundamentación de la dignidad de la persona humana? no es
en el mismo hecho radical de ser humano, independiente de
cualquier otra circunstancia como raza, sexo, religión, salud,
edad, habilidades, o capacidad mental o
económica.

Los progresos científicos y técnicos en la
lucha contra el dolor, tan propios de la era moderna, pueden dar
esta falsa apariencia de civilización a la eutanasia, en
la medida en que se la presenta como una forma más de
luchar contra el dolor y el sufrimiento. Pero ya sabemos que la
eutanasia consiste en eliminar al que sufre para que deje de
sufrir.

Puntualizamos, no es una actitud masoquista, pero el ser
humano no pierde dignidad por sufrir; lo indigno es basar su
dignidad en el hecho de que no sufra.

La dignidad humana se fundamenta en la dignidad
personal.

La experiencia acredita que las leyes permisivas se
aprueban presuntamente para dar solución a determinados
casos extremos especialmente dramáticos para la
sensibilidad común, pero acaban creando una mentalidad que
trivializa esas situaciones hasta convertirlas en hechos
socialmente admisibles y que se realizan cada vez más. En
el caso de la eutanasia, no pasaría diferente, se
presentaría la ley comuna
solución para "casos límite" de vida vegetativa,
obstinación terapéutica, etc. y terminaría
siendo una opción normal ante casos de enfermedad o
degeneración biológica irreversible.

El proceso
descrito responde a la más elemental sicología
humana: cuando algo prohibido se permite y empieza a practicarse,
se comienza a ver más como normal, y si resulta , en
algunos supuestos, un lucro para algunos -que de facto lo
es- y ayuda a eliminar

Por ello los médicos de la UE dicen no a
la eutanasia y piden regular Internet debido a las
actuales vulneraciones que vivimos y sufrimos.

El Comité Permanente de Médicos Europeos
ha aprobado en su última reunión una Guía de
buenas prácticas clínicas en Internet y una
resolución contra la eutanasia, según
informó la
Organización Médica Colegial.

El CPME es un ente internacional que actúa de
paraguas de las organizaciones
nacionales de médicos de los países de la Unión
Europea y el Espacio Económico Europeo. Acoge a nueve
organizaciones europeas constituidas por profesionales de
diferentes sectores, como la Unión Europea de
Médicos Especialistas, la Unión Europea de
Médicos Generales, el colectivo de Médicos
Jóvenes en Formación y la Federación Europea
de Médicos Asalariados, representando a 1,4 millones de
facultativos.

En lo que se refiere a la eutanasia, la
resolución aprobada destaca que el médico "no
puede, ni a petición del enfermo ni de cualquier otra
persona, llevar a cabo ni ayudar a llevar a cabo tratamientos que
puedan provocar intencionadamente la muerte del paciente".
Asimismo, las decisiones que se tomen en enfermedades cuyo
pronóstico sea nefasto "sin lugar a dudas" o que
estén en fase terminal "no deben estar condicionadas por
motivos económicos, sociales o de otra índole, sino
exclusivamente para aliviar el sufrimiento y proteger la calidad
de vida del paciente".

La guía sobre Internet trata de ser el código
de conducta
profesional de ámbito comunitario pedido por la directiva
sobre aspectos jurídicos de los servicios de
la información, que regula en particular el
comercio
electrónico en la sociedad de la
información.

Por otra parte, el CPME ha pedido a la Comisión
que la telemedicina
quede sujeta a la directiva sobre libre circulación de
médicos y reconocimiento mutuo de títulos, para
garantizar la calidad de la asistencia por este medio.
Además, ha propuesto el reembolso de estos servicios a
través de la Seguridad
Social.

Garantizar y regular la eutanasia y los cuidados
paliativos es tarea de todos.

España es, después del Reino Unido, el
país europeo más desarrollado en cuidados
paliativos. El directorio oficial de 2000 registraba 206 programas de
cuidados paliativos, con 400 médicos y otros 1.000
profesionales participantes, que atendían a 26.000
pacientes. Sin embargo, este avance es insuficiente, pues en
España mueren cada año 90.000 enfermos de
cáncer, una de las patologías que acarrean
típicamente sufrimiento terminal.

Este contexto ha llevado a la Asamblea de la OMC a
posicionarse institucionalmente a través de la
Declaración sobre la atención médica al final de la
vida.

El texto se
centra en el desarrollo de
"la atención integral y la promoción de la calidad de vida en las
fases más avanzadas de las enfermedades crónicas
evolutivas y de los enfermos
terminales", que "deben ser consideradas como un derecho
fundamental de las personas y una prioridad para las
administraciones y organizaciones sanitarias y sociales".
Los medios para dar eficacia a este
derecho son -según Marcos Gómez Sancho-, "el
desarrollo del Plan Nacional de
Cuidados Paliativos aprobado por el Consejo Inter.-territorial" y
"la formación de pregrado, postgrado y continuada" que
permita al médico "atender a los enfermos en fases
avanzada y terminal, tanto en el control de síntomas, como
en los principios de
la
comunicación, el apoyo emocional y la ética
clínica".

Gómez Sancho ha recordado que estas medidas
"reducen las peticiones de eutanasia al 0,05 por ciento, y casi
siempre son reversibles. Legalizar la eutanasia sin implantar
primero los cuidados paliativos es, como poco, una
irresponsabilidad.

El futuro está en la información, en la
autonomía y en los médicos (ver Angel Pelayo). Para
el jurista, será necesario el desarrollo de reglamentos
posteriores porque tanto la historia clínica como el
consentimiento informado quedan escasamente
concretados.

La futura ley de derechos de información
concernientes a la salud y la autonomía del paciente, y la
documentación clínica, que
actualmente está tramitándose en las Cortes, es
"bastante parca y poco concreta porque, de entrada, la
proposición de ley recoge que la historia clínica
está al servicio de la salud del paciente. Y esa es su
finalidad.

"Falta reglamentos posteriores para el desarrollo,
porque el consentimiento informado queda escasamente concretado
en algunos puntos que pueden provocar errores".

"Las futuras leyes no establecen qué es lo que
ocurre si se actúa sin el consentimiento del paciente en
el caso de que se materialice un daño del que no se ha
informado. En consecuencia, no queda claro si la responsabilidad alcanza a todo el daño o si
es una responsabilidad por una violación de la
autonomía de la voluntad".

Y esta autonomía está protegida por la
dignidad misma y reflejada en la vocación del Consejo de
Europa que es la
de proteger la dignidad de todos los seres humanos y los derechos
que nacen de ella.

7. La Eutanasia a lo largo de la
Historia

"Quedan autorizados para disponer cuanto sea
necesario, a fin de que los enfermos considerables incurables, a
tenor de los conocimientos actuales, se los pueda eliminar
físicamente para poner fin a sus
sufrimientos."

Adolf Hitler

Posiciones de diferentes corrientes del pensamiento
respecto a este tema: según el Jusnaturalismo es la
obligación por cuestión divina de respetar la vida
en toda circunstancia, existe una prohibición estricta
sustentada en leyes naturales de disponer por cuenta propia de la
vida. Juan Pablo II, en su encíclica "El Evangelio de la
Vida" define la Eutanasia como: "Adueñarse de la muerte,
procurándola de modo anticipado y poniendo así fin
"dulcemente" a la propia vida o a la de otro". Y se considera
esto como una "cultura de la muerte" que se ve en sociedades del
bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista, que va
en contra de los ancianos y los más débiles,
caracterizadas como algo gravoso e insoportable, aisladas por
la familia y
la sociedad, según lo cual una vida inhábil no
tiene ya valor alguno y redefine la Eutanasia como una
acción o una omisión que por su naturaleza y
en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar
cualquier dolor situada en la intención y los métodos
usados.

 En términos de una teoría
utilitarista de los derechos, la eutanasia se nos muestra como
una opción más práctica en el caso de que se
nos presente una existencia marcada por el dolor y sin
posibilidades de felicidad. Desde esta perspectiva, la eutanasia
es buena dados los dolores que se le quitan a quien los
está sufriendo, se disminuyen los daños a la
sociedad y se termina con una "carga" para la familia.

En la Utopía de Tomás Moro, aparece el
concepto
médico y moral de la Eutanasia: "…Cuando a estos males
incurables se añaden sufrimientos atroces, los magistrados
y sacerdotes, se presentan al paciente para exhortarle tratan de
hacerle ver que está ya privado de los bienes y funciones
vitales…y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar
en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí
mismo o permitir que otros le liberen… esto es, la muerte no le
apartará de las dulzuras de vida sino del suplicio y se
realiza una obra …piadosa y santa…este tipo de muerte se
considera algo honorable" Aquí se ve: una atención
esmerada a los enfermos, una enfermedad intolerable, que legitima
la muerte voluntaria y la eutanasia en utopía , tiene en
cuenta los derechos de la persona: responsabilidad moral,
libertad, los sacerdotes son intérpretes de la
divinidad.

Hume, critica la posición eminentemente moralista
del suicidio y de paso la eutanasia así: nuestro horror a
la muerte es tan grande que cuando ésta se presenta bajo
cualquier otra forma distinta de la que un hombre se había
esforzado en reconciliar con su imaginación, adquiere
nuevos aspectos aterradores y resulta abrumadora para sus pocas
fuerzas. Y cuando las amenazas de la superstición se
añaden a esta natural timidez, no es extraño que
consigan privar a los hombres de todo poder sobre
sus vidas y va en contra de un determinismo al decir que si el
disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al
todopoderoso, y fuese una infracción del derecho divino el
que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal
sería el que un hombre actuara para conservar la vida,
como el que decidiese destruirla y finalmente justifica la
eutanasia en términos prácticos al decir que: una
vez que se admite que la edad, la enfermedad o la desgracia
pueden convertir la vida en una carga y hacer de ella algo peor
que la aniquilación. Creo que ningún hombre ha
renunciado a la vida si esta mereciera conservarse." Quien se
retira de la vida no le produce daño a la sociedad , a lo
sumo deja de producirle un bien .

En términos de Kant, a él
no le importa la singularidad, el suicidio es malo, al contrario
de Hume, por que viola deberes para conmigo mismo, el respeto por
nosotros mismos. Frente a la eutanasia tiene en cuenta es la
potencialidad de ese ser humano que se quita la vida, las
posibilidades de desarrollo de sus capacidades. La vida no vale
por sí misma, sino en función de
un proyecto de vida
ligado con una libertad y una autonomía, ésta se
justifica si permite la base material para una vida
digna.

– Valor de la Vida Humana

La vida humana es el fundamento de todos los bienes, la
fuente y condición necesaria de toda actividad humana y de
toda convivencia social. Si la mayor parte de los hombres creen
que la vida tiene un carácter sacro y que nadie puede
disponer de ella a capricho, es sólo fomento de criterio y
respeto la decisión propia.

8. Posición del Estado

Si se aprobase la Eutanasia por parte de un Estado, debe
tenerse en cuenta aspectos como los siguientes:

El testamento en Vida. El derecho a la intimidad. El
derecho a la libre disposición del cuerpo. La "eutanasia
social" donde los desechables pueden ser eliminados muy
suavemente, sin condenas morales y desconociéndoles de
alguna manera sus más elementales derechos. La
aplicación continuada de medios extraordinarios para
alargar la vida o la agonía –clara violación
de los derechos constitucionales del paciente-, la ayuda de
comisiones éticas a la hora de tener que tomar decisiones
de ésta índole, para aconsejar a los pacientes, si
se puede, a los familiares y a los médicos y puedan
establecer directrices hospitalarias sobre el trato a los
moribundos; y si llegase a legislarse sobre la materia (cosa
no fácil de lograr), ésta legislación debe
ser lo suficientemente amplia y clara para que quepa la
posibilidad de que cada caso (por ejemplo el de la persona que
padece una enfermedad incurable, dolorosa e irreversible; o el
del cuadrapléjico lúcido a quien ya no le importa
vivir) presenta sus propias y peculiares dificultades. El estado debe
alentar y ser garante de los individuos para que tomen decisiones
con respecto a su futuro por sí mismos y de la mejor
manera que puedan para que éstos decidan sobre su futuro
autónomamente.

Es abogar por eliminar el sufrimiento del hombre y no al
hombre que sufre.

TERCERA PARTE

Dignidad y
Decisión

Capítulo Primero

Débil Dignidad

1. Dignidad

El término dignidad, remontándonos a su
etimología, proviene del latín "dignitatem"
que significa excelencia moral; es el justiprecio moral y
reconocimiento del valor de todo ser humano como persona por
sí mismo y por la sociedad a la cual pertenece.

La dignidad es una forma de autoconciencia; es decir, es
el control de la propia personalidad
que permite al ser humano comprender la responsabilidad, con
respecto a sí mismo y a la sociedad, y a esta
última, reconocerla en la práctica de los derechos
de la persona.

La dignidad personal es el más alto valor
ético. Se refleja en cada acto humano, en las relaciones
interpersonales, en la actividad cotidiana y en la
acción social. El humanismo
enaltece a la persona humana por su misma condición, la
dignidad, intrínseca al ser humano, ayuda a luchar contra
la humillación por motivos de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición
o circunstancia de las personas en la vida cotidiana y social de
la sociedad actual.

Por esta simple razón el ser humano debe ser
respetado -como persona- desde el primer momento de su
existencia; ¿por qué?

Los procedimientos de
fecundación artificial han hecho posible
intervenir sobre el primer estadio de la vida humana con
modalidades y fines de diverso género,
por ejemplo:

a.- diagnósticos terapéuticos,

b.- avances científicos y,

c.- propósitos comerciales.

De todas estas consideraciones surgen graves
consecuencias.

¿Se puede hablar de un "derecho" a experimentar
sobre la dignidad humana en orden a la investigación científica?
¿Qué dirección elegir?

¿Qué legislación se debe establecer
en esta materia?

La respuesta a estas cuestiones exige una profunda
reflexión sobre la naturaleza y la identidad
propia -se habla hoy de "estatuto"- del embrión humano;
por lo menos, tiene un lugar. A este respecto la Iglesia
católica se pronuncia en el Concilio Vaticano II donde
pronuncia nuevamente su doctrina constante y cierta, según
la cual: "la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con
extremos cuidados desde el momento de la concepción. El
aborto y el infanticidio
son crímenes abominables".

Actualmente en la Carta de los
derechos de la familia, publicada por la Santa Sede, subraya que
"la vida humana ha de ser respetada y protegida de modo absoluto
desde el momento de su concepción".

Las discusiones actuales recaen en cuál es el
inicio de la vida del hombre, si es individual en sus primeros
estadios de vida y sobre la identidad de la vida humana como
persona, entre otras cosas. Recordemos según estas
consideraciones el contenido de la Declaración sobre el
aborto procurado: "Desde el momento en que el óvulo es
fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni
de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por
sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no
lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre… la
genética
moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que
desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo
que será ese viviente: un hombre, este hombre individual
con sus características ya bien determinadas. Con la
fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas
principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y
poder actuar".

Sigue siendo válida y es confirmada esta doctrina
a pesar de los recientes avances de la ciencia en
el ámbito de la biología humana (que
reconoce que en el cigoto resultante de la fecundación
está ya constituida la identidad biológica de un
nuevo individuo
humano).

Ciertamente ningún dato experimental es por
sí suficiente para reconocer de manera cierta e impecable,
que en el cuerpo existe un alma
espiritual; sin embargo, los conocimientos científicos
sobre el embrión humano ofrecen una indicación para
discernir racionalmente una presencia personal desde este primer
surgir de la vida humana y podríamos respondernos con una
pregunta: ¿cómo un individuo humano podría
no ser persona humana?.

El fruto de la especie humana desde el primer momento de
su existencia exige "respeto incondicionado" y ese respeto es
moralmente un deber, ya que el ser humano es, en su totalidad,
"persona corporal". El ser humano, por tanto, debe ser respetado
y tratado como persona desde el instante mismo de su
concepción y, por eso, a partir de ese momento se le deben
reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho
inviolable de todo ser humano, "inocente" además, a la
vida.

El criterio fundamental para la solución de los
diversos problemas
planteados por el desarrollo de las ciencias
biomédicas en este campo es indiscutiblemente el respeto a
la dignidad y la vida humana. El ser en desarrollo y naciente
debe ser tratado como persona. En el ámbito de la
asistencia médica el embrión también
habrá de ser defendido en su integridad, cuidado y sanado,
en la medida de lo posible, como cualquier otro ser humano; esta
aseveración acerca de la persona, es lógica.

Por ello, la Dignidad humana es un campo difícil
e intrincado.

Entendiéndola como el respeto a sí mismo,
es fácil demostrar de esta forma que esa dignidad se
fundamenta en la percepción
que cada uno tiene de respeto; de tal forma que, existen tipos de
dignidad, que se construyen a partir de la
subjetividad.

Esta atmósfera que
tristemente rodea al hombre, ha conducido a una progresiva
deshumanización que provoca serias repercusiones en el
ámbito ético, porque favorece conductas que no son
las que se exigirían a un determinado hombre según
una circunstancia específica.

Recuperar la calidad hombre-humano es importante para
esclarecer si es algo más que un mero sujeto u objeto de
manipulación tecnológica ávido de
privilegios y placeres, y si tiene por lo mismo una dignidad
especial en relación con el resto de los vivientes, o si
es simplemente uno de tantos vivientes con un grado evolutivo
mayor, como sostienen algunos.

Resulta importante retomar el profundo análisis que la misma historia se ha
encargado de hacer a través del tiempo y, que ha venido ha
convertirse en la clave de cualquier moral: la persona es un ser
absolutamente valioso per se, es decir, vale por sí
misma y no porque resulte útil para diferentes fines, en
una concepción maquiavélica. Las personas son
únicas y auténticas, aún a pesar de los
grandes avances técnicos de la
clonación, la naturaleza nos enseña de forma
indiscutible que al igual que unos gemelos monocigóticos,
en su constitución genética son
idénticos, en otras facetas como el carácter,
toma de
decisiones y principios, por ejemplo; son totalmente
distintos. De allí que resulte inadmisible fijarles un
precio,
intercambiarlas, instrumentalizarlas, o servirnos de
ellas.

Las personas tienen dignidad y no precio.

"En el sistema de la naturaleza el hombre es
un ser de escasa importancia y tiene con los demás
animales, en
tanto que productos de
la tierra, un
precio común. Incluso el hecho de que les aventaje en el
entendimiento y pueda proponerse fines a sí mismo
sólo le da el valor externo de su utilidad".

"Ahora bien, el hombre, considerado como persona, es
decir, como sujeto de una razón práctico-moral,
está situado por encima de todo precio; porque como tal no
puede valorarse sólo como medio para fines ajenos, incluso
para sus propios fines, sino como fin en sí mismo, es
decir posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a
la cual infunde respeto hacia él a todos los demás
seres racionales del mundo, puede medirse con cualquier otro de
esta clase y
valorarse en pie de igualdad". 

Cada persona puede llegar a ser realmente
autónoma. Requiere la solidaridad de
todos, como condición indispensable, los más
fuertes ayudan a los débiles, y que cada cual ponga lo
mejor que pueda de su parte para que todos resultemos
beneficiados.

La dignidad humana se encuentra referida a los tres
elementos siguientes:

  • RESPETO
                        
  • IGUALDAD
  • AUTOESTIMA

Su escaso valor paralelo como "homo" y "Zoon"
Aristotélico, no puede perjudicar la conciencia de su
dignidad como hombre racional. No debe renunciar a la autoestima
moral, como un deber del hombre hacia sí mismo. La
elevación de la autoestima, como sentimiento del propio
valor interno, desencadena en el hombre valores
internos, una dignidad que no puede perder y que le infunde
respeto por sí mismo. Este deber referente a la dignidad
de la humanidad en nosotros, es por tanto, un deber hacia
nosotros mismos.

  Para entender un poco más esta estructura un
tanto compleja de la dignidad humana son propuestos los
siguientes elementos con el fin de avanzar en la estrecha
relación que existe entre los hombres como seres
connaturales y las distintas reflexiones éticas, como
vinculante que trataría de responder a la existencia del
ser humano en su entorno, y no como un simple sujeto destinado a
registrar, manipular y crear objetos como única
característica de su existir. Trabajar, comer,
dormir.

Conciencia Ética: el hombre es capaz de
diferenciar entre lo que puede y lo que hace. Lo que es correcto
hacer redunda en bien de sí, de los demás y de la
naturaleza. El hombre  a diferencia de los animales
experimenta sentimientos de culpa, cuando ha incurrido en un acto
incorrecto.

Transformación de la realidad: el hombre
posee una vocación connatural, más allá de
la supervivencia biológica inmediata para hacer, fabricar,
transformar y dominar.

La Cultura: el hombre nunca se adapta a su medio
tal como lo encuentra, cada generación lucha por
transformarlo de acuerdo con sus necesidades y gustos. El deseo
de rodearse de un medio social y material en gran parte creado y
fabricado por él es lo que en principio llamamos
cultura.

Afán de Realización: todo hombre
siente el ímpetu de ser algo por sí mismo, de
identificarse en su individualidad, de no ser mero
apéndice, repetición o carga de otro; conseguir eso
es lo que se llama realizarse. Realizarse en su sentido
más simple, es adquirir con maestría una habilidad
que le beneficie a sí mismo y a los
demás.

Fin en sí Mismo: la conciencia humana le
urge a discernir entre correcto e incorrecto antes de actuar
sobre los demás; por eso se siente a su vez con derecho de
esperar que los demás hagan lo mismo. En este juego nunca
debe considerarse al hombre como simple medio para hacer bien a
otros, sino como un fin en sí mismo.

Valor existencial: dentro de la escala de seres
vivos es el único que se da cuenta de la valía de
su propia existencia. El hombre aprecia el alto significado de su
existencia, atribuyéndole un rango que las otras especies
ignoran.

Responsabilidad: obligación de reparar y
satisfacer, por sí o por otro a consecuencia de delito o de una
culpa.

Autonomía: el hombre goza de independencia
para decidir según lo que estime más conveniente o
mejor para sí y en total libertad. Independencia para
designar el hecho de ser libre, de no estar determinado
exclusivamente por causas biológicas, sociológicas
o culturales.

Intimidad: el hombre posee una intimidad, un
mundo interior que en parte se puede conocer si él decide
revelarlo, pero que entra en la esfera de la privacidad y que
debe ser respetado.

Libertad: en principio el hombre puede hacer con
su existencia lo que quiera, lo cual queda fuera de destino de
los demás vivientes; también en este sentido es fin
en sí mismo y responsable del manejo de ese
fin.

Solidaridad: el hombre es por naturaleza un ser
político y social (Aristóteles), lo cual significa que para
construir su individualidad necesita de la ayuda de los otros
hombres. Este recibir y dar comprende conocimientos, destrezas,
afectos, conductas, en una reprosidad espontánea y
generosa.

"La dignidad del hombre deriva de que es el único
de los vivientes de este mundo capaz de ver en conjunto la
precariedad de su existencia y de su historia y de apreciar en
este conjunto y dentro de si mismo su propia grandeza y
miseria". 

 2. Diagnóstico

Diagnóstico prenatal. ¿es
lícito? Si este se realiza respetando la vida e integridad
del embrión y del feto humano y
si se orienta hacia su custodia o hacia su curación, la
respuesta es afirmativa.

El diagnóstico prenatal busca dar a conocer las
condiciones del embrión o del feto cuando todavía
está en el seno materno; y permite, o consiente prever,
más precozmente y con mayor eficacia, algunas
intervenciones terapéuticas, médicas o
quirúrgicas. Este tipo de diagnóstico es
lícito si los métodos utilizados, con el
consentimiento de los padres debidamente informados, salvaguardan
la vida y la integridad del embrión y de su madre, sin
exponerles a riesgos
desproporcionados.

Se opone a la ley cuando contempla la posibilidad, en
dependencia de sus resultados, de provocar un aborto debido al
diagnóstico que atestigua la existencia de una
malformación o de una enfermedad hereditaria; esta
información no debe equipararse a una sentencia de muerte.
La mujer que
solicitase un diagnóstico con la decidida intención
de proceder al aborto cometería una acción
gravemente ilícita. Igualmente obraría de modo
contrario a la moral el cónyuge, los parientes o cualquier
otra persona que aconsejase o impusiese el diagnóstico a
la gestante con el mismo propósito de llegar en su caso al
aborto. También será responsable de
cooperación ilícita el especialista que, al hacer
el diagnóstico o al comunicar sus resultados, contribuyese
voluntariamente a establecer o a favorecer la
concatenación entre diagnóstico prenatal y
aborto.

Si se opta por el diagnóstico prenatal para
favorecer el aborto, entonces esta actitud se debe condenar, como
violación del derecho a la vida de quien ha de nacer y
como trasgresión de los prioritarios derechos y deberes de
los cónyuges, una directriz o un programa de las
autoridades civiles y sanitarias, o de organizaciones
científicas, que favoreciese de cualquier modo la
conexión entre diagnóstico prenatal y aborto, o que
incluso indujese a las mujeres gestantes a someterse al
diagnóstico prenatal planificado, con objeto de eliminar
los fetos afectados o portadores de malformaciones o enfermedades
hereditarias.

Salta a la vista otra pregunta:

3. Licitud para intervenir lo más
quebrantable: la Dignidad.

¿Son lícitas las intervenciones
terapéuticas sobre el embrión humano? Es
lícita toda intervención sobre el embrión
humano siempre que:

1.- se respeten la vida y la integridad del
embrión,

2.- que no se le exponga a riesgos desproporcionados
y,

3.- que tengan como fin su curación y la mejora
de sus condiciones de salud o su supervivencia
individual.

Sea cual sea el tipo de terapia médica,
quirúrgica o de otra clase, es preciso el consentimiento
libre e informado; si es un niño el consentimiento de los
padres, según las reglas deontológicas previstas.
La aplicación de este principio moral puede requerir
delicadas y particulares cautelas cuando se trate de la vida de
un embrión o de un feto.

Una acción terapéutica debe proponerse
como objetivo la
curación de las enfermedades y, gracias a los avances
científicos, superar los defectos cromosómicos,
será en principio considerada deseable, supuesto que
tienda a promover verdaderamente el bienestar personal del
individuo, sin causar daño a su integridad y sin
deteriorar sus condiciones de vida. Una acción de este
tipo es de facto un hecho moralmente aceptado.

Por ello la decisión de la investigación con células
madre no es modelo
adecuado. Existen otras alternativas.

4. La investigación vulnerativa

Es decir: ¿Se puede valorar "moralmente" la
investigación y la experimentación sobre embriones
y fetos humanos aún vulnerando su fin?

Ha de ser un no rotundo. La investigación debe
renunciar a intervenir sobre embriones vivos, a no ser que exista
la certeza de que no se causará daño alguno a su
vida y a su integridad o a la de la madre, y sólo en el
caso de que los padres hayan otorgado su consentimiento, libre e
informado, a la intervención sobre el embrión. Se
desprende de esto que toda investigación, aunque se limite
a la simple observación del embrión, será
ilícita cuando, a causa de los métodos empleados o
de los efectos inducidos, implicase un riesgo para la
integridad física o la vida del
embrión.

En torno a la
experimentación, su finalidad debe directamente ser
terapéutica para el sujeto mismo; también es
necesario distinguir la que se practica sobre embriones
todavía vivos de la que se hace sobre embriones muertos.
Si se trata de embriones vivos, sean viables o no, deben ser
respetados como todas las personas humanas; la
experimentación no directamente terapéutica sobre
embriones es ilícita. Ninguna finalidad, aunque fuese en
sí misma noble, como la previsión de una utilidad
para la ciencia, para
otros seres humanos o para la sociedad, puede justificar de
algún modo las experiencias sobre embriones o fetos
humanos vivos, viables o no, dentro del seno materno o fuera de
él. El consentimiento informado, requerido para la
experimentación clínica en el adulto, no puede ser
otorgado por los padres, ya que éstos no pueden disponer
de la integridad ni de la vida del ser que debe todavía
nacer. Por otra parte, la experimentación sobre los
embriones o fetos comporta siempre el riesgo, y más
frecuentemente la previsión cierta, de un daño para
su integridad física o incluso de su muerte.

Utilizar el embrión humano o el feto, como objeto
o instrumento de experimentación, es un delito directo
contra su vida y su dignidad de ser humano. Todos tenemos derecho
al mismo respeto, tanto el niño ya nacido como el anciano
moribundo. Son personas humanas. La praxis de
mantener en vida embriones humanos, in vivo o in vitro, para
fines experimentales o comerciales, es completamente contraria a
la dignidad humana. No es su fin.

Ejemplo palpable: la fecundación "in
vitro".

Los embriones humanos obtenidos in vitro son seres
humanos y sujetos de derechos: su dignidad y su derecho a la vida
deben ser respetados desde el primer momento de su existencia. Es
inmoral producir embriones humanos destinados a ser explotados
como "material biológico" disponible.

En la práctica habitual de la fecundación
in vitro no se transfieren todos los embriones al cuerpo de la
mujer; algunos
son congelados o, en el peor de los casos, destruidos. Resulta
una obligación denunciar la particular gravedad de la
destrucción voluntaria de los embriones humanos obtenidos
"in vitro" con el solo objeto de investigar, ya se obtengan
mediante la fecundación artificial o mediante la
"fisión gemelar" determinando arbitrariamente quién
vivirá y quién morirá, eliminando en este
caso seres humanos indefensos.

Los métodos de observación o de
experimentación, que causan daños o imponen riesgos
graves y desproporcionados a los embriones obtenidos "in vitro",
son moralmente ilícitos por la misma razón. Todo
ser humano ha de ser respetado por sí mismo, y no puede
quedar reducido a un puro y simple valor instrumental en
beneficio de otro. Por ello no es conforme a la moral exponer
deliberadamente a la muerte embriones humanos obtenidos "in
vitro" y, por haber sido producidos in vitro, estos embriones, no
transferidos al cuerpo de la madre y denominados "embriones
sobrantes", quedan expuestos a una suerte absurda, sin que sea
posible ofrecerles vías de supervivencia seguras y
lícitamente perseguibles.

Nos enfrentamos a una realidad cruda. Hoy conocemos que
el progreso superó la ficción. Por ejemplo: las
técnicas de fecundación in vitro pueden hacer
posibles otras formas de manipulación biológica o
genética de embriones humanos, como son:

a.- los intentos y proyectos de
fecundación entre gametos humanos y animales,

b.- la gestación de embriones humanos en
útero de animales y,

c.- la hipótesis y proyecto de construcción de úteros artificiales
para el embrión humano.

Estos procedimientos son contrarios evidentes a la
dignidad del ser humano, a la dignidad propia del embrión
y, al mismo tiempo, lesionan el derecho de la persona a ser
concebida y a nacer "naturalmente".

También los intentos y las hipótesis de
obtener un ser humano sin conexión alguna con la sexualidad
mediante "fisión gemelar", clonación, partenogénesis, etc.,
deben ser considerados contrarios a la moral en cuanto que
están en contraste con la dignidad tanto de la
procreación humana como de la unión
conyugal.

La misma congelación de embriones, aunque se
realice para mantener en vida al embrión
-crioconservación-, constituye una ofensa al respeto
debido a los seres humanos, por cuanto les expone a graves
riesgos de muerte o de daño a la integridad física,
les priva al menos temporalmente de la acogida y de la
gestación materna y les pone en una situación
susceptible de nuevas lesiones y manipulaciones.

Algunos intentos de intervenir sobre el patrimonio
cromosómico y genético no son terapéuticos,
sino que miran a la producción de seres humanos seleccionados
en cuanto al sexo o a otra cualidades prefijadas. Estas
manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser
humano, a su integridad y a su identidad. No pueden justificarse
de modo alguno a causa de posibles consecuencias beneficiosas
para la humanidad futura. Cada persona merece respeto por
sí misma: en esto consiste la dignidad y el derecho del
ser humano desde su inicio.

La obligación de evitar riesgos desproporcionados
exige un auténtico respeto del ser humano y la rectitud de
la intención terapéutica. Esto comporta que el
médico "antes de todo deberá valorar atentamente
las posibles consecuencias negativas que el uso necesario de una
determinada técnica de exploración puede tener
sobre el ser concebido, y evitará el recurso a
procedimientos diagnósticos de cuya honesta finalidad y
sustancial inocuidad no se poseen suficientes garantías. Y
si, como sucede frecuentemente en las decisiones humanas, se debe
afrontar un coeficiente de riesgo, el médico se
preocupará de verificar que quede compensado por la
verdadera urgencia del diagnóstico y por la importancia de
los resultados que a través suyo pueden alcanzarse en
favor del concebido mismo". Esta aclaración sobre los
"riesgos proporcionados" debe tenerse presente siempre que, en
adelante, la presente Instrucción utilice esos
términos.

Como los términos "investigación" y
"experimentación" se usan con frecuencia de modo
equivalente y ambiguo, parece oportuno precisar el significado
que tienen en este documento:

a.- por "investigación" se entiende cualquier
procedimiento
inductivo-deductivo encaminado a promover la observación
sistemática de un fenómeno en el ámbito
humano, o a verificar una hipótesis formulada a
raíz de precedentes observaciones.

b.- por "experimentación" se entiende cualquier
investigación en la que el ser humano (en los diversos
estadios de su existencia: embrión, feto, niño o
adulto) es el objeto mediante el cual o sobre el cual se pretende
verificar el efecto, hasta el momento desconocido o no bien
conocido, de un determinado tratamiento (por ejemplo:
farmacológico, teratógeno, quirúrgico,
etc.).

"Yo condeno del modo más explícito y
formal las manipulaciones experimentales del embrión
humano, porque el ser humano, desde el momento de su
concepción hasta la muerte, no puede ser explotado por
ninguna razón".

"Es inaceptable toda forma de experimentación
sobre el feto que pueda dañar su integridad o empeorar sus
condiciones, a no ser que se tratase de un intento extremo de
salvarlo de la muerte".

"A falta de otros remedios, es lícito recurrir,
con el consentimiento del enfermo, a los medios puestos a
disposición por la medicina
más avanzada, aunque estén todavía en estado
de experimentación y no estén privados de
algún riesgo".

Nadie puede reivindicar, antes de existir, un derecho
subjetivo a iniciar la existencia; sin embargo, es
legítimo sostener el derecho del niño a tener un
origen plenamente humano a través de la concepción
adecuada a la naturaleza personal del ser humano. La vida es un
don que debe ser concedido de modo conforme a la dignidad tanto
del sujeto que la recibe como de los sujetos que la transmiten.
Esta aclaración habrá de tenerse presente
también en relación a lo que se dirá sobre
la procreación artificial humana.

Capítulo Segundo

La
diversidad humana

  1. Apreciación sobre la diversidad
    humana

En los últimos años del siglo pasado,
viven su esplendor dos aproximaciones a la naturaleza
humana. Una va dirigida a su núcleo más
profundo: el Proyecto Genoma Humano, no solo por el placer del
conocimiento,
pues una de las metas más importantes es la
identificación de variantes anómalas, causantes de
enfermedades hereditarias, abriendo así la esperanza a
nuevas vías de terapia. La otra es más
académica pero, como poco, igual de atractiva: se va
perfilando nuestro origen prehistórico mediante teorías
y datos cada vez
más ajustados. El interés se
ha multiplicado con el descubrimiento en la Península
Ibérica de un eslabón común a las ramas
neandertal y sapiens, de hace 800.000 años. Restos muy
posteriores (24.000 años) indican que la
eliminación de los primeros quizá no haya sido tan
radical como afirma el modelo más aceptado; al menos en la
Península, neardentales y sapiens tal vez se hayan llevado
lo suficientemente bien como para dejar descendientes
comunes.

¿Nos acercamos a nuestra naturaleza?

Tal vez. Pero, debido a la cascada de descubrimientos de
genes para esto y genes para aquello, muchos se han lanzado a
extrapolaciones, del todo ilegítimas, sobre cómo es
y cómo debería ser la humanidad. Sin darnos cuenta,
se adoptan ideas muy sesgadas, que justifican las desigualdades
sociales a través de una supuesta base biológica y
que cada vez nos separan más de un común
denominador: la Dignidad en la diversidad.

Reflexión siempre necesaria, es ahora
especialmente importante pensar qué somos y qué no
somos. La diversidad es una propiedad
intrínseca de la humanidad (como de cualquier otra
especie). La perfección biológica no existe y no es
siquiera deseable. Si hay un prototipo, ¿en qué
condiciones quedan los que difieren? Y, puesto que uno pretende
parecerse más o menos al modelo, ¿hay personas de
primera, de segunda y de tercera clase?

2. La triste falacia del "prototipo" y las razas.
Determinismos genético y ambiental.

Este terreno es sumamente resbaladizo. El concepto de
qué es una persona y un hombre perfecto no solamente
condiciona lo que se debe o no tratar, sino que se puede llevar a
clasificar y degradar las personas por unas más que
discutibles características genéticas
defectuosas.

La naturaleza humana se encuentra inmersa en la
concepción de que existe un prototipo: el genoma humano,
el primer hombre. Afortunadamente, los científicos
más implicados tienen claro que el estudio del genoma
humano pasa por la caracterización de las distintas
variantes normales. También los antropólogos saben
que el primer hombre es una figura y, de hecho, las pruebas
establecen que el progreso es para el bien de ese mismo
hombre.

La otra cara de la moneda reside en que el concepto de
prototipo es atractivo y difícil de erradicar de los
más diversos medios, incluidos los científicos. Por
ejemplo, es de más conocida la preocupación de
algunos padres y pediatras cuando el niño no está
en el peso correcto (como si tuviesen que crecer con
precisión matemática), también quienes buscan
afanosamente la pureza étnica, que le aproxime más
al hombre perfecto, y en la demostración de unas mejores
condiciones genéticas que justifiquen su preeminencia
social.

¿Son dignas estas afirmaciones?

El reconocimiento de que el hombre es una sola especie
no mejoró mucho la consideración de la diversidad.
En 1866 el doctor John Langdon Down hizo una valiosa
contribución a la ciencia, con la descripción precisa del síndrome que
lleva su nombre. Pero lo que normalmente no se recuerda es que el
término que él empleó -mongolismo- no era
una simple referencia a un supuesto parecido con las personas
oriundas de Mongolia. Adscribió varios tipos de
subnormalidad; es decir, un mongólico (un débil
mental, como así se llama a los subnormales no tan
profundos como otras categorías de raza blanca) era igual
que un individuo sano de raza oriental. Hoy sabemos que la
anormalidad se debe a un desequilibrio génico: todas las
personas tienen 23 pares de cromosomas, los
afectados por el síndrome de
Down poseen la característica de la trisomía en
el número 21 y el parecido con los orientales es
totalmente subjetivo y ridículo. Esta consideración
vulnera nuestra integridad moral y suprime en cierta manera la
dignidad humana.

3. El Bioderecho

Los derechos humanos
son derechos que poseen los hombres, inalienables y vigentes,
pero incumplidos. Estos privilegios son las pautas que orientan
la convivencia humana y tienen como punto de partida los
principios de libertad y de igualdad que se fundamentan en:
Civiles, Derechos Sociales y Derechos
políticos.

La vida y la dignidad se posan en una nueva
característica: el Bioderecho. Los Derechos civiles
corresponden a las personas por el sólo hecho de serlo
(propiedad, profesar libremente un culto, etc.); los Derechos
sociales corresponden a las personas en función de las
actividades que desarrollan o por pertenecer a alguna
categoría especial de individuos, ya sea por la edad o por
algún otro motivo que sea tomado en cuenta por la ley
(Derecho a la educación, a una
vivienda digna, al trabajo en
buenas condiciones, a la salud, a la seguridad social,
etc), y por último, los Derechos políticos que los
poseen las personas que pertenecen a comunidades organizadas,
dado que consisten básicamente en el derecho a elegir a
sus gobernantes y a ser elegidos para ocupar los cargos de
funcionarios.

El bioderecho nace y se fortalece en los derechos de
todos y cada uno, en la vida misma legislada a través de
la Ética y los principios, la dignidad y la justicia.

La puesta en práctica de los derechos y Derechos
mencionados se lleva a cabo con ayudas gubernamentales menos el
bioderecho. Los gobiernos que trabajan en conjunto han
establecido organismos internacionales, los cuales analizan los
informes de
los países sobre su desarrollo y su cumplimiento de los
derechos humanos y realizan informes sobre las violaciones de los
mismos.

También existen Organizaciones No Gubernamentales
(ONG), de las
cuales hay miles que se ocupan de los derechos humanos, se
centran en estos derechos en general o en cuestiones concretas
como por ejemplo la tortura o los presos por razones de
conciencia. En el artículo 71 de la carta de las
Naciones Unidas
se prevé la participación de las ONG, en la labor
del Consejo Económico y Social. Entre las 930 ONG
reconocidas por el consejo con carácter consultivo figuran
como la gran mayoría sabemos: Amnistía
Internacional, Cruz Roja, etc.

El objetivo de todo Derecho no es sólo enumerar
los derechos que cada hombre posee, sino también del
diseño
de un patrón que sirva de inspiración a los pueblos
y naciones para la defensa y promoción de "sus" derechos a
través de declaraciones y leyes que permitan respetarlos y
disfrutarlos.

Y ¿cuál es el problema de las
declaraciones? Que sólo tienen autoridad
moral en cambio, los
Pactos son tratados
vinculantes para los Estados firmantes.

Toda persona tiene derechos, libertades y
responsabilidades, proclamados o no en un código,
declaración, ley o constitución. Son derechos por
sí mismos y son derechos personales e
insustituibles.

La salvaguardia y cumplimiento de los derechos y
responsabilidades individuales son la base del Progreso de las
naciones. Argumentemos desde la historia, la vida el derecho y la
filosofía. Apoyemos en una tesis grave el principio, los
"derechos" y la dignidad humana.

Desde el principio existe algo innato a todas las
personas dotadas de vida, que es su capacidad de aprecio y
valoración y un derecho a vivir intocable, pero no
absoluto- que permite apoyarnos en una base segura para defender
la dignidad humana.

Lo hecho por cada ser humano es intrínseco a
él mismo, de quien procede la actividad y en quien recae
la responsabilidad y es por esta razón que hablamos de un
sujeto, un sujeto digno por su condición misma de ser
hombre y capaz de todas las características perfectibles
en él; de esta forma el valor que el mismo hombre da a las
cosas es recíproco en el caso que esas cosas le valoran a
él. Todo ser creado y posteriormente lo producido por
él, es siempre accidente de él mismo que le va
perfeccionando interiormente, quiéralo o no.

Le valora. Es un derecho.

Por tanto, cada acto y cada hecho en la vida humana,
como consecuencia de un autor, es propio del hombre, y él
como ese sujeto, ha de pasar por estadios imperceptibles, a los
cuales se sujetan sus principios. Primero cumple una faceta
pasible, en su primera etapa donde él es objeto, le es
dada la vida y aprenderá los valores en un futuro, -no muy
lejano- pero sí con el tiempo; luego ha de suceder la
actividad vital que le permite a esa vida, -lo único que
en realidad poseemos-, ser el sujeto agente que obra como ser
libre y autónomo que infunde "sus" valores dentro de una
sociedad que posee otros valores o los mismos.

"Una forma práctica de consolidad el respeto por
los derechos humanos es presentar la historia de la humanidad a
partir de su lucha por la dignidad, y que todos los que quieran
redacten los textos para esa enciclopedia".

La humanidad no podrá aplazar más tiempo
la elaboración de las normas comunes.
Partir de la lucha constante, será para la dignidad humana
un apoyo especialmente en el ámbito de las ciencias de la
vida. ¿Será posible la elaboración de una
ética universalista y que todos consideremos como buena y
eficaz?

Las nuevas
tecnologías, debido a los avances de la ciencia,
necesitan reconocer progresivamente los derechos del hombre:
derecho a la vida (y en particular a la salud, integridad y
reproducción), a la comunicación de ideas, la
información, etc., porque la libertad de
investigación, necesaria para el progreso del
conocimiento, debe proceder de la libertad de
pensamiento.

El hombre es agente en aquello que hace, es paciente
recibiendo aquello que le es dado. La delimitación
asertiva nos conduce a una sola respuesta lógica: El
hombre recibe la vida y los valores (por medio de la
tradición, etc.), y por consiguiente, actúa de
acuerdo a ellos. Al comenzar a interactuar con su entorno, ocurre
el paso de objeto que ha recibido la vida a ser el sujeto
actuante de sus propios valores para designar la entidad que
elabore un nuevo contrato social
entre la ética y el derecho (y los derechos) y la libertad
y la vida.

4. Vida, razón y principios.

Los medios de
comunicación masiva han repetido en este último
tiempo, y hasta el cansancio, los logros obtenidos en el campo de
la genética. Para la mass media la posibilidad,
primero, de procrear artificialmente un ser humano y luego de
clonar un mamífero superior, han sugerido la
deificación del científico. Sin embargo, la
sensatez en el análisis de estos hechos ha llevado a
prestigiosos intelectuales
interesados en el tema a publicar sus reflexiones al respecto.
Algunos de ellos se encuentran hoy aquí presentes y sus
trabajos nos han posibilitado el profundizar en este
difícil, inestable y sorprendente campo de la
ciencia.

La procreación artificial abre las puertas a la
Ingeniería
Genética a través de la posibilidad de
manipular el embrión en su totalidad y en su patrimonio
cromosómico, es decir adentrarnos en la intimidad del
ser.

Podríamos decir que en este último medio
siglo, han ocurrido dos hechos
científico-tecnológicos que han conmovido al mundo,
a tal punto que nos han llevado a re-pensar en el qué
somos y hacia dónde vamos. La fisión del átomo y a
la clonación.

Nuestra época se encuentra surcada por profundas
contradicciones cuyo punto de partida resulta de la
confrontación entre el progreso científico y
técnico y el hecho moral.

El principal desafío ético de nuestro
tiempo lo constituye la convergencia de dos factores: la
degradación metafísica
del hombre como producto de la ciencia moderna y el enorme
crecimiento de su poder gracias a la tecnología moderna
que, si desbocada, le atropellará. El saber técnico
sobre la vida humana no sólo ha tomado ventaja sobre la
sapiencia y ha rehusado ser guiado por ella, sino que pretende
reemplazar totalmente todo residuo del sentido del misterio,
sometiendo el momento decisivo y delicado del vivir, a un hecho
de tipo técnico. La biotecnología aplicada al hombre es
quizá el punto extremo que puede alcanzar la
globalización de la ciencia moderna. La misma puede
caracterizarse como "reduccionista" en el sentido preciso de
tender a reducir los niveles más altos y menos cercanos de
la realidad, como aquellos psicológicos y espirituales, a
los niveles más bajos y completamente controlables. El
proyecto científico y tecnológico integral toma por
objeto siempre a su mismo autor en un intento prometeico que se
resume en la idea fuerza de la manipulación del ser
humano.

Los alcances de la inteligencia
humana marcan el intento de integrar este progreso
científico con la reflexión
filosófico-antropológica.

Las grandes metas conseguidas en las ciencias positivas
constituyen en sí mismas medios para favorecer y facilitar
la vida. Si la razón se ofusca y su obcecación
confunde lo que son medios, en fines, las ciencias de la vida se
convierten automáticamente en ciencias de la muerte,
porque se revelan contra su propio autor: se revelan contra el
hombre.

Como corolario el gran reto, el desafío de las
ciencias está en que el hombre vuelva a sus raíces,
en que se redescubra. En que el único ser racional, capaz
de preguntarse quién soy, de dónde vengo, a
dónde voy… y dé con la simple respuesta
válida. El hombre no es únicamente fruto de leyes
biológicas, sino de algo más trascendente; por ello
los científicos deberían recordar que las investigaciones
podrán llevarse adelante teniendo en cuenta que los
protocolos de las
mismas estén naturalmente destinados a mejorar el bien
común de la humanidad pasada, presente y futura; ha de
llevarse a cabo respetando las exigencias morales que hacen y
exigen las mismas.

Ahora bien, una acotación importante, si lo
humano tiene como componente esencial su corporeidad, entonces
comienza a "ser" cuando ha iniciado el desarrollo de su propio
cuerpo. Ahora bien, ¿cuándo ha comenzado el
desarrollo de su propio cuerpo? Resulta indiscutible en la
actualidad que el cuerpo se inicia en el momento de la fusión de
los gametos, uno del padre y otro de la madre, dando como
resultado un nuevo ser, es decir un hijo. Reiterando lo dicho, la
vida comienza en el momento de la concepción; es decir, en
el momento en que el espermatozoide penetra el óvulo,
produciendo una nueva unidad como lo es el huevo fecundado
llamado cigoto.

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