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José Maria Eguren (página 2)



Partes: 1, 2

2)
PRODUCCIÓN LITERARIA:

EN VERSO:

  • Simbólicas (1911)
    • Lied I
    • Lied III
    • ¡Sayonara!
    • Los reyes rojos
    • El duque
    • Las bodas vienesas
    • Marcha fúnebre de una
      Marionnette
    • El dominó
  • La canción de las figuras(1916)
    • La niña de la lámpara
      azul
    • El caballo
    • Peregrín, cazador de figuras
    • Nocturno
    • Lied V
    • Los ángeles tranquilos
  • Sombras (1929)
    • La danza
      clara
    • El bote viejo
    • La Pensativa
    • El andarín de la noche
  • Rondinelas, en Poesías (1929)
    • Favila
    • Canción cubista
    • La canción del regreso
    • La muerte
      de marfil
  • Poesías completas y prosas selectas
    (1970)
  • La primera edición de su poesía completa (1961) estuvo a cargo
    de Estuardo Núñez, uno de sus estudiosos
    más tenaces.
  • Obras completas del poeta Eguren, a cargo de
    Ricardo Silva Santisteban, una en 1974 y otra en
    1997.
  • Poesías completas (estudio de Manuel Beltroy
    Barranco-Lima, Colegio Nacional "José Mª
    Eguren",1952).
  • Antología poética (1972)
  • Obra poética completa (1974)
  • Blasón
  • Los robles
  • En vida publicó Simbólicas
    (1911)
  • La canción de las figuras (1916)
  • Poesías (1929,

EN PROSA:

  • Motivos estéticos : Recopilación de
    sus ensayos,
    (1959)

3)
APRECIACIÓN CRÍTICA:

José María Eguren es uno de nuestros
poetas más originales y exquisitos. El crítico
norteamericano Isaac Goldberg, en su estudio sobre la literatura
hispanoamericana
,

Lo sitúa al lado de Rubén Dario y de
José Santos Chocano, a los que considera como los mejores
en lengua
castellana.

Eguren comenzó su obra poética con la
influencia modernista. Después llegan a él, el
simbolismo francés, el sentimiento panteísta y
sentido de misterio (Maeterlinck), la literatura
infantil, los clásicos españoles.

Se dice que Eguren es el poeta de la infancia, de
los niños.
Su poesía es un mundo de maravilla, de fábula, de
leyenda, con personajes de fantasía.

4)
SELECCIÓN DE POEMAS:

SELECCIÓN

LOS ROBLES

En la curva del camino

dos robles lloraban como dos niños.

Y había paz en los campos,

y en la mágica luz del cielo
santo.

Yo recuerdo la rondalla

de la onda florida de la mañana.

En la noria de la vega,

las risas y las dulces pastorelas.

Por los lejanos olivos,

amoroso canto de caramillos.

Con la calma campesina,

como de incienso el humo subía.

Y en la curva del camino

los robles lloraban como dos niños.

BLASÓN

A niña que dulces amores
sueña

la persigue el Duque de los halcones;

y si no mienten las fablas de la
dueña,

se acercan doradas tribulaciones.

En la roja almena canta el autillo

y con miriñaque beldad se asoma;

y tiene encendido el dulce carrillo,

murmura y tiembla como la paloma.

La urraca se oculta. La niña mira

con sus ojos zarcones la aspillera,

ya con aliento de rosa suspira,

ya el cintillo descoge lastimera.

Vienen la coja reina y los nobles;

raudo el Duque procura alejamiento;

pero las ayas de los fustes dobles,

la aurora predicen del sufrimiento.

De SIMBÓLICAS

EL DUQUE

Hoy se casa el Duque Nuez;

viene el chantre, viene el juez

y con pendones escarlata

florida cabalgata;

a la una, a las dos, a las diez;

que se casa el Duque primor

con la hija de Clavo de Olor.

Allí están, con pieles de
bisonte,

los caballos de Lobo del Monte,

y con ceño triunfante,

Galo centrino, Rodolfo montante.

Y en la capital
está la bella,

mas no ha venido el Duque tras ella;

los magnates postradores,

aduladores

al suelo el
penacho inclinan;

los corvados, los bisiestos

dan sus gestos, sus gestos, sus gestos;

y la turba melenuda

estornuda, estornuda, estornuda.

Y a los pórticos y a los espacios

mira la novia con ardor;….

son sus ojos dos topacios

de brillor.

Y hacen fieros ademanes,

nobles rojos como alacranes;

concentrando sus resuellos

grita el más hercúleo de
ellos:

– ¿Quién al gran Dueque
entretiene?…,

¡ya el gran cortejo se irrita!…

Pero el Duque no viene;…

Se lo ha comido Paquita.

¡SAYONARA!

Hoy el sol tamizan
los glacés azules

del delicioso camarín de
Mignón

sobre campánulas pintorescos gules

y muñecas de comprimido
cartón.

Las de cobalto figulinas galantes

loca rondinela fingen sin cesar;

y de Watteau las pinturas elegantes

y camafeos semejan bostezar.

No lejos de alba Venus
de Carrara,

junto al grotesco Luzbel en oración,

se adivina en rojas letras:
¡Sayonara!

la doliente despedida del Japón.

Gongo lloroso y extraña barcarola,

del rosado país ensueño
letal,

la obscuridad nos dicen de la amapola

que se inclina y cierra en el carmín
cristal.

En de luz país y sombrilla verde

felices ríen princesas de
pasión…

bien sabes tú la esperanza que se
pierde

cuando el tam tam demanda
desolación.

Deliciosa mignón con festivos ojos

y con castaño cabello, blonda
bebé;

de tu estancia veo mis luceros rojos

que en el espacio mueren ¿dime por
qué?

Escucha, tenue lirio de terciopelo

en tu floreado diván de Estambul:

Yo tengo una añoranza de un triste
cielo,

y de una muerta rosa en tu alma
azul.

Reír te miro, con tu sonrisa clara,

entre exóticos juguetes de
cartón;

mas ¡ay! el terrible y dulce
¡Sayonara!

En tus ojos se presenta de mignón.

LIED I

Era el alba,

cuando las gotas de sangre en el
olmo

exhalaban tristísima luz.

Los amores

de la chinesca tarde fenecieron

nublados en la música
azul.

Vagas rosas

ocultan en ensueño blanquecino,

señales de muriente dolor.

Y tus ojos

el fantasma de la noche olvidaron,

abiertos a la joven canción.

Es el alba;

hay una sangre bermeja en el olmo

y un rencor doliente en el jardín.

Gime el bosque,

y en la bruma hay rostros desconocidos

que contemplan el árbol morir.

Las bodas vienesas

En la casa de las bagatelas,

Vi un mágico verde de rostro
cenceño,

Y las cincidelas

Vistosas le cubren la barba de
sueño.

Dos infantes oblongos deliran

Y al cielo levantan sus rápidas
manos,

Y dos rubias gigantes suspiran,

Y el coro preludian cretinos ancianos.

Que es la hora de la maravilla;

La música rompe de canes y leones

Y bajo chinesca pantalla amarilla

Se tuercen guineos con sus acordeones.

Y al compás de los címbalos
suaves,

Del hijo del Rino comienzan las bodas;

Con sus basquiñas enormes y graves

Preséntase mustias las primeras
beodas,

Y margraves de añeja Germania,

Y el rútilo extraño de blonda
melena,

Y llega con flores azules de insania

La bárbara y dulce princesa de
Viena.

Y al dulzor de las virgíneas
camelias

Van pos del cortejo la banda macrobia,

Y rígidas, fuertes, las tías
Amelias;

Y luego cojeando, cojeando la novia,

La luz de Varsovia.

Y en la racha que sube a los techos

Se pierden, al punto, las mudas señales,

Y al compás alegre de enanos
deshechos

Se elevan divinos los cantos nupciales.

Y en la bruma de la pesadilla

Se ahogan luceros azules y raros,

Y, al punto, se extiende como nubecilla

El mago misterio de los ojos claros.

Marcha fúnebre de una
Marionnette

Suena trompa del infante con aguda
melodía…

La farándula ha llegado a la reina
Fantasía;

Y en las luces otoñales se levanta
plañidera

La carroza plañidera.

Pasan luego, a la sordina, peregrinos y
lacayos

Y con sus caparazones los acéfalos
caballos;

Van azul melancolía

La muñeca. ¡No hagáis ruido!;

Se diría, se diría

Que la pobre se ha dormido.

Vienen túmidos y erguidos palaciegos
borgoñones

Y los siguen arlequines con estrechos
pantalones.

Ya monótona en litera

Va la reina de madera;

Y Paquita siente anhelo de reír y de
bailar,

Flotó breve la cadencia de la murria y la
añoranza;

Suena el pífano campestre con los aires de la
danza.

¡Pobre, pobre marionnette que la van a
sepultar!

Con silente poesía

Va un grotesco Rey de Hungría

Y los siguen los alanos;

Así toda la jauría

Con los viejos cortesanos.

Y en tristor a la distancia

Vuelan goces de la infancia,

Los amores incipientes, los que nunca han de
durar.

¡Pobrecita la muñeca que la van a
sepultar!

Melancólico el zorcico se prolonga en la
mañana,

La penumbra se difunde por el monte y la
llanura,

Marionnette deliciosa va a llegar a la
temprana

Sepultura.

En la trocha aúlla el lobo

Cuando gime el melodioso paro
bobo.

Tembló el cuerno de la infancia con aguda
melodía

Y la dicha tempranera a la tumba llega
ahora

Con funesta poesía

Y Paquita danza y llora.

Los reyes rojos

Desde la aurora

Combaten los reyes rojos,

Con lanza de oro.

Por verde bosque

Y en los purpurinos cerros

Vibra su ceño.

Falcones reyes

Batallan en lejanías

De oro azulinas.

Por la luz cadmio,

Airadas se ven pequeñas

Sus formas negras.

Viene la noche

Y firmes combaten foscos

Los reyes rojos.

El dominó

Alumbraron en la mesa los candiles,

Moviéronse solos los aguamaniles,

Y un dominó vacío, pero
animado,

Mientras ríe por la calle la
verbena,

Se sienta iluminado,

Y principia la cena.

Su claro antifaz de un amarillo frío

Da los espantos en derredor sombrío

Esta noche de insondables maravillas,

Y tiende vagas, lucifugas señales

A los vasos, las sillas

Los ausentes comensales.

Y luego en horror que nacarado flota,

Por la alta noche de voluptad ignota,

En la luz olvida manjares dorados,

Ronronea una oración culpable, llena

De acentos desolados,

Y abandona la cena.

La dama i

La dama i, vagorosa

En la niebla del lago,

Canto las finas trovas,

Va en su góndola encantada

De papel a la misa

Verde de la mañana.

Y en su ruta va cogiendo

Las dormidas umbelas

Y los papiros muertos.

Los sueños rubios de aroma

Despiertan blandamente

Su sardana en las hojas.

Y parte dulce, adormida,

A la borrasca iglesia

De la luz amarilla.

Lied III

En la costa brava

Suena la campana,

Llamando a los antiguos

Bajales sumergidos.

Y como tamiz celeste

Y el luminar de hielo,

Pasan tristemente

Los bajales muertos.

Carcomidos, flavos,

Se acercan bajando…

Y por las luces dejan

Oscuras estelas.

Con su lenguaje
incierto,

Parece que sollozan,

A la voz de invierno,

Preterida historia.

En la costa brava

Suena la campana

Y se vuelven las naves

Al panteón de los mares.

De LA CANCIÓN DE LAS
FIGURAS

La niña de la lámpara
azul

En el pasadizo nebuloso

Calcula mágico sueño de
Estambul,

Su perfil presenta destelloso

La niña de la lampara azul.

Ágil y risueña se
insinúa,

Y su llama seductora brilla,

Tiembla en su cabello la garúa

De la playa de la maravilla.

Con voz infantil y melodiosa

el fresco aroma de abedul,

habla de una vida milagrosa

la niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura

Y besos de amor
matutino,

Me ofrece la bella criatura

Un mágico y celeste camino.

De encantación en un derroche,

Hiende leda, vaporoso tul;

Y me guía a través de la
noche

La niña de la lámpara azul.

El Caballo

Viene por las calles,

a la luna parva,

un caballo muerto

en antigua batalla.

Sus cascos sombríos…

trepida, resbala;

de un hosco relincho,

con sus voces lejanas.

En la plúmbea esquina

de la barricada,

con ojos vacíos

y con horror, se para.

Más tarde se escuchan

sus lentas pisadas,

por vías desiertas,

y por ruinosas plazas.

Nocturno

De Occidente la luz matizada

Se borra, se borra;

En el fondo del valle se inclina

La pálido sombra.

Los insectos que pasan la bruma

se mecen y flotan,

y en su largo mareo golpean

las húmedas hojas.

Por el tronco ya sube, ya sube

La nítida tropa

De las larvas que, en ramas desnudas,

Se acuestan medrosas.

En las ramas de fusca alameda

Que ciñen las rocas,

Bengalíes se mecen dormidos,

Soñando sus trovas.

Ya descansan los rubios silvanos

Que en punas y costas,

Con sus besos las blancas mejillas

Abrazan y doran.

En el lecho mullido la inquieta

Fanciulla reposa,

y muy grave su dulce, risueño

semblante se torna.

Que así viene la noche trayendo

Sus causas ignotas;

Así envuelve con mística
niebla

Las ánimas todas.

Y las cosas, los hombres domina

La parda señora,

De brumosos cabellos flotantes

Y negra corona.

Lied V

La canción del adormido cielo

Dejó dulces pesares;

Yo quisiera dar vida a esa canción

Que tiene tanto de ti.

Ha caído la tarde sobre el musgo

Del cerco inglés,

Con aire de otro
tiempo
musical.

El murmurio de la última fiesta

Ha dejado colores tristes
y suaves

Cual de primaveras oscuras

Y listones perlinos.

Y las dolidas notas

Han traído la melancolía

De las sombras galantes

Al dar sus adioses sobre la playa.

La celestía de tus ojos dulces

Tiene un pesar de canto,

Que el alma nunca olvidará.

El ángel de los sueños te ha
besado

Para dejarte amor sentido y musical

Y cuyos sones de tristeza

Llegan al alma mía,

Como celestes miradas

En esta niebla de profunda soledad.

¡Es la canción
simbólica

como un jazmín de sueño,

que tuviera tus ojos y tu corazón!

¡Yo quisiera dar vida a esta
canción!

Peregrín cazador de
figuras

En el mirador de la fantasía,

Al brillar del perfume

tembloroso de armonía;

en la noche que llamas consume;

cuando duerme el ánade implume,

Los órficos insectos se abruman

y luciérnagas fuman;

cuando lucen los silfos galones, entorcho

y vuelan mariposas de corcho

o los rubios vampiros cecean,

o las firmes jorobas campean;

por la noche de los matices,

de ojos muertos y largas narices;

en el mirador distante,

por las llanuras;

Peregrín cazador de figuras

Con ojos de diamante

Mira desde las ciegas alturas.

De SOMBRA, EN POESÍAS
(1929)

La muerta de marfil

Contemplé en la mañana,

la tumba de una niña;

en el sauce lloroso gemía
tramontana,

desolando la amena, brilladora
campiña.

Desde el túmulo frío, de verdes
oquedades

volaba el pensamiento

hacia la núbil aúrea, bella de otras
edades,

ceñida de contento.

Al ver oscuras flores

libélulas moradas, junto a la losa
abierta,

pensé en el jardín claro, en el
jardín de amores

de la beldad despierta.

Como sombría nube, al ver la tumba
rara,

de un fluvión mortecino en la arena y el
hielo

pensé en la rubia aurora de juventud que
amara

la niña, flor de cielo.

Por el lloroso sauce, lilial música de
ella,

modula el aura sola en el panteón de
olvido.

Murió canora y bella;

y están sus restos blancos como el marfil
pulido.

La Pensativa

En los jardines otoñales,

bajo palmeras virginales,

miré pasar muda y esquiva

la Pensativa.

La vi en azul de la mañana,

Con su mirada tan lejana;

Que en el misterio se perdía

De la borrosa celestía.

La vi en rosados barandales

Donde lucía sus briales;

Y su faz bella vespertina

Era un pesar en la neblina…

Luego marchaba silenciosa

A la penumbra candorosa;

Y un triste orgullo la encendía,

¿Qué pensaría?

¡Oh su semblante nacarado

Con la inocencia y el pecado!

¡oh, sus miradas peregrinas

de las llanuras mortecinas!

Era beldad hechizadora;

Era el dolor que nunca llora;

¿Sin la virtud y la ironía

Qué sentiría?

En la serena madrugada,

La vi volver apesarada,

Rumbo al poniente, muda, esquiva

¡La Pensativa!

El bote viejo

Bajo brillante niebla,

de saladas actinias cubierto,

Amaneció en la playa,

Un bote viejo.

Con arena, se mira

La banda de sus bateleros,

Y en la quilla verdosos

Calafateos.

Bote triste, yacente,

Por los moluscos horadado;

Ha venido de ignotos

Muelles amargos.

Apareció en la bruma

Y en la armonía de la aurora;

Trajo de los rompientes

Doradas conchas.

A sus bancos
remeros,

A sus amarillentas sogas,

Viene los cormoranes

Y las gaviotas.

Los pintorescos niños,

Cuando dormita la marea

Lo llenan de cordajes

Y de banderas.

Los novios, e la tarde,

En su alta quilla se recuestan;

Y a los vientos marinos,

De amor se besan.

Mas el bote ruinoso

De las arenas del estuario,

Ansía los distantes

Muelles dorados.

Y en la profunda noche,

En fino tumbo abrillantado,

Partió el bote muriente

A los botes lejanos.

El andarín de la
noche

El oscuro andarín de la noche

Detiene el pasa junto a la torre,

Y al centinela

Le anuncia roja, cercana la guerra.

Le dice al viejo de la cabaña

Que hay batidores en la sabana;

Sordas linternas

En los juncales y oscuras sendas.

A las ciudades capitolinas

Va el pregonero de la desdicha;

Y en la tiniebla

Del extramuro, tardo se aleja.

En la batalla cayó la torre;

Siguieron ruinas, desolaciones;

Canes sombríos

Buscan los muertos en los caminos.

Suenan los bombos y las trompetas

Y las picotas y las cadenas;

Y nadie ha visto, por el confín;

Nadie recuerda

Al andarín.

De RONDINELAS, EN POESÍAS
(1929)

La danza clara

Es noche de azul oscuro…

en la quinta iluminada

se ve multicolora

la danza clara.

Las parejas amantes,

juveniles,

con música de los sueños,

ríen.

Hay besos, armonías,

lentas escalas;

y vuelan los danzarines

como fantasmas.

La núbil de la belleza

brilla

como la rosa blanca

de la India;

ríe danzando

con el niño la Muerte

cano.

Favila

En la arena

Se ha bañado la sombra

Una, dos

Libélulas fantasmas…

Aves de humo

Van a la penumbra

Del bosque.

Medio siglo

Y en el límite blanco

Esperamos la noche.

El pórtico

Con perfume de algas,

El último mar.

En la sombra

Ríen los triángulos.

Canción cubista

Alameda de rectángulos azules.

La torre alegre

Del dandy.

Vuelan

Mariposas fotos.

En el rascacielo

Un gallo negro de papel

Saluda la noche.

Más allá de Hollywood,

En tiniebla distante

La ciudad luminosa,

De los obeliscos

De nácar.

En la niebla

La garzona

Estrangula un fantasma.

La canción del
regreso

Mañana violeta.

Voy por la pista alegre

Con el suave perfume

Del retamal distante.

En el cielo hay una

Guirnalda triste.

Lejana duerme

La ciudad encantada

Con amarillo sol.

Todavía cantan los grillos

Trovadores del campo

Tristes y dulces

Señales de la noche pasada;

Mariposas oscuras

Muertas junto a los faroles;

En la reja amable

Una cinta celeste;

Tal vez caída

En el flirteo de la noche.

Las tórtolas despiertan,

Tienden sus alas;

Las que entonaron en la tarde

La canción del regreso.

Pasó la velada alegre

Con sus danzas

Y el campo se despierta

Con el candor; un nuevo día.

Los aviones errantes,

Las libélulas locas

La esperanza destellan.

Por la quinta amanece

Dulce rondó de anhelos.

Voy por la senda blanca

Y como el ave entono,

Por mi tarde que viene

La canción del regreso.

CONCLUSIONES:

La poesía que escribió Eguren, combina de
manera original tres modalidades poéticas:

  • Modernismo
  • Simbolismo
  • Purismo

Del primero toma el gusto por la palabra como medio de
expresión artística (plástica,
pictórica, musical); del segundo, el uso de la
alegoría o símbolos para exteriorizar su
emoción póetica; del tercero, su tendencia a hacer
poesía desligada de las circunstancias y contingencias de
su ambiente y
época.

BIBLIOGRAFÍA:

Lenguaje y literatura de Manuel Torres Vives

Literatura peruana (Toribio Anyarin Infante)

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Eguren


http://www.educared.edu.pe/estudiantes/literatura/eguren.htm

http://www.ale.uji.es/eguren.htm

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1674

Esta monografía está elaborada

con mucho esfuerzo y trabajo

para aquellos que confían en mí
y

que siempre me apoyan.

AGRADECIMIENTO

Agradezco a mis padres y a mis seres queridos que
siempre me apoyan en todo momento y en todas las circunstancias
de esta vida y también agradezco a aquellos que me
enseñan con toda amabilidad del mundo.

¡GRACIAS!

 

Karen Rosmery Chate Damiano

CURSO: MÉTODO DE ESTUDIO

PROFESORA: ROSARIO ZARATE CÁRDENAS

INTEGRANTES: KAREN CHATE DAMIANO

CICLO: CONTABILIDAD
I

Partes: 1, 2
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