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Antecedentes, producción y calidad de la leche en Cuba (página 2)



Partes: 1, 2

  1. La leche es un líquido
    muy complejo producido solamente por las hembras
    mamíferas. El principal propósito de la leche es
    el de proveer de nutrientes y de protección a los
    animales lactantes, hasta
    que sean capaces de consumir alimentos sólidos
    (Homan y Wattiaux, 2001a).

    Según González et al., ( 2001) La
    leche es un producto íntegro no
    alterado ni adulterado y sin calostros (primera leche de la
    vaca después del parto),del ordeño
    higiénico, regular y completo de las hembras
    mamíferas sanas y bien alimentadas y es uno de los
    pocos alimentos que puede ser considerado como equilibrado.
    Es aceptada por la población como el
    alimento más estable y básico, independientemente
    de la edad de los consumidores.

    "Leche: producto íntegro y fresco del
    ordeño total y sin interrupción de una hembra
    lechera en buen estado de salud, bien nutrida, limpia
    y descansada. Dicho producto ha de ser obtenido
    higiénicamente y estará exento de sustancia
    extrañas y calostro" (NC 74-48:88).

    Desde un punto de vista biológico, se define
    a la leche como "un producto estéril que satisface los
    requerimientos nutritivos del lactante de la especie
    homóloga sin ningún tipo de contaminación
    física o química"(Corbellini,
    2000).

    Según Magariños (2000a) la leche es el
    producto fresco del ordeño de una o varias vacas
    sanas, bien alimentadas y en reposo, exento de calostro y
    que cumpla las características físicas,
    microbiológicas e higiénicas
    establecidas.

    "La leche es el producto íntegro del
    ordeño completo e ininterrumpido de una hembra lechera
    sana, bien alimentada y no fatigada, recogida
    higiénicamente y no debe contener calostro". Y como
    definición legal "La leche es el producto íntegro
    y fresco del ordeño completo de una o varias vacas,
    sanas, bien alimentadas y en reposo, exente de calostro,
    que cumple con los caracteres físico y
    bacteriológico que se establece"(Cabrera et
    al
    ., 1987a).

    El análisis de estos
    conceptos sobre leche demuestra que existe en las entidades
    pecuarias muy poca producción de leche
    verdadera debido a todos los problemas existentes de
    manejo y alimentación.

  2. Definición de la
    leche

    La leche es un líquido segregado por las
    glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos, cuya
    finalidad principal es alimentar a la cría durante su
    crecimiento, compuesta por agua, grasas, proteínas,
    azúcares (lactosa), minerales, vitaminas y algunas
    sustancias presentes en menor concentración, como son:
    enzimas,
    nucleótidos, lecitinas y gases disueltos,
    así como otros elementos sin valor nutritivo de
    color blanco-amarillento
    y de apariencia opaca, su olor es poco característico,
    pero si la ración contiene compuestos aromáticos
    puede adquirir olores anormales. Desde el punto de vista
    nutricional, se define como un alimento completo cuyos
    componentes se encuentran en una proporción adecuada y
    contiene de forma balanceada la mayoría de los
    nutrientes esenciales, además de ser muy digestible,
    su peso específico oscila entre 1.028-1.034 y
    disminuye cuando es rica en grasa (Ruvalcaba,
    1994).

    La leche de vaca, es la que con más
    frecuencia se consume, tiene 87.5 % de agua, 35 % de
    proteínas ( caseína, lactalbúmina y
    lactaglobulina ), 45 % de lactosa, 6% de (fosfatos y
    cloruro de sodio), grandes cantidades de vitaminas A, B y
    D, además de pocas cantidades de vitamina C (Soler,
    1997).

    La leche se encuentra constituida por más de
    10.000 diferentes moléculas y cada una posee un papel
    diferente al proveer de nutrientes (energía,
    proteína, grasa, minerales y vitaminas) o
    protección inmune. La composición de la leche de
    las diferentes especies está designada para alcanzar
    determinadas necesidades del lactante de cada especie. El
    principal componente de la leche es el agua, seguido
    fundamentalmente por grasa (ácidos grasos
    saturados en mayor proporción y colesterol),
    proteínas (caseína, lactoalbúminas y
    lactoglobulinas) e hidratos de carbono (lactosa
    principalmente). Así mismo, contiene moderadas
    cantidades de vitaminas (A, D, y vitaminas del grupo B, especialmente
    B2, B1, B6 y B12) y minerales (fósforo, calcio, zinc y
    magnesio). Las proteínas de la leche están entre
    las de mayor valor biológico, es decir son las que
    mejor se ajustan a las necesidades proteicas del cuerpo humano
    (Fernández, 2005).

    Según Homan y Wattiaux (2001b) la leche de
    todas las especies tiene una semejante composición,
    aunque las proporciones de las diferentes fracciones
    varían entre especies (Mcdonald et al., 1999a).
    En la tabla 1 se muestran los componentes más
    importantes de la leche de algunos animales de granja, como
    son la grasa, sólidos no grasos, proteína bruta,
    lactosa y algunos componentes químicos, donde se
    aprecia que el componente más estable es la
    lactosa.

    Tabla 1: Composición media de la leche de los
    animales de granja (g/kg).

    Especie

    Grasa

    SNG

    PB

    Lactosa

    Ca

    P

    Mg

    Vaca

    Cabra

    Oveja

    Cerda

    37

    45

    74

    85

    90

    87

    119

    120

    34

    33

    55

    58

    48

    41

    48

    48

    1,2

    1,3

    1,6

    2,5

    0,9

    1,1

    1,3

    1,7

    0,12

    0,20

    0,17

    0,20

    Fuente: Mcdonald et al.,
    (1999)b.

    La leche contiene un 86% de agua, 5% de lactosas,
    4,1% de grasa, 3,6% de proteína, 0,7% de minerales y
    un pH de 6,6-6,7,
    existiendo variaciones según la raza, etapa de
    lactación y tipo de
    alimento, siendo la grasa la más variable entre los
    componentes (Murray y Maga, 1999).

    En la tabla 2 podemos observar cómo
    varía la composición de la leche entre las
    diferentes razas.

    Tabla 2: Composición de la leche de
    diferentes razas (porcentaje).

    RAZA

    GRASA

    PROTEINA

    LACTOSA

    CENIZA

    SNG*

    ST**

    Ayrshire

    4.00

    3.53

    4.67

    0.68

    8.90

    12.90

    Brownswiss

    4.01

    3.61

    5.04

    0.73

    9.40

    12.41

    Guernsey

    4.95

    3.91

    4.93

    0.74

    9.66

    14.61

    Holstein F

    3.40

    3.32

    4.87

    0.68

    8.86

    12.26

    Jersey

    5.37

    3.92

    4.93

    0.71

    9.54

    14.91

    * Sólidos No Grasos ** Sólidos
    Totales

    Fuente: Magariños (2000b).

    Las proteínas que contiene la leche son
    ideales, tanto por su calidad como por su
    equilibrada composición, para satisfacer las
    necesidades de aminoácidos del hombre. Su contenido de
    minerales y vitaminas es excepcional, no solo en
    proporción, sino en cantidad. Dejando aparte la
    vitamina C y el hierro, la leche puede
    considerarse como una fuente segura de nutrientes para el
    crecimiento y desarrollo de la
    población humana (FAO, 1973).

  3. Composición de la
    leche

    En los últimos años el mundo se ha
    percatado de que la calidad y el fenómeno
    económico crecen íntimamente ligados y se ha
    creado una carrera por el perfeccionamiento de los productos y servicios. Actualmente
    se considera que la calidad es una función que abarca
    toda empresa y se ha
    convertido en una forma de dirigir, creándose las
    directrices sobre la gestión y los
    sistemas de
    aseguramiento. Estos conceptos también se han
    extendido a todas las áreas de la economía, incluyendo
    la agropecuaria y las explotaciones ganaderas donde la
    calidad se convirtió en un instrumento para elevar la
    productividad, reducir los
    costos e incrementar las
    ventas y los beneficios
    (Villoch, 2002).

    Se habla frecuentemente de calidad, pero no
    siempre se atiende al significado completo y al concepto verdadero de este
    término. Por una parte, la leche al ser secretada,
    adquiere en cada caso individual, ciertas
    características físico-químicas que
    determinan su composición. Por otra parte, hay que
    tener en cuenta el estado de salud del
    animal productor ya que la leche, así como puede ser
    un excelente alimento puede también constituir un
    peligroso medio de difusión de enfermedades. Mientras los
    métodos racionales
    empleados en la producción hacen de la leche un
    producto de alta higiene, la falta o
    imperfección de estos métodos puede dar lugar a
    una sustancia malsana y repugnante. Es por ello que
    generalmente se reconoce que, para ser aceptable, una leche
    debe tener buena conservación, estar exenta de agentes
    patógenos y tener buena apariencia, alto valor
    nutritivo y estar limpia y libre de materias extrañas
    y suciedades (Keating, 1964a).

    La calidad contempla el escaso o nulo contenido de
    gérmenes para obtener productos con prolongada
    capacidad de conservación, características
    organolépticas adecuadas, escaso contenido celular
    como expresión de una composición normal sin
    adulteración por mastitis y trastornos
    secretores, resistencias a
    períodos prolongados de almacenamiento,
    composición bioquímica normal,
    escasa presencia de gérmenes indeseables,
    especialmente coliformes esporulados (Hernández,
    2002a).

    La calidad de la leche es el conjunto de
    propiedades que afectan directa o indirectamente el nivel
    de aceptación, seguridad y demanda del producto.
    Los indicadores de calidad
    se refieren fundamentalmente a la composición,
    contenido y tipo de bacterias, presencia de
    células
    somáticas y residuos químicos o medicamentos,
    propiedades organolépticas. La calidad nutricional de
    la leche se asienta en el contenido de nutrientes
    básicos, así como la alta digestibilidad y
    utilización de estos por el organismo. La calidad
    sanitaria de la leche está dirigida a reducir el
    número de bacterias saprófitas responsables del
    deterioro de la misma

    (Ponce, 2002a).

    Según Vargas (2003) la calidad de la leche
    está dada solamente por la menor cantidad de
    microorganismos o sea calidad higiénica.

    La calidad de la leche es uno de los pilares
    fundamentales de una industria lechera
    desarrollada y comprende ganado sano bien alimentado y
    criado, leche con una capacidad de conservación
    adecuada para su transporte a la
    industria, y composición óptima (Roye,
    1999).

    La leche para que cuente con una buena calidad
    debe proceder de vacas libres de brucelosis y tuberculosis, que no
    tengan enfermedades contagiosas para el hombre; que no puedan
    transmitir a la leche características
    organolépticas anormales; que no tengan alterado el
    estado general; que no padezcan alteraciones del aparato
    genital con flujo, enteritis con diarrea acompañada
    de fiebre ni inflamaciones
    perceptibles de la ubre; que no presenten ninguna herida en
    la ubre; que den más de 2 litros de leche al día;
    que no haya sido tratada con sustancias que puedan
    transmitirse al hombre, que sean peligrosas o puedan llegar
    a serlo para la salud humana (Echeverría,
    2002a).

    Las autoridades sanitarias y la industria
    láctea del mundo consideran que la leche cruda de
    buena calidad debe tener menos de 100.000 bacterias
    mesófilas aerobias por ml, menos de 400.000
    células somáticas; estar libre de residuos de
    medicamentos o preservantes, no haber sido adicionada agua,
    descremada, ni mezclada con sustancias que modifiquen los
    sólidos totales o la grasa (Cotrino y Gaviria,
    2004).

  4. Calidad de la
    leche

    La leche constituye un alimento de importancia
    universal, su riqueza en proteína de alto valor
    biológico, su aporte de energía, la
    contribución en minerales osteotróficos hacen que
    esta forme parte esencial de la dieta del hombre. Es el
    alimento natural que mayor número de sustancias
    nutritivas aporta a la dieta, otros son más ricos que
    ella en algún nutriente en particular, pero ninguno la
    supera como alimento equilibrado en componentes necesarios
    para el ser vivo (Jaspe, 1996; Sastre, 2002).

    La calidad nutricional de la leche se asienta en
    el contenido de nutrientes básicos, así como en
    la alta digestibilidad y utilización de éstos por
    el organismo (Ponce, 2002b) solo el aporte de
    proteínas de alto valor biológico, de calcio y
    fósforo justifican dicha importancia. La leche
    constituye el mejor aporte de calcio, proteínas y
    otros nutrientes necesarios para la formación de
    huesos y dientes.
    Durante la infancia y adolescencia se aconseja
    tomar la leche entera, ya que conserva la energía y
    las vitaminas A y D ligadas a la grasa (Eroski,
    2004)

    Las condiciones nutricionales y de calidad de la
    leche pueden ser verificadas mediante determinaciones
    físico – químicas y microbiológicas que
    permite conocer sus componentes. Es fundamental, realizar
    un muestreo adecuado de la
    materia prima que llega
    a la fábrica y definir si la leche reúne la
    calidad requerida para su envío al consumidor
    (Hernández, 2002b).

  5. Importancia nutricional y
    económica de la leche

    Generalmente, la producción de leche es una
    de las variables que primero se
    ve afectada ante cualquier cambio
    nutricional o ambiental (NRC, 1981).  Según
    Sastre (1985) existen varios factores permanentes que
    influyen en la calidad como son la raza, la
    alimentación y la higiene, los cuales hay que seguir
    muy de cerca para obtener leche de calidad.

    Los estudios de los genotipos y rebaños
    lecheros en la región tropical deben estar basados
    sobre el conocimiento y
    evaluación integral
    de los múltiples indicadores zootécnicos y de los
    factores que influyen en su comportamiento
    productivo, sobre todo dentro las nuevas tecnologías
    que se generan en la producción lechera (Ponce et
    al
    ., 2000).

    La época del año y el mes influyen para
    las concentraciones de todos los indicadores, al
    encontrarse el mejor comportamiento durante el período
    lluvioso como expresión de una mayor disponibilidad de
    pasto; las variaciones observadas en la leche dependen en
    gran medida del grado de deterioro de la calidad
    higiénico sanitaria (Capdevila et al.,
    2002).

    Las vacas con menor porcentaje de área negra
    en su cuerpo presentan un comportamiento productivo
    superior, quizás debido a su posible mejor control
    termorregulatorio, ya que según Thatcher (1974),
    cualquier situación de incomodidad térmica
    está relacionada con alteraciones del balance
    hormonal, con efecto en los niveles productivos o bien por
    una reducción en el metabolismo basal
    Collier et al., (1982), pudiéndose estudiar
    esta pérdida productiva mediante el índice de
    temperatura-humedad
    propuesto por Hahn (1969) y cuyos mecanismos
    fisiológicos son ampliamente discutidos por (Thatcher
    y Collier, 1981). 

    Según Cabrera et al., (1987b) la
    producción cualitativa y cuantitativa de leche en las
    diferentes especies animales se ve influenciada por una
    serie de factores que se inician en el período o fase
    de lactación al desencadenarse el parto teniendo como
    fase inicial la producción del calostro y se continua
    con la fracción del ordeño, alimentación,
    edad, celo, gestación, otros estados fisiológicos
    y patológicos de la ubre o del animal que interviene
    desfavorablemente en la composición química de la
    misma y también en la cantidad producida. Además
    de ello, deberán tenerse en cuenta otros factores como
    el ambiente (clima y suelo) y el régimen de
    vida de los animales que también modifican la
    composición de la leche.

    Las variaciones de composición son debidas a
    los factores humanos que influyen en el manejo y la
    producción o debidas a las condiciones climáticas
    y factores fisiológicos normales de los animales
    (Keating, 1964b).

    Las principales variaciones en cuanto a la
    composición de la leche se relacionan con la genética (raza),
    etapa de la lactación, alimentación (tipo,
    calidad y cantidad del mismo, así como frecuencia del
    suministro), clima (época del año), manejo del
    ordeño (método y hora) y
    estado de salud del animal (O'Brien, 2002).

    Las características de la alimentación y
    el balance de nutrientes en la dieta tienen un importante
    papel en la composición láctea, aunque el enfoque
    fundamental, generalmente se asocia sólo a los
    rendimientos. Convencionalmente se reconoce la
    relación directa entre el nivel y digestibilidad de la
    fibra (forrajes) en la ración con el mayor contenido
    de grasa en la leche e inversa con los concentrados y entre
    el aporte energético y el incremento de lactosa, y el
    incremento de proteínas lácteas sólo dentro
    de ciertos límites de
    proteína en la ración (aproximadamente hasta el
    18%). Sin embargo, una situación bastante común
    en el trópico es la limitación en el consumo de materia seca durante la
    época menos lluviosa, las deficiencias en el balance
    energía/proteína y los problemas carenciales de
    minerales, asociados en su mayor parte con la pobre calidad
    de los pastos y forrajes. Esta situación se hace
    más crítica en los
    rebaños especializados más productores y menos
    adaptados al ambiente tropical y por tanto, más
    exigente desde el punto de vista nutricional, que conllevan
    entonces a ciertos estados de desnutrición
    mantenidos y alteraciones sensibles en su condición
    corporal. Los animales más rústicos también
    pueden ser afectados, pero sus características
    raciales no posibilitan que la composición láctea
    disminuya por debajo de los umbrales mínimos
    establecidos (Hahn, 1996).

    La mala calidad de la dieta, la baja
    digestibilidad de la fibra y el pobre aporte de
    energía son las causas primarias de alteraciones en
    los componentes lácteos en la
    época de seca, lo cual se revierte en la época de
    lluvia, al incrementarse la disponibilidad de pastos y la
    calidad de la dieta (Ponce, 1998).

    En Cuba estudios realizados
    indican que en rebaños de ganado rústico
    alimentados básicamente a base de pastos y forrajes no
    se deben presentar problemas en la composición, no
    así en rebaños especiales. La composición de
    los sólidos en la mezcla de leche de los principales
    mamíferos de uso doméstico (vaca, cabra, oveja)
    varían en un rango relativamente estrecho, lo cual
    tiene un verdadero significado económico para la
    industria (Ponce, 2002c).

    Los pastos y forrajes de gramíneas
    constituyen la base de la alimentación de la vaca
    lechera en el trópico. Comúnmente, la baja
    densidad de los
    nutrientes y la poca digestibilidad de la fibra limitan
    considerablemente el consumo de materia seca y la capacidad
    para cubrir todos los requerimientos durante el
    período de lactación, los cual conduce a una
    disminución de la producción y su calidad (Leng,
    1991).

    En Cuba los sistemas silvopastoriles, basados en
    (Leucaena leucocephala), se están convirtiendo
    en el soporte nutricional básico de las explotaciones
    lecheras. El estudio de esta tecnología ha mostrado
    evidentes y muy positivos efectos sobre la producción
    y la composición de la leche (Jordán et
    al
    ., 1999; Hernández y Ponce, 2004).

    La época del año tiene un efecto directo
    sobre la producción y composición de la leche
    proveniente de los genotipos estudiados bajo silvopastoreo,
    con cierta disminución de dichos parámetros
    durante la seca. La producción de leche muestra un mejor
    comportamiento en la época de lluvia, con diferencias
    significativas entre rebaños. Dicho comportamiento se
    puede explicar por el incremento en esta época del
    año de la disponibilidad y calidad sobre todo de la
    gramínea, lo cual se traduce en un mayor aporte de
    nutrientes a los rebaños durante este período
    (Hernández, 2005).

    Según Simón y Reynos (1999) en un
    estudio comparativo del silvopastoreo y la tecnología
    convencional a base del monocultivo de gramíneas
    reportaron mayores niveles de grasa láctea, en los
    tratamientos con el primero. La misma tendencia se
    manifestó para los parámetros de sólidos no
    grasos (SNG) y sólidos totales (ST).

    El micro-clima que se crea bajo los árboles beneficia
    también a los animales domésticos que se
    mantienen más frescos logrando mantener el consumo
    aún en momentos de mayor intensidad de la radiación solar y
    la temperatura ambiente y como consecuencia se logra un
    mejor comportamiento productivo (Sánchez;
    1998).

    Según García (1999) la época del
    año tiene un marcado efecto sobre la composición
    de la leche cruda, siendo los valores de grasa,
    SNG, ST y densidad afectados de una manera significativa,
    lo cual puede estar dado por condiciones medioambientales y
    de manejo desfavorables.

    Los resultados medios de
    composición de la leche descritos para el país en
    la última década, en la época de lluvia,
    reflejan valores de 8.27 %, 8.25%
    y 8.31% de SNG para los genotipos Holstein Friesian,
    mestizos Holstein y Siboney de Cuba respectivamente
    (Hernández y Ponce, 2002b). El efecto de la época
    del año, asociado directamente con la
    alimentación es uno de los factores con mayor
    influencia sobre la composición de la leche en Cuba en
    los diferentes genotipos estudiados en los últimos
    años (Hernández, 2003). Por otra parte, Villoch
    et al., (1991), indicaron que en vacas alimentadas a
    partir de pastos y forrajes, los sólidos no grasos y
    la proteína bajan en la seca, lo cual se revierte en
    la época de lluvia, al incrementarse la disponibilidad
    de pastos y la calidad de la dieta. El incremento de las
    concentraciones relativas de grasa láctea durante la
    seca puede estar asociado a la disminución de la
    productividad de los rebaños. Por otra parte,
    Hernández y Ponce (2002c) lograron encontrar un efecto
    significativo de la época del año (p ≤
    0.01), con un mejor comportamiento de los componentes de la
    leche en los meses de julio y agosto.

    El valor protéico en la leche de las razas y
    retrocruces en Cuba ha tenido un discreto descenso, lo que
    debe estar condicionado directamente por la cantidad,
    calidad de los alimentos y condiciones ambientales dentro
    de rebaños genéticamente estabilizados, una vez
    que los contenidos de grasa y lactosa se han comportado de
    manera similar o algo superior en el caso de la grasa a lo
    reportado. De igual forma a los valores de proteína,
    se encuentran los niveles de SNG y ST (Hernández y
    Ponce, 2002d).

    Harvey y Hill (1975) plantean que la
    composición de la leche , por lo que respecta a las
    grasas y sólidos no grasos, resulta afectadas por
    ciertos factores como la raza vacuna, alimentación,
    las variaciones estacionales, salud del animal, la edad del
    animal, la eficiencia del
    ordeñador, el intervalos entre ordeño, el
    período de lactación y la individualidad de la
    vaca.

    Smith (1968) menciona que uno de los factores que
    afectan el porcentaje de grasa y sólidos no grasos en
    la leche es la alimentación. Flores-Ramos (1979)
    reporta que vacas Yersey en pastoreo con Leucaena, se
    observaron aumentos en el porcentaje de grasa,
    proteína y sólidos totales cuando fueron
    relacionados y expresados en términos de
    producción total de leche comparados con el grupo
    testigo.

    Según Alais, (1985); Casado y García,
    (1985);  Amiot, (1991) la materia grasa de la leche es
    uno de los parámetros que varía en mayor
    proporción, considerando características propias
    del animal y las no dependientes del animal, siendo las de
    mayor incidencia las de manejo del rebaño y/o raza de
    los mismos y las características
    individuales.

    La fuente de forraje (bagazo de caña de
    azúcar o heno de
    pasto pangola) tiene un claro efecto sobre el porcentaje de
    grasa de la leche. La fuente de forraje tuvo un efecto
    considerable sobre la cantidad de leche producida por las
    vacas. El bagazo de caña de azúcar estimuló
    una mayor producción de leche en comparación al
    heno de pasto pangola. Sin embargo, la alimentación
    con heno de pasto pangola determinó que la leche
    tuviera un mayor porcentaje de grasa. El peletizado de la
    pulpa de cítrico con los dos forrajes no tiene un
    efecto importante sobre el porcentaje de grasa de la leche
    (Wing, 1975).

    De todos los componentes, el porcentaje de grasa
    es el que más cambios sufre por efecto genético,
    fisiológico y nutricional Sutton (1989). Sin embargo,
    se debe tener en cuenta, que la nutrición ha sido considerada,
    como el primer factor de influencia en la composición
    de grasa en la leche (Jensen, 2002).

    Según Hernández (2002c) el contenido de
    sólidos varía por la alimentación del
    animal, enfermedades (vacas enfermas siempre dan valores
    mínimos), alto contenido graso (puede aparecer aguada)
    y la adición de agua y soluciones preparadas y
    desnatado.

    Según Cabrera y Álvarez (1997) indican
    que las vacas alimentadas a partir de pastos y forrajes,
    los sólidos no grasos y la proteína bajan en la
    seca y se incrementan cuando llega la abundancia de pastos
    en la época de lluvia.

    Los factores intrínsecos son aquellos que
    tienen que ver con la leche en sí, su composición
    y características. Dentro de este grupo esta el pH,
    actividad de agua, potencial de óxido reducción,
    cantidad de nutrientes y sistemas antimicrobianos. Los
    diferentes microorganismos alcanzan la leche por dos
    elementos principales: la vía mamaria y los factores
    extrínsecos, estos factores pueden influir en la
    calidad y composición de la leche cruda
    (Larrañaga et al., 1999; Jay,
    2000a).

    Los factores que influyen en la variabilidad son
    de tipo ambiental, fisiológico y genético. Dentro
    de los ambientales se reconoce a la alimentación, la
    época del año y la temperatura ambiente. En los
    fisiológicos encontramos el ciclo de lactancia, las
    enfermedades, especialmente la mastitis, y los hábitos
    de ordeño. En cuanto a los factores genéticos
    citaremos la raza, las características individuales
    dentro de una misma raza y la selección
    genética (Magariños, 2000c).

    Diversos factores afectan la composición
    físico-químico y calidad microbiológica de
    la leche. Dentro de estos factores se incluyen el ambiente
    (clima, temperatura, humedad, etc), estado de lactancia,
    genética y nutrición (Matthews et al.,
    1992; Gibson 1991). Godden et al., (2002),
    reportaron que la variación en la composición de
    la leche, obedece igualmente a factores como la rutina de
    aseo y desinfección e higiene ambiental al momento del
    ordeño.

    Un grupo de autores concuerdan que la
    composición físico-química de la leche puede
    variar de acuerdo con el período de lactación,
    número de partos, edad, alimentación y manejo
    entre otros (Cerón-Muñoz et al., 2002;
    Characo et al., 2001; Duarte et al., 2001;
    Ramírez et
    al
    ., 2001; Faria et al., 2002).

    La alimentación (tipo, calidad, cantidad,
    equilibrio de la dieta)
    afecta directamente la calidad físico-química de
    la leche. A su vez, la concentración y el equilibrio
    entre los componentes químicos definen dos aspectos
    importantes de la aptitud tecnológica de la leche: el
    rendimiento industrial y la calidad organoléptica de
    los productos. Consecuentemente, una alimentación
    adecuada a los requerimientos de los animales es un
    requisito indispensable para el logro de una leche y
    productos de calidad (Taverna, 2002).

    Morea (1997) expresa que la composición
    química depende de factores múltiples tales como
    la raza de los vacunos, la época del año (la
    leche de otoño – invierno, cuando los animales
    ingieren forrajes secos, es más rica en grasas), y
    también la hora del ordeño, así como el
    intervalo entre dos ordeños sucesivos.

    Según González (2004) el estudio de las
    causas del SILA (síndrome de leche anormal) en Cuba,
    indica la ocurrencia de diversos factores asociados,
    primariamente a la alimentación, que conllevan a
    alteraciones ruminales y del metabolismo general, con
    compromiso final de los procesos de síntesis y
    secreción de los componentes lácteos.

    El exceso de caña finamente molida y la
    adicción de mieles, juntos con la baja disponibilidad
    de pastos y forrajes limitan considerablemente el consumo
    total de la materia seca y su digestibilidad, causando
    trastorno ruminales que se expresan finalmente en problemas
    metabólicos y alteraciones variadas en la calidad de
    leche. (Ponce y Capdevila, 1997).

    El progreso de la economía lechera depende
    sobremanera de la forma en que se obtiene la leche. Si las
    vacas se ordeñan de manera defectuosa o
    antihigiénica, ello repercute mucho sobre la calidad
    de la leche y de los productos lácteos y, por tanto,
    en su valor, sanidad y posibilidad de venta. Con estos se
    producen enfermedades mamarias que disminuyen los
    rendimientos lechero, perjudican el valor nutritivo de la
    leche y reducen la capacidad de conservación. Pero
    ello también influye en la rentabilidad de las
    explotaciones lecheras y como consecuencias sobre el
    desarrollo general de la economía de la leche, con
    repercusión en el estado de salud de la población
    consumidora (Lerche, 1969).

    Una buena calidad en la leche se obtiene cuando la
    misma proviene de una ubre sana con un contaje celular por
    debajo de 100.000 células/ml. Las cifras altas revelan
    la infección por un patógeno. Las células
    pueden modificarse por variaciones ambientales como edad de
    la vaca, momento de lactación, estación,
    fracción de leche y variación a lo largo del
    día (Echeverría, 2002b).

    Recuentos bacterianos muy altos en leche cruda son
    indicativos de fuerte contaminación durante las
    operaciones de ordeño,
    manipulación o almacenamiento, o bien de
    conservación a temperatura de refrigeración
    insuficientes para retardar al crecimiento microbiano
    (Valbuena et al., 2005a).

    Schaibly y Wing (1974) definen que la leche es un
    medio de cultivo natural idóneo para el desarrollo de
    diversos microorganismos y que las altas temperaturas (no
    refrigeración) y la higiene deficiente durante su
    manipulación detectada en los ordeños realizados
    a una unidad pueden influir en la calidad del
    producto.

  6. Principales factores que
    influyen en la producción, composición y calidad
    de la leche cruda

    La determinación cuantitativa y cualitativa
    de microorganismos denominados "indicadores" en los
    productos alimenticios proporciona información del
    nivel de contaminación del producto evaluado,
    Magariños (2000d) señala que las principales
    fuentes de
    contaminación de leche y productos lácteos que se
    dan en el predio son: animal (glándula mamaria,
    piel, heces), establo
    (moscas, aire, agua, forraje, paja,
    suelo, etc.), utensilios (equipo de ordeño, baldes,
    tarros, filtros, enfriadora, etc), así como durante la
    recolección y el transporte, y durante la
    recepción y el procesamiento industrial y el uso de
    materiales poco
    apropiados durante el ordeño, manipulación,
    almacenamiento y transporte de la leche, así como
    la contaminación de
    los alimentos y aguas que ingiere el animal, provocan
    contaminaciones con metales. Además, los
    elementos contaminantes a considerar, deben tenerse en
    cuenta, desde el punto de vista toxicológico, el
    mercurio, el plomo, el cadmio y el arsénico como
    altamente tóxicos, en tanto que el estaño y el
    cobre como tóxicos
    cuando se consumen en grandes cantidades. Finalmente, el
    hierro, sólo como un elemento deficitario en la leche,
    esencial en la nutrición humana y catalizador de la
    oxidación de las grasas. Este autor notifica que las
    bacterias de la leche no son la única fuente posible
    de contaminación, también lo son las que se
    encuentran en los equipos, utensilios, en el aire, el
    polvo, el heno, etc.

    La leche que sale de una ubre sana contiene muy
    pocas bacterias, además de que los sistemas naturales
    de defensa que tiene la leche inhiben un aumento sustancial
    de las bacterias durante las primeras tres o cuatro horas a
    temperatura ambiente (FAO, 2006b).

    Una leche de calidad es un requisito indispensable
    para el logro de productos lácteos de calidad. La
    vaquería es el primer condicionante de este proceso. Los riesgos de
    modificación de la calidad de la leche se ubican en
    dos niveles: Los anteriores al ordeño y que
    condicionan la calidad original o natural de la leche
    .
    Estos se asocian a las enfermedades que afectan al rodeo
    lechero y que de una manera directa o indirecta alteran la
    calidad de la leche, al estado fisiológico del animal
    (calostro y leche producida por vacas de lactancias muy
    avanzadas) y al uso de sustancias químicas
    (medicamentos, hormonas, etc.) que
    puedan pasar a la leche. Las posteriores al ordeño
    y que pueden provocar una degradación o
    alteración de la calidad original
    . Estos se
    relacionan a las condiciones de manipulación de la
    leche durante el ordeño, al ambiente, a su
    conservación en la vaquería y a su transporte
    hasta la industria (Taverna et al.,
    2002a).

    El canal del pezón es un sitio privilegiado
    de retención de gérmenes de origen exógeno:
    Stafilococo aureus, Streptococos spp, Enterobacterias,
    Bacilos y Pseudomonas. En general la carga bacteriana en
    este tramo está entre 1.000 y 3.000 gérmenes por
    ml. La piel del pezón es un reservorio importante de
    gérmenes que son fiel reflejo de la higiene de la
    estabulación y la limpieza de ubres. Los pezones
    sucios y mal lavados aportan cifras de hasta 100.000
    bacterias. Una ubre sin mastitis es fuente de leche
    estéril (sin ningún microorganismo), pero en
    el caso de presencia de infección, el número de
    gérmenes es bajo. Una mala limpieza de la
    ordeñadora o un fallo en la refrigeración es la
    fuente más común de contaminación de la
    leche (Echeverría, 2002c).

    Una vez que los microorganismos han alcanzado la
    leche, comienza un periodo de adaptación de estos al
    medio circundante, la duración de este periodo
    así como la capacidad para multiplicarse esta
    condicionada al efecto de varios factores intrínsecos,
    extrínsecos e implícitos (Jay, 2000).

    Estos microorganismos pueden alcanzar la leche por
    vía mamaria ascendente o mamaria descendente. Por
    vía ascendente lo hacen bacterias que se adhieren a la
    piel de la ubre y posterior al ordeño entran a
    través del esfínter del pezón
    (Staphilococcus aureus, Streptococcus, Coliformes).
    La vía descendente o hematógena la utilizan los
    microorganismos que pueden causar enfermedad sistémica
    o tienen la propiedad de movilizarse
    por la sangre y a través
    de los capilares mamarios llegar a infectar la ubre
    (Salmonellas, Brucellas , Mycobacterium
    tuberculosos
    ). Entre los factores extrínsecos se
    pueden citar el aire, el agua, el suelo, el ordeñador,
    el estiércol, los utensilios y el transporte
    (Larrañaga et al., 1999; Jay,
    2000b).

    Levican (1992) ha publicado que el concepto de
    higiene de la leche tiene hoy día dos enfoques
    principales: el primero de ellos se refiere a la
    contaminación de la leche por bacterias, fenómeno
    en el que se reconocen fases bien determinadas como son:
    concentración inicial en la secreción láctea
    a partir de la flora propia de la ubre, generalmente
    bacterias de tipo saprófitas, o bien flora
    patógena específica de la ubre. Esta flora
    detiene su crecimiento a los 7ºC, por lo tanto, no
    reviste gran importancia dada la refrigeración del
    producto a 4ºC. Por lo tanto, el principal deterioro
    ocurre por contaminación del equipo de ordeño y
    etapas posteriores de almacenamiento y transporte, los
    cuales son determinantes en la calidad final del producto.
    Las bacterias que se incorporan en estas etapas tienen
    capacidad amplia para crecer, incluso bajo condiciones de
    refrigeración apropiadas.

    La refrigeración de la leche no frena
    totalmente la multiplicación bacteriana. Las mismas se
    desarrollan a temperaturas inferiores a los 7ºC. Su
    presencia en la leche se asocia, normalmente, a una falta
    de efectividad en el lavado y desinfección del
    material de ordeño y equipo de frío. El efecto
    negativo de esta flora sobre la calidad de la leche depende
    directamente del nivel de contaminación inicial, de
    las condiciones en las que se desarrolló, la
    refrigeración y del tiempo de almacenamiento
    de la leche previo a su industrialización (Taverna,
    2000).

    La leche es un producto que no está exento de
    riesgos ya que puede contaminarse en cada uno de los
    múltiples pasos que van desde su secreción de la
    vaca hasta su consumo. Los dos grupos de riesgo principales a los
    que se expone la leche y por tanto el consumidor son:
    microbiológicos y químicos. Hay que resaltar que
    las vías de contaminación son enormemente
    variadas pudiendo ser desde el propio animal (piel y
    materia fecal), hasta los ganaderos, transportistas,
    materiales y superficies, agua, suelo o aire, entre otras.
    Además, las oscilaciones de temperatura, con rotura de
    la cadena del frío, implican unas condiciones ideales
    para permitir la proliferación de microorganismos.
    Esto supone que de una contaminación de la leche
    inicial (en el momento del ordeño) muy baja (incluso
    estéril en el interior de la ubre) pueden ser
    detectados niveles de contaminación superiores a
    1.000.000 de bacterias por mililitro en menos de 24 horas
    (González y Juan, 2001a).

    Toda enfermedad de la vaca en lactación
    provoca alteraciones en la cantidad y calidad de la leche
    producida. Al mismo tiempo, en un rodeo enfermo se
    incrementan los riesgos de la presencia en la leche de
    distintas sustancias químicas y agentes
    patógenos. Una de las enfermedades que mayores
    perjuicios productivos, económicos y comerciales
    ocasionan al sector lácteo es la mastitis (Taverna
    et al., 2002b).

    La leche, por su composición, posee un
    elevado valor biológico, con una concentración de
    entorno al 4% de lactosa, hidrato de carbono que puede ser
    empleado por una gran variedad de microorganismos
    sacarolíticos, un 3% de proteína fácilmente
    metabolizable por gérmenes proteolíticos y un 3%
    de grasa digerible por microorganismos lipolíticos. En
    consecuencia, podrán crecer en ella una enorme
    cantidad de microorganismos que podrán ser de riesgo o
    no dependiendo de su capacidad, no solo para multiplicarse
    en la leche, como para competir con el resto de los
    microorganismos presentes (González y Juan,
    2001b).

    La leche contaminada se puede constituir en un
    vehículo de transmisión de enfermedades
    transmisibles de animales a personas causadas por los
    microorganismos patógenos o sus toxinas, siendo las
    vacas o los ganaderos, y personas que manipulan la leche,
    la fuente de contaminación más importante. Si
    bien, en otras ocasiones, la contaminación viene
    producida por falta de higiene, poca limpieza de las vacas,
    del medio ambiente, de los
    sistemas de ordeño, conducciones de leche, ollas o
    sistemas de refrigeración (González y Juan,
    2001c).

    La higiene es el eslabón fundamental de la
    medicina preventiva.
    Mediante ella se maneja el ambiente total donde se
    desarrolla la vaca, para minimizar el número de
    organismos que pueda infectarla. La mayoría de las
    infecciones se transmiten a través de las manos de los
    ordeñadores, paños o esponjas y pezoneras durante
    el ordeño. Los patógenos que se transmiten en
    este momento con mayor frecuencia son microorganismos
    contagiosos como los coliformes, el primer paso para una
    buena higiene en el ordeño es mantener los pezones
    limpios y secos. Se usará una mínima cantidad de
    agua para preparar los pezones para el ordeño y luego
    se secan con toallas individuales o desechables. La
    mastitis es una de las enfermedades que es causada por el
    manejo deficiente de los rebaños o mala higiene a la
    hora del ordeño (Armenteros, 2005).

    Philpot (1996) considera la mastitis como una
    enfermedad compleja y es producto de la interacción de
    varios factores resumidos en el animal, el medio ambiente y
    los microorganismos, jugando el hombre un papel decisivo.
    Se estima que un tercio de todas las vacas lecheras
    están afectadas por cualquier forma de mastitis en uno
    o más cuartos afectando de esta forma la calidad de la
    leche cruda. Por tal motivo es considerada como la
    enfermedad más importante de la lechería a nivel
    mundial, incluyendo la industria, debido a las grandes
    pérdidas en producción láctea que esta
    ocasiona (Philpot y Nickerson, 1992), así como en la
    calidad de los derivados lácteos (NC 55-17,
    1987).

    Cotrino y Gaviria (2005a) plantean que la leche
    tiene múltiples fuentes de contaminación: La ubre
    sana que en condiciones normales puede aportar hasta 1.000
    microorganismos / ml, la ubre con mastitis donde
    dependiendo del microorganismo que la cause, un solo cuarto
    afectado mezclado con la leche de 99 sanos, puede
    incrementar el recuento hasta de 100.000 bacterias en la
    leche del hato, la contaminación
    ambiental durante el ordeño, producto de
    deficientes prácticas de manejo, permite que
    microorganismos de la piel de los pezones, manos del
    ordeñador, pezoneras, equipos de ordeño, baldes y
    todo el entorno del ordeño, lleguen a la leche. Esta
    es la fuente de contaminación más importante y
    variable, ya que aporta un gran número de
    microorganismos con diferentes propiedades
    microbiológicas, a esta contaminación inicial de
    la leche debe sumarse la multiplicación que sufren las
    bacterias, debido a que esta es un excelente Medio de
    Cultivo para la mayoría de los
    microorganismos.

    Valbuena et al., (2005b) expresa que la
    leche cruda se contamina corrientemente con bacterias
    coliformes, derivadas directa o
    indirectamente del tracto intestinal de las vacas, animales
    que afortunadamente no sufren las infecciones
    entéricas propias del hombre. Esta contaminación
    puede provenir del estiércol, polvo, suelo, alimentos
    del ganado, agua, insectos (especialmente moscas) o del
    contacto con residuos lácteos que quedan en los
    utensilios de ordeño y tanques de transporte o
    almacenamiento, mal lavados y saneados.

  7. Fuentes de
    contaminación de la leche cruda

  8. Métodos de control
    para determinar el grado de limpieza y contenido de
    gérmenes

A partir de la década del 70 comenzaron a
desarrollarse en EE.UU. métodos de diagnóstico en leche de
tanque cuyo objetivo era reducir el
número de muestras necesarias para determinar la prevalencia
de vacas infectadas en un rodeo y detectar las posibles causas de
problemas higiénicos. Si bien el análisis de leche de
tanque tiene su base en datos científicos limitados;
brinda dos tipos de información muy importante como es la
presencia o ausencia de un grupo bacteriano determinado e
Identificación de grupos de organismos patógenos
prevalentes en el rodeo. Por lo tanto, se considera una
herramienta valiosa para el diagnóstico y el seguimiento de
los programas de control
implementados, constituyéndose también en una medida
motivadora para productores y ordeñadores respecto de la
aplicación de técnicas de manejo e
higiene. En la actualidad, el análisis de leche de tanque de
frío, es una técnica de adopción creciente en la
Argentina ya que permite no solamente localizar las posibles
causas de problemas, sino también anticiparse a la
aparición de los mismos al aplicarlo en forma rutinaria
(Calvinho et al., 2001).

Dentro de las técnicas de análisis propuestas
por la industria para medir y evaluar la calidad higiénica
de la leche, tenemos: Prueba de Alcohol, acidez titulable,
reducción del Azul de Metileno, recuento en placa de
Mesófilos Aerobios y los recuentos selectivos que permiten
conocer cual es la fuente de contaminación más
importante o proponer la durabilidad del producto en el mostrador
(Cotrino y Gaviria, 2002).

Cotrino y Gaviria (2005b) reportan que las bacterias
mesófilas conforman el grupo más amplio, provee la
mayor información sobre la calidad higiénica de un
producto es al que se le llaman Recuento Total de Bacterias,
la lectura se hace contando el
número de colonias que aparece en la placa, como producto de
la multiplicación a partir de una sola célula bacteriana o de un
grupo de ellas, el resultado se expresa en unidades formadoras de
colonia U.F.C. / ml, el Recuento de Bacterias Coliformes y
termodúricos son indicadores de contaminación fecal que
en el caso de la leche cruda se convierte en el evaluador del
grado de limpieza de la piel de los pezones, manos y pezoneras,
normalmente se espera que en la leche cruda no se encuentren mas
de 100 coliformes/ml . Para mantener su control se deben
ordeñar pezones limpios, desinfectados y secos, con manos y
pezoneras limpias.

Dentro de los parámetros para la calidad de leche
cruda en Cuba se tiene en cuenta el contenido de grasa, el
porcentaje de grasa determina el costo o pago por la leche, la
densidad de la leche: Varía entre1.029 y 1.032 g/ml, la
grasa es el único componente con una densidad menor que el
agua y es el indicador que más influye para bajar la
densidad de la leche, la densidad es una prueba presuntiva que
permite estimar la adición de agua a la leche. El contenido
de Sólidos totales en la leche oscila entre 9.8 y 18 % en un
valor promedio de 11.7%. En nuestras condiciones, los
sólidos no grasos deben ser superiores 8.20%. La
determinación del TRAM, estima la calidad sanitaria de la
leche fresca, a través del TRAM por las bacterias presentes
en la misma. El método se basa en la capacidad que tienen
estas bacterias de consumir el oxígeno disuelto al
iniciarse la incubación de una mezcla de leche y azul de
metileno. Los resultados se expresan en horas. Los resultados de
la reductasa, determinan el precio básico dentro del
sistema de pago por calidad y
establece tres categorías: A buena calidad: Cuando se
superan las 5 horas y media de la reductasa, B mediana calidad: 4
horas y media y C Mala calidad: valor por debajo de tres horas.
Para lograr buenos resultados se recomienda la mejora integral de
la rutina de ordeño y la manipulación de la leche
mediante un lavado correcto de la ubre, despunte, limpieza de
tanques, cantaras y cubos, así como una buena
conservación de la leche (Hernádez, 2002d).

La reductasa es una medida indirecta de la cantidad de
bacterias y contaminantes que contiene la leche (estiércol,
tierra, pelos, basuras, etc.).
Es una enzima que producen las bacterias presentes en la leche, y
su concentración se mide a través del tiempo (en
minutos) que tarda en reducir al azul de metileno, a mayor tiempo
de reducción menor es la cantidad de bacterias y
contaminantes, y mejor la calidad (Beerens, 1990).

Zinsser (1994) considera que el Método
turbidimétrico es la técnica más adecuada para
medir la masa celular de los microorganismos unicelulares,
consistente en la determinación de la cantidad de luz difractada por una
suspensión de células. Esta técnica se basa en el
hecho de que las partículas pequeñas difractan la luz
de manera proporcional, dentro de ciertos límites, a su
concentración. Cuando un haz luminoso pasa a través de
una suspensión bacteriana, la reducción en la cantidad
de luz transmitida como consecuencia de la difracción es una
medida de la densidad celular. Tales mediciones se hacen
habitualmente con un espectrofotómetro o
nefelómetro.

El método turbidimétrico es incluido en la
mayoría de las revisiones sobre métodos rápidos de
diagnóstico microbiológico empleados en alimentos
(White, 1993), resultados similares son reportados por; Manninen
et al., (1990) al evaluar gérmenes patógenos de
alimentos.

Se define a la Mastitis como la inflamación de la
glándula mamaria sea cual fuera su causa y comienza con la
penetración de bacterias patógenas a través del
canal del pezón. Constituye el principal problema de la
ganadería lechera a nivel
mundial, debido a las grandes pérdidas económicas que
ocasiona en la producción y el valor nutricional y sanitario
afectando la calidad de la leche. Es producido por enterococus y
coliformes, se controla realizando la prueba de California
(Armenteros, 2003).

La determinación de sólidos no grasos se
realiza usualmente mediante la ecuación de Richmond
modificada:(1) Sólidos no grasos (SNG) = Sólidos
totales – % de grasa ó (2) SNG = LDC/4 + 0.2 (% de grasa),
en donde: Sólidos totales = LDC/4 + 1.2 (% de grasa)
(Unchupaico et al, 1999).

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Biografía:

Grether Torres Santos

Fecha de nacimiento: 27 de julio de 1983.

País de origen: Cuba.

Ciudad de nacimiento: Ciego de Avila.

Soy graduada de Ingeniera Agrónoma en la
Universidad de Ciego de Avila, trabajo en la misma de
profesora de bovinotecnia en el departamento de producción
animal, curso diversos postgrados, y trabajo directamente en el
proyecto de calidad de la leche de la provincia de Ciego de
Avila.

Cuba, Ciego de Avila, 13 de julio de
2007.

Partes: 1, 2
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