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María Magdalena: ¿Santa, esposa o prostituta?




Enviado por danroli70



Partes: 1, 2, 3, 4

    1. ¿Quién fue
      María Magdalena?
    2. María Magdalena
      en el Nuevo Testamento. Identificación con otros
      personajes
    3. María
      Magdalena en los Evangelios
      apócrifos
    4. Leyendas
      posteriores. La tradición del huevo de
      Pascua
    5. Veneración de
      María Magdalena
    6. María
      Magdalena según la Iglesia
      Católica
    7. La
      Magdalena: "El ultimo tabú del cristianismo". Entrevista
      por la BBC, al autor Juan Arias
    8. Teorías
      recientes acerca de María Magdalena
    9. María
      Magdalena: la supuesta esposa de
      Jesús
    10. María
      Magdalena, ¿pecadora?
    11. Falsa
      prostituta
    12. María
      Magdalena: ¿Autora del Cuarto
      Evangelio?
    13. Su
      tesis
    14. La
      evidencia externa. Investigando explicaciones
      posibles
    15. La
      evidencia interna
    16. Inconsistencias
      estructurales en el Cuarto Evangelio
    17. Evidencia
      corroborante adicional
    18. Comentarios
      concluyentes
    19. Justicia
      veinte siglos después
    20. El
      último escondite de María
      Magdalena
    21. María
      Magdalena la pionera
    22. María
      Magdalena y Simón, el Fariseo
    23. Evangelio
      de María Magdalena
    24. Epílogo
    25. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    La verdad sobre María Magdalena sale a la
    luz
    después de dos mil años de silencio y
    ocultación. De prostituta ha pasado a ser princesa, la
    discípula más destacada, la elegida por
    Jesús para transmitir su mensaje. Nos
    encontraríamos ante la verdadera fundadora del cristianismo,
    uno de los secretos mejor guardados de la Iglesia
    Católica. La fuerza de lo
    femenino se abre paso. La justicia no ha
    hecho más que empezar.

    María Magdalena es mencionada, tanto en el Nuevo
    Testamento canónico como en varios evangelios
    apócrifos, como una distinguida discípula de
    Jesús de Nazareth. Es considerada santa por la Iglesia
    Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa y la Comunión
    Anglicana, que celebran su festividad el 22 de julio. Reviste una
    especial importancia para las corrientes gnósticas del
    cristianismo. Su nombre hace referencia a su lugar de
    procedencia: María de Magdala, localidad situada en la
    costa occidental de lago de Tiberíades. Hay quien pone en
    duda su existencia histórica, aunque autores ateos o
    agnósticos expertos en el "Jesús histórico"
    no dudan de su historicidad.

    Tiberíades está situada en la orilla
    occidental del lago del mismo nombre y es conocida por ser uno de
    los santos lugares del judaísmo. En el año 70 d.C.,
    eruditos judíos
    se asentaron en Tiberíades y contribuyeron a la escritura del
    Talmud palestino, una recopilación de comentarios sobre la
    ley. La ciudad
    y la población judía comenzaron a
    decrecer hacia el siglo XII. La ciudad moderna ha atraído
    a la mayoría de los inmigrantes judíos. Aquí
    aparecen tumbas judías ubicadas a lo largo de la
    orilla.

    Ahora bien, se discute si debe identificarse con la
    hermana de Lázaro y Marta, también llamada
    María y residente en Betania, aunque nunca se le llama
    "María de Betania". De la lectura de
    los evangelios de Juan y Lucas, en los que aparecen ambas, da la
    sensación de ser mujeres diferentes, aunque llama la
    atención que en el Evangelio de Juan
    María de Betania tiene un papel importante y, en los
    momentos claves de la crucifixión y resurrección,
    desaparece, y en cambio,
    aparece de repente María Magdalena, siendo la primera
    testigo de la resurrección de Jesús.

    ¿QUIÉN FUE MARÍA
    MAGDALENA?

    Los datos que nos
    ofrecen los evangelios son escuetos. Lucas nos informa que entre
    las mujeres que seguían a Jesús y le
    asistían con sus bienes estaba
    María Magdalena, es decir, una mujer llamada
    María, que era oriunda de Migdal Nunayah, en griego
    Tariquea, una pequeña población junto al lago de
    Galilea, a 5,5 km al norte de Tiberias. De ella Jesús
    había expulsado siete demonios, que es lo mismo que decir
    "todos los demonios". La expresión puede entenderse como
    una posesión diabólica, pero también como
    una enfermedad del cuerpo o del espíritu.

    Los evangelios sinópticos la mencionan como la
    primera de un grupo de
    mujeres que contemplaron de lejos la crucifixión de
    Jesús y que se quedaron sentadas frente al sepulcro
    mientras sepultaban a Jesús. Señalan que en la
    madrugada del día después del sábado
    María Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a
    ungir el cuerpo con los aromas que habían comprado;
    entonces un ángel les comunica que Jesús ha
    resucitado y les encarga ir a comunicarlo a los
    discípulos.

    Juan presenta los mismos datos con pequeñas
    variantes. María Magdalena está junto a la Virgen
    María al pie de la cruz. Después del
    sábado, cuando todavía era de noche se acerca al
    sepulcro, ve la losa quitada y avisa a Pedro, pensando que
    alguien había robado el cuerpo de Jesús. De vuelta
    al sepulcro se queda llorando y se encuentra con Jesús
    resucitado, quien le encarga anunciar a los discípulos su
    vuelta al Padre. Esa es su gloria. Por eso, la tradición
    de la Iglesia la ha llamado en Oriente "isapóstolos"
    (igual que un apóstol) y en Occidente "apostola
    apostolorum" (apóstol de apóstoles). En Oriente hay
    una tradición que dice que fue enterrada en Éfeso y
    que sus reliquias fueron llevadas a Constantinopla en el siglo
    IX.

    María Magdalena ha sido identificada a menudo con
    otras mujeres que aparecen en los evangelios. A partir de los
    siglos VI y VII, en la Iglesia Latina se tendió a
    identificar a María Magdalena con la mujer pecadora
    que, en Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió
    los pies de Jesús con sus lágrimas.

    Por otra parte, algunos Padres y escritores
    eclesiásticos, armonizando los evangelios, habían
    identificado ya a esta mujer pecadora con María, la
    hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume la
    cabeza de Jesús. Como consecuencia, debido en buena parte
    a San Gregorio Magno, en Occidente se extendió la idea de
    que las tres mujeres eran la misma persona. Sin
    embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que
    identificar a María Magdalena con María, la que le
    unge a Jesús en Betania, pues parece que ésta es la
    hermana de Lázaro. Tampoco permiten deducir que sea la
    misma que la pecadora que según Lucas ungió a
    Jesús, aunque la identificación es comprensible por
    el hecho de que San Lucas, inmediatamente después del
    relato en que Jesús perdona a esta mujer, señala
    que le asistían algunas mujeres, entre ellas María
    Magdalena, de la que había expulsado siete
    demonios.

    Además, Jesús alaba el amor de la
    mujer pecadora: "Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha
    amado mucho" (Lc 7,47) y también se descubre un gran
    amor en el
    encuentro de María con Jesús después de la
    resurrección. En todo caso, aun cuando se tratara de la
    misma mujer, su pasado pecador no es un desdoro. Pedro fue infiel
    a Jesús y Pablo un perseguidor de los cristianos. Su
    grandeza no está en su impecabilidad sino en su
    amor.

    Por su papel de relieve en el
    evangelio fue una figura que recibió especial
    atención en algunos grupos marginales
    de la primitiva Iglesia. Son fundamentalmente sectas
    gnósticas, cuyos escritos recogen revelaciones secretas de
    Jesús después de la resurrección y recurren
    a la figura de María para trasmitir sus ideas. Son relatos
    que no tienen fundamento histórico (a mi parecer,
    todavía los teólogos de la Universidad de
    Navarra, no se dan cuenta que todo los evangelios carecen de
    fundamento histórico, empezando de quienes lo
    escribieron). Padres de la Iglesia, escritores
    eclesiásticos y otras obras destacan el papel de
    María como discípula del Señor y
    proclamadora del Evangelio. A partir del siglo X surgieron
    narraciones ficticias que ensalzaban su persona y que se
    difundieron sobre todo por Francia.
    Allí nace la leyenda que no tiene ningún fundamento
    histórico (nos preguntamos que fundamento histórico
    buscan, para encontrar la verdad) de que la Magdalena,
    Lázaro y algunos más, cuando se inició la
    persecución contra los cristianos, fueron de
    Jerusalén a Marsella y evangelizaron la Provenza. Conforme
    a esta leyenda, María murió en Aix-en- Provence o
    Saint Maximin y sus reliquias fueron llevadas a
    Vézelay.

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