- Resumen
- Introducción
- Planteamiento del
problema - Justificación
- Objetivos
- Marco
teórico conceptual - Hipótesis
- Variables
- Metodología
estadística - Pruebas
de evaluación diagnóstica - Bibliografía
PROTOCOLO DE INVESTIGACIÓN
UNA PROPUESTA METODOLÓGICA DE ACTIVIDAD Y EJERCICIO
GRADUAL
PARA MEJORAR LA CALIDAD DE
VIDA DE LOS ENFERMOS
Resumen:
El objetivo de este estudio es poder medir y
describir estadísticamente el grado de Fatiga
Crónica o Cansancio Excesivo que puedan presentar 30 o
más sujetos (hombres y mujeres) de entre 20 y 50
años de edad, radicados en la cabecera y zonas rurales del
Municipio de Tierra Blanca,
Ver., a través de pruebas de
evaluación físico-diagnostica
especifica. Fatiga que en los últimos meses y años
ha provocado una limitante en la vida de estas personas,
descendiendo en su actividad diaria un 50 % o más, lo cual
los incapacita. Una vez identificados los sujetos a estudiar,
previo descarte de otras enfermedades y
diagnosticados con fatiga crónica por los servicios
médicos correspondientes., serán planificados una
serie de "ejercicios específicos" de acuerdo a las
ciencias
aplicadas a la actividad física, como lo son:
cardiovasculares de bajo impacto, fortalecimiento, flexibilidad y
equilibrio
para que los realicen, tratamiento con duración de 6
meses., con lo cual se pretende influir en mejorar la eficiencia de sus
sistemas:
Músculo-Esquelético, Locomotor y el área
Neurocognitiva, estimulando con ello a que sientan mejoría
física (muscular y articular), puedan elevar sus niveles
de fortalecimiento y resistencia,
disminuya la fatiga y el cansancio excesivo y logren reintegrarse
a la sociedad con
un nivel de productividad
cercano o igual al que tenían antes.
Palabras calve: Fatiga Crónica, Ejercicio
Gradual, Personas no Entrenadas.
Introducción.
El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una
entidad clínica bien definida y universalmente aceptada y
reconocida que en esencia refleja una situación de
fatigabilidad persistente e inexplicada a pequeños
esfuerzos tanto físicos como mentales que resulta
claramente invalidante para el paciente.
Suele acompañarse de un contexto
sintomático de tipo inflamatorio. Su etiología y
patogenia son desconocidas, aunque se postula una hipótesis postviral con disfunción
inmunológica asociada. No existe ningún marcador
diagnóstico específico. El
diagnóstico es clínico mediante la
utilización de unos criterios consensuados que exigen la
realización de un amplio diagnóstico diferencial de
las causas orgánicas y psicológicas de fatiga.
Tiene un curso crónico, persistente y con oscilaciones,
que ocasionan al paciente una considerable invalidez funcional.
No se dispone de ningún tratamiento curativo, aunque la
terapia cognitiva conductual, el ejercicio físico
progresivo y el tratamiento farmacológico de soporte
ayudan a la mejoría sintomática.
La frecuencia del SFC en la población general oscila, entre los
diferentes estudios, entre un 0,3 y un 0,5% siendo la
proporción mujer / hombre de 3-5
/ 1 y la edad de inicio más frecuente, entre los 20 y 50
años.
Estudios recientes apoyan de forma indiscutible, que la
severa fatiga de estos enfermos es una fatiga real y
orgánica, no relacionada con aversión o fobia al
ejercicio y que no mejora con placebo. Respecto al ejercicio
físico, es importante remarcar de entrada que estos
enfermos han tenido durante mucho tiempo muy
limitada su actividad física por la severidad de la
enfermedad y que además presentan una
característica lentitud patológica en la
recuperación post-esfuerzo que hace que sea muy
fácil que empeoren tras la practica de un ejercicio
inapropiado, por este motivo, existen artículos
científicos discrepantes al respecto de la conveniencia de
recomendarles la práctica de ejercicio gradual y
continuado, pese a ello, la mayor evidencia científica
está del lado de dicha recomendación, siempre
siguiendo un plan realista y
adaptado tanto a la enfermedad como al caso concreto del
paciente. El programa tiene
que basarse en que cada paciente aprenda a determinar su
capacidad de ejercicio sin entrar en "crash" (fase de agotamiento
invalidante física y mental) y debe ser claramente
individualizado.
La inclusión de este tipo de enfermos en un
grupo de
ejercicio estándar o dedicado a otra patología
(fibromialgia, hipertensión, insuficiencia cardiaca,
etc.), aunque sea de baja intensidad tiene lamentablemente
garantizado el fracaso.
Los programas
de ejercicios tienen denominación propia para
deportistas y para individuos de condiciones físicas
limitadas por algún problema de tipo orgánico, esta
diferenciación tan elemental es norma básica para
introducir el ejercicio como medida terapéutica
complementaria en diversas situaciones. (22)
El entrenamiento
físico se realiza aplicando las bases fisiológicas
de la adaptación al esfuerzo agudo, a largo plazo se
producen modificaciones en el organismo que persisten mientras
dure el estímulo que lo ha originado. En la
prescripción del ejercicio se utilizan las mismas bases
fisiológicas con la diferencia que esta respuesta se
altera por la presencia de una enfermedad orgánica o
sedentarismo extremo. Se recomienda que cualquier tipo de
programa se realice bajo supervisión, con el fin de conseguir
óptimos beneficios y reducir la probabilidad de
riesgosas complicaciones durante su puesta en marcha. En resumen,
tanto o más importante que practicar deporte, es aplicar el método
adecuado en cada caso. Los niveles de esfuerzo deben ser en
línea general, moderados en volumen e
intensidad y totalmente progresivos. (22)
Los programas de ejercicios físicos contribuyen a
mejorar las funciones del
sistema
cardiovascular, músculo esquelético y
pulmonar. No obstante las acciones sobre
el organismo son más amplias, bien por el efecto del
propio ejercicio o a través de modificaciones de factores
de riesgos
cardiovasculares inducidos por el entrenamiento.
En la actualidad muchos países, incluyendo el
nuestro, llevan a cabo un trabajo activo
para atraer a las más amplias capas de la población
a la practica del ejercicio físico (Programa Nacional de
Activación Física/Gobierno Federal
2000-2006), que no solo es importante para fortalecer la salud del hombre, sino
también para prevenir el proceso de
envejecimiento que va influyendo de forma negativa en un conjunto
de sistemas y órganos.
El ejercicio físico produce en pacientes
enfermos, efectos beneficiosos en el metabolismo,
consistentes en la disminución de los niveles de
triglicéridos séricos, aumento de la
lipoproteína de alta densidad(HDL) y
mejoría de la relación de esta con respecto a la
lipoproteína de baja densidad(LDL) o al colesterol total,
así como un incremento de la sensibilidad a la insulina,
un más fácil control del peso
corporal, mejoría del aparato osteoarticular, con una
mejor estabilidad y coordinación neuromuscular e importantes
adaptaciones psicológicas, particularmente una mejor
comprensión de la enfermedad y la renuncia a una invalidez
latente. (28)
También es necesario tener en cuenta la promoción de la salud a través de la
actividad física en su relación con el
medio ambiente
puesto que algunas enfermedades deben su comportamiento
a cambios climáticos, malnutrición, dietas
inadecuadas, malos hábitos tóxicos y a estilos de
vida incorrectos que conducen a un desequilibrio de las mismas.
La práctica del ejercicio físico devolverá a
estas personas enfermas bienestar, satisfacción, mayor
control sobre su salud; logrando así un equilibrio
físico, mental y social, siendo capaz de identificar,
realizar sus aspiraciones, satisfacer necesidades y cambiar o
adecuar el medio ambiente, de
esta forma previenen los factores que atentan contra la
salud.
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