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La formación de valores desde una perspectiva filosófica y sociológica (página 2)



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Fundamentos filosóficos en el contexto
Nacional

La historia de las diversas
concepciones sobre el valor, en
general, han seguido varias direcciones, que explican su riqueza
vinculada a la espiritualidad del cubano. En el siglo XIX,
la
ilustración cubana que significó como dijera
Varona "El verdadero crepúsculo de nuestra historia
cultural nacional" tiene como insigne a José de la
Luz y
Caballero, quien, considerado por Armando Hart, como el
más grande filósofo del hemisferio occidental y por
Medardo Vitier, como el filósofo del valor, educó y
preparó a la juventud desde
las aulas para sacar el país del atraso y elevarlo hasta
el nivel alcanzado por Europa. Supo
utilizar los Discursos
Académicos de inicio de los exámenes como
estandarte, para criticar la inmoralidad que le es
característico al estado
colonial que vivía la Isla. Luz combatió durante
varios años el eclecticismo del francés
Víctor Cousin, cuya doctrina iba a ser utilizada por el
régimen colonial para sofocar el libre pensamiento
que la ilustración demandaba. Luz logró
desterrar con sus ideas de avanzada toda la pretendida
filosofía de la conciliación.

Al transmitir los valores a
la juventud, hacía hincapié en la unidad que debe
prevalecer entre la ciencia y
el patriotismo, que traería el progreso para el
país. De ahí que veía en la moral la
fuerza
propulsora de la sociedad

Desde el punto de vista filosófico la educación cubana
se sustenta de manera integradora en la filosofía marxista
y en el ideario pedagógico del Héroe Nacional de
Cuba,
José Martí,
cuya concepción sobre la escuela, la
función
del maestro y la relación entre enseñar y educar
constituyen fuertes baluartes sobre los que se erige la política actual de la
Revolución
Cubana, lo que le aporta al maestro actual un mayor
discernimiento sobre su encargo social, no solamente en la
escuela, sino en toda la sociedad.

El apóstol cubano avizoró un pueblo nuevo
que se erguía sobre el sacrificio de sus hijos, para
vencer la ruina moral del
colonialismo, tenía que ser autor de un verdadero movimiento de
renovación y eliminar los vicios y prejuicios que
aún se mantenían en la conciencia de los
hombres, de tal manera, la regulación moral de la sociedad
propiciaría que la colonia no perviviese en la
república.

En el pensamiento martiano encontramos ya esta idea
cuando plantea:

"Instrucción no es lo mismo que educación:
aquélla se refiere al pensamiento, y ésta
principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay buena
educación sin instrucción. Las cualidades morales
suben de precio cuando
están realzadas por las cualidades inteligentes".
(2)

Pero seríamos injustos si no
reconociéramos el papel de vanguardia que
ha jugado Fidel Castro
en todo el perfeccionamiento de nuestro proceso
educacional.

Al respecto, el comandante en jefe sentenció:"
Para mí educar es sembrar valores,
inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas
que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza,
como solidaridad,
desprendimiento, valentía, fraternidad y otras"
1

Los aportes de Fidel y el Che al pensamiento
ético cubano, desde la concepción de la construcción de una nueva moral, con la
perspectiva histórica cultural y tercermundista,
también constituyen rasgos característicos de la
escuela ética
cubana.

La aproximación del Che a lo más puro de
los valores
humanos no está movida sencillamente por una
concepción antropológica opuesta al materialismo
premarxista o a ciertas aproximaciones actuales a una
concepción social, ni tampoco por al afán de
conquistar una esencia humana abstracta, alejada de las
contradicciones sociales y de clases.

Sus ideas parten de que para engendrar en masas una
conciencia de justicia
social es necesaria una transformación en masa de los
hombres, lo que sólo podrá conseguirse mediante un
movimiento práctico, mediante una revolución
social, capaz de fundar la sociedad sobre bases
nuevas.

Para el Che sólo la eliminación de la
explotación del hombre por
el hombre
puede liberar al individuo de
la enajenación que le impone la necesidad de
vender como mercancía su fuerza de trabajo y
liberar sus inmensas capacidades vitales. Sustenta que la
construcción socialista como forma superior del progreso
histórico no es sólo un fenómeno social,
económico y político, sino, al mismo tiempo, un
fenómeno ético y moral, capaz de colocar al hombre
en el centro de todas las transformaciones sociales.

Sustenta que para enfrentar el problema de las
aberraciones heredadas del capitalismo la
conciencia es una fuerza real, una fuerza que tiende a crecer y a
reproducirse con el trabajo
revolucionario eficaz, y con cuya acción
se puede desarrollar el socialismo en
todos sus niveles. Por ello insiste en la necesidad de
desarrollar la conciencia revolucionaria en la formación
del hombre.

 El proceso de formación de valores no tiene
una edad determinada para concluir, existen valores que se van
incorporan a los principios y
convicciones personales desde la cuna y se van perfeccionando o
distorsionando en el transcurso de la vida, según el
entorno social y el desarrollo
personal del individuo.

El valor, considerado como; "la parte constitutiva de la
propia realidad social,

nos permite abordar su tratamiento en relación
con la significación entre los distintos procesos o
acontecimientos de la vida social y las necesidades e intereses
de la sociedad en su conjunto". (Fabelo ,1997)Cuba, y esto es
debido a la necesidad de lograr el desarrollo de
convicciones y conductas en los futuros profesionales, que se
correspondan con los paradigmas
vitales de nuestra sociedad, sobre la base del principio de
educar desde la instrucción.

Desde nuestros puntos de vista y en plena armonía
con la concepción dialéctico materialista, no
podemos considerar a los valores como cualidades absolutas e
independientes del tiempo y del espacio. Negamos la
disquisición en torno al no ser
de los valores, por la lógica
razón de que, tal como los postulados marxistas lo asumen,
la distinción entre la materia y el
espíritu es únicamente aceptable en el plano de la
demostración del problema fundamental de la
Filosofía.

Tanto el mundo objetivo como
su reflejo subjetivo, la conciencia, son y los valores, como
herramientas
de interacción entre estos elementos, valen
porque son y son porque, aunque se mueven en el plano de la
subjetividad, existen como parte constitutiva de la realidad
social, natural y cultural; como una relación entre los
procesos de la vida social y las necesidades, intereses y motivos
de la sociedad en su conjunto; como reguladores internos de la
actividad humana y como entes institucionalizados, en
correspondencia con su relación con la ideología oficial que sustenta el
régimen social donde se mueven.

Desde
el punto de vista sociológico

Fundamentos sociológicos en el Contexto
Mundial

Cada sociedad es portadora de determinados valores que
son asimilados durante los diferentes procesos de la
formación de la
personalidad, en las diferentes etapas de su desarrollo en
forma valorativa, estas orientaciones constituyen componentes
esenciales en la estructura de
la misma. Este fundamento psicológico descansa en la
Escuela del Enfoque Histórico Cultural desarrollada por el
genio de la psicología
soviética L. S. Vigostki, quien, a pesar de centrar su
trabajo en los procesos cognoscitivos, comprendió la
importancia, para el
conocimiento de la personalidad,
del estudio de los procesos
afectivos, en este sentido, desarrolló los conceptos
de emoción y vivencia, también enfatizó en
la necesidad de estudiar el proceso de transformación de
las emociones
elementales en sentimientos superiores, (valores).

El educando y la sociedad, constituyen un núcleo
de interés
en el proceso educativo, dirigido a la formación de
valores y de la persona.
Así la contextualización de valor afirma que: "Los
valores son determinadas maneras de apreciar ciertas cosas
importantes en la vida por parte de las personas".

Otras definiciones precisan mejor la formulación
sociológica y psicológica del  concepto, donde
lo sociológico se refiere a que el valor sería "el
significado social que se le atribuye a objeto y fenómenos
de la realidad en una sociedad  dada es decir
histórico correcta en el proceso de la actividad
práctica en una relaciones  sociales 
concretas". En la orientación de valor en el plano
psicológico se  considera, a partir de lo expresado
por varios autores, como componentes estructurales de la
personalidad que definen la posición de la persona, hacia
determinadas situaciones vitales relacionadas con valores
sociales y se manifiestan de manera más o menos estables,
por lo que constituyen uno de los elementos importantes de la
formación de sentido, orientación,
regulación del comportamiento
e integración de los proyectos de
vida.

Las sociologías enciclopédicas, sobre las
cuales se vertebran las direcciones sociológicas
contemporáneas, son: la sociopedagogía
ideológica marxista, la sociología de la educación francesa
o sociología comparativa durkheimniana y la
sociología instrumental del pragmatismo
deweyano. Estas teorías
definen como elementos fundamentales la asunción de la
educación y sus procesos como fenómenos de
naturaleza social, donde los hombres experimentan la
adaptación a la sociedad. En ellas el fenómeno
pedagógico concierne invariablemente a las cuestiones
sociales y la pedagogía, vista en el plano
sociológico, debe encargarse del estudio
sistemático de las relaciones de los sistemas
educativos y sociales, así como de aquellos procesos
generales que se dan hacia las instituciones.

La sociopedagogía marxista, precursora de las
concepciones de la escuela como institución garante de
perpetuar, reproducir y trasmitir los valores ideológicos,
culturales, económicos, morales y sociales, desemboca en
las llamadas Teorías de la Reproducción; estas surgen en los decenios
60 y 70 del siglo XX.

La primera corriente, encabezada por el francés
Althusser y sus seguidores Baudelot y Establet, defensores de la
Teoría
de la reproducción ideológica, refrendada por la
obra del propio Althusser "La escuela como aparato
ideológico del Estado"
. La segunda, liderada por los
sociólogos norteamericanos Bowles y Gintis con la llamada
Teoría de la Correspondencia y la tercera, dirigida por
los franceses Bordieu y Passeron con su propuesta teórica
de la Reproducción Cultural.

Estas teorías, en sentido general, tienen como
preocupación central el estudio del funcionamiento de la
escuela en favor de las clases y la sociedad dominantes; refutan
las tesis que
sostienen la asunción de la escuela como
institución neutra, que promueve la excelencia cultural,
conocimiento
imparcial y formas instructivas objetivas; presentan la escuela
como entidad mediada por el poder y los
intereses del capital. Estas
teorías asumen la posición de la educación y
sus instituciones como medios para
reproducir social, cultural e ideológicamente las
relaciones sociales, manteniendo así el status
quo.

La concepción althusseriana, continuada por
Baudelot y Establet, denota el funcionamiento de las escuelas en
pos de legitimar el poder y las ideologías, hasta llegar a
institucionalizarlas por medio del Estado como mecanismo de
mantención del poder de las clases dominantes. En este
proceso resalta la importancia de la ideología en la
reproducción de los mecanismos de dominación. Sus
tesis, con un marcado determinismo económico, conciben la
escuela como aparato garante de reproducir el orden existente
desde una perspectiva ideológica.

En el caso de la Teoría de la Correspondencia,
Bowles y Gintis argumentan la real correlación existente
entre la escuela y la sociedad. La escuela, como
institución social, funge como escenario reproductivo de
las relaciones sociales, ostentando como misión
principal la de mantener la sumisión de la clase
trabajadora, a partir de la creación de actitudes de
aceptación socioeconómica hacia la economía capitalista,
por medio del ajuste constante de la escuela al trabajo; formando
las conciencias deseadas, sin recurrir al hito de creación
y transformación humanas.

Como hemos podido apreciar, la problemática de
los valores constituye el elemento medular de estas
teorías, que conciben la sociedad en su relación
entre las clases e instituciones que la conforman, en
función de concretar la reproducción de los valores
culturales, económicos, sociales, políticos e
ideológicos con los que se identifica; sin embargo, este
proceso de reproducción es asumido como un acto
estático, sin tener en cuenta la verdadera dinámica del mismo, que es la única
que conduce a la transformación hacia estadios
cualitativamente superiores de la sociedad.

El Modelo
Sociológico de Durkheim, con
elementos de la sociología educativa Deweyana, desemboca
en el Estructural Funcionalismo de
las décadas del 60 y el 70, donde se procede al estudio de
las estructuras
sociales y sus funciones. La
educación y la escuela conforman una estructura encargada,
en el orden educativo, de diseñar procedimientos y
acciones que
garanticen cultural, gnoseológica y funcionalmente, la
armonía entre las diferentes estructuras de la sociedad.
Se establece un símil entre la sociedad y los organismos
vivos; en este sistema las
estructuras funcionan como un todo y cualquier intento que tienda
a variar estas funciones conducirían a un
colapso.

Las perspectivas de esta concepción implican la
presencia de una teoría que busca la armonía
social, evitando la existencia de conflictos y
fricciones sociales, que limiten la funcionalidad estructural de
la sociedad. Los valores son asumidos como eternos e inmutables y
los sujetos sociales, como parte estructural de la sociedad,
deben ser educados en función de perpetuar los criterios
axiológicos prevalecientes. Las figuras más
relevantes de esta concepción son Parsoms; Mertom,
Weber, Pareto,
entre otros, cuyo discurso
aún persiste en el análisis macrosocial de la
educación, sin tener en cuenta el orden interno de la
misma, o sea, su mundo microsocial; además de no recurrir
al papel activo del sujeto en los procesos sociales.

En el último lustro de la década del 70
del siglo XX aparecen las denominadas Teorías del Conflicto y de
la Resistencia, con
el propósito de superar las limitaciones de los marcos
teóricos de los modelos de la
Reproducción y el Estructural Funcionalismo.

Por su parte, el psicólogo polaco K. Obujovsky,
continuador de las ideas de Vigostky, establece un conjunto de
necesidades superiores, distintivas del hombre, a las que
denominó necesidades orientadoras por el rol que
desempeñan en el proceso de autocorrección. En este
grupo
incluyó las cognitivas, las de contacto emocional y las
del sentido de vida. A partir de las mismas se revelan una serie
de comportamientos propios del hombre y que son el reflejo de su
escala
axiológica, y que encuentran explicación
motivacional en ellas.

De estas tres necesidades, Obujovski plantea que la que
aparece en el estadio superior del desarrollo, siendo propia del
hombre adulto, es la del sentido de vida. Esta necesidad se
traduce en "una cualidad que determina el hecho de que sin la
aparición de valores que el hombre reconoce o puede
reconocer como valores que comunican un sentido a su vida,
él no puede funcionar correctamente"(Obujovsky,
1972)

Para definir los valores: responsabilidad, incondicionalidad, patriotismo,
honestidad,
honradez, laboriosidad, solidaridad, antiimperialismo y
determinar cuáles de ellos están afectados no es
suficiente el diagnóstico que a priori se realiza, como
un instrumento para conocer y evaluar el estado en
que se encuentran los alumnos.

Fundamentos sociológicos en el Contexto
Nacional

La personalización de los valores, elemento
esencial de desarrollo moral en el proceso educativo,
reúne desde un punto de vista psicológico,
diferentes exigencias, entre las que podemos señalar las
siguientes (González Rey, 1995):

1. Los valores no se agotan en las conductas, ni en las
expresiones intencionales del sujeto.

El valor no depende de apreciaciones subjetivas
individuales; son valores objetivos
situados fuera del tiempo y del espacio. El niño, joven o
adulto, el individuo como tal, incorpora y da sentido a aquello
que se vincula con su experiencia y sus necesidades reales, sin
embargo, la educación como proceso tiene sentido
precisamente en tanto es una vía eficaz para ampliar en el
educando su sensibilidad hacia nuevos aspectos de la vida que si
bien no adquirieron sentido para él de forma
espontánea, la adquieren a través de la
comunicación con el otro, proceso esencial de la
socialización.

2. Los valores se forman en la comunicación interpersonal, no sólo
por la racionalidad implicada en este proceso, sino
también, por la calidad afectiva
que se establezca definida por las emociones, las vivencias y el
desarrollo de la sensibilidad del sujeto hacia diferentes
aspectos de la vida.

Los valores no son abstracciones, sino dimensiones
ideales, significaciones construidas y necesarias de relaciones
humanas y del sentido de la vida de las personas, que se
personalizan y se expresan en las más diversas formas de
comportamiento.

3. La personalización de los valores implica la
congruencia de los nuevos valores que se deseen educar, con una
racionalidad individualmente asumida. El momento de contacto de
la persona con nuevos valores no puede representar, cuando este
proceso es consciente, un cambio radical
con los valores anteriormente expresados por la persona, pues el
proceso desarrolla cambio de valores o de adquisición de
nuevos valores en un proceso lento y gradual que debe expresar
una clara racionalidad cuando supone la disposición
consciente del sujeto (3).

Nada hace más daño al
desarrollo moral que el cambio brusco de valores. Esto tiende a
crear inseguridad,
escepticismo e incredulidad, porque el sujeto a nivel consciente
sólo puede personalizar aquellos valores que puede
justificar y explicar desde una racionalidad personalmente
elaborado.

Los valores pueden ser realizados, descubiertos e
incorporados por el ser humano. El descubrimiento, la
incorporación y la realización de valores
constituyen tres pilares básicos de la tarea educativa.
(Carreras, LL., 1994:19).

La crisis de los
sistemas de valores puede que en el fondo no sea tan negativa; la
humanidad ha sufrido y está sufriendo un profundo cambio,
es una etapa nueva; por ello, debemos estar atentos a los valores
que van emergiendo, dispuestos a modificar nuestra forma de
actuar como elemento efectivo de esta dinámica.

Educar en los valores es educar moralmente, porque son
los valores los que enseñan al individuo a comportarse en
la sociedad, establecer una jerarquía entre las cosas,
llegar a la convicción de que algo importa o no importa,
vale o no vale, es un valor o un contravalor.

La educación moral no puede limitarse a la simple
reflexión del alumno sobre problemas
actuales, cotidianos, cuya solución implica una respuesta
de orden moral, tendencia muy extendida en las investigaciones
que han enfatizado el aspecto cognitivo del comportamiento moral.
Es necesario crear una sensibilidad para implicarse desde un
punto de vista moral en todo el sistema de sus relaciones
actuales y para ver el mundo en su sentido moral, proceso
sólo posible a través de relaciones
interpersonales ricas y profundas, que se complementen con la
creación de una atmósfera social sana
y cooperativa en
los diferentes espacios sociales en que la persona se
desarrolla.

Una sistematización de diferentes experiencias y
propuestas educativa nos conduce a identificar como objetivos de
la educación moral los siguientes:

       •
Desarrollo de la capacidad cognitiva: Esta representa la
construcción y valoración positiva del yo, la
integración de la experiencia biográfica y la
proyección hacia el futuro.

       •
Desarrollo de la capacidad empática y de adopción
de perspectivas sociales: Esta se asocia al conocimiento de los
demás, de adopción de perspectivas
sociales.

       •
Desarrollo del juicio moral: Se refiere al desarrollo de la
capacidad de razonar sobre problemas morales, de acercarse a un
modo de razonamiento justo y solidario.

       •
Desarrollo de la capacidad de la argumentación y de
diálogo: Esta capacidades aseguran el
intercambio de opiniones, el desarrollo de la capacidad para
razonar sobre el punto de vista de los demás
interlocutores con ánimo de entendimiento.

       •
Comprensión crítica y creativa a propósito de
la información moral relevante: Se asocia a
la capacidad para adquirir información, para contrastar
críticamente diversos puntos de vistas.

       •
Desarrollo de la capacidad de autorregulación: esta
capacidad se expresa en la coherencia entre el juicio y la
acción moral, a la adquisición de hábitos
deseados y a la construcción voluntaria del carácter moral. Significa el desarrollo
de las actitudes para la acción y la
transformación del entorno.

En nuestra opinión las dificultades en el
desarrollo de los programas
educativos pueden estar determinadas por insuficiente
previsión en su elaboración de las necesidades
educativas concretas, particularmente la omisión del
diagnóstico personológico y la consecuente
subestimación de la participación del educando en
el proceso formativo.

Es evidente que el escenario histórico social
resulta un factor condicionante de la problemática
valoral. Al respecto, el investigador José Ramón
Fabelo advierte la necesidad de comprender la realidad contextual
donde surge y se manifiesta la dinámica sociocultural de
los valores, ámbito que constituye la fuente germinal de
las expresiones axiológicas. En este sentido
señala: "Debe evitarse la asunción y
trasmisión de valores fijos; por el contrario, debe
mostrarse que lo valioso, beneficioso y útil en un
momento, puede dejar de serlo en otro". ( Fabelo, José
Ramón.1996: 23).

Los valores, como cualidades que se polarizan y
jerarquizan, dependen de la significación y la preferencia
que los refrendan en un espacio y un tiempo determinados: "los
valores son un proceso histórico que tienen
especificidades en los distintos momentos del desarrollo de la
persona. El valor es el arma que tenemos que utilizar para
legitimar lo diferente dentro del espacio social en que tiene
lugar." (González Rey, Fernando. 1996: 45).

Bibliografía

  • Baudelot Christian Y Roger Establet: La escuela
    capitalista en Francia. Tr.
    J. Goded; 2ª . Ed. México, 1975
  • Carreras, LL.(1994): Cómo educar en valores.
    Materiales,
    textos, recursos y
    técnicas. Madrid:
    Narcea.
  • D’ÁNGELO HERNÁNDEZ OVIDIO S. La
    educación  y formación de la persona un
    valor en el  contexto  latinoamericano cubano en
    Sociedad y educación para el desarrollo
    humano. Ciudad de La Habana: Acuario, 2001:
    27-41.
  • GUALDARRAMA GOZÁLEZ, PABLO. Filosofía y
    Sociedad. / Gómez Suárez Carmen- La Habana:
    Editorial "Félix Varela", 2000- 765p.
  • González Rey, Fernando: Motivación moral en adolescentes
    y jóvenes. Ed. Científico-Técnica. La
    Habana, 1990.
  • Diccionario encarta Microsoft® Encarta® 2007. ©
    1993-2006 Microsoft Corporation.
  • Fabelo Corzo, José Ramón: Los valores y
    sus desafíos actuales. Editorial José Martí, La Habana, 2003.
  • Fabelo Corzo y otros (1997). La formación de
    valores en las nuevas generaciones. Edit. Ciencias
    Sociales. La Habana
  • Fabelo, José Ramón y otros: La
    formación de valores en las nuevas generaciones. Una
    campaña de espiritualidad y de conciencia. Editorial
    Ciencias
    sociales. La Habana, 1996.
  • http://www.monografias.com/trabajos6/etic/etic2.shtml.

López Bombino L. R. El saber ético de ayer
a hoy. . Editorial Félix Varela;

 

Datos personales

Yackeline Dopico Gómez

Formación profesional

Estudios realizados:

Postgrados

Postgrado de Cultura
Cubana

Postgrado de Animación Cultural

Postgrado Transdisciplinario sobre Trabajo
Comunitario

Postgrado de computación para cuadros del sistema de
Cultura.

Diplomado de Gestión
de los Recursos
Humanos .

  • Los procesos de dirección en la actualidad. Planeación estratégica
  • Planeación operativa de los recursos
    humanos
  • Gestión de los recursos humanos, enfoques
    estratégicos
  • Aspectos sociológicos de y para la
    gestión de los recursos humanos
  • Aspectos económicos del control y
    auditoria en la gestión de los recursos
    humanos

Escuela municipal de la ANIR

Escuela Municipal de la CTC

Escuela municipal del PCC en 2 ocasiones

 

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