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La actividad como categoría filosófica




Enviado por Rigoberto Pupo



Partes: 1, 2

    Se desarrolla la actividad como
    categoría filosófica, en sus múltiples
    determinaciones
    y condicionamientos, destacando sus atributos cualificadores y el
    modo especial
    en que se encarnan en la cultura

    Se hace énfasis especial en el
    devenir histórico – cultural de la categoría
    actividad.

    La determinación del status filosófico de
    actividad y su asunción como objeto específico la
    reflexión filosófica, se revela como un momento
    esencial del contenido revolucionario que inauguro el marxismo en la
    historia de la
    filosofía.

    La Filosofía Clásica Alemana, y
    especialmente Hegel,
    otorgó una dimensión cosmovisiva a actividad y la
    fijó como instrumento teórico-metodológico
    de su sistema
    filosófico, sin embargo, el carácter idealista de su concepción
    del mundo le impidió concebir la práctica como
    núcleo determinante de la actividad. En Hegel, la
    actividad corno tal, refiere al movimiento de
    concreción del principio espiritual, y la práctica,
    la forma fenoménica del autoconocimiento y
    determinación del absoluto; es decir, el filósofo
    clásico alemán no fue capaz de revelar la
    determinación práctico-material del pensamiento y
    toda la vida espiritual del hombre.

    En el marxismo, por primera vez en la historia de la
    filosofía, las categorías
    actividad-práctica- reflejo, se imbrican indisolublemente
    en un proceso de
    mediación dialéctica compleja del devenir objetivo
    subjetivo, donde lo ideal resulta expresión de lo
    material, mediado por lo práctica. Esta nueva perspectiva
    de análisis dio la clave para explicar sobre
    bases científicas el proceso de objetivación y
    desobjetivación de la actividad mana, así como
    concebir a esta última, como expresión categorial
    que sintetiza los aspectos objetivo y subjetivo de la realidad
    social.

    El hombre en su actividad práctica humaniza la
    naturaleza, la
    convierte en el objeto del conocimiento y
    la valoración, en dependencia de sus necesidades e
    intereses. En este proceso ininterrumpido el hombre
    asume la realidad y la integra a su ser esencial como existencia
    humana realizada, devenida objeto en y por el hombre. Al mismo
    tiempo este
    proceso, mediado por la práctica, el trabajo, en
    su integridad, condiciona la elevación del hombre como ser
    mediato, como sustancia social que posee fines e ideas capaces de
    proyectar el resultado que la necesidad exige, así como
    guiar la práctica en su realización
    efectiva.

    La actividad, como modo de existencia y desarrollo de
    la realidad social y síntesis
    de lo objetivo y lo subjetivo, posee una connotación
    cosmovisiva y metodológica general, lo cual determina un
    lugar específico en el objeto de la filosofía
    marxista y con ello además, un elemento esencial a tener
    en cuenta en la definición de la naturaleza y
    especificidad del conocimiento filosófico y su
    relación con las ciencias y las
    formas valorativas de la conciencia social
    y la práctica.

    La determinación cosmovisiva de la actividad
    humana, nucleada en torno a su
    fundamento esencial: la actividad práctica, no conduce en
    modo alguno hiperbolizar su lugar, ni hipostasiar del objeto de
    la filosofía otros momentos esenciales de la realidad, ni
    tampoco sustituir todo el rico universo que
    asume la filosofía a través de su sistema
    categorial, incluida la actividad . Se trata ante todo, de
    determinar en el marco del sistema categorial del marxismo aquel
    eslabón o categoría-célula que
    sintetiza y compendia su contenido fundamental, es decir, la
    relación entre lo ideal y lo material, mediado por la
    praxis y
    concretado en la cultura.

    Esto no significa la negación de la
    primacía de lo material respecto a lo espiritual. Todo a
    contrario, fija el principio monista marxista de que todo lo que
    existe es material o expresión de su desarrollo. El
    problema es otro: ubicar el lugar de una categoría en el
    sistema teórico marxista. Revelar la esencia de la
    consecución categorial y sus relaciones recíprocas
    en la aprehensión-refleja de la realidad, hasta
    desentrañar la categoría que sirva de punto de
    partida para explicar el movimiento de la teoría
    en la asunción aprehensiva de la realidad.

    En esta empresa es
    necesario, por supuesto, fijar la atención en Marx. Ya desde la
    tesis sobre
    Feuerbach define la vida como esencialmente práctica y
    exige abordar la realidad subjetivamente, así como la
    necesidad de asumir la práctica racionalmente, y en La
    Ideología Alemana conceptúa la
    conciencia como el ser consciente y el ser de los hombres como un
    resultado de su vida real y práctica, en tanto es en la
    praxis, como relación esencial sujeto-objeto, donde lo
    ideal y lo material se convierten recíprocamente. La
    actividad en su determinación efectiva, en su
    expresión esencial, como práctica, como trabajo, media
    y sintetiza los aspectos material y espiritual de la realidad
    social. Y en esta dirección, condiciona todo el proceso de
    aprehensión teórico-práctica de la realidad.
    La relación entre lo ideal y lo material, se revela y con
    creta en la relación sujeto-objeto, como expresión
    determinada de la relación hombre-mundo. Es en la
    relación sujeto – objeto, en la que se resuelve la
    contradicción dialéctica entre lo material y lo
    espiritual, a través de un proceso de conversión
    recíproca e interpenetración de los contrarios,
    cuyo devenir se funda en la actividad práctica.

    Es en esta lógica
    de razonamiento que Lenin expresa y fundamenta la tesis de que
    materia y
    conciencia son contrarios antitéticos absolutos
    sólo en un campo muy restringido, es decir, en la
    prioridad gnoseológica de lo material respecto a lo
    espiritual. Fuera de estos límites la
    contraposición resulta relativa. La definición
    leninista del carácter relativo de la
    contraposición entre lo ideal y lo material, tiene como
    fundamento la asunción de la actividad práctica y
    su mediación dialéctica en la relación
    sujeto – objeto y sujeto – sujeto. La
    intelección de este problema conduce inexorablemente a la
    tesis de que lo conciencia no sólo refleja a materia sino
    que la crea; en la medida que el hombre en su práctica
    social convierte la realidad de "cosa en sí", en cosa para
    nosotros, es decir, la integra a su mundo social.

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