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Adolescentes diabéticos (página 4)




Enviado por D�vila Adriana



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

.

De los 39 adolescentes
encuestados la mayoría ha recibido información sobre su enfermedad,
correspondiendo la principal fuente la procedente del
médico (79%). En menor proporción la
información la recibió del familiar (5%). Llama
la atención, que la enfermera fue la que
dió menos información sobre la diabetes (3%)
en el grupo a
estudio.

Como puede observarse, el nivel de conocimiento
sobre su enfermedad de los adolescentes diabéticos tipo
1, fue bueno en un 41% y excelente en un 35,9%, representando
ambos el 77%. Únicamente 13% tenían un nivel de
conocimiento malo. Al igual, que el 10% con un nivel de
conocimiento regular.

.

Como puede observarse en el gráfico precedente
más de las tres cuartas partes de los adolescentes
diabéticos tipo 1 tienen mal control
glicémico.

.

Más de la mitad de de los adolescentes
diabéticos tipo 1 tienen mal control glicémico,
dado por niveles de hemoglobina glicosilada
elevados.

.

.

Al comparar el nivel de conocimiento de los 27
pacientes que acuden al campamento con los 12 que no han
acudido, se observa que el 44,4% tienen un nivel de
conocimiento excelente y el 37% es bueno. Solo el 11,1% y el
7,4% tienen un nivel de conocimiento regular y malo. De los
individuos que no han acudido el 16,7% tienen un nivel de
conocimiento excelente y el 50% es bueno; solo el 8,3% regular
y 25% es malo.

Se obtuvo una significancia estadística del 95%, esto nos indica que
existe un alto grado de confiabilidad de los resultados
obtenidos. En cuanto al análisis correlacional entre la X2
calculada =41,5 y la X2 tabulada = 7.81473,
decimos que por ser mayor la X2 calculada que la
X2 tabulada hay una diferencia
estadísticamente significativa entre las variables
estudiadas con una probabilidad
(p) menor de 0.05.

.

.

Tabla 4. Nivel de Conocimiento y su
relación con el control de la hemoglobina
glicosilada de los adolescentes diabéticos tipo
1. Servicio Endocrinología Instituto
Autónomo HULA, Mérida
2007.

Hemoglobina glicosilada

Nivel de
conocimiento

Total

Excelente

Bueno

Regular

Malo

%

%

%

%

%

Buen Control

3

21,4

3

18,8

2

50,0

0

0,0

8

20,5

Regular control

2

14,3

2

12,5

1

25,0

1

20,0

6

15,4

Mal Control

9

64,3

11

68,8

1

25,0

4

80,0

25

64,1

Total

14

100,0

16

100,0

4

100,0

5

100,0

39

100,0

X2 calculada = 40,4; X2
tabulada = 5,99146; gl 2; P < 0,050;
Análisis: significante.

Fuente: Formato de Recolección de datos
2007.

.

.

Como puede observarse en la tabla 5, la mayoría
de los adolescentes diabéticos tipo 1 que tienen
excelente (64,3%) y buen nivel (68,8%) de conocimiento sobre su
enfermedad mantienen un mal control de hemoglobina glicosilada.
El 80% de los adolescentes diabéticos tipo 1 con nivel
de conocimiento malo mantienen un mal control de hemoglobina
glicosilada.

Se obtuvo una significancia estadística del
95%, esto nos indica que existe un alto grado de confiabilidad
de los resultados obtenidos. En cuanto al análisis
correlacional entre la X2 calculada =40,4 y la
X2 tabulada = 5,99146, decimos que por ser mayor la
X2 calculada que la X2 tabulada hay una
diferencia estadísticamente significativa entre las
variables estudiadas con una probabilidad (p) menor de
0.05.

.

Tabla 5. Relación del número de veces
que asistió al campamento con el número de
hospitalizaciones de los adolescentes diabéticos tipo 1.
Servicio de Endocrinología Instituto Autónomo
HULA, Mérida 2007.

.

.

Cuantas veces has
participado

Nº Hosp. desde que
acude al campamento

0 %

1 %

3 %

5 %

18 %

Total

%

1 vez

6 22,2

2 7,4

3 11,1

0 0,0

0 0,0

11

40,7

2 veces

0 0,0

3 11,1

2 7,4

0 0,0

1 3,7

6

22,2

3 veces

3 11,1

0 0,0

0 0,0

1 3,7

0 0,0

4

14,8

4 veces

2 7,4

1 3,7

0 0,0

1 3,7

0 0,0

4

14,8

5 veces

0 0,0

1 3,7

0 0,0

0 0,0

0 0,0

1

3,7

6 veces

0 0,0

0 0,0

0 0,0

1 3,7

0 0,0

1

3,7

Total

11 40,7

7 25,9

5 18,5

3 11,1

1 3,7

27

100,0

.

Fuente: Formato de recolección de datos
2007.

.

En la tabla 6 se aprecia que hay un 40,7% de los
adolescentes diabéticos tipo 1 (de los 27 que han
asistido al campamento) que no han sido hospitalizados desde
que acuden al campamento. El resto 59,3% han sido
hospitalizados más de una vez. Sin embargo, se observa
que a medida que aumenta el numero de veces que participa en el
campamento.

.

.

Tabla 6. Comparación del nivel de
hemoglobina glicosilada con la asistencia al campamento
de los adolescentes diabéticos tipo 1. Servicio
Endocrinología Instituto Autónomo HULA,
Mérida 2007.

Nivel Hemoglobina
Glicosilada

Asistencia al
campamento

Total

NO

SI

%

%

%

Buen Control

4

33,3

4

14,8

8

20,5

Regular control

y mal control

8

66,6

23

85,2

31

79,5

Total

12

100,0

27

100,0

39

100,0

X2 calculada = 42,6; X2
tabulada = 5,99146; gl 2; P < 0,050;
Análisis: significante.

Fuente: Formato de recolección de datos
2007.

.

Al analizar la tabla 6, se puede observar que de los
39 diabéticos tipo 1 estudiados, el 64,1% tienen mal
control del nivel de hemoglobina glicosilada, tanto para
aquellos adolescentes diabéticos que han asistido al
campamento como para los que no han asistido.

Se obtuvo una significancia estadística del
95%, esto nos indica que existe un alto grado de confiabilidad
de los resultados obtenidos. En cuanto al análisis
correlacional entre la X2 calculada =42,6 y la
X2 tabulada = 5,99146, decimos que por ser mayor la
X2 calculada que la X2 tabulada hay una
diferencia estadísticamente significativa entre las
variables estudiadas con una probabilidad (p) menor de
0.05.

De acuerdo al nivel de autoestima
observado el mayor porcentaje (97%) se encuentra en el nivel
medio y solo el 3% corresponde a autoestima alta. No se
observó pacientes con autoestima baja.

.

.

Tabla 7. Red de
apoyo de los adolescentes diabéticos tipo 1.
Servicio Endocrinología Instituto
Autónomo HULA, Mérida
2007.

Red de Apoyo

%

Tamaño de la
Red

Nula o Escasa (0-1 persona)

11

28,2

Media (2-5 Personas)

26

66,7

Elevada (>=6 personas)

2

5,1

Apoyo Emocional

Hay Apoyo

32

82,1

Escaso Apoyo

7

17,9

Apoyo Instrumental

Hay Apoyo

38

97,4

Escaso Apoyo

1

2,6

Interacción Social
Positiva

Hay Apoyo

38

97,4

Escaso Apoyo

1

2,6

Apoyo Afectivo

Hay Apoyo

38

97,4

Escaso Apoyo

1

2,6

Índice Global

Hay Apoyo

35

89,7

Escaso Apoyo

4

10,3

Fuente: Formato de Recolección de
Datos

.

.

Como puede observarse en la tabla 10, en el
índice global el 89,7% de los encuestados consideran que
tienen apoyo y el 10,3% considera que este es escaso. El
tamaño de la red de apoyo fue descrito al analizar el
gráfico 6.

Al analizar las diferentes áreas de la red de
apoyo se aprecia que la existencia de apoyo es similar en cada
uno de sus componentes coincidiendo con el índice de
apoyo global. El 82,1% tiene apoyo emocional, 97,4% tiene apoyo
instrumental, el 97,4% tiene apoyo de interacción social positiva y el 97,4%
tiene apoyo afectivo.

.

.

Tabla 8. Distribución de la red de apoyo
con el control glicémico de los adolescentes
diabéticos tipo 1. Servicio
Endocrinología Instituto Autónomo HULA,
Mérida 2007.

Tamaño de la red de
apoyo

Nivel Glicemia en
ayunas

Buen Control

%

Mal Control

%

Elevada

1

11,1

1

3,3

Media

6

66,7

20

66,7

Nula o Escasa

2

22,2

9

30,0

Total

9

100,0

30

100,0

X2 calculada = 41,5; X2
tabulada = 5,99146; gl 2; P < 0,050;
Análisis: significante.

Fuente: Formato de Recolección de
Datos

.

.

Del total de diabéticos estudiados, el 23%
tienen buen control glicémico y el 77% tienen mal
control glicémico. De los pacientes con buen control
glicémico el 66,7% tienen una red de apoyo media y
el 22,2% una red de apoyo nula o escasa y el 11,1% una red de
apoyo elevada. De los diabéticos con mal control
glicémico el 66,7% tienen una red de apoyo media, el 30%
una red de apoyo nula o escasa y el 3,3% una red de apoyo
elevada.

Se obtuvo una significancia estadística del
95%, esto nos indica que existe un alto grado de confiabilidad
de los resultados obtenidos. En cuanto al análisis
correlacional entre la X2 calculada =41,5 y la
X2 tabulada = 5,99146, decimos que por ser mayor la
X2 calculada que la X2 tabulada hay una
diferencia estadísticamente significativa entre las
variables estudiadas con una probabilidad (p) menor de
0.05.

.

.

Tabla 9. Funcionalidad familiar de los
adolescentes diabéticos tipo 1. Cohesión
y adaptabilidad. Servicio Endocrinología
Instituto Autónomo HULA, Mérida
2007.

Funcionalidad

Cohesión

%

Adaptabilidad

%

Funcional

Conectada

12

30,8

Flexible

9

23,1

Separada

13

33,3

Estructurada

11

28,2

Subtotal

25

64,1

Subtotal

20

51,3

Disfuncional

Amalgamada

6

15,4

Rígida

3

7,7

Desvinculada

8

20,5

Caótica

16

41,0

Subtotal

14

35,9

Subtotal

19

48,7

TOTAL

39

100,0

TOTAL

39

100,0

Fuente: Formato de Recolección de
Datos

.

.

Del total de los adolescentes diabéticos tipo
1, el 64,1% pertenecen a familias funcionales en la
dimensión cohesión y el 51,3% en la
dimensión adaptabilidad. Con respecto a la
disfunción familiar el 35,9% corresponde a la
dimensión cohesión a predominio de las familias
desvinculadas (20,5%); y el 48,7% a la dimensión
adaptabilidad a predominio de las familias caóticas
(41,0%).

.

.

Tabla 10. Hemoglobina glicosilada y
Funcionalidad Familiar. Dimensión
Cohesión. Los adolescentes diabéticos
tipo 1. Servicio Endocrinología Instituto
Autónomo HULA, Mérida
2007.

Funcionalidad
Familiar

Nivel Hemoglobina
Glicosilada

Total

Bueno

Mal Control

Regular

%

%

%

%

Amalgamada

3

7,7

2

5,1

1

2,6

6

15,4

Conectada

3

7,7

8

20,5

1

2,6

12

30,8

Separada

3

7,7

8

20,5

2

5,1

13

33,3

Desvinculada

0

0,0

6

15,4

2

5,1

8

20,5

Total

9

23,1

24

61,5

6

15,4

39

100,0

X2 calculada = 47,6; X2
tabulada = 12.5916; gl 6; P < 0,050;
Análisis: significante.

Fuente: Formato de recolección de datos
2007.

.

Al relacionar estas dos variables hemoglobina
glicosilada y funcionalidad familiar en su dimensión
cohesión, más de la mitad de los adolescentes
diabéticos tipo 1 (61,5%) tienen un mal control
glicémico, a predominio de las familias funcionales
(conectada y separada) y en las disfuncionales (desvinculada y
amalgamada).

Se obtuvo una significancia estadística del
95%, esto nos indica que existe un alto grado de confiabilidad
de los resultados obtenidos. En cuanto al análisis
correlacional entre la X2 calculada =47.6 y la
X2 tabulada = 12.5916, decimos que por ser mayor la
X2 calculada que la X2 tabulada hay una
diferencia estadísticamente significativa entre las
variables estudiadas con una probabilidad (p) menor de
0.05.

.

.

Tabla 11. Hemoglobina glicosilada y
Funcionalidad Familiar. Dimensión Adaptabilidad.
Los adolescentes diabéticos tipo 1. Servicio
Endocrinología Instituto Autónomo HULA,
Mérida 2007.

Funcionalidad
Familiar.

Nivel Hemoglobina
Glicosilada

Total

Bueno

Mal Control

Regular

%

%

%

%

Rígida

0

0,0

3

7,7

0

0,0

3

7,7

Flexible

3

7,7

4

10,3

2

5,1

9

23,1

Estructurada

3

7,7

7

17,9

1

2,6

11

28,2

Caótica

3

7,7

10

25,5

3

7,8

16

41,0

Total

9

23,1

24

61,4

6

15,5

39

100,0

X2 calculada = 44,8; X2
tabulada = 12.5916; gl 6; P < 0,050;
Análisis: significante.

Fuente: Formato de Recolección de
Datos

.

.

Al relacionar estas dos variables hemoglobina
glicosilada y funcionalidad familiar en su dimensión
adaptabilidad, más de la mitad de los adolescentes
diabéticos tipo 1 (61,4%) tienen un mal control
glicémico, tanto en las familias funcionales (flexible y
estructurada) y en las disfuncionales (a predominio de la familia
caótica).

Se obtuvo una significancia estadística del
95%, esto nos indica que existe un alto grado de confiabilidad
de los resultados obtenidos. En cuanto al análisis
correlacional entre la X2 calculada =44,8 y la
X2 tabulada = 12.5916, decimos que por ser mayor la
X2 calculada que la X2 tabulada hay una
diferencia estadísticamente significativa entre las
variables estudiadas con una probabilidad (p) menor de
0.05.

.

CAPÍTULO V

DISCUSIÓN

La diabetes tipo 1 sólo afecta aproximadamente
el 5-10% de todos los casos de diabetes; sin embargo, su
incidencia continúa aumentando a nivel mundial y tiene
serias implicaciones a corto plazo y a largo plazo serias. El
manejo de la diabetes tipo 1 se emprende mejor en el contexto
de un equipo de salud multidisciplinario y
requiere continua atención en muchos aspectos, incluso
la
administración de insulina, el monitoreo de glucosa
sanguínea, la dieta para así, reducir la
comorbilidad y las complicaciones de la diabetes. La diabetes
mellitus tipo 1 en el niño y en el adolescente produce
un gran impacto a nivel individual, familiar y social
dependiendo del momento de diagnóstico de la enfermedad y del
período del crecimiento en el cual se encuentre el
niño.

La educación diabetológica es una
importante herramienta para el control de la enfermedad, pero
es el propio paciente el que tiene en sus manos su autocontrol
y solo podrá lograrlo teniendo conocimientos sobre su
enfermedad. Además, del conocimiento, la autoestima, los
problemas
conductuales, la funcionalidad familiar y el apoyo social
constituyen factores importantes a considerar en el manejo de
la diabetes, influyendo en la adherencia al tratamiento y en el
control glicémico. La adhesión al tratamiento
determina su eficiencia y
mejora la calidad de
vida de las personas con esta enfermedad (Hidalgo y
Carrasco, 1999). La complejidad y cronicidad del tratamiento,
sumado a los cambios biopsicosociales que ocurren durante la
adolescencia, probablemente sobrepasen las
competencias
del/la adolescente para responder adecuadamente al
tratamiento.

En el presente estudio se estudiaron 39 niños
y adolescentes diabéticos tipo 1 del Servicio de
Endocrinología del Instituto Autónomo. H.U.L.A,
con edades comprendidas entre 8 y 19 años, con un
predominio del grupo de 10 a 13 años en el sexo
femenino. Hubo un predominio del sexo femenino con resultados
similares a los aportados por Kitzler et al (2007) y Ortiz
(2004). Estos resultados no coinciden con los resultados
reportados por Ortiz y Ortiz (2005) donde predominó el
sexo masculino con una distribución de 60,65% masculinos
y 39,34% femeninos.

La mayoría de los pacientes cursan secundaria
incompleta (59%). No se encontraron estudios que hicieran
referencia a esta variable.

Un factor que nos induce a pensar que a pesar de su
enfermedad, no ha habido limitaciones en la
educación por el grado de instrucción que
cursan los adolescentes en estudio, lo que favorece
además, una mejor educación diabetológica,
la inserción a la sociedad y
por ende, a tener una mejor calidad de
vida.

El lugar de residencia, en el proceso
salud-enfermedad constituye una variable importante o
influyente, dependiendo de varios factores: si la enfermedad
puede llegar a producir una epidemia; a la accesibilidad a los
servicios de
salud, el cumplimiento al tratamiento y lo que rodea al medio
ambiente
físico, social o psicológico.
Refiriéndonos a nuestro estudio el mayor número
de pacientes tienen como lugar de residencia el Municipio
Libertador y muy cerca el Municipio Campo Elías. Este
hecho nos induce a plantearnos varias hipótesis: es el lugar de residencia el
lugar habitual o el lugar de origen? (no se preciso en la
investigación). Si el mayor número
de los/las niños y adolescentes proceden del Municipio
Libertador, podría deberse a que hay mas recursos
diagnósticos o existen otros factores que pueden estar
influyendo en este hecho. Si relacionamos el lugar de
residencia con el nivel socioeconómico pudiéramos
señalar según lo describe Ortiz-Ortiz (2005), que
los/las adolescentes con nivel socioeconómico alto
tienen mayor adherencia al tratamiento y que por lo tanto, los
pacientes de sectores de recursos económicos bajos,
tienen mal control glicémico, traduciéndose a que
dependiendo del lugar de residencia es el nivel adquisitivo de
alimentos y
el tipo de alimentos que se consumen en cada localidad. Sin
embargo, el nivel socioeconómico no fue analizado en el
presente estudio.

En cuanto a la variable tiempo de
evolución de la enfermedad, los
resultados del presente estudio concuerdan con los del trabajo
realizado por Ortiz (2004).Los hallazgos de esta
investigación reportan que la mayoría de los
pacientes tienen excelente y buen nivel de conocimiento sobre
su enfermedad, sin embargo, mantienen un mal control del nivel
de hemoglobina glicosilada y por lo tanto, tienen poca
adherencia al tratamiento. No coinciden con los resultados de
Ortiz y Ortiz (2005); Ortiz (2004). Los resultados de nuestra
investigación están en concordancia con los de
Sirinivasan et al (2004).

Los adolescentes diabéticos tipo 1 que tienen
más de dos años de cursar con su enfermedad, los
cuales además de encontrarse en un período
puberal con cambios biológicos cruciales para su
existencia que afectan su control glicémico, ellos por
lo general, tienen conocimiento sobre el manejo de su
enfermedad y saben cuales son las recomendaciones
dietéticas, estilos de vida necesarios para mantener un
control glicémico adecuado, pero no los cumplen, bien
sea por carecer de recursos económicos o por encontrarse
en esta etapa del ciclo vital difícil de manejar, aun en
un individuo
sano por tener patrones psicológicos (autoestima) y
emocionales (estrés,
nivel de ansiedad) que permiten el transito a la adultez y el
solo hecho de ser adolescente muchas veces mas intolerante,
exclusivista y cruel es, con tendencia a formar pandillas o por
factores del entorno, bien sea funcionalidad familiar y red de
apoyo social respectivamente (Dávila, 2007)

El mal control glicémico repercute en el
comportamiento del paciente diabético lo
que impacta negativamente en la relación con los pares y
autogestión del mismo en la escuela o
liceo (Aaron, Carrol y Marrero, 2006) y a su vez en la
funcionalidad familiar. Todo lo mencionado repercute
ulteriormente en mayor porcentaje de complicaciones del
paciente diabético tipo 1. Como se concluyó en
el trabajo
de Bryden et al (2001) titulado "Clinical and psychological
course of diabetes from adolescent to young adulthood", los
adolescentes que tenían un nivel máximo de
hemoglobina glicosilada, desarrollaron mayor porcentaje de
complicaciones y problemas conductuales.

En esta investigación el 64,1% tuvieron mal
control metabólico, a diferencia de los resultados del
trabajo de Kitzler et al (2007) donde la mayoría de los
pacientes tuvieron buen control metabólico dado por
niveles de hemoglobina glicosilada aceptables. A similitud de
los hallazgos de Ortiz y Ortiz (2005) donde el 51% de los
pacientes tenía valores de
9% o más, considerado como un mal control
metabólico. A similitud del trabajo realizado por Ortiz
(2004) que reportaron un 50.8% con mal control
metabólico (nivel inadecuado de hemoglobina glicosilada)
y poca adherencia al tratamiento.

Pertenecer a familias nucleares o extensas constituye
un factor protector. En nuestra investigación mas de las
tres cuartas partes de los niños y adolescentes
pertenecen a este tipo de familias, constituyéndose en
un apoyo en el momento de la adhesión al tratamiento. Lo
que no concuerda con los resultados de Lewin et al
(2006) y Forsander et al (1998).

En esta investigación no se observaron
pacientes con autoestima baja a diferencia del trabajo de
Martínez, Lastra y Luzuriaga (2001), donde se
demostró que en los sujetos con diabetes tipo 1, existe
un bajo nivel autoestima relacionado con el hecho de sufrir la
enfermedad.

En esta investigación el 89,7% de los
encuestados consideran que tienen apoyo. De los pacientes con
mal control glicemico el 30% tienen una red de apoyo nula o
escasa. A similitud de los resultados de Lewandowski y
Drotar (2007) y de
Ortiz (2004), los resultados de
esta investigación coincidieron con los de Simancas
(2005), realizado en pacientes diabéticos tipo 2, pero
el porcentaje de la red de apoyo nula y alta no coincidieron
con los resultados. Llama la atención, que 28% tienen
red de apoyo nula o escasa (0 a 1 persona).

La funcionalidad en la dimensión adaptabilidad
de las familias disfuncionales: el más alto nivel
corresponde a las familias caóticas (41%) y el
más bajo a las familias rígidas (7,7%). Lo que
indica que hay disfuncionalidad familiar.

A similitud del estudio de Leonard et al
(2005) l
os adolescentes que presentaron mayor
disfunción familiar tenían niveles de hemoglobina
glicosilada superior a 9%. En el estudio de Lewin et al
(2006)
los niños que informaron las relaciones
más negativas y críticas con sus padres, fueron
los que tuvieron el control metabólico más
inadecuado. A diferencia del trabajo de Evans y Hughes (1987)
cuyos resultados revelaron que los sujetos estudiados
tenían una autoestima alta y las familias fueron
catalogadas como conectadas y flexibles. Hay una tendencia para
que el control glicémico adecuado sea logrado por los
individuos provenientes de grupos
familiares rígidos, cuando hay un peligro que el
desarrollo
de autonomía e independencia puede estar en el riesgo.

En la presente investigación, se rechazó
parcialmente la hipótesis
planteada de que los sujetos con diabetes tipo 1 con mejor
nivel de conocimiento (los que han asistido al campamento)
tenían mejor control glicémico (glicemia en
ayunas) y mejor nivel de hemoglobina glicosilada que los
sujetos sin conocimiento que no asisten al
campamento.

Se demostró que el nivel de conocimiento no se
correlacionó con el control glicémico. Llama la
atención, que en un alto número de los pacientes
a mayor nivel de conocimiento, peor control glicémico. A
diferencia de la investigación de Ortiz y Ortiz 2005
cuyos resultados reportaron que de los participantes del
estudio, aquellos con mayor conocimiento presentaron mejor
control glicémico y mejor adherencia al tratamiento que
aquellos con un conocimiento medio y bajo. Sin embargo, es de
destacar, que un 66,66% de los niños y adolescentes
diabéticos tipo 1 de esta investigación, que si
han participado en el campamento de diabéticos tipo 1
tienen un número muy reducido de hospitalizaciones por
complicaciones de su enfermedad. Este resultado refuerza la
tesis respecto a la importancia de la educación al
paciente diabético, ya que como se ha mencionado, la
educación puede reducir en un 80% las complicaciones
asociadas a un pobre control de la diabetes (Ortiz y Ortiz,
2005). Por lo que se puede inferir que hay otros factores que
influyen concomitantemente en el control metabólico y
adherencia al tratamiento de los pacientes diabéticos.
Diversos factores psicológicos, demográficos y de
comportamiento han sido vinculados con la adherencia al
tratamiento en adolescentes diabéticos.

La hipótesis inicial de que los adolescentes
diabéticos tipo 1 con una baja autoestima
tendrían un mal control glicémico en
comparación con los de autoestima alta fue denegada
porque casi todos los pacientes estudiados son de un autoestima
media y tienen un mal control glicémico. No se
asoció por lo tanto, autoestima con control
glicémico. Grey et al (2001) mencionan que una baja
autoestima y por ende, mayor dependencia social, son factores
más comunes entre adolescentes diabéticos que
entre niños y adolescentes sin la enfermedad y de la
misma edad, lo que de alguna forma podría sugerir como
consecuencia de la enfermedad un descenso en la autoestima de
quien la padece. En esta investigación, no se pudo
corroborar la hipótesis planteada, que los niños
y adolescentes diabéticos tipo 1 con baja autoestima
tendrían un mal control glicémico, que aquellos
con autoestima alta. Casi todos los pacientes estudiados son de
autoestima media y tienen un mal control glicémico. No
se asoció por lo tanto, autoestima con control
glicémico, lo que a su vez, determina adherencia al
tratamiento. A diferencia del estudio realizado por Ortiz y
Ortiz (2005) cuyos resultados demostraron que aquellos
adolescentes diabéticos con una autoestima más
elevada, presentan mejor control glicémico y mayor
adherencia al régimen de salud que aquellos adolescentes
con una baja autoestima.

Según Greening et al (2006) la
diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad crónica que
requiere la adhesión estricta al tratamiento diario.
Aunque es necesario para la supervivencia, los niños
diabéticos con los problemas de conducta
tienden a mostrar problemas en el régimen del
tratamiento, lo que aumenta su riesgo para la morbilidad y la
mortalidad prematura. Se aconsejaría a los padres de los
niños problemáticos diagnosticados con T1DM que
instilaran las rutinas en las actividades diarias de su
niño aumentando la probabilidad de adhesión del
tratamiento, y así, se reduciría el riesgo de
morbilidad y la mortalidad temprana. Se discuten implicaciones
para las intervenciones clínicas.

Hay un predominio de las familias disfuncionales
desvinculadas (en funcionalidad dimensión
cohesión) y caótica (en funcionalidad
dimensión adaptabilidad) asociado a mal control
glicémico. Esto se debe a que los miembros de las
familias disfuncionales desvinculadas (en funcionalidad
dimensión cohesión) tienen en el vínculo
emocional extrema separación emocional y falta de
lealtad emocional. En cuanto al compromiso familiar tienen muy
bajo compromiso o interacción y respuesta afectiva
infrecuente. En la relación marital alta
separación emocional y limitada cercanía. En la
relación padres-hijos rígidos limites
intergeneracionales y baja cercanía padres-hijos.
La
comunicación es baja. Raras veces evidente la
habilidad de escuchar (empatía y escucha
atenta).

Rara vez evidente la habilidad de hablar por si mismo.
A menudo evidente la habilidad de hablar por otros. Infrecuente
discusión de si mismo, sentimientos y relaciones
(autodescubrimiento) Claridad: Inconsistentes y/no claros
mensajes. Frecuente incongruencia entre los mensajes verbales y
no verbales. Continuidad /secuencia: Poca continuidad del
contenido. Frecuentes distracciones no verbales irrelevantes.
Cambios de tópicos frecuentes e inapropiados
(Solórzano, Brandt y Flores, 2001). Los miembros de las
familias disfuncionales caótica (en funcionalidad
dimensión adaptabilidad) tienen una adaptabilidad muy
alta con un liderazgo
(control) limitado y/o errático.

Control parental insuficiente. La disciplina
es inefectiva. Consecuencias inconsistentes. Muchos atenuantes.
Las negociaciones son interminables. Las decisiones impulsivas.
Hay falta de claridad en los roles. Inversión y transferencia de los roles.
Pocas rutinas. Hay frecuente cambio en
las reglas. Reglas inconsistentemente establecidas
(Solórzano, Brandt y Flores, 2001). Estos resultados
coinciden con los de Anderson (2004) que se ha realizado para
investigar la relación entre el control glicémico
y la adherencia al tratamiento de la diabetes con el conflicto
familiar y las conductas globales no específico al
manejo de la diabetes. Para resumir: La cohesión
familiar más alta (definido como el apoyo y afecto), y
un estilo "autoritario" parental se relaciona a los niveles
más altos de adhesión y cooperación por el
niño o adolescente con las tareas de tratamiento de la
diabetes y al adecuado control glicémico. El conflicto
de la familia, la
restricción paternal, y crítica y un estilo "autoritario"
parental (los niveles altos de demandas de madurez con los
niveles altos de mando coercitivo) se relaciona con bajo nivel
de adhesión y cooperación por el niño o
adolescente con las tareas de control de la diabetes y a un
control glicémico inadecuado (Lewin,
2006).

Los padres necesitan tener las metas realistas sobre
el nivel de glicemia en sangre para la
conducta de su niño y adhesión de su niño,
y para su propia conducta como los padres. "Ayudando a los
niños a sentir OK sobre los errores y los fracasos" son
la póliza de seguro mejor
contra los errores del futuro y fracaso, así se
construye y fortalece la autoestima del niño. Culpando,
castigando, y avergonzando a los niños para sus errores
y los fracasos sólo predicen resultados más
negativo (Cohen, Lumley, Naar-King, Partridge y Cakan,
2004)

Se debe proporcionar orientación a los padres
para no tener un estilo parental autoritario sino al contrario
ser sensible a sus necesidades y sentimientos y quién
usa los límites
consistentes. Los proveedores
de cuidado de salud pueden planear para los padres un idioma
sencillo alrededor de la diabetes y su dirección que sólo son una vez
posible las metas realistas se ha establecido para la conducta
del niño, para el nivel de glucosa sanguíneo y
para el cambio de conducta paternal (Anderson,
2004)

La hipótesis planteada de que los pacientes
diabéticos tipo 1 en estudio con una red social nula o
escasa tendrían poca adherencia al tratamiento y un mal
control glicémico, que aquellos con mas apoyo social fue
denegada porque de los 30 con mal control glicemico el 66,7%
(n=20), tiene una red de apoyo media y 30% (n=9) una red nula o
escasa. Este resultado no concuerda con el trabajo de
Lewandowski y Drotar (2007) que reportaron que
los
niveles más altos de apoyo familiar eran
asociados con menos conflicto y la adherencia mayor al
tratamiento.

La hipótesis planteada que los adolescentes
procedentes de familia nuclear disponen de mejor apoyo de sus
progenitores o cuidador que los provenientes de familia extensa
fue corroborada porque más de las tres cuartas partes
tienen apoyo social y el 51% son familias nucleares. Sin
embargo, en esta investigación no se investigó la
asociación entre la tipología familiar con
control glicémico.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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