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El Fin del Mundo. ¿Alegoría o profecía? (página 2)



Partes: 1, 2

La
Historia cuenta
algunos finales del mundo

Dentro de la existencia histórica del ser humano
se han producido muchos hechos, que si bien no han terminado,
literalmente, con el mundo, han destruido gran parte mismo. Sin
embargo, ninguno ha provocado un giro sustancial de las
condiciones humanas. Solo por nombrar algunos recientes: La
Primera y Segunda Guerra
Mundial; La revolución
rusa; Las Bombas de
Hiroshima y Nagazaki; La Peste; El Sida; y
últimamente el Calentamiento Global. Si nos ponemos a
pensar en las incontables guerras que
el hombre ha
ocasionado, veremos en cada una de ellas un "fin del mundo", no
obstante ninguna ha hecho que la "maldad" del hombre mengue.
El hombre no ha cambiado, pudo haber pasado a diferentes manos
las riquezas y los territorios pero el hombre sigue siendo igual.
Su condición de humano no ha variado. ¿o si?
Astronómicamente pensando ¿qué le pudo haber
ocurrido a la estrella más cercana con la Revolución
Francesa? En fin, podríamos hacer un recuento de todos
los hechos importantes acaecidos en la Tierra y
estoy seguro que
ninguno ha hecho o ha provocado una transformación
profunda de su condición humana. Podríamos decir
que han existido ciertos cambios de actitud de
algunos grupos de
personas; o que se han formado organizaciones
para defender tal o cual situación: Organizaciones en pro
de la paz, en pro del medio
ambiente, en pro de los animales, etc.
Sin embargo, seguimos teniendo nuestra condición de ser
humano.  

La prehistoria
cuenta cambios drásticos dentro de la evolución del mundo y de sus habitantes.
Entre los más conocidos podemos mencionar: La
desaparición de los dinosaurios y
las glaciaciones. Por supuesto que, si consideramos ésta
etapa de vida de la Tierra, muy
difícilmente entran en juego muchos
de los principios
religiosos. Todos los conceptos teológicos surgen con el
hombre. Sin la existencia del hombre no tiene sentido la
discusión de religión, e inclusive
de, Dios. Pero no es mi tema en este escrito tratar sobre la
existencia de Dios, antes reflexionar sobre uno de los dogmas
religiosos que si lo analizamos en un contexto de todos los
conocimientos adquiridos por el hombre o de la razón no
existe cabida esta "profecía", y este vaticinio existe
solo si mantenemos una fe ciega en los dogmas
religiosos.

Jesús habla sobre el fin del
mundo

Dentro de los Evangelios del Nuevo Testamento se cuenta
que Jesús profetiza el fin de los días. Indica que
antes de este final ocurrirán una serie de hechos que
advertirán al pueblo elegido que el Fin se acerca. En el
contexto religioso cristiano – Jesús el Hijo de Dios
– deberíamos tomar como cierto lo que Jesús
dijo. Pero, sin pecar de blasfemo, considero que hay que
analizarlo bajo el cristal de una alegoría del final de la
maldad del ser humano. Pero ¿la vida del hombre
tendrá algún día su fin? O solamente se
terminará su maldad mediante una transformación de
su interior. En todo caso, dentro del dogma religioso la
profecía se ha condimentado de una serie de
acontecimientos tanto terrenales como espirituales. Existen
hechos que ocurrirán previos al fin, otros que se
sucederán en ese entonces y otros acontecimientos que
sobrevendrán después. Antes del fin: Las guerras,
epidemias, desastres
naturales. El arrebatamiento de los elegidos, el juicio de
nuestras vidas como hechos que ocurrirán ese día; y
los que sucederán después será: la vida
eterna. La segunda venida del Hijo del Hombre se ha tomado como
un hecho de trascendencia única y esperada por todos los
fieles cristianos.

       El profeta Daniel
relata en su libro, con
hechos similares a los mencionados por Jesús, lo que
sucederá al final de los tiempos, dice: "…muchos de
los duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua" Los primeros, serán los que se
compadecieron de sus hermanos y, los que no tuvieron amor por el
prójimo serán echados "en las tinieblas de afuera;
allí será el llanto y crujir de dientes".  No
me atrevo en realizar un análisis semántico de cada una de
las frases ya que para ese propósito debería
utilizar las versiones originales, en el idioma en que fueron
escritos estos libros.
Solamente estoy reflexionando sobre un hecho que dentro de la
religión cristiana se ha tomado como dogma, y es una
creencia convencida que dichos hechos
sucederán.

El fin
del Mundo y acontecimientos colaterales

Pero vamos por partes sobre esta situación: 1) El
fin del mundo es el fin de los tiempos; 2) El Hijo del Hombre
vendrá por segunda ocasión; 3) Juicio de los
hombres; 4) Vida Eterna; 5) Condenación Eterna. No
sé si se pueda decir que los hechos que acontecerán
serán en la forma cronológica como he numerado. Lo
analizo como hombre, tal vez no elegido, sobre un hecho que
debería importar a toda la humanidad. Sin embargo, en
otras culturas religiosas no se predica como tampoco es una
creencia o dogma sobre lo que acontecerá en algún
futuro con los seres humanos. Y solo con los humanos ya que somos
los únicos seres vivientes concientes de nuestra
existencia, nada se dice sobre los que acontecerá con los
animales (aunque muchos puedan haber devorado algún ser
indefenso). Aunque se mencione en la Biblia que las estrellas
caerán sobre la tierra, no dice mucho sobre lo que le
pasará a todo el Universo con
sus millones y millones de estrellas.

El fin del Mundo como el fin de los
tiempos

El Fin del Mundo, tomado en el sentido literal, entiendo
como el fin de todas las cosas materiales.
Siendo el tiempo algo
conciente de los seres humanos, aunque no material, se
terminará y jamás habrá tiempo, es decir
comenzará la eternidad. Pero siendo que inicia una
eternidad (no sé si la podemos llamar de esta manera)
porque entiendo como eternidad algo in-substancial que no tiene
ni principio ni fin. La eternidad solamente le pertenece a Dios,
nunca a los hombres. Solamente podríamos haber heredado
dicha cualidad si consideramos que hemos sido parte de El antes
de ser humanos. No obstante persiste la contradicción de
que siendo eternos nos hemos vuelto mortales. Y en ese contexto
no hallo explicación a mi existencia o lo encuentro
ilógica, hasta absurda. Claro que muchos dirán que
nuestra existencia y vida es por demás absurda. Sin
embargo, creo en un Creador. No creo que haya sido parte de El ya
que consideraría diabólico la actuación o
los designios de Dios que, siendo parte de El me haya convertido
en un ser mortal y perverso. Siendo que soy un ser conciente de
mi existencia (al menos humana) no aflora en mi ser mi
condición de ser infinito. No sé si alguien me
pueda decir que tuvo alguna vez alguna experiencia de sentirse
infinito. Pueda que yo no experimente ya que nunca lo fui o que
mi capacidad es limitada. Sin embargo, caigo otra vez en la
contradicción ya que si nunca lo fui mi existencia nace
desde que mi cerebro tuvo el
desarrollo
suficiente para tener esa capacidad. Si es limitada mi capacidad
de entender nunca tuve una existencia infinita.

Reflexionemos el Fin del Mundo como el fin del tiempo
terrenal. Tiempo es el lapso que transcurre cuando se produce un
cambio entre
un suceso y otro. Si se termina el tiempo analógicamente
podríamos decir que se terminan los cambios. O dicho de
otra manera: sin tiempo no existe cambio. Las transformaciones
que experimenta todas las cosas se deben a que el tiempo recurre
entre un estado a otro.
La contradicción del Fin del Mundo radica en que existe
hechos que se suceden luego del fin; hechos que se suceden en el
transcurso del tiempo. Siendo el fin del tiempo las cosas
deberían permanecer tal como estuvieron instantes antes
del fin. Lo interesante está en que, luego de este fin se
"inicia" una eternidad. Pero bajemos a las cosas terrenales: Mi
existencia terrenal culmina con mi muerte. Digo
terrenal porque mi perjuicio religioso me dice que tendré
una vida luego de ésta. No sé si inmediatamente
después o luego cuando se concluya el tiempo de todos. Si
es inmediatamente después será, digo, en otra
dimensión desconocida o en otro estado que no sea el
material. Pero deberé esperar a que acontezca el fin para
conocer mi destino. Mi destino será establecido cuando
suceda el fin. Entretanto ¿cómo será mi
existencia inmaterial?

En tanto si vida luego de esta vida terrenal inicia
cuando acontezca el fin: mi tiempo no existe, dejo de existir
hasta que se suceda el fin para volver a existir. Durante el
tiempo que transcurre para los vivos para mí ese tiempo no
existe. Mi existencia no se modificará, es decir,
seguiré siendo el muerto, el finado. Mi existencia
estará presente solamente en la memoria de
quienes me han conocido. Mi yo no será sino hasta que
empiece el fin. Si mi perjuicio religioso me indica que tengo
espíritu que perdura luego de mi muerte
¿dónde pernoctará mi existencia hasta que se
produzca el fin?

No creo que esta pequeña reflexión sobre
el final de los tiempos satisfaga a mentes elevadas. Soy
solamente un ser humano normal y mi mente no alcanza los niveles
que quisiera tener, pero de todas formas, me satisface pensar
aunque no llegue a la verdad. Al final de cuentas
¿quién tiene la verdad?

El Fin del Mundo y la segunda venida del
Señor

Veamos ahora el segundo punto: La segunda venida del
Señor. No cabe duda que para todos los cristianos la
esperanza más alentadora es esperar el regreso del Hijo
del Hombre, de Jesús. Dice la Biblia que vendrá en
toda su Gloria a implantar su Reino en la tierra. Sucede que,
desde los inicios del cristianismo
sus primeros seguidores esperaban que en su generación o
su tiempo Jesús regrese a la tierra. S. Pablo lo esperaba
en su vida y predicaba que era inminente su regreso. Han pasado
dos mil años y la esperanza persiste. El pueblo
judío, del cual nace el cristianismo, tuvo profetas que
señalaron que debía venir el "Mesías" para
salvar a su pueblo, no del yugo del pecado sino de la esclavitud del
Imperio Romano;
aún hoy esperan la venida de su "mesías".
Considerado, por muchos, de ser Jesús el Mesías, El
Salvador en ese entonces, pero, con otra connotación el
día de hoy. En su tiempo como el salvador del yugo de la
esclavitud romana, hoy como el Salvador de los pecados del
hombre. ¿Cuál debe o cómo debemos considerar
su segunda venida? ¿Cómo salvador de la
condición pecaminosa del hombre o cómo salvador del
mundo? ¿Su Reino será físicamente en esta
tierra o será espiritual? Podemos estar equivocados en
pensar que con El se ganará la guerra de las
cosas del mundo y se implantará un reino libre de pecado.
Podemos estar equivocados tanto como los primeros seguidores.
Estar equivocados que el mundo físico de terminará
con su regreso. Pero ¿quién nos puede guiar en la
verdad?

Antes de la venida de Hijo del Hombre, hubo un hombre
que predicó que él que debía venir a salvar
a su pueblo era antes que él; que él no era capaz
de desatarle sus sandalias. Juan "El Bautista" le llamaban.
¿Cómo podemos identificarlo? ¿Qué
señales
nos puede  mostrar para reconocerlo?

La Biblia indica algunas señales antes del fin:
Guerras, epidemias, catástrofes naturales, hambrunas, etc.
Sin embargo, como he dicho, éstas han sucedido en el
transcurso de toda la historia de la humanidad y aún antes
de la historia. Entonces, estas no pueden ser las señales.
Dentro de mi concepto
anti-finmundista, las señales han pasado haciendo huellas
en la historia, que se niegan a morir, persiste en el sentimiento
del pueblo, viven en la mente de los sabios, mueren en el cerebro
de los necios; pero que sin embargo, no las podemos aceptar. La
iglesia no las
quiere aceptar. El Poder terrenal
no quiere admitir que vienen de lo Alto para beneficio de los
débiles. Nosotros, los simples mortales, no las queremos
reconocer como divinas y esperamos algo sobrenatural para
convenir en que vienen de Dios. Esta con nosotros todos los
días. Los adelantos tecnológicos lo han hecho
accesible a todo el mundo. Han sido artesanos del saber, de todos
los saberes: de la ciencia, de
la política,
economistas, humanistas, literatos, soñadores,
visionarios, "profetas". Veamos cuáles son: Sé que
pecaré de omisión al olvidar a muchísimos de
ellos. Usted, querido lector, debe completar la lista. Yo solo
mencionaré algunos o tal vez solo sus hechos: Vino un
hombre al mundo a decirnos que la Tierra no es plana sino
redonda. A decirnos que el Sol se
mantiene estático mientras la Tierra gira al su alrededor,
por poco lo matan. Y como el "cielo" estaba en las manos de ese
Poder, casi le prohíben ir a ese ansiado lugar. Nos hizo
conocer la forma de la Tierra y nos quitó las fabulas de
monstruos marinos. Elevamos nuestras mentes hacia confines
cercanos a Dios. Dios lo bendijo y su razón
prevaleció a los dogmas. El fin del mundo alcanzó
fronteras más allá de nuestras narices. Luego vino
otro hombre, nos dijo que los cuerpos se mueven de acuerdo con
ciertas reglas establecidas en la naturaleza.
Que los astros giran por su atracción gravitacional, que
los cuerpos caen a la tierra por esa fuerza, y nos
hizo saber que podíamos conocer con exactitud ese movimiento.
Nos dijo que no existe magia ni poderes sobrenaturales en el
Universo. Vino
otro hombre, en este tiempo no estaba permitido a las mujeres ser
profetas, que nos enseñó que el hombre se adapta a
las necesidades de supervivencia, que puede variar su comportamiento
de acuerdo con las condiciones de su medio, de su hábitat. Que las especies de animales se
deben a cómo se adapten a la naturaleza. Que el hombre es
producto de
muchas transformaciones durante miles o millones de años.
Que el hombre de hoy es diferente al del ayer. Hoy está
fuera de los elegidos. Le han decapitado su cabeza.

Luego vinieron muchos hombres en busca de la Libertad, de
la Paz, del Amor, y han luchado por sus ideales (ideales que nos
pertenece a todos). Compusieron  canciones, crearon hermosos
poemas,
escribieron grandes libros. Lucharon por los débiles.
Manifestaron que los hombres somos iguales en derechos y obligaciones.
Nos despertaron del letargo de la ignorancia. Inventores de cosas
increíbles que hicieron más llevadera la vida.
Hicieron que el hombre no camine sino que corra, que luego vuele.
Que traspase los límites de
la Tierra, que alcanza las fronteras del cielo. Que las
distancias se acorten y el mundo se vuelva pequeño en el
infinito del Universo. Llegaron hombres que nos curaron de
enfermedades
raras, lograron que nuestra esperanza de vida se prolongara, que
nuestros niños
alcancen su vida adulta, hicieron que las madres no sufran con
los dolores de parto. Pero
los dueños terrenales del cielo: niega la libertad de ser
iguales, condena el amor de
esos iguales, matan la alegría de amar, y permiten
la muerte de
los que no están de acuerdo con ellos. Tantos hombres y
tantas mujeres han dejado su mensaje. Hasta hoy no los
escuchamos. Todavía esperamos a Jesús cuando
Jesús ha venido todos los días a tocar nuestras
puertas, y aún no lo dejamos entrar.

El Fin del Mundo y el Juicio de los
hombres.

Analicemos el tercer punto: El Juicio de los hombres. El
hombre desde que inició su vida en comunidad tuvo
que implementar reglas de convivencia mutua. La
organización de las colectividades estuvo regida por
normas de
conducta que
respetará los derechos de unos y preservará
privilegios de otros. Las políticas
implementadas generalmente las daban los ancianos y los jerarcas
de la comunidad. Cómo se escogía al jefe, supongo
tal como los animales lo hacían, es decir, el o los
más fuertes. El grupo líder
implantaba su ley. Las guerras
se producían a fin de abastecer –alimentación
principalmente- a los integrantes de la comunidad, el más
fuerte vencía y gobernaba a los conquistados, imponiendo
sus reglas en todo el pueblo. El pueblo judío
también tuvo sus políticas de convivencia, y
muchas, cuales están recogidas en los Libros del
Pentateuco, especialmente en el Levítico y Deuteronomio.
Las leyes descritas
en estos libros controlaban todas las acciones de
esa comunidad. Las normas dictaban los días de descanso,
los días de fiesta, de adoración a su Dios, lo que
tienen que vestir, lo que pueden y no pueden comer, cuando son
puros, cuando son impuros. Contemplaba los castigos por cometer
una falta y, cómo se puede absolver una falla, En
definitiva controlaba el convivir de sus gentes. Todas estas
reglas se resumen en los Diez Mandamientos, que hayan o no sido
entregadas por Dios a los hombres (pueblo judío), no es
tema de reflexión en este tema. O tal vez, si…pero
en el contexto de los acontecimientos del Fin del Mundo. En todo
caso, los hombres sea en esclavitud o el libertad tienen que
cumplir las normas y reglas para evitarse los
castigos.

Hoy, de la misma manera, el comportamiento de la
población esta regida de normas o leyes
dictadas por el poder. Quien detente el poder será
inevitablemente quien dicte las cánones de 
cómo se debe vivir. Los dominados, por lo general,
serán los que las deben acatar. Desde luego que han
existido grupos que se han revelado ante las tiranías,
pero en este caso los insurgentes serán los que sometan a
los vencidos. Se invierten los papeles y, el que tiene el poder
sojuzgará al conquistado. Quién cumple las leyes no
tiene recompensa, quién las incumple recibe el castigo
estipulado en la misma ley. No constan recompensas con el
cumplimiento de las normas del convivir, no gana ningún
premio y, la única satisfacción es el deber
cumplido; en cambio las sanciones están estipuladas en las
misma ley para aquellos que las desacaten. 

Entonces, cuando se produzca el fin de los días
¿quiénes serán los sometidos y
quiénes los vencedores? De acuerdo con los relatos
bíblicos, no habrá rey, ni poder que resista la
fuerza del que vendrá a gobernar el nuevo mundo. Dios
dominará a todos los poderes y poderosos. Y ni se diga de
los pobres mortales, como usted y como yo, mi querido lector. El
se encargara de juzgarnos por los actos cometidos, tanto física como
mentalmente. Dice que los Libros se abrirán y nuestros
actos serán dados a conocer para vergüenza propia y
juzgamiento de los mismos. Es ese caso, todo lo que nosotros
hagamos o dejemos de hacer están grabándose en el
Libro de Vida, y también nuestros pensamientos y nuestros
sueños están siendo registrados esperando el
juzgamiento y veredicto final. El Libre albedrío que
supuestamente tenemos, no sirve de nada ya que lo que hoy
quieres, libremente, pensar está siendo registrado para un
día sacarlo a luz y juzgarte
por haber pensado de esa manera. No interesa si fue malo o bueno
–de acuerdo con el catálogo del poder–
serás juzgado de igual manera. No importa la acción
sino el accionar, todo cuenta a la hora del juicio final.
Así me han adoctrinado o prejuiciado. Un Juicio
dónde nada podemos decir a nuestro favor solamente acatar
las resoluciones. Nuestra vida ha pasado, nuestro tiempo se ha
terminado, el Juicio llega y nada nos puede salvar. Muchos dicen
que vamos a tener un abogado defensor que será:
Jesús. El abogará por todos nosotros para evitarnos
el castigo porque "no hay justo, ni aún uno". Todos
estamos destinados al castigo desde el momento de nuestro
nacimiento, ¿por qué?, pues heredamos el mal
inicial cometido por un hombre que tuvo la mala fortuna de ser el
primer hombre -primer pecador-, y aún peor será el
primer hombre en ser juzgado. ¡Pobre Adán! Mi
querida Eva le sigue atrás, también será
calificada por leyes que nunca llegó a conocer.

Después estaremos todos nosotros en la cola,
sufriendo y temblando por el castigo que vamos a recibir,
nerviosos por lo que nos tocará; y cuando nos llegue el
turno serán abiertos los libros de vida de cada uno. Se
leerán los registros que
todos nuestros actos. Y vendrá el juicio final. Dicen que:
"la paga del pecado es la muerte", entonces con nuestra muerte
física pagamos la culpa de nuestros actos. Nadie
está exento del tributo. Por consiguiente, para qué
un juicio para el juzgamiento de nuestras vidas, si ya con la
muerte pagamos la culpa.

Después de nuestra muerte física no
sabemos que nos pasará. Pero llegará un día
en que lo sabremos: cuando muramos. Si vivimos después de
muertos en otra forma de vida sabremos cómo es esa vida si
aún nos mantenemos conscientes de nuestra existencia, pero
si nuestra conciencia
está en el cerebro, luego cuando nuestro cerebro muera
morirá nuestra conciencia y por tanto no sabremos si
existimos, es decir será nuestra muerte total. Dejamos de
existir para siempre. Entonces ¿para qué
vivimos?

Sin embargo, no considero que vivamos por vivir ni que
muramos para vivir una vida eterna (el prejuicio
religiosos que hay en mi me hace tener esperanza de una nueva
vida, una vida eterna y gloriosa junto con el Creador), tampoco
creo que muera para morir por segunda vez (la Biblia así
lo dice: La muerte segunda para los que no han cumplido con las
leyes de Dios), luego ¿qué me queda? Solo mi
existencia en este momento. Y ¿mi espíritu? Empiezo
a dudar de que lo tenga…Y solo mi espíritu
será quién reciba el premio o castigo por mis
actos. Entonces veamos -reflexionemos- sobre ese futuro que nos
espera. Un futuro, tal vez incierto, o tal vez pensemos que
será de acuerdo con lo que nuestros prejuicios -ante todo
religiosos- no dicen que será.   

Vida
Eterna o Condenación Eterna.

Ante todo, preguntémonos: ¿Qué es
el espíritu? ¿Será acaso otra persona en la
cual me desdoblo cuando muero? ¿U otra personalidad
que está presente en mí y que recoge, graba,
acumula todos los actos de mi persona carnal? ¿Los actos
grabados en mi espíritu serán los que me condenen o
me gratifiquen con la vida eterna? Muchas preguntas más se
nos pueden ocurrir, y de seguro que ninguna va a tener una
respuesta certera. Lo único que podemos hacer es
reflexionar sobre este tema que puede cautivarnos, pero no
saldremos satisfechos totalmente.

Los actos que un individuo
realiza son: ¿actso espirituales o actos humanos? Por
ejemplo, la caridad. Mi condición de ser humano, en el
sentido estricto de la palabra, me hace ser sensible al dolor o a
la miseria de otro ser viviente -puede ser animal, vegetal u otro
ser humano- que provoca en las fibras intimas de nuestro ser un
acto de solidaridad. Este
hecho provocado es una reacción a una realidad que no la
puedo remediar con un simple acto de caridad. Pero mi conciencia
me vuelca a pretender cambiar en algo la situación ajena.
Este mismo hecho, y quién sabe por qué motivos,
puede no provocar ese mismo sentimiento en otro individuo;
simplemente pasa de largo sin percatarse del sufrimiento ajeno.
No se qué es lo que podemos calificar: si a la persona
caritativa o no, o al acto de ser caritativo o no. Por supuesto
que no soy nadie para juzgar los actos de otros. Sin embargo,
siendo que los actos cualifican a una persona, ya que: "Por sus
frutos los conoceremos". Y conoceremos si somos o no caritativos.
Y esto sin adentrarnos en las intenciones por las cuales hacemos
un acto, en este caso de caridad, ya que esas intenciones o la
conciencia no la conoce nadie y solo podemos elucubrar sobre los
propósitos que llevaron a una persona a comportarse de una
u otra manera. Ahora bien, siendo que una vida elevada estuvo
guiada siempre de buenos actos, estos actos son ¿del
espíritu o de la conciencia del individuo que las
realiza?

Me pregunto sobre todos los actos, humanamente
calificados, de buenos como: el amor, la bondad, la solidaridad,
la amistad, la
benignidad, etc. Son ¿actos espirituales o actos puramente
humanos? Si son actos provocados por la conciencia del individuo
estos actos ¿sellan el espíritu con las marcas de las
buenas intenciones para ser merecedores de un premio luego de la
muerte del cuerpo? Claro que me dirán que no son por
nuestros actos por los cuales vamos a ser juzgados, sino
qué, es la Gracia de Dios, por la fe, dado a través
de la muerte su Hijo, Jesús, en la cruz. Otros
dirán que la fe sin obras es muerta. Sin embargo, sea lo
uno o lo otro, ya sean las obras o la fe son actos netamente
humanos. Son actos de nuestra conciencia o de nuestra
razón e intelecto lo que nos inclina a comportarnos de una
u otra forma, y para que sean calificados -juzgados- nuestros
actos deben estar siendo grabados en nuestro
 espíritu. Porque, de qué vale que seamos o
nos comportemos de una u otra manera si nuestros actos no
están siendo grabados; si son olvidados ¿de
qué seremos juzgados? Pero no solamente son los actos los
que deben estar siendo esculpidos sino también las
intenciones con las cuales ejecutamos las acciones. Cómo
calificamos un acto sin saber las intenciones. Puede un acto ser
bueno pero ser malas las intenciones. Entonces ¿qué
nos pueden, o deben, calificar? ¿Las acciones o las
intenciones? Si un acto lo hice mal con buenas intenciones
¿Será calificado como una acción buena?
Dicen que el camino al infierno esta empedrado de buenas
intenciones…

De otro lado, existe opiniones teológicas de que
la vida después de juicio final será con cuerpos
materiales renovados, con cuerpos inmaculados, limpios del mal
terrenal; dicen: "no habrá ni el llanto ni el dolor, ni el
sol dará su luz ni tampoco su calor…"
No puedo, racionalmente, imaginar éste tipo de cuerpo. Ya
que siendo materia
tendrá necesidades y al tener necesidades tendrá
que vivir supliendo esas necesidades. Y todo lo que nos pasa en
este mundo terrenal es producto de suplir necesidades. Me
dirán que esas necesidades serán espirituales,
entonces caemos nuevamente en la contradicción de lo que
podemos calificar de espiritual o material. Podemos calificar los
actos que transciende lo material hacia fines elevados del ser
humano como espiritual. Sin embargo, no dejan de ser materiales
aunque su significado o su trascendencia sean abstractos o
esté sobre lo estrictamente humano.

En fin, el ser humano normal vive una vida consciente de
su existencia, y sus acciones racionales son materiales.
Dirán que actos elevados en pro del amor o de la paz son
más espirituales ya que los productos
cosechados no son netamente materiales. A pesar de todo, lo que
se realiza o lo que se consiga son situaciones materiales.
Inclusive el mismo Amor es un acto material aunque surja del
fondo del ser humano. Todos los sentimientos, cualesquiera que
sean, son actos materiales. Se provocan en nuestro cerebro aunque
pensemos qué es en nuestra alma
dónde se producen.

Conclusión.

El concepto de "Fin del Mundo" dentro de mi pensar lo he
tomado como una alegoría del cambio del ser humano. Como
la terminación de los actos que pueden ir en contra de la
Libertad del hombre; en contra de la justicia, en
contra de la miseria, en contra de la desigualdad, en contra de
la discriminación racial, de la xenofobia,
etc., etc. Un cambio del ser humano para alcanzar lo que un
día nos dijo Jesús: Ser hombres diferentes con un
nuevo nacimiento. Alcanzar la plenitud del hombre con cualidades
que superen el simple materialismo de
acaparar objetos que inflen nuestra vanidad. Cuando el hombre
transcienda a pensar y sentir que nuestra existencia es valiosa
viviendo en armonía con sus semejantes podremos decir que
el fin del mundo ha llegado. "Las cosas viejas pasaron ahora
todas son hechas nuevas"    

Datos del Autor

Nombre: L. Miguel Torres Encalada.

Lugar y fecha de nacimiento: Girón, Azuay,
Ecuador, 26 de
septiembre de 1960.

Profesión: Ingeniero Civil.
(04-07-1986)

E-mail: ltorres@etapa.net.ec

Estudios realizados:

Primaria: Escuela
Bilingüe Interamericano.

Secundaria: Colegio Bilingüe
Interamericano.

Superior: Universidad de
Cuenca – Ecuador.

Cursos y seminarios: Varios relativos al tema de
Saneamiento Ambiental.

Profesionales:

Trabajos relacionados con estudios de sistemas de
Agua Potable y
Alcantarillado. Fiscalización de Obras de Saneamiento
Ambiental. Al momento desempeño labores inherentes a mi
profesión en la empresa
pública ETAPA (Cuenca-Ecuador).

Aficiones:

Lectura.

Composición literaria. También he
compuesto varios temas musicales que no han sido nunca
editados.

 Datos sobre el
tema:
Lo escribí a finales del año 2007 en la
ciudad de Cuenca, en mi querido País, Ecuador.

 
              

L. Miguel Torres Encalada

Partes: 1, 2
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