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La bioética dentro de las Pyme. Un enfoque necesario




Enviado por Edgar Curvelo



Partes: 1, 2

    1. Objeto de
      estudio
    2. Planteamiento de
      estudio
    3. Metodología
    4. Estado del arte
      de la investigación
    5. Conclusiones
    6. Glosario
    7. Referencias
      bibliográficas

    INTRODUCCIÓN

    En los finales de la modernidad
    estamos siendo presionados por problemas que
    nos llevan hacia la insustentabilidad: la presión
    ecológica y ambiental; la presión
    demográfica; la presión del comercio
    transgénico y de una irresponsable experimentación
    biotecnológica; la aparición de las nuevas enfermedades; la pobreza
    las drogas
    letales; la presión del fin del trabajo y del
    desempleo; la
    velocidad e
    inmediatez de las telecomunicaciones, entre otros;  son 
    precisamente los signos
    históricos inquietantes del agotamiento de una
    época que se hace insostenible.  No obstante, las
    organizaciones
    tienen la tendencia de auto conservarse, cueste lo que cueste,
    aunque ya sean superfluas.

    Dos procesos de
    gran impacto están influyendo en la reconfiguración
    socio-política mundial; ellos son por un lado
    la
    globalización, la cual está generando cambios
    importantes en el entorno global y local, conectando a los
    procesos globales económicos, políticos,
    educativos, sociales, culturales. Por otro lado, la informática  y las telecomunicaciones
    reconfiguran una nueva lógica
    tecnológica. Esta lógica tecnológica
    posmoderna se fundamenta en la información y la
    comunicación que permiten el desarrollo de
    asuntos como los sistemas en
    red, la telemedicina,
    la educación a
    distancia, la teledemocracia y democracia
    virtual, la comunicación electrónica, entre otros.

    Toffler (1983) al referirse a este periodo
    "superindustrialismo" indica que en "una economía cuyo
    crecimiento se hace cada vez más complejo y diversificado,
    es inevitable que muchas compañías atraviesen una
    profunda crisis de
    identidad.
    Cuanto más diferenciado sea el medio
    ambiente, tanto más  importante –y
    dificultoso– será el saber cuál es el negocio
    en que no encontramos". Señala que para sobrevivir a los
    impetuosos cambios de nuestros días hemos de estar
    dispuestos a reconsiderar los modelos sobre
    los que se basan nuestras caducas organizaciones.

               
    El cambio de
    dimensión de la modernidad a la posmodernidad,
    nos hace profundizar en el impacto de una nueva lógica
    tecnológica en las distintas actividades que realiza
    el hombre. En
    las organizaciones, los procesos de cambios, exigen de ellas
    capacidades extraordinarias de innovación, adaptación, aprendizaje y
    mejora continua. Requieren constantemente reinventarse así
    mismas, ya sea en productos,
    estructura
    organizacional o prácticas de trabajo. Por lo tanto,
    la generación y transmisión de información
    (ambiental, interna o corporativa) ligada a  la tecnología
    computacional y de comunicaciones
    para crear  conocimientos, pasan a tener un rol vital como
    elementos claves de la nueva manera de hacer gestión. En este sentido, la gestión
    y la tecnología
    de información deben integrarse para conseguir un
    óptimo manejo de los recursos
    económicos  organizacionales en beneficio de una
    nueva sociedad,
    contribuyendo con la realización y conformación de
    un hombre
    posmoderno.

     Esta nueva lógica, necesita de
    organizaciones cuyos procesos se hagan más simplificados,
    prevaleciendo el uso de las nuevas
    tecnologías de información y
    comunicación; empresas que
    tiendan a ser más dinámicas, empresas en red
    formadas por miembros, clientes o
    usuarios, proveedores,
    competencia,
    entre otros y donde el
    conocimiento circule por las redes telemáticas,
    Internet,
    Intranet,
    Extranet.
    Estas empresas deben estar conformadas por profesionales
    especializados, pero a la vez capaces de involucrarse en todos
    los procesos y actividades organizacionales, como un equipo que
    trabaja en un ambiente de
    confianza y cooperación, donde el concepto de
    cadena de
    valor sea la principal evidencia.

      La realidad de la gerencia
    tradicional venezolana señala que esta se ha apoyado en
    una estructura
    organizacional rígida, multiplicidad de procesos, autoridad
    excesivamente centralizada, burocracia
    excesiva. Por su lado, el Estado, ha
    dejado mucho que decir en su actuación, generando un serio
    desequilibrio económico, sus tributaciones, cargas
    impositivas, política cambiaria, tratados,
    convenios y sobre todo la ausencia de programas
    económicos consistentes que han desmotivado a la inversión, y ha conllevado al cierre de
    muchas empresas, incrementándose la pobreza, y
    afectándose seriamente la calidad de
    vida del venezolano.

    La Confederación Venezolana de Industriales 
    – Conindustria – señala  que en Venezuela, las
    "Pequeñas y Medianas Empresas conforman un tejido
    industrial importante, por cuanto representan el 80% del total
    industrial venezolano"; además, la Pequeña y
    Mediana Empresa
    venezolana por su capacidad generadora de empleo e
    ingresos
    está ocupando un lugar preponderante en el marco de
    políticas y acciones que
    contribuyen al mejoramiento de su desempeño y permanencia en el mercado.

               
    Según estudios y criterios aportados por el Instituto de
    Estudios Superiores de Administración (IESA)  en Venezuela,
    una microempresa
    tiene menos de 5 trabajadores, una pequeña entre 5 y 20,
    una mediana entre 21 y 100 trabajadores y una grande tiene
    más de 100. Para 1997, de acuerdo al IESA, había
    alrededor de 211.000 empresas, 78% de las cuales eran microempresas,
    14% pequeñas y el resto medianas o grandes, lo cual arroja
    una proporción, al sumar las micro y las pequeñas
    empresas, de 92%, evidenciando el peso considerable de este tipo
    de organizaciones en la economía venezolana.

    Para nadie es un misterio que una sociedad que busque
    crecer y desarrollarse, debe necesariamente poseer sus
    pequeñas y medianas empresas en un sistema
    sustentable a corto, mediano y largo plazo. La razón se
    fundamenta en el hecho de que la gran masa productiva y
    comercializadora de un país, se encuentra en ellas.
    Estudios demuestran que los países desarrollados lideran
    su economía sobre la base de las PYMES; de tal
    forma que el recurso económico necesario para avanzar en
    el progreso integral de ese país, proviene de la fortaleza
    de estas empresas.

    A pesar de la importancia que las PYMES representan para
    el desarrollo del país,  en Venezuela, no
    existía una definición oficial para las empresas
    comerciales y de servicios;
    solo de las manufactureras. A partir de la promulgación
    del Decreto Ley para La
    Promoción y Desarrollo de la Pequeña
    y Mediana Industria
    PYMI , se introduce una nueva definición que establece
    como parámetros para la PYMI ; el numero de empleados y el
    nivel de ventas en
    unidades tributarias  En el caso de industrias que no
    puedan ubicarse en ninguno de los parámetros establecidos,
    deberán usar una metodología que establecerá el
    reglamento del Decreto Ley. Adicionalmente, y como elemento
    novedoso define al "emprendedor".

               
    Ahora bien ,el proceso de
    globalización, la evolución de las tecnologías de
    información y comunicación, el juego de la
    oferta y
    demanda, los criterios de competitividad, políticas
    macroeconómicas, los procesos de regulación por
    parte del Estado y las
    exigencias del mercado, requiere que las micros, pequeñas
    y medianas empresas tengan que ser flexibles, mantengan un
    contacto directo con su cliente, apliquen
    técnicas básicas de administración de negocios,  fomenten la capacidad emprendedora
    e innovadora.  En otras palabras, necesitan contar con las
    estrategias 
    necesarias que les permitan responder a las exigencias del nuevo
    entorno, al desarrollo tecnológico, la presión
    social,  a las demandas del contexto político y
    económico de los países, a la necesidad desarrollar
    y capacitar sus recursos
    humanos de manera permanente.

               
    Como señala Amaro (Citado por Fleitas, 2002, p. 3) "La
    seguridad
    laboral ya no
    depende de los años de fidelidad que se le consagren a
    una empresa,
    sino del desarrollo de aptitudes que generen fortalezas en
    el trabajo
    para sobrevivir en una economía en la que la ventaja
    decisiva se fundamenta en el conocimiento,
    con el desplazamiento inexorablemente del poder
    económico basado en la máquina".

               
    En los actuales momentos las pequeñas y medianas empresas
    están amparadas bajo la Constitución de la República
    Bolivariana de Venezuela, el Artículo 308, Capítulo
    I, Del Régimen socioeconómico y de la función
    del Estado en la Economía , señala "El Estado
    protegerá y promoverá la pequeña y mediana
    industria, las cooperativas,
    las cajas de ahorro,
    así como también la empresa
    familiar, la microempresa y cualquier otra forma de
    asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el
    consumo, bajo
    régimen de propiedad
    colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo
    económico del país, sustentándolo en la
    iniciativa popular. Se asegura la capacitación, la asistencia técnica
    y el financiamiento
    oportuno".

               
    Es así como el Ejecutivo Nacional establece una serie de
    normativa legal como la Ley para la Promoción y Desarrollo
    de la Pequeña y Mediana Industria, con la finalidad
    de  apoyar las empresas  en materia de
    financiamiento, asistencia técnica, adiestramiento,
    capacitación, administración, gerencia, desarrollo
    tecnológico e información, por medio de mecanismos
    idóneos, dinámicos y que se adapten a sus
    necesidades cambiantes; además crea instituciones
    que deben promover  la participación de las
    pequeñas, medianas industrias en programas de mejoramiento
    de sus niveles de calidad, productividad y
    competitividad con el objeto de propiciar su desarrollo
    integral  como unidades de producción, adecuando sus niveles de
    gestión y capacidad de respuesta frente a los continuos
    cambios de los mercados

               
    Además, existen iniciativas del Sector Privado para
    cambiar los paradigmas de
    las pequeñas y medianas empresas industriales y
    convertirlas en un sector dinamizador de la economía, con
    altos niveles de productividad y articularlo a la red empresarial
    venezolana, como lo es el Proyecto
    Coninpyme, con apoyo del FOMIN-BID.

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