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Contaminación de los alimentos




Enviado por Rutilio Ortiz S.



Partes: 1, 2

    1. Ambiente y
      Alimentación
    2. Tipos de
      contaminación en los alimentos
    3. Características
      de los contaminantes abióticos
    4. Contaminantes
      abióticos más importantes
    5. La
      protección de los consumidores
    6. Legislación
      en la inocuidad de los alimentos
      (México)
    7. Recomendaciones
      para evitar la contaminación de los
      alimentos
    8. Estudio de
      caso
    9. Opciones
      orgánicas
    10. Conclusiones
    11. Glosario
    12. Bibliografía

    Introducción

    El comer es una de las actividades individuales,
    familiares y sociales más importantes del hombre, en la
    selección de los alimentos como el
    planeamiento
    de las comidas influidas por la historia, la cultura y el
    ambiente,
    además de la disponibilidad y las preferencias personales,
    por tal motivo es indispensable la calidad de los
    alimentos. Asimismo, la comida preparada en condiciones
    sanitarias, asociada a una correcta nutrición, resulta un
    factor esencial para la salud. Una alimentación
    saludable y apetitosa influye benéficamente sobre el
    crecimiento, desarrollo,
    rendimiento escolar y laboral y muchos
    otros aspectos. Al mismo tiempo,
    contribuye poderosamente a elevar la calidad de
    vida de las personas.

    Naturalmente, todos los seres humanos, en su calidad de
    consumidores, requieren necesariamente una ingesta básica
    de alimentos aptos, inocuos, sólidos y líquidos, es
    decir alimentos naturales o elaborados que sean digeribles y
    puedan proveer a su organismo, sin dañarlo, los materiales y
    la energía para mantener en funcionamiento sus procesos
    biológicos, conservar la masa corporal y sostener su
    vitalidad (Schinitman, 2005).

    Los alimentos son principalmente productos
    orgánicos de origen agrícola, ganadero o industrial
    (producidos, en este último caso, a partir de sustancias
    naturales o sus derivados), que aportan individualmente ciertas
    sustancias químicas a partir de las cuales el organismo
    puede realizar dos importantes procesos: (a) producir
    energía para el funcionamiento orgánico, calor
    corporal, esfuerzos musculares, movimientos, etc., (b) crecer y
    reponer la propia masa corporal. Asimismo, los alimentos aportan
    otras importantes sustancias químicas que regulan los dos
    procesos anteriores.

    Los principales componentes de los alimentos que
    resultan útiles al organismo del consumidor son
    denominados nutrientes. Consecuentemente, la alimentación
    consiste en la introducción por ingesta de alimentos
    líquidos o sólidos en el organismo. La
    nutrición es el conjunto de procesos gracias a los cuales
    el organismo recibe, digiere, transporta y utiliza las sustancias
    químicas contenidas en los alimentos. Actualmente, por
    extensión, se consideran también alimentos las
    sustancias que se ingieren por necesidad o por hábito,
    aunque no aporten materiales o energía. Así, por
    ejemplo, el agua potable,
    la sal común (cloruro de sodio), las fibras
    dietéticas, imprescindibles para nuestra vida, son
    también alimentos (Schinitman,
    2005).

    Cuando se evalúa un alimento, no sólo se
    tienen en cuenta su valor
    nutritivo y sus cualidades sensoriales u organolépticas,
    sino que por encima de todo debe garantizarse su seguridad o, lo
    que es lo mismo, su inocuidad (Mariné &
    Vidal, 2000). De hecho, la seguridad ha sido siempre
    una condición estrechamente relacionada con los alimentos,
    en el sentido de que, para ser considerados como tales, no deben
    producir ningún tipo de efecto negativo en el consumidor
    individual y general (siempre que, claro está, se trate de
    un consumo
    racional) así como para el ambiente, desarrollo
    sustentable y la calidad de vida.

    Entonces, en razón de la extremada necesidad e
    importancia de ingerir sólo alimentos aptos e inocuos, se
    puede entender, genéricamente, como alimentos normales o
    genuinos a aquellos que no contienen sustancias extrañas
    ni agregados no autorizadas y se expenden bajo una
    denominación correcta acerca de su origen, naturaleza y
    calidad (Schinitman, 2005). Entre los
    distintos tipos de alimentos que por ser inapropiados y no
    cumplir las disposiciones legales vigentes, no son considerados
    normales o genuinos, se encuentran aquellos que resultan de
    particular interés
    para este trabajo: los
    alimentos contaminados.

    Todo esto ha acrecentado también algunos de los
    riesgos
    alimentarios a los que están expuestos los consumidores,
    como por ejemplo los que provienen de la
    contaminación por microorganismos, la presencia de
    aditivos, los productos plaguicidas y antibióticos con que
    tratan algunos vegetales y animales, las
    nuevas técnicas
    de conservación de alimentos, como envasado al
    vacío, envasado con atmósfera modificada,
    esterilización por radiación,
    etc.

    Ambiente y Alimentación

    Las relaciones entre el ambiente y la
    alimentación pueden abordarse desde distintos puntos de
    vista: a) el ambiente influye en la selección de
    alimentos; b) el ambiente determina el tipo de alimentos
    disponibles en una determinada área geográfica, lo
    cual condiciona notablemente los hábitos alimentarios; c)
    el ambiente puede afectar a la composición nutritiva de
    los alimentos (en especial a los micronutrientes); d) el ambiente
    puede constituir una fuente de contaminación directa o indirecta de los
    alimentos (Mariné & Vidal, 2000).

    El clima, temperatura,
    insolación, humedad ambiental, entre otras variables
    influyen de manera notable en el tipo de alimentos de que se
    dispone para componer la dieta o ración. Esto puede
    apreciarse, por ejemplo, en la región norte y sur de
    México
    donde las particularidades de los alimentos son influidas por las
    condiciones ambientales. Un reflejo de esta cuestión es el
    hecho de que, en el sur se consuman más verduras y
    hortalizas que en el norte. Es más, dentro de una misma
    zona geográfica pueden darse diferencias más que
    notables en los usos alimentarios en función de
    si se trata de áreas urbanas o rurales. Y si la
    climatología y el medio ambiente
    en general son importantes a la hora de elegir los alimentos,
    también lo son, tal vez incluso más, en cuanto al
    tipo de alimentos que se producen en cada zona
    geográfica.

    La moderna explotación agropecuaria se auxilia de
    una enorme infinidad de productos químicos, que dejan
    huella en los alimentos. A ello se suman los residuos que las
    actividades mineras, industriales y urbanas que se esparcen por
    tierra,
    aire y agua. Los
    alimentos que comemos son el fruto de una naturaleza manipulada
    por el hombre para
    obtener el máximo rendimiento en el menor tiempo posible.
    Ello obliga al uso de una gran variedad de productos que pueden
    aparecer en el alimento y son ajenos a su naturaleza. Otras
    sustancias extrañas llegan a los cultivos, la pesca y los
    forrajes de manera accidental, a través de las aguas
    contaminadas por vertederos industriales, humos y cenizas de
    fábricas, restos de combustibles dispersos en el mar,
    etc., introduciéndose seguidamente en nuestra dieta
    (Alimentariaonline, 2007).

    Los contaminantes químicos pueden entrar en las
    plantas y en los
    animales al principio de la cadena trófica, y ser comidos
    por otros animales siguiendo la cadena trófica. Las
    sustancias contenidas en estos animales y plantas pueden entrar
    en al cuerpo humano
    cuando se consumen como alimentos: la carne, los productos
    lácteos, el pescado, las verduras y la
    fruta. Esta vía de la "cadena trófica" de
    contaminación es especialmente importante para las
    sustancias químicas persistentes y acumulativas en el
    medio ambiente, como el DDT, PCB y los retardantes de llama
    bromados. También es importante para las sustancias que
    son usadas en grandes cantidades y aparecen por todas partes del
    entorno, por ejemplo, los ftalatos. El embalaje y la
    elaboración también pueden introducir sustancias
    químicas en los alimentos industrializados, por ejemplo,
    productos perfluorados usados en las envolturas resistentes a la
    grasa para la comida rápida (WWF, 2006).

    Dependiendo de la dosis consumidas, estos agentes
    contaminantes pueden ser inocuos o causar en el organismo
    intoxicaciones
    agudas (rara vez ocurre) o crónicas (una
    acumulación continuada de pequeñas dosis, capaz de
    producir alteraciones a largo plazo).

    En el caso de los contaminantes más habituales,
    la ciencia ha
    fijado las dosis diarias y semanales que el organismo humano es
    capaz de asimilar sin problemas,
    tomando como referencia las cantidades toleradas por los animales
    sujetos a estudio (aún falta por investigar muchas
    sustancias). Estas cifras son las que baraja la normativa
    alimentaria para establecer los límites
    permitidos de residuos químicos en los alimentos que se
    consumen cotidianamente.

    En general la producción de alimentos libres de
    contaminantes no sólo depende del lugar de su
    producción sino también de los procesos de
    elaboración y de las personas que tienen contacto
    con ellos. La contaminación de los mismos puede
    producirse en cualquier momento desde su cosecha, pasando
    por la elaboración a nivel industrial, hasta cuando
    se prepara la comida en el hogar (Alufi & Rembado,
    2002).

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