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Descartes Contradicciones de su irracionalismo teológico



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

    1. Resumen 
    2. Cronología
      biográfica de R. Descartes
    3. Factores
      psíquicos, educacionales y sociales que condicionaron la
      obra de Descartes
    4. La
      influencia de la Teología en la fundamentación
      del método cartesiano
    5. El problema
      del Método
    6. El
      racionalismo teológico artesiano
    7. El
      racionalismo teológico aplicado a la "res
      extensa"
    8. "No hay
      nada en todo este mundo visible o sensible sino lo que he
      explicado". Objeciones
    9. Bibliografía

    Resumen 

    En este escrito se presenta una nueva visión de
    la obra de René Descartes (1596-1650) padre del
    Racionalismo,
    a quien se le podría considerar igualmente como un
    teólogo que incurrió en numerosas
    incoherencias y contradicciones en sus razonamientos y como el
    fundador de un "Racionalismo Teológico" hacia el que fue
    guiado desde su formación cristiana, que le condujo a
    defender la fe y la Revelación por encima de toda
    razón. A pesar de haber pretendido reconstruir la
    Filosofía partiendo de cero, construyó un sistema
    filosófico apoyado en el pilar carcomido de las doctrinas
    relacionadas con el Dios cristiano, tanto para fundamentar su
    método
    como su sistema filosófico y científico, fracasando
    en ambos proyectos.

    Resulta incomprensible que, siendo tan graves las
    incoherencias y contradicciones en que incurrió en la
    elaboración de su obra, los críticos apenas hayan
    hecho referencia a ellas: Nunca he visto criticada su absurda y
    engreída pretensión según la cual "no hay
    ningún fenómeno en la Naturaleza
    cuya explicación haya sido omitida en este Tratado". Pues
    bien, además de éste, existen otros
    desvaríos del mismo calibre o muy parecido a lo largo de
    su producción. En este trabajo se
    presenta una parte importante de ellos y se intenta hacer
    referencia a algunas de las causas psicológicas y sociales
    que propiciaron que un hombre tan
    dotado intelectualmente fuera capaz de incurrir en errores tan
    graves que casi desde el principio rompieron la coherencia de su
    método, y de realizar afirmaciones tan absurdas que
    determinaron la inconsistencia de su sistema.

    Introducción

    En este escrito se presenta una nueva visión de
    la obra de René Descartes (1596-1650) padre del
    Racionalismo, a quien se le podría considerar igualmente
    como un teólogo que incurrió en numerosas
    incoherencias y contradicciones en sus razonamientos y como el
    fundador de un "Racionalismo Teológico" hacia el que fue
    guiado desde su formación cristiana, que le condujo a
    defender la fe y la Revelación por encima de toda
    razón. A pesar de haber pretendido reconstruir la
    Filosofía partiendo de cero, construyó un sistema
    filosófico apoyado en el pilar carcomido de las doctrinas
    relacionadas con el Dios cristiano, tanto para fundamentar su
    método como su sistema filosófico y
    científico, fracasando en ambos proyectos.

    Resulta incomprensible que, siendo tan graves las
    incoherencias y contradicciones en que incurrió en la
    elaboración de su obra, los críticos apenas hayan
    hecho referencia a ellas: Nunca he visto criticada su absurda y
    engreída pretensión según la cual "no hay
    ningún fenómeno en la Naturaleza cuya
    explicación haya sido omitida en este Tratado". Pues bien,
    además de éste, existen otros desvaríos del
    mismo calibre o muy parecido a lo largo de su producción.
    En este trabajo se presenta una parte importante de ellos y se
    intenta hacer referencia a algunas de las causas
    psicológicas y sociales que propiciaron que un hombre tan
    dotado intelectualmente fuera capaz de incurrir en errores tan
    graves que casi desde el principio rompieron la coherencia de su
    método, y de realizar afirmaciones tan absurdas que
    determinaron la inconsistencia de su sistema.

    Desde hace muchos añoss y educacionales � se
    considera a Descartes como
    el creador de la corriente racionalista de los siglos XVII y
    XVIII, como el fundador de la Filosofía
    moderna y como un filósofo de extraordinaria
    valía por haberla liberado de su dependencia de la
    tradición filosófica anterior y, en especial, de la
    Filosofía Escolástica.

    Descartes, según nos cuenta en El Discurso del
    Método
    , decepcionado por las enseñanzas
    recibidas a lo largo de su juventud,
    pretendió reconstruir la Filosofía como un conocimiento
    absolutamente seguro, partiendo
    de un método que le ayudase a conducir bien su
    razón de modo que pudiera llegar al conocimiento de todo
    aquello para lo cual estuviera capacitado, sin aceptar nada que
    no fuera absolutamente evidente. Eso fue, al menos, lo que
    dijo.

    Este objetivo era
    muy ambicioso, y el filósofo francés
    consiguió, efectivamente, algunos resultados importantes
    en sus reflexiones acerca del método y en su
    aplicación de dicho método a diversas investigaciones
    relacionadas con las Matemáticas y con la Física, pero la
    utilización de un criterio de verdad como el de la
    evidencia –necesariamente subjetiva-, la
    inclusión de la existencia de Dios como una parte
    esencial en la fundamentación de la regla de la
    evidencia
    y su adopción
    de las supuestas cualidades divinas como principios a
    partir de los cuales deducir las leyes del
    Universo
    representaron un punto de partida absurdo que le condujo a
    errores muy graves en todos los terrenos, tanto en el de carácter metodológico como en el de
    carácter sistemático, y tanto en el terreno
    filosófico como en el científico.

    Por otra parte, en los planteamientos cartesianos hay
    incoherencias y contradicciones realmente graves
    que no son consecuencia de los errores anteriores, relacionados
    con la aplicación de la regla de la evidencia y con la
    aplicación de la idea de Dios para reconstruir el conjunto
    de la Filosofía, sino que derivan de la peculiar personalidad
    de Descartes, de sus creencias religiosas, del mismo
    ambiente
    religioso en cuyo contacto transcurrió su vida, y
    también de la asombrosa ligereza argumentativa del
    filósofo francés que, a pesar de su exigencia del
    rigor más absoluto en la búsqueda de la evidencia,
    aceptó en la práctica evidencias subjetivas
    extremadamente alejadas de auténticas verdades
    objetivas
    .

    Por ello, en el presente estudio, además de
    realizar una crítica
    del uso de la evidencia como criterio de verdad y de
    rechazar la importancia ingenua y absurda que concedió a
    la Religión a la hora de fundamentar su
    método y su sistema filosóficos, se
    mostrarán toda una serie de incoherencias y de
    contradicciones que en una gran medida fueron consecuencia
    de la especial personalidad del "padre del racionalismo" y de las
    circunstancias que rodearon su vida desde su formación
    inicial en el colegio de jesuitas de
    La Flèche, las cuales le condujeron a una
    interpretación teológica del Universo,
    entendiéndolo como una realidad deducible a
    partir de la inmutabilidad y de la omnipotencia
    divinas
    .

    Las repercusiones de esta interpretación fueron especialmente
    negativas en la filosofía cartesiana, de manera que,
    paradójicamente, el pensador que había preconizado
    de modo especial la exigencia de la evidencia más absoluta
    a la hora de aceptar como verdad un supuesto conocimiento, en la
    práctica actuó de manera absurdamente contraria
    respecto a tal exigencia.

    En líneas generales los estudios acerca de la
    filosofía cartesiana suelen estar cargados de alabanzas
    hacia este pensador a causa de su esfuerzo por conseguir para la
    Filosofía un despegue respecto a su dependencia de la
    tradición de la Escolástica y en general de toda la
    Filosofía anterior, como de un lastre que le
    impedía un auténtico progreso para convertirse en
    un conocimiento seguro. Sin embargo y reconociendo que esto pueda
    ser cierto en alguna medida, lo que llama la atención de manera especial es comprobar
    que los críticos en general han incidido muy poco en el
    análisis crítico de las
    múltiples contradicciones en que este pensador
    incurrió por no haber sido consecuente con las exigencias
    de su propio método, de manera que casi podría
    decirse que la "filosofía cartesiana" es uno de los peores
    ejemplos que pueden encontrarse por lo que se refiere a la
    aplicación del "método cartesiano".

    Por todo ello puede tener interés
    realizar un estudio acerca de las peculiaridades
    psicológicas de este filósofo así como de
    las circunstancias sociales e históricas que le rodearon a
    fin de entender algunos de los condicionantes que repercutieron
    en las múltiples contradicciones en que incurrió,
    que de forma especialmente paradójica le llevaron a la
    construcción de un método, de una
    Metafísica y de una Física llenas de
    disparates que los críticos no han comentado
    suficientemente o, en algunos casos, ni siquiera se han molestado
    en señalar.

    En lo que viene a continuación se hace una
    exposición crítica de los aspectos
    fundamentales de la filosofía cartesiana, tanto en lo
    referente al método como en lo referente al sistema,
    aunque incidiendo especialmente en aquellos aspectos que
    convierten la mayor parte de sus doctrinas en pésimas
    aplicaciones de su método o en muestras de una
    megalomanía muy especial.

    En segundo lugar, se analiza el método cartesiano
    así como su fundamentación en Dios para mostrar la
    serie de incoherencias en que Descartes incurre en esta
    cuestión que debía servir de punto de partida para
    la recuperación posterior de aquellos supuestos
    conocimientos que habían quedado en suspenso mientras no
    se tuviesen las garantías más estrictas acerca de
    su verdad.

    Y, en tercer lugar, se hace referencia a las supuestas
    "verdades evidentes" más destacadas de su sistema, que en
    una considerable cantidad son prejuicios aceptados procedentes de
    las doctrinas de la religión
    católica, asumidas desde el adoctrinamiento recibido en la
    infancia del
    pensador francés o a partir de argumentos absurdos,
    fácilmente criticables mediante un razonamiento
    mínimamente riguroso o a través de la experiencia,
    que Descartes apenas se molestó en utilizar.

    En consecuencia y como una primera aproximación
    al estudio de esta serie de condicionantes en que se
    desarrolló la vida y la actividad intelectual cartesiana,
    a continuación se hace referencia a algunos de dichos
    factores en cuanto una reflexión sobre ellos puede
    contribuir a comprender mejor la causa de tales contradicciones,
    de tanta presunción y de tanta frivolidad, y en cuanto
    puede animar a los críticos a profundizar en el estudio de
    todos estos condicionantes de un modo más exhaustivo y
    preciso.

    Los dislates cartesianos son tantos, tan claros y
    distintos, que se podría llegar a pensar que los
    críticos, en connivencia con la Iglesia
    Católica, hayan podido ponerse de acuerdo para
    silenciarlos a fin de que quien no se conforme con la fe y busque
    la verdad mediante la ayuda de la Filosofía acepte al
    menos la filosofía cartesiana como complemento, más
    próxima a la Teología de un teólogo sin
    excesivas pretensiones, y no pretenda profundizar llegando hasta
    Feuerbach, Schopenhauer,
    Marx o
    Nietzsche, a
    fin de que no corra el peligro de dar la espalda al "refugio"
    representado por la llamada Iglesia Católica.

    Quizá quienes hayan leído los anteriores
    párrafos puedan escandalizarse de lo que en ellos se dice,
    pero quizá también el hecho de que un
    filósofo como Descartes se haya atrevido a escribir que
    "no hay ningún fenómeno en la Naturaleza cuya
    explicación haya sido omitida en este Tratado" les lleve a
    sentir curiosidad por conocer al "genio" (?) que realizó
    tal proeza y muchas otras de una dimensión
    parecida.

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