Ideales educativos de los liberales y su impacto en el porfiriato (México)
- Resumen
- Lucha por la hegemonía:
Conservadores vs Liberales - Los
Liberales y la orientación
positivista - Conclusión
- Bibliografía
y notas
RESUMEN
El presente pretende hacer un seguimiento, "lo vivido"
por los grandes personajes del México
independiente, hasta los que destacan en los hechos violentos que
le secundan y que le permite la entrada paulatina al periodo del
PORFIRIATO en
los tres cuartos del siglo XIX. Su proceso no fue
fácil, resultó de una lucha intestina
ideológica, social y política entre los
grupos
antagónicos que querían conservar el poder
hegemónico y otro por conseguirlo: conservadores y
liberales.
Al triunfo de estos últimos, se busca la manera
de incidir en la vida educativa nacional, momento en que figuran
grandes intelectuales
con debates y discusiones, hasta implantar al positivismo
como una filosofía de poder, orden y progreso en el
país. Un positivismo científico que es aplicado en
sus justas dimensiones, tomado como evangelio doctrinario; donde
la figura de Comte destaca como un ser iluminado, divulgado por
sus discípulos (los científicos mexicanos) hasta
implantarse como una verdadera religión. El
positivismo todo lo inundó, los historiadores, los
novelistas, los románticos; también las artes,
la ciencia, el
periodismo y
por supuesto lo educativo quedan impregnados con el sello del
positivismo.
LUCHA
POR LA HEGEMONÍA: CONSERVADORES VS
LIBERALES
En el lapso de una centuria (1810 – 1910),
México fue un país convulsionado por
múltiples enfrentamientos internos, como los que se dan a
mitad del siglo XIX, por dos grandes grupos de intelectuales los
llamados conservadores (gente rica, de profesión
curas, cuarteleros, grandes en edad y espíritu
neoclásico), y los liberales (gente de recursos
económicos modestos, profesión jurídica,
edad joven y espíritu romántico). Al promediar el
siglo, "la clase
intelectual"1 alarmada por la situación social
política y económica del país como
consecuencia de los conflictos de
la independencia
del país y los que le secundan (perdida de más de
la mitad del territorio nacional, el caos económico, la
guerra
intestina y el desbarajuste en la administración
pública), decide poner remedio al mal, tomando en sus
manos el aparato administrativo del estado.
Así tanto unos como otros, compartían dos
creencias: la de la pequeñez humana de los mexicanos y la
de la grandeza natural de México. Ambos asumían la
idea de que la sociedad
mexicana no tenia el suficiente vigor para salir adelante. Los
dos clubes eran pesimistas, pero la índole de su pesimismo
era diferente. Veamos porqué, por un lado los
conservadores adoptan como jefe supremo a un hombre culto
con estudios en el viejo continente, D. Lucas Alamán,
intelectual con buen gusto literario y religioso que sabia como
penetrar en las almas de las gentes, aunque medroso y pacifista,
pero con ambiciones de poder, que contaba con la mayoría
de los intelectuales de sotana y soberbia, más no dinámica ni activa.
Ellos (los conservadores) tenían mucho que
perder, eran dueños de grandes propiedades y
añoraban la vuelta del orden español y
la monarquía del viejo mundo; motivo por el
cual les adaptaron el apodo de los verdes, cangrejos y traidores.
Su ideario se sintetiza en siete puntos plasmados en las
siguientes palabras: Conservar la religión
católica…. prohibir la circulación de obras
impías e inmorales; …mediante un gobierno que
tenga la fuerza
necesaria con principios y
responsabilidades; pero en contra el sistema
representativo de elecciones populares, pedían una nueva
división territorial que facilite la buena administración, con una …fuerza armada en
número suficiente para las necesidades del país, no
más congresos sino algunos consejeros planificadores, y
sostenían que …perdidos somos sin remedio si la Europa no viene
pronto en nuestro auxilio". La identidad
naciente del mexicano se ve abatida con estos pronunciamientos de
entreguismo por parte de los conservadores.
Por ello, las respuestas de los intelectuales liberales
no se hacen esperar, estos a mediados del siglo carecen de un
jefe guía, asomándose algunas cabezas cuarentonas
como las de D. Benito Juárez que pronto adquiere presencia
y firmeza entre los liberales, ya que era considerado como un
hombre fuerte, tenaz, activo y decidido de origen rural, educado
en el seminario
eclesiástico y en el Instituto de Ciencias y
Artes de Oaxaca; también D. Melchor Ocampo, oriundo de
Morelia, Mich. con abundantes bienes
materiales,
lucido, dinámico, educado e ingeniero de profesión;
o un D. Miguel Lerdo de Tejada del Estado de Veracruz inclinado
al estudio de la historia y economía; y el
General D. Ignacio Comonfort; quien junto a los otros
creían en la existencia de un indomable antagonismo entre
los antecedentes históricos de México y su
engrandecimiento futuro; y en la conducción del
país por las vías de la libertad del
trabajo,
comercio,
educación
y letras, la tolerancia de
cultos, y la supeditación de la iglesia al
estado, la democracia
representativa, la independencia de poderes al federalismo,
debilitamiento de las fuerzas armadas, la colonización con
extranjeros en tierras vírgenes, la pequeña
propiedad, el
cultivo de la ciencia, la
difusión de la escuela, el
padrinazgo de los Estados Unidos de
Norteamérica, donde este "no solo en sus instituciones,
sino en sus prácticas civiles" debía ser el
guía de los destinos de nuestro país.
Ese padrinazgo en nada se diferenciaba con las
expectativas proteccionistas y aspiraciones europeizantes de los
conservadores; por ello, los liberales aunque con grandes
diferencias en sus planteamientos políticos, sociales y
económicos; coexistía en su seno grandes
contradicciones que no permitía las aspiraciones de
cambio total
en los grandes aspectos (sociales, económicos y
políticos) del país. "El liberalismo
mexicano asume a grandes rasgos este proyecto
ideológico y político"2 con todas sus virtudes y
defectos, con gente culta y refinada haciendo frente al caos
político, económico y social.
En ese contexto, la educación
pública no se había estancado del todo, ya que la
Compañía Lancasteriana extendía sus escuelas
y sus métodos a
la vida urbana, está llega a México en 1822 y "en
marzo de 1890 el general Porfirio Díaz decreta el cese de
la intervención de la escuela Lancasteriana en
México. En el inciso 2º. de dicho decreto se expone
que "..no es en la actualidad compatible con los métodos
modernos y aceptados en todos los pueblos cultos como más
eficaces" 3.
Así la primera escuela Lancasteriana "…comienza
a funcionar en el edificio de la Santa Inquisición. Su
método es
la enseñanza mutua. El maestro, en vez de
ejercer directamente la función
docente con todos sus alumnos prepara a los más
adelantados, llamándolos monitores,
para que enseñen a sus compañeros de aprendizaje. En
las horas de clase el maestro, se limita a realizar las tareas de
tipo disciplinario (vigilancia, control, dictado
de ordenes, etc.)4 "la misma escuela Lancasteriana también
estaba dirigida a educar a los hijos de los artesanos y, en
general, a los hijos de los pobres de las ciudades. Si bien el
método Lancasteriano de educación mutua constituye
ya una forma de racionalización pedagógica
(método de "cascada", donde los alumnos más
aventajados actúan como monitores de los que están
por debajo de su nivel), pronto se elevaron las voces que
reclamaban avanzar más allá en la misma
dirección5. También en algunas ciudades del
interior del país abrieron las puertas a este novedoso
proceso educativo.
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