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Identidad y discriminación en Bolivia (página 2)



Partes: 1, 2

DEFINIENDO LA
DISCRIMINACIÓN Y SUS ETAPAS

Discriminación es toda distinción,
exclusión o preferencia que se basen en motivos como la
raza, el color, el
sexo, el
origen nacional o social, el nacimiento
(características naturales) o el idioma, la
religión,
la opinión política o de otra
índole, la posición económica, o cualquier
otra condición social (características
adquiridas
) y que tengan por objeto o por resultado anular o
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad, de
los derechos humanos
y libertades fundamentales de todas las personas.

Es decir, cuando existe un trato desigual entre personas
en relación a cuestiones donde hay igualdad, existe
discriminación. Esto nos lleva a pensar que
la discriminación es básicamente un
acto de injusticia, Y se manifiesta con desprecio, odio, rechazo,
ofensas, agresión, demérito o invisibilidad de
capacidades y/o un trato despectivo contra un grupo social
determinado.

En este punto conviene diferenciar el acto del
sentimiento y de la idea.

Cuando hablamos de ideas orientadas a establecer
diferencias entre unos y otros nos referimos
al
estereotipo. La palabra proviene de
investigaciones norteamericanas que habían
demostrado que los individuos tienen regularmente tendencia a
atribuir rasgos en forma de clisés a los diferentes
grupos. Esta
tendencia es humana, y deriva de nuestra necesidad de clasificar
los estímulos en una categoría para que así
podamos simplificar toda la información que el mundo nos ofrece. Al
clasificar, exageramos la semejanza entre miembros de la misma
categoría y aun más las diferencias entre
categorías. Por eso existen las etiquetas de blanco/negro,
hombre/mujer,
niño/adulto, indígena/extranjero, etc. En el
transcurso de la convivencia en sociedad es natural que se
vayan construyendo estereotipos de los grupos humanos inmersos en
ella.

En nuestro país ya nos podemos ir dando cuenta de
algunos estereotipos muy claros con los que convivimos. Revisemos
las creencias que tenemos acerca de las mujeres, de los
discapacitados, de los homosexuales, de los extranjeros, de los
indígenas, de los cambas, de los collas y de los chapacos,
por citar algunos.

Sintetizando, un estereotipo es una idea, una
creencia. No un acto. Como se dice en la voz popular, "del dicho
al hecho queda un trecho".

El inconveniente más serio de los estereotipos
consiste en que pueden constituirse en la base de los
prejuicios, entendidos éstos como "una
opinión definitiva y desfavorable acerca de ciertos
grupos humanos" (B. Bettelheim 1975). Se constituye
así en una actitud negativa hacia la
diferencia.

Es interesante que los estereotipos con menos cualidades
positivas, con menos valores y con
más antivalores, caigan generalmente sobre los grupos
minoritarios o los grupos excluidos. Así, el
círculo de la exclusión se ve reforzado con los
prejuicios fundamentados en tales clisés. Por ejemplo,
tendemos a juzgar que un hombre es más inteligente que una
mujer, que un blanco es civilizado y un indígena o un
negro no tanto, que un adulto tiene siempre más
razón que un menor de edad, que los europeos son
culturalmente superiores a los sudamericanos, y así
podemos ver muchos ejemplos en la vida cotidiana y en la historia.

Los prejuicios no sólo se manifiestan de un grupo
hacia otro, sino que las personas individuales los encarnan, ya
sea como quien tiene prejuicios o como quien los
sufre.

Cabe esperar que la persona con
prejuicios tenga una prevención contra los miembros
individuales de los grupos prejuiciados simplemente porque
pertenecen a él.

La discriminación, a diferencia del
prejuicio, es
un comportamiento
dirigido contra los individuos objeto del prejuicio. Por ejemplo,
cuando el conductor de un transporte
público no recoge a alguien que parece ser homosexual,
porque le desagradan los homosexuales o porque piensa que su
presencia en el vehículo molestará a los
demás pasajeros. En el segundo caso, puede decir que
él personalmente nada tiene en contra de los homosexuales
gay, pero que para evitar discrepancias con los demás
prefiere ejercer una conducta
discriminatoria aparentemente sin prejuicio.

También es posible que la expresión de una
actitud puede
ser considerada discriminación debido a las molestias y
efectos negativos que causa en la persona discriminada, coartando
su derecho a ser tratado con respeto.

La discriminación, además de la
exclusión que presupone y que puede ser cometida tanto por
el
Estado como por la sociedad, se
manifiesta con desprecio, odio, rechazo, ofensas,
agresión, demérito o invisibilidad de capacidades
y/o necesidades, un trato despectivo contra un grupo social
determinado. Así
tenemos el machismo, la homofobia, el racismo, el
antisemitismo,
la xenofobia.

ESPACIOS DE MAYOR
DISCRIMINACIÓN

Se ha establecido que se multiplica la
discriminación en espacios donde las personas se
encuentran más hondamente comprometidas y por ende, tienen
más que perder. A saber, la escuela o
cualquier centro de estudios, y el puesto de trabajo. Por
algo la ONU y la OEA hacen
declaraciones y convenios para proteger a las personas inmersas
en esos ámbitos. El trabajo y
la escuela son los lugares donde el ser humano tiene mayor
compromiso, ya sea para dar soporte a la economía propia y/o
familiar o para educarse y tener mejores posibilidades de
empleo, que
eventualmente den mejor soporte a la economía propia o de
su
familia. La decisión de abandonar el
trabajo o la escuela no se toma con igual facilidad que abandonar
un parque, una reunión social o un centro comercial donde
se es víctima de discriminación. Esto quiere decir
que en estos dos ámbitos hay una cierta relación
jerárquica que pone en desventaja a los empleados o
estudiantes, frente a las decisiones, acertadas o desacertadas,
que tome el jefe en el trabajo o el director o
profesor en la escuela. ( Cf. Nociones
Fundamentales sobre la Discriminación –
Monografias_com.htm).

La discriminación tiene, por lo anterior, la
función
de mantener el poder en manos
de quienes lo detentan, ya sea poder político,
económico, físico, ya que el grupo dominante tiene
la facilidad de traducir sus prejuicios en discriminación
de hecho. (Cf. Moscovici 1986).

DISCRIMINACIÓN EN BOLIVIA

En Bolivia,
más que una abierta conducta violenta hacia los grupos
diferentes –salvo situaciones extremas de tensión
social y de conductas de grupos extremistas- existe una variedad
de prejuicios y de discriminación no intencionada hacia
grupos vulnerables.

La gente tiende a discriminar sin tener en claro que
está discriminando. Su intención no es discriminar.
Esto sucede porque en nuestra cultura
existen conductas discriminatorias que ocupan el saco del sentido
común, fruto del hábito. Siguiendo con los ejemplos
en los medios de
transporte público, lugar de encuentro no planeado, el
sentido común boliviano dicta que los menores de edad, los
niños y
las niñas, vayan de pie porque los adultos tienen
preferencia en ocupar los asientos. ¿Y por qué? El
sentido común responde que es signo de educación, que
así tiene que ser. Se trata de una conducta
discriminatoria habitual que ha entrado a formar parte de la
costumbre y que va en desmedro del derecho de los niños a
ser protegidos y ser tratados con
preferencia.

El racismo merece una mirada aparte, ya que en nuestro
país el escenario de la discriminación racial
significa desprecio, exclusión y/o preferencias basadas en
el origen étnico, color de piel, idioma y
hábitos. Considerando que un 70 % de la población es o tiene origen indígena
u originario, vemos que las dimensiones de la
discriminación alcanza a igual porcentaje de personas.
Esta situación es considerada como "normal" para la gran
mayoría de la población. Incluyendo a los sectores
discriminados.

En cuanto a la discriminación realizada en los
lugares que más importancia adquieren para el presente y
futuro de la población: los centros educativos y el puesto
de trabajo, señalamos que se ejercita cuando en las
centros educativos se dificulta el ingreso de estudiantes con
diferencias idiomáticas, o que provienen de familias
monoparentales, o que profesan alguna religión que no es
la "oficial" en ese medio, o se restringe el ingreso a alumnos
según su rendimiento escolar.

En el trabajo, podemos apreciar el demérito que
hacen los machistas hacia las capacidades de las mujeres como
seres humanos a través de burlas, de comentarios y
conductas despectivas, incluso el acoso sexual.
Recordemos que la sociedad boliviana es comprobadamente machista.
Encontramos que en el presente, el estado
fomenta la discriminación a la inversa: emite discursos con
contenidos prejuiciosos de la raza blanca y mestiza
apoyándose en la historia de 500 años de
dominación extranjera, cumpliendo el rol de sector formal
que impulsa la formación de la identidad
enraizada en la pre-Bolivia.

LOS CAMINOS DONDE
SE ENCUENTRAN LA DISCRIMINACIÓN Y LA
IDENTIDAD

Observemos que la discriminación es una
característica que se manifiesta con diferente intensidad
según el medio social en el que las personas viven, porque
cuanto sucede en la sociedad puede influir de hecho y de hecho
influye sobre los impulsos de los individuos.

Para que las personas discriminen a otras debe existir
la necesidad de hacerlo, y también la correspondiente
validación de la conducta discriminadora. De otro modo
podría dar pie a una imagen negativa
de quien discrimina. Esta validez la encontramos objetivamente en
los contenidos del prejuicio, que impulsa a ejercer conductas que
vayan acordes a la actitud producto de
dicho prejuicio: si consideramos que los indígenas son
tontos, los trataremos como tales, invisibilizando sus
capacidades. La conducta discriminatoria, que tiene siempre
algún nivel de agresividad, adquiere así el matiz
de ser un acto de justicia cuyo
fin último es la defensa y la reafirmación
de ciertos valores apreciados en tal entorno social: Al confirmar
que son tontos reafirmamos nuestra propia inteligencia,
marcando la diferencia entre ellos y nosotros.

Ahora, cuando mencionamos la palabra defensa, cabe
preguntarnos de dónde viene el ataque que motiva la
defensa.

En este punto, tocamos a las puertas de la psicología. A partir
del genocidio de judíos
promovido por el régimen del partido Nazi en Alemania,
connotados investigadores se abocaron a la tarea de buscar una
explicación a los hechos increíbles de aquella
época. Entre ellos, Adorno,
Horkheimer y Fromm, que realizaron un interesante trabajo
orientado a identificar los rasgos de identidad
característicos de personas que discriminan.

Entre sus aciertos, encontraron que todo el que no ha
alcanzado por sí mismo una identidad personal firme,
se ve amenazado por sentimientos de duda de sí mismo, por
confusión acerca de quién es, una ansiedad perenne
de que podría muy bien ser un nadie. Trata de acallar este
temor diciéndose a sí mismo "al menos no soy un
negro, ni un judío, y esto al menos me hace algo por
encima de un nadie". El estereotipo social le ha hecho conocer
que los negros, los judíos y los ancianos, por ejemplo,
son portadores de características poco deseables
según la escala de valores
vigente. En el afán de probar-se una y otra vez que no
posee estas características y que por tanto no es negro,
judío o anciano, se esfuerza en remarcar dichas
características en los grupos que las portan, redundando
la diferencia entre él y ellos. Estamos en el punto en que
la diferencia es poco tolerada. La intolerancia aparece entonces
como rasgo de rigidez, de inflexibilidad en aquellos quienes
vulneran el derecho de trato igualitario que todas las personas
tenemos. (Cf. Moscovici 1986, 584-587)

La persona cuya identidad es fuente de inseguridad y
duda, de soledad y sentimientos de incompetencia, tratará
de superar esta situación perteneciendo a un grupo que,
por medio de su prejuicio a los grupos extraños, alcanza
un sentido precario de identidad.(Cf. Bettelheim y M. Janowitz
1975). Los grupos extremistas como los homófobos, el
tristemente famoso Ku klux clan y las pandillas, por un lado; y
los hinchas de equipos de fútbol y ciertas sectas
religiosas, por otro, ejemplifican la amplia relación
subyacente entre la identidad de las personas y la
práctica de la discriminación.

Pensamos, sin embargo, que el énfasis dado a esta
relación no alcanza a aclarar la dinámica completa del mecanismo que activa
la discriminación. Echamos en falta la relevancia que el
entorno sociocultural y la situación socioeconómica
de las personas tienen sobre la conducta, los afectos y los
pensamientos de las mismas.

DISCRIMINACIÓN Y MEDIO
SOCIAL

La Alemania de la entre guerra
tenía al frente un estado que
había adoptado la política de la
discriminación contra un sector de la sociedad de forma
abierta. Entonces, maltratar a los judíos se volvió
signo distintivo de los buenos alemanes.

Esto nos da un primer vistazo de cuán gravitante
es el discurso de
los gobiernos para influir en el sistema de
valores sociales de los países. El manejo del poder
político y los fines que los poderosos persiguen, afectan
hondamente a las normas sociales,
las cuales son los referentes de comportamiento para las
personas.

Pero se observó que en el caso alemán,
había sucedido también un cambio de
nivel socioeconómico brusco para la gran clase media.
De pronto, la gente estaba desempleada, había perdido
privilegios y carecía de opciones. A este fenómeno
se le llama hoy en día movilidad social, la que puede ser
ascendente o descendente Los datos disponibles
señalan que la lenta movilidad está estrechamente
asociada con la tolerancia,
mientras que la movilidad rápida, sea ascendente o
descendente, se relaciona positivamente con la hostilidad
interétnica (Cf. Bettelheim y Janowitz,
1975,167)

El motivo radica en que los cambios bruscos generan
mucha tensión ya que se modifica la cotidianeidad y ello
exige que las personas modifiquen también sus recursos
adaptativos aceleradamente. El resultado es un sentimiento de
estrés y
frustración, y las personas sometidas a ellos reaccionan
con la pérdida de control sobre sus
conductas, principalmente las agresivas, ya que son éstas
las más sometidas a estos controles.

Pongamos especial interés en
la movilidad descendente rápida. La persona en esta
situación siente que la sociedad comete una injusticia con
ella, y no es raro que reaccione con conductas de rebeldía
y desafío hacia las normas sociales que le han defraudado
y con las cuales ya no se siente obligada. Es usual que dirija su
hostilidad hacia grupos minoritarios proclives a la
indefensión, o contra quienes ya albergaba algún
prejuicio. En este caso vemos cómo las crisis
socioeconómicas pueden generar el clima apropiado
para la eclosión de hechos de
discriminación.

Puede decirse que la discriminación se hace un
problema más serio en el grado en que los grupos numerosos
se hacen móviles descendentes con rapidez debido a cambios
en la estructura de
la sociedad. Para entender la discriminación desde un
punto de vista sociológico, es menos importante centrarse
en los antecedentes sociales y económicos del individuo que
investigar la naturaleza de
su movilidad social (Cf. B. Bettelheim 1975).

Y qué sucede con los grupos que sufren la
discriminación?

En una crisis económica estos grupos son los que
se ven más rápidamente afectados ya que de
ordinario acceden a pocos beneficios. Tanto más en una
crisis. Su movilidad social descendente es casi inminente. Ello
favorece que los estereotipos y prejuicios que los otros tienen
sobre un grupo se tornen peligrosamente verídicos.
Así por ejemplo: "Si soy de verdad una incapaz porque soy
mujer, entonces es posible que todo lo que haga esté mal".
Es una actitud que impulsa la conducta sumisa y culpable
volviendo la agresividad contra la propia persona. Pero no
significa que la sumisión sea permanente, sino que esta
mujer discriminada y con movilidad descendente encontrará
también algunas formas de exteriorizar esta agresividad y
lo hará con el grupo de personas que en menos desacuerdo
esté respecto de su sistema de valores. Ella valora la
capacidad, así que no será hostil con alguien que
considere de esta manera. Valora la fuerza
varonil, así que no agrederá a alguien fuerte. El
grupo sobre el que descargará su poder será
posiblemente el de los niños y niñas,
principalmente éstas últimas, porque son
mujeres.

Reiteramos que es la movilidad descendente, y no el
estereotipo usual sobre la mujer, lo que
gatilla la reacción hostil en ella.

Podemos comprender así cómo al interior de
grupos minoritarios discriminados, en situación de crisis
socioeconómica, se practica incluso más violencia
física y
psicológica que en el grupo que hace la
discriminación. Por ejemplo, las mujeres son quienes
más agreden a sus hijos y de formas más
dañinas, los indígenas son quienes más
practican la violencia contra la mujer, los homosexuales son
quienes más relaciones
sexuales genitales inseguras practican entre sí. De
este modo se refuerza el prejuicio de que estos grupos
minoritarios son "peores" que los demás, menos
útiles, menos capaces y menos inteligentes.

LAS PELIGROSAS
FORMAS ACTUALES DE DISCRIMINACIÓN

En las sociedades
denominadas occidentales actualmente la discriminación es
mal vista y de hecho se encuentra prohibida en las leyes y en la
declaración de los derechos universales. Sin
embargo, la mera prohibición no ha logrado que disminuya
significativamente, sino que su expresión ha adquirido
formas más sutiles, lo que la desvincula de la claridad
que la violencia le proporcionaba.

Ya no veremos holocaustos de judíos ni ataques a
personas de color, ni se difundirá con tanta libertad la
mentada inferioridad de la mujer. Ahora encontramos a la
discriminación envuelta en razones que comienzan muchas
veces con "yo no tengo nada en contra de los indígenas,
pero….", y aquí se enumeran los defectos o malos
procederes de los grupos minoritarios. Así, en nuestro
ejemplo del conductor de autobús que no recoge a un
supuesto homosexual, el conductor niega la discriminación
pero la ejerce, responsabilizando a los demás de su propia
conducta discriminatoria no asumida.

Incluso a nivel estatal, numerosos son los gobiernos que
alientan la discriminación contra los inmigrantes,
declarando que se respetan sus derechos y se les trata con
equidad, pero
prohíben su contratación fomentando su
explotación y marginación de los beneficios
sociales. En nuestro país pasa algo similar con la
migración interna del campo a la ciudad
manifestándose en el trato que reciben los migrantes en
hospitales, escuelas y entidades públicas y privadas,
aunque social y formalmente esta discriminación sea
negada.

La ambigüedad de la discriminación dificulta
la lucha abierta en contra de ella, confunde y hasta propicia la
creencia en algunos sectores de que la discriminación ha
desaparecido. La aceptación social de tal discurso ambiguo
hace que no exista motivo para hablar siquiera de
discriminación. 

DE LA IDENTIDAD
BOLIVIANA A LA DISCRIMINACIÓN

¿POR QUÉ DISCRIMINAMOS EN
BOLIVIA?

Consideremos que lo más cerca que estuvimos de
lograr una identidad positiva boliviana fue cuando se
instauró el modelo del
nacionalsocialismo en la revolución
del 52. Asimismo, la gran frustración derivada de su
fracaso y la conmoción social vertiginosa que dejó
como legado, derivaron en el establecimiento de grupos cuyas
diferencias con los demás se acentuaron. Luego de
considerar las ideas sobre discriminación y aceptar que
los bolivianos tenemos costumbres discriminatorias y que seguimos
construyendo nuevos prejuicios que culminan en nuevos actos de
discriminación, entendemos que la fortaleza de estos
grupos se cimenta sobre la hostilidad hacia los otros, momento en
el que adquieren un sentimiento de superioridad que permite
justificar la discriminación.

Así, ante los países vecinos, nos sentimos
y actuamos como inferiores, y conjurando esta desventaja, al
interior tendemos a cultivar un complejo de
superioridad.

Por ende, nos discriminaremos unos a otros para intentar
fortalecer una identidad parcial aun a costa de cometer
injusticias, y seremos más discriminadores mientras no
salgamos de la crisis socioeconómica casi permanente en la
que vivimos, situación que incrementa el sentimiento de
estar sometidos a la injusticia.

Las instituciones
gubernamentales reproducen además el círculo de
frustración y complejo de inferioridad desde la primera
escolarización de las niñas y
niños.

"El niño boliviano no es educado en
función de una mentalidad ganadora, ni exitosa. La
primera percepción que tiene de su historia y de
su pasado, es que le quitaron todo y que además Bolivia
perdió sistemáticamente los enfrentamientos
internacionales que tuvo, es decir, la sociedad boliviana no
fue capaz de resolver positivamente sus desafíos (Mesa,
Marzo de 1998) (68)

Pensar en estos factores nos impulsa a tratar de
modificar la inútil percepción de que,
además de ser un país pobre, encima somos un
país discriminador (y discriminado). Podemos replantear la
sentencia convirtiéndola en explicación y
así dotarla de alguna utilidad y
dinamismo: Por ser un país discriminador y dividido, somos
pobres.

CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES

Partimos de la premisa de que en nuestro medio social
las mayorías no se apegan concientemente a la
práctica de conductas discriminatorias, y eso es una
chance que indica que hay elementos de transmisión
cultural que estimulan la discriminación más que
los odios frescos y el revanchismo. Existen también leyes
y normas que defienden los derechos humanos, pero es cierto que
sigue vigente la máxima colonial del "Acato pero no
cumplo", que no significa otra cosa que el desconocimiento en los
hechos de la norma (Cf. http://derechoshumanosbolivia.org/informes/).

Tal es la situación, que ni los organismos ni los
representantes del estado se adhieren a la ley. Es un factor
que obstaculiza el cambio social y que ahonda las injusticias.
Significa también que las personas ejercemos nuestro poder
cuando elegimos a un gobierno, y una
forma de introducir mejoras es elegir con criterio. En auxilio de
esta tarea al parecer quimérica pero no imposible, pueden
venir los medios de
comunicación de masas, que tienen acceso a la gran
fuente de
poder del siglo XXI: la información.

Estos mismos medios tienen además bastante
responsabilidad
social frente a los prejuicios, y corresponde a las
instituciones sociales pronunciarse cuando se promueve la
discriminación como forma de ganar
público.

En la actualidad, la coyuntura política se
orienta al restablecimiento de derechos para los pueblos
indígenas secularmente excluidos. Pero, a la vez, pretende
utilizar los resultados de tal exclusión, como la escasa
formación escolar, la agresividad y deseos de revancha,
para manipular a las ingente masas de indígenas bolivianos
con fines políticos que benefician nuevamente a pocos
sectores de la sociedad. Algo similar a lo que ocurrió en
el 52. ¿No es esta una manera de vulnerar los derechos a
la libertad de pensamiento y
a recibir una educación integral que promueva el respeto
hacia la diferencia como manera de eliminar paulatinamente la
discriminación?

El papel de la educación es
invaluable, porque a partir de su temprano contacto con los
niños, tiene la oportunidad de mostrar la historia del
país no sólo como un rosario de fracasos, sino
otorgando un lugar de privilegio a los logros positivos que
existen pero que no estamos acostumbrados a ver. Es importante
por eso cuidar que la educación sea pertinente y
actualizada.

Yendo aun más atrás, a la crianza misma de
los infantes, es preciso informar y orientar a los padres para
que posibiliten el establecimiento en sus hijos de una actitud
positiva ante la vida, asegurando en todo momento la
satisfacción de necesidades básicas
biológicas y psíquicas, ya que así se
evitará asociar la frustración al peligro de la
propia existencia. Esta es la asociación que en
último caso repite la persona que atraviesa una
situación de movilidad social descendente
frustrante.

En este acápite cerramos el círculo, ya
que el asegurar la provisión de varias necesidades
básicas para los niños y niñas, pasa por la
implementación de políticas
de inclusión y protección del estado. Pensamos que
el cambio que necesitamos hacer en el país comienza en
quienes detentan el poder, y los ciudadanos, para que este cambio
comience, debemos ejercer concientemente nuestro poder de
decisión y de elección, y exigir que la ley se
cumpla cada vez con mayor justicia.

  1. TERCEROS, Jaime

    "Viva mi Patria Bolivia: Proceso de
    la construcción de identidad y nacionalism
    en Bolivia a través del fútbol". Tesis para
    optar al grado de licenciatura en sociología. 1998

    B. BETTELHEIM Y M. JANOWITZ

    "Cambio Social y Prejuicio". Fdo de Cultura
    Económica, Madrid
    1975

    MOSCOVICI, Serge

    "Psicología
    Social y Problemas
    Sociales". Ed. Paidós 1986

    Cap 4: Psicología Social y Problemas
    Sociales – Michael Billig

    VAN DIJK, Teun A.

    "Discurso, poder y discriminación". S.e.
    1994

    WIKIPEDIA

    "Nociones Fundamentales sobre la
    Discriminación" – Monografias_com.htm
    29/09/07

    http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad,
    10 /10/07

     

    Por

    Shirley Caballero

    Bolivia, ciudad de Cochabamba, noviembre del
    2007

  2. BIBLIOGRAFÍA

Biografía de autora

Shirley Caballero Sahonero, de profesión
psicóloga, con un diplomado en Pedagogía Familiar. Nacida en el corazón de
América
del Sur: Bolivia, en la ciudad corazón de Bolivia:
Cochabamba. Amante de la literatura y la música, por lo cual
hace intentos más o menos decorosos de crear realidades
aún no nacidas utilizando la lengua
española. En la práctica
profesional está más inclinada por la
psicología social, sin restar importancia aunque sí
algo de tiempo a la
práctica de la clínica psicológica, la
apasionante rama que en última instancia intenta echar
luces y esperanzas haciendo caminos en la misteriosa
región del alma
humana.

Partes: 1, 2
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