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¿Qué español se habla en Cuba? (página 2)




Enviado por Beatriz Gonz�lez



Partes: 1, 2

La
situación lingüística de Cuba

Existe una conocida teoría
que explica la gran influencia andalucista (de Andalucía)
en la cultura cubana
y americana. En Andalucía estaba ubicada la Casa de
Contratación de Sevilla, centro administrativo que da paso
al Nuevo Mundo. Estudiosos de este período han demostrado
que una gran parte de los conquistadores eran andaluces y
extremeños, sobre todo el la primera etapa de la conquista
y colonización de América.

Debido a la tardanza en organizar un embarque, se
pasaban mucho tiempo los
marinos en la región de Andalucía y se iban
impregnando de los usos idiomáticos del sur de la
península Ibérica o dialectos meridionales (andaluz
o canario). Entre esos dialectos y los hablados más al
norte de la península había diferencias que podemos
resumir en: seseo (no distinguían entre s, z, ce- ci),
yeísmo (no distinguían en la pronunciación
de LL y Y), caída de la S final de sílaba y de la D
intervocálica, pronunciación de la S palatalizada y
no apical como los españoles madrileños.

La variante meridional del español se
funde en América con el habla de los aborígenes y
además en Cuba,
más tarde, con las hablas africanas, para formar la
llamada modalidad cubana o variante cubana del español, es
decir, la mayor influencia que recibimos fue de Andalucía
y Canarias que son dos regiones donde se habla diferente del
centro y norte de España,
regiones de mucha población de escasa cultura que se
enrolaban en las faenas de la colonización. Cuba era una
Capitanía o Provincia de Ultramar, mientras que a los
Virreinatos acudían personas más adineradas, cultas
y que detentaban la variante castellana más pura y
conservadora de Toledo. Por poner un ejemplo, en una gran parte
de Andalucía y en toda Canarias no se distinguen s, ce,
ci, z, como también tienen una articulación de los
sonidos más relajada y hay tendencia a omitir algunos
sonidos, igual que hacemos actualmente los cubanos.

La política
lingüística de la Corona en América fue
cambiante y vacilante, en las primeras etapas. Las Leyes de Burgos
prescribían que se enseñara la doctrina cristiana a
los aborígenes en sus lenguas vernáculas; pero a
partir de 1618, Felipe III decretó la imposición
del castellano como
lengua
oficial, pues "la eliminación del lenguaje
provee la eliminación de la cultura". Finalmente, el
español (castellano) se impuso como sistema
lingüístico en casi toda la América y con el
decursar del tiempo dio lugar a la llamada variante del
español americano que tiene características que lo
diferencian de las normas del
español peninsular.

La Conquista fue una empresa
bicéfala: trono (referido a los Reyes) y
tiara (referido al Papa y a la iglesia
católica). La catequización de los
aborígenes coadyuvó a que el castellano se
difundiera por toda la América hasta ser la lengua
más hablada en estas tierras, en una realidad
histórica, geográfica y social diferente y con
caracteres muy particulares.

¿De qué zonas de España provino la
mayor cantidad de colonizadores? Castilla, Extremadura, Canarias
y Andalucía, sobre todo, de estas dos últimas
zonas. La región andaluza tenía una marcada
influencia del habla de los moros, recordemos que Granada fue el
último reducto árabe en España; esta
influencia se deja ver no solo en el lenguaje,
si no también en costumbres, gustos, forma de vestirse,
etc.

Retomemos el hecho de que la Casa de Contratación
de Sevilla rectoraba toda la vida administrativa del Nuevo Mundo
y por tanto, los andaluces tenían más facilidad
para enrolarse en la Conquista, que los de otras regiones
peninsulares. Muchos de ellos eran personas de bajos ingresos,
exreclusos, maleantes, de las clases más humildes y poco
instruidas de la sociedad, por
lo que su hablar era descuidado; así tenemos que
confundían r y l, como en mardito por maldito;
además de otras características de
relajación de sonidos finales de sílaba como la s,
r y la L.

El personaje del chévere andaluz, matizado con
una pizca de negro, dio lugar al guapo de la literatura costumbrista
cubana, con su manía de usar las navajas y protagonizar
broncas callejeras. Este personaje fue recreado por el poeta
andaluz Federico
García Lorca en el Romancero Gitano.

Los gitanos, con su vida trashumante dentro del
territorio andaluz, también dejaron huellas en nuestra
lengua, con algunas palabras propias del caló o jerga
delincuencial gitana: curdar, berro, coba, chaval, menda, pirar,
prajo, puro, surnar, fardo, jeta, chusma, chivato, guillarse,
mangar, pargo, cherna (homosexual).

Otro importante aporte fue dado por los gallegos. Estos
se dedicaron al comercio y se
integraron con mucha facilidad a las ciudades. Se unían
con las mulatas y también permanecieron en el imaginario
popular como los clásicos tacaños y mal hablados.
Del gallego- portugués (su lengua originaria que luego se
escindió en dos lenguas romances) tenemos: escarranchado,
bagazo, bicho, cariñoso, chero, curricán, chubasco,
morriña.

Cinco siglos de dominación árabe en
España dejaron una huella lingüística en la
lengua castellana que llega hasta nuestros días: almohada,
catre, aduana, arroz,
aljibe, alcalde, alcohol,
quintal, azúcar,
adelfa, alelíes, azucena, alcoba, almíbar. Estas
palabras que comienzan por AL, provienen del dominio del Al
-Andalus, como le decían los árabes a esta
región del sur de España.

En la Época de Oro de las
Letras españolas hubo mucho contacto con Francia e
Italia. De la
Galia (antiguo nombre de Francia en tiempos de la
dominación romana a la península, de ahí
galicismo que significa término proveniente del
francés) tenemos: bouquet, banquete, buró, bufete,
toilette, croqueta, mensaje, homenaje, monje, fraile, vinagre,
manjares.

Del italiano, en la etapa donde se impuso el renacimiento
como movimiento
estético, nos llegaron palabras como: banderola, matutino,
bagatela, pizza, bailarín, soprano, a capella,
espagueti.

Del componente germánico, es decir del
alemán, (a través del inglés)
nos llegaron palabras como: guerra, yelmo,
falda, orgullo, rico, blanco.

Por influencia de los inmigrantes canarios, penetraron
en el español de Cuba y de otras regiones americanas:
acotejar, alabancioso, cañafístula, chiflar,
fañoso, fajarse, pararse, golondrino, gofio, ordinario
(por grosero), parejero, ratón (por tacaño),
tentempié, tolete.

El aporte chino al español de Cuba es muy
limitado debido a lo diferente de las lenguas, en el texto de
Sergio Valdés Bernal, Inmigración y Lengua Nacional solo menciona
el ejemplo de charol.

El legado africano que mayoritariamente nos llegó
fue del África subsaharana, de la región del
Calabar y del Congo, la selva Mayombe y de la zona del Dahomey.
Estas regiones africanas se ha determinado que aportaron mayor
cantidad de mano de obra esclava a la región
caribeña, principalmente a Cuba, Puerto Rico y
República Dominicana.

Las lenguas congas y bantúes que traían
estos negros carecían de algunos sonidos
consonánticos españoles, como la S, lo cual
motivó que este componente social comenzara a pronunciar
con dificultades estos sonidos al hablar castellano, por ejemplo,
articulaban la R como una L mar mal.

¿Podemos desconocer las diferencias de la cultura
popular en Santiago de Cuba y Camaguey? Por supuesto que no. En
la cultura popular santiaguera el tambor predomina, mientras que
en Camaguey es la guitarra. Esto nos lleva a los componentes
poblacionales: hacia el Oriente predominó el componente
negro, sin embargo más hacia el Occidente hay mayor
componente hispánico.

Lo anterior estuvo motivado por un factor
económico: la mano de obra esclava se empleaba en las
plantaciones de caña y en los cafetales, propios del
oriente; la ganadería
se apoyaba más en los vaqueros o personal ganadero
y tabaquero, que generalmente era blanco y esto
caracterizó al occidente, aunque finalmente, hubo
plantaciones azucareras en todo el país, por lo que
siempre habrá alguna cantidad de población negra en
cualquier parte de nuestro vasto territorio.

En Oriente los carnavales
muestran el auge de las costumbres de la población negra,
mientras que en Occidente, las verbenas y retretas muestras las
costumbres de los campesinos blancos cubanos. El anterior
criterio no debe analizarse de manera absoluta, ni con recetas ni
clichés, nos referimos a tendencias del
doblamiento.

El componente negro ha dejado algunas huellas en el
léxico: bemba, mambí, bongó, burundanga,
mambí. En lo fónico se conserva el cambio de r
por l, como en palque, dolmil. El lingüista cubano Luis
Roberto Choy demostró que la vocalización de
algunos sonidos consonánticos en posición medial de
palabra es una influencia del componente negro: aereopueito,
poique paique. Por supuesto, hay regiones en Cuba donde la huella
africana ha sido mayor, no es el caso de la mayor parte de la
provincia de Holguín.

La región del Caribe hispánico comporta
una diferencia importante en el poblamiento, pues
predominó la mano de obra esclava y por lo tanto, el
negro. Esto trajo como consecuencia que esta variante del
español caribeño esté matizada por
características distintas que el resto de América,
donde no hubo inmigración africana.

El componente haitiano de la región sur oriental
de Cuba y de algunas zonas de Camagüey hacia fines del XIX y
principios del
XX dio lugar a un contacto indirecto con el creole, o
pronunciación acriollada del francés en
Haití. Dentro de la provincia de Holguín, la zona
de Mayarí y Cueto son ejemplos de esta inmigración
franco-haitiana.

La doctora Mercedes Cathcarth Roca, apoyada en una
investigación de María Vaquero
afirma que "el español antillano es una compleja modalidad
dialectal que ha sido capaz de integrar, en su inicial
valoración andalucista, las huellas autóctonas y
las presencias africanas, junto a las oleadas de influencias
canarias". La región caribeña tiene un triple
mestizaje: español, aborigen y negro, lo que aporta
elementos muy típicos a esta región
geográfica del español.

Klaus Bochmann afirma que la norma culta del
español americano en toda su variación regional o
nacional, corresponde en grandes líneas, a la de
España, excepto pocas peculiaridades. En consecuencia, la
única forma aceptable es la de emplear el concepto
"variedades regionales", nacionales, americanas del
español. "Existe conciencia en la
población de que hablamos diferente en la región
oriental debido a la inmigración africana y luego la
haitiana" (José García González).

Sin desentendernos de la objetividad de los criterios
anteriores, que tienen una base lingüística
sólida, también es importante recordar que la
marginación que sufrió el negro en nuestro
país durante la Colonia y la República, hasta el
triunfo de la Revolución
de enero del 59, ocasionó un bajo nivel cultural, por el
poco o nulo acceso a la instrucción y la cultura, que nada
tenía que ver con el color de la
piel. Por
supuesto, si hay un asentamiento poblacional con predominio de la
raza negra que no tiene acceso a la instrucción, pues
mayor cantidad de personas negras se expresan mal; pero esto, sin
criterios de imposibilidad racial para aprender, sino por
marginación social. Prueba de lo anterior es que en
algunos barrios marginales de Cuba se reiteran muchas
características articulatorias entre negros y blancos, sin
distinción entre ellos.

De las relaciones entre lenguas y culturas surge un
importante elemento: El cambio
lingüístico
, que expresa en primera
instancia, la dinámica de la relación entre
pensamiento
lenguaje- realidad. El cambio lingüístico permite que
la lengua marche al compás de su tiempo y se enriquezca y
transforme como vehículo primordial de comunicación.

En torno a lo
anterior se pueden citar algunos ejemplos de Cuba:
señorita, antes del triunfo de la
Revolución, era una joven soltera y de muchas
posibilidades económicas, pero sobre todo, que no
había tenido relaciones
sexuales (era virgen). Con el triunfo revolucionario y el
decursar del tiempo, se fue desgastando esta significación
y actualmente es, además de lo anterior, un dulce fino de
la repostería, muy suave y agradable al paladar; negro-
niche
(valor
despectivo, connotación xenofóbica. Actualmente,
puede ser empleado como término afectivo y
cariñoso); millonario era el hombre rico
que acumulaba millones de pesos en sus haberes. Hoy, es el obrero
que corta varios millones de arrobas de caña.

Después de habernos referido a los anteriores
fundamentos lingüísticos, culturales e
históricos, podemos dar una respuesta un poco más
precisa a la pregunta inicial: ¿qué español
hablamos los cubanos?, pues el que se formó en nuestra
tierra, con el
concurso de toda la comunidad
hablante, como resultado de nuestra situación
geográfica, cultural e histórica; matizado por
todos los componentes y aportes lingüísticos de las
sucesivas oleadas migratorias llegadas a nuestro
país.

La lengua española en Cuba ha marchado siempre al
mismo paso que su realidad, adecuando giros, creando expresiones
y palabras que son también el resultado de nuestra
identidad.

 

MCs. Beatriz González Garcell

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