En este trabajo
compilo información acerca de muchas de las obras
teatrales argentinas que abordan la temática de la
inmigración que llegó a este
país entre 1810 y 1960. En el Apéndice, me refiero
a una obra con personajes inmigrantes y descendientes de
inmigrantes que llegaron antes de ese lapso.
1897-1900
En Los políticos (1897), "sainete
cómico-lírico en un acto y tres cuadros, en prosa y
verso", escrito por Nemesio Trejo, con música de Antonio
Reynoso, aparece un barbero andaluz que canta: "Con el vito vito
vito/ con el vito vito va/ no me haga usted cosquillas/ que me
pongo colorá".
El se identifica como "Benito Pérez y Ciudad Real,
barbero, soltero, extranjero, con tres años de residencia
en el país". Aparecen asimismo un vasco que habla
dificultosamente castellano -quien
dice que tuvo que aumentar el precio de la
leche "Porque
el Municipalidad hacerme comprar tapos de lata. Si yo casas
intendente verá que tapos poner; ¡gran siete!", y
canta "Agurneré biotreco/ amacho maitiá/ laiste
recorri conaiz/ consola saítea"- y un almacenero gallego
que pregunta al vasco por qué le está cobrando
cinco centavos más por litro (1).
1900-1950
En Canillita (1902), de Florencio Sánchez,
aparece un mercero catalán, que pregona su
mercadería: "¡Toallas, peinetas, jabones, cinta de
hilera, agujas, camisetas, botones de hueso, carreteles de hilo,
madapolán, pañueletas! (…) Pañueletas,
calzoncillos, alfileres, festones, sombreros de paja,
servilletas, libros de
misa. (…) Libros de misa, esponjas, corbatas, cortes de
vestido, tarjetas postales,
jabón…" (2).
En ¡Al campo! (1902), de Nicolás Granada
(1840-1915), aparece Santiago, un criado gallego. El autor lo
hace hablar en esta forma: "Este señor prejunta por las
señoras. (…) –Usted dispense; nu lu sabía.
Que no estaban en casa, esu sí; pero que estuvieran en el
monte… Si usted quiere que se lu dija…" (3).
Escrita por Florencio Sánchez, "En familia sube por
primera vez al escenario del Teatro Apolo, el
6 de octubre de 1905, animada por la Compañía
Podestá Hermanos" (4). Uno de los personajes de esa pieza
confiesa: "Todavía no me doy cuenta de cómo he
podido amoldarme a semejante vida. Con decirte que yo, tu madre,
que fue siempre una mujer de orden y
delicada, ha llegado hasta robarle a una pobre gallega
sirvienta… (…) Hasta robarle, sí señor; hasta
robarle a una pobre mujer los ahorros que me había
confiado" (5).
En Bohemia criolla (1902), de Enrique de María,
aparece un Andaluz que canta "San José fue carpintero,/
según la historia lo anuncia…/ y
por eso es que los Pepes…/ (no hay regla sin excepción)/
y por eso es que los Pepes/ ¡suelen ser unos virutas!…".
Aparecen gallegos. Uno de ellos es José, que dice:
"Métase uno a hacer servicius…/ Pur defender a esos
pobres/ amigus de Pata Blanca,/ que para mí son unos
jóvenes/ buenos… vamos… como el pan/ mi mujer me mata
a golpe…". Un personaje se presenta con esta indumentaria:
"Román, sentado sobre un cajón, tiene una libreta
en la que figura escribir, viste gorra de vasco, un saco viejo y
un diario (La Prensa) colocado
como chiripá de mantilla, en vez de pantalones". En otra
escena, aparecen "Un gallego, un Vasco, un Andaluz, un Criollo y
Coro de hombres. Traen guitarra, acordeón, bandurria,
etc., etc."; el vasco canta: "¡Ay, ay, ay!
Mutilá…/ ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!/
¡Qué lindo es lo que sigue/ en lengua es
h’aldurriá!/ ¡Ay!… ¡Ay… ay…
mutilá/ chapela gurriá!…" y finaliza gritando
"¡Aurrerá nescacha polita!" (6). Aparecen Bachicha y
el Manisero.
Un vasco creado por Carlos Mauricio Pacheco para su
"sainete lírico-dramático en un acto" titulado Los
disfrazados (1906) dice, por ejemplo: "¿Y no manya ni
medio?", "No vaya a ser cosa que se retobe el grévano…"
y "Me han hecho ráir…qué infeliz el gringo
este…" (7). Varios inmigrantes italianos fueron creados para
esta obra.
En Los primeros fríos (1910), de Alberto
Novión, uno de los actores expresa: "-Ahora me voy a
conversar con una mucamita que trabaja en la Legación de
España,
es galleguita y sin primo, ¿se da cuenta?" (8).
En ¡Jettatore!, de Gregorio de Laferrere, aparece
Benito, un criado gallego, de Pontevedra. El inmigrante vive en
una "pocilga de conventillo" (9).
En Babilonia, de Armando Discépolo, el
dueño de casa es un italiano que se da aires, cuando tuvo
un pasado humilde. Aparecen varios criados españoles. La
mucama madrileña "es limpia, espumosa en su tualé
de mucama, bella. Se sienta ante su puerta en silla baja y
mirándose a un espejo de mano canturrea algo de su
tierra, su
cintura y sus muslos inquietos" (10).
"En Mustafá, sainete que Armando Discépolo
y Rafael José De Rosa escriben en colaboración, y
estrenan en 1921, don Gaetano (tano típico del género) se
entusiasma ante la fusión, la
‘mescolanza’, que se logra en las bulliciosas casas
de vecindad porteñas" (11). Conversando con el turco que
da título a la obra, acerca del casamiento del hijo del
primero con la hija del segundo,destaca el clima amistoso
del conventillo: "E lo lindo ese que en medio de esto batifondo
nel conventillo todo ese armonía, todo se
entiéndano: ruso co japonese; francese con tedesco;
italiano co africano; gallego co marrueco. ¿A qué
parte del mondo se entiéndono como acá: catalane co
españole, andaluce co madrileño, napoletano co
genovese, romañolo
co calabrese? A nenguna parte. Este e no paraíso. Ese ne
jauja. ¡Ne queremo todo! (Abrazándolo.)
¿Verdá, otomano?… Eso que dicen que turco e
taliano so como perro e gato, maccanéano.
(Teniéndolo estrechamente.) Mira un poco. (El turco sigue
triste, frío, no se levanta de su silla.) Ne tenemo
afecto, cariño puro, sincero amore. (Parece que se va a
fotografiar.)" (12) .
" ‘Mateo’ es la primera pieza teatral, que
su autor, Armando Discépolo (1887-1971), califica como
"grotesco" dentro de su producción. Consta de tres cuadros y fue
estrenada el 14 de mayo de 1923 en el Teatro "Nacional". Dice
Luis Ordaz: "Don Miguel, el antihéroe de Mateo, es un
humilde cochero de plaza -de las hasta entonces llamadas
victorias-, y es el nombre del caballo el que da título a
la pieza. Don Miguel, con su mentalidad detenida en el tiempo (por
conformación y hábito), es arrasado por el torrente
del progreso civilizador, simbolizado en este caso por el ruidoso
y prepotente automóvil". Don Miguel se ve envuelto en una
serie de situaciones con exterioridad risible y trasfondo
dramático. Desde el estreno de "Mateo" a los coches de
plaza se les dio ese nombre, y por extensión al cochero,
lo que demuestra la resonancia popular que tuvo esta obra del
grotesco criollo" (13).
En La comparsa se despide, escribe Vacarezza: "Un patio
de conventillo,/ un italiano encargao/, un yoyega retobao,/ una
percanta, un vivillo,/ un chamuyo, una pasión,/ choque,
celos, discusión,/ desafío, puñalada,/
aspamento, disparada,/ auxilio, cana… telón"
(14).
"En El conventillo de la Paloma (1929), de Alberto
Vacarezza, don Miguel, el encargado italiano -enamorado de la
bella y esquiva protagonista que da nombre al conventillo y
título al sainete-, dice, por ejemplo: ‘Sará
carpincho, locura, amore, non só; ma giuro, per la
ánema de san Genaro, que, ante de aflojare, le prendo
fuego a lo conventillo’ " (15).
Una noticia publicada en 2003 anunciaba: "La
Compañía "María de Marco" del Teatro
Colonial, dirigida por Adrián Di Stefano, se
presentará este verano en el "Patio Moreno" de la Manzana
de las Luces (Perú 272/294), al aire libre con el
"Sainete" de Alberto Vacarezza: "El Conventillo de la Paloma",
(…). Vuelve de esta manera a la Cartelera Teatral de Buenos Aires, la
clásica historia del pintoresco Conventillo de Villa
Crespo en donde se dan cita los personajes típicos y
característicos de la oleada inmigratoria de principios del
siglo pasado, que fueron poblando los barrios porteños
sumándose a los personajes netamente locales, para dar
lugar a un paisaje por demás atractivo, pintado con
singular maestría por uno de los autores más
significativos del género. Así conviven y se
entremezclan, un italiano encargado del Patio del Conventillo,
gallegos, turcos, una percanta, malevos, curiosos y entrometidos
y por encima de todos la humanidad, la emoción, la
alegría y el sabor de Buenos Aires guardado en un
rincón del corazón.
Integran el elenco: Aurora Floris, Déborah Fideleff, Jorge
Vizioli, Jorgelina Jasso, Julián Márquez, Leonardo
Floris, Manoli Ozores Muñoz, Andrés Montorfano,
Nicolás Heredia, Omar Sellaro, Pablo Vaievurd, Mariano
Durá, Federico Ventosa Fernández; Vestuario de Olga
Coronel, Producción Ejecutiva de Daniel Rodríguez
Viera; Puesta en Escena y Participación Actoral de
Adrián Di Stefano" (16).
Doña Pilar es una inmigrante española
casada con un italiano, ambos personajes de Pájaro de
barro, de Samuel Eichelbaum. La inmigrante opina acerca de las
mujeres argentinas: "En este país, las mujeres
jóvenes no trabajáis. Eso está mal. En mi
tierra… En mi tierra, cuando las mujeres tienen tu edad, las
ponen a trabajar en los olivares…" (17).
Alberto Novión es el autor de El vasco de
Olavarría (18), comedia en tres actos presentada en el
Politeama. El inmigrante siente nostalgia; dice la hija:
"papá, a pesar de que ya está viejo y que ha
formado en esta tierra su hogar, su fortuna, su tranquilidad;
viera Ud. cuántas veces lo he sorprendido cantando bajito
los aires de su tierra natal, y cuántos suspiros,
mensajeros de muchos besos, han ido desde sus labios hasta sus
montañas, para morir en los muros de su casa, allá
en la aldea de la falda".
En Don Chicho (1933), de Alberto Novión, "Chicho
y su esposa Regina viven en la más, aparente, extrema
miseria. Comparten sus días con el abuelo Don Pietro, dos
hijos (Luciano y Quirquincho) y la novia del mayor Fifina. Chicho
vive escudándose en su devoto fervor religioso, pero en
verdad es sólo una máscara que le hace sentir menos
culpas, porque es un delincuente, un mafioso, que inculca el robo
en su familia, como forma de obtener dinero para
vivir mejor. Pero en realidad lo que los otros ganan se lo guarda
y todo su núcleo no hace más que padecer sus
propias existencias" (19).
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