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Antropología, medicina y bioética (página 2)



Partes: 1, 2

Medicina y Antropología: confluencias y
desencuentros.

La Medicina (del
latín medicina, de mederi que significa curar, medicar) es
la ciencia
dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del
ser humano, y que implica el arte de ejercer
tal conocimiento
técnico para el mantenimiento
y recuperación de la salud, aplicándolo al diagnóstico, tratamiento y
prevención de las diferentes enfermedades. La Medicina
como disciplina
orientada al cuidado de la vida humana, forma parte del cuerpo de
las Ciencias de la
Salud y se ha considerado el arte de curar y prevenir
enfermedades. Su desarrollo a
acompañado al del hombre desde
los inicios de la civilización y su práctica ha
evolucionado desde ritos religiosos hasta el intervencionismo
tecnológico con que contamos en la actualidad.

El mundo occidental asume a los textos
hipocráticos, en los que se abordan enfermedades desde
perspectivas naturalistas, como las primeras descripciones de
práctica médica. Hipócrates y la Escuela
Alejandrina rompen con las ideas que admitían las
intervenciones de fuerzas divinas en la producción de enfermedades.

La Roma Antigua, por
su parte, desarrolló las escuelas y figuras médicas
de origen griego, sintetizando y superando algunos trabajos
helénicos. La herencia griega
es conservada durante la Edad Media, y
transmitida principalmente por traducciones hechas por
árabes y persas, que completaron muchas observaciones
griegas y crearon Escuelas de Medicina y hospitales que sentaron
las bases de los modernos estudios universitarios. Durante este
último periodo la práctica médica se
consideró un privilegio casi exclusivo del cuerpo
clerical.

El Renacimiento fue
un período caracterizado por el conflicto
entre la autoridad de
los antiguos y la observación directa en contacto con la
realidad, manifestándose en primera instancia en la
anatomía.
Destaca la figura de Vesalio y su aporte a la misma.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII y a
través del siglo XVIII, la información existente se va precisando,
ordenando y completando. El microscopio
marca un hito
fundamental en la biología. Surgen
nuevos planteamientos, como la generación
espontánea y la preformación. Comienza a
constituirse una primera etapa positivista. Surgen concepciones
dispares como la mecanicista o yatromecánica y la
vitalista o yatroquímica en la fisiología.

El siglo XIX representa históricamente el siglo
de la clínica y la fisiología, en el contexto de la
revolución
industrial. Se desarrollan al máximo los métodos de
exploración clínica. La noción de la
evolución, la definitiva
fundamentación de la teoría
celular, el
conocimiento de la naturaleza y
la fecundación, influyen en la biología
en general, logrando un gran desarrollo también la
fisiología. El laboratorio en
la investigación médica adquiere una
prominente importancia durante la segunda mitad de este siglo,
con el rigor científico y la amplitud lograda por la
microbiología. Se consolidan diversas
especialidades, todo esto ayudado por las adquisiciones
científico-técnicas y
las necesidades sociales que van surgiendo. En lo que respecta a
la cirugía, esta logra gran desarrollo posibilitado por la
introducción de la asepsia y de la
anestesia.

En el transcurso del siglo XX se profundiza el
desarrollo de las técnicas de exploración,
diagnóstico y tratamiento, como la radioterapia, y
aplicación de distintos radioisótopos. Importantes
adelantos se lograron también en el campo de la electrónica, con la invención de la
electrocardiografía y la electroencefalografía.
Nuevas disciplinas se van desarrollando, como la genética,
la endocrinología, la bioquímica. El descubrimiento de la
penicilina abre las puertas al tratamiento de las enfermedades
infectocontagiosas. Disciplinas como la genética, la
inmunología o la cirugía se
desarrollan hasta extremos inimaginables.

La antropología es una ciencia
comprensiva general que estudia al hombre en el pasado y en el
presente de cualquier cultura. Esta
se divide en dos grandes campos: la antropología física, que trata de
la evolución biológica y la adaptación
fisiológica de los seres humanos, y la antropología
social o cultural, que se ocupa de las personas viven en sociedad, es
decir, las formas de evolución de su lengua,
cultura y costumbres.

Antropología física

La antropología física es una rama de la
antropología que tiene como objeto de estudio las
interacciones de procesos
biológicos y sociales y sus efectos sobre las razas
humanas, entendidas éstas no solo como objetos de
naturaleza básicamente biológica, sino como el
terreno mismo de la interacción biosocial, lo que implica un
conocimiento de los dos ámbitos, pero sin reducirse a
ninguno de ellos.

El término "antropología física" ha
sido sustituido por el de antropología biológica,
que describe una instancia cualitativamente superior. Esta
denominación ha quedado en desuso, como así
también la diferenciación entre razas humanas, la
frenología y algunos otros métodos y
clasificaciones utilizados por esta.

La antropología física a la vez se
subdivide en distintas ramas:

 Forense

 Primatología

 Osteología

 Somatología

 Ontogenia

 Paleoantropología

 Paleopatología

 Antropología genética

Ecología
humana

Por esto la antropología física no puede
ser igualada con la biología o con las ciencias
sociales, a pesar de que tome métodos y
técnicas de ambas. El énfasis en una postura
biologista ha llevado a los antropólogos físicos
hacia lo que se ha denominado desde hace varios años
biología humana, y, por otra parte, a estudios de estricto
corte social. Ambos extremos no son sinónimos de
antropología física.

 Antropología Forense

Es la aplicación de la ciencia de la
antropología física o antropología
biológica a el proceso legal.
Se trata directamente con la parte de identificación
mortuaria y a la vez se puede decir que esta reconstruye la
circunstancias de muerte,
equivalente a la reconstrucción de la biografía
biológica antemortem del individuo, con
el propósito de establecer cómo era el modo de vida
de la víctima antes de su muerte, sus enfermedades y
hábitos profesionales. Este procedimiento se
conoce también como osteo-biografía. Se divide en
tres ramas importantes, relacionadas con otras tantas ramas de
las ciencias antropológicas: la antropología
forense, la arqueología forense y la antropología
cultural forense.

 Primatología

Debido a que los seres humanos son primates emparentados
genéticamente con otros simios y monos el estudio de la
conducta, la
dinámica de la población, los hábitos alimenticios
y otras cualidades de los mandriles, chimpancés, gorilas y
primates análogos, constituye una dimensión
comparativa esencial de la antropología.

 Osteología

Se puede definir como la sección de la disciplina
que estudia los huesos y su
aplicación en la parte socio biológica, y como la
forma de estudiar los huesos de manera determinada y
regional.

 Somatología

Es el estudio del cuerpo humano
y las relaciones que este establece con el medio ambiente
y la cultura, así como la estructura del
hombre y los diferentes tipos de ambiente donde
habita.

 Ontogenia

Estudia los cambios químicos, físicos y
neurológicos que experimenta cualquier organismo desde el
momento en que es concebido hasta que muere.

 Paleoantropología

Es la rama de la antropología biológica
que se ocupa del estudio de la evolución
humana y sus antepasados fósiles, en otras palabras de
los homínidos antiguos.

 Paleopatología

Es la ciencia que estudia las enfermedades padecidas por
personas o animales en la
antigüedad, a través de vestigios hallados en los
huesos e inmediaciones donde se hallan dichos restos.

 Antropología genética

Se define como la aplicación de técnicas
moleculares para poder entender
la evolución homínida, en particular la humana,
relacionándolas con otras criaturas no humanas.

 Ecología humana

Se puede definir como de la materia del
mundo entero en afectos de la física biológica
estudio de la relación existente entre el hombre y el
medio ambiente en el cual se desarrolla.

Antropología social o cultural

La antropología social o cultural es la rama de
la antropología que se ocupa de la descripción y análisis de las culturas. Uno de los temas
principales de la antropología cultural, por lo tanto es,
la relación entre los rasgos universales de la naturaleza
humana y la forma en que se plasma en culturas distintas. El
estudio de las razones de las diferencias culturales "motivadas
por razones ambientales o históricas", y de la
organización de estas en sistemas globales
ha ocupado también buena parte de los esfuerzos de la
disciplina. La antropología cultural incluye
también el estudio de la religión como un
elemento común a todas las culturas. Es más
apropiado llamarlo "fenonemenología de la religión"
y podría incluir apartados como: fenómeno
religioso, religiosidad popular, ceremoniales, ritos, etc. La
fenomenología de la religión no hace
exégesis o defensa de ninguna religión y explica el
hecho religioso desde diversas disciplinas: economía, sociología, psicología, literatura, lingüística

Aunque hoy se considera una subdisciplina de la
antropología cultural, históricamente ésta
procede de la etnología, que se ocupa de recoger material
que permita describir e interpretar las distintas culturas. El
estudio de la etnología se originó en el siglo XIX,
cuando estudiosos e historiadores buscaron por primera vez
proporcionar una interpretación sistemática de los
mitos,
tradiciones y costumbres de los pueblos extraeuropeos recopiladas
por exploradores y misioneros; esta primera fase de la
disciplina, desdeñosamente denominada "antropología
de poltrona" por las generaciones posteriores, estuvo
caracterizada por la falta de contacto directo entre
investigadores e investigados, y por la dedicación a
problemáticas predominantemente históricas y
genéticas. Los teóricos de esta primera
generación (entre ellos James Frazer y Edward Burnett
Tylorâ) se ocuparon del problema de la difusión de
los elementos culturales, de los métodos de
transmisión del contenido cultural y de la
elaboración de soluciones
alternativas a problemas
tecnológicos comunes. En línea con la
filosofía positivista dominante en la teoría de la
ciencia de la época, el consenso disciplinario se
inclinó por suponer que las diferentes culturas pasaban
por una serie homóloga de etapas en su evolución,
aún sin tener necesariamente contacto entre
sí.

A comienzos del siglo XX, los trabajos de Bronislaw
Malinowski supusieron una modificación radical en las
estrategias de
investigación de la antropología. Aún sin
apartarse de una teoría científica positivista,
Malinowski abordó el estudio directo de los pueblos
investigados mediante el trabajo de
campo, sosteniendo que los materiales
recopilados por misioneros o legos introducían graves
desviaciones y sesgos para el estudio, al interpretar de manera
incorrecta el sentido de muchas de las prácticas. La
metodología desarrollada por Malinowski en
sus investigaciones
sobre los nativos de las islas Trobriand (Nueva Guinea) implicaba
el traslado del investigador al hábitat
de la cultura investigada y la inmersión en sus propios
hábitos comunitarios, en la llamada observación
participante. Vehementemente defendida por su autor y por Franz
Boas, rápidamente se convirtió en el método
estándar de la disciplina. Uno de los resultados
más importantes obtenidos mediante el método de la
observación participante fue la constatación de que
hábitos o tradiciones de apariencia similar podían
cumplir funciones
radicalmente diferentes en culturas distintas, obligando a
estudiar detalladamente el contexto y a prescindir de
clasificaciones universales.

Los documentos
escritos se producen ya desde que los países europeos
exploran

América del Norte, Central y Sur, por citar los
que actualmente están en el grupo cultural
latino. Los autores fueron navegantes, misioneros, exploradores,
comerciantes, viajeros, geógrafos,
historiadores, antropólogos y etnólogos. La
época descrita se inicia en el siglo XV y el
período más importante es entre el siglo XVIII y el
siglo XIX. El ámbito fue desde Tierra del
Fuego hasta Canadá.

En la Historiografía hispana hay un importante
catálogo de obras, quizás cientos, cuyo tema es
América
latina y su método es de cuadernos de campo y
recopilaciones de fuentes
escritas y orales.

Antropología médica:
comunión entre ciencias

La relación entre la medicina y la
antropología ha estado marcada
por diversos encuentros y desencuentros. Desde el campo
disciplinario de la antropología, la medicina está
integrada a la cultura, y cada cultura cuenta con su
interpretación de lo que es el fenómeno de la
enfermedad; se habla entonces de medicinas que llegan a ser
tantas cuanto alcanzan a ser el número de culturas
existentes.

En nuestra sociedad las medicinas que corresponden a las
diversas culturas coexisten, se divulgan y se influyen
mutuamente. Sin embargo, se presenta el dominio o
hegemonía de una sobre las otras, una medicina que tiene
como eje a la ciencia y cuyo aporte es la objetividad, que se ha
convertido en la medicina oficial al contar con el apoyo de los
Estados. Gran parte de la medicina científica se apoya en
la experimentación, lo que ha permitido la
consolidación de un cuerpo de conocimientos que se expande
y diversifica continuamente, desarrollando especialidades a un
nivel sin precedentes y colocando en un plano secundario y hasta
subordinado a otras prácticas médicas.

Por diferentes circunstancias, en el desarrollo del
ejercicio profesional médico se ha dado prioridad a un
tipo de conocimientos, excluyendo otros. Este modelo
médico dominante en los servicios
asistenciales y en la formación universitaria, ha hecho
énfasis en la dimensión biológica del
proceso salud-enfermedad.

Si consideramos a la medicina como campo profesional
donde se conjuntan conocimientos, técnicas y habilidades
que tienen como objeto el estudio del ser humano desde el proceso
salud-enfermedad, entonces se hace evidente que no debe ser
reducido a lo biológico, ya que incluye lo social y lo
psíquico.

El fenómeno salud-enfermedad aunque se expresa en
lo individual se refiere a procesos colectivos, que son a la vez
fenómenos históricos. A los largo de su
evolución, el hombre se ha enfrentado a la enfermedad. Las
condiciones socioeconómicas y culturales de una sociedad
favorecen un tipo de patología determinada, a la vez, se
construyen una serie de teorías
que intentan determinar la etiología y orientan la
práctica médica.

Cuando el médico se pregunta ¿cómo
se conocen las enfermedades en el hombre?, ¿como las
concibe el hombre enfermo?, las respuestas las construye de
acuerdo a los conceptos de su sociedad y de su
época.

La medicina moderna en general considera la enfermedad
como un hecho anatomofisiológico, se tiende a ver como una
entidad objetiva que esta localizada en algún lugar del
cuerpo y que perturba el proceso fisiológico. El
médico utiliza los conceptos y prácticas
dominantes, pero se enfrenta a los diversos modos de entender la
enfermedad y a múltiples propuestas terapéuticas.
Para prevenir, curar o rehabilitar debe conocer las formas de
organización, conocimientos y valores de la
sociedad y de los grupos
sociales en donde realiza su trabajo, ya
que cuando se construye la realidad inevitablemente se transita
por el sendero de lo ideológico. Así, la
interpretación sociocultural de la enfermedad incluye
múltiples aspectos: campos de conocimientos,
técnicas médicas, tecnologías, recursos e
instrumentos, medicamentos, plantas,
animales, ritos, símbolos, ideas, conductas, procedimientos,
las lógicas internas tanto del facultativo y de la
institución de salud como de los pacientes y sus
familiares, la tradición, la verificación
empírica y la experiencia, así como la
confrontación con la teoría, el grado de
aceptabilidad de la práctica terapéutica, la forma
en la que los valores
sociales incluidos en la profesión permean la
práctica terapéutica, entre otros. Aparecen tanto
las bondades como las incongruencias de las prácticas
médicas, por eso es necesario conocer y confrontar
diversas cosmovisiones del proceso salud-enfermedad.

Antropología Médica

La antropología médica es un subcampo de
la antropología social o cultural. Es la traducción al castellano del
término medical anthropology que sirve, desde 1963, de
etiqueta identificativa de la investigación
empírica y la producción de teoría por parte
de los antropólogos sobre los procesos sociales y las
representaciones culturales de la salud, la enfermedad y las
prácticas de atención o asistencia relacionados con
ella. En Europa, el
término "antropología médica" fue el
término elegido en los años cuarenta para designar
los estudios filosóficos sobre la salud/enfermedad, como
traducción del término neerlandés "medische
anthropologie" acuñado en el siglo .XIX. Algunos autores
plantean que el concepto de
antropología médica se origina en la década
del '70, justamente cuando nace la bioética,
otra disciplina vinculada al mundo científico y
médico que ha ido adquiriendo gran relevancia en los
últimos años. La antropología médica
entiende que la enfermedad no es un concepto ni una experiencia
universal. Las enfermedades tienen fuertes componentes culturales
que deben ser respetados. Estudia los problemas de salud humanos
y los sistemas terapéuticos en sus contextos sociales y
culturales más amplios. Recurriendo a las ciencias
biológicas y sociales, así como a la
clínica, los antropólogos médicos han hecho
grandes aportaciones al conocimiento y mejora de la salud humana
y los servicios sanitarios en todo el mundo. En consecuencia, el
auge de esta subdisciplina en años recientes ha sido
notable, como reflejan las numerosas publicaciones y encuentros
de especialistas, los programas de
formación y su influencia fuera del ámbito
puramente antropológico. La antropología
médica no se caracteriza por un solo paradigma
teórico. Por ejemplo, la descripción y el
análisis etnográfico de la religión y de los
sistemas terapéuticos son tan antiguos como la propia
antropología, mientras que enfoques nuevos, como la
antropología medica crítica, son producto de
las tendencias intelectuales
más recientes. Aunque dicho ámbito de actividad
intelectual es muy diverso, cabe identificar cinco enfoques
básicos: biomédico, etnomédico,
ecológico, crítico y aplicado. Estos enfoques
comparten tres premisas fundamentales:

  1. La enfermedad y la curación son fundamentales
    en la experiencia humana y se comprenden mejor
    holísticamente en contexto con la biología humana
    y la diversidad cultural.
  2. La enfermedad representa un aspecto del entorno que
    sufre la influencia del comportamiento
    humano a la vez que requiere adaptaciones
    bioculturales.
  3. Los aspectos culturales de los sistemas de salud
    tienen importantes consecuencias pragmáticas en la
    aceptabilidad, efectividad y mejora del cuidado sanitario, en
    particular en las sociedades
    multiculturales.

 Enfoque biomédico

Aunque no siempre se reconoce así, gran parte de
la investigación en antropología biológica
con recurso a la epistemología científica
convencional y centrándose en la biología humana y
las consecuencias sanitarias de diferentes esfuerzos e
incidencias, es parte de la antropología médica.
Por ejemplo, se reconoce desde hace tiempo que la
enfermedad ha sido un importante agente de selección
natural en la evolución genética y cultural. Los
antropólogos biomédicos han usado los estudios
inmunológicos para examinar el curso de las epidemias y
las adaptaciones fisiológicas humanas a determinadas
demandas o esfuerzos relacionados como las propias infecciones,
la privación alimentaria, la altitud o las temperaturas
extremas.

 Enfoque etnomédico

Las primeras investigaciones etnomédicas se
confinaron al estudio de las sociedades no occidentales y
culturas llamadas exóticas, y en general, se
integró en el campo más amplio del estudio
comparativo de la religión. Las ideas acerca de la
enfermedad y los rituales terapéuticos se analizaron como
ventanas sobre las creencias cosmológicas y los valores
culturales subyacentes. A medida que se reconoció la
intima relación entre los conceptos de enfermedad y de
organización social, la etnomedicina pasó a centrar
su interés
en la investigación etnográfica. Fabrega (1975)
definió este enfoque como "estudio de que piensan los
miembros de diferentes culturas acerca de la enfermedad y como se
organizan para recibir tratamiento médico, así como
de la propia organización social de éste." Los
estudios etnomédicos típicos se centran en la
clasificación y el significado cultural de la enfermedad,
los comportamientos de los enfermos en busca de salud y las
teorías, el adiestramiento y
las prácticas de los sanadores. Nichter (1992) describe
doce áreas de trabajo etnomédico actual, incluido
"el estudio del afligido cuerpo como espacio en el que contienden
ideologías distintas y se desarrollan las emergentes a
través de prácticas e instituciones
médico-religiosas que guían la producción de
saberes." El concepto de modelos
explicativos de la enfermedad usados en la antropología
clínicamente aplicada lleva la atención a las
interpretaciones individuales de la causa, el curso y tratamiento
de los episodios patológicos. Los conocimientos
etnomédicos son importantes para entender como influyen
las creencias culturales en los comportamientos relativos a la
salud.

 Enfoque ecológico

El enfoque ecológico en la antropología
médica centra su interés en como las pautas de
comportamiento
y culturales humanas configuran las complejas interacciones del
patógeno, medio natural y huésped humano para
producir enfermedades infecciosas. Los estudios ecológicos
de la salud y la enfermedad han puesto sus miras más
allá de los factores socioeconómicos locales que
influyen en la frecuencia de la enfermedad para ponerlas en las
fuerzas de política
económica mayores que limitan las opciones
comportamentales de las poblaciones. La antropología
ecológica y la política examinan la
influencia de los ambientes culturales, físicos y
político-económicos en la distribución de la morbibilidad y la
mortalidad. Los cuadros patológicos descritos con modelos
epidemiológicos a menudo reflejan prácticas
culturales asociadas con la dieta, los modelos de actividad, la
sexualidad y
otros. Además, las prácticas grupales culturalmente
definidas, como la introducción de la agricultura de
riego, pueden transformar el equilibrio
ecológico de la enfermedad a favor del patógeno.
Los análisis ecológicos en antropología
médica revelan igualmente numerosos casos donde los
cambios culturales mejoran el estado
sanitario en algunos grupos.

 Enfoque crítico

La antropología médica crítica
(AMC) comprende dos movimientos intelectuales influyentes en este
campo a lo largo de las décadas de 1980 y 1990. Uno
subraya los enfoques marxistas de las fuerzas
político-económicas macrosociales para comprender
como influyen en la salud y en la estructura de los sistemas
sanitarios; el segundo es más epitesmológico y
cuestiona los fundamentos de la teoría y la
práctica biomédica contemporánea. Este
enfoque se ha visto influido por pensadores postmodernos como
Foucault, que
ponen énfasis en la naturaleza social-contruccionista de
la realidad y en el poder social inherente a instituciones
hegemónicas como la "biomedicina". Lo que ambos
movimientos tienen en común es la demanda de una
nueva reflexión fundamental sobre las premisas y objetivos de
la antropología médica. La orientación
política-económica de la AMC considera las
cuestiones de la salud en contexto con fuerzas políticas
y económicas mas poderosas que modulan las relaciones
humanas, configuran el comportamiento social y condicionan la
experiencia colectiva. Los macroprocesos mundiales se ven como
moldeadores de la práctica clínica e influyen en la
distribución de las enfermedades. La medicina se asume no
sólo como un conjunto de procedimientos y tratamientos,
sino como una serie de relaciones sociales e ideología que las legitima.

 Enfoque aplicado

Se consideran dos ramas, la clínica y la
relacionada con la sanidad pública. La antropología
médica clínicamente aplicada se conoce mejor por el
uso que hace de modelos explicativos para explorar las
diferencias conceptuales entre las percepciones respectivas del
médico y del paciente en lo concerniente a la enfermedad y
la dolencia. Los antropólogos clínicos trabajan en
escenarios biomédicos con los terapeutas y contribuyen al
suministro de cuidados médicos, aplicándose al
propio tiempo al adiestramiento de futuros profesionales. La
investigación realizada por antropólogos
médicos clínicos atiende pormenorizadamente a
opciones de atención sanitaria, creencias sobre la
enfermedad y eventos vitales;
también, al estudio de las influencias culturales en el
comportamiento del paciente, la distribución de las
enfermedades, la experimentación de la dolencia y las
interacciones que se establecen entre terapeutas y pacientes.
Forman parte también del campo de estudio macroaspectos
como los sistemas de prestación sanitaria institucional y
los contextos políticos y económicos.

La investigación en la antropología
médica aplicada a la salud
pública tiene un énfasis programático en
la atención sanitaria primaria y las intervenciones en
terapias de nutrición y rehidratación que
requieren participación comunitaria.

En general, la antropología médica intenta
analizar los sistemas de ideas y significados de cada grupo
humano dentro del proceso salud enfermedad, así como las
prácticas de atención, permite entender como la
cultura establece marcos de referencia que influyen en el
comportamiento de las personas durante los episodios
mórbidos.

El padecimiento es un concepto que ha sido manejado
desde la perspectiva antropológica, entendiéndolo
como el sentir y sufrir una serie de síntomas, tiene que
ver con la experiencia vivida de vigilar los procesos corporales,
las expectativas creadas alrededor de dichos procesos, las
categorías y explicaciones del sentido común
accesibles a todas las personas del grupo social y los juicios de
los pacientes sobre como enfrentarlos. Para entender el
padecimiento, se establecen modelos explicativos que son
manejados por curadores y pacientes en todos los sistemas de
salud, se ofrecen nociones sobre las enfermedades y los
tratamientos y dan significado social a la experiencia de la
enfermedad. Estos modelos explicativos pueden presentar
diferencias importantes en los grupos sociales, incluso del mismo
nivel socioeconómico y cultural.

La relación entre el médico y el enfermo
presenta una serie de problemas que tiene su origen en las
diferencias entre los modelos explicativos que comparten cada
uno. Los conceptos de padecimiento son diferentes a los conceptos
médicos de lo que es la enfermedad.

Antropología médica en Cuba

Los estudios de antropología se iniciaron con
formalidad en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX, por los
doctores Luis Montané Dardé (1849-1936) y
Arístides Mestre Hevia (1865-1952) quienes utilizaron la
Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de la Habana (fundada en 1861) como tribuna de
discusión. Juntos fundaron la Sociedad
Antropológica de la Isla de Cuba el 7 de octubre de 1877,
la cual estaba destinada a apoyar y divulgar las investigaciones
de esta rama de la ciencia en la isla. Esta etapa inicial es la
de las primeras exploraciones a sitios arqueológicos, a
excepción de las realizadas por el geógrafo Miguel
Rodríguez Ferrer en 1846 en asentamientos
aborígenes.

Son los primeros estudios de antropología
médica que se refieren a nuestra población o a una
parte de ella, los dedicados a las enfermedades de los negros
esclavos, a las medidas que debían emplearse para
enfrentarlas o contrarrestarlas y a un sistema de
atención medica muy particular dirigido a esta clase social
de origen africano. Esta medicina era considerada de forma
diferente a la de los blancos. Es por eso que en el
génesis de la antropología médica cubana
aparece la obra "El Vademécum de los hacendados cubanos"
(1831) del francés asentado en Cuba Honorato B. de
Chateausalins; pero se cuenta también con la obra de
Francisco Barrero, la cual permaneció inédita por
ciento cincuenta y cinco y años hasta que fue publicada
por las investigadoras Lydia Cabrera y Teresa de Rojas. La
antropología como ciencia del estudio del hombre se
consolida en Cuba durante los primeros años del siglo XX
gracias a la labor de Fernando Ortiz (1881-1969) el cual
desbordó los estudios de antropología física
y forense iniciados por el doctor Montané y desarrollar la
antropología cultural y social, con su histórico
estudio "Hampa afrocubana. Los negros brujos: apuntes para un
estudio de etnología criminal." (1906)

En Cuba, como en otros países del Nuevo Mundo, la
importación de grandes masas de poblaciones
africanas, para que realizaran el trabajo mas duro e intenso, fue
algo habitual desde etapas tempranas del siglo XVI, cuando los
aborígenes de nuestra isla disminuyeron, al ser sometidos
a la explotación y pasar de un sistema de vida de comunidad
primitiva a uno esclavista en un período de tiempo muy
breve. Una respuesta ante esta situación fue la
práctica del suicidio en
proporciones elevadas y la decisión de las parejas de no
tener descendencia. Además, los agentes patógenos
traídos por los colonizadores provocaban epidemias entre
la población autóctona, al no tener esta
ningún tipo de defensa inmunológica. Como
consecuencia de la disminución de la mano de obra
agrícola, los colonizadores que propiciaron el exterminio
indígena comenzaron a introducir negros esclavos sometidos
a inhumanas condiciones de trabajo donde primaba el hacinamiento,
la escasa alimentación y los castigos corporales.
Toda esta situación creo nuevas condiciones de salud y
epidemiológicas en la colonia. La necesidad de mantener a
la masa explotada en condiciones de salud relativas que
permitieran el trabajo, hizo surgir un nuevo de tipo de medicina,
destinada solamente a tratar esclavos. Uno de sus precursores fue
Alejandro de la Fuente García, el cual estudió una
muestra de 4
446 esclavos de La Habana entre 1580 y 1699 y describió no
sólo las enfermedades que con más frecuencia los
aquejaban (deficiencias nutricionales, disentería y
síndrome diarreico agudo), además los agrupó
según el tiempo de permanencia en la isla y su grado de
adaptación en: Bozales, Ladinos y Azucareros.

Otro de los temas relacionados con la
antropología médica en nuestro país fue el
estudio de los sistemas médicos, de las ideas sobre la
medicina y la enfermedad, y las medidas terapéuticas que
los habitantes tenían al arribo de los europeos. Un grupo
de médicos de la recién fundada Sociedad
Antropológica se sintió interesado en el tema y
publicaron numerosas obras; la más relevante quizás
es la del médico Enrique López Veitía
(1857-1910) "Medicina de los siboneyes".

Siguiendo el curso de la antropología
médica en Cuba, es necesario nombrar al doctor Raimundo de
Castro y Bachiller (1878-1954), profesor de
medicina legal
que fue uno de los que mas aportó a esta disciplina
durante la primera mitad del siglo XX y cuyos frutos ha recogido
el actual Instituto de Medicina Legal, con una importante labor
dentro de la Antropología forense de fama internacional,
trabajo caracterizado fundamentalmente por la
identificación de restos óseos, tanto desde la
óptica
de la Criminalística como del estudio de
poblaciones aborígenes, fechado de restos óseos,
utilizando las técnicas más modernas.
También se ha especializado esta institución en
estudios para determinar paternidad, huellas, etc. Esta
especialidad altamente calificada ha sido solicitada incluso por
países del área para identificar restos humanos,
cadáveres, como fue un famoso caso de
criminalística solucionado en Ecuador y
más recientemente el hallazgo en Bolivia de los
restos de la guerrilla del comandante Ernesto Che Guevara,
que fueron encontrados, rescatados e identificados por un equipo
de especialistas dirigido por su director Doctor Jorge
González Pérez después de varios meses de
ardua labor. Importantes también fueron las
investigaciones de crecimiento y desarrollo
humano llevadas a cabo por especialistas del Ministerio de
Salud Pública, como fue la Encuesta e
Investigación de Crecimiento y Desarrollo de la
población infantil cubana, dirigida por el profesor doctor
José Jordán, que culminó con el cálculo de
las Tablas Cubanas de Peso Talla y Estatura, que hasta ese
momento el desarrollo corporal de nuestros niños
era evaluado por parámetros foráneos. En la
actualidad continúan estas investigaciones en el
Departamento de Crecimiento y Desarrollo que dirige el Doctor
José Gutiérrez Muñiz en la Facultad de
Ciencias Médicas "Julio Trigo". También se ha
desarrollado la línea de investigación
antropológica relacionada con la nutrición y los
hábitos alimentarios en los diferentes grupos de
población desde el Departamento de Antropología y
Nutrición, del Instituto Nacional de Nutrición e
Higiene de los
Alimentos.

La Medicina
y la Antropología a través de la
bioética

La Bioética es una disciplina que se ocupa del
cuidado y afirmación de la vida, atendiendo los dilemas
suscitados por el desarrollo tecno-científico, en el marco
de las ciencias, los valores y los principios
morales. En la sociedad actual nos encontramos ante cambios
generados por la investigación científica,
principalmente en los campos de la Biología y la
Física que afectan la vida, su calidad y su
sentido, y que podrían convertirse en
irreversibles.

El movimiento
bioético surgió desde la ciencia, preocupada por
sus avances en dominios antes insospechados, especialmente en la
biomedicina, con intervenciones en la genética y la
herencia humana, en el status del embrión, la
contracepción, el aborto, la
eutanasia, la
definición de la muerte, la calidad de
vida, la familia, la
procreación asistida, la experimentación en
animales y humanos, la utilización de recursos, la
autonomía de la persona como
sujeto moral; en fin,
del paternalismo médico y muchos temas más que
trascienden lo meramente biológico hacia lo social y lo
cultural.

Los dilemas creados por la tecnociencia
han estimulado la reflexión bioética como una
disciplina que se ocupa del cuidado y afirmación de la
vida para enfrentar dichos dilemas.

Esa reflexión surgida sobre los hechos de la
medicina se ha extendido a todas las actividades de la sociedad
tecnocientífica en que vivimos. La medicina
contemporánea ha adquirido las formas discursivas de las
ciencias
naturales empíricas. Uno de los mandatos en el
contexto intelectual de esas disciplinas es realizar todo lo
factible, hasta el límite de su capacidad.

Tales disciplinas, especialmente las relacionadas con el
cuerpo humano –cuyo paradigma es la fisiología-
proveen la normatividad esencial que preside las nociones de
salud y normalidad. Proveen, asimismo, las metáforas que
permiten reinterpretar la vida social como un cuerpo sano, que
puede perder algunas de sus partes pero que se conserva intacto
en lo general. La transición entre la fisiología
como disciplina del cuerpo humano normal y la medicina como
fijadora de normas y
reparadora de yerros en la sociedad general se encuentra en
autores tan diversos como Rudolf Virchow en Alemania y
Walter B. Cannon en Estados Unidos y
no fue ajena a las teorizaciones de la sociología temprana
de un Henderson o un Parsons.

El origen cultural de las enfermedades y las propuestas
surgen desde la bioética para abordar los conflictos que
padecemos. Una mirada sobre las relaciones entre medicina y la
ética
nos muestra que no han estado exentas de conflictos a lo largo de
la historia y se
hace necesaria la presencia del derecho, constituyéndose
la sociedad moderna en un entramado médico
jurídico.

En su Ética Nicomáquea,
Aristóteles dice que el fin (télos) de la
medicina es la salud. Ocurre sin embargo, que la salud no es
ahora algo comprensible de suyo, como lo fue en otras
épocas. Algunos filósofos como Fernando Lolas ven la salud
como un objeto, pero no un objeto cualquiera, sino uno que se
construye a diario por personas que no la tienen por objeto de
ciencia y que la viven como ritual de construcción personalísima.

La salud es modelada no sólo por el discurso
médico y científico, también forma parte del
discurso profano y del imaginario social expresado en los
medios masivos
de comunicación
social, la ficción novelesca o el dogma religioso. Por
tanto, la salud no es neutral y su evaluación
siempre va a constituir un acto valorativo.

La salud no debe sólo existir, tiene que ser
buena, conducir al bienestar y ser sinónimo de calidad de
vida.

En la sociedad actual, la salud se ha convertido en
valor de
mercado. Es
vendible, alquilable y se comercia con ella. Los principios
tradicionales que han constituido el núcleo de la
Bioética: justicia, no
maleficencia, autonomía y beneficencia; resultan
insuficientes para abordar la salud y enriquecer la
práctica de la medicina.

La escuela de Heidelberg (llamada así en 1950 por
Pedro Laín Entralgo) plantea imbricar la bioética
con la medicina antropológica en un intento de rescatar la
salud como valor. En esta escuela se destacaron figuras como:
Ludolf von Krehl, Richard Siebeck, Víctor von
Weizsäcker y Paul Christian. A pesar de que en
décadas siguientes, el ímpetu de esta escuela
disminuyó considerablemente, sus planteamientos sobre
rescatar los aportes de la tradición antropológica
son de gran importancia.

No debemos olvidar que si algo caracteriza a la cultura
postmoderna es el ocultamiento de sus directrices, la fractura de
los vínculos tradicionales y el escepticismo respecto del
universal acuerdo. No se trata de visiones pesimistas de la vida,
privilegio en el pasado de espíritus adelantados y sagaces
como Schopenhauer.
Se trata más bien de una generalizada desconfianza en los
ordenamientos, las normas y los principios. Manteniendo, no
obstante, una liturgia cosmética que parece reforzarlos.
De allí la necesidad de «desenmascarar lo
real» con ayuda de la reflexión y del
esfuerzo.

Por tanto, en la investigación sobre los
determinantes macrosociales de la salud y sus perturbaciones, en
la práctica médica diaria, la reflexión
bioética debe ser un componente sustantivo.

CONCLUSIONES

La antropología médica se ha ido
conformando lentamente como una versión especializada que
observa al ser humano desde la óptica de la enfermedad.
"Las prácticas sociales en general, las biomédicas
en particular, requieren de una orientación de sentido en
vista del inestable equilibrio existente entre capacidad creadora
y posibilidad destructiva".

El concepto de antropología médica se
origina en la década del '70, justamente cuando nace la
bioética, otra disciplina vinculada al mundo
científico y médico que, al apostar por la
afirmación de la vida como valor per se, entiende la salud
como tal y que ha ido adquiriendo gran relevancia en los
últimos años.

La antropología médica entiende que la
enfermedad no es un concepto ni una experiencia universal. Las
enfermedades tienen fuertes componentes culturales que deben ser
respetados.

En Cuba, el desarrollo de la antropología estuvo
fuertemente ligado al proceso de conformación de la
identidad
nacional, siendo las primeras investigaciones en este ramo
las dedicadas al estudio de la las poblaciones aborigen y de
origen africano. La antropología médica no comienza
a afianzarse como disciplina hasta el siglo XX gracias a la
contribución de numerosas personalidades como Raimundo de
Castro y Fernando Ortiz, entre otros.

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Datos de la Autora

Victoria de la Caridad Ribot Reyes

Doctora en Medicina

Especialista de I grado y profesora instructora de
Medicina General Integral

Master en Longevidad Satisfactoria

Maestrante de Bioética

Centro de trabajo: Policlínico "Carlos Manuel
Portuondo" (Marianao, La Habana)

Partes: 1, 2
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