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Salud y cultura en la estética de la vida cotidiana (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

La clasificación que se ha hizo del Distrito de
Barranquilla en zonas, responde más a los intereses del
Estudio en términos socioculturales, homologada con la
distribución geográfica autorizada,
autorizada y reconocida por la Oficina de
Planeación. En tal sentido, en la investigación (construcción de resultados) se hace
referencia a cuatro Zonas, en las cuales han sido seleccionados
los siguientes barrios:

  • Zona Oriental: Rebolo, La Luz, La
    Chinita, Las Nieves.
  • Zona Nororiental: Villanueva, Barlovento, Siape, Las
    Flores.
  • Zona Sur: Las América, 7 de Abril, El Bosque, Santa
    María y La Sierrita.
  • Zona Suroccidental: La Esmeralda, Las Malvinas, 7
    de Agosto, Ciudad Modesto, Nueva Colombia, La
    Manga.

Las actividades del proyecto
relacionadas con la recolección de información se iniciaron por fases de
acercamiento a los barrios de la Zona Oriental, Zona Sur y Zona
Suroccidental, combinando la observación con las entrevistas
colectivas. El dar respuesta a la articulación
teórica de los resultados de la investigación
–la construcción sistematizada de la
información recolectada de las diversas fuentes -,
propuso la tarea de elaborar un contenido temático en
armonía con los objetivos y
las principales teorías
que orientan la problemática del proyecto, o más
bien, sirven de pautas a una contextualización del
discurso en
los escenarios donde éste surge y es construido.
Articulación teórica en términos de
capítulos y subcapítulos en los cuales se
entretejen cada una de las manifestaciones que le dan sentido a
la vida cotidiana de las familias y comunidades que sin
proponerlo como alternativa "científica" aportan soluciones en
materia de
salud. En esta
forma, en el estudio se presentan los siguientes aspectos que
como ejes teóricos fundamentan la relación de los
hallazgos:

  • Medicina
    tradicional/natural y Medicina alopática. Lo
    científico y lo mitológico.
  • La visión comunitaria sobre la salud familiar
    en sectores de riesgo
    sanitario.
  • Factores sociales y culturales en salud: Incidencia
    en los niveles e indicadores
    de salud familiar.
  • Niveles de salud, estilos de vida, relaciones de
    vecindario y promoción en salud
    comunitaria.
  • Los acercamientos del Estado
    colombiano a la gestión comunitaria en lo Programas y
    proyectos de
    salud.
  • Los Programas de Salud en el ámbito local. Una
    opción para la evaluación desde la interpretación comunitaria.
  • El
    conocimiento comunitario sobre el cuidado de la salud.
    ¿Una alternativa de utilidad?.
    Hacia un proyecto permanente de promoción y
    prevención.

Cada uno de los temas mencionados, se subdivide en
capítulos de desarrollo, de
acuerdo a las pautas metodológicas diseñadas para
el proyecto. El informe que en
este documento se consigna contiene los elementos socializados y
avalados por cada uno de los grupos que
participaron en la investigación. Ha sido estructurado,
siguiendo un modelo de
insatisfacciones permanentes con el cual se orienta la necesidad
de ampliar las construcciones teóricas surgidas en los
diálogos grupales.


EPISTEMOLOGÍA DE LA SALUD.
RECONCEPTUALIZANDO

ENFOQUES

1.1. ENFOQUES Y PARADIGMAS EN LA ATENCIÓN A LA
SALUD COMUNITARIA Y FAMILIAR

La crisis
socioeconómica, galopante en la década de los
años 80 en todos los países de América
Latina, degeneró en un ajuste de políticas
internas, las cuales contribuyeron en acrecentar los niveles de
desempleo,
marginalidad
urbana y rural, deterioro progresivo e irreversible de la
calidad de
vida en importantes grupos poblacionales, sin que se avistara
una clara opción y estrategia que
pudiera permitir una salida original, sin detrimento de la
débil economía de las
naciones de la región. Se caracterizó esta
situación por la puesta en marcha de muchos modelos de
desarrollo, copiados por recomendación, incoherentes con
las circunstancias que embargaban a la sociedad
local. Con estas medidas, la tendencia hacia los desequilibrios
se enquistó en la concentración del ingreso, el
consumo
irracional (la moda más
visible), la dependencia tecnológica, cultural,
financiera, y algo que asaltó la preocupación
mundial posteriormente: el deterioro ecológico y
disminución ostensible de los niveles de salud. En medio
de esta situación, la demanda de
servicios
adquiere connotaciones insospechadas. El aumento de grupos
poblacionales caídos en desgracia económica,
acrecienta el número de familias que desde hace un largo
tiempo
permanecen en la desidia y el abandono estructural.

Al respecto, Martín Hopenhayn expresa, que "al
interior de los sectores más afectados por estos
múltiples procesos de
exclusión se observa una emergente proliferación de
grupos de escala
pequeña que la sociología ha bautizado con el nombre de
nuevos movimientos sociales"
(1992, 132). Preocupante fenómeno, desde luego,
pues, en los siguientes 10 años los hospitales, los
centros de salud, centros particulares, clínicas privadas
y casas de salud, permanecían atestadas de gran cantidad
de población en procura de atención. En
otros espacios, como en las instituciones
proveedoras de empleo,
vivienda, alimentos,
servicios, públicos, etc., se presentaba un
fenómeno similar que desbordaba la capacidad de
atención. El mismo autor plantea la carencia de estos
grupos "tanto del acceso al mercado y a
los medios de
comunicación de masas, como de ayudas del Estado"
(132).

En Colombia y en ciudades de importancia como
Barranquilla, este fenómeno ha sido una constante. Los
centros de salud estatales y los hospitales regionales son objeto
de permanente aglomeración de población venida de
todos los puntos de la geografía del
departamento del Atlántico, el Distrito y regiones
vecinas, en busca de atención sin costo o a bajo
precio. La
forma como han respondido las entidades prestadoras del servicio a las
exigencias o solicitud de los grupos familiares que en su
mayoría provienen de estratos desfavorecidos por los
desequilibrios socioeconómicos, no ha sido acorde con la
problemática que les afecta.

Con un enfoque y un modelo determinado por una
concepción biomédica de la salud que pretende que
"los individuos y las comunidades asuman conductas de
protección y cuidados frente a los riesgos
comunes" (Marshall, 1992, 37), la educación
sanitaria se ha preocupado por la cobertura y la promoción
con base en la información que han sistematizado sobre las
necesidades de la población independientemente de evaluar
si ésta ha asimilado la situación como una
problemática colectiva, o si los niveles educativos,
culturales y sociales de los grupos le permiten captar la
importancia de hacerle frente por sí mismos, a los riesgos
de morbimortalidad, cumpliendo con los patrones diseñados
en la promoción.

Permanentes charlas ocuparon los escenarios de las
comunidades; la asistencia masiva de mujeres, hombres y adultos
mayores, de acuerdo al contenido del mensaje, generaron
expectativas diferentes a la intención de los promotores
(médicos, trabajadores, sociales, psicólogos), con
dificultades para hacer entender a una madre con un niño
en brazos de escasos días de nacido, sobre la importancia
de hervir el agua en una
comunidad (las
Malvinas, suroccidente de Barranquilla), que no contaba con este
servicio, pues había surgido como resultado de movimientos
de invasión en tierras, de propiedad
privada. La estructura de
la educación
en salud fundamentada en esta concepción, originó
diversas y variadas orientaciones, entre las cuales se pueden
citar:

1.1.1. Enfoque y Paradigma
Biologístico Individual.
La relación entre
salud y educación desde una perspectiva orientada por el
enfoque Biologista en Colombia, encuentra en las diferentes
estrategias que
se han implementado la tendencia hacia el individuo, con
el marcado interés de
proporcionar ayuda para que éste adquiera o mejore su
salud por su propia acción
o esfuerzo personal. La
obligación que adquiere la persona consigo
mismo lo condiciona a asimilar medidas casi coercitivas que se le
suministran mediante una educación basada en cuatro
factores fundamentales en el aprendizaje:
biológicos, sicológicos, ecológicos y
socioculturales.

La concepción sobre la salud abordada por este
tipo de enfoque, plantea una relación entre el individuo y
sus condiciones orgánicas, a partir de la respuesta que
éste pueda dar a su estado de sanidad. Una clara
correspondencia se da entre la dicotomía sano-enfermo,
atribuyendo condiciones en una u otras de las variables
referentes o indicadores como las enfermedades comunes,
condiciones sanitarias, niveles de información, actitudes,
desarrollo
personal, intereses personales, con las cuales se llega a
determinar situaciones de pasividad, actividad, enfermedades de
todo tipo, ambientes sanitarios inadecuados, situaciones de
riesgo permanente y negligencia en el cuidado de la salud,
desconectada de la vida cotidiana en las expectativas del
individuo en su grupo y su
entorno.

El tratamiento y la orientación son de tipo
personalizado, individuales, por medio de las cuales se intenta
desencadenar motivaciones y disposiciones de la persona hacia su
propio desarrollo. El tipo de promoción es casi excluyente
a quienes viven en posibilidades y ambientes precarios; la salud
en tales dimensiones es un servicio accesible a los individuos
que puedan costear su prestación, y de ello resulta que un
largo proceso de
curación mediante procedimientos
alopáticos, difícilmente es posible seguirlo por
quien poco o nada posee. El recurso del cual echa mano el
menesteroso es el automedicamento con productos de
baja calidad o
producidos en casa, preparados con plantas
medicinales. Con frecuencia el tratamiento en estos
últimos casos es intermitente, discontinuo y con
resultados prolongados de la enfermedad.

En estas circunstancias, la base fundamental del
Paradigma Biologista Individual la constituyen la
educación de los individuos y su clara convicción
sobre la importancia de estar en perfecto estado físico, y
su colaboración en el tratamiento, en caso de estar
afectado por una enfermedad. Las enfermedades comunes constituyen
la variable esencial en este paradigma, cuyos referentes
evidentes son enfermedades de tipo respiratorio,
gastrointestinales, infecto-contagiosas, etcétera, como se
puede ver en el siguiente diagrama de
relaciones entre la variable y sus respectivos
indicadores.

Diagrama 1. Variables e indicadores
del Paradigma Biologista Individual

La educación en salud no es reciente como
actividad humana. Ella ha estado ligada a la historia de la humanidad
desde cuando el hombre
inició la etapa de asumir conscientemente la diferencia
entre las acciones
pertinentes de su característica de humano, con la
práctica de otros animales. Desde
luego que la educación ha evolucionado, plantea Trejos, "a
través de todas las épocas de la humanidad. En las
prácticas religiosas antiguas se impartían
preceptos con fondo moral y
poético que tenían repercusión en salud. En
la época griega, Hipócrates daba consejos sobre
medidas que el hombre
debía poner en práctica para conservar o recuperar
la salud" (1991, p. 2). Como se puede ver en lo referido
someramente, existe una preocupación por mantener el estado de
salud, primero a nivel individual. Esta preocupación se
extendería mas tarde hacia otros individuos, con la
intención de llevar información a la colectividad,
que les permitiera el conocimiento
sobre el cuidado de la salud.

Alrededor de la atención médica con
características individuales, con énfasis en la
relación sano-enfermo, es responsabilidad individual conservar la salud. El
trasladar este compromiso a la persona implica el que ésta
asuma una actitud para
"realizar conscientemente todas aquellas acciones que le aseguren
una vida plena y feliz" (Trejos, 1994, p. 3). Tales acciones lo
ponen frente (al individuo) a la incorporación en su
diario accionar, es decir, su vida cotidiana, comportamientos que
favorezcan su propia salud y ello se lograría a
través de una permanente educación. En estas
condiciones el individuo se asimila como un colaborador de su
médico particular en la medida que apoya la labor de este
último en las actividades de prevención y control de la
enfermedad, si el caso lo amerita.

Al ser el individuo portador de una serie de saberes que
contribuyen a conservar su salud, se garantiza, de acuerdo al
enfoque Biologista, resultados permanentes o perdurables de
persona sana o con niveles satisfactorios, con los cuales
sería tomado como ejemplo de adecuado manejo de sus
condiciones de vida. La caricatura de quien vende al contado
(opulento, saludable y feliz), frente a la figura desgarbada y
famélica de la caricatura del que vendió a crédito, representan la cara de la
relación sano-enfermo, de corte individualista. Arribar a
este nivel implica inversión en el autocuidado y un
acatamiento a las sugerencias del médico de cabecera,
independientemente de sí a esta tarea, relacionada con la
gran variedad de otras, tales como trabajar, alimentarse,
estudiar, recrearse, etc., el individuo le asigna mayores niveles
de dedicación y preocupación. La educación
en este sentido no queda al libre albedrío del individuo;
el médico juega un papel trascendente en la medida que se
convierte en un agente orientador del cuidado de la persona, a
quien dedica buena parte de su tiempo profesional.

Las estrategias educativas en salud implementadas en
Colombia en términos individuales, están mas
acordes al propósito de ayudar a que la persona adquiera
cada vez mejor salud por su propia acción y esfuerzo. A
partir de generar un estímulo en el individuo para hacerlo
consciente de la responsabilidad por su salud, se prevé
que éste acatará y aceptará las normas y medidas
propuestas por el médico. El paciente quedará
así obligado a adoptar el comportamiento
que facilite al médico formular el tratamiento adecuado
para su enfermedad. Este proceso educativo apoyado en un fuerte
componente de aprendizaje se
torna complejo, en la medida que incluye los factores ligados a
las necesidades, características y motivaciones de cada
individuo, los cuales deben ser tenidos en cuenta por el
médico. Bajo estas premisas, la estructura de la
educación al interior del paradigma Biologista está
basada en cuatro pilares del aprendizaje, es decir, los
fundamentos que han de tenerse en cuenta al momento de
implementar la educación que se quiere tenga el individuo
en procura de lograr niveles óptimos de salud. Tales
factores son diferentes de acuerdo a las características
de cada sujeto, el medio en el cual interactúan, las
costumbres de su entorno, las condiciones socioeconómicas
y culturales en las cuales discurre su vida cotidiana.

– Factores biológicos. Los reflejos
incondicionados y los condicionados a los cuales hace referencia
Pavlov, son utilizados por el enfoque Biologista, con respecto a
la salud, al momento de estimular la responsabilidad del
individuo hacia la conservación o cuidado de la salud, por
iniciativa propia. Cuando la campanilla emite su sonido – en
el experimento de Pavlov con el perro- y estimula la
salivación, haciendo las veces del polvo de carne, se
convierte en un reflejo condicionado. Algo similar ocurre –
guardando las proporciones- cuando el médico le dice a su
paciente que si no se cuida de la gripe que lo afecta,
ésta se le convertirá en una tuberculosis,
produciendo una reacción automática en el individuo
que lo propende y dispone a seguir el tratamiento sin
objeciones.

Este reflejo condicionado surge del estímulo de
un reflejo incondicionado que biológicamente responde a
una necesidad de la persona por estar permanentemente saludable.
Como éste hay muchos ejemplos que aunque contribuyen a
mantener niveles óptimos de salud individual, sus
sugerencias son factibles de seguir por los individuos
pertenecientes a estratos privilegiados: Aquellas personas que
pueden cumplir con la rigurosa consulta cada 30 días y
adquirir los medicamentos esenciales para mantener su salud. En
términos médicos, tanto en la prevención
como en la curación, la herencia del
modelo, en la aplicación es de corte francés que en
el país fue acogido desde los años de la Gran
Colombia, a partir de la llegada, "por diferentes caminos,
algunos médicos franceses: Pierre Paul Broc, Bernard
Daste, Desiré Roulin, Eugene Rampon, Hipolite Villarete,
Antoine de La Lourie" (Néstor Miranda; Emilio Quevedo y
Mario Hernández, 1993, p. 56).

– Factores psicológicos. El individuo es
propenso a responder de acuerdo a ciertos estímulos que
están en el ambiente. En
términos conductistas, el aprendizaje –aquí
es inherente el aprendizaje en salud- gira alrededor de la
adquisición de nuevas formas de conducta que
podrían ser físicas, intelectuales,
sociales y estéticas, que asociadas a procesos curativos
de una enfermedad o conservación de la salud representan
el estímulo interno que todo individuo necesitaría
para reaccionar o responder frente a una situación. En
este sentido, la responsabilidad de cada individuo y la
consciencia que de ella haga, le permite reflexionar sobre su
conducta con respecto a los consejos o sugerencias que recibe de
su médico con relación a la permanencia de buena
salud en su organismo, o si el caso lo requiere, su
curación.

De ello resulta la elocuencia de las historia sobre la
praxis
médica de Pedro López de León, tanto en
España
como en Cartagena de Indias en el siglo XIV, combinando el uso de
plantas
medicinales tanto europeas como americanas en los actos de
curación de sus pacientes, como bien lo plasma en sus
escritos Jairo Solano Alonso (1998; p. 162-201).

– Factores ecológicos. El ambiente
ecológico que en términos generales incluye el
aire, el clima, altura,
suelo vegetación, ríos arroyos, aguas
estancadas, polución de olores, basuras, etc.,
actúa e incide en los cambios biológicos
individuales que a su vez influye en las formas de aprendizaje.
La adaptación a determinado medio ecológico,
plantea las pautas para responder a las circunstancias que en
determinado momento se presentan como una afrenta a la salud.
Organismos inadaptados biológicamente al medio sufren
cambios que para bien o para mal, perfilan la salud del
individuo. Por ello, a veces causa sorpresa que una persona
llegue al extremo de vivir al lado de condiciones infrahumanas de
vida (en el interior de una alcantarilla, al lado de un basurero,
frente a un arroyo por el que corren aguas negras o en sitios con
ambiente sanitario degradado), sin que aparentemente se afecte su
salud.

– Factores socio culturales. Responden a los
aspectos inherentes de la dinámica de la sociedad, teniendo en cuenta
que cada individuo pertenece a variadas instituciones
socioculturales en las cuales se implementan normas, valores,
creencias, mitos,
religiones,
educación, estilos, patrones de conductas, tradiciones,
aspiraciones, hábitos, gustos, expectativas, rechazos,
aceptaciones, discrepancias, divergencias, vicios, temores, odios
y otras más que seria largo enumerar, y que al fin de
cuentas,
facilitan o no permiten los procesos de aprendizajes en materia
de salud y/o servicios de salud. Estos aspectos relacionados con
las construcciones formales y de carácter normativo que la sociedad en su
conjunto genera, tales como el estatus individual, los estratos
sociales, la movilidad social (vertical, horizontal, por flujos),
los grupos informales, los grupos de referencia, grupos de
pertenencia, las migraciones y la misma evolución social con sus períodos de
progreso y de crisis, conforman un tejido en el cual se enmarcan
y desenvuelven las relaciones que en ultima instancia permiten
establecer los niveles de salud o la recepción de su
importancia por parte de los individuos.

Y frente a toda esta serie de factores, los aspectos
socioculturales resaltan y con gran consideración en este
enfoque individual, ligado a la capacidad del médico, como
persona, más que como profesional, sólo que ellos
son poco, o casi nada tomados en su real dimensión. De
ahí que la atención sea siempre una acción
curativa o de tratamiento, en una relación
médico-paciente desprovista de afecto, en la cual
éste ultimo es objeto de comercio. Al
respecto, el antropólogo Guillermo Páramo Rocha
plantea:

De la misma manera el hombre que, dentro de una
concepción diferente de la del medico, da privilegio a
cierto tipo de necesidades, como por ejemplo, a mantener una
cierta tranquilidad y calidad de vida, puede encontrarse
desposeído de esos ideales de su persona por un
tratamiento, ya no sólo por un diagnostico. No se diga,
por supuesto, del hombre que se convierte en la cosa, en el
objeto de experimentación, y no se diga por supuesto, del
hombre que se convierte en el objeto de comercio, como en el caso
de la enfermedad benigna o el hongo vulgar que el médico
puede convertir en lesiones que no se curan (1993, p.
95).

Estos planteamientos tal vez atrevidos, develan un hecho
de los tantos que han contribuido en hacer crisis en la imagen del
médico y de la medicina
social, calificada hoy como una "medicina anónima, de
minutos, que atiende a la carrera o que atiende como cosa al ser
que necesita de ella" (p. 80). Es esta la medicina y la forma de
atención que aun cuando se encuentra revestida de una
serie de estrategias y alternativas que intentan brindar o
mostrar la intensión de un cambio
paradigmático, sin sospechar que lo único nuevo es
la construcción mental que la sociedad ha hecho de la
práctica, es en el fondo la visión que la misma
sociedad (la de ahora) tiene del médico y de su papel, el
cual no supera el del chaman de otras sociedades o
el charlatán, el curioso y el aventajado exponente de la
llamada medicina
natural, la de los días que transcurren al inicio de
este tercer milenio.

El papel del otro, es decir, el comportamiento que ha de
asumir la persona enferma no es un adorno;
tampoco es cómodo hacerlo; pues se trata de su tragedia,
de la incomoda posición que debe adoptar para responder a
las exigencias de alguien – quien receta o formula- que no lo
comparte ni lo entiende. ¿Existe plena consciencia e
identificación del médico cuando le anuncia a su
paciente que deben amputarle una pierna o un brazo "para
salvarle" la vida?; ¿sería capaz de decirle que
está de acuerdo con él cuando es renuente a aceptar
tal disposición ?. Independientemente del temor que
la persona tenga a la muerte y la
forma mística como haya asimilado la idea, el sólo
hecho de romper irrespetuosamente el tabú de la otra
persona, ocasiona una muerte
quizá peor que la física. Es
también la muerte de una sociedad que enajenada de sus
ritos, creencias y tradiciones, se ha vuelto
clandestina.

Ahora, y sin la pretensión de ir en la
búsqueda de los responsables, sino más bien
detrás de la oportunidad de sistematizar los acercamientos
entre las políticas estatales en materia de salud y el
enfoque Biologista, es pertinente tocar los siguientes aspectos,
a manera de hilos de conducción en esta
relación:

– En los niveles de cobertura tanto de seguridad
social como de asistencia pública,
históricamente en Colombia han quedado franjas amplias de
población que no son atendidas ni amparadas, por uno u
otro. De tal situación y ante las dificultades de
atención oportuna, quienes tienen medios para
recurrir a los servicios privados resuelven sus casos de salud
acudiendo a los médicos particulares y a las instituciones
con similares características, dejando entre un 30% y 40%
de la población sin posibilidad real de ser atendida o
acceder a los servicios de salud.

– El derecho que se argumenta tener sobre la salud,
realmente es una concepción particular que en un momento
determinado se internaliza como una categoría externa que
regulariza y rige los destinos de la humanidad. Esta
concepción es válida para todos los aspectos de la
vida social, y quien está en condiciones de hacerla valer,
puede decir que el derecho como categoría adquiere su
acreditación en un sistema formal
jurídico, esto es, en un Estado de
Derecho.

– Ante la iniquidad de acceso a la prestación de
servicios de salud y/o de atención médica, la salud
va adquiriendo la visa de una necesidad que se debe satisfacer,
pero como lo anota Vasco Uribe "aquí hay un problema
más delicado, más complejo y que quizás al
tratarlo de una manera rápida, pueda resultar superficial"
(1980, p. 53), porque al hablar de la salud en tal forma que ella
aparece como el perfecto bienestar físico, mental y
anímico de las personas, en equilibrio con
el conjunto de cosas y situaciones que le rodean, se está
haciendo referencia a algo que no es lo opuesto a enfermedad,
sino a un concepto cuyo
referente son las condiciones y los estilos de vida y ello
está ligado a factores sociales y culturales,
históricamente producidos por una organización social especifica.

– Cada persona o cada individuo asumirá y
asimilará su enfermedad como manifestación la
respuesta que le da la vida a la forma como se ha comportado. Las
condiciones biológicas y orgánicas responden a
determinados tipos de comportamiento y estilos de vida que
dependiendo de los niveles y las condiciones en las cuales se
concretan las acciones, se tendrá buena o precaria salud.
Ello plantea al individuo, la búsqueda de alternativas que
lo conduzcan a un estado de salud satisfactorio. También
lo responsabiliza de esta condición.

Las anteriores consideraciones conducen a una
conclusión preliminar, frente a la competencia del
Estado para procurar salud a todos los individuos. Si bien es
cierto, hoy en día se cuestiona la poca atención
que el gobierno dirige
hacia la salud, también es cierto que el Estado
colombiano, de acuerdo con las argumentaciones del citado autor,
"efectivamente no se ha planteado siempre el problema de la
atención médica; aun hoy, se discute, alrededor del
problema del seguro, si es el
Estado, o no, el que debe dar atención médica"
(1980, a, p. 54), lo cual condiciona a la persona en la
búsqueda de otras formas de procurarse la
salud.

Si se quiere, el interés de cada individuo por
mantenerse saludable no es cuestión que haya surgido junto
con la institucionalización del Estado o
simultáneamente con la implementación de
políticas de bienestar social o desarrollo
socioeconómico. Desde los inicios de la
civilización ya existía medidas de
protección, dice Arévalo Burgos, "para los miembros
débiles del clan, la tribu y la familia"
(1980, p. 61), que luego al ser codificadas fueron incluidas en
las leyes de cada
pueblo (hebreas, romanas, egipcias, mesopotámicas) que
posteriormente permitirían, sigue diciendo el mismo autor,
la creación de "asociaciones de protección mutua
que en la época medieval, impregnada de profundo sentido
espiritual, florecieran infinitas cofradías bajo la
advocación de santos tutelares" (1980, a, p.
61).

Aún hasta finales del siglo XVIII, los gremios y
las asociaciones de oficios, apoyaron la creación de
Hermandades de Socorros Mutuos que aunque cotizaban valores
reglamentados y las prestaciones
eran realmente verdaderos beneficios otorgados por derechos adquiridos, su
carácter no era de permanencia eterna, sino
circunstancial, libre de evolucionar o generar otro tipo de
protección social. Con el advenimiento del final de los
gremios, la desprotección de los trabajadores y la
creación de los Montepíos, como una política del liberalismo de
la época, la atención fue de privilegios:
Sólo para funcionarios y profesionales libres. Fue este el
inicio del interés por la atención individual a
quien pudiera y tuviera oportunidades, mientras que el otro era
libre de escoger la forma como mejor quisiera morir.

Pero no crean que las consideraciones antes anotadas son
válidas para la medicina alopática, y que las
relaciones entre el Estado y sus políticas, impregnadas de
algunas características propias del enfoque Biologista
Individual, tuvieron efectos en los períodos citados, que
para el caso colombiano se pueden referenciar en los tiempos
históricos del descubrimiento, la conquista, colonia y la
república, sino que también es pertinente con las
prácticas de medicina natural, medicina popular y otras
acciones que desbordan las anteriores, ubicándose en los
umbrales de los extramuros de la ciencia. La
existencia de una medicina herencia indígena (la
practicada por todas las familias de naturales que poblaron el
territorio colombiano), reforzada por las prácticas de los
pueblos que traídos del continente africano, obligadamente
se asentaron en estos territorios, por las estrategias que
implementan y por la forma de atención que prodigan, son
de carácter Biologista, conservando un denominador
común que las hace relativamente posibles de acercarse: el
fin último es la curación, con la mediación
de un largo tratamiento riguroso y paciente.

Tanto el médico como el homeópata, el
curandero, el rezandero y el yerbatero; el hechicero, el brujo o
el curioso, cuidan con celo el "prestigio" conseguido o
reconocido por los efectos que en los pacientes producen sus
tratamientos o recetas. El prestigio, algo parecido a la fama, es
otorgado por una exclusiva clientela que contribuye a mantener su
imagen mientras los resultados en el proceso curativo son
satisfactorios. De ahí la reconocida trayectoria y la
subliminal imagen de grandes hombres de la antigüedad como
los que menciona el ilustre profesor de la
Facultad de Medicina en la Universidad de
Cartagena, Ramiro Tenorio Tuirán, cuando se expresa en los
siguientes términos:

Asclepiades de Prusa, 124 a de C, llamado el
príncipe de los médicos, era amigo de
Cicerón y de Marco Antonio. Discípulo de la
Escuela de
Alejandría, la más prestigiosa de la época.
Las más poderosas familias de Roma solicitaban
su consejo, y durante muchos años gozó del favor
del pueblo y de las cortes de los reyes extranjeros. Asclepiades
es un buen ejemplo del médico de imagen.

Hipócrates de Cos, 460–335 d de C., fue el
más sabio entre los médicos y el sumo
artífice de este arte. Pregonaba
que el médico que el médico que al mismo tiempo es
filósofo es semejante a los dioses y que no había
gran diferencia entre la medicina y la filosofía, porque
todas las cualidades del buen filósofo deben encontrarse
en el médico: desinterés, celo, pudor, aspecto
digno, seriedad, juicio tranquilo, serenidad, decisión,
pureza de vida, hábito de sentencia, conocimiento de lo
que en la vida es útil y necesario, reprobación de
las cosas malas, ánimo libre de sospechas, devoción
a la divinidad (1999, p. 48).

El recorrido que hace el autor por la importancia de los
médicos de prestigio, abunda en otros nombres como Galeno
de Pérgamo (129-199 a de C.), el más prestigioso de
la antigüedad; Maimónides (1135-1204), quien
introdujo la oración del médico y los aforismos
hipocráticos y Hermógenes (1999, a; p. 48- 49),
hasta llegar a los casos de la vida cotidiana local como el
doctor Juvenal Urbina, personaje de la célebre novela El amor en los
tiempos del cólera,
de Gabriel García Marqués, médico que con
dignidad
rechazo puestos oficiales y criticó a quienes se
valían de su prestigio para alcanzar posiciones
políticas, no dejó de ser un "médico caro,
excluyente y su clientela estuvo concentrada en las casas
solariegas del barrio de los virreyes" ( 1978, p. 19), sin dejar
de lado los reconocimientos propios de la fe y lo místico
a personalidades como el médico venezolano José
Gregorio Hernández, elevado a la categoría de santo
o los dotes curativos del indio Manuel María, el cacique
Amazónico, mano Conde, el señor Manuel,
Próspero Juvenal Castillo, Delia Ramos, etc., entre
curanderos, yerbateros y brujos, algunos fallecidos y otros
vigentes, todos ellos, con historias, cuentos y
pasajes que se confunden entre la urdimbre del tejido social y
comunitario.

Es de resaltar con significativa importancia, el uso de
las nuevas y avanzadas formas de promoción de los
servicios en salud para toda suerte de oferentes. Desde tarjetas de
presentación hasta espacios en la radio,
prensa y
televisión, lo cual constituye la
intención de articularse al uso de la tecnología, en medio
de situaciones, factores e indicadores culturales que aún
siguen aferrados a la tradicionalidad, ahora cuestionada por ser
considerada una de las más resistentes formas para el
tránsito de la mentalidad y el pensamiento, a
la posmodernidad.

1.1.2. Enfoque y Paradigma Comunitario,
Epidemiológico y de Salubridad. El ambiente sano,
el control de vectores, las
acciones para evitar epidemias, los focos de contaminación y las organizaciones
comunitarias, entre los que mayor resaltan, constituyen los
fundamentos y los argumentos de fortaleza, utilizados por el
enfoque comunitario de la salud para determinar la pérdida
de ésta en las comunidades. El entorno comunitario y
quienes en él permanecen son los directos responsables de
las condiciones de salud de la población. De ahí la
importancia que se le concede a las organizaciones de base y al
trabajo de
promoción y orientación que se hace desde el Estado
y las instituciones de la salud.

A partir de la Declaración de Alma Ata, de
la
Organización Mundial de la Salud OMS, relacionada con
la atención primaria en salud, "se le otorga a la
educación un rol en la consecución de la meta Salud
Para Todos en el Año 2000, señalando que
corresponde emprender una educación sobre los principales
problemas de
salud y sobre los métodos de
prevención y lucha correspondientes (41).

En efecto, la década de los 80 fue pródiga
en el incremento de los programas de salud comunitaria, el
fortalecimiento de los Sistemas Locales
de Salud SILOS, el trabajo
interinstitucional y el apoyo de las organizaciones de base. Fue
la gran época de la educación en salud, las
campañas sanitarias para la prevención, y sin lugar
a dudas un despertar de la comunidad por la defensa de la
salud.

Los sectores deprimidos, es decir, los barrios de
estrato bajo (clasificación de los años 80) en
situaciones de riesgo permanente y medio ambiente
degradado por el alto nivel de contaminación en el
Distrito de Barranquilla, recibieron una afluente de programas y
campañas que a diario y en forma permanente
mantenían a organizaciones comunitarias, entidades del
Estado y organismos privados nacionales e internacionales,
ocupados y preocupados por estos sectores con
características especiales.

El Enfoque Comunitario, Epidemiológico y de
Salubridad incluye como variables e indicadores asociados a las
condiciones de salud de la comunidad, un conjunto de situaciones
que relacionados entre sí, contribuyen a los cuadros de
buena, mala o precaria salud en la población. En el
siguiente diagrama se muestra la
relación de estos componentes.

Diagrama 2. Variables e indicadores
del Paradigma Comunitario, Epidemiológico y de
Salubridad

Las Casas de Salud (denominación que adquirieron
los Centros de Atención en los barrios de la periferia del
Distrito), se erigieron en el centro de concentración
comunitaria e institucional. El ir cualquier día al barrio
7 de Abril, La Esmeralda, La Chinita, Siape o El Bosque,
representaba un encuentro con el trabajo en pro de la salud. Ello
obedecía a una especie de consigna mundial: Salud Para
Todos.

En cierto sentido, el enfoque, la visión y la
concepción de la salud en términos comunitarios
contribuyó en el agrupamiento y la focalización de
las comunidades en estado de marginalidad, alrededor de un
propósito con características comunes. De esa
experiencia dinámica ha quedado una vocación y una
cultura del
trabajo comunitario que suele surgir en las conversaciones con
líderes de estos sectores; además de la
observación de grupos promotores de salud en la comunidad,
surgidos de su seno, capacitados y con la intención de
seguir promoviendo educación, ahora con otro enfoque
más cercano a la familia como
centro de atención.

1.1.3. Enfoque y Paradigma Holistico Familiar. Es
una vuelta al ser humano, pero ya no bajo una concepción
individual sino integral, asociado a una complejidad en la cual
interactúa, relacionado con el trabajo, profesión u
oficio que desempeña, los patrones culturales en su
entorno, el ambiente ecológico que le rodea y los grupos
de referencia y/o pertenencia, como la familia, los
compañeros de trabajo, los vecinos, el círculo de
amigos, los parientes fuera del barrio. La pérdida de la
salud o la característica de sano gira en función de
estas variables y aunque implica un esfuerzo integrador el
conocimiento de varias disciplinas para establecer razones de la
pérdida de salud, los estudios realizados indican que la
permanencia en la familia por espacio de tiempos
considerablemente largos, garantizan en parte menores
índices de morbilidad.

La crisis de la atención en salud, por aquello de
que la medicina alopática se encontraba en una franca
deshumanización, desprovista de afecto hacia la persona
que persistentemente humilla, con el calificativo de paciente,
tiene en este paradigma unas bases consistentes para acercarse
nuevamente a la familia.

Los planteamientos de Julio León Trejos, lejos de
ser considerados únicamente receptivos para el trabajo
comunitario en salud, también son pertinentes con este
Enfoque Holistico, puesto que la comunidad como sistema complejo,
incluye a la familia, su centro dinamizador de relaciones, por lo
que es indispensable que quien actúe como guía,
orientador o consejero "intervenga con calidad en la
atención, con la participación simultánea
del médico, el trabajador social, enfermera,
psicólogo, etc., en los factores que hacen referencia a la
relación familia-individuo-ambiente" (1985; p.
1-2).

En las historias clínicas que se elaboran en
hospitales, centros de salud, clínicas y consultorios
privados, queda consignada una rica información familiar
con la cual se puede no sólo iniciar tratamientos de
enfermedades, sino diseñar estrategias de promoción
y prevención, a partir de un Modelo Holistico que incluya
la participación de la familia. De estos aspectos, se
puede mencionar muy someramente el trabajo realizado por la
Fundación CIPARE relacionado con el hambre y la indigencia
en sectores caracterizados por ambientes de pobreza en
Barranquilla (1994) en el que sitúa como núcleo la
familia y las estrategias que implementan los grupos para
sobrevivir al flagelo del hambre, muy ligado a las condiciones de
salud. El otro trabajo, responde al iniciado por profesionales de
la medicina, especializados en Gerencia en
Salud, Oswaldo Restrepo e Iván Fortich (1998), en barrios
del Distrito de Barranquilla, entre los que se señalan: El
Bosque, La Sierrita, y Las Malvinas, con grupos de promotores de
salud, en procura de acercar el hilo de las relaciones entre
familia, vecindario y el médico, en un ambiente de
amabilidad, que responda al trato entre personas mutuamente
necesitadas de compartir afecto, experiencias, patrones de
comportamiento, información, con los cuales se
podría reiniciar la construcción de las bases que
devolverían al galeno, su prestigio y confianza de
años pasados.

No es fácil encontrar la ruta. Si bien es cierto
que la aplicación de este modelo no es ajena al
conocimiento comunitario y en épocas anteriores se
creyó a ojos cerrados que en él estaba centrada
toda la estrategia de salud, los promotores de barrios, ante los
pocos estímulos que se otorgaban a su trabajo, cayeron en
la trampa del excesivo comunitarismo, del cual intentaron hacer
pedagogía hasta cuando los celos
institucionales hicieron presencia, volcando hacia los
líderes promotores, la pasión por la defensa de los
espacios conquistados. El querer hacer más que los
demás condujo al desperdicio de esfuerzos y el cruce de
acciones similares en idénticos escenarios. En los barrios
del sur del Distrito de Barranquilla, por ejemplo, las disputas
entre promotores institucionales y comunitarios fue deteriorando
las relaciones entre vecinos y a muchas entidades (sobre todo las
privadas) les costó la salida de estos lugares.

Ahora, con el surgimiento de entidades promotoras de
salud, instituciones prestadoras de servicios de salud, entidades
de servicios de salud y entidades administradoras de riesgos en
salud, estimuladas por la Ley 30 de 1993,
el panorama de atención pareciera ampliarse y extenderse
hacia todas las comunidades caracterizadas por el síndrome
del riesgo sanitario permanente. Sin embargo, tal presupuesto no
encuentra recepción en la realidad de la atención o
la promoción en salud, por tanto el acercamiento que se
había previsto desde las instituciones hacia las
comunidades fue inversamente proporcional a las necesidades de
éstas en cuanto a salud. Grandes contingentes de
poblaciones de todos los sectores se movilizaron hacia las
entidades constituidas, y establecidas paradójicamente (en
su gran mayoría) fuera del contexto que por naturaleza
debían atender, generando un ambiente de
aglomeración y perturbación social para los
habitantes de otros sectores, quienes veían con temor la
presencia de tanta "gente extraña, procedente de lugares
sin posible identificación"*.

La situación tal vez habría quedado en ese
nivel conceptual desde la comunidad, si no se hubiese escuchado
la opinión de las personas que estaban vinculadas a las
entidades prestadoras de servicios de salud o administradoras de
riesgos, quienes consideraron que el tema de la promoción
no había sido incluido como referente obligado en su
gestión. Además, al principio, antes que se
definieran con claridad los procedimientos operativos, establecer
con certeza y con información confiable el radio de
acción de cada entidad no fue (aún no lo es) se
constituyó en el principal escollo en la naturaleza de
tales organizaciones de salud. La disputa del mercado, el manejo
político de que objeto la posibilidad de ampliación
de la cobertura, la distorsión de la información,
el traslado innecesario de población de un sitio a otro
(en la inscripción, zonificación o
sisbenización), la doble inscripción en el sistema
(contribuyente/plan
obligatorio), entre otros, fueron factores que de alguna manera
perturbaron el funcionamiento ágil del sistema.
Todavía se pueden observar los efectos del desorden
premeditado (intencionalmente propósito de quienes
conocían los alcances de la norma): familias que tienen
que ser atendidas en el norte, teniendo su residencia establecida
en el sur de la ciudad.

Aparentemente no parece que la situación afectara
o incomodara a los usuarios del sistema (familias, entidades,
comunidad, sistema) y para el caso de las familias se le ha
inculcado la idea de una oportunidad de untarse de relaciones con
un estrato de mayor jerarquía (cuando la EPS o IPS tiene
sus oficinas en el estrato 4 o 5 por ejemplo), pero el
sentimiento de detrimento del ingreso familiar, por los costos del paseo,
inversión de mayor tiempo, por la distancia e incomodidad,
por la diferencia en el entorno y las miradas de desconfianza de
los llamados "dolientes del espacio", evidencian cierto malestar
e inconformidad alrededor de la cual no se ha percibido con
suficiencia el deterioro del ambiente social y su incidencia en
la salud de quienes buscan atención con
prontitud.

Aspectos de vital importancia como la pertenencia de
grupos formales e informales que se construyen al interior de las
relaciones
laborales, comunitarias, culturales, sociales y con el mismo
ambiente natural de los espacios en los cuales se manifiestan los
estilos de vida de las familias, utilizados en la cotidianidad de
manera holística, tendrían que redundar en un
estado de salud armónico con las expectativas de los
colectivos y el entorno. Los aspectos que se utilizan como
variables e indicadores en el paradigma Holistico Familiar y la
forma como supuestamente se relacionan, se presentan en el
siguiente Diagrama.

Variables

Indicadores

Relaciones de trabajo

 

 

 

Grupos religiosos

Clubes deportivos

Grupos lúdicos

Condiciones de riesgo

Relaciones tensionantes

Producción acelerada

Estímulos laborales

Competencia

Trabajo extenuante

Grupos de referencia

Familia

Compañeros de trabajo

Vecinos

Círculo de amigos

Parientes fuera del barrio

Patrones culturales

Hábitos alimenticios

Automedicamento

Terapias de sanación

Medicina alternativa

Medicina botánica

Creencias

Rituales

Ambiente ecológico

Plantas ornamentales

Plantas medicinales

Hortalizas

Cultivos temporales

Árboles frutales

Manejo de aguas

Manejo de desechos sólidos

Diagrama 3. Variables e Indicadores en
el Paradigma Holistico Familiar.

1.1.4. Enfoque y Paradigma de Salud
Integral.
La salud es un estado de
conciliación del organismo con el universo; es
así mismo, una especie de satisfacción con la vida
y con los procesos que garantizan la permanencia de las personas
en el planeta. Los impulsores de este enfoque de salud conciben
su conservación, "como el resultado del manejo de las
tensiones, la agitación que produce la actividad que
realizan las personas, sus temores y expectativas" (Deepak
Chopra, 1996, p. 50). Adoptar una posición de ésta
índole frente a los avatares de la vida, produce la
sensación de despreocupación con respecto a las
situaciones que demanda el mundo de lo cotidiano. Sin embargo, en
las conversaciones sostenidas con personas adultas mayores en el
barrio Las Américas, sin introducir el condicionante de
salud integral, se vislumbra la utilización de estrategias
y recomendaciones genéricas de este enfoque.

La creencia en una alta concentración de la cual
"surgen las satisfacciones emocionales y un sentimiento de
placidez espiritual que curan las enfermedades y dan seguridad en la
familia y la persona, disponiéndola a disfrutar de la
vida" (Elcida Tejada –grupo focal Las Américas-
1998), manifiesta una concepción de la salud y de las
expectativas comunitarias, por encima de la relación
sano-enfermo. Esta tendencia se encontraría posteriormente
manifiesta, en conversaciones con personas que asisten al
Hospital Niño Jesús al noroccidente del Distrito y,
en vecinos del barrio San Francisco (no incluidos en la muestra
intencional). Estas personas, como las que habitan en Las
Américas no hablan de rituales para llegar a este
sentimiento de relajamiento, sino más bien de un
conocimiento del entorno, deseo de superación,
meditación, disfrute de la vida, impulsos internos, a los
cuales han tenido que recurrir como oportunidades para
salvaguardarse de la negada asistencia a la gestión
comunitaria y el abandono institucional. ¿Exagerada
confianza o desinterés?, ¿descuido definitivo en la
búsqueda de alternativas de solución o "conformismo
positivo"* ante las circunstancias?, son interrogantes
que desde la concepción racional y científica de la
salud (enfocada hacia la medicina) han sido resueltos con
respuestas excluyentes de la subjetividad humana. Sin embargo, la
ciencia
médica no ha podido resolver infinidades de situaciones
sin explicación aparente para la experimentación y
para el método
científico y ha recurrido, ante la falta de evidencias
cuando un paciente en estado terminal ha logrado salir del
trance, al reconocimiento de la existencia de eventos por fuera
de la ciencia.

La medicina alopática occidental no
dedicará al fenómeno o suceso cierto nivel de
seguimiento y probablemente en las historias de los individuos
que han sido sujetos de tales acontecimientos "extranaturales" o
"extracientíficos", no habrá reporte de tales
hechos. Desde un enfoque de salud integral estas situaciones son
sujetos de minucioso tratamiento, dedicación y permanente
evaluación (casos específicos), sin excluir lo
científico de lo tradicional y que le han permitido a uno
de los actuales exponentes de este enfoque, el médico
endocrinólogo hindú Deepak Chopra, realizar una
integración de los postulados de la
medicina oriental con la occidental, algo similar a la
elaboración de un plan integral para restablecer el
equilibrio mente-cuerpo, basado en el sistema médico
natural y tradicional de la India,
Ayurbeda**, de uso frecuente pero desde otras
opciones, incluida la religiosa.

La sociedad de los privilegiados, saturada de tantos
prejuicios cuyo origen se puede encontrar en las diferencias de
clases que el pasado transfirió al presente de la modernidad como
la estratificación de los sectores, condena a los menos
favorecidos cuando observa comportamientos que se orientan por el
uso de las estrategias de salud a la cual tienen garantizado el
acceso quienes reúnen las condiciones que
demandaría la asistencia a las sesiones y/o jornadas. En
la red de las
relaciones sociales y en las diferentes manifestaciones de la
cultura en salud hacia un enfoque integral es común
encontrar la combinación de rituales por parte de quienes
aportan mas la creencia y la fe que el respectivo pago del
tratamiento o la consulta, lo que evidencia una perversión
del conocimiento que habiendo surgido de la cotidianidad, como
una fuente del despertar espiritual del individuo y que luego se
traduce en un sentimiento de realización personal y en una
conciencia de
armonía con el mundo, se convirtió en un negocio
lucrativo . En términos sanitarios el enfoque de salud
integral se concibe como un conjunto de estrategias
terapéuticas capaces de transformar los patrones
intelectuales y emotivos de las personas. A manera de ilustración, en el siguiente diagrama se
pueden apreciar variables e indicadores de frecuente uso en el
paradigma Salud Integral.

Variables

Indicadores

Estado espiritual

Satisfacción emocionales

Sentimiento de placidez

Disfrute de la vida

Sentimientos de seguridad

Recogimiento emocional

Creencias y relajación

Comunicación interna

Concentración y
meditación

Conexión psicofisiológica

Seguridad en la familia

Expectativa de vida sana

Seguridad personal

Deseo de superación

Energía biocelular

Concentración por zonas

Inteligencia molecular

Refuerzo bioquímico

Endomorfina

Placebos

Impulsos internos

Paz espiritual

Diagrama 4. Variables e Indicadores en el paradigma
Salud Integral

1.2. MEDICINA NATURAL/TRADICIONAL Y MEDICINA
ALOPÁTICA. LO CIENTÍFICO Y LO
MITOLÓGICO

Al principio la salud provenía de la naturaleza.
La medicina natural, peyorativamente denominada en la actualidad
tradicional, ha perdurado en el tiempo y en los imaginarios de la
humanidad planetaria. Desde la primera generación de
humanos hasta los tiempos del tercer milenio (siglo XXI), los de
la tercera cohorte de hombres y mujeres, descendientes o
emparentados con los hominidos a los cuales se refiere la
historiografía de las razas, ha existido una transferencia
de información en términos de concepción y
asimilación de los preceptos con los cuales se fundamenta
la salud y se producen los medicamentos para el mantenimiento
y preservación de estados de armonía tanto
física como mental. El concepto salud desde la
construcción de la medicina natural está asociado a
la conservación de las especies (de humanos, animales y
vegetales), la vida en el planeta, los intercambios con el
ilimitado número de vecinos con los cuales se comparte el
gran sistema al cual pertenece la Tierra, el
futuro que en cada instante o quantum de tiempo se hace presente
y pasado reciente, las incertidumbres y los desafíos que
preocupan y animan el interés por nuevas
aventuras.

Es una constante, o más bien, constituyen los
principios
fundamentales de la medicina natural, las asociaciones
permanentes con la naturaleza y el cosmos que desde la
concepción de los exponentes y representantes
epónimos, se utilizan como pautas de acercamiento a una
solaz interpretación de la salud, sin menoscabo de los
fundamentos esenciales que nacen en lo más profundo de
cada individuo, con los cuales también interpreta y
construye realidades: la cultura.

Las culturas médicas tradicionales, al igual que
las denominadas terapéuticas alternativas tienen sus
raíces en los conocimientos y saberes que los diversos y
variados sectores de la sociedad han construido, no solo como
posibilidad de preservar la salud, sino también como
interpretarla y asimilarla en sus aspectos más
trascendentales. Contrario a los planteamientos que niegan la
existencia de una historia y filosofía de los saberes
sobre salud (por supuesto el concepto de la tradición),
esta al ser un producto
social ha desarrollado en cada uno de los contextos de la
humanidad, una rica fundamentación que está ligada
a la cosmovisión que cada pueblo tiene con respecto al
mundo de la vida, que luego se ha irradiado y transferido de
generación en generación de humanos en todo el
planeta Tierra.

Las culturas médicas tradicionales se han
difundido tanto que hoy se les encuentra por igual, en veredas,
en comunidades cuasirurales o en las plazas, consultorios y
clínicas de las grandes y medianas ciudades del mundo, con
sus creencias, valores, actitudes, terapéuticas
alternativas y comportamientos ancestrales, articulada a
denominada medicina científica. Los representantes,
multiplicadores y practicantes de medicina tradicional
(rezanderos, yerbateros, sobadores, parteras, curanderos y
chamanes), van por el mundo de la vida retomando y combinando
saberes de diferentes culturas: oriental (acupuntura, ayurbeda,
aurículoterapia, moxibustión) y occidental
(homeopatía y la medicina naturista en diversas
expresiones).

1.2.1. La magia de la salud en la era de los
rituales.
La salud comunitaria al momento de una
evaluación se le asignará, desde la perspectiva
médica occidental, el incomodo lugar que la ubica entre la
ciencia, la mitología y los rituales y el hecho de
haber introducido desde los tiempos pasados, ritos, mitos, magia
y toda una serie de sortilegios que obnubilaron a los primeros
científicos que, preocupados por dar explicaciones
racionales al asombro de los hombres al descubrirse interesados
en producir argumentaciones en torno a los
fenómenos que se le presentaban o las afugias generadas
por las vicisitudes de una vida en oportunidades trashumante y en
otras sedentaria, no quiere decir que de alguna manera el sortear
las dificultades del entorno estuviese desprovista de cierta
técnica (rudimentaria a la vista y evaluación del
hombre de la ciencia institucionalizada) generadora de resultados
satisfactorios para los requerimientos del hombre que aún
vivía en los árboles, en las cavernas o a la
intemperie.

En la era de los rituales la salud tenía magia.
La mujer de la
horda del denominado hombre Neardenthal por ejemplo, paría
sus hijos con el dolor que también agobia a las hembras en
los tiempos del tercer milenio. La diferencia está en el
rito que se construía y disfrutaba, ligado a las
estrategias que se definían para atender las urgencias del
trance. En tal sentido, para la sociedad de la época de la
caverna la solemnidad del acontecimiento generaba una
connotación de tal magnitud que sobrecogía la
naturaleza interna de los asociados. Alguna vez los
antropólogos, los filósofos, los historiadores u otro
investigador se han preguntado ¿qué pensamiento,
qué idea se procesaba en el "rudimentario" cerebro de los
individuos ante el significativo hecho?. Una aproximación
a la respuesta se podría entretejer en las explicaciones
que la historia oficial ha atribuido a los primitivos con
respecto al miedo y el sobrecogimiento que sentían hacia
los fenómenos naturales que por primera vez enfrentaban o
los que le producían desesperanza por su incapacidad de
asimilar o comprender.

En la medida que el hombre de los primeros años
de presencia humana sobre la tierra se formulaba explicaciones,
supuestamente de mayor elaboración, es decir, racionales,
el acontecimiento y el temor se volvieron rituales con los cuales
ha convivido hasta los momentos actuales. La salud, las
curaciones, la sanidad, no escapan a ello, forman parte de la
cultura de la humanidad y del empeño con que algunos
estudios socioantropológicos realizados en Colombia han
tratado los saberes de las comunidades, representados por
parteras y curanderos que se ocupan de la atención de las
familias. La dinámica del surgimiento de los denominados
agentes naturales de salud (ANS) no es simultánea con el
nombre antepuesto, sino desde el mismo origen de la necesidad de
salud por parte de los miembros de la comunidad, asentados en el
lugar seleccionado como espacio para interactuar y vivir. Las
actividades y las estrategias definidas para mantener salud,
prevenir enfermedades o curar, están ligadas a la
tradición que la cotidianidad les fue ofreciendo y que
fundamentaron en el legado ancestral de generación en
generación (indígena o africana), elementos con los
cuales según plantea Ramón
Unzueta Hoffman hacían del curandero un agente que gozaba
de aceptación sociocultural "por cuanto conoce el entorno
y las costumbres del enfermo, en algunos casos por referencia y
en otros por relación afectiva directa. El curandero no
solo conoce de enfermedades del cuerpo sino del espíritu y
por esto logra un efecto terapéutico que refuerza la
tradición y el reconocimiento de la comunidad"
(1989).

En este sentido, el visionario de salud (antes era el
chaman, el brujo, el rezandero, el curandero) que en estos
tiempos de la sociedad del conocimiento se ha incorporado con
mayores posibilidades de sobrevivir a la competencia, es un
heredero de la medicina natural de los pueblos del mundo que
aún se mantienen pegados a sus tradiciones, pese a que en
las sociedades desarrolladas los han relegado a una oscura
posición desde la cual reciben suspicaces miradas de
desconfianza por parte de las comunidades científicas,
cada día se perciben mayores acercamientos y
reconocimientos en la medida que la sociedad, cuando pierde las
esperanzas en la salvación física es remitido a un
milagro.

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