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Importancia de la alimentación en los jóvenes (Paraguay) (página 2)




Enviado por Adriana Deligdisch



Partes: 1, 2, 3

2. Importancia de
la alimentación en los
jóvenes

La nutrición juvenil en el Paraguay

  • 2.1. NUTRICIÓN
    JUVENIL

Esta investigación trata la nutrición
juvenil como tema central, es por esta razón que se da
mayor importancia a ciertos criterios de los cuales se
desarrollarán en este capítulo, tales como la
definición de los conceptos más importantes en
relación a la nutrición, la importancia de la
nutrición durante el desarrollo y
crecimiento, los niveles superiores de ingesta, la
nutrición en el adolescente relacionado con el crecimiento
y desarrollo y los hábitos alimentarios.

  • 2.1.1. Definición de conceptos relacionados
    con la nutrición

Cuando se desea definir la palabra nutrición,
resulta difícil expresarlo en pocas palabras ya que
actualmente los conocimientos en esta área están
evolucionando rápidamente con los nuevos descubrimientos
en todos los campos científicos. La nutrición,
según el doctor Pedro Escudero,

es el resultado o resultante de un conjunto de funciones
armónicas y solidarias entre sí, que tienen como
finalidad la composición e integridad normal de la
materia y
conservar la vida.

El Consejo de la Alimentación y Nutrición
de la Asociación Médica Americana, en 1963, sugiere
que

la nutrición es una ciencia que
estudia los alimentos, los
nutrientes, la interacción en relación con la
salud y la
enfermedad; los procesos de
digestión, absorción, utilización, y
excreción de las sustancias alimenticias y también
los aspectos económicos, sociales, culturales, y
psicológicos relacionados con los alimentos y la
alimentación.

Tomando en cuenta todos estos conceptos, puede decirse
que la nutrición es el proceso que
incluye el conjunto de funciones cuya finalidad primaria es
proveer al organismo de energía y nutrientes necesarios
para mantener la vida, promover el crecimiento y reemplazar las
pérdidas.

  • 2.1.2. Nutriente o principio nutritivo

Son aquellas sustancias integrantes normales de nuestro
organismo y de los alimentos, cuya ausencia o disminución
por debajo de un límite mínimo producen, al cabo de
cierto tiempo, una
enfermedad por carencia. Los nutrientes se pueden clasificar
teniendo en cuenta las necesidades diarias, basadas en las
recomendaciones nutricionales en macronutrientes, como los
hidratos de carbono,
proteínas y grasas. Y en
micronutrientes, como los minerales y
vitaminas.

Los minerales, a su vez, pueden dividirse en tres
grupos
principales, teniendo en cuenta las cantidades de ingesta diaria
recomendadas: los macrominerales, los oligoelementos y los
elementos trazas. En el grupo de os
macrominerales se incluyen los elementos cuyas necesidades
diarias superan los 100 mg; los oligoelementos o microminerales
son aquellos cuyas necesidades diarias son menores a 100 mg, y
los elementos ultratrazas son aquellos minerales para los que las
recomendaciones de ingesta todavía no han sido
establecidas pero se encuentran en el orden de los microgramos o
nanogramos.

  • 2.1.3 Alimento

Es toda sustancia o mezcla de sustancias naturales o
elaboradas que ingeridas por el hombre
aportan al organismo los materiales y
energía necesaria para los procesos biológicos. Se
tiene en cuenta sustancias que se ingieren por habito o
costumbre, tengan o no valor
nutritivo, como el té, café y
los condimentos.

Otra definición considera alimento:

a toda sustancia que, debido a sus
características psicosensoriales, valor nutritivo e
inocuidad, al ser ingerido por un organismo contribuye al
equilibrio
funcional del mismo.

  • 2.1.4. Nutrición durante el desarrollo y
    crecimiento

El crecimiento y el desarrollo son dos aspectos
complementarios que reflejan la magnitud y calidad de los
cambios madurativos en un organismo. El crecimiento puede
definirse como:

El proceso por el cual se logra un incremento en el
tamaño corporal, que es consecuencia de la
multiplicación celular. El desarrollo es el proceso
asociado mediante el cual los tejidos y
órganos adquieren mayor complejidad en sus
funciones.

Cada órgano tiene distinta velocidad en
cuanto al desarrollo, aunque con un esquema común: como
primer paso se produce una etapa rápida de división
de células,
luego las divisiones celulares son más lentas pero con una
continua síntesis
de proteínas, lo que produce un aumento en el
tamaño celular o hipertrofia. El sistema nervioso
presenta un rápido crecimiento en los primeros años
de vida, alcanzando a los 4 años cerca del 90% del
tamaño definitivo del cerebro, en tanto
que el crecimiento de los órganos reproductores es muy
lento en los primeros años y se acentúa en la
adolescencia.

Un adecuado aporte de nutrientes, así como una
correcta metabolización de los mismos constituyen los
pilares para lograr un crecimiento óptimo. Sin embargo,
distintos factores, de origen social, psicológico, y
cultural, afectan el adecuado crecimiento fisiológico, de
manera que cada niño presenta un patrón individual
de crecimiento y desarrollo.

Durante el primer año de vida el lactante crece
rápidamente, a los seis meses lo más seguro es que
habrá duplicado el peso del nacimiento y triplicado al
año de edad. La talla aumenta un 50% desde el nacimiento
al año y después son necesarios alrededor de 5
años para lograr el mismo porcentaje de aumento en la
estatura.

A partir del año y hasta la adolescencia, la tasa
de crecimiento disminuye y se hace extraño, con
períodos en el aumento pondoestatural y períodos de
picos de crecimiento; estas variaciones en el ritmo del
crecimiento se acompañan de cambios en el apetito, el que
puede ser por épocas, sobre todo en la edad preescolar.

En relación a la composición corporal, al
nacer, el recién nacido tiene alrededor de un 14% de grasa
corporal, proporción que aumenta al 23% a los 12 meses y
disminuye al 18% a los 6 años, siendo mayor el contenido
en las niñas que en los varones. Durante la adolescencia
esa diferencia entre los sexos se hace más clara y se
mantiene a lo largo de la adultez. La adolescencia se caracteriza
además por una diferencia sexual en la tasa de
adquisición de masa magra. En la primera fase de la
pubertad, los
jóvenes presentan un aumento rápido y sostenido de
peso alipídico, que coincide con el crecimiento
rápido en la talla y continúa hasta los 20 o 25
años de edad. Las mujeres desarrollan mayor contenido en
masa grasa y la adquisición en masa libre de grasa cesa
alrededor de los 16 años, en tanto que el crecimiento en a
talla disminuye marcadamente poco después de la
mestruación. La mayor velocidad de crecimiento en las
mujeres es entre los 10-12 años y en los varones entre los
14-16 años.

La evaluación
de crecimiento se realiza, mediante una serie de mediciones
antropomédicas, siendo habitualmente utilizadas las
relaciones: peso para la edad, talla para la edad, y el peso para
la talla, esta última medición puede expresarse como porcentaje
de adecuación del peso para la talla o bien como
índice de masa corporal. En los menores de dos años
también es de utilidad la
valoración del perímetro cefálico. Estas
mediciones se comparan con los valores
esperados para una población de referencia, la que es
considerada como población "normal". Existen varias
poblaciones consideradas como referencia; a nivel internacional y
para la comparación del estado
nutricional entre países, la
Organización Mundial de la Salud propone la
utilización de los datos
provenientes del Nacional Center of Health Statistics de EE.UU.,
conocido como NCHS. Cuando se realiza una avaluación
clínica del crecimiento o bien un diagnóstico
nutricional para llevara cabo intervenciones de asistencia
alimentaria es conveniente utilizar como referencia patrones
locales.

  • 2.1.4.1. Energía

El componente más importante del gasto
energético es la tasa de metabolismo
basal, aunque durante el crecimiento debe adicionarse el costo
energético del mismo, el cual tienen 2 componentes: el
valor energético del tejido o producto
formado y el costo energético de sintetizarlo. Sin
embargo, los datos que se tienen sobre este tema no son muy
exactos, debido a que no es posible conocer con exactitud la
composición del tejido formado, por lo que solo se pueden
realizar aproximaciones sobre el costo energético del
crecimiento, por lo tanto se ha aceptado en un valor redondeado
de 5 Kcal por gramo para los niños
pequeños. Según el Comité de Expertos en
Energía y Proteínas de la FAO, hasta los 6 meses de
edad, las necesidades energéticas se basaron en los datos
acerca del consumo y la
composición promedio de la leche materna.
En los niños mayores se realizó la
estimación del consumo medio de energía, valores que
proceden de estudios realizados en países desarrollados.
Desde el nacimiento hasta los 10 años de edad no se
establecen diferencias en los requerimientos de energía
entre los sexos. A partir de los 10 años, las
recomendaciones difieren entre niños y niñas debido
a las variaciones observadas en el inicio de la pubertad y en los
patrones de actividad física. El procedimiento
utilizado para los mayores de 10 años fue a través
del método
factorial, a partir de la tasa del metabolismo basal, adicionando
el costo energético de las actividades realizadas y el
costo adicional de crecimiento.

  • 2.1.4.2. Pautas para la alimentación
    durante el crecimiento y el desarrollo

Durante los primeros 2 años de vida: la
leche materna o mejor dicho el calostro es el alimento ideal para
el lactante de los primeros cinco días de nacido ya que
posee un mayor contenido en proteínas y minerales y una
menor concentración de carbohidratos
y grasas en comparación con la leche normal.

Entre las múltiples ventajas de la leche materna
deben mencionarse su inocuidad, su fácil disponibilidad,
la estimulación de la resistencia a las
infecciones y el desarrollo intestinal del lactante y
además la creación de un fuerte vínculo
entre la madre y el hijo. Los niños que son alimentados
exclusivamente a pecho durante los primeros cuatro a seis meses
de vida reciben la cantidad adecuada de nutrientes para
satisfacer sus necesidades y crecer en forma
satisfactoria.

Probablemente la única circunstancia por la que
la lactancia no
puede llevarse a cabo satisfactoriamente es que la madre no tenga
la voluntad de amamantar a su hijo. Por otro lado, en situaciones
en que la madre padezca de enfermedades de infecciones
crónicas, o se encuentre recibiendo en forma prolongada
medicamentos que pudieran ser secretados por la leche es
aconsejable que la lactancia sea interrumpida. En estos casos se
encuentran disponibles en el mercado productos con
fórmulas lácteas denominadas "maternizadas", debido
a que son elaboradas respondiendo a una composición de
nutrientes semejante a la leche humana. Este tipo de formulas
constituyen la alternativa de elección para reemplazar la
lactancia materna cuando la misma no es posible. No se recomienda
la utilización de la leche de vaca para la
alimentación del lactante durante el primer año de
vida, debido a que su consumo se ha asociado a pérdida de
pequeñas cantidades de sangre en las
heces. La causa de estas pérdidas no se ha determinado
claramente, aunque se suponen que pueden deberse a una
reacción de tipo alérgica entre la proteína
de la leche y el entericito. Por otro lado, aunque el contenido
en hierro de la
leche de vaca es superior al de la leche humana, la
biodisponibilidad del mismo es muy baja, por lo que la
deficiencia de anemia resulta
superior en los lactantes que la consumen.

El momento adecuado para iniciar la incorporación
de alimentos sólidos depende de los distintos factores
como el promedio de producción de la leche de cada mujer, el ritmo
de crecimiento del lactante y el desarrollo de su aparato digestivo
y neuromotor. Se estima que a los seis meses el niño
presenta una capacidad similar a la del adulto para digerir y
absorber los nutrientes. Los alimentos deben incorporarse en
forma gradual y sin el agregado de sal; en primera instancia se
sugieren cereales sin gluten, luego las verduras y frutas
seguidas por la carne y por último, huevos. Es
recomendable que se continúe con la lactancia durante la
incorporación de alimentos sólidos, al menos hasta
los nueve meses de edad. L elección en la manera de
comenzar a ingerir alimentos debe ser adaptado a las
posibilidades y características de la alimentación
familiar. Al año de la vida la alimentación del
niño debe contener alimentos de todos los grupos
básicos, distribuidos en 3 a 4 comidas.

Durante el segundo año de vida el volumen de
alimentos consumidos puede variar notablemente de un día a
otro, como resultado en las modificaciones del apetito que son
características de la etapa de crecimiento y que responden
al patrón individual de desarrollo. Esta es la etapa de la
vida es clave en la adquisición de hábitos
alimentarios saludables, los que prevendrán posteriores
problemas
relacionados con la malnutrición tanto por déficit
como por exceso.

De los 2 a los 11 años de edad: en las
últimas décadas ha aumentado notablemente en los
países desarrollados y en varios en Latinoamérica la preponderancia a la
obesidad y
sobrepeso en la infancia; por
tal motivo, los guías alimentarios y patrones de actividad
física que permitan alcanzar un peso adecuado y prevenir
problemas de salud a largo plazo tales como enfermedades
cardiovasculares, infarto,
cáncer y osteoporosis.

Es importante resaltar que estas recomendaciones, en
especial las referidas al límite en la ingesta diaria de
grasas durante la niñez pueden prevenir las enfermedades
cardiovasculares en la edad adulta, ni que tal tipo de
alimentación condicione la preferencia por alimentos
pobres en grasas en la adultez y que por lo contrario,
restricciones alimentarias pueden desencadenar malos
hábitos en los niños en relación a la comida
y su alimentación. Estas recomendaciones si son
recomendables en niños con sobrepeso o con antecedentes
familiares de enfermedad cardiovascular.

Factores personales, como la preferencia por distintos
gustos, las pautas y la disponibilidad de alimentos entre otros,
condicionan la adquisición de los hábitos
alimenticios, siendo el rol de los padres y cuidadores clave en
este proceso.

Recientemente se ha reconocido una característica
que puede ser habitual en los niños denominada neofobia
a los alimentos,
es decir, la falta de voluntad para probar y
comenzar a ingerir alimentos nuevos, lo que resulta en una dieta
monótona que probablemente sea deficiente en algún
nutriente. Es obvio, que las preferencias de los niños son
el principal determinante a la hora de elegir los alimentos, es
decir que los niños no van a consumir lo que no les guste.
Para acostumbrar al niño a ciertos alimentos es necesario
como mínimo de 8 a 10 exposiciones a un mismo alimento
así los niños pueden incrementar su preferencia por
dicho alimento. Los padres y personas encargadas deben procurar
ofrecer al niño las oportunidades para conocer diferentes
alimentos a través de la repetida exposición
de los mismos. Es conveniente que los padres sepan diferenciar
dos tipos de responsabilidades en la alimentación de los
niños: por un lado, los adultos son responsables de elegir
y preparar los alimentos, de mantener una adecuada distribución de las comidas y de hacer
agradable el momento de la alimentación estimulando la
reunión familiar durante las comidas principales del
día; por su lado los niños son responsables y
capaces de regular la cantidad de alimentos que desean ingerir en
función
de su propia tasa de crecimiento.

Durante la adolescencia: la creciente independencia,
la mayor participación en la vida social y las
múltiples ocupaciones de los adolescentes
frecuentemente influyen negativamente en sus hábito
alimentarios, los que se caracterizan por:

  • Una mayor tendencia a pasar por alto las comidas,
    especialmente el desayuno y el almuerzo.
  • Ingerir en las media mañana o tarde comidas
    no nutritivas.
  • Una marcada preferencia por las "comidas
    rápidas"
  • Adoptar dietas de moda.

Estas pautas alimentarias hacen que los adolescentes
constituyan un grupo de riesgos para
el desarrollo de deficiencias de nutrientes, especialmente de
calcio, vitamina A, hierro, acido ascórbico. Para lograr
mejorar estos hábitos alimentarios es fundamental el
cuidado de las comidas realizadas en el grupo familiar,
procurando evitar la excesiva disponibilidad de comidas
rápidas, gaseosas, dulces, golosinas, chocolates, etc., y
en cambio
aumentar la ingesta de frutas, verduras, lácteos y
cereales.

Por otro lado, frecuentemente los adolescentes presentan
bajos niveles de actividad física, y gastan gran parte de
su día en actividades sedentarias como ver la
televisión o jugar y sentarse frente a la
computadora; esta tendencia debería prevenirse desde
la niñez, estimulando tempranamente la
participación de los niños en alguna
práctica deportiva a fin de prevenir el sobrepeso y la
obesidad, que son también problemas nutricionales
frecuentes durante la adolescencia.

Esta etapa de la vida es además un período
de cambios psicológicos importantes que pueden afectar las
actitudes
hacia la comida; las adolescentes mujeres frecuentemente sienten
rechazo por su imagen corporal y
en este grupo son cada vez más vistos los trastornos de
conducta
alimentaria como la bulimia y la
anorexia. Es
importante prevenir estos trastornos a nivel comunitario,
enfatizando en la educación
alimentaria a fin de estimular en las adolescentes la
adquisición de hábitos alimentarios
saludables.

  • 2.1.5. Nutrición en la
    adolescencia

La adolescencia es uno de los periodos del desarrollo
humano que plantea más retos, es una etapa crucial de
la vida. Quizás una de las más difíciles
tanto para los propios jóvenes como para los padres,
porque es una crisis que
involucra toda la
personalidad. Cambia el cuerpo, se crece de golpe y eso los
hace sentir muy cómodos. Cambian los pensamientos, las
relaciones, la forma en que se visten, la sexualidad, y
todos estos cambios los desconciertan sin entender bien donde
están parados, que quieren y hacia donde van. La
alimentación monótona es aburrida, y los
jóvenes deben conocer la variedad de alimentos existente
para poder llevar
una alimentación equilibrada sin que exista déficit
de nutrientes.

En los últimos años la salud de los
adolescentes ha sido tema de preocupación. Sedentarismo y
nuevos hábitos de consumo han marcado la pauta en la
alimentación de los jóvenes.

La adolescencia es una etapa de la vida marcada por
importantes transformaciones emocionales, sociales y
fisiológicas, donde la alimentación cobra una
especial importancia. Por ello es relevante evitar tanto el
déficit nutritivo como los excesos, ya que ambos pueden
ocasionar graves trastornos de la salud.

Las necesidades de energía están
estrechamente relacionadas con el sexo, edad y
nivel de actividad física. Una ingesta de calcio
insuficiente en esta etapa puede implicar el desarrollo de
osteoporosis en la etapa adulta, por eso es necesario el consumo
de 2-3 raciones de lácteos diarias. Por ello, es
conveniente evaluar y clasificar la actividad física
ligera, moderada o intensa y consumir la cantidad y variedad
adecuada de alimentos para satisfacer esos
requerimientos.

En primer lugar, hay una mayor demanda de
nutrimentos debido al aumento drástico en el crecimiento
físico y en el desarrollo. En segundo término el
cambio en el estilo de vida
y en los hábitos alimentarios de los adolescentes afecta
tanto al consumo como a los requerimientos de nutrimentos. En
tercer lugar, hay necesidades especiales de nutrimentos debido a
la participación de deportes, embarazo,
desarrollo de algún trastorno de alimentación,
sometimiento a dietas excesivas, consumo de alcohol y
drogas u otras
situaciones comunes en los adolescentes.

Es muy difícil establecer unas recomendaciones
standard para los adolescentes debido a las peculiaridades
individuales que presenta este grupo de población. La
mayor parte de las recomendaciones se basan en el establecimiento
de raciones que se asocian con "una buena salud.

Las más recientes recomendaciones
dietéticas (RDA), respecto de energía y
proteínas, de la Food and Nutrition Board of the National
Research Council (1989) para adolescentes se han establecido en
función del peso, edad y sexo y son las que más se
utilizan y mejor orientan.

  1. 2.1.5.1. Niveles superiores de ingesta de
    nutrientes durante la adolescencia

No existen prácticamente datos con respecto a los
efectos adversos asociados al consumo excesivo de nutrientes
durante la niñez y adolescencia, por lo que se considera
que tales potenciales efectos tóxicos son los mismos que
los observados en los adultos, y las cifras de los límites
máximos de ingesta se obtienen generalmente de la
extrapolación de los fijados para los adultos.

Hay una excepción en los niveles superiores de
ingesta sugeridos para las vitaminas A y D, así como el
flúor y el hierro.

En relación a la vitamina D varias publicaciones
comentan hipercalcemia en lactantes suplementados con esta
vitamina, al igual que las alteraciones esqueléticas que
se observan en infantes con ingesta excesivas de
retinol.

Con respecto a los niveles superiores de ingesta fijados
por el flúor, los mismos derivan de los datos
epidemiológicos de prevalencia de fluorosis provenientes
de zonas geográficas con elevada concentración de
flúor en el
agua.

Los estudios que se hicieron en lactantes y niños
que recibieron hierro no hemínico en forma de suplemento
sirvieron para establecer la ingesta máxima que no se
asoció a efectos gastrointestinales adversos.

  • 2.1.6. Crecimiento y desarrollo

La adolescencia es un periodo de maduración
tanto mental como corporal. Junto con el crecimiento
físico que se representa en la pubertad, el desarrollo
emocional e intelectual es rápido. La capacidad los
adolescentes para el pensamiento
abstracto, por contraposición a los padrones de
pensamiento concreto de
la infancia, les permite realizar las tareas de la
adolescencia,
muchas de las cuales tienen repercusiones en
su bien estar nutricional.

El desarrollo cognitivo se divide en la adolescencia
temprana, media y tardía. El determinar la etapa del
adolescente es de gran utilidad para brindar el asesoramiento
nutricional y para diseñar los programas
educacionales.

En la adolescencia temprana, el adolescente:

  • Se preocupa por su cuerpo y su imagen
    corporal.
  • Confía en y respeta a los adultos.
  • Se muestra ansioso
    respecto a las relaciones con sus compañeros
  • Es ambivalente respecto a la
    autonomía

Los adolescentes en esta etapa están dispuestos
hacer o intentar cualquier cosa que les haga verse mejor o que
mejore su imagen corporal.

En esta etapa desean resultados inmediatos, de manera
que el asesoramiento nutricional deberá ajustarse a metas
a corto plazo y enfocarse a los problemas alimentarios que
ejercen un impacto en el aspecto o rendimiento del
adolescente.

Un joven de adolescencia media:

  • Es influenciado en alto grado por su grupo de
    compañeros.
  • Desconfía de los adultos
  • Le da gran importancia a la
    independencia
  • Experimenta un desarrollo cognitivo
    importante.

Durante esta etapa el adolescente escucha más a
los compañeros que a sus padres u otros adultos. Se
preocupa más de los alimentos que consume. El impulso
hacia la independencia generalmente ocasiona el rechazo temporal
a padrones alimentarios de la familia. El
asesoramiento nutricional incluirá la toma de dediciones
prudentes cuando se come fuera del hogar.

El joven de adolescencia tardía:

  • Ha establecido una imagen corporal
  • Se orienta hacia el futuro y hace
    planes.
  • Cada vez es más independiente.
  • Es más constante en sus valores y
    creencias.
  • Esta desarrollando relaciones de intimidad y
    permanentes

Hacia la adolescencia tardía, los jóvenes
piensan en el futuro y se interesan en mejorar su salud general.
El asesoramiento nutricional durante esta etapa se enfoca a las
metas a largos plazos. Los adolescentes en esta fase
todavía quieren tomar decisiones pero están
abiertos a la información que les brindan los
profesionales de la atención la salud.

El perfil calórico indica el porcentaje de
calorías que debe proceder de
proteínas, grasas e hidratos de carbono. Siguiendo con las
recomendaciones de los expertos en nutrición debemos
distribuir nuestro aporte calórico de la siguiente
forma:

  • 2.1.6.1. Hidratos de carbono

Deben suponer el 50-60 % de las calorías totales.
Dentro de éstos se encuentra la fibra, que está
formada mayoritariamente por hidratos de carbono no digeribles,
cuya ingesta debe ser superior a 30 g/d. El arroz, el pan, la
pasta y las galletas son alimentos ricos en hidratos de
carbono.

  • 2.1.6.2. Proteínas

Durante la adolescencia conviene que el 12-15% de la
energía proceda de las proteínas. Al llegar a la
juventud, las
proteínas podrían pasar a suponer el 10-15 % de la
energía de la dieta. Los alimentos más ricos en
proteínas son las carnes, los pescados, los huevos, la
soja, los
quesos y las legumbres (estas últimas también son
fuente importante de hidratos de carbono).

  • 2.1.6.3. Grasas

Las grasas deben representar el 30-35 % del valor
calórico de la dieta, y es importante tener en cuenta el
perfil lipídico, es decir, el tipo de grasas que
tomamos.

Así:

– los ácidos
grasos saturados no supondrán más del 7% de la
ingesta energética (grasas animales,
mantequillas, margarinas y algunos aceites vegetales como el de
palma y coco son fuente importante de este tipo de ácidos
grasos).

– los ácidos grasos monoinsaturados
constituirán el 13-18%, y los ácidos grasos
poliinsaturados, menos del 10% (éstos dos últimos
se encuentran fundamentalmente en aceite de
oliva, girasol, soja, maíz).

– de los poliinsaturados el ácido linoleico es un
ácido graso esencial y debe suponer un 2-6% de la
energía diaria (una fuente de este ácido graso son
los aceites de semillas como girasol y soja).

  • 2.1.6.4. Vitaminas

Durante esta etapa de la vida se necesita la ingesta de
todas las vitaminas, pero algunas son más críticas
que otras por su implicación en el proceso de desarrollo y
crecimiento. Estas vitaminas son:

Vitamina A: esencial para la visión,
crecimiento, diferenciación y proliferación
celular, reproducción e integridad del sistema
inmune.

Alimentos ricos en esta vitamina: el hígado,
foie-gras, patés y zanahorias

Vitamina B6: su función es importante en
el metabolismo de las proteínas y de los
aminoácidos.
Alimentos ricos en esta vitamina: soja, sardinas,
salmón, lentejas, judías blancas, garbanzos,
nueces, pipas de girasol, avellanas y cacahuetes, que aportan
entre 1-0.60 mg/ 100g de porción comestible.

  • 2.1.7. Imagen corporal

El desarrollo de una imagen corporal, es decir, una
imagen del yo físico que incluye el cuerpo adulto, es una
tarea intelectual y emocional que se entremezcla con las
cuestiones nutricionales. Los adolescentes menudo se sienten
incómodos con sus cuerpos rápidamente cambiantes, a
la vez, desean ser como sus compañeros e ídolos
culturales mas perfectos. Su sentido de valía se deriva de
sentimientos sobre sus propios atributos físicos, un rasgo
que los torna vulnerables a distorsiones serias cuando se
desarrolla un trastorno en la alimentación.

El deseo para modificar su tasa de crecimiento o sus
proporciones corporales conduce a estos jóvenes a
modificaciones alimentarías que tienen consecuencias
negativas y que son objeto de explotación por los
intereses comerciales. El rápido aumento de peso
acompaña al desarrollo de características sexuales
secundarias, hace que muchas mujeres jóvenes restrinjan
indebidamente la cantidad de alimento que consumen. Los varones
jóvenes se ven tentados a utilizar suplementos
nutricionales, con esperanza de lograr el aspecto muscular
adulto. No se puede pasar por alto la importancia que tiene para
el nutriológo el el que los adolescentes deseen encajar en
su entorno social, mediante imágenes
corporales que piensan que les ayudara a ello.

  • 2.1.8. Hábitos alimentarios

Los adolescentes no solo están madurando
físicamente, sino también desde el punto de vista
cognitivo y psicosocial. Andan en busca de una identidad,
tratan de lograr independencia y aceptación y se preocupan
por su aspecto. Las comidas irregulares, los refrigerios, el
tomar alimentos fuera de casa y el seguir padrones alimentarios
alternativos caracterizan a los hábitos alimentarios de
este grupo de edad.

Los patrones de comida de los adolescentes suelen ser
caóticos. Omiten un número cada vez mayor de
comidas en sus casas a medida que avanzan de edad. El desayuno y
el almuerzo suelen ser comidas que con mas frecuencia se pasan
por alto, pero las actividades sociales y escolares dan origen a
que se pase por alto también la comida
principal.

La selección
de los alimentos es más importante que el tiempo o el
lugar donde se consumen los mismos. El problema radica en superar
las barreras para actuar con base en tal conocimiento.
Los adolescentes identifican la falta de tiempo como la barrera
más importante. Se perciben a si mismos como demasiados
ocupados para preocuparse por los alimentos, la nutrición,
la planificación de la comidas o el comer
correctamente.

Los adolescentes crean asociaciones principalmente
negativas con los alimentos sanos, pero positivas con los
alimentos chatarra.

Para modificar sus hábitos alimentarios y adoptar
mejores conductas, el asesoramiento se debe centrar en la
adaptación de una nutrición apropiada en el tiempo
disponible, la selección más fácil de
alimentos sanos y el hacer que estos sean atractivos para los
adolescentes y sus compañeros.

  1. 2.1.8.1. Alimentos rápidos y los medios de
    comunicación

El empleo de los
alimentos rápidos para las comidas, es muy popular en los
adolescentes.

Los llamados alimentos rápidos son aquellos que
provienen restaurantes de autoservicio, restaurantes de alimentos
con franquicia.

Los alimentos rápidos por lo general tienen un
bajo contenido en hierro, calcio, riboflavinas vitamina A, y
cuentan con pocas fuentes de
acido fólico. El contenido de la vitamina C de los
alimentos también es bajo a menos que se consuma frutas o
jugo de frutas.

Es probable que en la televisión
y las revistas tengan mas influencia sobre los hábitos
alimentarios de los adolescentes que cualquier otra forma de
medio masivo. Se estima que, para el tiempo en que el niño
promedio llega a la adolescencia, ha visto 100 000 nuncios
comerciales de alimentos, la mayor parte de las cuales son acerca
de productos con altas concentraciones de grasas y carbohidratos
simples.

  • 2.2. Alimentación
    de los jóvenes en Paraguay

Este capítulo se centra especialmente en todo lo
que refiere a la cultura
gastronómica de Paraguay junto con las comidas
típicas y alimentos más ingeridos. De esta manera
se puede tener una idea de cómo se alimentan los
jóvenes paraguayos. A la par de esto, se presentan las
características generales de los jóvenes de
clase
media-alta con lo que se pretende establecer una
evaluación de cómo influye el modernismo de
los jóvenes en sus hábitos alimentarios.

La carne y los alimentos básicos del país
como la harina de maíz y de mandioca, se degustan en
muchísimos platos de su gastronomía como la parrillada asada o la
sopa paraguaya.

La comida paraguaya tuvo su origen precolombino y
dejó deliciosas recetas. También recoge una
herencia
española consecuencia de la colonización lo que le
confiere a sus platos un ligero toque mediterráneo. Todas
las ciudades del país, así como los
múltiples paradores en las principales rutas, cuentan con
servicios
gastronómicos de muy buena calidad.

La comida típica se prepara con productos frescos
y naturales, ya que es costumbre consumir alimentos de cosecha.
Por esta razón se pueden encontrar durante todo el
año deliciosas frutas frescas, hortalizas, legumbres y
verduras.

  • 2.2.1. Harina de maíz y de mandioca, un
    producto básico

Con la harina de la mandioca o de maíz se
elaboran las variedades de chipás, el pan
paraguayo. Además también es el ingrediente
principal de la sopa paraguaya, un plato reconocido
internacionalmente. Esta sopa toma nombres de acuerdo a las
diferentes recetas que origina, así como la chipa
guazú
, elaborada con el
choclo, o maíz tierno, y el
borí de gallina, un caldo de gallina, al que se
le agrega bolitas de queso.

  • 2.2.2. Mezcla de carnes

Las parrilladas que se cocinan en Paraguay suelen estar
compuestas por una mezcla de carnes de distintas especies y
suelen ir acompañadas con productos vegetales como la
mandioca, el maíz, el choclo, la batata o la calabaza. Por
eso, cuando se visita Paraguay se debe consumir un típico
y delicioso plato, el asado, compuesto de carnes asadas a la
parrilla que contienen costillas y filetes de carne de vaca,
trozos de pollo, cordero y cerdo. Va acompañado
generalmente por queso, ensaladas y mandioca.

Si se quiere probar toda la gastronomía, no puede
faltar el pastel mandió. Son en realidad unas empanadas
hechas con puré de mandioca, harina de maíz y
rellenas de carne. Otro plato típico es el puchero de
carne y hortalizas con choclo.

  • 2.2.3. Postres

En cuanto a postres, nada mejor que el baipy he, una
deliciosa mezcla de maíz y leche. También sorprende
el sabor desconocido del koserevá, un dulce de
naranja agria.

  • 2.2.4. Mate, la infusión por
    excelencia

Paraguay comparte con su vecina Argentina la
pasión por la infusión de yerba mate, una planta
originaria de Sudamérica, que se seca, se corta y se
muele. En este país, lo llaman también té
del Paraguay, y tal vez sea así el nombre por el que es
más fácil encontrarlo.

Los viajeros más nerviosos no han de olvidar que
el mate, al igual que el café o el té, posee un
efecto estimulante además de diurético.

La cocina paraguaya es una cocina muy sabrosa que posee
una gran variedad de sabores, para satisfacer el paladar de
cualquier extranjero.

  • 2.2.5. La cocina típica de
    Paraguay

Se consumen muchos guisos, y sopas, una de las
más ricas es la realizada con base de verduras sofritas a
la que se agrega carne picada remojada en agua
fría y se sirve con "tortillitas" que se hacen con una
mezcla de huevos, leche y harina de trigo y a las que se puede
agregar queso paraguay (tipo como una mezcla para crepes espesa)
–solo significa carne-. La sopa paraguaya es infaltable en
cualquier fiesta.

Se consume mucho el asado acompañado de mandioca
y los chorizos, hay una variedad denominada "besito" que son
pequeños y suelen ser bien picantes. Es costumbre con los
guisos y fideos con salsa de tomate
consumir ensaladas de hojas verdes con tomate fresco. Las
empanadas se consumen acompañadas de pan.

  • Las comidas más típicas
    son:

"sopa paraguaya", "Chipá guazú", "payagua
mascada", "pastel mandió", "surubí a la parrilla",
"sopa de pescado" (igual que las europeas pero a la que se
incluye leche y queso paraguay), "caldo avá", "sopa soo",
"chipa", "chipa soo", "sopa de porotos".
"borí-borí" y "borí – borí con
puchero de gallina", "puchero" más líquido que el
nuestro de argentina, empanadas de carne, pollo, queso, etc.,
"polenta", "guiso de pollo o carne vacuna con arroz o papas" (es
una de las comidas diarias más habituales), y dentro de
los postres: "arroz con leche", "coserevá", "queso
paraguay con miel negra", "cascos de guayabas y mamón en
almíbar".

  • Las materias primas son las originales de
    América del Sur:

Mandioca y sus derivados, maíz, pescados de
rió (surubí, piraña, pacú, etc.),
carnes salvajes (carne de yacaré, carne de jabalí,
etc.), frutos tropicales, locote, zapallo, más las
introducidas por la conquista europea (española y
portuguesa sobre todo), aunque no olvidemos que en Paraguay hay
comunidades alemanas: harina de trigo, carne vacuna, porcina u o
ovina, arroz, productos lácteos.

A continuación se ofrece una de las recetas
más típicas de la cocina paraguaya y una de las
más utilizadas por su inconfundible sabor:

CHIPA

250 gms. de grasa

8 huevos

500 gms. de queso Paraguay desmenuzado

1 cucharada de anís

1 cucharada colmada de sal gruesa

1 taza de leche

1250 gms. de almidón

Batir la grasa con los huevos y el queso desmenuzado.
Agregar el anís, la sal disuelta en la leche y el
almidón pisado y cernido. Amasar bien, aunque no
demasiado. Formar las chipás y colocarlas sobre chapa
engrasada y enharinada. Cocinarlas a horno muy caliente
(250°C) durante 25 minutos. (en tatakua 15
minutos)

Partes: 1, 2, 3
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