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Economía y desarrollo humano en el Perú (página 2)



Partes: 1, 2

Crecimiento
Económico (Gobierno de
Alejandro Toledo)

Los nacientes síntomas de recuperación
económica que se produjeron durante el último
trimestre de 2001 año de la elección de Alejandro
Toledo como presidente del país se consolidaron durante el
2002, cuando la economía
creció a un ritmo del 4,9 %, el más alto de entre
los experimentados por los países que conforman la
región latinoamericana. A pesar de que tanto el desempeño en 2003 como en 2004 han
resultado notables crecimiento del

3,8 y 4,6 % estimado, respectivamente, la
economía peruana se ha mostrado incapaz de promover una
senda de crecimiento positiva, sostenible y de base amplia
fundamentada en incrementos de la productividad y
competitividad, si lo analizamos con respecto al
resto de países en la región.

Por el contrario, observamos cómo en
términos generales la economía nacional se
encuentra aún muy dependiente de la evolución de los mercados
internacionales y sostenida por un débil entramado
institucional, tanto formal como informal.

Así pues, podemos ver cómo el reciente
crecimiento
económico ha venido inducido por sectores muy
concretos: la minería,
el textil y la agroindustria, principalmente; impulsados por una
fuerte demanda
externa, poco intensivos en mano de obra y con pocos
encadenamientos con el resto de sectores de actividad. Asimismo,
las turbulencias y el "ruido"
derivados de la inestabilidad en el plano político, y
procedentes tanto del gobierno, como de la clase política en general
los continuos cambios en la composición de los miembros
del gobierno, la falta de consenso en el Congreso sobre ciertas
reformas necesarias a nivel institucional y los continuos cambios
en las normas que
regulan la actividad económica son claros ejemplos de esta
distorsión que dificultan la toma de
decisiones relacionadas con la inversión a medio y largo plazo por parte
del emprendedor y empresario, lo
que limita el potencial de crecimiento económico del
país.

Escaso y Desigual
Avance de las Capacidades Sociales

A pesar de haber experimentado una positiva
evolución en términos económicos durante los
últimos años, este avance no ha venido
acompañado de una sensible mejora de las capacidades
sociales con las que cuenta la población. Así pues, además
de haber experimentado un tímido avance, éste se ha
repartido de manera muy desigual entre la población,
encontrando entre los más perjudicados a la
población indígena.

Capital Humano de
Baja Calidad

En sintonía con lo que sucede en otros
países de la región andina, sobre todo Bolivia, la
evaluación
del desempeño educativo de Perú revela dos
aspectos claramente contradictorios. Por un lado, el país
ha alcanzado tasas de matriculación y cobertura educativas
muy amplias, especialmente en las que se refieren a la educación
primaria. Sin embargo, por el otro lado, observamos cómo
la calidad de la
oferta
educativa y, concretamente, la que se desarrolla en las escuelas
públicas, es particularmente baja.

Según las estimaciones del Banco Mundial
y la UNESCO, en 2002, aproximadamente el 15 % de la
población peruana era incapaz de leer y escribir, un dato
que se encuentra sensiblemente por encima de la media
latinoamericana (11,5 % durante 2000). Este registro refleja
una clara tendencia negativa, ya que en una década la tasa
de analfabetismo
se vio incrementada en cerca de un punto y medio porcentual. Y es
que a pesar de haber experimentado una constante reducción
desde la década de los 70, la información refleja que de 2001 a 2002, el
número de personas analfabetas ha aumentado en cinco
puntos porcentuales. Asimismo, existen tremendas diferencias en
función
de etnia y
género.

Las implicaciones, no tan sólo para el nivel de
desarrollo
económico y social, sino también para el
potencial del país son críticas. Además de
la gran desigualdad y pobreza que se
deriva de esta situación, la baja calidad
educativa también genera un peligroso círculo
vicioso que hace que la movilidad social sea muy baja. Como la
población con menores recursos no puede
acceder a una formación de calidad, ya que ésta se
desarrolla en colegios privados y por tanto, más caros;
los hijos de estas familias, cuando se puede, se educan en
colegios públicos, lo que aumenta las probabilidades de
una pobreza futura; manteniéndose un perverso
círculo vicioso generación tras
generación.

De acuerdo con el Banco Mundial, y
utilizando como medida de la pobreza el
porcentaje de personas con menos de 1 dólar al día,
Perú, con un 49 % de población pobre, sobrepasa a
otros países de la región como Honduras
(47

%), Nicaragua (44%) o Ecuador (30 %)
y se acerca a países tan dispares y lejanos en
términos de desarrollo
económico como Kenia,

India o Senegal (50, 53 y 54 %, respectivamente).
Así pues, nos encontramos ante un país dónde
la población es ciertamente mucho más pobre de lo
que resulta si atendemos a su nivel de PBI per
cápita.

Según las últimas estimaciones oficiales
disponibles (INEI, 2002b) y utilizando el umbral de pobreza
nacional, más de la mitad de la población no
alcanza el nivel de gasto que supone una cesta de consumo
compuesta por productos
básicos y necesarios para llevar una vida digna (alimentación,
vivienda, salud, etc.).
Asimismo, los gastos de
aproximadamente uno de cada cuatro peruanos no consiguen
satisfacer el costo de una
canasta formada por los alimentos
necesarios para satisfacer las necesidades necesaria
mínimas (constituyendo el grupo de
pobres extremos).

Si analizamos la evolución en el tiempo de
estos niveles de pobreza especialmente de 1997 a 2000, pues la
información para el 2001 no es perfectamente comparable a
la de años anteriores, podemos afirmar que los esfuerzos
del país en su lucha contra la pobreza han sido
insuficientes. A excepción de 1998 la pobreza ha mantenido
un constante crecimiento tanto en porcentaje como en
términos absolutos. De este modo, en 1997 el número
de pobres en el país ascendía a 10,5 millones de
peruanos (un 42,7 % del total), mientras que en 2000 los pobres
pasaron a ser 12,5 millones (el 48,4 %).

En el ámbito urbano, uno de los principales
aspectos que ayudan a explicar los altos niveles de pobreza
radica en la falta de empleo
adecuado. De acuerdo con las últimas informaciones
disponibles, a finales de 2001, el 7,9 % de la población
económicamente activa estaba desempleada, el 47,6 %
subempleada y sólo el 44,6 % se podría considerar
como "adecuadamente empleada" (INEI, 2002a).

Debido al estancamiento de la lucha contra la pobreza en
el país, promover una economía de mercado real
resulta extremadamente difícil si más de la mitad
de la población no puede participar del mercado. En
consecuencia, alcanzar un modelo de
desarrollo interno sostenible que evite, en la mayor medida
posible, una excesiva dependencia de los mercados exteriores
requiere enfrentar el problema de la pobreza de manera
directa.

NUEVAS OPCIONES
MACROECONÓMICAS

Las Metas Nacionales y la Evaluación
del 2006

El BCRP y el MEF han considerado contrastar los
resultados alcanzados durante el 2006 con las metas nacionales,
en lugar de las metas comunitarias, pues éstas son muy
extenuadas para el Perú.

Las metas nacionales están constituidas por
la meta de
inflación del BCRP de 2,5 % con una variación de 1
punto porcentual hacia arriba o hacia abajo y un déficit
del Sector
Público No Financiero (SPNF) por debajo de 0,3 % del
PBI.

La Evolución de la Política
Monetaria

Desde su implementación en el año 2002, la
meta de inflación fue cumplida hasta el 2005. En el 2006,
sin embargo, se incumplió con el compromiso de la autoridad
monetaria.

La inflación fue 1,14 %, ubicándose por
debajo del rango meta de inflación establecido por el
BCRP.

La Evolución de la Política
Fiscal

En el 2006, se cumplió holgadamente con la meta
fiscal, al
alcanzarse un superávit fiscal por encima del 2 % del PBI.
Por otro lado, la política
fiscal entre el año 2001 y el 2006 ha sido, en
general, anti cíclica. En pleno auge de la
economía, el déficit fiscal estructural se redujo
desde el 1,6 % del PBI alcanzado en el 2001 hasta un 0,3 % del
PBI en el 2006.

Según el indicador de impulso fiscal, en
promedio, en el periodo 2001-

2006, la política fiscal ha sido contractiva y
probablemente se trate de la única vez en la historia moderna en el
Perú en que la política fiscal no ha sido un factor
amplificador del ciclo económico.

La Nueva Política Fiscal

La nueva LRTF permitirá elevar sustancialmente la
inversión pública en el 2007, pues el límite
de 3 % para el crecimiento del gasto no financiero, que antes se
aplicaba a todo el Gobierno General, ahora se aplicaría
solo al Gobierno Central; y únicamente al gasto corriente,
del cual, además, se deducen los gastos de mantenimiento.

Como el superávit fiscal fue más de 2 %
del PBI en el 2006 y como se mantiene el tope legal de 1 % del
PBI para el déficit fiscal en el 2007, el ritmo de
crecimiento de la inversión pública en el 2007
puede llegar a ser tan alto como en 1974, en el gobierno del
General Velasco Alvarado.

Las Opciones de Política
Macroeconómica

La política macroeconómica debe procurar
aminorar la amplitud de los ciclos económicos.
Actualmente, la política fiscal ha retrocedido hacia el
estilo pro cíclico de hacer política fiscal en los
noventa, elevando el gasto
público en pleno auge, amplificando la
expansión económica; y la política monetaria
ha endogenizado la banda de inflación, en función a
la tendencia inflacionaria observada, debilitando la credibilidad
del BCRP.

El límite de 1 % para el déficit fiscal
convencional era un límite exigente en la década
pasada, cuando el déficit estaba por encima del 3 % del
PBI. En las condiciones actuales, con un superávit fiscal
por encima del 2 % del PBI en el 2006, un límite
más apropiado consistiría en fijar un piso de
superávit fiscal convencional de 1 % del PBI a partir del
2008.

En el campo de la política monetaria, la
autoridad monetaria deberá dar las señales
para recuperar la credibilidad perdida por el incumplimiento de
la meta de inflación en el 2006. El respeto por los
compromisos, y la permanencia de estos compromisos en el tiempo,
son las dos reglas básicas de los bancos centrales.
Los compromisos no pueden modificarse cada vez que cambie el
Directorio y/o la tendencia inflacionaria.

Los indicadores de
este año sugieren que estamos en el pico o cerca al pico
de la fase expansiva del ciclo económico y que los
problemas en
el sector externo pueden reaparece (en enero de este año
el PBI ha crecido en casi 9 %, las importaciones en
más de 35 % y las exportaciones
solo en un 17 %).

Dado que una de las funciones
más importantes de la política
macroeconómica es estabilizar la economía, el MEF y
el BCRP deben diseñar la mezcla óptima de políticas
que nos permitan operar con equilibrio
interno (producto cerca
al potencial) y con equilibrio externo de mediano
plazo.

En el contexto actual, la política fiscal y la
política monetaria tendrían que ser contractivas.
La política fiscal debiera reducir la tasa de crecimiento
del gasto público y elevar la presión
tributaria; mientras la política monetaria debiera
procurar elevar el tipo de cambio
real y la tasa de
interés doméstica.

CONCLUSIONES

A pesar de que la economía peruana ha
experimentado una notable y alentadora evolución durante
los últimos años, las extendidas condiciones de
pobreza y las carencias sociales a las que tienen que hacer
frente una gran mayoría de los peruanos han hecho
extensible una profunda y extendida sensación de pesimismo
entre la población. Y es que, como se ha señalado,
el crecimiento económico del país está
dirigido, principalmente, por sectores de actividad con poca
creación de empleo y con escasos efectos de arrastre en el
resto de actividades productivas.

Además de estas carencias, propias de un modelo
de crecimiento económico excesivamente enfocado hacia el
exterior, se han de añadir unos bajos niveles de
productividad y competitividad, un gran peso de la informalidad y
una constante incertidumbre y volatilidad que desde la esfera
política planea sobre la actividad económica,
dificultando, entre otros, la planificación de inversiones a
largo plazo.

Asimismo, y por encima de estas limitaciones, tenemos
que añadir una distribución de los recursos y las
oportunidades económicas muy desigual, lo que explica en
gran medida, no sólo los altos niveles de pobreza
presentes en el país sino la incapacidad del crecimiento
económico para reducir la pobreza

 

 

 

Autor:

Katherine Zambrano Poma

Partes: 1, 2
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