INTRODUCCIÓN
Si abriéramos por un instante una de las
páginas de nuestra vida: "La Escuela y su
Evaluación", recordaríamos de inmediato aquellos
días de angustia en que fuimos sometidos a las presiones
de una calificación, normados por un sistema educativo
excluyente y de poca participación.
Para poder avanzar, para podernos graduar, ha
constituido un requisito fundamental "la nota", "la
calificación", "el número", cuya decisión
final siempre ha estado bajo la potestad del docente. Sin duda
alguna que una breve reminiscencia nos trasladaría al
temor, la ansiedad y hasta la tortura sutil que han impregnado
"la supuesta evaluación" en nuestro transito por las aulas
de la escuela, del liceo y de nuestra propia
Universidad.
En el marco de esta situación, creemos que los
esquemas o posturas asumidos hasta ahora como "preceptos de la
evaluación", deben ser revertidos por una evolución
que garantice el mejoramiento de la práctica en el aula,
el debate conceptual de las cosas que realizamos, alcanzamos o
faltan por lograr, así como la revisión de los
criterios, métodos y proyectos que orientan el proceso
evaluativo.
De allí que podríamos hablar de
"Patología General de la Evaluación Educativa" como
uno de los desórdenes que afectan el complejo mundo de la
educación, donde se realizan distintos procesos
evaluadores del currículo. Cada uno de los
desórdenes que afectan a este proceso (en el marco de
referencia macrocurricular = sistema, mesocurricular = centro y
microcurricular = aula) puede ser estudiado en sus signos, en sus
síntomas y en su fisiopatología, es decir en el
mecanismo por el que se produce esa "enfermedad".
Cabe destacar, que la evaluación (tanto la de
carácter funcional como la investigadora) puede ser
manejada de acuerdo a los intereses del evaluador ya que
éste puede mediante lo que él considere
evaluación, evaluar lo que más le interese, en la
forma, momento que defina y con los instrumentos que considere
conveniente, así como, utilizarla en los fines que su
particular interpretación aconseje.
Asimismo, los criterios que aplican para la
evaluación no siempre se ajustan a patrones rigurosamente
elaborados, por lo que una reforma puede considerarse "buena"
porque incrementa el conocimiento de los alumnos, igualmente una
escuela puede considerarse como "estupenda o muy buena" porque
aprueba la selectividad un porcentaje alto de alumnos presentados
y un alumno es considerado "excelente" porque ha contestado
correctamente una prueba objetiva. Además, la
patología que afecta a la evaluación pertenece a
todas y cada una de sus vertientes por qué se
evalúa (y para qué), quién avalúa,
como se evalúa, para quién se evalúa, cuando
se evalúa, para qué se evalúa, a quien se
evalúa, con qué criterios se evalúa, como se
avalúa la misma evaluación, etc.
Así como se presentan problemas de
patología asociados a la evaluación, también
existen errores, que desnaturalizan el proceso y que, sin
embargo, forman parte de la práctica evaluativa en los
centros educativos de diferentes niveles.
De allí que por la situación expresada se
pretende, con el siguiente material de trabajo, llevar a cabo el
análisis de cinco (5) problemas de "patología –
error", asociados a la evaluación.
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