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Evolucionismo y relativismo cultural (apuntes) (página 2)



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La evolución de la familia fue
resumida en 5 formas sucesivas:

  • Familia consanguínea.
  • Familia Punalúa.
  • Familia por parejas.
  • Familia patriarcal.
  • Monogamia.

En la
organización sociopolítica propone cinco
etapas:

  • Horda.
  • Sipes.
  • Fratría.
  • Tribu.
  • Confederaciones.

Trató de relacionar las secuencias anteriores, es
decir, a una etapa de la familia le
corresponde una etapa de organización sociopolítica y una
etapa tecnológica. Obtuvo así un ordenamiento
diacrónico y sincrónico. Sin embargo este esquema
presenta defectos, ya que muchas relaciones entre etapas son
erróneas.

En resumen, los aportes principales dentro de estos
tipos de estudios son el estudio de la evolución de la
familia, la terminología de parentesco, los grupos de
parentesco y los estudios sobre la emergencia de las sociedades
estratificadas y la organización estatal.

Taylor, por su parte, propone el siguiente
esquema:

  • Salvajismo Recolección y caza.
  • Barbarie Agricultura y empleo del
    metal
  • Civilización Aparición de la
    escritura

El pasaje de un estadio a otro se produce por el
desarrollo
tecnológico. Este desarrollo se corresponde con otros
aspectos socioculturales, por ejemplo la tecnología simple se
corresponde con un parentesco específico, con una economía y una
religión
simple.

El pasaje de un estadio a otro se produciría por
dinamismos internos propios de cada sociedad, en
definitiva serían invenciones independientes, pero no
dejó de notar la importancia del contacto cultural en
determinadas adquisiciones. Centro su estudio en el aspecto
religioso, en el origen del animismo.

Uno de sus conceptos claves es el de supervivencias que
se basa en la consideración de fenómenos que se
originaron en un conjunto de condiciones causales
específicas y en una época anterior y sobreviven en
una época posterior pero sin las condiciones originarias.
En la obra de Tylor encontramos muchísimos ejemplos los
cuales demuestran que han pasado de tener un carácter utilitario a desempeñar
funciones
recreativas o estéticas como ejemplos de
supervivencias.

Morgan, Tylor y Spencer eran historiadores universales
que utilizaban para sus reconstrucciones de las secuencias de
cambio
sociocultural el método
comparativo. Una de las críticas más importantes
que se han realizado a este método es el de atomizar la
realidad al tratar los hechos separados de su contexto
global.

Uno de los supuestos en el uso de este método es
la creencia que los culturas presentes tienen un grado de
semejanza con las desaparecidas.

En este sentido los grupos cazadores recolectores
actuales son semejantes a los grupos cazadores recolectores
desaparecidos. Ordenan las instituciones
contemporáneas en una secuencia de antigüedad
creciente mediante una lógica
deductiva cuyo principal supuesto es que las formas más
simples son las más antiguas. Tanto Morgan como Tylor
acumularon gran cantidad de datos
descriptivos y de ejemplos etnográficos para elaborar us
esquemas.

Sin embargo Morgan expresaba que sus etapas no
debían de ser consideradas como absolutas ya que
reconocía que existían excepciones y que si bien el
énfasis era puesto en las semejanzas existían
diferencias. Incluso Spencer pensaba que el proceso era,
más que lineal, ramificado en la que la complejidad
creciente iba acompañada de una mayor
heterogeneidad.

Otra cuestión mal interpretada en estos estudios
se refiere a la oposición
difusión-invención. Se cree que esta escuela negaba la
importancia de la difusión y se centrándose
exclusivamente en la invención independiente pero esto no
es así. La invención independiente era importante
ya que demostraba la unidad psíquica.

Como ejemplo del uso de esta concepción para
explicar circunstancias actuales de la realidad económica,
social o política podremos
referirnos someramente al caso de los países
subdesarrollados.

En realidad, y de acuerdo con algunos autores, se puede
hablar ciertamente de países en vías de desarrollo.
Esta manera de nombrar a aquellos países que aún no
han alcanzado un estadio de fuerte industrialización
remarca el carácter dinámico del
proceso.

Este proceso que va desde la ausencia de industrias hasta
el modelo
industrial, capitalista y neoliberal requiere de una
explicación evolucionista a fin de entender el planteo de
metas concretas de los países más pobres, esto es,
llegar a ser desarrollados. Es decir "evolucionar" hacia una
forma mejor y más apta a los tiempos que corren enmarcados
en una ineludible globalización.

Etnocentrismo y
racismo.

El etnocentrismo es una postura que se basa en la
elevación a la categoría de universal a los valores de
una sociedad a la que pertenece el individuo o
los individuos que comparten esta posición. Los aspectos
de una cultura que
son particulares de esta, son llevados a un campo de mayor
generalización pretendiendo que sean compartidos por todos
las demás culturas.

Los valores de la
cultura etnocéntrica son considerados como los
únicos válidos.

El individuo que adopta una cultura de tipo
etnocentrista afirma que lo que representa un bien para sí
debe ser un bien necesariamente para otros.

Esto puede llevar al etnocentrista a ejercer la
pretensión de imponer estos valores a los demás, ya
que considera la diferencia entre su cultura y las otras como una
deficiencia con respecto a su propio ideal.

Durante el proceso de colonización europea en
América
iniciada en el siglo XV los españoles, por ejemplo
mostraron claramente una postura etnocentrista.

El mismo Cristóbal Colón escribe:
"Todas aquellas gentes isleñas y de la tierra
firme de allá, parecen bestiales y andan desnudos".

Don Cristóbal, haciendo uso de su buen español
reflejaba en sus crónicas la posición de los
europeos frente a las culturas extranjeras. Sólo lo
europeo valía y esos valores siempre aparecían como
superiores frente a los de las demás culturas.

Muchas veces el etnocentrismo está asociado a
dosis de xenofobia,
esto es el odio o temor irracional a cualquier persona
extranjera que se traduce en actos de segregación o
rechazo.

Es conveniente diferenciar los conceptos de prejuicio,
discriminación y segregación. El
prejuicio se encuentra en el campo de la mente, no es
operativo.

En cambio, la discriminación, es aquella postura que
consiste en asignarle privilegios a cierta clase y negar
derechos a otra.
La segregación incluye la separación espacial del
discriminado. De esta manera expuesta, parece una
gradación desde pensar a alguien como distinto hasta
separarlo de la sociedad privilegiada.

El racismo es una
actitud
discriminatoria y segregativa que incluye la pretensión de
supremacía de una raza sobre las demás. El racismo
carece, por supuesto, de fundamento científico, aunque
muchos han intentado encontrarlo a lo largo de siglos de
dominación.

A lo largo de la historia se pueden
señalar innumerables casos de racismo donde el criterio de
superioridad racial provocó incluso la negación de
derechos
humanos básicos.

Se pueden citar como ejemplos la reducción a la
esclavitud de
seres humanos de raza negra durante los siglos XVI y XVI, que
eran trasladados de Africa a
América para ser utilizados en las plantaciones de
monocultivos.

Durante el siglo XX el nazismo
constituye además un ejemplo terrible de esta
práctica donde una postura antisemita provocó la
matanza de millones de hombres, mujeres y niños
por el sólo hecho de pertenecer a una etnia
específica.

Otro caso que asombró al mundo por su crudeza lo
constituyó el "apartheid". Este sistema
segregacionista, instituido por la minoría blanca en la
Sudáfrica, discriminó salvajemente a los habitantes
de raza negra.

En 1948, los blancos o afrikaners y el Partido Nacional,
asumieron la conducción del estado
sudafricano y sobre la base de la Ley de Registro
dividieron a la población de acuerdo al color de su
piel en
negros, blancos, indios o mestizos. De esta manera el color de la
piel de cada individuo determinaba dónde podía
vivir, dónde podía estudiar. En que
vehículos públicos podía viajar, y hasta
donde podía ser sepultado al morir.

El relativismo
cultural

La postura denominada comúnmente relativismo
cultural sostiene que todas las culturas son igualmente
válidas. Por esta razón, el relativista no
encuentra razón para juzgar a los individuos de otras
culturas

Los valores que admite como válidos dependen de
la cultura en la que se encuentran. De esta manera lo que es
bueno en una cultura no lo es en otra pero todas las posturas
valen por igual.

Es, en definitiva una postura tolerante con respecto a
las conductas y a las ideas de los otros. No obstante,
está siendo seriamente cuestionada por los que defienden
la necesidad de reconocer los derechos humanos universales, ya
que esto supone admitir que reconocemos la existencia de derechos
iguales a pesar de las diferencias entre los grupos
humanos.

Este planteo implica que si bien es necesario respetar
las costumbres de los diferentes pueblos es preciso, no obstante,
establecer criterios universales para juzgar las violaciones a
los derechos de las personas.

En este sentido es interesante considerar que atender a
la diversidad y reconocer las diferencias no necesariamente
obliga a renunciar a la unidad de la especia humana.

Por un lado es ventajosa esta posición en el
sentido que promueve la tolerancia y el
respeto por las
culturas, pero, por otro se corre el riesgo de admitir
cualquier costumbre, en aras de esa tolerancia, aún cuando
esa costumbre atente contra la dignidad de
los seres humanos.

En estos últimos años, y a consecuencia
del incremento de inmigrantes procedentes del llamado
«tercer mundo» a los diversos países de
Europa, vuelven a
resurgir con gran virulencia los debates entre relativistas
culturales o integracionistas con los intolerantes que exigen la
adaptación del inmigrante a la cultura propia del
país de acogida.

Y ello sin perjuicio de que la "adaptación"
requiera, por parte de quien debe adaptarse, desprenderse de
instituciones consideradas como «señas de identidad» de la cultura de origen (pongamos
por caso: el shador, la burka, la poligamia, la ablación
del clítoris, la circuncisión, el disco labial, el
vudú, la institución de los maridos visitadores, la
pena de lapidación o de mutilación, la vendetta,
etc.).

Las acusaciones que los defensores del relativismo
cultural, o los defensores del pluralismo, dirigen contra quienes
no comparten sus puntos de vista, suelen canalizarse a
través de algo que ellos consideran como la más
terrible denuncia: etnocentrismo. Ser acusado de etnocentrista es
tanto, prácticamente, como ser acusado de intolerante,
intransigente, arcaico, racista, violentador de los derechos
humanos, «carne de la derecha más
conservadora», e ignorante del ABC de la Antropología moderna, caracterizada
precisamente como disciplina
constituida desde la perspectiva del pluralismo o del relativismo
cultural.

 

 

 

Autor:

Fernando Raúl Morro Cruellas

Profesor en Ciencias
Sociales

Profesor en Psicopedagogía

Partes: 1, 2
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