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La cultura política hispanoamericana y rioplatense (apuntes) (página 2)



Partes: 1, 2

Elementos de
la cultura
barroca en la cultura política
iberoamericana

La Libertad y la
autoridad son
temas que el barroco puso
sobre la picota. A pesar de los intentos de conciliación
de los grandes pensadores de la época el debate se
estancó con la Contrarreforma.

El concepto
religioso de la unidad espiritual que sustentaba la
filosofía española del Siglo XVII ensanchó
el abismo entre España y
el resto de Europa, en tanto
y en cuanto este abogaba por una nueva concepción de
fuerza y
materia.

Esta Alta Escolástica española no
planteaba modificaciones severas con respecto a los tiempos
renacentistas. No obstante se evidencian muestras de interés
por las nuevas ciencias
naturales, lo que posiblemente puede citarse como
estímulo considerable para el surgimiento de la
Ilustración.

La asimilación de las nuevas pautas culturales no
presentó en España el mismo ritmo que en el resto
de Europa. La Alta Escolástica pudo flanquear el empuje
del naturalismo exacerbado e inclusive sobrevivir con buena
salud.

El pensamiento
del siglo XVII se basa en cuatro fuentes: la
filosofía de la escolástica al estilo saureziano,
la tradición escolástica tomista, los movimientos
ascéticos y místicos y la lógica
reacción a los principios
maquiavélicos.

España se opuso a la neutralidad religiosa del
Estado. La
mayoría de los pensadores adherían a la idea
medieval de la unidad religiosa.

Desde lo político, los individuos, sin ser
absorbidos totalmente por el Estado,
organizaban la república, descartando una
absolutización del individualismo o el idealismo.

No obstante, la política española mostraba
un orden jerárquico cuyo sustento era la existencia de una
autoridad fuerte que aseguraba el ejercicio de las
libertades.

Es natural, por lo tanto, que España
buscaría una mayor centralización del poder
político.

Con respecto a las ideologías reformistas que,
plasmadas en libros
conocidos, entraban en la península, el autor afirma que
no fueron censuradas como se suponía en aras de proteger
la permanencia de la autoridad monárquica.

Por último, cabe destacar, en pos de explicar el
mayor protagonismo de la escolástica en el barroco
español, la actividad incesante desplegada
por las órdenes religiosas, sobre todo en territorio
americano.

Para encontrar resabios actuales de la cultura del
barroco en Hispanoamérica, podríamos empezar por
repasar, por ejemplo, las tradiciones religioso-populares que
hibridan al catolicismo con ritos, costumbres y creencias
aborígenes. Son numerosas las muestras de comportamientos
populares que asemejan a la Hispanoamérica del siglo XXI
con el barroco español si consideramos de éste su
apego a la escolástica.

El avance de la
globalización podría hacernos creer que se
está agotando la religiosidad popular, sin embargo, las
situaciones de marginalidad que
la misma globalización provoca ha impulsado el
refugio de grandes masas populares en ritos y creencias populares
que a veces están ubicadas en la frontera con
el paganismo.

Con respecto a las ideologías: la libertad
individual se postra ante los intereses económicos y
políticos de los estados pseudodemocráticos
estructurados, en casi toda Latinoamérica, sobre la base de la
existencia de grupos, familias
o corporaciones partidarias. ¿Centralización del
poder? Para responder, se podría analizar objetivamente la
sucesión de gobiernos, por ejemplo, de las últimas
dos décadas del siglo XX. Con respecto a la resistencia
española del siglo XVIII a la ilustración exacerbada sin religiosidad,
cabe una extrapolación también a la actualidad
hispanoamericana: el pueblo debe ser educado en la medida que es
artículo de primera necesidad como sufragante, pero no
hay, – al menos no se hace patente ni oficial – una
será y responsable preocupación por la educación. El
"soberano" es ignorante muchas veces de sus derechos y esto facilita el
acceso al poder de las corporaciones.

Este control por medio
de la marginación y el embanderamiento de la ignorancia
que se disfraza a veces de deserción
escolar, aumenta la posibilidad de que exista una mayor
concentración del poder en pocas manos, si bien no en la
monarquía borbónica de
antaño, en estructuras
partidarias verticalistas.

Los "letrados" del Siglo XXI no son tomados en cuenta,
salvo en el caso de que sus nombres arrimen votos a los
candidatos de siempre. En resumen, es alrededor del concepto de
"poder" donde se puede trabajar la permanencia de factores
barrocos en la cultura hispanoamericana, al menos teniendo en
cuenta – como se pide en la consigna – el texto de
Stoetzer como referencia, ya que en éste no se abordan
cuestiones culturales como el arte o el
idioma.

El pensamiento
ilustrado en la cultura política
iberoamericana

La Ilustración es un movimiento que
acentúa la perfectibilidad humana y reivindica los
éxitos de la civilización moderna.

Dios se naturaliza y se endiosa la naturaleza
para sepultar definitivamente el pensamiento medieval cuya
lápida podría rezar "aquí yace un error". La
Ilustración se difunde para sofocar las actitudes
religiosas constituyendo una postura crítica
frente a los dogmas y buscando afanosamente una religión universal,
humanista, que insta a la humanidad a alzarse por ella misma
hacia lo divino mediante formas propias. La re –
ligazón (religión) con Dios se torna humana,
el hombre
propone la reunión con su Dios, constituyendo una alianza
casi unilateral cuyo planteo teológico dista bastante de
la escolástica tradicional.

El Derecho
Natural es reinterpretado caracterizándolo como
individualista y mecanicista. El pensamiento metafísico
debe dejar paso a la pura racionalidad, he allí un
antecedente del positivismo
del siglo XIX.

En definitiva la razón se consolida como base del
derecho natural, descartando lo divino. Por otro lado, casi no se
respeta la antigüedad o el derecho
romano, porque si la razón es la base de la
Ilustración, la razón es actual, el hombre puede
pensar el derecho y no depende de tradiciones. Esto implica
necesariamente un marcado interés por las posiciones
individualistas.

Este nuevo derecho de naturaleza empírica
surgía mediante la reflexión abstracta.

Con respecto a lo pedagógico, era el Estado el
responsable de educar a los súbditos en pos de despertar
la dignidad en
dos perspectivas: igualdad y
fraternidad.

En el plano religioso, la Iglesia
quedaría bajo la tutela del
Estado. Mientras que este movimiento crecía en toda Europa
hasta madurar y florecer en la Revolución
Francesa como cumbre del derecho natural ilustrado, en
España la Ilustración se presentó como
contraria al espíritu peninsular.

Aunque la dinastía Borbónica
impulsó reformas que la acercaron al modus vivendis de la
Europa del siglo XVIII, la Ilustración en España,
adquirió perfiles propios tratando de armonizar las
innovaciones con las tradiciones.

En lo político, por ejemplo, el despotismo
ilustrado fue el instrumento de poder por excelencia, libre de
ataques revolucionarios.

Una minoría letrada inspiraba al pueblo a
utilizar la razón para desterrar las supersticiones pero a
la vez ocultaba verdades que sólo difundía entre
sectores seguros.

En la península, las ideas de ciencia y
progreso estaban teñidas del sentido religioso que
caracterizó la idiosincrasia española de los siglos
anteriores. Los pensadores defendieron del ataque papal a la
monarquía española y la hicieron invulnerable
aún ante la aplastante ofensiva rousseauriana. Esta
adaptación española sui generis de la
ilustración mandó sus ecos a las colonias
americanas como consecuencia de los movimientos
emancipadores.

Por último, durante el transcurso del siglo XVIII
se produce una centralización y nacionalización de
la vida política con un ascenso de la
burguesía.

España abandonó el modelo de
estado patrimonial para convertirse en un estado nacional
interviniendo en ámbitos donde nunca lo había hecho
antes.

Este modelo de estado intervencionista aparece, en las
economías latinoamericanas del siglo XX, en algunos casos
como supletorio de la iniciativa privada, en otros como actor
paternalista que desconfía de la capacidad de los
particulares y en otros como factor de freno al avance
ideológico – recuérdese la "doctrina de la
seguridad
nacional y su aplicación en nuestro
país.

Este planteo contemporáneo del uso del poder
político podría considerarse, si bien
deslucidamente como una estructura con
puntos de contacto con el modelo despótico de la
Ilustración.

Con respecto a la aplicación concreta de
principios tales como los que impulsaron la reforma ilustrada
– libertad y fraternidad – constituyen en general una
asignatura pendiente para los gobiernos de América
Latina. Con ciertas honrosas excepciones, los gobiernos no
han logrado llevar a la práctica una síntesis
armónica entre los intereses corporativos o partidarios y
las apetencias genuinamente democráticas de los
ciudadanos. Las democracias representativas de
Latinoamérica se encuentran viciadas con falta de
representatividad.

Las "dos
Españas" y la evolución histórica
rioplatense

Durante el siglo XVIII el escolasticismo gozaba
aún de bastante protagonismo entre los intelectuales
españoles, considerando inclusive que fue disminuyendo
conforme se terminaba esa centuria.

Como ya expuse en puntos anteriores, España
evolucionó a un ritmo distinto de los demás
países europeos en lo que respecta a la asimilación
de las ideas de la Ilustración.

Para algunos autores inclusive resulta difícil
siquiera considerar la existencia de una Ilustración
española dada la inexistencia de una verdadera escuela en este
sentido.

El escolasticismo español continúo siendo,
por lo tanto, la corriente más fuerte en la
Península durante el siglo XVIII basada en el tomismo, el
escotismo y el suarecismo, tendencias presentes también en
la América
Española.

En esta confluencia de corrientes ideológicas,
los enfoques se perfilan claramente: reformadores y
conservadores. Este último planteo tuvo el mérito
de intentar concretar una armonía entre la razón y
la tradición. Ambas tendencias, como siempre sucede,
presentaba sus posiciones extremistas. Según otros autores
como Rodríguez Casado, los grupos eran cuatro: los
conservadores, los tradicionales, los modernistas y los
revolucionarios extranjerizantes.

Los cuatro grupos presentaban consenso en algunos puntos
básicos como la necesidad de enseñar la
religión cristiana y de poner los esfuerzos educativos al
servicio de la
sociedad y
beneficiar, en general, al individuo para
que éste consiga su felicidad humana y
trascendental.

La Ilustración española se preocupó
más por la aplicación de conocimientos
útiles que por conformar un sustento teórico y
filosófico para su accionar. Es por eso que
incursionó en campos concretos como la educación, la
economía y
el gobierno.

Ahora bien, las nuevas ideas que con los atenuantes
expuestos penetraron en la Península Ibérica solo
anclaron en una minoría selecta mientras que en el resto
de la población se mostraba hostil, o en el mejor
de los casos, indiferente.

El espíritu europeo del siglo XVIII que se
proyectó a España no afectó al pueblo sino
que permaneció en las mentes de una elite intelectual.
Esto dio origen a un gigante bicéfalo: dos Españas,
divididas por un abismo de enajenación: una dominante e inflexible y
conformada por esa alianza del rey y las clases altas con las
clases bajas y la otra formada por un sector minoritario de
intelectuales, sabios y artistas.

Este cisma, con interrupciones, se muestra sin
tapujos a lo largo del siglo XIX y hasta en el XX.

La historia posterior a 1810
muestra numerosos casos de cismas políticos,
institucionales, sociales y económicos. Desde los
morenistas y saavedristas hasta los conservadores y
cívicos, pasando por unitarios y federales, crudos y
cocidos, abstencionistas y concurrencistas, personalistas y
antipersonalistas, peronistas y antiperonistas,…y la lista
sigue.

En aras de identificar una situación conflictiva
al estilo de las "dos Españas" descripta en el texto de
Stoetzer, podría citarse el caso de la generación
del 37 en el Rio de la Plata, ejemplo claro de un cisma entre
intelectuales que deseaban una superación del modelo
bipartidista – unitarios y federales – por una parte y el
gobierno junto a la burguesía dominante por el
otro.

Un factor que me parece importante destacar a modo de
síntesis es el siguiente: en todas aquellas épocas
en las que el acceso a la educación – sobre todo
superior – estuvo vedada por diferentes motivos al acceso
popular, aparecen cismas de este tipo. El intelectual hace una
interpretación de la realidad distinta a la
que podrían lograr aquellos sectores de la
población que no han gozado de una adecuada
instrucción.

Las "dos Argentinas" son también evidentes a lo
largo del siglo XX cuando los gobiernos han llegado a proscribir
a los intelectuales por razones ideológicas y argumentando
la defensa del pueblo.

El advenimiento de los medios de
comunicación masiva, aun con censura de por medio,
facilitaron la propagación de ideas contribuyendo de esa
manera a estrechar la brechas entre el pueblo y las
minorías ilustradas.

Es necesario no desmerecer los esfuerzos realizados por
muchos gobiernos sobre todo del siglo XIX para educar a la
población, intento que permitió que una gran
cantidad de persona se
prepararan para la apertura democrática que se
daría en el siglo XX.

Las "reformas
borbónicas".

Entre las reformas borbónicas caben citarse, por
su trascendencia política, económica y social, la
creación de dos nuevos Virreinatos – el Virreinato
de Nueva Granada y el Virreinato del Río de la Plata-, la
introducción de la Intendencia y el fomento
del libre
comercio.

En 1740 se establece el Virreinato de Nueva Granada y el
1776 el del Río de la Plata por razones
geopolíticas e inclusive militares.

Asimismo se crearon nuevas subdivisiones administrativas
– las capitanías generales- dentro de los antiguos
virreinatos (Chile, Cuba, Venezuela y
Guatemala).

Estas medidas atentaron contra el concepto
hispánico de la libertad siempre que procuraban aumentar
la eficiencia y el
control en la
administración mediante una mayor
centralización del poder. Aunque también es cierto
que el mayor fraccionamiento de las jurisdicciones aumentó
el aislamiento de las regiones administrativas más
pequeñas y por ende les procura mayor exceptuación
del control virreinal.

La Intendencia era una institución francesa que
fue adoptada por España y procuraba en el mismo sentido
que las demás medidas políticas,
reforzar el centralismo
político.

Los intendentes con competencias
económicas, administrativas y militares habían sido
estratégicamente ubicados para frenar los abusos de las
antiguas instituciones
virreinales y corregir la frecuente anarquía
jurisdiccional.

Esta vigilancia realista sobre las instituciones de
ultramar provocó no pocos rencores entre los funcionarios
americanos quienes fueron reemplazados paulatinamente por
peninsulares.

Las políticas económicas de los borbones,
especialmente las de Carlos III se inclinaron al aumento de la
producción, el consumo y el
comercio y,
por ende, las comunicaciones
y la navegación El freno lo pusieron las corporaciones de
poderosos comerciantes a los que les convenía mantener en
vigencia el monopolio
mercantilista.

Pero el gobierno no se amedrentó por esta dura
posición y fomentó el surgimiento de
compañías privadas y la apertura de varios puertos
a los productos
extranjeros.

Las reformas borbónicas, lejos de acercar el
poder monárquico a los intereses de ultramar y empatizar
estos con los realistas y peninsulares, agigantó el abismo
entre los dos mundos. Las medidas tomadas fueron efectivamente
negativas a corto o a largo plazo para las colonias
españolas pero sobre todo fue perjudicial para la propia
corona.

Podremos afirmar lo mismo con respecto a la
publicación de las famosas "Noticias
Secretas de América" de los Ulloa. Fernando VI
había solicitado este informe con la
excusa de que sirviera de guía a los reyes y su Consejo de
Indias. Pero las "Noticias Secretas" fueron utilizadas en
realidad para justificar una mayor supervisión gubernamental sobre la Iglesia
ya que en este informe se hacía especial referencia a los
abusos cometidos por clérigos de
América.

Como resulta obvio, fue esta otra de las erróneas
decisiones monárquicas que provocó enorme desagrado
a los americanos pues era evidente que el informe exageraba
intencionalmente ciertos abusos e ignoraba, por ejemplo, los
éxitos que la Iglesia había tenido en el proceso de
conquista y colonización, especialmente en lo que respecta
a la labor misionera.

 

 

 

Autor:

Fernando Raúl Morro Cruellas

Profesor en Ciencias
Sociales

Profesor en Psicopedagogía

Partes: 1, 2
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