- Resumen
- Objetivos de la
investigación - Ronda
de Doha - La
Posición del Ecuador - Conclusiones
- Bibliografía
Situación actual y
perspectivas. Intereses y escenarios para el
Ecuador
La Ronda de Doha es una negociación de los miembros de la OMC, y sobresale
de entre otras por sus reiteradas disociaciones. El cambio
situacional de la negociación, y el replanteo de las
cuestiones discutidas junto a mejores posturas por parte de los
actores, y un cambio radical en las posiciones de los miembros
podría arribar a la finalización exitosa de la
Ronda.
Los temas tratados
están relacionados con: Agricultura,
Bienes
Industriales, Equilibrio en
la Negociación, y Bienes y Servicios
Medioambientales. Aunque el papel de la agricultura sigue siendo
muy importante, el fuerte proteccionismo que le brindan los
países desarrollados, además de las restricciones a
las importaciones y
subsidios a las exportaciones han
trabado enormemente las negociaciones. No queriendo ninguno de
los actores ceder en sus posiciones.
El marco referencial para las negociaciones es el
denominado Marco de Julio de 2004, que establece las normas generales
para los tres pilares de la negociación: acceso a mercados,
competencia de
las exportaciones y ayuda interna.
A pesar que muchos países en desarrollo no
tienen planes en materia de
comercio y
desarrollo que puedan ofrecer un marco para la formulación
de posiciones fundamentadas en las negociaciones, los
países ricos alegan que no pueden reducir los subsidios
agrícolas si el acuerdo incluye cláusulas que
permitan a los otros países diluir el acceso a sus
mercados, pero los países pobres argumentan que a ellos se
les exige más que a las naciones desarrolladas.
Un acuerdo final no es sencillo de alcanzar. Algunos PED
tienen como objetivo el
incremento del comercio entre ellos, y muchos han perdido la
esperanza de terminar las negociaciones este mismo año.
Por el bien del sistema y del
modelo que nos
rige es necesaria la tan esperada conclusión de la Ronda
con beneficios, desarrollo y bienestar para sus
miembros.
La Ronda de Doha constituye un nuevo ciclo de
negociaciones globales emprendido por los miembros de la OMC, que
se ha caracterizado por no lograr consensos, ni acuerdos
mínimos entre los países desarrollados (PD) con los
países en vías de Desarrollo (PED), sobre los temas
más sensibles de su agenda, tal es el caso de la
agricultura. Su finalización exitosa depende de un cambio
radical en las posiciones de los países, lo que
está poniendo en juego la
credibilidad del Sistema Multilateral de Comercio.
Según Pascal Lamy: "Si
la agricultura es el asunto número uno de la actual
negociación (Doha), no es porque Estados Unidos,
la Unión
Europea y Japón
gusten de eso, sino porque los países emergentes lo
impusieron en la agenda".
En este contexto los intereses de los participantes se
ven enfrentados con la importancia que se otorga a la
agricultura. Según investigaciones
del Banco Mundial
"El 70% de la población pobre del mundo vive en
áreas rurales. Ellos dependen de la agricultura para
asegurarse el sustento y mantener a sus familias". En tanto que,
en el mundo desarrollado la agricultura está protegida y
favorecida por subvenciones que ascienden (según información de la OMC) a 300.000 millones
de dólares, cifra que es 6 veces mayor a 50.000 que los
países desarrollados otorgan en cooperación a los
países en desarrollo.
Este papel de la agricultura determina que las
negociaciones para su liberación comercial adquieran una
gran sensibilidad, puesto que los intereses de expandir la
producción y exportación agrícola de los
países desarrollados, expresadas en restricciones a las
importaciones, apoyo y subvención a la producción y
subsidio a la exportación. De esta manera se ha
configurado un complejo escenario de negociación, que
temáticamente distingue tres aspectos, denominados los
pilares de la negociación: acceso a mercados, en que los
países en desarrollo pretenden lograr reducciones
arancelarias importantes, sobre todo derribando los "picos
arancelarios que afectan a sus productos
clave; ayuda interna, sobre la cual se aspira a concretar una
disminución sustantiva; y, competencia de las
exportaciones, a través de las eliminación de las
subvenciones.
Pero el tema de la agricultura no es el único que
ha venido entrabando las negociaciones del Programa de Doha,
en su agenda también se destacan otros de importante
sensibilidad, tales como el acceso a mercados de los bienes no
agrícolas (industriales), una mayor liberación de
los servicios, la propiedad
intelectual y su vinculación con el Convenio sobre la
Diversidad Biológica y el Trato Especial y Diferenciado
que reclaman los países en desarrollo. Éstos y
otros temas deben permitir un equilibrio en la
negociación.
En una negociación las partes muestran sus
intereses, y en la OMC (vista como una institución
mercantilista), se ha funcionado bajo el principio de la
negociación interesada, lo que refleja una dualidad con lo
que implica Doha, cuyos principios
acordados colectivamente están orientados a impulsar una
"Ronda de Desarrollo", que implica necesariamente compromisos
más solidarios con los países en
desarrollo.
¿Cuáles serían los principios sobre
los cuales se debe sustentar una Ronda de Desarrollo? Joseph
Stiglitz en su libro,
"Comercio Justo para Todos", plantea cuatro:
- Cualquier acuerdo debería ser evaluado en
términos de su impacto sobre el desarrollo; los puntos
con un efecto negativo sobre el desarrollo no deberían
estar en la agenda. - Cualquier acuerdo debería ser
justo. - A cualquier acuerdo debería llegarse de manera
justa. - La agenda debería estar limitada a las
cuestiones relacionadas con el comercio y orientadas al
desarrollo.
En este escenario, descrito sintéticamente, me
surgen las siguientes interrogantes: ¿Los países
desarrollados cederán en las negociaciones, dadas sus
políticas de tan amplios subsidios a sus
agricultores?, y ¿qué constituiría un
acuerdo "justo"?.
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