- Trastorno de
Ansiedad Generalizada - Depresión
- Trastorno de
Pánico - Fobias
- Tratamiento para los
Trastornos de Ansiedad - Cómo recibir
ayuda en los casos de trastornos de
ansiedad - Condiciones
Coexistentes - Bibliografía
Muchas personas pueden parecer tímidas,
introvertidas o relativamente antisociales, en una primera
impresión. Normalmente evitan la mirada a los ojos y
hablan poco o en un tono muy bajo, evitando de esta manera ser el
centro de la atención. Este cuadro de Ansiedad Social no
es una seria debilidad o una característica negativa de
la
personalidad. Es un Trastorno de Ansiedad y como tal, afecta
la conducta,
pensamientos y sentimientos. Es un problema muy frecuente,
ocupando entre el 2° y 3° lugar en relación con el
alcoholismo y
la depresión.
Las estadísticas indican que 13 de cada 100
personas sufren de este "síntoma", en una
proporción mayor de hombres que de mujeres — o
así nos hacen creer los autores de DSM-ETC — la "Biblia:
de la psiquiatría norteamericana.
Cuando hablamos de Trastorno de Ansiedad Social, nos
estamos refiriendo a un cuadro que se caracteriza por un temor
excesivo y profundo ante la posibilidad de sentirse evaluado
negativamente por los otros en situaciones sociales.
La ansiedad se presenta ante ciertas situaciones bien
definidas. Algunos sienten un miedo intenso, solamente ante una
determinada situación; como por ejemplo hablar en
público. En otros, la ansiedad hace su aparición
ante diversas situaciones en las que temen que su
actuación o desempeño pueda llegar a ser inadecuado o
ridículo, como por ejemplo: ir a una fiesta, comer o beber
en lugares públicos, rendir un examen oral y relacionarse
con personas del sexo
opuesto.
En general los individuos que padecen este trastorno
suelen ponerse extremadamente ansiosos cuando hablan con jefes o
personas que para ellos pueden representar la autoridad,
llegando hasta el punto de rechazar ascensos u otros tipos de
reconocimientos, si esto implicara una mayor exposición
a la situación que les provoca ansiedad; como por ejemplo
tener bajo su responsabilidad un grupo de
personas a quienes supervisar.
Estas personas tienden a subestimar sus propias
capacidades y cualidades y magnificar la habilidad social o
personal de
los otros. Habitualmente presentan dificultades para iniciar o
mantener amistades, por lo que carecen o tienen un circulo
restringido de amigos y conocidos, al margen de sus allegados
próximos.
Con frecuencia, debido a la excesiva ansiedad previa
(ansiedad anticipatoria), deciden a último momento no
concurrir a reuniones o compromisos sociales para evitar la
incomodidad que les pudiera provocar, siendo expertos en
encontrar excusas (las cuales la familia
suele hacerse cargo de transmitir), ocasionando molestia e
incomprensión.
En situaciones formales estas personas suelen ponerse
ansiosos e hipercríticos pensando por ejemplo
¿Qué estará pensando esa persona de mi? o
¿Qué se supone que debo decir
después?
Los niveles de ansiedad experimentados en dichas
situaciones, pueden provocar el olvido de una serie de
pensamientos (mente en blanco), ensalada de palabras, responder
con monosílabos, comenzar a reír o quedarse mudos
en momentos inapropiados. Esto se debe a que estas personas
tienen una predisposición para cambiar la dirección de la atención hacia los
otros y la situación, en lugar de dirigirla hacia sus
propios sentimientos. Las personas que sufren de Ansiedad Social
tratan de evitar el riesgo de
exponerse cada vez que les sea posible.
Como temores principales podemos citar: hablar en
publico o ante una audiencia, hablar con personas de autoridad,
ser el centro de atención, decir cosas sin sentido, ir a
una fiesta u organizarla, tener que seducir a alguien o hacer una
conquista sexual, participar en grupos; comer,
escribir, hablar por teléfono mientras se es
observado.
Ante la extrema ansiedad que provocan estas situaciones
se desencadenan una serie de manifestaciones físicas tales
como: rubor o ponerse colorado, transpiración excesiva,
temblor, palpitaciones, contracciones musculares, nauseas o
molestias gastrointestinales, opresión estomacal,
debilidad en las piernas, deseos frecuentes de orinar.
La persona reconoce la irracionalidad de lo que le pasa
y tiene dos alternativas:
1- La evitación.
2- La confrontación de la situación con gran
dificultad.
El núcleo familiar se encuentra inevitablemente
involucrado. Con frecuencia se ve en la obligación de dar
la cara, para excusar las ausencias de último momento del
familiar afectado o acompañarlo, actuando como elemento
contra-fóbico. Al desconocer el problema, con frecuencia
la familia
actúa con hostilidad, presionando al familiar afectado a
enfrentar la situación temida, tildándolo de flojo
o miedoso, lo cual empeora la situación.
Este trastorno trae aparejado como principales
complicaciones asociadas el abuso de alcohol,
drogas,
psicofármacos y depresión. Desempleo
laboral, menor
educación,
déficit social, mayor dependencia económica,
dificultades para formar pareja y eventualmente mantenerse en el
matrimonio.
Se desprende de esto, el modo en que este trastorno
empobrece la calidad de
vida de las personas afectadas; y sin asesoramiento experto
puede llegar a convertirse en una condición
debilitante.
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