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La diplomacia pública: Una oportunidad para recontar la Argentina a los italianos (página 7)




Enviado por Mat�as Marini



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  • A continuación, encontrará una serie
    de afirmaciones expresadas en referencia a la Argentina. Le
    pido que manifieste su parecer respecto de cada
    una.

"El problema de
la falta de fiabilidad de los argentinos es mucho
más grave de lo que parece, sobre todo para lograr
crear formas de cooperación que no sean mero
asistencialismo"
.
Periodista

La percepción
de una historia
argentina signada por una sucesión de gobiernos
populistas se reveló transversal a todas las
categorías de encuestados. Está presente incluso
entre quienes aseguraron tener sólo un vago conocimiento
de la Argentina. Asimismo, este sector demostró opiniones
divididas en el resto de los postulados, con al excepción
de la defensa de los derechos humanos,
en donde la mayoría hizo saber su acuerdo. Sobre esta
última consigna, evidenciaron dudas quienes dicen conocer
y haber estado en el
país, el único grupo que en
ninguna de sus respuestas exhibió desconocimiento sobre
las cuestiones del populismo y la
idea de mayor organización en el accionar de los
argentinos. Respecto de la presencia de rasgos autoritarios y
machistas en la sociedad
argentina, se manifestaron positivamente quienes viajaron alguna
vez al país o quienes, sin haber estado jamás,
poseen amigos o contactos frecuentes con ciudadanos de ese
origen. No emergen certezas ni posiciones determinantes sobre
tendencias xenófobas argentinas respecto de inmigrantes de
naciones limítrofes.

La Argentina y América
latina

  • ¿Cuál cree que es el rol de la
    Argentina en América
    latina?

Otros: Convertirse en un país
normal; dispensador de materias primas; modelo de
país industrializado; ninguno; principal aliado de
Brasil.

En este caso, la duda o el desconocimiento del rol
argentino en la región son tan elevados como las
respuestas que le asignan un rol de liderazgo. Si a estas se le suman las que le
reconocen al país un rol importante, pero no por
esto proactivo ("importante/referente"), surge el perfil de
un actor regional con una vaga definición de sus
objetivos en materia
de política exterior.

Nótese cómo las consideraciones
sobre el rol argentino en el subcontinente están
dominadas por verbos en condicional: "debería",
"podría", etc. Una nación que tiene las condiciones,
pero que no se decide o no sabe asumir un rol central; tal
la sensación que despiertan los comentarios. En este
sentido, se refleja algo de aquel "destino manifiesto"
(rever apartado I.1.1.) del que Argentina se jactaba a
inicios del siglo XX y que hoy le critica a EE. UU. Lo
curioso, y a la vez interesante, es que la raíz de
esta idea también se manifieste en la opinión
de los italianos.

Son escasas las referencias al Mercosur. Brasil y la Argentina pocas veces
fueron vinculados estratégicamente. Sobre su papel
latinoamericano, el país es visto como uno que
resignó o desaprovechó su rol de líder natural, a favor de
Brasil.

"En el pasado fue
un pésimo ejemplo; en los años recientes, un
ejemplo muy positivo. Mucho de su futuro está en el
Mercosur, en el cual debería invertir el
máximo posible".
Académico

"Contribuir con
una política de mayor autonomía respecto de
EE. UU. y de desarrollo compatible para un aumento
generalizado del rédito en América del
Sur."
Político

"Debería
tener un rol pujante, pero no lo tiene. Bolivia,
Venezuela y Chile se están destacando
por sus propuestas concretas y su comercio
con Europa".
Periodista

"Argentina
podría ser un faro cultural y uno de los motores
económicos, si tan sólo lo deseara"
.
Académico

"Retomar la
guía del Mercosur y del proceso
de integración"
.
Político

"Veo un rol en
perenne conflicto con Brasil"
.
Periodista

"El rol de la
Argentina es marginal respecto de sus potencialidades."

Empresario

"Si los italianos
allí residentes se empeñasen en expresar con coraje
su propia inventiva profesional, la Argentina sería el
país timonel en América
latina"
. Presidente
ONG

"Debería
aceptar, de una vez por todas, ser el principal aliado de Brasil.
Abandonar los sueños de proyectos
geopolíticos imposibles y no tratar de desempeñar
un rol de liderazgo que no está en condiciones de
asegurar, ni como capacidad política, ni como capacidad
diplomática"
. Funcionario

"Actualmente, no me
consta que tenga un rol propiamente dicho en el continente.
Podría tenerlo, pero sólo con una fuerte
integración regional con Brasil"
.
Empresario

"Es una potencia media
regional, con una relación conflictiva entre sus propias
ambiciones de liderazgo y la realidad de sus propias dimensiones
políticas y económicas".

Académico

"Podría tener un
rol de guía, pero la clase
política debería cambiar radicalmente y romper con
el pasado. En los jóvenes, sobre todo en los de origen
italiano, he notado que se han alejado de la política.
Quizá la reciente experiencia de voto en el exterior
reservado a los italianos, junto con una toma de conciencia sobre
el valor del
compromiso civil, esté despertando entusiasmos
adormecidos"
. Político

  • ¿Qué cosas cree que diferencian a la
    Argentina de los otros países
    latinoamericanos?

Otros: ausencia de problemas
étnicos; capacidad de reacción contra crisis; falta
de clase dirigente estructurada; incongruencia entre cultura y
economía; la carne; las condiciones
naturales; madurez democrática; mayor autoestima;
mayor proyección internacional; mayor rédito per
cápita; mayor seguridad
personal;
mejor infraestructura; nada; recursos
económicos; sistema
productivo agrícola e industrial; sociedad más
abierta; variedad climática.

El conjunto de todas las menciones a elementos
europeos (presencia, vínculo y estilo de
vida) alcanza casi el 30%, alejando la cuestión
del nivel de educación de los argentinos,
más arriba señalado como claramente superior
al de sus pares latinoamericanos. Sólo quienes
conocen en detalle más de dos países de la
región, invierten los dos primeros puestos colocando
en primera línea el mejor desarrollo,
educación y cultura, para después mencionar
el aspecto europeo de la sociedad argentina. Pero
también es considerable el nivel de dificultad para
reconocerle al país particularidades respecto del
resto de los actores latinoamericanos. Estos resultados no
arrojan un atributo distintivo de la Argentina.

Respecto de la tendencia eurocentrista, el
sentimiento argentino de superioridad étnica en la
región fue ya en el siglo XIX una voluntad afirmada
por escritores y pensadores nativos que anunciaban la
conversión de la Argentina en una verdadera sociedad
blanca, racialmente superior al resto de las
repúblicas sudamericanas y, por lo tanto, la primera
nación del subcontinente. Los
indicios no europeos de la historia y
la geografía del país fueron
ignorados y eventualmente olvidados por estos hombres en el
proceso de fecundación del mito de
una Argentina blanca (Dodds op. cit.,
156).

En la década de los noventa, el ex
canciller argentino Guido Di Tella retomó la
tradicional concepción eurocéntrica del
país: "Lo que hemos hecho básicamente es
decir Tercer Mundo y No Alineados, países pobres en
general, no los queremos… Abandonamos los No Alineados
porque no nos convenía, porque no nos interesaba y
porque no teníamos intereses comunes… Nos
interesan mucho los países de la
Organización para la Cooperación y el
Desarrollo
Económico… Nos interesa generar esta
relación con los países del Norte porque una
de las confusiones que tenemos es que, por estar ubicados
en América Latina, somos un país más
de Latinoamérica. Esto no es cierto…
Argentina es un país europeo." (Discurso
del 29 de junio de 1994, citado en Cisneros 2000, Tomo
XV).

"Creo que el
hecho de ser un país de mayoría inmigrante ha
difundido una cultura del saqueo
social"
.
Estudiante

"A diferencia de
casi todas las otras naciones, creo que la Argentina es un
país mayormente compuesto en el plano cultural. Sin
embargo, esta ventaja a menudo se transforma en una pizca
de esnobismo que perjudica el crecimiento de la identidad del país"
.
Periodista

"Su
particularidad reside en la incongruencia entre cultura y
economía; la primera, difundida, y la segunda, no
regulada por leyes y
costumbres ecuas y probas".

Empresario

"Argentina es el
país más ‘europeo’ entre los
países latinoamericanos, tanto como tradición
que como cultura. Además, estuvo
históricamente caracterizado por bajas tasas de
desigualdad (acentuadas desde la reciente crisis) en
comparación con los otros Estados de la
región. Por lo tanto, el tejido social resulta
más uniforme
".
Académico

"Antes de la
crisis de 2001, la Argentina era el país
latinoamericano más cercano a Europa. Hoy es a todos
los efectos como los demás: fortísima
polarización social, pauperización de la
clase media, asistencialismo estatal vinculado con el
control
social y del voto, corrupción, etc."

Funcionario

  • Si usted o algún familiar tuviese que
    cursar un posgrado en América latina, ¿en
    qué país lo haría?

Entre las razones para elegir a la Argentina como
principal destino de estudios en América latina, se
encuentran también motivos extra académicos.
De mayor a menor, las justificaciones fueron: buenas
universidades, de renombre; afinidad cultural con Italia;
mayor nivel cultural; país dinámico de
América latina; estilo y calidad de
vida; colaboración con universidades italianas;
buenos estándares científicos; buenos ateneos
de arte; buena
tradición académica; cursos de
cooperación internacional; buenas referencias; mejor
organización universitaria; belleza
paisajística. Predominó la elección de
la Argentina también en el grupo de los
académicos y estudiantes de posgrado o
investigadores.

"Pienso que la
Argentina tiene un buen mix de diversión y
organización al estilo
europeo"
.
Estudiante

"Depende de la
especialización: para cardiología y
odontotécnica elijo sin más Argentina por la
óptima preparación universitaria constatada
en persona"
. Presidente
ONG

"He tenido modo
de visitar la Universidad de La Plata y tuve la
ocasión de conocer docentes
de gran espesor, además de una buena
organización y disponibilidad a la
colaboración con universidades italianas"
.
Político

En cuanto a quienes optaron por Brasil, en segundo
puesto, las razones fueron –también en orden
jerárquico: importante posición
económico-política del país; amplitud y
variedad de mercado; buenas
facultades de economía y sociología; población activa y entusiasta;
universidades de renombre; interés
cultural; mayor atractivo extra-académico; variedad
social; recursos a descubrir; belleza paisajística;
probable país líder de América latina.
Aquí predominaron los intereses no estrictamente
académicos, quizá una muestra de
cómo la importante presencia de la cultura
brasileña en Italia redunda en beneficio incluso de su
oferta
educativa.

  • ¿Cuál cree que es el nivel de
    educación de los argentinos respecto de los demás
    ciudadanos latinoamericanos?

La óptima apreciación del nivel educativo
de los argentinos fue unánime. No hubo respuestas que lo
consideraron inferior al resto del subcontinente. Tan sólo
el 9,3% contestó no saber al respecto. Mayoritaria
también fue la respuesta de quienes aseguraron conocer en
profundidad más de uno de los países
latinoamericanos enunciados al comienzo del cuestionario,
incluida la Argentina, lo que revaloriza particularmente la
respuesta ante la posibilidad concreta de comparación
fundada.

Con una matrícula cercana a 1,5 millón de
estudiantes, el sistema universitario argentino se coloca a la
altura de los países intermedios de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico, un
indicador de peso para evaluar el nivel de formación de la
población económicamente activa. En el contexto
latinoamericano, los resultados educativos y del sistema
científico-tecnológico ocupan una posición
de liderazgo en la matriculación combinada de los tres
niveles de enseñanza (83%) y en la cantidad de
científicos en relación a la población (ver
EMP 2005). Junto a Uruguay y
Chile, la Argentina se ubica entre las naciones latinoamericanas
con mejores indicadores
educativos, lo que conlleva un bajo porcentaje de analfabetismo
y mayor nivel de escolarización (ver UNESCO
2006).

La Argentina, Italia y el mundo

  • ¿Cómo cree que la Argentina
    considera sus relaciones con las siguientes regiones del
    mundo?

Si bien más arriba los encuestados vacilaron en
identificar un rol para la Argentina en su contexto regional,
aquí emerge al menos la percepción de que el
país considera estratégico y esencial el
vínculo con sus pares regionales. No por esto resigna la
importancia de las relaciones con dos de los actores principales
del sistema, Europa y EE. UU., con una leve ventaja a favor de
este último, que parece ser visto como el punto de
referencia inevitable para el continente americano. Europa, a
diferencia de EE. UU., no obtuvo ninguna consideración de
rol "secundario". Relevancia le fue conferida a Asia,
región emergente que para los europeos reviste particular
importancia y ocupa numerosos espacios en la prensa
local.

África concentra la mayoría de las
elecciones en las categorías "secundaria" e "indiferente".
Sin embargo, el principal socio del Mercosur, Brasil, pretende
jugar su rol mundial precisamente con Sudáfrica, entre
otros en el marco de su más amplia política
exterior de potencia media. Puede que aquí persista la
idea de una Argentina aislada, no como parte de un bloque
regional que actúa políticas en común, como
el caso de la política exterior; o bien la dificultad de
percibir -por incapacidad del emisor-, al Mercosur como un bloque
cuyos miembros acuerdan sus acciones
exteriores.

  • De los temas en la lista, seleccione cuál
    cree usted que debería ser el más importante en
    la política exterior de un país como la
    Argentina:

Si se considera la dispersión de respuestas al
momento de identificar el rol de la Argentina en América
latina, con esta pregunta surge con decidida mayoría el
perfil que debería tener un país con sus
características, sin desestimar el crónico
porcentaje de incertidumbre. Para este grupo, América
latina se presenta, una vez más, como el escenario natural
del país.

  • ¿Qué semejanzas encuentra entre la
    Argentina e Italia?

Otros: Apego al trabajo;
clientelismo; falta de credibilidad; fragilidad política;
gran clase media; Iglesia
católica; irresponsabilidad institucional;
predisposición al fatalismo; pymes;
tradición de intervención estatal; velocidad para
superar crisis.

Analogías entre la clase política de
ambas naciones fueron particularmente subrayadas por
quienes visitaron alguna vez la Argentina. Quienes no la
visitaron, en cambio,
reconocieron como denominador común similitudes de
orden cultural y sociológico (sistema de valores,
influencia italiana).

Preocupados por los datos de
la economía, algunos italianos no se cansan de
repetir que su país terminará como la
Argentina -fue incluso, como ya se dijo, un tópico
de moda en
la prensa. Tal insistencia parece omitir una variable
crucial: Italia está en la UE, la Argentina no. Fue
gracias a Bruselas, no siempre a Roma, que
Italia tomó medidas para descomprimir futuras
crisis: comenzó a aligerar su burocracia,
a fomentar la competencia, privatizar algunos sectores,
mejorar la seguridad y aprender la importancia de mantener
un déficit reducido. Los parámetros de
Maastricht son un paraguas para los italianos.

"Lamentablemente,
en los últimos años veo más a Italia
parecerse a la Argentina que viceversa".

Funcionario

"Encuentro en
común la desconfianza en la clase política,
cierta predisposición al fatalismo, pero
también una gran solidaridad y la capacidad de resurgir con
rapidez de situaciones críticas
".
Académico

"Lo que me
sorprende de la Argentina es la dignidad
de las personas que he conocido. Una dignidad que en Italia
estamos perdiendo incluso desde el punto de vista de los
rasgos de cortesía, de atención
".
Empresario

"Viajando he
notado los cambios positivos y negativos de la sociedad
argentina, cambios sustancialmente idénticos a
aquellos italianos; influenciados por opciones
económico-políticas que pueden estar
más o menos en consonancia"
. Presidente
ONG

"Ambos
países tienen una especie de poca responsabilidad presente. Son países
que tratan de resolver el problema una vez creado el
desastre. Con las debidas proporciones, son países
similares".
Estudiante

"Hay un sustrato
cultural que produce una clase política con las mismas
ambiciones;

pero en Italia la
Unión
Europea las limita"
.
Político

"La Argentina tiene
defectos congénitos como Italia tiene otros tantos. Pero
los italianos son un pueblo que vive una realidad europea con
continuos estímulos y la necesidad de permanecer en un
mercado. La Argentina no siente la necesidad de abrirse porque
aún no ha resuelto nudos estructurales"
.
Periodista

"Si no fuese por un
más acentuado apego al trabajo de parte nuestra,
diría que Italia y Argentina son dos naciones
gemelas"
. Presidente ONG

"La Argentina es una
hermana en un ambiente
distinto"
. Político

  • ¿En qué sectores o temas considera
    que la Argentina debería mejorar su relación
    bilateral con Italia?

"Debería
mejorar un poco en todos los sectores porque en los
últimos años hubo una fuerte caída del
interés por la Argentina".
Académico

"Argentinos e
italianos son muy parecidos en las costumbres y trabajar en
grupo no presenta particulares problemas".

Periodista

"Vista la
calidad
del capital
humano y la afinidad cultural, la Argentina
debería volver a ser el portal privilegiado para el
acceso de las empresas
italianas en el mercado continental sudamericano".

Académico

"Se
debería crear una cabeza de puente entre Italia y
Argentina y accionar en Europa".

Empresario

Otros: Agenda internacional
común; mano de obra de calidad; mayor credibilidad
político-económica; promoción de los derechos humanos.

Muchos se manifestaron por la intensificación de
la cooperación comercial y empresarial. Ya desde 2006, el
Ministerio argentino de Asuntos Exteriores comenzó a
nuclear los esfuerzos del sector
público y privado a través de una misión
multisectorial para establecer acuerdos con Alemania,
Italia y Suiza. En septiembre del mismo año, el canciller
argentino, el presidente de la Unión Industrial Argentina
y una comitiva de empresarios firmaron acuerdos de
cooperación en materia de promoción comercial y de
inversión directa entre empresas,
políticas para pymes e incremento de las relaciones entre
las comunidades empresarias de los países signatarios.
Además, durante el primer semestre del mismo año,
el Ministerio de Economía coordinó misiones
comerciales de compradores internacionales en las que
participaron más de ochocientas pymes.

V. Una
diplomacia pública para Argentina

Se ha dicho aquí que la diplomacia pública
es una herramienta de la política, coordinada desde el
gobierno, el cual
puede a su vez diversificar su rol de transmisor a través
de actores privados del país. Se dijo también que
su objetivo es el
de promover el interés nacional de un país
mejorando su percepción exterior y que su destinatario es
la opinión
pública de naciones extranjeras que formen parte de un
target vital para los intereses de la nación
emisora. Asimismo, esta diplomacia propende a establecer y a
mejorar el diálogo
entre los ciudadanos de dos o más
países.

Es menester recordar cuál es el corazón de
la diplomacia pública: su reciprocidad. No sólo se
trata de dar a conocer el país a una determinada
audiencia. Es cuestión también de disponer las
herramientas
necesarias para conocer en profundidad a esa audiencia y traerla
hacia casa. Tampoco debe olvidarse que la diplomacia
pública y su versión cultural representan
políticas de largo aliento. Sus resultados no se miden en
meses o años, sino en décadas. Nada
fructífero podrá lograrse ahorrando esfuerzos y
recursos. Una buena diplomacia pública no es barata.
El Estado debe
comprometer una partida considerable, aunque siempre relativa a
sus prioridades.

Si bien mutuamente provechosa durante decenios, hoy la
relación bilateral italoargentina encuentra serias
dificultades objetivas en los terrenos económico, judicial
y político. Desatar estos nudos requerirá de
extensas gestiones que el nivel político pondrá en
campo sin cesar. Mientras la acción
gubernamental explora sus vías consuetudinarias, la
diplomacia pública no debe asistir inactiva a las
gestiones, esperando el momento de un terreno fértil. Debe
sustraerse de los tiempos de la política y ejercer su
acción de "segundo plano", no sólo perseverante a
pesar de las tempestades políticas sino, sobre todo,
atenta a las actitudes y
necesidades de la opinión pública del interlocutor
estatal. Es su misión labrar el terreno para que cada vez
que las condiciones del diálogo estén dadas, estas
encuentren un escenario fértil a disposición. La
reciprocidad, la información de retorno, no deben dejar de
ocupar su función
vital ni siquiera en tiempos de crisis
diplomáticas.

El estudio del caso italiano -en la concepción y
uso de su diplomacia pública– y los resultados
arrojados por la experiencia de sondeo entre líderes de
opinión sugieren algunas orientaciones para que el
gobierno argentino construya las bases de un plan de
diplomacia pública que tenga por objetivo a la
opinión pública italiana. Tal empresa
debería considerar algunos de los siguientes
aspectos:

Termómetro. El modelo de consulta usado en
este trabajo podría ser el embrión de un sistema
permanente de medición de la percepción argentina
en la opinión pública de los países clave
para los intereses internacionales de la nación. Si se
quiere establecer un vínculo concreto y
eficaz con comunidades extranjeras cuyos líderes puedan a
su vez influir en decisiones gubernamentales, se debería
mirar, por ejemplo, hacia alguno de los instrumentos
implementados por Italia en su particular relación con la
vasta colectividad de sus conciudadanos en el mundo. De esto ya
se ha escrito aquí.

Otro ejemplo de instrumentación efectiva es el
Eurobarómetro, el observatorio público de la
Comisión Europea que mediante entrevistas
personales monitorea constantemente el comportamiento, las tendencias y las necesidades
de la opinión pública de los Estados miembros de la
UE. Hoy es una de las principales bases de datos
europeas. Nuestra región emplea desde hace doce
años el Latinobarómetro, un sondeo de frecuencia
anual que comprende a 18 países con un total de 196.788
casos. Su objetivo es medir los fenómenos políticos
y sociales a través de las percepciones de la
opinión pública.

Coordinación. Hay que programar una
actividad interdepartamental, institucional y política
entre la Cancillería y los demás organismos del
Estado, atendiendo a la cooperación con las provincias,
demás entes regionales, el sector privado, asociaciones
intermedias y representantes de la sociedad civil.
El Ministerio italiano de Asuntos Exteriores coordina su
diplomacia cultural con el Ministerio para los Bienes y las
Actividades Culturales y con el Ministerio de Educación
Universitaria e Investigación. La Cancillería
argentina, que ya actúa junto con la Secretaría de
Medios y
Comunicación, debería ampliar los
alcances y actores de la red.

Especialización diplomática. Es
aconsejable crear, en el Instituto argentino para el Servicio
Exterior de la Nación (ISEN), la carrera de Consejero
Diplomático en Comunicación, una nueva figura
profesional que deberá combinar los conocimientos de un
diplomático tradicional, un científico
político y un comunicador social. Al interior de la
representación diplomática, este profesional
estudiará la conformación de la sociedad en que
actúa, segmentando su opinión pública para
identificar a los líderes de opinión y
personalidades influyentes a quienes dirigir el
mensaje.

El "entrenamiento
mediático" debería ser un rasgo que por antonomasia
defina a los diplomáticos de nueva generación.
Marcada por la proliferación de los medios de
comunicación y de los canales informativos, "la
función tradicional del diplomático, la de informar
al propio gobierno sobre la política de aquél en el
cual está acreditado, corre el riesgo de
transformarse en una función superflua. Más
importante que la negociación política, ya reservada
directamente a las relaciones entre los gobernantes, gracias a la
facilidad y a la rapidez de las consultas intergobernativas, es
la acción sobre la vertiente económica dirigida a
informar y a crear ocasiones de encuentro y a introducir al
operador económico nacional en la realidad y en los
ambientes del país de acreditación, así como
acompañar y coordinar la acción de institutos
especializados en la obra de penetración económica
y comercial (…). Esto requerirá una profunda
reforma en las funciones y en la
preparación del representante diplomático"
(Mammarella op. cit., 297).

Actores privados. Una estrategia de
diplomacia pública debe trascender una gestión
de gobierno y convertirse en una política de Estado que
involucre la participación de actores privados y no
estatales con la coordinación gubernamental. "Entendí
que en Argentina, además del elemento estatal, hay un
elemento privado que funciona en manera eficiente",
observó un funcionario italiano vinculado con el comercio
internacional (cfr. Occhiucci, art. cit. en Anexo).
Por vía de incentivos como
la reducción tributaria el Estado podría promover
acuerdos de cooperación con el sector privado para proveer
fondos de financiación a las actividades de la diplomacia
pública, como el intercambio de estudiantes e
investigadores. Como se ha visto en los resultados de este
trabajo, la percepción de elementos negativos es escasa
entre los italianos que visitaron el país. Estimular estas
visitas, invitando a personalidades clave, es una forma concreta
de revertir la presencia masiva de estereotipos mediáticos sobre la Argentina.

Cultura. Vista la unánime
consideración del escritor Jorge Luis
Borges, incluso entre los italianos consultados que dijeron
conocer poco de la Argentina, debería considerarse la
posibilidad de dar vida al Instituto Borges que,
inspirado en los institutos de cultura europeos y
asiáticos, sea una sede cultural argentina en las
principales ciudades del mundo para propagar los valores,
historia, arte e ideas del país. Organismos culturales
estatales como la Orquesta Sinfónica Nacional y el
Patrimonio de
Artes Plásticas de los museos argentinos pueden
convertirse en una producción cultural argentina
itinerante.

En sentido inverso, Italia ya está aplicando su
diplomacia cultural: en junio de 2010 la ciudad autónoma
de Buenos Aires
contará con un museo extraordinario, con exposiciones
permanentes italianas que se renovarán cada tres
años, pertenecientes a la Gallería degli Uffizzi de
Florencia, a la galería de Brera de Milán y el
Museo Arqueológico de Nápoles, tres de los
más importantes museos de Italia.

Becas. Las becas de estudio y de
investigación patrocinadas por el gobierno argentino
deberían ingresar con mayor intensidad en el escenario
académico europeo, actualmente concentrado en traslados
centrípetos, intracontinentales. A escala regional y
en su calidad de miembro, el país debería proponer
a sus socios del Mercosur la adopción
de un programa
análogo al proyecto europeo
Sócrates-Erasmus, que introdujo por primera
vez un sistema de becas de estudio que permite a alumnos de la UE
cursar dos semestres en una universidad de otro país del
bloque y rendir exámenes del propio plan de estudios, que
luego serán reconocidos por el ateneo de proveniencia. La
región sudamericana no debe soslayar la gran experiencia
de movilidad estudiantil que ya es tradición en Europa.
Según datos de la Cancillería argentina, en 2006
aumentó un 30% la inscripción de extranjeros en
universidades locales: 657 alumnos de este tipo ingresaron en los
ateneos estatales, casi el doble que en 2004. En total, la UNESCO
ha calculado que la Argentina hospeda a unos 3.300 estudiantes
extranjeros –aunque se estima una cifra mayor si se
considera a quienes no tramitaron la visa de estudio-,
principalmente latinoamericanos, cantidad que representa
sólo el 0,3% de la matrícula universitaria total.
El Ministerio de Educación estima que en lo que va de 2007
hay unos 14 mil estudiantes extranjeros en las universidades
argentinas, más del doble que en 2004. El 60% proviene de
Estados Unidos
y Europa: unas 3.700 personas.

Identidad regional. Considerada la importancia
que actores como Brasil comienzan a adquirir entre los
países europeos, la Argentina, que por décadas se
inclinó hacia el eurocentrismo,
debería comenzar a desarrollar una serie de actividades
culturales dentro del Mercosur que refuerce la identidad
latinoamericana del país, con el propósito de
asegurar ser vista por los Estados de la región como un
aliado esencial en la cooperación
internacional.

Diásporas internas y externas.
Debería pensarse en reforzar los lazos comunicativos con
las colectividades extranjeras residentes en territorio local,
participando en sus acontecimientos culturales para lograr que
reverbere en sus países de origen una determinada imagen de la
Argentina. Para esto es relevante el contacto personal: cada
extranjero en suelo argentino
es un posible puente de comunicación con su nación
de origen, así como cada argentino en el exterior es un
potencial embajador. EE. UU. se valió de sus expatriados
para dar vida a las American Corners, pequeños centros de
información instalados en el exterior y gestionados por
ciudadanos estadounidenses de residencia permanente fuera de sus
países. En estos centros, los extranjeros pueden acceder a
datos relevantes en contacto directo con los ciudadanos del
país promocionado. Es, además, una manera de dar
trabajo a los conciudadanos desocupados o subocupados en el
exterior.

Diversidad. Según datos de la sede
argentina de la Agencia de la ONU para los
Refugiados (ACNUR), en 2006 la Argentina recibió, en
promedio, una persona al día en condición de
refugiado o con pedido de asilo político. La permanencia
de estas personas -la mayoría senegaleses, colombianos y
peruanos- en suelo argentino acentuará la heterogeneidad
étnica y cultural del país. El Comité de
Elegibilidad para los Refugiados, que depende de la Dirección Nacional de Migraciones,
recibió en 2005 385 solicitudes de personas que escapaban
de 41 países de África,
Asia y América latina.

Por otra parte, son cada vez más los extranjeros
que deciden residir establemente en Buenos Aires luego de un
período de vacaciones. Veintitrés mil son los
estadounidenses que viven en la Capital. De
los extranjeros que en 2006 ingresaron al país con visa
turística, 3.885 solicitaron la extensión del
permiso de permanencia. A su vez, 16.220 extranjeros que ya se
hallaban en Argentina solicitaron la residencia
permanente.

"No se puede generalizar, pero es verdad que en algunos
sectores hay una cantidad notoria de europeos y norteamericanos
que se está mudando a nuestro país", comenta Pablo
Bohoslavsky, titular del Programa de Promoción de la
Universidad Argentina del Ministerio de Educación.
"Conozco a muchos creadores de software y
diseñadores de páginas
Web que se están viniendo, porque pueden vivir
acá y vender sus productos en
Europa. En Argentina encuentran buen clima de trabajo,
desarrollo cultural y niveles de seguridad compatibles con los de
sus países".

En la Dirección Nacional de Migraciones, la
tramitación de residencias temporarias o permanentes para
ciudadanos europeos y estadounidenses aumenta desde 2002 -a
partir de la devaluación del Peso argentino-, y en 2007
el Estado llegó a otorgar, en promedio, casi una
residencia por hora a ciudadanos del Primer Mundo.

Una encuesta de la
consultora Universum, de mayo de 2007, mostró que Buenos
Aires fue la ciudad latinoamericana preferida por los estudiantes
de maestrías en negocios (MBA)
de las univeidades estadounidenses. La metrópolis hospeda
además a la Sociedad de Jóvenes Expatriados de
Buenos Aires (YesBA), con 4.700 socios que emigraron a la
ciudad.

El periódico
italiano Il Sole 24 ore, en un artículo titulado
"Buenos Aires es la capital más cool",
indicó que al menos 25 mil estadounidenses y 5 mil
británicos ya viven en la ciudad lo que, junto con el bajo
costo de la vida
para los extranjeros, la convierte en la emergente capital
internacional de la cultura y del cool, como Praga en los
años noventa, indica Alessandro Giberti, autor del
artículo. El año pasado, en Venecia, Buenos Aires
fue candidata a ser declarada por la UNESCO "paisaje cultural de
la Humanidad".

Mientras en el mundo se propala la hipótesis –que en Europa parece
materializarse- de un choque de civilizaciones o, a mi parecer,
de un desencuentro étnico, el país debería
reforzar su costado multicultural y multiétnico mediante
la difusión de mensajes positivos que muestren una
Argentina que logró una amalgama cultural en su base
social.

Un estudio de la Universidad de Buenos Aires tiene por
hipótesis que la
multiplicación de inundaciones, sequías y terremotos; la
escasez y
contaminación de recursos
naturales como el agua y la
energía; y la presión
social y laboral del
Primer Mundo por los inmigrantes de los países pobres,
estarían causando una ola de emigrantes de Europa y
Estados Unidos hacia otros sitios más "limpios" y
supuestamente estables, la Argentina entre ellos. Titulada
"Transformaciones sociales en un mundo globalizado, migración
y medio
ambiente", la
investigación es conducida por el profesor de
sociología de la migración y ex coordinador del
Programa Iberoamericano de Educación, Cultura y
Migraciones de la UNESCO, Roberto Aruj, quien basa su
hipótesis en datos de la ONU -que ya creó la
categoría de "migrante ambiental" para definir a quienes
dejarán su lugar de origen, desplazados por la
contaminación y los cataclismos.

Contacto personal. Respecto del intercambio de
recursos
humanos, el país debería crear una base de datos
que incluya a todos los estudiantes, académicos,
científicos y artistas extranjeros que algunas vez pasaron
por ateneos argentinos en calidad de becarios. Esta red
servirá para retomar el contacto entre el gobierno y estas
personas que, de vuelta en sus naciones de origen, hayan
adquirido posiciones de influencia sobre la opinión
pública. A su vez, la promoción de políticas
para incentivar el estudio de extranjeros en el país debe
ir acompañada por gestiones concretas para que el
estudiante visitante pueda a su regreso difundir su experiencia y
resultados de su estudio en su comunidad.

Para esto, es clave el rol de la red diplomática
argentina y sus contactos en el exterior. Las organizaciones de
emigrados aparecen como recursos de información
útil para actualizar la imagen argentina. Son
prolíferos y proficuos los vínculos entre las
asociaciones regionales y las autoridades federales italianas,
con frecuentes visitas mutuas. Montarse sobre esta estructura
para renovar los vínculos a escala nacional, es una
vía. No debe olvidarse que Italia no puede ser considerada
sólo en términos de gobierno central. Más
bien debe ser abordada por las puertas de ingreso que ofrece cada
región, cada provincia.

Medios. Aquí puede estimularse la
creación de documentales de ficción para colocar en
el mercado de la
televisión pública italiana, en
coordinación con el Instituto Nacional de Artes
Audiovisuales y la Universidad Nacional del Cine. Esta
variante audiovisual prevé la creación de guiones
con lenguaje de
documental que relaten historias con escenario en la Argentina y
reflejen sus costumbres. Brasil ya puso en práctica un
recurso de este tipo en 2006, por medio de la pantalla de la
RAI.

Si se tiene en cuenta la importancia de la lengua
castellana en el mundo, un grupo de profesionales argentinos de
la
comunicación y de las letras podría dar vida a
un noticiero internacional producido y emitido desde la
Argentina, junto a una programación más amplia que incluya
lecciones del idioma.

Respecto de la consideración central concedida a
la Internet como
fuente de información por parte de los líderes de
opinión aquí consultados, las diversas áreas
de la administración
pública argentina podrían integrar los servicios de
todos sus sectores en un portal web único,
interactivo, de modo que el ciudadano y el corresponsal de prensa
extranjeros en búsqueda de datos sobre el país
eviten enfrentarse a una dispersión tal de fuentes de
información que lo induzcan a desistir. La diplomacia
pública argentina debería ir más allá
de tácticas culturales como el intercambio
académico, becas de estudio y medios masivos de
comunicación. Nuevos foros tecnológicos no masivos
como los blogs y los web chats, para dialogar con
públicos extranjeros, podrían considerarse si, en
una relación de mediano-largo plazo, se quisiese apuntar a
públicos jóvenes con posibilidad de ocupar puestos
clave en sus sociedades. La
gente debe ser alcanzada allí donde está. Es el
país el que tiene que moverse hacia ellos y no viceversa.
Y mucha de esa gente, sobre todo los jóvenes, están
en la Web.

El cine no escapa a este apartado. Cada vez se filman
más cortos publicitarios extranjeros en Buenos Aires. Las
productores eligen la ciudad por los bajos costos, el nivel
profesional de sus técnicos, la variedad de la
población al momento del casting actoral y porque muchas
de sus esquinas y paseos se convierten fácilmente en
ciudades europeas o estadounidenses, dada la exquisita
combinación de arquitectura
francesa, española y modernidad
neoyorquina.

Idioma. Entre los 21 países que reconocen
al castellano como
lengua oficial, Argentina y España son
los únicos que disponen de un modelo de examen
internacional de lengua castellana (respectivamente, el CELU
–Certificado de Español,
Lengua y Uso- y el DELE –Diploma de Español como
Lengua Extranjera). Si bien la nación ibérica
destina el 15% de su PIB a la
producción cultural, compite con Argentina por la
enseñanza del castellano en el mundo.

Vista la elevada consideración manifestada por
los encuestados acerca del nivel de educación de los
argentinos respecto de sus pares latinoamericanos, y considerando
la relevancia mundial que adquiere la lengua castellana, la
Argentina podría posicionarse como apta para la
enseñanza de la misma en el exterior, mediante centros
culturales argentinos estratégicamente colocados en las
capitales de los países relevantes para su política
exterior. En ocasión del III Congreso Internacional de la
Lengua Española, que en noviembre de 2004 tuvo por sede la
ciudad de Rosario, la Argentina demostró al exterior su
autoridad en
la materia, dada la gran variedad de escritores nativos de talla
que participaron en el evento.

Acontecimientos como este recuerdan, por enésima
vez, que el país puede asumir un decisivo rol de referente
cultural en el subcontinente latinoamericano. Según datos
difundidos por el Instituto Cervantes en
el V Congreso Estatal de Escuelas Oficiales de Idiomas (en La
Coruña, 2007), el castellano es el segundo idioma
más estudiado en el mundo, sólo superado por el
inglés.
Es la lengua básica en 21 países y son 14 millones
los alumnos que la estudian en 90 países donde no es
idioma oficial. Desde 2005, Brasil sancionó la Ley 11.161 que
establece la enseñanza obligatoria del español en
las escuelas secundarias. Una ocasión sin igual para
Argentina, socio estratégico del gigante
sudamericano.

V.1. ¿Qué Argentina
queda?

La imagen de la Argentina en Italia está
desactualizada y congelada. No llegan novedades. El país
ha caído en un paréntesis de indiferencia por parte
de la opinión pública y los medios italianos. Una
vez más, la nación austral se coloca en el
tradicional cono de sombras de los actores menores del sistema,
que sólo emergen a la atención mundial cuando son sacudidos por
fenómenos particularmente traumáticos. Su imagen
quedó detenida diacrónicamente, es decir, en cortes
y discontinuidades históricas sin ilación. Los
fragmentos temporales que surgen con vigor son de valor negativo,
los de mayor impacto mediático y emocional: gobiernos
percibidos como regímenes (tal el caso de la
percepción del peronismo
vernáculo), dictadura y
crisis económicas.

Si no fuera por la falsedad del siguiente enunciado, de
lo antedicho podría afirmarse que en la percepción
italiana la Argentina se confirma como un país de
periferia, poco conocido y menos nombrado. Sin embargo, entre las
naciones latinoamericanas mencionadas en la encuesta, la
Argentina fue elegida como la más y mejor conocida. Pero
de inmediato se nota cómo este conocimiento quedó
vinculado con menciones sobre su pasado histórico y crisis
recientes. Esta aparente contradicción puede indicarnos
que la falta de información sobre el presente del
país, que en muchos casos incluye hasta el desconocimiento
de quién es su presidente, no es óbice para que la
Argentina siga formando parte del imaginario colectivo
italiano.

Es una memoria colectiva
ciertamente fragmentada, espástica, de un lejano
país que quedó impregnado a modo de fotogramas, sin
solución de continuidad. Por ejemplo, es llamativo que el
apabullante predominio de la memoria de
la crisis de 2001 esté acompañado por la ausencia
total de referencias a la década de gestión del ex
presidente Carlos Menem (hubo
sólo una mención en nuestro sondeo) y a los dos
años de su sucesor, Fernando de la Rúa. Se trata de
dos períodos de la historia sin los cuales no sólo
es difícil comprender el estallido
económico-institucional posterior, sino toda la Argentina
contemporánea, de la cual se opina en abundancia y se
coloca como ejemplo de lo que podría padecer la
economía italiana.

La Argentina tiene que empeñarse en rodar su
propio filme; en ofrecer a la opinión pública
italiana los eslabones perdidos de una cadena que, así
como está, refleja anarquía y desorden: el cuadro
maniqueo de un país que -por capricho o por azar-
péndula desde la riqueza a la pobreza, sin
puntos intermedios.

La ausencia del país en los grandes titulares, si
va acompañada por un trabajo persistente de diplomacia
pública en segundo plano respecto de los formales canales
del diálogo político bilateral y de las
clásicas rutas mediáticas, puede devenir en un
capítulo fructífero para la futura
reinserción mundial argentina. El sustraerse de la
vorágine informativa puede ayudar a cultivar una imagen en
el largo plazo que, de otro modo, con el desgaste cotidiano,
fatigaría en consolidarse. Confirmaría la regla
según la cual a menor visibilidad, mayor valencia
positiva: Japón,
alejado de la información internacional en la segunda
posguerra, cultivó elementos favorables para luego
relanzar su presencia en el mundo.

La desatención de la opinión
pública es también ocasión para trabajar en
el establecimiento de bases sólidas que permitan alcanzar
un punto intermedio aristotélico entre hard y
soft power. Ambas dimensiones del poder
(económico-militar y comunicacional-cultural) confluyen en
un concepto superior
denominado smart power (poder inteligente). Argentina no
debe aumentar su visibilidad mundial hasta no mejorar su
valencia. De lo contrario, reavivará los elementos
negativos residuales que aún se le asocian y que no son
pocos.

Muchos de los consultados encontraron dificultad para
definir un rol argentino en el contexto latinoamericano: no saben
o no responden, son escépticos sobre su posición.
Se lo considera un actor relevante en la región, "pero no
en condiciones de ejercer una influencia determinante". La
conciencia de un proceso de integración regional, activado
desde hace dos décadas, no logra afirmar sus bases en la
percepción de este público selecto. Semejante
incertidumbre puede entrar en contacto con la elección de
la presencia europea como valor distintivo del país
respecto del resto de América latina. Un valor hasta
cierto punto.

Después de las imágenes
de la crisis que recorrieron el mundo en 2001-2002, los italianos
ya no consideran a la Argentina del todo europea. Ni del todo
latinoamericana. Un dilema de identidad que persistirá
mientras siga irresuelto para los mismos argentinos. Continuar
resaltando la impronta europeísta, otrora redituable,
comienza a volverse contraria en un mundo que interacciona sobre
la matriz de
bloques regionales, antes que bilaterales. Los actores no
identificados con un bloque, o de posicionamiento
internacional ambiguo, aparecen confusos al público
extranjero.

Así y todo, los italianos parecen aún
dispuestos a aceptar y a reconocer un rol de referente cultural
para la Argentina en América latina, reservando a Brasil
el puesto de motor
económico. La percepción de un mayor nivel cultural
de la población, de una buena y sólida
tradición académica, de escritores de renombre y
las reiteradas menciones a la creatividad
argentina fueron variables
recurrentes. La mayoría de esta muestra -de la cual
sólo el 9% visitó el país por motivos de
estudio- sostiene que la enseñanza argentina en el
subcontinente sudamericano es de excelencia, aunque pocos
europeos asisten a sus cursos. Muchos italianos siguen
prefiriendo los posgrados estadounidenses y británicos,
embelezados como están por ambos países.

Esta difundida idea de buen nivel académico es
quizá el reflejo de una Argentina que ya no es, pero que
puede comenzar a reconstruir su imagen sobre la base de esta
percepción residual. La cuestión será si los
argentinos están dispuestos a aceptar el desafío.
La sola idea de un nuevo liderazgo cultural en la región
aún suscita, dentro y fuera del país, viejos
resquemores que ven en cualquier intento al respecto la
búsqueda de imponer una tendencia europeizante o
sentimientos de superioridad étnica. Las memorias
históricas juegan fuerte.

Los resultados del trabajo de campo sugieren que muchos
de los italianos encuestados construyeron sus juicios sobre la
Argentina estableciendo comparaciones con su propio país.
La cercanía cultural ha favorecido respuestas por
analogías, sobre todo en los campos donde escasean datos
concretos o información precisa. Al momento de reflexionar
sobre los argentinos, los italianos suelen valerse de los mismos
parámetros que usan para juzgarse a sí
mismos.

Viceversa, no sería improbable que leyendo el
capítulo sobre los estereotipos italianos (ver II.2.1.) el
lector argentino haya sentido que los ejemplos allí
ofrecidos hagan referencia a sí mismo, a su país.
Más que con cualquier otra nación con la que
Argentina desee mejorar su vínculo, en el caso de Italia
se revaloriza uno de los principios
axiales de la diplomacia pública: el
conocimiento del otro. Conocer mejor a los italianos es no
sólo un requisito para una estrategia de acción
comunicativa; es también un conocimiento reflejo,
especular, mediante el cual los argentinos se conocen a sí
mismos. La particularidad de este vínculo bilateral reside
en su facultad de cuestionar el principio ya citado de Hans Tuch,
según el cual "debemos entender las esperanzas, temores y
complejos de los demás si queremos tener éxito
en persuadirlos de entendernos". En el caso que nos ha ocupado,
este axioma bien podría plantearse exactamente al
revés.

Anexo

"La Argentina es considerada un poco a los
márgenes"

Entrevista con el senador italiano Franco Danieli,
viceministro de Asuntos Exteriores para los Italianos en el
Mundo.

Roma, 18 de septiembre de 2006.

– Usted ha declarado que se necesita un termómetro permanente para medir las
condiciones de las colectividades italianas en el exterior si con
ellas se quiere mantener un vínculo eficaz.
¿Cuáles son los medios concretos utilizados por el
gobierno de Italia para medir estas condiciones?

– Termómetro hay más de uno. Está
el termómetro por excelencia que es el institucional, la
red diplomático-consular. Es toda la estructura
institucional de la
República que en el exterior permite monitorear la
realidad de las comunidades italianas. Esto no basta, porque la
red diplomático-consular mantiene con nuestras comunidades
un contacto de tipo burocrático-institucional. Por lo
tanto, a este termómetro hay que sostenerlo con otro, que
es el termómetro derivado del conocimiento, más
allá del institucional, que permite adquirir
información de una red de instrumentos que
son los más diversos sensores en el
territorio: patronatos, sindicatos,
red asociativas, iniciativas culturales. Es decir que hay otros
indicadores que, correlacionándose con la red
diplomático-consular, al final reflejan una imagen algo
más seria, exhaustiva y detallada de la realidad de una
comunidad.

– ¿Cuál es entonces la temperatura
del termómetro de la colectividad italiana en la
Argentina?

– La comunidad italiana en Argentina está
integrada. Integrada porque, a diferencia de comunidades que se
colocaron en países físicamente más cercanos
a Italia, la elección de la Argentina como país de
acogida es una elección que implica la mayoría de
las veces la decisión de adoptar a aquel país como
lugar de residencia estable y definitiva. De manera que, en este
caso, existe una voluntad expresa y conciente: voy a la
Argentina, me establezco y me integro allí; la Argentina
está lejos e difícilmente volveré a Italia a
la edad de la jubilación. En cambio, países
más cercanos a Italia, como Suiza o Alemania, permiten
desarrollar un recorrido migratorio del tipo "voy a Suiza,
trabajo treinta años, junto un poco de dinero, me
construyo la casa en el pueblo y cuando llego a la edad de la
jubilación, vuelvo. Mientras tanto, cada año,
vuelvo a casa para Navidad,
Pascua y durante el verano". La cercanía física de los lugares
de emigración respecto del punto de partida define otro
recorrido mental y de vida del emigrante. La lejanía de la
Argentina ha determinado esta elección, lo que no quiere
decir que los italianos de la Argentina no vuelvan más a
casa. Lo hacen, sí, pero como turistas, para encontrarse
con familiares y para ver los lugares de origen. Pero es un
regreso temporáneo. No está la elección de
permanecer en Argentina por un período de vida y luego
retornar a Italia. A diferencia de otros países, esto
comportó recorridos más acelerados de
integración. LA cercanía geográfica de
países como Suiza ha determinado psicológicamente,
en la mayoría de los casos, el rechazo a integrarse. Una
barrera de naturaleza
psicológica. La idea era "voy, me quedo algo de tiempo e
mañana vuelvo". Lamentablemente, en algunos casos el
mañana no llega más, sino a la edad de la
jubilación. Los hijos de integran, se vuelve ciudadanos
del país de acogida, y los padres, con esta barrera
psicológica, son quienes más que otros sufren las
consecuencias de la incomodad de la integración frustrada.
En la Argentina hay una comunidad anciana con sectores
consistentes donde se verifican problemas relacionados con la
dificultad económica que el país ha vivido en
años recientes y e parte continúa a vivir. Tenemos
sectores de conciudadanos que viven en condiciones de necesidad
económica y social respecto de las cuales tenemos el deber
de intervenir por medio de instrumentos de naturaleza
asistencial. Las jóvenes generaciones han madurado un
interés por la relación con Italia tanto por
razones de orden cultural como por motivos de oportunidad
profesional. Respecto de estas exigencias, obviamente el Sistema
Italia responde, pero lo hace aún en manera fragmentaria.
Existe un extraordinario protagonismo de una vastísima
pluralidad de sujetos que operan. Esto es solidaridad, es
riqueza, es pluralismo y es también cooperación
descentrada que frecuentemente se traduce en un desequilibrio,
una ineficacia en la gestión de los recursos
económicos. Me refiero también a las iniciativas de
sujetos privados. Falta un marco estratégico unitario
dentro del cual colocar las distintas iniciativas. Esto
permitiría una optimización del uso de los
recursos.

– ¿En qué ocasiones la diáspora italiana resultó para el
gobierno una vía más eficaz que las
diplomáticas para obtener un acuerdo e influenciar las
decisiones políticas de las autoridades argentinas en
tiempos de estancamiento bilateral?

– En las relaciones Italia-Argentina la comunidad
italiana ha sido y es constantemente un puente importante de
comunicación y e relaciones. Incluso cuando nosotros como
República italiana hemos tenido situaciones de
tensión en los años recientes sobre el escenario
bilateral, ha sido la comunidad italiana residente en Argentina
quien ha desarrollado una acción de mediación. Ha
ayudado a la comprensión y a la relación. Es una
actividad que ha desarrollado constantemente, quizá sin
siquiera ser conciente de ello. Los tantos componentes
políticos, representantes institucionales con
orígenes italianos presentes en el Parlamento y en el
Gobierno argentinos son también, y por el sólo
hecho de tener orígenes italianos, un elemento fundamental
en la relación ítalo-argentina. Son instrumentos
esenciales de comprensión recíproca.

– De la ronda de consultas que he activado con
líderes emerge que muchos italianos vinculan la imagen de
la Argentina a los recuerdos de la dictadura militar
y a la figura de los desaparecidos. Se trata de hechos de hace
más de veinte años que, sin embargo, reaparecen
fuertemente radicados en el actual imaginario de una
opinión pública extranjera como la italiana. Usted
que como es subsecretario de Estado en Asuntos Exteriores se ha
ocupado de procesos
judiciales contra ex militares argentinos, ¿cómo
explica este particular?

– Los primeros años del compromiso
político y social de gran parte de la clase dirigente que
hoy conduce Italia, incluido quien suscribe, estuvieron
caracterizados por algunos dramas; digamos algunas vivencias
históricas. Vietnam, la cuestión israelí-palestina, el apartheid en
Sudáfrica, el golpe en Chile, la dictadura argentina y sus
desaparecidos. Por lo tanto, estos elementos están muy
presentes porque han marcado a sujetos que hoy gobiernan este
país. Luego, con el pasar de los años, hubo una
actualización de aquellos dramas. Desaparecidos argentinos
no es un fenómeno cerrado, con los nietos de las Abuelas
de Plaza de Mayo que fueron adoptados por los secuestradores de
sus padres. Por lo tanto, este es un elemento "genético",
de algún modo sentimental y de actualidad. Es evidente que
más allá del primer impacto todo el resto necesita
de profundización y conocimiento. Y respecto del
conocimiento existe una gran precariedad. La Argentina es
considerada un poco a los márgenes no sólo
geográficos, sino también de las cuestiones
internacionales. De modo que, al final, es poca la cantidad de
información que llega. Geográficamente es lejana.
En definitiva, más allá de las situaciones de
crisis económica, desde hace algunos años ya no hay
fenómenos visibles que atraigan la atención
internacional. Digamos que la última noticia relevante es
el default argentino. La otra es la elección de Kirchner.
Pero basta. Si se va a preguntarle a la extensa platea de los
ciudadanos qué es lo que saben de la Argentina actual,
continuarán respondiendo ‘desaparecidos’ y
quizá dirán ‘default’, ya que 400 mil
familias han vivido esta situación.

– He notado que en Italia poco se habla de los
italianos en el exterior y que la prensa local casi no hace
referencia a ellos. Muchos italianos hasta ignoran la existencia
de un viceministerio dedicado exclusivamente a los conciudadanos
emigrados. Vista la situación, ¿qué tipo de
relación existe entre los italianos de la Península
y los del exterior?

– Existe una relación que deriva de un hecho:
durante el llamado siglo de la emigración italiana de
masa, desde 1865 a 1975, desde Italia partieron alrededor de 27
millones de ciudadanos. Por lo tanto, el vínculo existe,
dado que cada familia italiana
ha tenido parientes emigrados. Hay un vínculo objetivo. La
emigración italiana involucró prácticamente
a cada núcleo familiar. El abuelo del residente del
Senado, Franco Marini, estuvo cuatro veces en los Estados Unidos.
El subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros,
Riccardo Levi, nació en Montenvideo. Sin embargo, en la
dimensión pública de la comunicación y de la
información hay una visión provincial que ha
connotado tanto a los medios italianos como a la
información general, quizá consecuencia incluso de
la visión provinciana que la clase política
institucional italiana ha tenido durante largos años. Por
lo tanto, ha habido una subestimación de la importancia de
la comunidad italiana en el mundo. La importancia de la
dimensión internacional es un descubrimiento más
bien reciente, de hace dos o tres décadas, no más.
La evolución se observa incluso en la
compaginación de los diarios: hace tres décadas,
las dos primeras páginas se referían a la
política interna y la tercera era la gran página
del debate. Desde
hace pocas décadas comenzó a prestársele
atención a las dimensiones del mundo. Es evidente que esta
maduración se debe a la afirmación de la
globalización como fenómeno común. Esto
consintió una maduración en comprender que hay que
ocuparse incluso de lo que sucede más allá de las
fronteras nacionales. En este escenario, sólo lentamente
ha madurado la atención hacia la comunidad italiana en el
mundo. Aquí incluso más lentamente respecto de la
importancia de las temáticas internacionales. Nosotros
logramos modificar la Constitución nacional sólo en 2000,
introduciendo la jurisdicción exterior y el número
de legisladores a elegir en el exterior. Sólo en 2000, por
entonces como subsecretario de Asuntos Exteriores encargado de
los italianos en el mundo, organicé la primera conferencia de
los italianos en el mundo y el primer encuentro de legisladores
de origen italiano. Hubo una lenta toma de conciencia sobre la
importancia del network étnico italiano. Hubo un
retorno de la atención debido a las circunstancias
relativas a la presencia de dieciocho legisladores [italianos
elegidos en el exterior en 2006] ya que éstos fueron
determinantes para la formación del gobierno [de Prodi] y
continúan siéndolo para mantener la mayoría
parlamentaria. Esta centralidad objetiva ha reabierto un poco la
atención. Pero la ha reabierto con el espíritu del
chismorreo, del voyeurismo político. No hay una
comprensión real y profunda de la importancia de la
comunidad italiana en el mundo. Es un trabajo que debe ser hecho;
una actividad educativa que debe desarrollarse día a
día para que finalmente se afirme la conciencia de esta
importancia. Digamos que esto ha sido entendido por la parte
más sensible de la clase política italiana.
Todavía no es un sentir común y vasto, sobre todo
en lo que se refiere a la opinión pública. Los
medios están aún ausentes; se habla de comunidad
italiana cuando hay fenómenos trágicos o cuando hay
algún chisme particular. No hay una información
constante. Uno de los temas irresueltos es el de la
información de retorno [de retroalimentación], sobre la que estamos
trabajando. Si no hay información sobre la realidad de la
otra Italia, sobre qué cosas trabajar, sobre qué
producir, no habrá una toma de conciencia.

– En estudios de campo he observado que muchos
italianos en el exterior encuentran más
información, de mayor calidad y más
rápidamente en la programación de la versión
internacional de la RAI [Radiotelevisión italiana] que
dirigiéndose a los consulados o a las embajadas italianas.
¿De qué modo piensa resolver este
desfase?

– En julio [de 2006], en una reunión operativa
junto con el ministro de Comunicaciones, he solicitado aumentar la cantidad
de información de Italia hacia el mundo, colocando en
difusión también a otros canales televisivos, como
por ejemplo RAI News 24 [una señal que al momento se ve
sólo en territorio italiano]. Respecto de la RAI
International, esta vive una dimensión contradictoria dado
que junto a algunos programas de
servicio o de utilidad, como el
caso de Sportello Italia, hay una serie de programas que
deja gran insatisfacción en la comunidad italiana. Hay
posibilidades de construir un nuevo proyecto editorial para la
RAI Internacional. Es evidente que si hoy las comunidades
italianas consideran más útil Sportello
Italia
, en una renovada RAI Internacional el objetivo es que
sea considerada más útil aun e quizá con
mayor modernidad. La RAI Debe mejorar sus contenidos, pero es
notorio que será siempre más apreciada una
información que llega a través de la pantalla,
estando sentados en el living de casa, sobre un espectro de
preguntas muy vasto que va desde el ICI [Impuesto
Municipal sobre el Inmueble] hasta los pasaportes, pasando por
las jubilaciones, etc. Estos programas invitan a expertos en
muchas materias a las que dan respuestas, algo que en una
estructura consular, sobre todo en el exterior, es un poco
complicado de realizar. El razonamiento es que de algún
modo se deberían privilegiar los Portales Únicos
[al respecto, ver apartado III.3.3.]. Pero el Portal Único
es difícil de implementar. Se está experimentando
para el caso de las empresas. En el caso del consulado se trata
de concentrar al máximo posible todas estas informaciones
tan vastas en un lugar donde no siempre existe la posibilidad de
proveer estas respuestas porque faltan los elementos informativos
cuando la respuesta es rara o insólita. Es claro que si el
usuario quiere saber cuánto es el ICI que tiene que pagar
en su ciudad por un determinado inmueble, la respuesta se vuelve
complicada porque involucra a otros sujetos institucionales. Esta
es un poco la dificultad objetiva del hecho que el consulado
funciona como Terminal de un Estado pero no tiene a sus espaldas
toda la estructura burocrático-informativa que en el mismo
Estado está estructurada en decenas o centenares de
lugares distintos especializados en proveer un tipo de
información. De todos modos, el intento es el de
concentrar.

"El vínculo con Argentina podría ser
una de las claves"

Entrevista con el diputado Donato Di Santo,
subsecretario de Estado para las Relaciones Exteriores con
América latina del Gobierno de Italia.

Perugia, 5 de julio de 2006.

– ¿Cuál es la visión
estratégica de medio y largo plazo que el nuevo gobierno
italiano tiene de América del Sur y, en particular, de la
Argentina?

– Estamos en el comienzo. Todo este trabajo está
empezando ahora. El primer objetivo, justamente de carácter estratégico, es el de
tratar de invertir la tendencia de los últimos años
de reducir las actividades entre Italia y América latina.
Queremos, en cambio, aumentar estas actividades tanto
cuantitativa como cualitativamente; aumentar las iniciativas en
los terrenos político y gubernamental pero también
en el terreno institucional. Queremos ser no sólo un
elemento directivo sino además facilitador de las otras
actividades de la sociedad civil, como las empresas y la cultura,
desarrolladas con la mira en América latina. Queremos
hacer todo esto teniendo presentes algunas precisas ideas de
fondo. Para construirnos estas ideas de fondo algo más
precisas, disponemos no sólo de la estructura del
Ministerio de Asuntos Exteriores, con su Dirección General
para las Américas y la red de embajadas. Le he pedido al
Centro de Estudios de Política Internacional de Roma que
organice seminarios en tres etapas. La primera tendrá por
objeto la temática de los entes locales, asociacionismo,
sindicatos y ONG como
consulta del mundo italiano de la sociedad civil respecto de las
temáticas de América latina. Los otros dos
encuentros estarán dedicados a los asuntos de la
economía, de la universidad y de la cultura. Estos tres
seminarios tienen por objetivo dialogar, pero sobre todo, para
mí, recoger propuestas, sugerencias, ideas,
críticas y elaboraciones. Al final de este período
de recolección de opiniones de sujetos fundamentales de
nuestra sociedad, se preparará un documento
estratégico, un pequeño plan programático de
trabajo hacia América latina. Junto con el Instituto
Italolatinoamericano queremos relanzar con fuerza la
iniciativa italiana hacia los países de América
latina. El Consejo de los Delegados de este Instituto está
formado por veinte embajadores más un delegado italiano.
Por primera vez en la historia, este representante italiano del
Consejo no será una persona delegada por el subsecretario
de Asuntos Exteriores para representar al gobierno italiano, sino
que será directamente el subsecretario, es decir yo como
funcionario del Estado para América latina. Esta voluntad
caracterizó incluso al discurso del presidente del Consejo
de Ministros, Romano Prodi, frente al Parlamento, al momento de
la presentación del gobierno, cuando aceptó, entre
las cosas prioritarias, la relación con América
latina justamente porque venimos de un período de
estancamiento y de escasa atención. Luego, mi propia
designación como subsecretario para América latina
va también en esta dirección. Ciertamente, soy un
exponente político de los Democráticos de Izquierda
[partido político de la coalición de gobierno] pero
caracterizado sobre todo por veinte años de trabajo hacia
las temáticas latinoamericanas. Por lo tanto, en pocas
palabras, estas es la primera parte de un plan que se está
construyendo en estos meses para relanzar las actividades hacia
los países de América latina.

– Por medio de mi trabajo académico he
identificado una pronunciada caída del interés por
la Argentina tanto por parte de la opinión pública
como de la política y la prensa. En cambio, se habla a
menudo de la relevancia de Brasil como puerta de ingreso de
Italia al Mercosur. ¿Para qué le sirve a Italia la
Argentina como interlocutor?

– La Argentina es un interlocutor fundamental en cuanto
es un país con el que desde siempre tenemos relaciones
fraternas y estrechas, lo que es decir poco. Es inútil
mencionar una vez más todos los ejemplos porque los
conocemos; una parte importante de la población argentina
tiene orígenes italianos más o menos lejanos.
Existen además fortísimos vínculos
empresariales. Lamentablemente, la caída del
interés ha sido general hacia toda América latina
y, por lo tanto, respecto de la Argentina. Respecto de este
último país, en la fase de la dramática
crisis económica de 2001 y 2002, debe también
mencionarse que estuvo este hecho serio del default que
vio a muchos inversores italianos involucrados en el
crack. No se trataba sólo de inversores
institucionales que, está bien, compiten y saben que se
puede perder o no. Lamentablemente, eran alrededor de 450 mil
personas físicas, con una familia a cargo, personas
modestas que probablemente mal aconsejadas han invertido parte
relevante de sus patrimonios con un resultado
catastrófico. Esto, objetivamente, ha determinado un
problema serio que no concierne al Gobierno. Este es un problema
entre bancos, personas
individuales y una realidad de un Estado que vivió una
fase tan dramática. Pero al decir que no concierne a
nuestro gobierno no digo toda la verdad, porque mientras se trata
de cifras que varían entre las decenas, las centenas o lo
pocos miles, es una cosa; pero cuando estamos hablando de cientos
de miles de familias… Si bien oficialmente no concierne al
gobierno, de facto concierne y debe concernir al gobierno porque
es una parte muy relevante de la cual obviamente tenemos
presiones, señalamientos y protestas. Este es un problema,
pero no debe determinar un cambio de actitud, como
lamentablemente ha determinado quizá por una cierta
desatención del precedente gobierno italiano. Esta es una
situación que debemos resolver con la buena voluntad
recíproca. Hay ideas que ahora, naturalmente, se
encuentran en estado embrionario y no estoy en condiciones de
poder exponerlas. Sobre todo el resto, la voluntad es reabrir
globalmente las relaciones. Es relevante el hecho de que entre
las primeras llamadas de felicitaciones a Prodi esté la
del (ex) presidente Kirchner, y el hecho de que, tanto en el
plano oficial como personal, hemos recibido señales
de fuerte voluntad recíproca de reanudación. Soy
optimista. Creo que las condiciones están. Es necesario
trabajar y crear el ambiente adecuado. Esperamos remover algunos
de estos obstáculos, de los que he citado uno que para
nosotros está seguramente entre los más relevantes
y difíciles por su alcance social.

– Desde la crisis que usted ha mencionado han pasado
ya cinco años. Hoy los números de la economía
argentina se muestran positivos y con algunos récords
históricos. ¿Qué se espera Italia que esta
"nueva Argentina" haga para mejorar la relación
bilateral?

– Se puede mejorar en tantos niveles, pero aún no
hay una agenda. Esta entrevista se
hace justo cuando dicha agenda se está formando. No es
reticencia de mi parte, pero yo debería expresar opiniones
personales y no es el caso. Estamos trabajando justamente en
estos días. Por este motivo, no puedo entrar en el
detalle. Lo lamento pero debo darle una respuesta
diplomática. Como usted decía, los datos de la
balanza argentina son muy positivos. Me alegra porque esta mejora
de la situación argentina es importante. En cuanto a la
temática de la relación Italia-Sudamérica,
el vínculo con la Argentina podría ser una de las
claves de bóveda ya que nos conocemos, tenemos relaciones
estrechísimas desde hace tantos años y existen
vínculos moleculares en toda la sociedad.

– Seguramente usted está al tanto de los
cambios políticos y de los virajes que se están
verificando en América latina. En este contexto, algunos
países de la región se han inclinado por la
vía de los acuerdos comerciales bilaterales con EE. UU. o
con la UE, como los casos de Chile, Perú y México.
Otros, en cambio, eligen el camino de la integración
regional y de los acuerdos más bien multilaterales. Frente
a esta realidad, ¿cómo prefiere actuar el gobierno
italiano en la arena latinoamericana, por vía bilateral o
como actor comunitario?

– Por ambas, porque nosotros como socios fundadores
somos parte fundamental de la Unión Europea. Seguramente,
en muchos aspectos nos moveremos como país comunitario.
Durante los dos años en que el actual ministro de Asuntos
Exteriores, Máximo d’Alema, fue legislador europeo y
presidente de la Comisión del Parlamento Europeo para las
relaciones con el Mercosur, ha viajado a los países
latinoamericanos comenzando, si no me equivoco, por la Argentina,
con el propósito de favorecer la posibilidad de un acuerdo
que lamentablemente aún no se ha concretado por las
evidentes resistencias
francesas sobre las reducciones de las barreras aduaneras
respecto de los países del sur del mundo, etc. De modo que
la voluntad es actuar en el plano comunitario por razones obvias,
porque existe la Unión Europea y nosotros somos
artífices y protagonistas de su construcción. Pero al mismo tiempo no
tenemos ninguna intención de limitar al otro canal, el
bilateral, en el cual tenemos tanta actividad. No hay una
opción prioritaria. Ambos instrumentos serán
puestos en marcha. Además, querríamos poner en
marcha nuestra diplomacia, nuestra capacidad de gobierno y la
capacidad de relaciones
internacionales sin tomar parte en las discusiones y
temáticas que están desarrollándose en
América latina. Naturalmente, conocemos cuáles son
las temáticas que están apasionando e interactuando
respecto del gobierno del presidente Chávez de Venezuela y
del nuevo gobierno de Evo Morales en Bolivia. Conocemos las
demás planteamientos, siempre en un óptica
progresista de renovación, de cambio que hacen referencia
sobre todo al presidente Lula, a la presidente Bachelet, de
algún modo al (ex) presidente Kirchner, y a Tabaré
Vázquez del Uruguay. No es fácil decirlo así
porque luego casa realidad tiene sus matices. Conocemos todas
estas cosas. Pero como gobierno queremos desempeñar un rol
también componedor, de alguna manera un rol de
composición de algunas fibrilaciones que a su vez se
están evidenciando en algunas realidades de países
latinoamericanos. Por ejemplo, estamos apoyando algunos proyectos
de cooperación descentrada que van en la dirección
de crear proyectos de carácter transfronterizo que puedan
bajar ciertas tensiones, crear integración entre
países de América latina, poner a
disposición la modesta pero importante experiencia de
construcción europea, si bien las cosas no son iguales. No
es casualidad que el primer viaje que hago como subsecretario de
Asuntos Exteriores para América latina será el
viaje que en pocos días me verá ir a Perú
para la asunción del nuevo presidente Alan García,
pasar luego por Brasil, donde está en curso una gran
iniciativa de los entes locales italianos frente a las realidades
brasileñas, una iniciativa que involucra al mismo gobierno
de Lula que hasta ahora fue un algo ignorado por el anterior
gobierno italiano. Pasaré también por un
país como Bolivia, que en apariencia podría no ser
definido como prioritario para Italia pero lo hago precisamente
porque existe la voluntad de conocer, de entender y de verificar
directamente los grandes cambios que están sucediendo en
tantos países latinoamericanos. Son cambios importantes,
que abren dudas que deben ser verificadas y por esto me
reuniré con el presidente Morales y otros exponentes de su
gobierno. Esta es la mejor respuesta a la voluntad de actuar
tanto en el plano comunitario como en el bilateral. En cuanto a
este último plano, no queremos quedar encerrados
sólo en el ámbito de las relaciones con aquellos
países con los que hay una mayor afinidad de programa
político. La voluntad no es la de aislar si no la de
conocer y dialogar incluso con aquellos países que
mantienen posiciones políticas seguramente distantes de
las mías, pienso en Colombia, o con
posiciones que abren interrogantes, como pueden ser algunas
actitudes del gobierno de Chávez o del gobierno de Evo
Morales, pensando en las nacionalizaciones. La voluntad es la de
tener la ocasión del diálogo con todos estos
países, ninguno excluido. Sólo excluimos las
relaciones las dictaduras.

– En este intento diplomático por calmar las
tensiones, la Argentina ¿podría ser un actor
regional confiable para ayudar a Italia en este
rol?

– Bue…, no lo sé. Ve, son preguntas
que… Yo tengo mis opiniones; puedo responderle como
ciudadano privado. Pero a usted no le interesa mi respuesta de
ciudadano privado. Como funcionario digo que lo hablamos dentro
de dos o tres meses.

"No suele relacionarse la idea del Mercosur con la
Argentina"

Entrevista con Victorio Taccetti, embajador argentino en
Italia.

Roma, 19 de febrero de 2007.

– En declaraciones al diario argentino La
Nación
(23/02/2004), usted señaló que
"un tema macro que me preocupa mucho es hacer entender a los
italianos, y a través de los italianos a los europeos, la
importancia que tiene el Mercosur". ¿Por qué la
diplomacia debería hablarle directamente a la gente de
estos países? ¿Qué beneficios obtiene
haciéndolo?

– La consolidación y profundización del
proceso de integración que representa el Mercosur es uno
de los pilares de la política exterior argentina. La
integración regional ha sorteado desde la firma del
Tratado de Asunción en 1991 una serie de obstáculos
lógicos a un proceso de asociación entre
países que hasta pocos años antes habían
manejado hipótesis de conflicto. El Mercosur se encuentra
en estos momentos en una etapa similar a la que atravesaba la
Comunidad Económica Europea en los años setenta y
este es un punto a explotar a la hora de hacer comprender al
europeo la importancia del Mercosur como mercado regional de
proyección continental.

La difusión de los avances en materia de
integración es fundamental desde el punto de vista de la
"toma de conciencia" del funcionario y empresario
europeo e italiano, porque permite posicionar ante la
opinión pública italiana al Mercosur como un bloque
con potencial para la concreción de negocios. De
allí que se tienen que multiplicar las oportunidades para
presentar al Mercosur e incrementar el interés y
conocimiento que muchos empresarios italianos tienen de la
Argentina y del bloque sudamericano como un socio genuino y
atractivo a la hora de generar negocios.

– Visto que las representaciones
diplomático-consulares no suelen ser consideradas fuentes de
información por parte del público, ¿De
qué instrumentos se vale la diplomacia argentina que usted
representa para dialogar con la opinión pública
extranjera, en este caso la italiana?

– Las Embajadas y Consulados cumplen un rol fundamental
en lo que respecta a la representación del país. Si
bien puede darse este fenómeno de considerarlas como
compartimientos estancos por parte de la opinión
pública por una cuestión de desconocimiento del
público en general, la Embajada argentina en Italia
desarrolla una estrategia orientada a mantener un contacto fluido
con los medios de prensa y fuerzas vivas locales. Con ello, se
busca asegurar la presencia de nuestro país en los
medios de
comunicación siempre que sea relevante.

Por otro lado, la difusión cultural y el trabajo de
promoción de las condiciones económicas de nuestro
país para la generación de negocios entre los
empresarios, cámaras y asociaciones sectoriales son otros
dos puntos clave en los cuales se asienta esta estrategia de
difusión de la Argentina a través de nuestra
Embajada y Consulados en Italia.

– ¿Cuáles son las dificultades y
contradicciones que la diplomacia encuentra en un diálogo
simultáneo con dos interlocutores distintos –el
gobierno italiano y su opinión pública-, ambos con
demandas, necesidades y tiempos distintos?

– Teniendo en cuenta lo señalado anteriormente,
el diálogo con el gobierno italiano se maneja a
través de canales institucionales y en base a una agenda
bilateral en la cual se intercambian demandas y temas concretos
que interesan a una y otra parte. En cambio, el contacto con la
opinión pública permite ir más allá
de la "rigidez" de la agenda bilateral institucional, con la
consiguiente ampliación del espectro temático y de
demandas de la sociedad a través de actividades
culturales, comerciales y de la labor que nuestros consulados
desarrollan para salvaguardar las necesidades de los
conciudadanos argentinos residentes en este territorio y de
italianos que desean tomar contacto con la Argentina.

– ¿Por qué cree que muchos italianos y
europeos no perciben al Mercosur como importante? ¿Cree
que lo mismo sucede con la imagen de la Argentina en la
opinión pública italiana?

– La imagen que la opinión pública
italiana y europea tienen del Mercosur se debe básicamente
a una falta de información y al hecho de que el proceso de
integración aún no se ha profundizado de forma de
dar una idea de "comunidad" como la desarrollada por Europa luego
de 1957. Ello también se ve influenciado por el hecho de
que Italia y Europa se focalizan más en las relaciones
bilaterales con los países que integran el bloque, en las
cuales no suele relacionarse la idea del Mercosur con la
Argentina o con Brasil. Este fenómeno responde
precisamente a la falta de una campaña de
divulgación y de promoción del bloque regional,
falencia que nuestros países deberían superar
promoviendo paralelamente el bloque junto a los intereses
nacionales que cada Estado defiende.

"Es una tierra por
descubrir"

Entrevista con Fulvio Occhiucci, responsable del
Servicio Exterior de la Cámara de
Comercio de la Región Umbria.

Perugia, 13 de junio de 2006.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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