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Estrés por Frío (página 2)




Enviado por Fabiana Aruta



Partes: 1, 2, 3

La Escala de Viento Frío es
recomendada por el Reglamento sobre condiciones sanitarias y
ambientales básicas en los lugares de trabajo (Decreto 745, del
Ministerio de Salud), donde también se considera como
temperatura ambiental crítica, para trabajos al
aire libre, aquella igual o menor
a 10º C.

1.4. Tabla Nº 1: Sensación térmica:
Valores equivalentes de
enfriamiento por efectos del viento

           

Velocidad del viento en Km/h

Temperatura real leída en el
termómetro en
º C

calmo

10

4

-1

-7

-12

-18

-23

-29

-34

-40

8

9

3

-3

-9

-14

-21

-26

-32

-38

-44

16

4

-2

-9

-16

-23

-31

-36

-43

-50

-57

24

2

-6

-13

-21

-28

-36

-43

-50

-58

-65

32

0

-8

-16

-23

-32

-39

-47

-55

-63

-71

40

-1

-9

-18

-26

-34

-42

-51

-59

-67

-76

48

-2

-11

-19

-28

-36

-44

-53

-62

-70

-78

56

-3

-12

-20

-29

-37

-46

-55

-63

-72

-81

64

-3

-12

-21

-29

-38

-47

-56

-65

-73

-82

Superior a 64 Km/h, poco efecto
adicional

RIESGO ESCASO

En una persona adecuadamente
vestida para menos de 1 hora de exposición

AUMENTO DEL

RIESGO

Peligro de que el cuerpo expuesto
se congele en 1 minuto

GRAN RIESGO

El cuerpo se puede congelar en 30
segundos

Fuente: Castejón, E. "Evaluación del ambiente térmico en
higiene del trabajo". En
Revista de Medicina de Empresa. Vol. IX, Nº 4,
1974

Finalmente resulta necesario destacar que lo más
efectivo para proteger a los trabajadores del frío ambiental
es el vestuario apropiado.

1.5. Definición de hipotermia

La definición de hipotermia accidental viene dada
por el descenso de la temperatura del cuerpo humano por debajo de
35º C. Es un cuadro característico de pacientes
atendidos en épocas invernales, aunque se pueden dar en
cualquier época del año.

En los últimos años, la búsqueda de un
tratamiento eficaz de las lesiones por frío, en función de los nuevos
conocimientos, es el objetivo fundamental que se
persigue dentro de los pocos grupos de trabajo que analizan y
estudian esta patología producida por la exposición al
frío.

Gracias a los resultados de estos trabajos tras 50
años de investigación, se ha
conseguido dar un nuevo enfoque terapéutico a esta
patología.

Antiguamente, el tratamiento se centraba en las
amputaciones de dedos, piernas y brazos afectados, a menudo con
complicaciones mortales ocasionadas por cuadros infecciosos
graves. Se recuerda en este sentido el legado dramático de
la terrible retirada de las tropas napoleónicas durante la
campaña rusa en el invierno de 1812-1813. Hasta entonces
casi todos los clínicos seguían las indicaciones de
Larrey, cirujano jefe del gran ejercito de Napoleón, quién
escribió: "Cuando alguna parte del cuerpo resulta lesionada
por el frío en lugar de calentarla, lo cual ocasionaría
gangrena, es necesario frotarla con sustancias frías, ya que
está demostrado que el calor acelera la fermentación y la
putrefacción del organismo", por lo que desde entonces se
emplearon el masaje y la fricción con nieve o hielo, se
evitó el calor y se asimiló el problema del frío a
las quemaduras.

1.6. Mecanismos de adaptación a los cambios
climáticos

El hombre es un mamífero
capaz de sobrevivir en su tierra de origen evolutivo,
los trópicos con clima cálido, a temperaturas
cercanas a 27º C. Está ricamente dotado de mecanismos
con los que disipa el calor, pero depende principalmente de su
conducta inteligente para
conservarlo.

La pérdida de calor se produce por cuatro
mecanismos:

  • Radiación: pérdida de calor por rayos
    infrarrojos.
  • Convección: transferencia por el aire o por
    el agua que se encuentran en
    contacto con el cuerpo. Depende de la temperatura y la velocidad del
    aire.
  • Conducción: transferencia de calor hacia otro
    objeto por contacto directo. Cuando este objeto es agua fría, el calor se
    transfiere desde el cuerpo hacia ella con una rapidez 32 veces
    mayor que hacia el aire.
  • Evaporación: conversión de agua desde
    el estado líquido hacia
    su fase gaseosa a un ritmo de enfriamiento de 0,6
    kcaI/g.

1.7. Mecanismos de defensa frente al
frío

Los cambios cuya finalidad es prevenir la pérdida
ulterior de calor e incrementar su producción son
estos:

Aumentar el tono muscular, lo que da como resultado
escalofríos, con un incremento concomitante de hasta cinco
veces en la producción de calor. Sin embargo, los
escalofríos incrementan también la velocidad de
pérdida de calor.

Distribución de la sangre: el flujo sanguíneo
tegumentario (de los tejidos) se interrumpe
virtualmente durante el estrés por frío al
predominar la vasoconstricción. Cuando se desea perder calor
se incrementa el flujo sanguíneo hacia las extremidades y
tiene lugar un fenómeno de vasodilatación máxima,
aumentando un 30% el gasto cardíaco.

Protección voluntaria: Cualquier interrupción
en la capacidad del individuo para percibir la
adversidad térmica, de transmitir señales sensoriales hacia
el sistema nervioso central (SNC),
le predispone a hipotermia o a hipertermia.

1.8. Tipos de hipotermia

Se define hipotermia accidental en el hombre como la
disminución de la temperatura corporal central por debajo de
35º C. La hipotermia se clasifica a menudo como leve,
moderada o grave.

La hipotermia accidental se desarrolla en diversos
casos: entre las víctimas de inmersión por agua
fría, las atrapadas en clima frío, los ancianos, los
recién nacidos, quienes se encuentran bajo la influencia de
medicamentos psiquiátricos o alcohol y los individuos que
presentan uno o más de los factores de riesgo médico que
predisponen a las lesiones térmicas.

Se ha creado el término de hipotermia urbana para
abarcar a los habitantes de las ciudades que a menudo
experimentan hipotermia, como los alcohólicos, los que
carecen de hogar y los que presentan problemas médicos
incapacitantes (demencia senil, parálisis cerebral, infartos
cerebrales).

Los ancianos tienen un riesgo particularmente elevado de
desarrollar hipotermia a causa del trastorno de su capacidad para
percibir las temperaturas frías y por tanto al no buscar,
por inocencia, ambientes más calientes o cubrirse con
más ropa. Hay un subgrupo de ancianos que tienen capacidad
disminuida para generar calor (escalofríos) de manera
secundaria a la reducción de la masa muscular, se encuentran
en estado de salud relativamente
malo y tienen un defecto de las funciones que se manifiesta por
riesgo sanguíneo.

Los neonatos, en especial si son prematuros, tienen
proclividad a la hipotermia a causa de su gran proporción
entre la superficie y la masa corporal.

1.9. Tabla 2: Clasificación de la
hipotermia

DEFINICIÓN

TEMPERATURA

SIGNOS Y
SÍNTOMAS

Leve

< 32,2º C

Queja de frío

Consciente

Presión arterial normal

Escalofríos

Moderada

26,7º C-32,2º C

Se interrumpen los escalofríos

Rigidez muscular

Midriasis (dilatación pupilar)

Disminución de la frecuancia
respiratoria

Seminconsciente, combativo

Grave

< 26,70º C

Flacidez

Disnea

Fibrilación ventricular

Comatoso

Fuente: www.cirugest.com

1.10. Efectos fisiológicos debidos al
frío

El cuerpo humano genera energía a través de
numerosas reacciones bioquímicas cuya base son los
compuestos que forman los alimentos y el oxígeno del aire
inhalado. La energía que se crea se emplea en mantener las
funciones vitales, realizar esfuerzos, movimientos, etc. Gran
parte de esta energía desprendida es calorífica. El
calor generado mantiene la temperatura del organismo constante
siempre que se cumpla la ecuación del balance
térmico.

Cuando la potencia generada no puede
disiparse en la cantidad necesaria, porque el ambiente es
caluroso, la temperatura del cuerpo aumenta y se habla de riesgo
de estrés térmico. Si por el contrario el flujo de
calor cedido al ambiente es excesivo, la temperatura del cuerpo
desciende y se dice que existe riesgo de estrés por
frío. Se generan entonces una serie de mecanismos destinados
a aumentar la generación interna de calor y disminuir su
pérdida, entre ellos destacan el aumento involuntario de la
actividad metabólica (tiritones) y la vasoconstricción.
Los tiritones implican la activación de los músculos
con la correspondiente generación de energía
acompañada de calor.

La vasoconstricción trata de disminuir el flujo de
sangre a la superficie del cuerpo y dificultar así la
disipación de calor al ambiente. Paradójicamente y
debido a la vasoconstricción, los miembros mas alejados del
núcleo central del organismo ven disminuido el flujo de
sangre y por lo tanto del calor que ésta transporta, por lo
que su temperatura desciende y existe riesgo de congelación
en manos, pies, etc.

Estos dos efectos principales del frío, descenso de
la temperatura interna (hipotermia) y congelación de los
miembros originan la subdivisión de las situaciones de
estrés por frío en enfriamiento general del cuerpo y
enfriamiento local de ciertas partes del cuerpo (extremidades,
cara, etc.)

1.11. Ambientes laborales fríos

La exposición laboral a ambientes fríos
(cámaras frigoríficas, almacenes fríos, trabajos en
el exterior, etc.) depende fundamentalmente de la temperatura del
aire y de la velocidad del aire. El enfriamiento del cuerpo o de
los miembros que quedan al descubierto puede originar hipotermia
o su congelación. Es relativamente desconocido el sistema de valorar la magnitud
del riesgo que supone el trabajo en ambientes
fríos por lo que en este trabajo se informa de la tendencia
actual al respecto, proporcionando una herramienta, que aunque
todavía no es objeto de Norma, si que se ha estudiado por la
International Standard Organización (ISO) en forma de documento de
base (Technical Report. ISO TR 11079:1993 "Evaluation of cold
environments. Determination of re quired clothing insulation.
IREQ").

1.12. Tabla 3: Situaciones clínicas progresivas
de la hipotermia

Fuente: American Conference of Governmental industrial
Hygienists (ACGIH), los efectos sufridos por el organismo cuando
desciende su temperatura interna (enfriamiento general del
cuerpo) son los que se muestran en la tabla 1.

1.13. Efectos de las temperaturas bajas sobre el
organismo

Los efectos que producen las temperaturas bajas sobre el
organismo son las siguientes.

  • Enfriamiento (hipotermia)
  • Vaso constricción sanguínea
  • Cierre de las glándulas
    sudoríparas
  • Disminución circulación
    periférica
  • Autofagia de grasas
  • Encogimiento
  • Muerte a temperatura interior inferior a 28º C
    por paro cardiaco

1.14. Consecuencias de la hipotermia

La hipotermia produce:

  • Malestar general
  • Disminución de la destreza manual
  • Comportamiento extravagante (falta de riego al
    cerebro)
  • Congelación de los miembros.

1.15. Lesiones por frío

Al persistir la acción local del
frío, la caída de la temperatura alcanza el punto de
congelación, que para la piel es de – 0,530 C, para el
tejido blando – 2º C, y para el hueso – 4º
C; en este punto se mantiene y se considera ya instaurada la
congelación.

Para una mejor comprensión de las congelaciones, es
pertinente desarrollar los conceptos de homoiotermia e
hipotermia, dado que va a permitir comprender determinados
fenómenos fisiopatológicos que ocurren en las lesiones
locales secundarias al frío.

El hombre, por definición, es un mamífero
homoiotérmico, mejor adaptado para sobrevivir en regiones
donde las temperaturas sean cercanas a 27º C, como ocurre en
los trópicos, siendo por tanto aquellas zonas del planeta
donde los antropólogos fijan el inicio de la vida humana
como tal. Está ricamente dotado de mecanismos con los que
disipa el calor, pero depende principalmente de su conducta
inteligente para conservarlo.

En los esfuerzos por comprender mejor los mecanismos
termorreguladores del hombre, los fisiólogos han considerado
el cuerpo humano como un centro homoiotérmico, constituido
por un núcleo profundo (músculos y órganos
internos), y una cubierta poiquilotérmica superficial,
formada por la piel y sus termorreceptores, el tejido
subcutáneo y los músculos superficiales. La cubierta
protectora cubre la parte central y, de esta manera, conserva en
general la temperatura del núcleo profundo.

Los receptores térmicos de la piel perciben los
cambios de la temperatura ambiente, y las vías aferentes de
la médula espinal transmiten estos cambios hacia la parte
anterior del hipotálamo. A continuación, la parte
posterior del mismo inicia una serie de cambios cuya finalidad es
prevenir la pérdida ulterior de calor e incrementar su
producción. Aumenta así el tono muscular, lo que da
como resultado escalofríos, con un incremento concomitante
de hasta cinco veces en la producción de calor. Sin embargo,
los escalofríos incrementan también la velocidad de
pérdida de calor.

Uno de los factores reguladores de mayor importancia del
calor es el flujo sanguíneo hacia la piel, en especial de
las extremidades, que constituye cerca del 50% de la superficie
corporal total. El flujo sanguíneo tegumentario se
interrumpe virtualmente durante el estrés por frío al
predominar la vasoconstricción. Cuando se desea perder
calor, se incrementa el flujo sanguíneo hacia las
extremidades y tiene lugar un fenómeno de
vasodilatación máxima, incrementándose un 30% el
gasto cardiaco.

Cualquier interrupción en la capacidad del
individuo para percibir la adversidad térmica, transmitir
señales sensoriales hacia el sistema nervioso central (SNC),
interpretar los estímulos neurales, o experimentar los
cambios metabólicos y de la conducta dirigidos por el SNC
para disminuir el estrés térmico, predispone al sujeto
a hipotermia o a hipertermia. Más aún, los extremos
térmicos superiores a 41º C o inferiores a 34º C,
paralizan los mecanismos homoiotérmicos protectores e
invitan a la lesión ulterior.

Como es fácil de comprender, cuando se producen las
lesiones localizadas por efecto del frío van a asociarse, en
un número importante de casos, a hipotermia, la cual se
define como la disminución no intencionada de la temperatura
corporal central por debajo de 35º C, clasificándose
como leve, moderada o grave, en dependencia de la temperatura
corporal:

  • Leve (> 32.2º C): respuesta defensiva,
    escalofríos.
  • Moderada (26.7-32-2º C): paciente
    semiconsciente, se interrumpen los
    escalofríos.
  • Grave (< 26.7º C): paciente comatoso, con
    disnea y fibrilación ventricular.

1.16. Factores de riesgo

Son muchos los factores que influyen en la gravedad de
la congelación. Entre los factores ambientales importantes
se encuentran velocidad del viento, temperatura ambiente,
altitud, duración de la exposición y humedad de los
tejidos. Factores del huésped de los que depende la gravedad
de la congelación son calidad de la ropa protectora,
flujo de calor hacia el tejido afectado (que depende del estado
vascular del paciente), presencia de enfermedades sistémicas,
exposición previa a la lesión por frío y
oportunidad y suficiencia del tratamiento. La aclimatación
al frío es protectora contra la lesión tisular, en
tanto que sufrir una vez congelación duplica el riesgo de
experimentar una segunda lesión por frío. Los datos provenientes de estudios
militares demuestran que los fumadores tienen un riesgo más
elevado de sufrir lesión por frío.

1.17. Epidemiología

Hay un grupo heterogéneo de
personas en riesgo de sufrir congelación, siendo en nuestro
medio los practicantes de deportes de montaña, población joven en su
mayoría, sobre todo aquellos alpinistas de elite que
realizan escaladas en diferentes países pero que son
atendidos en nuestro entorno. Existen a la vez otros grupos menos
numerosos como pacientes con su estado mental alterado
(trastornos psiquiátricos, abuso de alcohol, lesión
craneoencefálica), personal militar expuesto a
climas fríos y húmedos, personas sin hogar, ancianas y
desnutridas.

1.18. Aspectos clínicos y
clasificación

Las lesiones por congelación presentan gran
polimorfismo según la gravedad del cuadro inicial, momento
evolutivo y forma de descongelación. Por ello el intento de
establecer una clasificación clínica resulta siempre
academicista. Para una correcta valoración de las
congelaciones se debería contemplar:

  1. Las circunstancias de congelación y
    descongelación de la zona afectada.
  2. Las distintas formas anatomoclínicas que se
    presentan en relación a la intensidad del daño tisular, su
    profundidad, su reversibilidad y las secuelas
    residuales.
  3. La relación entre estas formas y su
    pronóstico, considerado también el mecanismo
    etiopatogénico que las produjera.

Tabla Nº 4: Clasificación de las
congelaciones

Clasificación de las
congelaciones

CLASIFICACION DIAGNÓSTICA

CLASIFICACIÓN EVOLUTIVA

Congelaciones superficiales

Grado I y Grado II superficial

Congelaciones profundas

Grado II profundo y Grado III

Fuente: Elaboración propia.

1.19. Formas anatomoclínicas

Atendiendo a los grados de intensidad, según los
diferentes autores, se detallan las características de cada
uno de los diferentes grados:

Grado I

La palidez cérea y el eritema tras la
descongelación son los aspectos más destacables y
específicos de este primer grado; mientras la primera
situación es producida por vasoconstricción
periférica o isquemia transitoria, la segunda es debida a
una reacción vasodilatadora por el recalentamiento de la
región helada. Pueden aparecer hipoestesia, edema y cianosis
muy moderadas.

Frente a esta situación se encuentra ante el
problema de averiguar qué evolución seguirá el
cuadro, algo difícil de predecir hasta que no se haya
observado la respuesta al recalentamiento.

Grado II

Cuando el primer estadio no se detiene se encuentra con
el segundo grado de congelación, caracterizado por mayor
edematización, con flictenas serosas. La extravasación
de plasma por la lesión endotelial, la liberación de
sustancias vasoactivas y el éstasis son los responsables.
Paralelamente a lo descrito, la cianosis, todavía muy
moderada, comienza a hacerse patente.

Grado III

Las flictenas son de pared gruesa y de contenido
hemorrágico, la cianosis perdura intensa y se evidencia
necrosis que puede afectar a diferentes planos. Aparecen escaras
negras al secarse las lesiones, que se eliminan entre los
días 14 al 21.

Cuando se habla del cuarto grado suele contemplarse una
situación de necrosis profunda que lleva a la
amputación total de la zona, bien delimitada respecto a la
sana por el denominado «surco de
eliminación».

1.20. Clasificación diagnóstico-evolutiva

Foray estudia fundamentalmente la superficialidad o la
profundidad de las lesiones considerando tres grados de
intensidad:

1.20.1. Congelación superficial

Grado I

Es la congelación parcial de la piel, presentando
eritema, edema, hiperemia sin existir ampolla o necrosis.
Ocasionalmente después de cinco a diez días hay
descamación cutánea. Los síntomas más
frecuentes son los «pinchazos» y ardor transitorios,
aunque es posible el dolor pulsátil y agudo. La
curación rápida en tres o cuatro días no deja
secuelas.
Grado II superficial

Es la congelación del espesor total de la piel,
apareciendo eritema, edema importante, vesículas con
líquido claro y ampollas que se descaman y forman una
escara negruzca. Existe pérdida de sensibilidad y
alteraciones vasomotoras. Pueden existir secuelas, aunque lo
más frecuente es la curación en diez a quince
días.

1.20.2. Congelaciones profundas

Estas congelaciones se caracterizan por afectar todo el
espesor de la piel y del tejido subcutáneo. Aparecen
ampollas violáceas hemorrágicas con necrosis
cutánea progresiva de coloración azul-grisácea.
Como sintomatología se destaca una ausencia de sensibilidad
(el tejido afectado se siente «como corcho»). Más
tarde, aparecen dolores lancinantes, ardor, dolor pulsátil,
dolor agudísimo. Se produce necrosis con curación al
cabo de 21 días, pero las secuelas son
frecuentes.

Grado
III

Es la congelación más grave, afectando la piel
en todo su espesor, tejido subcutáneo, músculo,
tendones y hueso. Existe poco edema al principio, aspecto
moteado o color rojo intenso o
cianótico. Por último, sequedad, ennegrecimiento y
momificación. La curación es muy larga y las secuelas
inevitables.
1.21. Fisiopatología

El estudio de numerosos trabajos experimentales sobre la
fisiopatología de las congelaciones hace referencia a la
importancia de la lesión de los microvasos de la zona
afectada por el frío, los cuales van a ser el origen de las
lesiones posteriores que van a sufrir los afectados.

El hallazgo más precoz que se puede encontrar es la
presencia de alteraciones morfológicas a nivel de
componentes de la pared vascular. La lesión por frío
afecta en principio a las células endoteliales que
componen la pared vascular, encontrando como primera lesión
la separación celular a nivel de la lámina
elástica interna. Esta separación se presenta
inmediatamente después de la agresión por frío a
nivel de la piel afectada. Además el flujo sanguíneo no
parece ser el desencadenante de la lesión original, aunque
sí va ser responsable de alteraciones posteriores que van a
condicionar fundamentalmente las secuelas postcongelación.
Es de destacar que las arteriolas son los vasos que primero se
afectan, para luego ser las vénulas y los capilares los
afectados, siendo propio de afectaciones más severas,
asociándose posiblemente al incremento de la permeabilidad y
al aumento de la adherencia de los neutrófilos

Conforme el tejido afectado se calienta, se funden los
cristales de agua plasmáticos y extracelulares. Esta es una
reacción endotérmica que prosigue hasta que se han
fundido todos los cristales. Los capilares revestidos de
endotelio previamente dañados, y ahora dilatados, pierden
líquido y proteínas hacía el
espacio intersticial. Al proseguir la reperfusión empeora la
formación de edema en los tejidos. Sobreviene
tumefacción intracelular conforme las células
previamente deshidratadas que aún son viables recuperan el
agua perdida durante el enfriamiento. La generación de
radicales libres de oxigeno libre da por resultado
lesión endotelial sostenida. Se agregan eritrocitos,
plaquetas y leucocitos y sobreviene trombosis en manchas que
produce insuficiencia microcirculatoria.

1.22. Prevención

Se basa en el control de los cuatro factores
más importantes que favorecen las congelaciones:

  1. Control de la humedad (multiplica por 14 la
    acción del frío);
  2. Protección frente al viento (multiplica por 10
    la acción del frío);
  3. Adaptación correcta a la altitud (por la hipoxia
    que conlleva), y
  4. No llevar excesivamente apretado el calzado
    (condiciona una peor vascularización).

La actuación preventiva frente al riesgo de
estrés por frío pasa mayoritariamente por la
intervención sobre aquellas variables que intervienen en
el balance térmico, susceptibles de modificación. La
tabla 5 muestra un resumen de las
posibles medidas preventivas a aplicar, debiendo decidirse en
cada caso las más adecuadas.

Tabla 5. Medidas preventivas frente al riesgo de
estrés por frío

Fuente: Pablo Luna Mendaza. NTP 462. Estrés por
frío: evaluación de las exposiciones
laborales

1.23. Tratamiento

El objetivo del tratamiento es prevenir las secuelas,
evitar las amputaciones y obtener la curación lo más
rápidamente posible, para ello se emplean unas medidas
generales y otras más específicas dependiendo de la
gravedad de las congelaciones.

  1. Están contraindicadas las fricciones con nieve,
    ya que agravan las congelaciones.
  2. Recalentamiento rápido: el primer gesto es
    interrumpir la exposición al frío, pero si el
    paciente está todavía en campo abierto se deberá
    mantener alejado del calor mientras dure el transporte, utilizando
    férulas y almohadillas para proteger de cualquier
    traumatismo. Estas precauciones se realizan para evitar el
    deshielo mientras existe riesgo de recongelación, ya que
    las complicaciones son peores que la lesión
    inicial.
  3. Cuidados antiinfecciosos: baños de suero
    betadinado al 10% a 36º C, junto con amoxicilina más
    clavulánico 500-875 mg/ 8 horas. Se realizan para evitar
    el riesgo de infección de las heridas, favorecida por la
    isquemia microcirculatoria, pudiendo traer consecuencias
    desastrosas.
  4. Antiinflamatorios no esteroideos (AINES): para tratar
    el edema y los radicales libres secundarios a la inflamación.
  5. Antiagregantes: tipo ácido acetilsalicflico
    (AAS) (si no se pautan AINE) o rheomacrodex 1.000 cc/día
    durante 4 días. Este empleo trata de mejorar la
    circulación distal de la zona afectada.
  6. Heparinas de bajo peso molecular: 0,5-1
    mg/kg/día durante 10 días mínimo. Su uso
    está basado en su efecto antitrombótico demostrado a
    nivel clínico y experimental.
  7. Cirugía: en caso de necrosis tisular. Las
    intervenciones oscilan entre
    fasciotomías-escarectomías hasta amputación de
    las extremidades.

Las pautas de actuación cambian según la
intensidad de las congelaciones:

  1. Congelaciones superficiales: se realiza
    ambulatoriamente: asepsia local, AAS 500 mg/ día, vacuna
    antitetánica, amoxicilina + clavulánico 500 mg/8
    horas/5 días, y por último, enoxaparina 0,5 mg/ por
    vía subcutáneal24 horas/10 días.
  2. Congelaciones profundas: se realiza
    hospitalariamente. Los aspectos básicos son: descartar
    lesiones asociadas como hipotermias, fluidoterapia con
    antibiótico y rheomacrodex, antitetánica, empleo de
    antiinflamatorios y de enoxaparina 1 mg/kg/sc/24 horas. Por
    último, hay que recurrir a la cirugía si existe
    necrosis. Se debe ser paciente en cuanto a las amputaciones y
    realizarlas sólo en los casos de evolución muy
    desfavorable.

La rehabilitación adecuada se lleva a cabo con
constante movilización pasiva y activa de los dedos,
pudiendo incluir implantación de neuroestimulador epidural
para una mejoría en fase de secuelas (disminución del
dolor y mejoría de la circulación distal).

Partes: 1, 2, 3
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