Homicidio entre personas sin vínculo familiar o de pareja en La Habana (Cuba) (2005-2006)
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL HOMICIDIO ENTRE
PERSONAS SIN VÍNCULO FAMILIAR
O DE PAREJA EN CIUDAD DE LA HABANA (2005-
2006)
RESUMEN
Se realizó un estudio descriptivo prospectivo
observacional de los homicidios sin
vínculo familiar o de pareja en Ciudad de la Habana entre
el 1 de junio del 2005 y el 31 de mayo del 2006. De ellos se
eligió una muestra
representativa de manera aleatoria en días alternos de
ocurrencia de los mismos. Se abordaron variables
relacionadas con las víctimas, victimarios y el propio
evento homicida; encontrándose que tanto víctimas
como victimarios eran personas jóvenes del sexo masculino
en casi su totalidad, de ocupación obrera o desocupados,
con antecedentes penales, una cifra importante proviene de
familias disfuncionales. En más de la mitad de los casos
existió el antecedente de ingestión de bebidas
alcohólicas previo al hecho tanto en la víctima
como en el victimario. Los hechos ocurrieron fundamentalmente el
fin de semana, en el horario nocturno o en la madrugada; siendo
los conflictos
interpersonales la causa desencadenante más
frecuente.
INTRODUCCIÓN
La vida es un bien cuya protección enaltece a la
condición humana en el marco del desarrollo
histórico de las sociedades y
del progreso de su conciencia
moral. Es el
primero o fundamental de los derechos que adquiere el
hombre por el
solo hecho de serlo, sobre la cual reposan los demás
derechos.
En la sociedad
moderna subsisten condiciones políticas,
económicas y culturales de desigualdad que generan
fenómenos sociales negativos, como la violencia en
general y los delitos en
particular y sus manifestaciones, que ocasionan cada año
gran cantidad de defunciones, lesiones físicas y elevados
costos sociales,
entre otros (1).
La violencia no sólo permea la individualidad
humana, sino también la política, la educación, la
cultura, la
recreación y la economía, además de otros campos;
creando una atmósfera de inseguridad,
amenaza, desconfianza y escepticismo que ayuda a mantener y
aún reproducir los procesos de
violencia.
La tendencia panamericana al incremento de muertes
violentas es manifiesta desde los años 60. En ese periodo
las muertes violentas llegaron a duplicarse en Colombia y
El Salvador
alcanzando cifras alrededor del 20% de la mortalidad total y
llegan a niveles por encima del 10% en Brasil, Costa Rica,
Chile, Cuba, Ecuador,
Guadalupe, Guayana Francesa, Honduras, Guatemala,
México,
Nicaragua, Perú, Suriname y Venezuela
(2).
En cuanto al comportamiento
del homicidio en el territorio de Ciudad de la Habana, se
observó un incremento paulatino del mismo durante el
período de tiempo
comprendido desde el 2000 al 2005, de 12,4% en el año 2000
a un 20,1% en el año 2005, alcanzando su cifra superior en
el 2005 con un total de 998 defunciones.
Ningún continente, ningún país y
casi ninguna comunidad
están a salvo de la violencia. Aunque es ubicua, no forma
inevitablemente parte de la condición humana, ni
constituye un problema de la "vida moderna" que no pueda ser
tratado y superado mediante la decisión y la inventiva
humana (3).
Pero al margen de estas apreciaciones
¿qué se entiende formalmente por
violencia?
La Organización Mundial de la Salud (3) la define como: El
uso intencional de la fuerza o el
poder
físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra
persona o un
grupo o
comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar
lesiones, muerte,
daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones. Esta definición vincula la intención
con la comisión del acto mismo, independientemente de las
consecuencias que se producen. Se excluye de la definición
los incidentes no intencionales, como son la mayor parte de los
accidentes de
tráfico y las quemaduras. La inclusión de la
palabra "uso del poder", además de la frase "uso
intencional de la fuerza física",
amplía la naturaleza de
un acto de violencia así como la comprensión
convencional de la violencia para dar cabida a los actos que son
el resultado de una relación de poder, incluidas las
amenazas y la intimidación.
Las muertes violentas en el campo jurídico
responden a tres etiologías excluyentes entre sí:
suicidio,
accidente y homicidio (4).
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