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José Martí y la Filosofía de la Educación (página 2)



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Desarrollo

Recientemente, en un artículo aparecido en
Internet, el
profesor
Rigoberto Pupo, haciendo mención a Medardo Vitier y su
obra relacionada con la "Filosofía en Cuba",
expresaba:

En "La Filosofía en Cuba", M.
Vitier, no incluye la figura de José Martí
(1853- 1895). Posteriormente toma conciencia
del  error  y  lo  expone  en sus
lecciones y conferencias, hasta desarrollarlo de manera
sistematizada en su obra: Martí
estudio integral (1954).  "No organizó un sistema; no
estudió metódicamente filosofía; pero tuvo
genuinas aptitudes de pensador que se evidencia en numerosas
páginas, y poseyó criterios -algunos dolorosamente
elaborados- acerca del mundo y de la vida
humana".

No era posible, siguiendo viejos
cánones en torno a la
especificidad de la filosofía, negar el status de
filósofo al pensador cubano más grande de todos los
tiempos.  ¿O es que hay filosofía sólo
en tratados densos
de Lógica,
Axiología, Epistemología u Ontología?, ¿o que el saber
filosófico sólo es expresable a través de
sobrios conceptos lógicos o categorías y las
imágenes no expresan también
esencialidades? ¿O es que sólo desarrolla
filosofía el filósofo profesional?  Dejemos
que responda M. Vitier: "su mente -refiere a Martí- es
especulativa y propende a formular asertos pertenecientes a dos
"regiones" filosóficas (…) la ontológica y la
axiológica (…)  En efecto, lo que tiene de
sentencioso -y no es poco- se le vierte por esos declives, donde
los problemas,
siempre abiertos, incitan y parecen retar al intelecto: el ser y
los valores,
la íntima contextura del universo y del
hombre, por
una parte, y el sentido de toda acción,
por otra".[2]5

Y es que en la vasta obra intelectual de José
Martí se encuentra un sólido pensamiento
pedagógico. Divulgo sus ideas acerca de la educación
fundamentalmente en múltiples artículos
periodísticos.

Durante se exilio tuvo la oportunidad de ejercer como
profesor –lo que le ayudaba a ganar el pan para vivir- y de
analizar, meditar dichos problemas, comparar y plantear sus
criterios llenos de valentía; con la pupila en el sol y su mente
en Cuba y los demás países
latinoamericanos.

Martí no trató de una manera directa los
problemas de la pedagogía como ciencia; pero
sí poseía una clara concepción
científica de la educación como un
sistema de conocimientos relacionados entre sí, lo que se
puede deducir del estudio teórico de sus ideas acerca de
la educación y la enseñanza.

Poseyó Martí un claro concepto de
la ciencia al
afirmar: "Ciencia es el conjunto de conocimientos aplicables a
un orden de objetos íntima y particularmente relacionados
entre sí…"
(José Martí; Obras
Completas, t. 6, p. 234).

La pedagogía martiana es muy original, y aunque
posee una proyección universal, se ajusta a las
necesidades de los pueblos latinoamericanos. Esta se encuentra
íntimamente relacionada con su proyecto
político – social y cultural, que partía de
un concepto muy amplio sobre la libertad y el
papel de la educación en la formación de un hombre
y de una sociedad
nuevos: "La educación tiene un deber ineludible para
con el hombre, -no
cumplirlo es crimen: conformarle a su tiempo– sin
desviarle de la grandiosa y final tendencia humana"

(José Martí; Obras Completas, t. 6, p.
430).

Para Martí constituía una gran
preocupación los sistemas
educativos, sus planes de estudio, programas,
métodos y
actividades, es decir; todo el conjunto armónico que
conlleva la formación de un hombre de acuerdo con los
tiempos nuevos que se avecinaban.

Es imposible negar la presencia de
especies filosóficas al discurso
martiano.  Un discurso pleno de sentido cultural y
vocación ecuménica que hace centro suyo al hombre
en búsqueda constante de su ser esencial y su
ascensión ético-humana.  Un pensamiento que
conjuga en su despliegue crítico, imágenes y
conceptos para aprehender la realidad en su máxima riqueza
de mediaciones y matices. [3]

El sentido histórico-cultural
-inmanente a su estilo- aflora espontáneamente en su
aprehensión martiana.  Sencillamente hay que ser
sensible -y M. Vitier lo fue en grado sumo- para captar
sensibilidad y esta se percibe culturalmente.  En la
cubanidad de Martí,  premisa necesaria  de 
su  americanidad  y universalidad -partir de la
raíz con ímpetu ecuménico- revela el
valor de la
tradición.  "Al hallar una ejemplar tradición
revolucionaria y al vincularla con su obra, fijó para la
cultura
pública la importancia del pasado.  El pasado no
significa compromiso de repetición. 

Los problemas cambian.  Lo que
persiste es -enfatiza M. Vitier- por una parte, el nexo
espiritual que conduce a la gratitud, y por otra, la actitud de los
antepasados.  La actitud de elevación y de honradez
no envejecen, aunque los problemas sean diferentes.  Eso es
lo que sintió Martí, y -lo reitero- no sólo
se valió de esa fuerza sino
que fijó para la posteridad el valor social de la
tradición.  Mientras más original es un
guiador -sea en el pensamiento o en la acción- más
se atiene a las formas superiores de lo humano, si los halla en
sus antecesores.  Originalidad -excelente idea de M. Vitier,
asumiendo al Apóstol- no es desvinculación; no lo
es, si bien se  mira,  ni  aún 
en  las  direcciones  más
excéntricas del arte."[5]6

Nuestra pedagogía actual enfatiza que el proceso del
aprendizaje
tenga su base en al experiencia personal del
estudiante, en el trabajo, en
la investigación o el experimento que realiza,
en el análisis, en su actividad en y con el
grupo, entre
otras.

Con la Universalización de la enseñanza se
abre un nuevo camino en la educación del conocimiento,
basados en que la Universidad se ha
descentralizado hacia las fábricas, las minas el campo;
han nacido especialidades acordes con el país en desarrollo y
las necesidades; se han cambiado programas, métodos y
sistemas de evaluación. Se forman profesionales del
pueblo y al servicio del
pueblo.

Se puede hablar de concepto martiano de
educación, como el sistema de acciones
encaminadas a "preparar al hombre para la vida", pero este
criterio rebasa los marcos del utilitarismo positivista para
enfatizar en una verdadera formación integral el hombre,
sin dejar ninguna esfera al espontaneísmo ni la
arbitrariedad.

La educación tiene como objetivo
formar: "Hombres vivos, hombres directos, hombres
independientes, hombres amantes – eso han de hacer las
escuelas…"7
, pero de una manera
científica. La educación tiene que ser: natural,
científica, integral, desarrolladora, para la vida y con
un elevado sentido práctico. Esto son los principios que
rigen según Martí, la educación concebida
científicamente.

Martí no situó al hombre de manera pasiva
ante la naturaleza y
la sociedad, sino que este tiene que asumir una posición
activa y protagónica en el proceso de su propio
aprendizaje.

Otro principio de la pedagogía martiana es la
enseñanza "por la vida y para la vida" y su carácter práctico. Por eso
expresó: "Puesto que a vivir viene el hombre, la
educación ha de prepararlo para la vida. En la escuela se ha de
aprender el manejo de las fuerzas con las que la vida se ha de
luchar"8.

La formación martiana del hombre tenía que
ser integral. En todo momento debía presentarse al
niño la unidad dinámica que existe entre los conocimientos
útiles, el desarrollo del pensamiento creador, la responsabilidad de actuar para transformar el
medio natural y social que le rodea y la formación de
valores
morales positivos de todo hombre virtuoso.

El proceso idóneo para obtener esos objetivos lo
percibía Martí en la conjunción
dialéctica entre: el conocer, el pensar, el actuar y el
formar valores. Esta
relación posee un núcleo central, como elemento
aglutinador del resto de las esferas a lograr: la
formación de los sentimientos estéticos.

En la pedagogía martiana el trabajo
resulta de vital importancia en la formación del hombre,
así como su sabia vinculación con el
estudio.

La educación cubana actual aspira a que el hombre
sea educado en el trabajo y para el trabajo. Así se
propicia el trabajo instructivo que adiestra; el trabajo de
utilidad
social que promueve la adquisición de la conciencia de
deberes para con la sociedad, contribuye el mejoramiento y
consolidación del medio y el desarrollo colectivo. Es la
creación de un hombre nuevo,
de una nueva ideología, de una mentalidad de
productores.

La esencia de la concepción educativa martiana se
afirmaba en el criterio que al enseñarle al hombre a
percibir estéticamente la naturaleza y la realidad social
y a valorar las obras de arte.

El propósito, por tanto, de Martí estaba
encaminado a poner en un primer plano el proceso de aprendizaje,
interés
por formar en el niño la cultura de las emociones, para
enriquecer así el mundo interior del hombre, para que
pueda identificarse con los grandes problemas sociales y
políticos a los cuales enfrentarse.

En el pensamiento pedagógico de Martí se
encuentran bien delimitados los conceptos de instrucción y
educación en su sentido estrecho, para él, "las
cualidades morales suben de precio cuando
son realzadas por las cualidades
inteligentes"9.

En la Cosmovisión martiana, la
espiritualidad del hombre es esencial, su subjetividad, como
agente histórico-cultural.  Lo que no significa que
lo hiperbolice.  Para él, lo material y lo espiritual
constituyen una unidad inseparable.  Recuérdese la
polémica en el Liceo Hidalgo, de México.  Incluso aboga por una
filosofía de la relación que no separe lo ideal y
lo material, que no discurra hacia los extremos. 
Simplemente que lo aborde en su relación.

Hay en Martí, en su pensamiento,
acuciantes notas espiritualistas.  Cree en la preexistencia
y postexistencia del alma, en la
superioridad del espíritu, sin embargo no se desliga
de   la   realidad 
inmediata.   Sus  convicciones 
ideopolíticas (culturales) terrenalizan su tendencia
especulativa, sin matar su raíz utópica y su miraje
hacia lo absoluto y lo grande, pues en su criterio: "menguada
cosa es lo relativo que no despierta al pensamiento de lo
absoluto.  Todo ha de hacerse -declara Martí, de
manera que lleve la mente a lo general y a lo grande.  La
filosofía no es más que el  
secreto   de   la  relación 
de  las  varias  formas  de
existencia".[9]10

Otro aspecto importante en las direcciones de la
filosofía de Martí de la educación es la
referida a la mujer y a su
igualdad que
se erige en la quinta dirección. Así afirma:
"Y la solución está […] en educar a la
mujer de modo que
pueda vivir de sí con honor, si le toca la desgracia de la
soledad, pero con hábitos y lecciones que convengan a la
belleza y finura de su sexo"11.
En esta hermosa
reflexión se manifiesta la entereza de la mujer y la
posibilidad de realizar las mismas tareas que el hombre, con las
características propias de su condición. En la
actualidad, la mujer cubana lo ha demostrado fehacientemente en
todos los frentes.

Y de manera absoluta y definitiva, precisa: "Si la
educación de los hombres es la forma futura de los
pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los
hombres que de ella han de surgir"12
.

De ahí la importancia de tomar en
consideración de manera relevante su papel en la sociedad.
Se sabe bien en Cuba, en que la obra revolucionaria ha puesto a
la mujer en el lugar que merece socialmente.

La amplia concepción de la Pedagogía como
ciencia le permitió concebir diferentes alternativas
pedagógicas como la correspondiente a la escuela
propiamente dicha, la relativa a la educación funcional y
la pedagogía que subyace en el indiscutible proyecto
educativo "La Edad de Oro".

"En síntesis
-cree Vitier- su pensamiento filosófico es el de un
creyente en la sustantividad del espíritu.  Tuvo esa
seguridad y en
él fue fecundada, porque lo llevó a amar, a creer
en   la   Historia,  
a  darse  por  los  demás, 
a  refutar  el descreimiento, a presentir la vuelta del
Cristo, "el de los brazos abiertos, el de los pies desnudos, y
todo, sin que nadie, ni hindúes, ni católicos, ni
teósofos puedan reclamar como adepto al grande
hombre"[14] 
El hombre -síntesis de la cultura cubana-, que echó
suerte con los pobres de la tierra e
iluminó con su pensamiento y su praxis el
futuro de la nación
cubana.

Si bien en el pensamiento de
Martí, encontramos especies filosóficas, en varias
dimensiones, sean ontológicas, epistemológicas,
etc. lo cierto es que predominan las de carácter
axiológico.  Se trata de un fundador, empeñado
en la búsqueda de la ley de la
ascensión humana, de la riqueza espiritual del
hombre.  y encuentra en la axiología, en los valores,
la base del cultivo humano.  "En el caso de valores
(Axiología), -escribe M. Vitier- no intenta
clasificación alguna ni se propone examinar la naturaleza
del "valor", en sus varias apariciones.  Lo que indico es la
existencia, frecuentísima, de valores en el curso de sus
escritos.  Se le vivifican, los afirma, los
acentúa.  No pasa de eso, pero quien tenga
sensibilidad filosófica se percata de ello, y sobre todo,
asiste a un fenómeno de interés: la presencia de
los valores, no en plano de explicación, no en instancia
de conceptos, sino como vivencias."[15]

Es que en el discurso de Martí y
su verbo de alto linaje, los valores pierden su numen
metafísico, para convertirse en valencias
sociales13.

En la obra filosófica martiana no existe una
axiología sistematizada.  Más que teorizar
sobre los valores el Apóstol se preocupa por encontrarlos
y cultivarlos en la conducta del
hombre, como medio de ascensión humana.

En su obra constantemente aparece la referencia a los
valores universales, a sus conceptos e ideas.  Significa
simplemente que su concepción de los valores -por razones
ya explicadas y reiteradas- se funda en una intelección
propia, que se integra a la cultura del pueblo.

La inserción martiana de los valores como
atributos cualificadores de la subjetividad humana, integrada a
la cultura y como creatividad
cultural social del hombre no sólo explica los fundamentos
de su trascendencia en la axiología del Maestro.  Da
cuenta además de la especificidad propia del filosofar
martiano en  término  de  discurso vital,
enérgico, siempre en función
del hombre y la sociedad. 

Explica también su genio visionario para
discernir la realidad presente y proyectar lo por venir. 
Pone de manifiesto, su gran poder
revelador de esencia para ver más lejos y dimensionar
realidades que ante sus contemporáneos pasan
inadvertidas.  Esto, por supuesto, no tiene lugar
sólo en su ideario político -que ya de por
sí le consagró y devino jefe máximo de la
guerra del 95-
sino en múltiples aristas del quehacer humano.  Su
capacidad de discernimiento humano para penetrar en determinadas
personalidades históricas y descubrir obras
paradigmáticas y fundadoras, también imprime
vigencia y trascendencia a los valores, y junto con ello
actualiza la memoria
histórica que es forjar y vitalizar la identidad
nacional y humana. 

El análisis de Luz y Caballero
no es el único caso, pero es demostrativo.  Con una
frase lacónica, pero llena de sentimiento y razón
lo define: "sembró hombres"(…) demandó con la
fruición del sacrificio todo amor a
sí y a las pompas vanas de la vida, nada quiso ser para
serlo todo, pues fue Maestro y convirtió en una sola
generación un pueblo educado para la esclavitud en un
pueblo de héroes, trabajadores y hombres libres… Supo
cuanto se sabía en su época; pero no para
enseñar que lo sabía, sino para transmitirlo. Y de
Mendive, con sólo una oración interrogativa da
vigencia y trascendencia a una triada de valores que Martí
expone en un todo único revelador del bien,  la 
belleza  y  la verdad: "¿Y cómo
quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo
-interroga Martí- qué pudiera yo decir de
aquél enamorado de la belleza que la quería en las
letras, como en las cosas de la vida, y no escribió
jamás sino verdades de su corazón y
sobre penas de la patria?"

Su labor conciliadora de fuerzas, en pos de la unidad en
torno al Partido Revolucionario Cubano, y su República
proyectada "con todos y para el bien de todos", encarna el ideal
de las grandes masas.  Su proclama: "Somos los pinos
nuevos", expresa ese nuevo concepto del sujeto de la revolución.

Esta concepción, resultado de un proceso
histórico, con todas sus mediaciones, determinantes y
condicionamientos, influye en la orientación y alcance
social de la axiología martiana.  Es un elemento
esencial, sobre el cual se funda la inserción de los
valores en la cultura, entendida ésta como producción social y medida del
desarrollo.  Esto naturalmente encuentra expresión
real en la concepción de la revolución y absoluta
confianza en sus portadores.  "La revolución en
Cuba -escribe Martí- no es una tiranía; es el alma
de la Isla.  No es una conspiración: es el
consentimiento táctico y unánime de lo más
viril y puro del país: el actual movimiento
revolucionario no tiene su fuego en el trato secreto con
éste o aquel núcleo de revolucionarios conocidos,
sino en la confianza que ha logrado inspirar a la gran masa, a la
masa de rifle y corazón, en la espera sorda y crecimiento
de lo bueno y bravo de Cuba… En el ánimo de la Isla se
ha trabajado, no en el compromiso de esta o aquella cabeza
conocida… El espíritu del país es nuestro
cómplice…"14

Conclusiones

En las múltiples formas que expresa su
filosofía de la educación el Héroe Nacional
cubano aporta elementos de carácter universal que tiene
plena vigencia y constituyen un apoyo para el quehacer educativo
de la escuela cubana y latinoamericana.

Los principios de la educación que defiende
José Martí y que se revelan como puntos de apoyo y
ejes que atraviesan todo su pensamiento educativo así como
las direcciones en que se orienta su estudio, en las que se
embozan las aristas del quehacer humano en que se orienta su
estudio en las que se esbozan las aristas del quehacer humano en
que se plasman los principios que se revelan de forma
específica en cada una de ellas, conducen a reflexiones
educativas que transitan en los planos metodológico,
axiológico y epistemológico en un sentido
integrador que tiene como núcleo al hombre y su proceso de
formación.

Martí no trato la ciencia pedagógica en
sí misma, pero esta se percibe claramente, se transparenta
al analizar sus concepciones acerca de la educación, que
corresponden a un sistema coherente de principios relacionados
entre sí y guiados por un riguroso método
científico.

Se aprecian una serie de principios generales que
caracterizan la educación, como son: natural,
científica, desarrolladora, para la vida y con sentido
práctico.

Existe un tratamiento extenso de las categorías:
educación, enseñanza, instrucción y
educación en su sentido más limitado.

"…en campos como en ciudades, urge sustituir
al conocimiento indirecto y estéril de los libros,
el
conocimiento directo y fecundo de la
naturaleza"15.

Notas de
Referencia

  1. José Martí.: "Educación. 2.
    Educación científica".
    La América, Nueva York, septiembre de
    1883. Ob. Cit., t.8, p. 278.
  2. Fidel Castro: "La Historia me
    Absolverá".
    Editorial Ciencias
    Sociales, La Habana, 1975, p.91.
  3. José Martí: "Educación. 3.
    Educación mecánica".
    La América,
    Nueva York, septiembre de 1883. Ob. Cit., t.8, p.
    279.
  4. John Dewey: "Ciencia y educación". Mc,
    Graw – Hill, Nueva York, 1982, p. 187.
  5. http:\www.filosofía.cu/contemp/pupo007.htm#ftn1.
    "La Filosofía de José Martí
    según Medardo Vitier".
  6. http:\www.filosofía.cu/contemp/pupo007.htm#ftn1.
    "Revelación martiana, trascendencia y
    actualidad".
  7. José Martí: "Obras Completas., t.
    8,
    p. 281.
  8. José Martí: "Obras Completas., t.
    13,
    p. 53.
  9. José Martí: "Obras Completas., t.
    13,
    p. 59.
  10. http:\www.filosofía.cu/contemp/pupo007.htm#ftn1.
    "La Filosofía de José Martí
    según Medardo Vitier".
  11. José Martí: "Obras Completas., t.
    12,
    p. 301.
  12. José Martí: "Obras Completas., t.
    6,
    p. 201.
  13. http:\www.filosofía.cu/contemp/pupo007.htm#ftn1.
    "La Filosofía de José Martí
    según Medardo Vitier".
  14. José Martí: "Obras Completas., t.
    2,
    p. 201.
  15. José Martí.: "Educación. 6.
    Trabajo Manual".

    La América, Nueva York, mayo de 1884. Ob. Cit.,
    t.8, p. 291.

Bibliografía

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    La Habana: Editora Política,
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  • "Vigencia del Pensamiento Martiano"._ La
    Habana: Editorial Creart, 1995.__ 95p.
  • Vitier, Cintio._ "Temas Martianos". La Habana:
    Biblioteca
    Nacional José Martí, 1969.__ 347p.

Biografía del Autor:

Nombres: Tania Alina Mena Silva

País: Cuba

Ciudad de Nacimiento: San Luis. Pinar del
Río

Especialidad: Contabilidad y
Finanzas.

Centro de Trabajo: Sede Universitaria Municipal.
San Luis.

Actividad que desempeña: Coordinadora de
la Carrera de Contabilidad y Finanzas.

2. Estudios Realizados: 1994- Graduada de
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.

3. Cursos y Postgrados Recibidos.

1996- Curso para Inspector Nacional de Seguro.

1998- Curso práctico de Contabilidad en
el MINAGRI.

1999- Diplomado de Contabilidad y
Finanzas.

2004- Postgrado de Informática.

2004- Diplomado de Educación
a Distancia.

2004- Postgrado de Pedagogía y Didáctica.

2005- Postgrado de Pedagogía y Didáctica de la Contabilidad.

2005- Postgrado de Inglés.

2005- Postgrado de Problemas
Sociales de la Ciencia.

2005- Postgrado de Marketing.

2005- Postgrado de Control
Interno.

2005- Postgrado de Medio
Ambiente y Desarrollo
Sostenible.

2005- Diplomados de inglés e
Informática.

2005- Seminario sobre
Relaciones Económicas Internacionales.

2005- Diplomado de Gestión de la Ciencia y la Innovación.

2005- Postgrado de Energía.

2005- Postgrado de Actualización de la
Contabilidad.

2005- Programa de Conferencias Especializadas y
Debate
Científico en el Congreso: "Reflexión y aportes
al Desarrollo" (96 horas.)

2005- Seminario Nacional de Control
Interno.

2006- Postgrado de Economía
Cubana.

2006- Curso de Orientación
Psicopedagógica Personalizada.

2006- Curso de Superación Profesional
Control Interno.

2006- Curso de Superación Profesional
Análisis Financiero.

2006- Diplomado de Gestión de la
Ciencia.

2006- Postgrado Energía
Renovable.

2006- Diplomado de Contabilidad.

2007- Diplomado de Contabilidad.

2008- Curso de Entrenamiento
para entrenadores que impartirán el curso de

"Herramientas
de control y prevención en la lucha contra la corrupción. Experiencia
cubana".

 

Tania Alina Mena
Silva

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