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Vigencia de la orientación y la Cosmovisión del Nuevo Paradigma Educativo (página 2)




Enviado por Cecilia Castillo



Partes: 1, 2

Cosmovisión
del Nuevo Paradigma
Educativo

Ahora bien, es conocido que el siglo XXI es heredero de
los valores y
culturas de los siglos XIX y XX caracterizados por una
concepción Darwinista biológica del mundo, el
mecanismo de Newton, el
racionalismo
de Descartes y la
era industrial que requería obreros especializados. Si a
esto se añaden los avances
tecnológicos de la segunda mitad del siglo XX, sobre
todo en comunicación, que dan como resultado el
fenómeno de la
globalización, muy habitualmente aprovechado por los
intereses de las grandes corporaciones para extender su dominio
económico a todos los rincones del mundo, es claro que los
sistemas
educativos oficiales tiendan a crear necesidades, expectativas y
a formar individuos que le den sostenimiento a esta ideología.

En este sentido, Lahmann, Lamas y Axelsson (2004),
destacan que las características de la educación del
paradigma actual de enseñanza y formación presenta visos
de la estandarización, dejando ver una estrategia
precedida en crear necesidades, convencer a todo el mundo de que
el desarrollo
económico debe ser la gran aspiración de
pueblos personas y países, la educación debe estar
al servicio del
desarrollo,
convertir la puntualidad, uniformidad, orden, respeto y
disciplina en
valores
superiores, se distorsiona el verdadero sentido de la responsabilidad, la capacidad y la creatividad
ciudadana, se ignora el sentido de solidaridad, el
currículo escolar está
diseñado como un colador, aceptado universalmente, para
garantizar una estratificación en la escala
socioeconómica al igual que se orienta a los educandos a
ser personas adaptadas y conformistas en vez de ser seres
creativos y originales.

Bajo esta perspectiva, los mencionados autores refieren
que como consecuencia de este tipo de educación se observa
que: los derechos y
privilegios de las personas están en relación
directa a los años de escolaridad y los títulos
obtenidos, las expectativas de "mejor futuro" obligan a muchas
familias a grandes sacrificios para que sus hijos estudien, se
superponen valores como éxito y
riqueza a bienestar y realización personal, se
fomentan sociedades
competitivas en lugar de solidarias, la inversión del estado en el
sistema
educativo no solo no se discute sino se defiende incluso
expensas de planes de erradicación de la pobreza, las
personas aceptan a renunciar a su tiempo libre,
su recreación, sus gustos, sus ilusiones y su
singularidad; lo que permite caracterizar en parte la
educación oficial de inicios del siglo XXI como
consumista, enajenada, violentas y necrófilas.

Partiendo del planteamiento precedente es evidente decir
que ese paradigma de formación y enseñanza se basa
en el conformismo y en la subordinación, donde normalmente
se espera de las personas en prácticas y de los alumnos
que estén sentados, callados y que hagan lo que se les
dice. Más actualmente, se requiere de personas que tomen
la iniciativa a la hora de resolver problemas y
que aporten especialmente perspectivas diversas en lo que
realizan. Así también la sociedad y las
familias de hoy necesitan personas que tomen iniciativas y hagan
honor a la diversidad, razón por la cual, cambiar el
contenido de lo que se enseña no es suficiente para
encontrarnos con estas nuevas necesidades de los supersistemas,
porque la misma estructura del
sistema de
formación y enseñanza disuade a la hora de
desarrollar la iniciativa y la diversidad.

Todo esto hace evidente, como bien dice Reigeluth
(1999), que el actual paradigma de formación y
enseñanza resulten contraproducentes a la hora de
enfrentarnos a las crecientes necesidades de la era de la
información, donde el mensaje queda claro:
es necesario cambiar de paradigma para cumplir con las
necesidades de los supersistemas y de los alumnos (un asunto
relativo al producto) y de
cómo hacer esas transformaciones (un asunto relativo al
proceso). Este
es el núcleo central de un nuevo campo que se está
desarrollando en la actualidad y que se denomina "Diseño de
Sistemas Educativos" (DSE), donde es innegable que el actual
paradigma de la enseñanza y la formación necesita
una transformación para pasar de fijarse en la selección
en el
conocimiento.

Así las características fundamentales del
nuevo paradigma educativo al decir de Reigeluth (ob.cit.),
descansan en:

  • Pasar de la noción Darwinista de la
    "supervivencia del más apto" a la noción
    más espiritual y humanamente defendible de la
    supervivencia de todos, ayudando a todos a alcanzar su
    potencial, es decir pasar de la estandarización a la
    personalización.
  • De dirigirse a exponer el material a asegurarse de
    que se satisfacen las necesidades de los alumnos, pasando de
    concentrarse en introducir las cosas en la mente de los
    estudiantes a ayudarles a comprender las capacidades de su
    inteligencia
    mediante un paradigma "enfocado hacia el
    aprendizaje".
  • Desplazamiento desde un aprendizaje
    pasivo a uno activo que deje de estar dirigido por el docente
    solamente.
  • Pasar de un aprendizaje descontextualizado a unas
    tareas auténticas y significativas.
  • Considerar el tiempo como algo constante y permitir
    que varíen los resultados, a dejar que cada alumno tenga
    el tiempo que necesite para alcanzar los resultados deseados
    (continuo humano).
  • El docente tiene que ser más "un guía a
    nuestro lado" que un "sabio en el estrado", es decir es alguien
    que facilita las cosas en lugar de ser el representante de la
    mayor parte del conocimiento.
  • La teoría del diseño educativo y las tecnología educativa juegan un papel
    importante en el proceso de aprendizaje, más
    también lo juegan otros agentes como: compañeros,
    recursos de
    vida cotidiana del entorno inmediato y a su vez los recursos
    más remotos que ofrece Internet por
    ejemplo.
  • Definición de una educación que incluya
    lo que numerosos teóricos cognitivos definen como
    "construcción", donde se ayude al discente
    a elaborar sus propios conocimientos, en contraposición
    al simple proceso de trasladar información al
    alumno.
  • La educación debe definirse de un modo
    más amplio, como todo aquello que se hace para facilitar
    un conocimiento lleno de significado.
  • Paradigma de la teoría de diseño
    educativo que pase de ser un mero monólogo a un diálogo, no sólo entre
    especialistas y los interesados, sino también entre los
    especialistas y aquellos que interactúan con
    ellos.
  • El nuevo paradigma debería incluir la
    teoría actual y ofrecer al mismo tiempo un tipo de
    orientación flexible respecto a los alumnos sobre
    cuándo y cómo se les debería dejar la
    iniciativa (autodirección), trabajar en equipo sobre
    tareas reales, de la vida cotidiana, permitir escoger entre una
    variedad de métodos
    válidos, utilizar el potencial de las tecnologías
    más avanzadas e insistir hasta que alcancen unos niveles
    adecuados.
  • Expandirse en áreas no cognoscitivas como el
    desarrollo emocional, el desarrollo del carácter o el espiritual.
  • Favorecer de la mejor manera posible el aprendizaje
    en todas sus variedades y tipos y ayudar a descubrir las
    necesidades cambiantes de los sistemas de enseñanza y
    formación.
  • La investigación formativa representa una
    posible metodología en la mejora de las teorías de la práctica ya
    existentes.

Todas estas características conducen al llamado
de una conciencia
colectiva que acuerdo a Morín (2003), desemboca en la
búsqueda de nuevas preguntas y respuestas a nivel
filosófico y científico generando cambio de
paradigmas en
todos los campos que sin duda alguna están marcando el
inicio de una nueva era. Ya la física
cuántica logró demostrar que la realidad no es
mecánica, lineal predecible ni exacta como
lo definía el modelo
newtoniano. Implica que el proceso de vida: muerte/vida se
produce permanentemente desde la más ínfima
célula
hasta el inmenso cosmo. Quedando por sentado que el ámbito
educativo no es la excepción y que en este siglo conceptos
como solidaridad, diversidad, sustentabilidad y espiritualidad
parecen ser los precursores de lo que anticipamos. Ante esto es
viable comprender la funcionalidad del binomio orientación
– educación en aras de comprender tal dinámica.


Orientación y Educación: Binomio
Indisociable.

La orientación como proceso de ayuda se integra
al proceso educativo bajo el carácter proactivo para
favorecer el desarrollo cognitivo, afectivo y social del
estudiante con el fin de que realice adecuadamente su aprendizaje
y haga un proyecto de
futuro que le permita participar en la construcción
social. En este sentido, hace uso de los principios de
prevención, desarrollo y atención a la diversidad mediante programas que se
enmarcan en las áreas de atención y servicios de
orientación y bienestar social que operacionaliza a
través de objetivos
centrales como: desarrollar al máximo la
personalidad, conseguir la orientación de sí
mismo, ayudar al individuo a
comprenderse y a aceptarse a sí mismo, ayudar a la
persona a
alcanzar la madurez para la toma de
decisiones educativas y vocacionales, ayudarles a lograr la
adaptación y el ajuste y facilitarle la consecución
de un aprendizaje óptimo en su situación educativa
y de vida.

Esto indica que la orientación y la
educación como bien dice Martínez (2002),
constituyen un binomio indisociable en el sentido de que la
educación en su conjunto es una acción
orientadora, que permite interpretar a la orientación como
un factor de calidad y proceso
de ayuda profesionalizada que persigue la prosecución de
la promoción personal y maduración
social al punto de constituir el enlace entre el estudiante y el
conjunto de la educación para favorecer aprendizajes
significativos que develan que el educar no es enseñar a
personas ignorantes sino formar a seres humanos en un proceso
permanente, continuo y sistemático que se desarrolla como
parte fundamental de la educación y que por lo tanto se
ofrece en todos los niveles del sistema educativo.

Con base en este planteamiento, el binomio
educación – orientación se sitúa en
una acción más vivencial que ayuda a comprender y a
buscar soluciones a
diversas situaciones que podrían incidir negativamente en
el estudiante, proporcionándole clarificar la esencia de
vida, ayudándole a comprender que es una unidad con
significado, capaz y con derecho de usar su libertad, su
dignidad
personal, dentro de un clima de
oportunidades.

En realidad, la orientación forma parte del
currículo educativo, es decir se concibe como parte
integrante de él, asumiendo las funciones de
ayudar al estudiante para que por sí mismo y de modo
gradual obtenga un ajuste personal social, en y para la vida,
siendo esencial para ello, estimar las fuerzas y esfuerzos del
discente para alcanzar su autodeterminación y felicidad
personal.

Ante esto, Castillo (2006), contempla que uno de los
aportes más significativos de la orientación a la
educación consiste en la explícita intencionalidad
de mantener como centro del proceso educativo al ser humano, pues
como es sabido la dinámica sociocultural actual en muchos
casos parece olvidar que la razón de ser de la
educación es el desarrollo pleno de la persona; y es
observable a veces, como prevalecen visiones economicistas que
relegan a un segundo plano la realización de las personas
verdadero capital
humano.

Las anteriores afirmaciones, revelan que la
orientación y la educación se hermanan en los
propósitos que persiguen para con el ser humano, y esto
permite aseverar que son disciplinas humanísticas por
antonomasia y como tal tienen capacidad para dar respuestas a las
necesidades humanas de la población estudiantil. De allí, que
Vital (2002), señale que entre los aportes que la
orientación brinda a la educación en la
relación orientador – orientado
están:

  • Estimulación al desarrollo pleno del
    estudiante de acuerdo con las características y las
    necesidades propias de su etapa evolutiva.
  • La orientación constituye un eje dinamizador
    en el ámbito educativo, que ofrece una serie de vectores de
    ayuda que van desde la adaptación al escenario educativo
    hasta la construcción de una formación integral
    de los estudiantes, facilitándole de esta manera el
    logro de una vida armoniosa educacional, profesional y
    ciudadana.
  • La orientación aporta a su vez, el
    conocimiento que facilita la comprensión y la forma de
    resolver el ejercicio de agentes poco eficaces, la falta de una
    cultura
    institucional orientada hacia el logro, así como la
    falta de involucramiento real de los actores
    significativos.
  • Atención a las necesidades humanas de los
    estudiantes y en la conformación de una cultura
    institucional beneficiosa.
  • La orientación como parte consustancial de la
    educación, contribuye en la prevención de
    problemas asociados con los riesgos
    sociales, las dificultades para el aprendizaje, la
    indecisión vocacional, el deterioro de las relaciones
    interpersonales, entre otros no menos importantes
    aspectos.
  • Contribuye a su vez la orientación, a que los
    agentes significativos reconozcan no sólo sus
    debilidades sino además su fortalezas, y los faculta en
    la resolución de situaciones asociadas con su desempeño de manera que exista un
    aprovechamiento máximo de recursos personales y
    ambientales que contribuyan al mejoramiento.
  • La orientación incentiva los aprendizajes que
    sirven de fundamento a la toma de decisiones y a la
    definición de estrategias de
    autoayuda.
  • La interacción entre orientador –
    orientado tiene el propósito fundamental de explorar,
    reconocer y asimilar sentimientos para convertirlos en
    fortalezas que faculten a la persona para enfrentar
    constructivamente su vida.
  • La orientación ayuda a la persona a ser parte
    activa de la sociedad y encaminarle hacia la búsqueda
    del bien común.
  • La orientación al igual que la
    educación, facilita el desarrollo de capacidades y
    destrezas para la resolución constructiva del ciclo
    vital del ser humano, a propósito de ayudar en la
    construcción de una sociedad más justa, libre y
    con capacidad de respuestas asertivas ante las situaciones de
    vida.

En definitiva, la orientación ha venido
transitando por caminos que la misma dinámica educativa le
ha venido exigiendo, así actualmente, la
orientación es concebida como una labor de equipo entre
los distintos profesionales que intervienen en el proceso
educativo en colaboración con los otros agentes del
entorno social, a fin de trascender lo individualista
psicologista y dar valía a lo vivido, a lo experiencial
como fuente auténtica que rebasa el discurso y la
búsqueda de la verdad en correspondencia con los juicios
del sujeto.

Es por eso, que actualmente la orientación se
circunscribe como una práctica social con una perspectiva
de programas de intervención a diferentes niveles de
organización humana: individual,
interpersonal, grupal, comunitaria, institucional e
interinstitucional; con el fin de producir transformaciones que
promuevan el desarrollo y la importancia de aceptar la pluralidad
de pensamientos en reconocimiento de la diversidad como aporte
sano, abierto al debate y a la
reflexión crítica
que valora al ser humano de forma integral.

Significa que la orientación como parte del
currículo y del proceso de enseñanza formalizada,
representa una práctica de intervención por
excelencia que hoy más que nunca demanda la
fuerza de la
interdisciplinariedad, la pluralidad, la integración de visiones dicotomizantes
direccionadas a comprender el interjuego de lo individual con lo
social, que permite observar el transito de una concepción
de hombre
centrada en lo económico (productor – consumidor) a una
concepción humanista o unidad social que devela un ser
humano en armonía consigo mismo y los demás.
Así el orientador como agente de la disciplina orientadora
viene a ser un "formador de formadores" aportando principios,
técnicas e instrumentos para la
formación humana, la solución de problemas
académicos y la toma responsable de decisiones, que hoy
más que nunca demandan favorecer el respeto a la
diversidad de opinión y expresión, teniendo
presente que se puede ayudar y al mismo tiempo ser ayudado, y la
orientación atiende aspectos que engloba cognición
y afecto, pues considera que para la construcción de
favorables aprendizajes hay que poner mente y corazón. A
manera de comprender el alcance de esta binomio
(orientación – educación), resulta oportuno
conocer las características del nuevo paradigma educativo
y la vigencia orientadora

Características del Nuevo Paradigma
Educativo y Vigencia Orientadora.

Ante esta nueva realidad, las características
fundamentales del nuevo paradigma educativo y de la vigente
orientación apuntan a la necesidad de una educación
más humanista, centrada en el ser humano y ser planificada
desde la evaluación
de las necesidades de tipo social, cultural, económico y
geográfico a fin de favorecer no sólo sociedades
sustentables sino además formar individuos con
conocimientos que sean útiles a sí mismo y a su
contexto.

Esto es en definitiva, propiciar una forma de vida de
cualquier grupo humano,
capaz de garantizar soberanía alimentaria y satisfacer sus
necesidades biológicas, intelectuales,
culturales, afectivas, sanitarias, espirituales tanto a nivel
individual como colectivo, de manera autónoma, sin
detrimento del medio ambiente
ni a expensas de un esfuerzo desigual de las personas ni
favoreciendo la existencia de élites privilegiadas, por el
contrario la meta es
potencial esfuerzos y no restar ni dividir, sino saber unir
verdades que conduzcan a comprender que somos como una gran
orquesta donde si bien cada instrumento conserva su
individualidad no es menos cierto que para ejecutar el gran
concierto es necesaria la suma integrada de cada uno de ellos.
Así que es oportuno considerar, como bien puntualiza
Popper, citado por Ganten, Deichmann y Spahl (2005),
"…cada cual debe contribuir de acuerdo a sus posibilidades
a diseñar el futuro en interés de
todos; con humildad ciertamente, pero con los ojos puestos en la
mejora de las condiciones de vida" (p.601).

En consecuencia, la función
orientadora hoy más que nunca cobra fuerza en el
ámbito educativo, pues focaliza su acción cada vez
mas a la valía del ser humano como unidad con significado,
al cual ayuda para que tenga conocimiento de sí mismo,
logre su plenitud como persona y comprenda que su desarrollo es
de tipo longitudinal, es decir toda la vida. Así la
orientación transversaliza la vida del individuo
ayudándolo a ponderar las aptitudes realísticamente
y ayudándolo a aprender a planificar para participar con
propósito en la educación y en las exigencias de
vida.

Cabe destacar, que el nuevo paradigma educativo demanda
una educación consecuente con el ser humano, como una
totalidad en la que su intelecto es interdependiente de sus
emociones,
sensaciones, percepciones, voluntad, sentimiento, herencia,
sexualidad,
sociabilidad, relaciones con sus semejantes y su medio ambiente. Para
cada una de esas posibilidades humanas, el ser cuenta con
sistemas y órganos específicos, razón por la
cual una educación holística está llamada a
orientar y a desarrollar ese conjunto de
potencialidades.

En fin, las principales características del nuevo
paradigma educativo con fundamentación en la
orientación como ciencia de la
acción plantea dejar que los libros y los
discursos le
den espacio al aprendizaje a través de los sentidos: que
la vista más allá de las letras descubra la
sabiduría de los colores, de las
formas, y del aleteo de un colibrí. Que el olfato aprenda
a oler la humedad, los aromas de las flores, el peligro que
acecha. Que el paladar no se olvide a que sabe una fruta madura y
que ese sabor indescriptible, no se puede comunicar a
través de ningún medio. Que el oído se
afine al concierto permanente del universo, al
murmullo de los ríos y a las bravuras del océano,
quienes les están transmitiendo una enseñanza
milenaria. Que el tacto descubra y nos haga estremecer con la
caricia del viento; con la áspera corteza de un
árbol o con la exquisita suavidad de un
pétalo.

En definitiva, la vigencia orientadora en este nuevo
paradigma es evidente en cuanto el llamado es a desarrollar los
sentidos y facultades internas, la intuición, la
traslocación, aprender a sumergirse en las profundidades
del propio yo y a la vez trascender el ego y descubrir niveles
más sutiles de la naturaleza
humana. Aventurarse en el descubrimiento personal de nuestras
propias células en
el doble juego de las
partículas subatómicas: ora materia, ora
energía y las infinitas posibilidades que eso supone no
deberá seguir siendo patrimonio
exclusivo de los científicos puesto que es conocimiento
básico sobre nuestro ser y nuestras propias
potencialidades. Ayudar al estudiante a disfrutar el gozo de la
vida pero también a desterrar los miedos, emociones
negativas, complejos, marasmos, que son los grandes hurtadores de
energía.

En síntesis,
el nuevo paradigma educativo con fundamento en la
orientación, reclama una educación consecuente con
un mundo de cambio constante, cada vez más enajenado y
cada vez paradójicamente más consciente para
orientarse a dar el salto interdimensional a través del
manejo colectivo de la energía humana y acercarse
finalmente al punto omega, donde el enfoque del ciclo vital es
más notorio en tanto la educación en su conjunto es
una acción orientadora que permite dar por sentado lo
trascendental que viene a ser la orientación en el plano
educacional debido a que favorece condiciones para que los
agentes educativos dinamicen procesos de
interacción creando ambientes propicios para el desarrollo
socio afectivo, al igual que promueve la facilitación de
aprendizajes y la preparación para desempeños que
proporcione en el estudiante la interpretación de sus experiencias y el
conocimiento de sí mismo para que se proyecte y logre un
desarrollo integral y equilibrio de
sus potencialidades, con capacidad de actuar con responsabilidad
en un clima de oportunidades que le conduzcan hacia la
consecución de la promoción personal y
maduración social.

Reflexiones
Finales

Una de las reflexiones que a bien puede
señalizarse es la referida a que la cosmovisión del
nuevo paradigma educativo deja ver claramente la importancia de
la orientación como eje dinamizador de la acción
educativa, facilitando al estudiante no sólo el
conocimiento de sí mismo, sino además, el
desarrollo de potencialidades, fomentando la autonomía,
procesos autogestores, autodisciplinamiento y orientación
al logro, afianzando de esta manera, el camino cierto hacia la
autorrealización.

De igual modo, se puede decir que ciertamente la
acción orientadora como fuente de ayuda al campo
educacional es un proceso como bien dice Bisquerra (1998),
dirigido a todas las personas, en todos sus aspectos, con el
objeto de potenciar el desarrollo
humano a lo largo de toda la vida, y esta acción se
recrea en ambientes de especial interés como el educativo,
a propósito de ofrecer apoyo y atención al
estudiante para que alcance un rendimiento académico
óptimo orientado a la cimentación de progreso en
sus estudios, al igual que desarrolle habilidades y destrezas
para aprender a aprender y formar hábitos independientes,
actitudes,
valores y comportamientos positivos frente a las actividades de
aprendizaje en el contexto educativo en que se
desenvuelve.

Es notoria la vigencia de la orientación en el
nuevo contexto educativo que se vive debido a la capacidad
evolutiva que esta ciencia de la acción ha venido
manifestando, pues como acota Vera (2002), la vigencia y el
desarrollo de una profesión dependen de su habilidad para
transformarse así misma, de enriquecer en forma continua
el conjunto de saberes teóricos y aplicados de su campo y
de mantener la permeabilidad suficiente que le garantice la
cualidad de multidimensional y transdisciplinariedad, aspecto que
se evidencia en el caso de esta disciplina que ha evolucionado de
una actividad diagnóstica y de carácter puntual a
un enfoque más amplio, rico, comprensivo y
procesual.

La cosmovisión del nuevo paradigma educativo
denota la migración
hacia un cambio de enfoque que se aleja del contenido y la
capacidad de reproducir datos y
enunciaciones teóricas, es decir se opone a la reproducción de contenidos infecundos y,
por el contrario se orienta hacia la creación de
conocimiento, procesos orientados a la autonomía y
participación activa, lo que demanda discentes activos en la
construcción de discernimiento a través de su
propio proceso de aprendizaje tanto solo como en grupos.
Razón por la cual experimentar y explorar son aspectos
importantes de este nuevo enfoque basado en la
construcción activa del conocimiento.

El binomio educación – orientación
contribuyen a la humanización de la función
educativa como tal, ayudando al estudiante a conocer sus
habilidades y limitaciones, estimulando un mayor rendimiento,
educando para la vida y el desarrollo de la autonomía y
del aprender a aprender.

Realmente, la función orientadora se focaliza a
guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje hacia un
enfoque más humano a propósito de trascender la
función remedial producto del modelo médico
(diagnóstico, pronóstico y
tratamiento), orientándose hacia las funciones de
prevención, desarrollo y atención a la diversidad,
anticipándose al surgimiento de problemas en
gestación, ayudando al atendido a buscar dentro de
sí aquellas potencialidades que lo conduzcan a adquirir el
conocimiento que el mismo siente que amerita para lograr su
plenitud como persona.

Significa que la función orientadora pone
énfasis en el papel activo del sujeto que está
siendo orientado, el diálogo orientador en vez de
diagnóstico cerrado, el aumento de la evaluación
más que en el uso de los test y el
desarrollo de servicios de consulta voluntaria, es decir
orientación hacia un enfoque de ciclo vital que comprende
toda la vida, trascendiendo la institución educativa y
extendiéndose a los medios
comunitarios y organizacionales, quedando precisado el desarrollo
de la personalidad
integral del estudiante atendido.

En resumen, la vigencia de la orientación en el
contexto educativo exhibe hoy más que nunca su vigor,
debido a una doble categoría del papel que el agente
orientador puede asumir: una donde la orientación se
concibe como función suplementaria del programa
académico, y la otra como función educativa total a
la que le concierne introducirse como agente de cambio
social.

En consecuencia, ha de ser entonces un proceso concebido
coherentemente y sistematizado; donde la intervención ha
de ser evolutiva, diferencial, motivadora, fomentadora de la
participación activa del alumnado e implicar a los
distintos agentes significantes. En sí, la
educación en su conjunto es una acción orientadora
lo que da por sentado lo trascendental de la orientación
en el ámbito educativo, constituyendo un enlace entre el
estudiante y el conjunto de la educación, favoreciendo de
esta manera el aprendizaje
significativo, dado a que facilita la interpretación,
integración y proyección de las experiencias de los
estos, ayudándole a comprender que son unas unidades con
significado, capaces de avanzar en una promoción personal
y maduración social.

REFERENCIAS

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Maracay: Upel

 

Autora:

Dra. Cecília Castillo

Fecha: Enero, 2008

Partes: 1, 2
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