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Introducción al pensamiento filosófico (página 2)



Partes: 1, 2

3. El
Conocimiento

Gorgias de Leontino (filósofo de la
antigüedad) aporta tres tesis: 1°
Nada existe. 2° Si existe algo, no lo podemos conocer. 3°
Supuesto que existiera algo y lo pudiéramos conocer, no lo
podríamos comunicar a los otros. Indirectamente, estas
tesis de Gorgias invitan al hombre a
reflexionar. Aunque, para quien aceptara estas tesis Gorgianas,
desaparecería para él toda seriedad de vida, todo
sería pura ilusión y engaño. Después
de Gorgias, dos mil años después, aparece un nuevo
pensador sobre la forma del conocimiento:
René Descartes.
Según Descartes, los sentidos
engañan con mucha frecuencia al hombre. Entonces, parece
ser que todo lo que lo rodea puede ser una ilusión o un
sueño.

Algunos afirman que los sentidos pueden
engañarlo, más la razón, nunca lo
hará. Pero se encuentra con la realidad de que, incluso
sus cálculos, pueden salir erróneos. Por lo tanto,
la razón podría engañarlo lo mismo que los
sentidos. ¿Puede haber algo, entonces, que yo no pueda
poner en duda? Esta pregunta la planteó Descartes, y
él afirmó lo siguiente: "Si me engaño, tengo
también que existir, pues para pensar tengo que existir",
"cogito, ergo sum". Por medio de esta duda, puede también,
demostrar que las cosas existen. Aunque, Bochénski y otros
filósofos critican a Descartes diciendo que
él se confundió en dos cosas distintas: el
contenido del pensamiento y
el pensante mismo. Para que pueda haber conocimiento, debe haber
un objeto por conocer, y un sujeto que conoce.

El hombre supone que existen cosas, y que las puede
conocer, pero esto se pone en duda, como lo harían los
escépticos (Gorgias, por ejemplo). Pero hay tres soluciones a
este tipo de filósofos: En primer lugar, hay que ver si el
escéptico no se contradice, si se contradice, no
diría nada inteligible, y por ende, no diría nada
en absoluto. En segundo lugar, se les pediría que
verifiquen sus hipótesis. Y en tercer lugar, se puede ver
si estas tres cosas que Gorgias niega son evidentes.

Ahora bien, se puede afirmar que si algo se puede
conocer, es porque existe. Bochénski supone que hay
realmente cosas y que podemos de algún modo conocerlas.
Entonces, habría una diferencia entre la realidad y la
apariencia, porque mientras que la realidad es ordenada, la
apariencia no está regida por orden alguno. Para el
escéptico, todo es apariencia, aunque ésta se
presente en orden. Pero, es más sencillo admitir que todo
es realidad. En efecto, Bochénski plantea tres antítesis respecto al pensamiento de
Gorgias: conocemos con certeza que existe algo, podemos con
certeza conocer algo de lo que existe, y que podemos comunicar a
los otros lo que conocemos.

Con base a esta certeza de que existen las cosas, no se
tiene la certeza de que exista una realidad por fuera de la
conciencia.
Aquí también hay una distinción entre
realidad y apariencia. Es más, hay con toda certeza muchas
más cosas de las que se conocen, y se conocen más
de lo que se puede comunicar.

Hay también algunos pensadores, que en
oposición a lo anteriormente dicho afirman que, lo
único cierto que existe es la propia existencia,
opinión no compartida por Bochénski, pues
según él, primero es necesario aprehender algo del
mundo, para luego comprender la existencia. También, Juan
Duns Scotus piensa que la existencia del mundo y de sus cosas, no
pueden alcanzarse por mero conocimiento, sino que es
indispensable las experiencias emocionales.

También se debe tener en cuenta que, la mayor
parte del conocimiento es sólo probabilidad. La
posición adecuada no es la del escéptico que afirma
que nada existe y que nada puede conocer, ni tampoco la del que
cree que lo sabe todo completamente y que todo lo puede
comunicar.

4. La
Verdad

¿Qué es la verdad? Pues bien, se define
que algo es verdadero cuando se da en la realidad, cuando sucede
o se cumple. Este cumplimiento puede verificarse en una doble
dirección: en primer lugar, en el sentido
de que la verificación corresponde a si una cosa
corresponde a una idea; ésta es llamada "verdad
ontológica". El segundo sentido corresponde a que una
idea, juicio o proposición es verdadero si corresponde a
la cosa; ésta es llamada como "verdad lógica". Aunque se debe tener en cuenta
que, si se dice que una proposición es verdadera, es
porque debe ser verdadera absolutamente para todos los hombres y
para todos los tiempos.

Ante esta característica, hoy se ha llegado a
pensar que la verdad puede ser relativa. Pero, para establecer si
una proposición es falsa o verdadera, primero se debe
formular plenamente la frase en cuestión y decir
claramente lo que se quiere decir, para ver si es posible hablar
de relativismo en la proposición dada. La verdad es pues,
absolutamente verdadera para todos los hombres y todos los
tiempos. La dificultad en esta cuestión de defender unas
supuestas verdades relativista, es que se formulan
insuficientemente las proposiciones. En este caso, es necesario
aclarar en qué sistema o
pensamiento se está verificando la proposición.
Entonces, se encuentra un problema: hay que definir cuál
sistema es el verdadero.

La respuesta es que el sistema o proposición es
verdadera, en la medida en que nos son útiles. En este
momento, y con esta afirmación, se caería en un
pragmatismo de
la verdad, propuesto por William James. Ante este pragmatismo de
la verdad, cabe anotar lo siguiente: en primer lugar, en este
caso no sabemos si la proposición es verdadera o falsa. En
segundo lugar, éstas, aun tratándose de la utilidad, no
podemos menos que conocer siquiera algunas de las proposiciones
verdaderas. Todos aceptan (aun el pragmático) que existen
algunas proposiciones verdaderas.

Cambiando de dirección, ahora nos preguntamos por
lo siguiente: ¿qué es ese algo con el que ha de
coincidir la proposición para ser verdadera? Según
esta pregunta, lo importante no es que coincida nuestra
proposición con la cosa exterior, pues esta
situación no existe. Para comprender esto, surge un
pensamiento denominado "Idealismo
Epistemológico", que afirma la existencia de las cosas y
su calidad de
verdaderas, pero éstas sólo existen dentro de
nosotros mismos. Afirmación similar a la propuesta por los
idealistas, quienes dicen que todo lo que conocemos es un
producto del
pensamiento, y algunos de estos objetos son producidos
según leyes. Es decir,
lo que nos rodea es real, en la medida en que los pensemos
conforme a las leyes. Ante éste pensamiento, surgen dos
interpretaciones de la realidad: una idealista y otra realista.
Según el idealismo, el
conocimiento es el que crea los objetos. También, lo
conocido ha de estar en el conocimiento, y no fuera del mismo. El
realismo, por
su parte, afirma que el objeto está ahí en la
realidad, y que el hombre
simplemente, cuando conoce, aprehende al objeto. Además,
afirman éste, que el hombre no percibe las cosas en
sí mismas, sino su acción
sobre el hombre. Pero Bochénski, se inclina más
bien por la corriente del realismo, pues él dice que hay
que entender el conocimiento humano como un aprehender un
objeto.

5. El
Pensamiento

Gracias al pensamiento, el hombre ha llegado a poderosas
conquistas de la ciencia.
Pero, ¿qué es el pensar? Se le llama pensamiento a
todo movimiento de
ideas, imaginaciones, conceptos y demás. Pero vale la pena
aclarar, que el pensamiento científico es un pensamiento
serio, disciplinado, que organiza rigurosamente las ideas en
torno a un fin,
donde el fin es el saber. El objeto que se quiere conocer
está presente, ha sido dado. En este caso, simplemente es
necesario abrir los ojos para observarlo. Es necesario
además, interrogarse en torno al objeto dado. El objeto
que es dado, nunca es del todo simple, está compuesto por
caras, aspectos, propiedades…, y para conocer bien el
objeto, es necesario mirarlo desde muchos puntos de vista.
Aristóteles fue un gran maestro que
empleó esta forma de pensar. Edmund Husserl aclaró
y describió notablemente este procedimiento,
que le dio el nombre de fenomenología, que consiste en un
procedimiento que trata de comprender la naturaleza de
un objeto dado por un análisis.

En las ciencias
naturales, la cosa es distinta. El interés
está centrado en comprender el objeto no dado, el objeto
ausente. A esto se le llama conclusión. Entonces, existen
dos posibilidades del pensamiento: si el objeto es dado, hay que
verlo y describirlo, pero si el objeto no es dado, hay que
deducir o concluir sobre él.

La conclusión o deducción presenta diversos problemas: El
primero consiste en cómo es absolutamente posible conocer
un objeto por la conclusión. Bochénski asegura solo
una cosa: que por la deducción se puede saber algo. La
conclusión se realiza porque ciertos juicios o
proposiciones son admitidos y porque existe una regla
lógica para sacra una conclusión. Ésta regla
es llamada por los lógicos
"modus ponendo ponens" , y
que enuncia así: "si se tiene una frase condicional, una
frase que comienza por <<sí>>, también
su premisa, puede sacarse su conclusión". Estas reglas son
estudiadas por la lógica formal. Ahora bien, existen dos
clases de reglas: las reglas infalibles, donde el resultado es
del todo cierto, y las reglas que no son infalibles.

Las ciencias de la
naturaleza proceden con reglas no infalibles, es decir, las
teorías
científico-naturales son probables. La mayor parte de las
leyes de la física son probables,
pero estas leyes sobre la probabilidad son a su vez probables,
evidentemente, en otro sentido. Por eso, el hombre puede tomar
una actitud frente
a la ciencia,
fundada en estos principios:
Primero, la ciencia es sumamente útil. Segundo, la ciencia
ofrece sólo enunciados probables. Tercero, cuando el
hombre tropieza con una autoridad
humana, ha de decidirse por la ciencia contra la autoridad
humana. Cuarto, la ciencia no es infalible, se pueden sacar
evidencias
contra las teorías científicas. Quinto, la ciencia
sólo es competente en su propio terreno. Basado en lo
anterior, Bochénski afirma que los filósofos le
ayudan a la sociedad a
estar precavida ante una ilusión o un falso
pensamiento.

6. El
Valor

Goethe ha hablado despectivamente de la teoría
y de la especulación. Bochénski, apoyando el
pensamiento de Goethe, afirma que él tiene razón en
defenderse del pensar teorético, pues el hombre no se
enfrenta sólo contemplativamente con la realidad, sino que
la carga con cierta valoración o estima. Pero
Bochénski opina que también es necesario algunos
momentos de pura teoría. Es pues que, la teoría y
la valoración hacen parte fundamental de la vida humana.
En este momento, se analizará los valores
desde el método
fenomenológico, para descubrir los elementos
implícitos en la valoración: Primero, el imperativo
en una valoración se presenta como una cosa dada, como un
objeto del mundo que está en frente de nosotros, como un
ente ideal. Segundo, esta proposición o imperativo dice lo
que debe ser. Tercero, Kant afirma que
este imperativo es de orden categórico, es decir, no tiene
sentido preguntar por qué se debe obrar así, y
exige sin respecto a un fin. Cuarto, el imperativo o
proposición obra inmediatamente sobre la persona, y
está determinada por el objeto y su evidencia.

Ahora, hablando de los valores
propiamente, hay que diferenciar: el objeto o sujeto del valor, el
valor mismo, y la actitud humana ante el valor. Existen
básicamente tres grupos de
valores: los valores estéticos, los valores
morales, y los valores religiosos. Lo característico
en ellos es su imperativo de acción, contienen un
deber-hacer y un deber-ser. Los valores estéticos tienen
la característica de que ellos tienen un deber-ser y no un
deber-hacer. Por otra parte, los valores religiosos producen en
la persona un sentimiento de horror, y al mismo tiempo, de
atracción, unido a una cantidad de reacciones
estéticas y morales. Pero no parecen pertenecer a los
valores morales y estéticos. Aquí se
trabajarán propiamente los valores morales. Lo primero en
reflexionar es en torno al cambio y
variedad de las valoraciones. Los valores son muy distintos en
diversos tiempos y en diversas civilizaciones, parecen ser
relativos. Ante este problema, surgen dos respuestas: los
positivistas y los idealistas. Los positivistas afirman que la
relatividad y la variación de los valores se explican por
la relatividad y la variación de los valores mismos, y que
estos valores son cosas reales, es decir, actitudes
determinadas en el hombre. Los idealistas por su parte,
están de acuerdo con que nuestras estimaciones
varían, que para lo que nosotros es bueno, para otras
partes es malo. También, una valoración es del todo
distinta del valor. Las estimaciones son variables,
mientras que los valores en sí son inmutables. Esta
doctrina procede de Platón,
y ha sido desarrollada fundamentalmente por Max Scheler.
Siguiendo con el estudio de los valores, se descubre que el
hombre sólo puede ver fragmentariamente un valor, es
decir, no hay dos hombres que tengan la misma visión de un
valor, aunque, la visión de los valores no depende
únicamente de la inteligencia,
sino sobretodo, de la voluntad.

Finalizando, Bochénski opina que el positivismo no
es sostenible, pues confunde la valoración con el valor, y
que todo lo que afirman los positivistas puede ser explicado
también por los idealistas. También, el autor ve
los valores como algo ideal, entendiendo que estos valores tienen
consistencia en el espíritu, y que estos valores
están fundados en las relaciones entre el hombre y las
cosas. Ahora el autor pregunta: ¿los valores son
variables? Sí, en cuanto el hombre es mutable. Y no, en
cuanto su constitución es fundamentalmente
constante.

7. El
Hombre

¿Qué es el hombre? Se puede decir que el
hombre es un animal, y que es un animal único. Es un
animal, porque es un organismo, tiene órganos sensibles,
crece, se nutre y se mueve, porque posee numerosos instintos. Si
comparamos al hombre con los otros animales, vemos
con certeza que forma una especie entre las otras especies de
animales. Pero también, es un animal raro, porque tiene
muchas cosas que no las hallamos en los otros animales. Si se
hablara biológicamente, el hombre es un animal mal dotado,
que no tendría derecho a vivir, pues hace tiempo, la
selección natural lo hubiera eliminado.
Pero no es así, el hombre es el dueño de toda la
naturaleza, porque la ha llegado a dominar por medio de la
razón, por medio de la cual todo lo cambia, trasforma e
inventa. El hombre por ende, posee una serie de cualidades
completamente particulares:

1° La técnica, por la que el hombre se sirve
de ciertos instrumentos producidos por él mismo. 2° La
tradición, que le ayuda al hombre ser un se progresivo,
que se transmite todo lo que ha aprendido de generación en
generación, para que vayan evolucionando constantemente.
3° El progreso, un progreso que no está determinado
por la evolución biológica. 4° La
capacidad de pensar de modo totalmente distinto que los otros
animales, que lo hace un ser abstractivo y universal. 5° La
reflexión, que lo hace capaz de pensar en sí mismo,
cuestiona el sentido de su propia vida.

Platón va a afirmar precisamente que el hombre es
un algo distinto de toda la naturaleza, que lo que lo compone (la
psique, el alma, el
espíritu) está en el mundo, pero no pertenece al
mundo. Ante el problema de cómo un cuerpo físico
está unido a una espíritu, la antropología responde lo siguiente: 1°
Una solución del materialismo
riguroso, la cual niega que en el hombre hay algo más que
cuerpo y movimientos mecánicos. Ante esta solución,
Leibniz afirma que, en el cerebro humano no
existen pensamientos, simplemente hay movimientos de distintos
cuerpos. 2° Una solución dada por el materialismo
moderado, según el cual existe una cierta conciencia, pero
que está en función
del cuerpo. 3° Una solución dada por
Aristóteles, que según él, el hombre es un
todo que posee diversas funciones.
También Aristóteles, juntamente con Platón,
ven en las funciones espirituales del hombre algo particular que
no se da en los otros animales. 4° Los platónicos
estrictos afirman que el hombre es un espíritu que pone en
movimiento un mecanismo, siendo este espíritu algo
diferente al mundo.

También, Descartes y otros filósofos
existencialistas dicen que el hombre no es el todo, sino
simplemente el espíritu. Con todo lo que se dijo
anteriormente, se puede concluir de que el hombre es un ser
distinto de los otros animales, pero el hombre es también,
algo incompleto e inquieto. Ante este problema, el hombre se crea
constantemente nuevas necesidades, y jamás estará
conforme. Parece ser que lo infinito es lo único que lo
puede satisfacer. Pero el hombre a sus vez posee conciencia de
que es un ser mortal. Para esto, se han dado varias soluciones:
1° Difundida en el siglo XIX, que dice que la necesidad de
infinito se satisface identificando el hombre con algo más
amplio que él mismo. No importa si el ser humano sufra o
fracase, la humanidad sigue su curso. 2° Es una
solución dada por los existencialistas, que afirman
radicalmente que el hombre no tiene sentido alguno. Se encuentra
aquí, por ejemplo, el pensamiento de Sartre. 3°
Filósofos apoyados en Platón, que dicen que la
solución está en la posibilidad del hombre de
alcanzar eso infinito, pero no le es posible lograrlo en esta
vida. El hombre va a tener su sentido y su fin en el más
allá. Pero, la cuestión no es esclarecida
totalmente. Es un problema largo y complejo, que hasta el mismo
Platón dice que la respuesta última a esta
cuestión solo la puede dar un dios.

8. El
Ser

Cuando se habla del ser, se está hablando de lo
ontológico, lo relativo a lo que es, al ente.
Bochénski hablará con el término "ser", sino
que éste será reemplazado por el de "ente". Existen
dos tradiciones que niegan en absoluto una ontología. Estas tradiciones son:
Positivismo y el Idealismo Epistemológico. El Idealismo
Epistemológico dice que todo lo que pueda decirse sobre el
ente se dice por las ciencias particulares, y que la
filosofía simplemente se encarga de esclarecer cómo
se da el conocimiento en las ciencias. También, tienden a
reducir el ente al pensamiento. Ante esta visión, los
ontólogos responden que ninguna ciencia particular puede
tratar cuestiones como la de la posibilidad en general, y que el
pensamiento al que ha de reducirse el ente, es también un
ente.

En conclusión, el Idealismo Epistemológico
es una ontología primitiva. Los Positivistas, a su manera,
van a decir que si se afirma una cosa, esa cosa ha sido dicha con
sentido científico, pero si afirmamos que esa cosa es una
substancia, no estamos diciendo nada de la realidad. La
ontología ha de reducirse –según los
positivistas- ha una gramática general. Los ontólogos
responden a esta corriente, que no es claro por qué ha de
ser lícito generalizar las ideas hasta determinado
límite y no más allá. Ahora bien,
Bochénski trata de responder a esta cuestión de si
es posible hablar de ontología y de sus problemas. Surge
en primer lugar, un problema sobre la nada. Todo lo que es, es un
ente, por eso, fuera del ente no hay nada y al darse la nada, de
algún modo esta nada es algo que existe; ésto es
apoyado y formulado por Sartre. Para los filósofos
existencialistas, la nada existe de algún modo.

Otros filósofos afirman que la nada sólo
es pensada, pero no existe. Bochénski aclara que es
necesario distinguir entre el ente real y el ente ideal.
Así pues, la nada es un ente ideal, y de una idea de falta
o carencia de algo. Y Bochénski prosigue, afirmando que
una falta o carencia puede ser algo real. Es por eso necesario,
admitir esa forma de no-ser.

Luego, en segundo lugar, surge el problema de la
posibilidad. Se puede pensar que la posibilidad es algo meramente
pensado, y que en la realidad sólo hay cosas que son ya;
ésto es apoyado por Aristóteles. Pero primero es
necesario distinguir entre lo que es efectivamente real y lo real
posible. En esta proposición, no todos los
filósofos están de acuerdo, por ejemplo,
Parménides, los Megáricos, Nocolai Hartmann y
Sartre afirman que lo real y lo posible son en el fono lo mismo.
En tercer lugar, surge el problema de las categorías, en
el cual se dice que el mundo está constituido por
determinadas cosas, que se distinguen a su vez por cualidades y
por las relaciones. Se debe distinguir del mundo tres aspectos
diferentes del ente: las substancias, las cualidades, y las
relaciones, y éstas se dan por supuestas en la
práctica del pensamiento. Todas las categorías
pueden ser reales como posibles, materiales o
espirituales. La cualidad es muy difícil de
comprender.

Ante este problema, surgen respuestas de muchos
filósofos. Leibnitz, por
ejemplo, construyó un sistema en que no se dan relaciones
reales entre las cosas. Hegel construye
un sistema en el que sólo se pueden establecer relaciones.
Y otros, como Aristóteles, admiten las tres
categorías fundamentales.

Bochénski cita otros dos problemas fundamentales
de la ontología: la esencia y las relaciones internas. En
cuanto a la esencia, el hombre posee notas características
que lo diferencian de los demás seres. En cuanto a las
relaciones internas, Hegel atestigua que todas las relaciones de
una cosa son internas a ella en el sentido de que sin ellas no
pueden consistir. En pocas palabras, una cosa es lo que es por
sus relaciones. Ante esto, surgen pensamientos de muchos
filósofos, diciendo que hay relaciones necesarias, pero a
la vez, surgen otras que son relaciones accidentales, que no
constituyen la esencia del objeto.

Se puede seguir hablando de los problemas tratados por la
ontología, pues surgen cuestiones como las de los grados
del ser, el comportamiento
del ser ideal y el real, entre muchos otros.

9. La
Sociedad

Cuando Bochénski se refiere a la sociedad, se
está entendiendo a la sociedad en el sentido corriente y
diario de la palabra. Al tener esto en cuenta, parece que se
está trabajando una temática que nada tiene que ver
con la filosofía. Pero, las formas de
gobierno y las estructuras
han de ser juzgadas en gran parte desde el punto de vista de la
oportunidad, de las circunstancias.

Pero no basta simplemente conocer las circunstancias
para decidir sobre las cuestiones sociales. Los que dicen que
todos los asuntos sociales han de estimarse por su oportunidad o
finalidad dan por supuesto que existe u orden y un fin, y que el
fin es justamente el poder del
estado. Surge
entonces un problema para la llamada la "filosofía
social", el problema de ¿qué es en la sociedad lo
real, lo efectivo, y en qué grado? Para empezar a abordar
este tema, es necesario plantear que todo el mundo se da cuenta
de que, en la sociedad, se enfrenta con un poder al que se puede
amar o rechazar, pero del que no es posible escapar, así
se quiere o no, es obligación a adaptarse a un sistema que
se llama sociedad.

La sociedad está determinada por un factor
esencial, que es el lenguaje,
que por medio de él, se transmite lo que se ha recibido de
la sociedad.

A continuación Bochénski plantea que la
sociedad parece ser un poder real, que existe. Pero, no es del
todo cierta esta afirmación, pues si se mira el mundo,
solo se encuentran individuos en la sociedad. Por ende, la
humanidad parece ser un conjunto de individuos. Esta
afirmación ha sido la base para los filósofos
individualistas, quienes dicen que la sociedad es para
ficción. En la realidad sólo existen individuos, y
a la agrupación de éstos se les puede llamar
sociedad, pero el título de sociedad no pasa de
ahí, del nombre. Hay por tanto un hecho significativo, que
es la presión
ejercida por la sociedad sobre el individuo. Los
individualistas dicen que esta presión procede de la
acción mutua de los individuos, entendiendo esta
acción como algo irreal, pues si los individualistas
consideran estas acciones como
reales, efectivamente, la sociedad no consta exclusivamente de
individuos.

También, los individualistas van a decir que lo
único real en el mundo son las substancias. Pero si se
piensa así, en que el individuo es el único ser
real, se cae en un individualismo ético-social. Otros
filósofos han elaborado una teoría opuesta a este
individualismo. Desde la ontología, esta nueva
teoría toma dos formas: 1° Opina que solo las
substancias son reales. 2° Afirma que los hombres
están constituidos por relaciones. Siendo esta
teoría así, se considera a la sociedad como el
verdadero todo.

El hombre, constituido por las relaciones sociales,
aparece como algo inferior a la sociedad. Hegel, por ejemplo,
sostiene que el hombre es un componente dialéctico de la
sociedad. Se presenta un problema: si la sociedad es lo
único, y el hombre sólo es una parte de ella, el
hombre no puede tener derechos propios. El hombre
ingenuo, le parece claro que el hombre particular tiene derechos
propios, pero no es menos claro que tiene deberes para con la
sociedad. Aristóteles, ha propuesto una teoría
fundada en las categorías, que son reales, tanto las
substancias como las relaciones. Dos consecuencias de ésta
afirmación: Lo primero, es que la única plena
realidad en la sociedad son los individuos. En segundo lugar, la
sociedad es más que la suma de los individuos, pues la
sociedad contiene las relaciones reales entre los hombres y para
un fin común. 3° Se encuentra otra doctrina
fundamental, basada en el individuo mismo, y estos individuos
están relacionados entre sí por la búsqueda
de un bien común.

El individuo es siempre el fin último de todo
obrar social. Éste está fundado en un bien
particular, y la sociedad sigue siendo un instrumento para la
realización del destino individual. Para Bochénski,
el individualismo ha dejado de ser hoy doctrina
importante.

10. Lo
Absoluto

Lo absoluto es el nombre que los filósofos le dan
a lo infinito, a Dios. Pero, para llegar a hablar de Dios,
encontramos dos caminos: el camino de la religión y el camino
de la filosofía. En este en estos caminos se va a
encontrar una dificultad: el separa la fe y la razón para
evitar que el pensamiento esté condicionado por la
religión. Tanto que Whitehead afirma que el único
que puedo hablar de Dios separado de su religión fue
Aristóteles, por medio de la metafísica. Vale la pena aclarar
–dice Bochénski-, que la existencia de Dios nunca
fue puesta en tela de juicio por los grandes pensadores. Se tiene
algo claro para hablar de lo absoluto, y es que no se duda la
existencia de éste. La cuestión no es tanto si hay
un Dios, sino cómo hay que pensarlo (una persona o un
espíritu). Ahora, los filósofos se pueden dividir
en dos clases dependiendo del método que usen para
explicar la existencia de Dios. Bochénski los llama
Intuicionistas e Ilacionistas. Según los Intuicionistas,
Dios, lo absoluto, es dado directamente, y se puede encontrar a
lo absoluto en la experiencia. Por ejemplo, Bergson afirmó
que esa experiencia se ha dado en los místicos. Los
intuicionistas puros, como Max Scheler o Karl Jaspers,
afirman que hay una experiencia de Dios, pero, el hombre no la
experimenta en sí mismo, sino en un ente finito.
También, para Jaspers, la existencia humana es lo que se
relaciona consigo mismo y con lo trascendental del hombre. Es un
aprehender lo infinito, indirectamente en su propio ser. Por su
parte, los ilacionistas se dividen en dos: por una parte, se
encuentran filósofos como San Anselmo de Cantorbery,
Descartes, Espinosa, y Hegel, donde opinan que se puede concluir
la existencia de Dios por medio de un método a priori.
Pero, santo Tomás de
Aquino y luego Kant, replantean este método para
conocer a Dios. Muchos filósofos han afirmado que es
posible conocer a Dios por medio de la experiencia.

Surgen así, varias pruebas que
van a ayudar a explicar la existencia de Dios, como las de
Whitehead, quien opina que hay que suponer que existe una
fuerza
impulsadora del mundo, y comienzan a surgir numerosos
interrogantes. Así pues, según él, el
filósofo tiene el derecho y el deber de preguntarse
siempre ¿por qué? Por medio de estas preguntas
llegó a la conclusión de que debe haber un Dios que
determina la marcha del mundo, un
"principio de
concretización"
.

Por otro lado, Sartre, que es un existencialista y posee
rasgos de metafísico, se ha preguntado por la existencia
absoluta de un solo mundo, llegando a comprender la no necesidad
de los objetos en el mundo. Según él, nada debe
existir, y sin embargo existe. Solamente, lo real y lo
óntico del mundo se puede explicar por medio de Dios.
Sartre no quiere hallar explicaciones en un trascedente,
llevándolo a un sin sentido del hombre, a un absurdo. El
profesar lo absurdo trae muchas dificultades, por eso, el
filósofo puede admitir la existencia de un absoluto. Dios
es para el filósofo un objeto de pensamiento. Surgen pues,
unas dificultades: lo primero es que Dios es absolutamente
distinto a lo real, tiene que ser al mismo tiempo real, y tiene
elementos de lo ideal. También, debe ser eterno, supra
temporal y supra espacial, y sin embargo, es individual.
También, o decimos que Dios es como los otros entes,
sólo que infinitamente por encima de ellos, o simplemente,
no es posible conocer algo sobre Dios. Pero Dios no puede ser
como los otros entes. La segunda dificultad la hallamos en la
relación de Dios con el mundo, pues sería
atribuirle una conciencia a Dios, trayendo como consecuencia que
lo que se hace y su quiere hacer está de antemano
determinado por Dios. Tampoco Dios es un ente junto a las otras
cosas del mundo, es otro ser y otro obrar. Ahora, queda el
problema si el Dios de los Cristianos es el mismo del de los
filósofos. Bochénski afirma que no se da un puente
entre la fe y el pensamiento acerca de Dios. Según esto,
el Dios d e la metafísica es otra cosa al Dios de la fe.
Aunque, la religión dice más de Dios que la
filosofía. El contraste no radica en el objeto, sino en la
actitud que se toma frente al problema de Dios. El
filósofo mira a Dios como una explicación racional
del mundo. La religión, no rechazará el concepto del
filósofo de religión, sino que lo hace más
vivo y pleno, porque la filosofía no es más que la
razón humana, encaminada a buscar la comprensión
del universo.

 

 

 

Autor:

Juan David Arias Ibarra

Área:

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA I

Docente:

PBRO. JORGE IVÁN ÁLVAREZ

Filósofo

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

FACULTAD DE FILOSOFÍA

MEDELLÍN

2008

Partes: 1, 2
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