3. Ventas
Anuales
LA MEDIANA DE LAS VENTAS
ANUALES DE LAS PYMES SE UBICA
EN US$ 35.000
- El estudio revela que las PyMEs latinoamericanas
generan un volumen de
ventas anuales con una mediana de aproximadamente US$ 35.000,
es decir, unos US$ 2.900 al mes. Este rango varía
significativamente según el tamaño de la empresa.
Mientras que las micros facturan US$ 33.190 al año, las
pequeñas y medianas reportan US$ 115.300 y US$ 308.860,
respectivamente (Gráfica 1). - Cabe destacar que el universo de
las PyMEs es sumamente heterogéneo, abarcando desde
emprendimientos unipersonales hasta empresas con 50
empleados. Dentro de este universo, el
comportamiento de las pequeñas y de las
medianas empresas suele ser más parecido entre
sí, mientras que el de las micro se diferencia,
acercándose más a lo que podría ser el
comportamiento de una persona
individual. - A pesar de contar con las ventas anuales más
bajas del grupo, las
microempresas constituyen la gran mayoría
de las PyMEs en nuestra región y son las que convierten
a este segmento en un grupo masivo. Las pequeñas y
medianas empresas, cuyas ventas anuales son significativamente
mayores y alcanzan medianas de más de US$ 300.000, son
la clara minoría en este universo.
4. Gastos
Anuales
LA MEDIANA DE LOS GASTOS ANUALES
DE LAS PYMES ES DE APROXIMADAMENTE US$ 31.200
- En cuanto a los gastos de estas empresas, la mediana
se ubica en US$ 2.600 mensuales, es decir, unos US$ 31.200 al
año (Gráfica 2). - Los gastos mensuales varían significativamente
de acuerdo con el tamaño de la empresa y, al
igual que sucede con las ventas, la diferencia en el nivel de
gastos entre las medianas y pequeñas empresas es menor
que entre estas dos y las microempresas. Para ilustrar este
concepto,
cabe señalar que las microempresas reportan gastos
mensuales, sin incluir gastos de nómina, en el orden de los US$ 1.500,
mientras que las pequeñas y medianas arrojan US$ 6.950 y
US$ 14.460, respectivamente.
- A pesar de las diferencias que se registran entre los
niveles de ventas y gastos de empresas medianas,
pequeñas y micro, queda claro que, en general, las PyMEs
no operan con grandes márgenes de utilidades. Gran parte
de sus ingresos son
destinados a cubrir sus pagos. Y muchos de estos pagos
podrían realizarse de manera automática,
implicando un ahorro de
tiempo para
los empresarios, facilitando un mayor control del
flujo de caja, y contribuyendo a una mejor organización de los fondos.
5. Materia
Prima. Insumos y el inventario
LA MATERIA
PRIMA, INSUMOS Y EL INVENTARIO SON
LOS GASTOS MENSUALES MÁS IMPORTANTES
- Como indica la Gráfica 3, un análisis acerca de los egresos revela que
los gastos mensuales más importantes para las PyMEs son
la compra de materia
prima, insumos e inventario, seguido del pago a los empleados y
de servicios
recurrentes. Dentro de éstos últimos, los
más importantes son el alquiler, la electricidad,
el agua, las
telecomunicaciones y los impuestos. - Claramente el principal gasto es el de
re-abastecimiento, que comprende materia prima, insumos e
inventario, y en esta categoría la mayoría de los
proveedores
son nacionales. Sin embargo, cabe destacar que un 6 por ciento
son internacionales. Este porcentaje indica que las PyMEs ya
están participando en un mercado
globalizado, que generalmente cuenta con un proceso de
compra más estructurado, comenzando con la orden de
compra hasta el pago de los servicios. A fin de participar en
transacciones internacionales, las PyMEs deben adaptar su
comportamiento a los estándares del comercio
internacional. - Por otra parte, aproximadamente el 2 por ciento de
los desembolsos se dedica a gastos de viaje y
representación. Es interesante destacar que muchos
productos
financieros para PyMEs ofrecen beneficios en esta área
de gastos y que, si bien esta categoría es importante
para las PyMEs, excluye el porcentaje más grande de sus
egresos.
6. Formas de
pago
LA MAYORÍA DE LAS PYMES UTILIZAN FORMAS
INEFICIENTES DE PAGO COMO DINERO EN
EFECTIVO Y CHEQUE PARA
SUS GASTOS COTIDIANOS
- Más del 81 por ciento de las empresas
encuestadas utilizan dinero en efectivo y cheque como métodos
de pago principales, si bien el uso de ambos varía
según el tamaño de la misma. Mientras que
el dinero en
efectivo domina entre las micro, las pequeñas y medianas
utilizan con mayor frecuencia el cheque y, en menor
proporción, la tarjeta. Esto refleja la tendencia
señalada anteriormente: a medida que la empresa crece,
comienza a adoptar herramientas
más sofisticadas (Gráfica 4).
- El estudio indica que el 3 por ciento de las empresas
utiliza tarjetas de
crédito o débito empresariales
para pagos a proveedores, y este uso es más común
entre las empresas medianas. A su vez, las empresas de
servicios tienden a usar más la tarjeta empresarial que
las de manufactura
o comercio. - Cabe destacar que dentro de los servicios
recurrentes, las tarjetas de crédito o débito se
utilizan con mayor frecuencia para el pago de seguros. Por
otra parte, más del 40 por ciento elige la tarjeta para
pagar gastos de transportación aérea entre
quienes realizan este tipo de gasto.
7. Instrumentos
Financieros
CASI EL 90 POR CIENTO DE LOS DUEÑOS DE LAS
PYMES ESTAN BANCARIZADOS PERO SÓLO UN 51 POR CIENTO
CUENTA CON INSTRUMENTOS FINANCIEROS PARA SU EMPRESA
- Un 87 por ciento de los empresarios admite contar con
productos bancarios a nivel personal.
Sin embargo, sólo un 51 por ciento de las PyMEs
tiene productos financieros empresariales. Por ello, es
frecuente que se utilicen los productos personales con fines
empresariales – hasta un 44 por ciento indica que adopta
esta práctica (Gráfica 5).
- Los productos financieros más utilizados por
las compañías son las cuentas
bancarias, ya sea de ahorro o de cheques, y
entre las micro es particularmente frecuente el uso de la
cuenta personal para los gastos de la compañía.
Incluso las líneas de sobregiro de las cuentas
personales son utilizadas frecuentemente para el uso de la
empresa, demostrando la necesidad que existe de productos
financieros y de crédito por parte de estas
empresas. - A pesar de esta realidad, un 73 por ciento de las
PyMEs indican estar interesados en separar sus gastos
personales de sus gastos de negocio. Curiosamente, son
sólo 17 por ciento quienes cuentan con una tarjeta de
crédito para uso exclusivo de la empresa. La adopción
de productos específicos para estas
compañías es una clara necesidad que aún
debe ser atendida.
8. Acceso al
crédito
LAS PYMES PERCIBEN QUE ES DIFÍCIL O IMPOSIBLE
OBTENER CRÉDITO
- En general, las empresas encuestadas consideran
difícil o imposible obtener crédito formal,
siendo las microempresas las más escépticas.
Sólo 24 por ciento del total considera que es
fácil acceder a alternativas de crédito
(Gráfica 6). - Aproximadamente una quinta parte de las PyMEs afirma
contar con algún crédito formal, el cual es
mayormente otorgado por bancos. Cabe
destacar que las tarjetas de crédito empresarial, las
cuales representan una importante fuente de financiamiento, sólo son conocidas por un
48 por ciento de la muestra. - tras fuentes de
financiamiento son los proveedores de materia prima e
inventario, ya que el 78 por ciento les ofrece facilidades de
pago y un 60 por ciento de quienes ofrecen facilidades
también otorgan descuentos por pronto pago.
9. Expansión del
negocio
EL PRINCIPAL DESAFÍO DE LAS EMPRESAS ES LA
EXPANSIÓN DEL NEGOCIO
- El mayor desafío para más de la mitad
de las PyMEs latinoamericanas en los próximos dos
años es la expansión de su negocio.
Concretamente, sus principales retos son ampliar su negocio,
expandir su operación, incrementar ventas, ampliar la
base de clientes,
adquirir inventario y comprar equipos y
maquinarias. - Aunque muchas de las PyMEs no sienten que las
condiciones para su desarrollo
están totalmente dadas, muestran optimismo respecto al
futuro. Ocho de cada 10 espera crecer moderada o
significativamente en los próximos tres años. El
39 por ciento cree que la situación económica
general de sus países mejorará en los
próximos 12 meses. - La percepción de que la
globalización brinda más oportunidades de
negocio es reafirmada principalmente por las PyMEs
manufactureras con el 53 por ciento. En cambio, las
empresas del sector comercial son las que ven con mayor recelo
este proceso.
10. La políticas
de Apoyo a las PyMES
El contexto general en el cual se diseñan y
ejecutan las políticas hacia las PyMEs en América
Latina se caracteriza, en primer lugar, por una
subordinación hacia las políticas
macroeconómicas y esto (aunque sea comprensible) puede
producir serios problemas
considerando la fuerte dependencia de las PyMEs de la demanda
interna.
Un segundo elemento de debilidad, pese a las
diferencias que existen entre los países y que
serán mencionadas más adelante, se puede
encontrar en el poco peso a nivel gubernamental de las instituciones encargadas del diseño y la implementación de los
programas
dirigidos a las empresas de menor tamaño
relativo.
Si bien a lo largo de la década de 1990 se
presenciaron cambios institucionales que elevaron a rango
ministerial o de viceministerio a entidades de fomento a esas
empresas en diversos países, la nueva ubicación
en el organigrama
gubernamental no ha significado más poder de
ejecución, como se desprende de los estudios nacionales
realizados por la CEPAL entre 1998 y 2005
Otro factor general de debilidad está
relacionado con la asignación de recursos que es
insuficiente y a menudo exógena.
En particular en los países de menor
tamaño relativo hay áreas enteras de política para las
PyMEs (en particular los programas de crédito) que son
financiadas con fondos de la cooperación
internacional.
Esto significa que la disponibilidad de recursos
depende, en esos casos, de decisiones estratégicas que
son tomadas fuera del país que tiene que implementar las
políticas. Y estas decisiones, como es obvio, responden
a lógicas y restricciones de los organismos
multilaterales o de los ministerios
de relaciones exteriores de los países
desarrollados.
Este contexto general de debilidad se refleja
también en la mala calidad de la
información estadística disponible en los
países y en la escasa importancia que, con muy pocas
excepciones, se asigna a este aspecto.
La información estadística con la cual
se cuenta es esporádica y de mala calidad. Además
en general es registrada por los institutos de
estadística utilizando criterios (el número de
ocupados) que no coinciden con los que son utilizados en el
diseño de las políticas (que se basan en la
facturación de las empresas). Esto produce distorsiones
importantes en la información disponible.
En los últimos años ha habido un
interés mayor para resolver este
problema. Por ejemplo en Chile el Instituto Nacional de
Estadística en colaboración con la
Corporación de Fomento a la Producción (CORFO) implementa, desde
1999, una encuesta
específica para PyMEs en la cual los criterios de
clasificación de las empresas (a partir de su
facturación) son los mismos que utiliza la CORFO para
diseñar sus políticas. En Brasil el
SEBRAE ha constituido un Observatorio específico para
PyMEs. En Argentina en 2006ha sido creado un Observatorio sobre
Empleo y
Empresas en el Ministerio de Trabajo (a
partir de una asistencia técnica realizada por la CEPAL)
que permite monitorear la evolución de aproximadamente 900.000
empresas.
Se trata de esfuerzos por ahora bastante aislados, sin
embargo en la actualidad parece existir una conciencia
mayor, en varios países de la región, sobre
problema.
LAS PYMES CONFÍAN PRINCIPALMENTE EN EL GOBIERNO Y LOS
BANCOS
- El gobierno y los bancos, con un 39 por ciento y 26
por ciento respectivamente, son las instituciones en las que
más confían las PyMEs de la región. Estos
porcentajes aumentan entre las pequeñas y medianas
empresas. - Sin embargo, es importante señalar que existe
una proporción importante de 27 por ciento que no
confía en ninguna institución. - La confianza en las instituciones varía
según el país: - Los bancos son las instituciones de más
confianza por las PyMEs de Argentina, Costa Rica,
Perú y República Dominicana. - El Ejército y la Policía reciben el
mayor voto por parte de las compañías
chilenas. - El gobierno es la institución de mayor
credibilidad entre las empresas de Brasil, Colombia
y México.
- Los bancos son las instituciones de más
11. Problemas
generales y comunes
Hay algunas cuestiones generales que se presentan (con
mayor o menor intensidad según el nivel de desarrollo
institucional alcanzado por los países) con frecuencia
en la región.
En primer lugar, falta (o, en el mejor de los casos,
es incipiente) una visión integral de las
políticas en la cual los distintos programas e
instrumentos sean efectivamente coordinados entre sí. Se
reconoce que las PyMEs presentan un conjunto de problemas
relacionados con el acceso a los mercados de
tecnología, recursos humanos, capitales y
asistencia técnica especializada, pero hay pocos
esfuerzos para coordinar los instrumentos disponibles y
maximizar el impacto sobre las empresas
beneficiarias.
Un ejemplo en este sentido es representado por la
separación entre instrumentos financieros y no
financieros. Muchas veces los instrumentos financieros
responden a instituciones, objetivos y
beneficiarios que son distintos de aquellos a los que responden
los otros instrumentos.
La falta de visión integral se refleja
también en la duplicación de instrumentos: en
más de un país, por ejemplo, se ha observado la
existencia de varios programas para promover clusters de
PyMEs que dependen de distintos ministerios (Economía,
Relaciones Exteriores, Interior) y que se desarrollan con
objetivos y metodologías diferentes y sin
conexión el uno con el otro.
Un segundo aspecto problemático está
asociado a la heterogeneidad de las PyMEs, que es muy elevada
en América Latina y mayor que en los
países desarrollados. Sin embargo, en el diseño
de las políticas y los instrumentos pocas veces se toma
en cuenta este aspecto. Por ejemplo se diseñan
instrumentos basados en subsidios a la demanda
homogéneos para todos los beneficiarios sin tomar en
cuenta que hay empresas pequeñas muy precarias que
difícilmente están en condiciones de acceder a
los mismos (por falta de conocimiento, elevados costos de
transacción, dificultad de definir sus necesidades).
Este aspecto será analizado de manera más
detallada en las páginas siguientes.
Un tercer problema es representado por la baja
participación de las empresas -objeto de la
política- en el diseño de la misma. Si bien, en
la región, se constata un mayor reconocimiento de la
necesidad de mecanismos de negociación entre los sectores
público y privado, las PyMEs aún no son
protagonistas importantes en el diseño de las
políticas que las afectan. En parte esto se debe a la
representatividad de las cámaras y asociaciones
empresariales que varía fuertemente entre países
y sectores y que en muchos casos no llega a ser tan fuerte como
para suponer que el acuerdo de una cámara con una
política es muestra del acuerdo de sus representados,
reales y potenciales, con la misma. Si bien un enfoque "desde
abajo" es sumamente atractivo en términos de dar poder a
los agentes (empowerment) y de descentralización, se enfrenta a un
fuerte límite cuando el objeto de la política son
empresas que por su rezago, generalmente asociado a su muy
pequeño tamaño, no siempre tienen capacidad de
definir sus demandas en materia de acceso a instrumentos de
fomento, como ha sido reconocido por los programas que
enfatizan la asistencia técnica. Naturalmente, superar
este dilema implica un cierto compromiso, fácil de
enunciar, difícil de concretar.
En relación con los objetivos operacionales se
observa que en varios casos los mismos parecen ser poco
compatibles entre sí. Por ejemplo, se afirma que a
través de la política hacia las PyMEs se quiere
incrementar la productividad
de la economía, aumentar el empleo, aumentar las
exportaciones del país, mejorar los
ingresos de los sectores populares y la distribución del ingreso. Tomando en
cuenta la heterogeneidad de los beneficiarios, el aún
incipiente desarrollo institucional y la insuficiente
disponibilidad de recursos, en la práctica una variedad
tan amplia de objetivos es difícilmente
alcanzable.
Juntos con los problemas generales mencionados hay
también algunos problemas operativos. En primer lugar,
muchos beneficiarios (en particular las empresas
pequeñas menos dinámicas) no conocen la
existencia de los instrumentos disponibles. Esto se debe en
parte a la heterogeneidad mencionada de los beneficiarios (por
ejemplo hay muchas empresas que no tienen acceso a sistemas
electrónicos de información) y en parte a la
limitada capacidad de las instituciones de llegar a un universo
de beneficiarios muy disperso en los territorios nacionales:
pocas veces las instituciones de fomento cuentan con oficinas
descentralizadas.
En segundo lugar, muchas empresas no están en
condición de identificar correctamente sus problemas y,
consecuentemente, de expresar sus demandas. En los casos en los
cuales las políticas hacia las PyMEs se basan
esencialmente en subsidios a la demanda, esta situación
es un límite importante para que las empresas puedan
utilizar los instrumentos disponibles.
A estos elementos hay que agregar el alcance limitado
de las políticas. En el mejor de los casos los programas
logran llegar al 10-15% del universo de los beneficiarios
potenciales (representado por decenas o cientos de miles de
empresas, según el país). En muchos casos (en
particular en los países con menor desarrollo
institucional en el área de PyMEs) se trata de acciones
aisladas que llegan a unos cientos de empresas.
En parte esto se debe a los limitados recursos
(financieros, humanos e institucionales) que los países
están en condición de utilizar. Finalmente hay
que mencionar que es frecuente que los mismos beneficiarios
reciban la asistencia (el mismo programa o
programas parecidos) más de una vez. Esto es una
consecuencia tanto del desconocimiento de los instrumentos por
parte de muchas empresas como de la dificultad de utilizarlos
por parte las mismas, tal como se mencionó
anteriormente.
CONCLUSIONES
- Las PyMEs representan un elemento clave para la
economía de América Latina. A pesar de que los
volúmenes de venta y
gastos varían significativamente según el
tamaño de la empresa, existe un elemento que es
común a todas: quieren y esperan crecer su
negocio. - Algunos de los principales obstáculos al
crecimiento incluyen la dificultad para obtener
crédito y el escaso acceso a servicios financieros
empresariales. A su vez, la falta de separación entre
la figura del dueño de la PyME y la
empresa en sí también se convierte en una
limitante. - Con el fin de superar estos desafíos, las
PyMEs necesitan soluciones
que les permitan operar de manera más simple y
ágil, que les brinden acceso a financiamiento y les
permitan llevar un mejor control de su flujo de
caja. - Claramente, existe una demanda de soluciones de
pago que se adapten a las necesidades puntuales de estas
empresas y les ayuden a modernizar su operación. Si
bien ya hay servicios específicamente diseñados
para este segmento, no hay un claro conocimiento acerca de
los mismos. Esto implica que en muchos casos las PyMEs no
están tomando ventaja de los beneficios que
podría brindarles una relación más
fluida con la banca. La
gran mayoría de los empresarios confía en las
instituciones financieras, y de hecho los dueños de
las PyMEs suelen contar con servicios bancarios, pero en su
capacidad de individuo
y no como empresario. - La automatización de pagos a proveedores o
de servicios recurrentes a través de la tarjeta de
pago sería otra manera rápida y efectiva de
facilitar la operación de los pequeños
empresarios, cuya atención debería estar
primordialmente dedicada a su objetivo
principal: crecer su negocio. Asimismo, productos como las
tarjetas de crédito empresariales pueden convertirse
en fuentes.
de financiamiento, señaladas como una prioridad para
las PyMEs. - Frente a este panorama, Visa está
comprometida a impulsar soluciones de pago diseñadas
para atender estas necesidades, con el fin de favorecer el
crecimiento de este segmento clave para el desarrollo
económico de la región.
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Cohen E. y R. Franco (1992), Evaluación
de proyectos sociales, Siglo XXI, México
D.F.
Autor:
Erick Guerra
Contreras
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