- Lo que dijo el
presidente - El debate
entre los técnicos - Consecuencias
inmediatas - Fin de
etapa - Conclusión
- Bibliografía
1.-INTRODUCCIÓN
A raíz de la propalación de algunas
estadísticas fundamentales sobre la
reducción porcentual y absoluta de la pobreza en el
país, aparecidas en una de las secciones medulares del
reciente Mensaje Presidencial, se ha desatado un
apasionante debate en
torno al tema.
Todo ello como consecuencia del "chorreo" que se habría
desbordado sobre la población pobre, gracias a la moderada y
aparentemente sostenida recuperación económica
reciente. ¿Ha aumentado o disminuido la pobreza durante
el actual gobierno?
¿En cuánto? ¿Cómo se define
y cómo se mide la pobreza?, son algunas de las cruciales
interrogantes que han vuelto a plantearse en ese
contexto.
Desafortunadamente, la controversia de estos días
ha sido, por decir lo menos, extremamente confusa y estuvo
sazonada con acrobacias metodológicas, ingeniosas chanzas,
furibundas amenazas, figurettismos malsanos y demás
sablazos. Esas actitudes han
contribuido a distraer la atención sobre los aspectos centrales del
tema y, lo que es peor, ha aumentado aún más la
desconfianza de ciertos sectores de la población en torno
a las cifras que divulga el gobierno y, más
específicamente, el INEI.
Por lo que el público en general y, curiosamente
también, los economistas profesionales, no hemos entendido
bien la esencia de esta críptica escaramuza –en que
muchos intereses pecuniarios y políticos acompañan
a la diatriba- que se ha llevado a cabo en torno a la crucial
cuestión del crecimiento
económico de los últimos años y su
impacto supuestamente positivo sobre la población de los
estratos de bajos ingresos.
A pesar de las dificultades conceptuales y
metodológicas que entraña la discusión de
este complejo tema, intentaremos una primera aproximación
con la esperanza que se puedan comenzar a entender las cuestiones
más elementales, que parten de lo metodológico,
pasan por lo político y llegan a tocar delicadamente
asuntos éticos. Advertimos que este texto ha sido
redactado por un lego para legos en la materia, por
lo que esperamos intervengan en el debate de AE los
expertos, en la expectativa de poder llegar a
resultados concluyentes o, por lo menos, más convincentes
que los publicados hasta el momento (y con las dudas e
interrogantes que se pueden derivar de mis aventuradas
afirmaciones).
2.-LO QUE DIJO EL
PRESIDENTE
En la Parte II del Mensaje Presidencial ("La
situación del Perú: Crecimiento económico e
insatisfacción social), el Dr. Toledo ha afirmado, "sin
triunfalismos" (palabra repetida, significativa y
sospechosamente, cuatro veces en esa breve sección), que
"con cifras en la mano y sin ánimo de triunfo, los
beneficios del crecimiento económico de 35 meses
consecutivos ha empezado a reflejarse en la población: el
fenómeno que se denomina
’chorreo’ ha comenzado a
aparecer, aunque no con la rapidez y la magnitud
que quisiéramos".
Primera anotación: si chorrea, es
porque viene en borbotones, veloces y voluminosos.
Pero, parece que lo único que está
chorreando, una vez más, es el triunfalismo, porque una
reducción de la pobreza de 54.8% (IV-2001) a 52%
(mayo2003/abril2004) apenas es un goteo, digamos a tasas tipo los
chorrillos que existían hace 50 años, cuando
quienes nos zambullíamos en los Baños miraflorinos
nos enjuagábamos en ellos, y en lo que hoy es la yerma
‘Costa Verde’. El ‘trickle
down’ del que hablan los
economistas, a pesar del excelente inglés
del Presidente (que probablemente habla y redacta mejor que el
español),
se convirtió de ‘goteo’ en
‘chorreo’ en el Mensaje.
Segunda nota: que hayamos crecido durante
35 meses seguidos, no quiere decir mucho, si no lo ponemos en
términos por habitante y explicitamos la tasa. Porque,
¿de qué me sirve un crecimiento anual del 1,5%
anual si el crecimiento demográfico se come todo ese
aumento? Por ejemplo, en el año 2001 (sic) el PBI
creció al 0,6% y el PBI por habitante cayó en
1%.
Por lo demás, tercera observación,
¿por qué necesariamente el crecimiento ha de
verterse en bienestar de la población? ¿No
habría sido más significativo que en el Mensaje se
detallaran las cifras del consumo
privado o del ingreso personal
disponible por habitante, que son variables
bastante más significativas para lo que se buscaba –
obviamente, asumiendo que no se hubiese dado una
redistribución del ingreso nacional, entre otros
factores?
La característica humildad del Presidente y la
ausencia de anuncios triunfalistas – autodeclarados en el
Mensaje- continúan, cuando afirma que ese crecimiento tan
extendido y sostenido solo tiene un precedente en el periodo de
postguerra:
"Según información del INEI, el Producto Bruto
Interno viene creciendo de manera Continua desde hace 35 meses,
desde que asumimos nuestra administración, un hecho que no se
registraba desde hace 40 años2, desde el gobierno del
presidente Manuel Prado".
Es decir, el auge económico acumulado más
espectacular de la post-guerra se
habría dado durante el presente régimen, a
excepción del gobierno de 1956 a 1962.
Cuarta observación (basada en datos de la Memoria del
BCR): refiriéndose al éxito
del gobierno de Prado (1956-62), el presidente ha debido aclarar
que estaba aludiendo al último trienio del gobierno de don
Manuel, porque en el bienio 1958-59 prácticamente no se
creció. En cambio,
durante el trienio 1960-62 efectivamente se batieron todas las
marcas,
acumulando un crecimiento trienal del 28,9% (1960: 8,9%; 1961:
8,4%, y 1962, 9,3%, que solo le corresponde en parte), bastante
superior al acumulado durante el mejor trienio de Toledo: 16%
(2002: 5,3%; 2003: 4,9%; y, para darle ventaja, 2004:
5%).
Pero, repasando los demás trienios boyantes de
los últimos 55 años observamos que la tasa
acumulada de crecimiento en otros siete episodios trienales es
superior al que estaríamos experimentando actualmente, a
saber (en orden decreciente):
• Fujimori, entre 1994-96, 25,6%
(1994: 12,8%; 1995: 8,6%; y 1996: 2,5%…sin considerar 1997:
6,7%);
• García, de 1985 a 1987, 23,3% (1985:
2,1%; 1986: 12,1%; y 1987: 7,7%);
• Belaúnde I, trienio 1964-66, 22,5% (1964:
6,2%; 1965: 6,7%; y 1966: 8,1%);
La etapa final de Velasco, 21% (1973: 6,5%; 1974: 8,8%,
y 1975: 4,4%); y
• Odría en dos trienios, el que va de 1950
a 1952, con un acumulado de 20,7%
(1950: 9,4%; 1951: 5,2%; y 1952: 4,9%), y el que le
sigue, 17,1% (1953: 6,1%,
1954: 5,8%; y 1955: 4,3; y un final, que no incluimos,
de 6,7% en 1956).
Página siguiente |