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Transición de la guerra a la paz en Guatemala (página 2)



Partes: 1, 2

  1. La confrontación social de
    1954-60:
  2. La deposición violenta del presidente
    Jacobo Arbenz definió el inicio de la etapa de
    confrontación social (1954-1960), período
    durante el cual se experimentó una tremenda
    persecución a cualquier grupo,
    persona
    o asociación que hubiera estado
    vinculada con el proceso
    revolucionario; esto generó un momento sumamente
    convulso que obligó a mucha gente a partir hacia el
    exilio. Durante este periodo se integraron varias juntas
    militares; fue asesinado el máximo dirigente del
    movimiento contra revolucionario, el coronel
    Carlos Castillo Armas, y
    fue electo presidente uno de los generales vinculados con
    la dictadura de los 143 años, en
    momentos en que el país se encontraba al borde de la
    polarización social.

    Para medir el contexto internacional de la
    época, conviene referirse a la obra del
    guatemalteco, ya fallecido, Manuel Galich "América Latina en el año del
    Moncada".
    En ella uno se da cuenta de que los gobiernos
    revolucionarios, tanto el de Arévalo como el de
    Arbenz, habían perdido la perspectiva internacional.
    Guatemala era una isla, todo el resto de
    América Latina eran dictaduras, con
    la excepción de Costa Rica;
    el problema era no haber previsto eso y el mismo error
    cometió Ydigoras Fuentes

    Así, durante su gestión, a los miembros de un grupo
    de militares que hablan recibido adiestramiento para sobre vivencia en jungla
    en los Estados
    Unidos, se les negó el acceso a puestos de mando
    al interior del ejército por temor a que dieran un
    golpe de
    Estado, pero se les ordenó entrenar al grupo de
    mercenarios que se preparaban en territorio guatemalteco
    pera intentar invadir Cuba en
    abril de 1961, lo cual provocó la reacción
    del gobierno
    cubano y el cobro de esta factura
    durante más de 36 años.

    El 13 de noviembre de 1960, los oficiales que
    habían sido entrenados en sobre vivencia en jungla
    se revelaron contra el gobierno Ydigorista, generando una
    conjura que fue fácilmente controlable, según
    parece debido a una nueva traición al interior del
    ejército. Algún ciclo perverso dentro del
    ejército a través de estos cincuenta
    años determina que cada vez que hay momentos
    políticos trascendentes, una parte de la oficialidad
    de recambio traiciona a sus superiores para poder
    ascender.

    Esta rebelión fracasada obligó a sus
    dirigentes a escapar hacia el exilio y un grupo de ellos se
    escondió en las montañas; con el tiempo,
    este grupo se asoció con los cuadros
    ideológicos del partido comunista que hablan sido
    expulsados del gobierno en 1954 y, en una unión
    estratégica, generaron, a principios
    de 1962, la conformación de un proyecto
    político militar que plantearía como estrategia prioritaria de la lucha de
    clases, la toma del poder por la vía
    armada.

  3. La Polarización política de 1960-62:

    Así nació la lucha armada; una
    primera etapa basándose en la estrategia del foco
    guerrillero duró de 1962 a 1971, durante la cual el
    enfrentamiento se da entre compañeros de la misma
    Escuela
    Militar; con el pasar del tiempo, los cuadros militares de
    ambos bandos empezaron a diferenciarse, cuando Cuba se
    encargó de empezar a formar nuevos cuadros
    insurgentes totalmente ajenos a la perspectiva
    militar.

    A partir de 1963, con el golpe de Estado que
    depuso al general Ydígoras Fuentes,
    se inició en Guatemala un proyecto militar que
    transformó en ejército contrainsurgente al
    que fuera el ejército de la revolución entre 1944 y 1954, y que
    durante 1954-1963 se convirtiera en un ejército
    anticomunista. La diferencia cualitativa fue que en ese
    momento principió el carácter dominante de la Doctrina de
    la Seguridad Nacional, en cuyo concepto el
    enemigo era visualizado como un sub-humano carente de
    cualquier tipo de derechos a
    quien hay que destruir, porque él actuaría de
    igual modo con el defensor del sistema;
    "O él lo destruye a usted o usted lo destruye a
    él". Ése era el mensaje de fondo.

    Este condicionamiento mental incidió en la
    profundización de la polarización de la
    sociedad
    guatemalteca, generando un tremendo baño de sangre;
    esta etapa llegó a su final en 1971 cuando solo
    quedaban algunos pequeños grupos
    de comandos
    insurgentes urbanos, después de una desproporcionada
    escalada de violencia paramilitar durante los
    años 1967-1968, que generó la reacción
    del Departamento de Estado norteamericano, por las
    múltiples desapariciones forzadas y ejecuciones
    extrajudiciales registradas durante ese
    período.

    Pura frenar el producto
    de la violencia se efectuaron cambios en la cúpula
    militar. Otra traición en el interior del
    ejército facilitó la salida de los dos
    principales dirigentes de la contrainsurgencia. Los
    coroneles Rafael Arriaga Bosque y Carlos Arana Osorio, el
    primero ministro de la Defensa y el segundo el principal
    comandante responsable de la zona de operaciones
    anti-guerrilleras en el oriente del país

    Al coronel Arana lo mandaron de agregado militar a
    Nicaragua y al coronel Arriaga Bosque a los Estados Unidos.
    Los partidos
    políticos anticomunistas en la oposición
    veían en Arana a un dirigente capaz de recuperar el
    control
    que habían perdido en 1958, por lo cual le
    ofrecieron la candidatura presidencial, que aceptó
    y, a su regreso, ganó las elecciones y se
    convirtió en presidente de la
    República.

    Este triunfo electoral legitimó al proyecto
    militar, dándose un salto cualitativo en la forma
    como los militares captaron el manejo del poder
    político en Guatemala; plantearon estar en el mando
    a largo plazo por medio del fortalecimiento de la
    agrupación formada para este propósito, el
    Partido Institucional Democrático, y mediante el
    otorgamiento del grado de generales a los oficiales
    superiores leales al proyecto aranista.

    Plantearon como grado superior en el mando militar
    el de comandante general del ejército, en tanto
    presidente de la República, y elaboraron un perfil
    ideal para los futuros candidatos: haber sido director de
    la Escuela Politécnica, agregado militar en
    Washington, director del Centro de Estudios Militares, Jefe
    del Estado Mayor General del Ejército, ministro de
    la Defensa, candidato presidencial propuesto por el
    PID y
    presidente de la República.

    Al haber fallado los pronósticos del proyecto militar, ya
    que pierden las elecciones en 1974 y en 1978, imponen a sus
    respectivos candidatos mediante fraudes electorales, siendo
    nombrados como presidentes los generales KjeIl Laugerud
    García (1974-1978) y Fernando Romeo Lucas
    García (1978-1982)

    El general Kjell Laugerud, sabiendo que su mandato
    era espurio y que la insurgencia había sido
    prácticamente eliminada, permitió la apertura
    política mediante un importante apoyo a la
    organización cooperativa, autorización para la
    inscripción de sindicatos y condiciones para el libre
    funcionamiento de los partidos políticos
    legalizados. El hecho que, en nuestra opinión,
    salvó su período, fue el terremoto del 4 de
    febrero de 1976. El terremoto puso a flote el verdadero
    rostro de la crisis
    que se vivía en Guatemala; dado que el
    ejército ha sido la única institución
    que tiene presencia hasta en el último
    centímetro del territorio nacional, los militares
    captaron plenamente la magnitud de la tragedia. Estimulado
    por un sentimiento nacionalista, el gobernante lanzó
    la consigna "reconstruir sin dejar de
    producir".

    Este ambiente
    facilitó el desarrollo y profundización de la
    organización social, desde donde se
    evolucionó hacia la participación política y a la
    protesta popular: a mediados de 1977 se da una masiva
    marcha de mineros desde Ixtahuacán, Huehuetenango, y
    la huelga
    general en la Coca
    Cola, empezando a generarse un ambiente de
    insurrección.

    El movimiento guerrillero se había
    desplegado hacia cuatro vertientes en el norte y en el
    occidente del país desde principios de 1972; las
    Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) se situaron en el
    Peten; otro grupo formó el Ejército
    Guerrillero de los Pobres (EGP) en el Ixcán,
    Quiché; Y producto de la división de las
    FAR-Regional de Occidente, se forma la Organización
    del Pueblo en Armas (ORPA) en la bocacosta de San Marcos, y
    el Movimiento Revolucionario Ixim, con presencia en la
    ciudad capital.

    Cuando en 1978 el proyecto militar vuelve a perder
    las elecciones e impone a Lucas García, ya se
    registraba el
    renacimiento de la guerrilla con la variante
    estratégica de haber evolucionado desde la
    visión del foco hacia la del Implante;
    desde la
    visión del foco, el grupo guerrillero no entraba en
    contacto directo con la población; en cambio,
    en la visión del implante, este contacto con las
    comunidades para ganar su confianza y colaboración
    se vuelve determinante, porque les permite relacionarse con
    poblaciones en zonas totalmente selváticas y
    marginadas donde no entraba nadie.

    Al asumir el mando, Lucas García
    sabía que su candidatura había sido impuesta
    por sobre otro candidato que tenía mucha presencia
    en el ejército, el general Ricardo Peralta
    Méndez, lo cual generaba que un sector militar le
    fuera adverso; por ello permitió que los operativos
    represivos fueran controlados por grupos civiles,
    habiéndose iniciado una sangrienta etapa de
    "terrorismo de Estado" intentando controlar
    la protesta popular y el desborde insurgente.

    Según Amnistía Internacional,
    durante la guerra
    murieron 150.000 guatemaltecos y, según datos
    oficiales, las bajas militares fueron de 15.000 en ambos
    bandos; es decir que durante el período de la
    confrontación interna en Guatemala se cometieron
    135.000 ejecuciones extrajudiciales.

    Lógicamente, a más terrorismo de
    Estado, menos desarrollo
    social y más deterioro en las condiciones de
    vida, mayores fueron las posibilidades de crecimiento del
    movimiento insurgente; el jefe del Estado Mayor General del
    ejército, el general Benedicto Lucas García,
    recientemente declaró que en junio de 1981, al
    momento de asumir el mando técnico del
    ejército, la guerrilla estaba a punto de asumir el
    control político del país; la guerrilla
    había declarado que tenía presencia en 17 de
    los 22 departamentos de la República y el
    ejército les reconocía presencia en 14 de los
    22 departamentos.

    La corrupción política, la
    interferencia de enemigos civiles en acciones
    represivas fuera del control de lo militar, el descuido en
    los programas
    de abastecimiento y logística para las tropas en zonas de
    combate, el crecido número de bajas experimentado a
    partir de junio de 1981, producto de una fuerte ofensiva
    militar en contra de los frentes guerrilleros y la
    comisión de un nuevo fraude
    electoral en marzo de 1982, entre otros factores, generaron
    un nuevo golpe de Estado.

    En agosto de 1983 se dio un relevo en la
    cúpula de mando para proceder a una nueva etapa de
    apertura democrática, dentro del espacio permitido
    por el proyecto militar, ya que los operativos en contra de
    la insurgencia habían sido del todo exitosos; por
    intermedio del plan de
    campaña Victoria 82 el ejército
    derrotó militarmente a la guerrilla y por intermedio
    del plan de campaña Firmeza 83, se desplegó
    por toda la República para garantizar el control
    militar de la población civil y evitar que se dieran
    apoyos a favor de los insurgentes.

    Mediante la aplicación de lectura
    de espejo el ejército reaccionó en contra de
    la insurgencia utilizando sus propias tácticas:
    autodefensa civil, control militar de la población y
    concentración de las comunidades para
    adoctrinamiento; Prácticamente se trató de
    una guerra en que se enfrentó al pueblo contra el
    pueblo, ya que las tropas de ambos bandos eran
    mayoritariamente indígenas.

    En 1983 la visión estratégica era
    quitarle el agua
    al pez, según la perspectiva maoísta de que
    la población civil es a la guerrilla lo que el
    agua es
    al pez; si le quito al
    pez el agua lo mato, y si a la guerrilla le quito el
    contacto con la población civil garantizo su
    muerte.
    Esta estrategia sé operacionalizó mediante la
    autodefensa civil, las aldeas modelo y
    los polos de desarrollo; luego se formaron las
    coordinadoras interinstitucionales para garantizar que
    hubiera control militar en todas las áreas de
    entrenamiento y después en toda la
    República, como resultado, no hubo cargo
    público que no lo manejara un militar.

    En 1984 se consolidó el triunfo del
    Proyecto militar mediante la aplicación del plan de
    campaña Reencuentro Institucional 84; el nuevo
    gobierno militar convocó a elecciones para integrar
    una Asamblea Nacional Constituyente, habiendo participado
    17 organizaciones políticas y registrándose un
    nivel de participación equivalente a un 78% de los
    electores inscritos; Nunca antes en Guatemala se
    había visto algo igual ya que, si bien durante las
    elecciones que ganó el Dr. Juan José
    Arévalo el índice de participación fue
    de un 98%, los electores potenciales eran 300.000, Pero en
    1984 los electores eran 2.4 millones. Ese fue el momento en
    que se legitimó el proyecto contrainsurgente,
    sé des-legitimó la lucha armada y se
    abrió la apertura hacia la vida
    institucional.

    Posteriormente, a finales de 1985, se realizaron
    elecciones generales, ganadas por primera vez en cincuenta
    años en forma libre y transparente por una
    opción civil, a la que el gobierno militar
    entregó el mando a principios de 1986.

  4. La lucha armada
    1962-1985:

    El nuevo presidente civil, Vinicio Cerezo,
    "recibió el mando pero no el poder". Ya que
    la presencia militar era tremenda-mente fuerte; ellos
    estaban conscientes de su victoria y no aceptarían
    ninguna fórmula de dialogo
    a menos que fuera para que les entregaran las armas y
    discutir los términos de la capitulación
    insurgente.

    La cumbre presidencial conocida como Esquipulas II
    fue la gran decisión política que
    evitó que la región centroamericana se
    convirtiera en el patio trasero de los norteamericanos,
    para dirimir la confrontación Este-Oste. A
    través de Esquipulas se abre el camino para iniciar
    la negociación de los conflictos armados en la región y,
    mediante las comisiones nacionales de
    reconciliación, la vía hacia el dialogo. La
    primera en entenderlo fue la guerrilla: después de
    su derrota militar insiste en la opción del dialogo
    directo con el gobierno de Vinicio Cerezo. Pero el
    ejército no quiere dialogar porque se siente un
    ejército victorioso, que ha sido el gran
    artífice del retorno a la institucionalidad. El
    ejército se considera el eje de la transición
    política y no capta la necesidad de
    negociar.

    En el contexto de Esquipulas II, Vinicio Cerezo
    cree que existen condiciones para iniciar los acercamientos
    hacia el diálogo con la URNG y envía un grupo
    de militares y civiles a España en octubre del 87; el producto
    de esa reunión fue que, años más
    tarde, en 1990, se asesinara a Danilo Barillas, promotor de
    la idea, en ese entonces embajador de Guatemala en
    España.

    En mayo de 1988 se dio un primer intento de golpe
    de Estado y, en mayo de 1989 se registró el segundo,
    haciendo evidente que el ejército no quería
    dialogar, mensaje captado por las cúpulas
    políticas y militares que incidió en la
    paralización de cualquier acción hasta 1990, cuando se le
    encomienda a la Comisión Nacional de
    Reconciliación (CNR) hacerse cargo de la iniciativa
    de diálogo indirecto.

    El proceso de diálogo se abre en abril de
    1990 mediante una reunión en Oslo, Noruega, en la
    que convergen una representación de la guerrilla y
    los miembros de la CNR avalados por el gobierno; en
    esa ocasión acuerdan abrir un proceso de
    diálogo de dos vías: primero entre la
    comandancia guerrillera y la representación de las
    organizaciones sociales del país; y después
    entre la comandancia guerrillera y el gobierno de la
    República, incluidos mandos militares.

    Ambos objetivos se cumplieron: durante 1990 hubo
    reuniones entre la comandancia guerrillera con
    representantes de los partidos políticos, la
    cúpula empresarial, el sector religioso, el sector
    sindical y popular, el sector de pequeña y mediana
    empresa
    y el sector académico. El mérito de esta
    etapa es que la guerrilla, habiendo perdido sus fundamentos
    ideológicos por la caída del muro de
    Berlín y cambios inducidos en la Unión
    Soviética por la 'perestroika", necesitaba de un
    nuevo discurso, el cual les fue proporcionado por
    la visión multisectorial que les plantearon durante
    estas jornadas de diálogo.

    De las propuestas que los sectores sociales
    hicieron durante las jornadas de diálogo,
    nació el temario general de las negociaciones; por
    ello no es cierto que la sociedad no haya participado
    en este proceso, ya que el eje temático de
    las negociaciones directas fue estructurado a partir de sus
    propuestas. Tal vez el único sector ausente, en
    tanto sector específico, fueron los
    indígenas, porque no hubo una reunión directa
    con ellos.

    Es importante resaltar que los procesos
    de diálogo y negociación se dieron sin
    suspender la lucha armada, sin que se suspendiera la
    guerra, lo cual introdujo un componente de complejidad que
    no fue fácil manejar. Otra peculiaridad del proceso
    de negociación fue que generó acuerdos desde
    un principio, dándole una especial denuncia a lo
    actuado y manteniendo el interés de las partes.

  5. El Diálogo del 86-90:

    En 1991 sucedió uno de esos
    fenómenos raros que se dan solamente en los
    países subdesarrollados: en las elecciones de
    finales de 1990 el candidato de un partido pequeño
    ganó las elecciones, al no haberse permitido la
    participación del ex jefe de gobierno, general
    Ríos Montt, mayoritario en las encuestas de intención de
    voto.

    El lng. Jorge Serrano Elías, ex presidente
    del Consejo de Estado durante el gobierno de facto del
    general Ríos Montt, había sido signatario del
    Acuerdo de Oslo y participado en las etapas de dialogo, en
    tanto representante titular de los partidos de
    oposición en la Comisión Nacional de
    Reconciliación. En su programa de
    gobierno planteó como objetivo
    nacional llegar a la paz, estructurar un pacto social y
    desarrollar un gobierno de unidad.

    Cuando el lng. Serrano asume el mando prepone la
    negociación directa con la guerrilla, después
    de haber tomado dos decisiones trascendentales en el
    ámbito del relacionamiento del presidente de la
    República con las cúpulas militares: elige
    como ministro de la Defensa al general que ocupaba el
    tercer lugar en la terna que le fuera propuesta por
    el
    Estado Mayor de la Defensa Nacional; y ordena el
    nombramiento de oficiales para que en nombre del
    ejército se sumen a la comisión
    negociadora.

    La decisión presidencial de nombrar al
    nuevo ministro de la Defensa automáticamente
    envió a retiro a los generales que estaban ubicados
    de primero y segundo en la terna propuesta, con lo que se
    rompió la continuidad del proyecto militar; el
    tercero en el orden propuesto no estaba aún
    preparado políticamente para continuar con la
    línea estratégica que los mandos del proyecto
    militar hablan trazado a largo plazo.

    La segunda decisión consolidó al
    presidente Serrano como comandante general del
    ejército y, a regañadientes, obligó al
    ejército a involucrarse en un proceso de
    negociación directa iniciado en abril de 1991, que
    consumió tres etapas durante los casi seis
    años que duró, hasta su finalización
    en diciembre de 1996.

    La primera etapa se realizó desde abril de
    1991 hasta mayo de 1993, correspondiendo a las tareas de
    ruptura del hielo, catarsis
    en ambos bandos e inicio de la aprobación de los
    primeros acuerdos; fue tal vez el Paso determinante para
    que los militares y los guerrilleros entendieran que
    había que negociar. Durante este periodo se
    aprobaron los acuerdos marco para la negociación y
    sobre democratización y se discutió
    ampliamente, casi hasta su aprobación, el tema de
    los derechos
    humanos.

    La segunda etapa transcurrió desde junio de
    1993 hasta diciembre de 1995, durante la cual se
    planteó la oportunidad de abordar
    públicamente los grandes problemas que expresaba la crisis que
    vivían los guatemaltecos, a fin de intentar
    encontrarles solución mediante acuerdos
    políticos verificables
    internacionalmente.

    Aunque a los negociadores del gobierno no les
    interesaba generar con la guerrilla un simple acuerdo de
    cese al fuego, estratégicamente se destacó la
    exigencia de que entregaran las armas y se amnistiaran. Sin
    embargo, en la mesa de negociación se
    insistió en discutir los grandes problemas
    nacionales para generar un ambiente de denuncia y, al mismo
    tiempo, lograr los acuerdos del 91 al 96.

  6. La negociación del
    91-96:

    A la pregunta ¿dónde estamos ahora?
    Nosotros contestaríamos que estamos atorados en los
    acuerdos, porque no se previó que la etapa siguiente
    debería haber generado suficiente motivación para que los acuerdos
    fueran la base de los grandes consensos sociales; por eso,
    el reto actual para los guatemaltecos es tratar de
    convertir los acuerdos en bases para la concertación
    de grandes consensos.

  7. Los consensos
    sociales:
  8. La conciliación
    nacional:

Sin embargo, en los acuerdos hay suficientes contenidos
y motivaciones como para que una sociedad tremendamente
fragmentada y violenta como la guatemalteca encuentre en ellos el
punto de arranque para un proceso de conciliación
nacional, que deberla cubrir tres etapas
básicas:

  • La primera etapa sería un balance sectorial en
    el que cada uno dc los sectores haga su propio
    balance
  • La segunda haría referencia al reto de
    efectuar un balance nacional buscando la generación de
    acuerdos nacionales.
  • La tercera sería la de generar, a partir de
    los primeros acuerdos nacionales, un pacto social que luciera
    factible la gobernabilidad del país.

El informe de la
Comisión de Esclarecimiento Histórico nos aporta
los elementos para poder enfrentarnos juntos con el ayer, a fin
de determinar el inicio del proceso de conciliación
nacional; es importante que la sociedad guatemalteca experimente
su propia catarsis para que pueda perdonar, Pero solo puede
perdonar el agravio después de conocer la verdad; al
sentir que se acaba el llanto que genere el
conocimiento de la verdad principiará el desahogo y
solo entonces podremos principiar a construir el
futuro.

  1. El desarrollo
    social:
  2. El desarrollo social sería la base para la
    constricción de un proyecto nacional, es decir,
    para empezar a aprovechar la coyuntura que hoy vive
    Guatemala
    , para repensarla y ser capaces de superar su
    inmensa pobreza, su
    marginalidad
    y sus injusticias a partir de una decisión colectiva
    que nos involucrara a todos por igual.

    Pensar qué tipo de guatemalteco queremos que
    nazca en el 2015, cuál va a ser su ingestión
    proteico-calórica, cómo va a ser su educación y los niveles de su
    salubridad; se trata de pensar multisectorialmente respecto
    al futuro del país, como paso fundamental para poder
    construirlo.

    Una política de desarrollo social
    debería ser el principal objetivo de un proyecto
    nacional; buscar recuperar los objetivos del proyecto que se
    inició durante la apertura democrática de
    1944-1954, adaptándolos a la actualidad que el
    país experimenta, pero en un marco estructural de
    justicia
    social, de democracia
    y paz.

  3. La Paz

Antes de llegar a la paz habrá que trabajar en la
maduración de las etapas anteriores, producto de las
primeras decisiones políticas que expresen el logro de
consensos sociales y el arribo a niveles de conciliación
nacional.

Solo así cobrará importancia el contenido
de lo acordado durante las negociaciones de paz; solo así
la sociedad es capaz de apropiárselo, desarrollarlo y
convertirlo en grandes decisiones políticas; de lo
contrario, creemos que volveremos a la etapa de la
confrontación social y temo que este ciclo perverso vuelva
a repetirse.

  1. El proceso de negociación de la paz en
    Guatemala formo parte de una iniciativa que tuvo origen en un
    esfuerzo centroamericano iniciado en mayo de 1986 con la
    Declaración de Esquipulas. En ésta
    Declaración los Presidentes de Costa Rica, Guatemala,
    El
    Salvador, Honduras y Nicaragua se comprometieron a
    celebrar periódicamente reuniones presidenciales para
    analizar los problemas más urgentes con
    relación a la paz y desarrollo regional. En agosto de
    1987, los mandatarios del área suscribieron el acuerdo
    de Esquipulas II, en el que establecieron los procedimientos para establecer la paz firme y
    duradera en toda Centroamérica.

    1. Elecciones
      Democráticas e inicio de las
      negociaciones
    2. En Guatemala, en 1985, el Congreso aprobó
      la nueva y actualmente vigente Constitución Política de la
      República, que presta particular relevancia a los
      derechos humanos. Ese mismo año un presidente
      civil, Vinicio Cerezo Arévalo fue elegido mediante
      elecciones democráticas Es en ese contexto
      nacional y en cumplimiento del Acuerdo de Esquipulas II,
      que en septiembre de 1987 el Presidente guatemalteco
      estableció lo Comisión Nacional de
      Reconciliación. La Conferencia Episcopal de Guatemala
      promovió decididamente la creación de la
      Comisión y formó parte de. La misma junto
      con un representante del Gobierno, un representante de
      los partidos políticos de oposición y un
      ciudadano notable.

      En el marco del mandato de impulsar y verificar
      el proceso de reconciliación nacional, en marzo de
      1990 la Comisión suscribió eI Acuerdo
      básico paro
      la búsqueda de la paz por medios
      políticos con la Unidad Revolucionaria Nacional
      Guatemalteca (URNG) En el Acuerdo se nombró a
      Monseñor Rodolfo Quezada Toruño como
      conciliador, con las funciones de proponer iniciativas a las
      partes y mantener actividades de diálogo y
      negociación. En el mismo Acuerdo, a su vez se
      solicitó al Secretario General de las Naciones
      Unidas observar las actividades y constituirse en
      garante del cumplimiento de los acuerdos y compromisos
      adquiridos por las Partes. Así mismo se
      acordó que la URNG celebraría reuniones con
      representantes de los partidos políticos de
      Guatemala y distintos sectores de la sociedad, con el
      objetivo de encontrar caminos de solución a los
      problemas nacionales.

      En abril de 1991 el Gobierno de Guatemala y la
      URNG suscribieron su primer acuerdo, el Acuerdo de
      México. En el mismo se
      establecieron los procedimientos a nivel nacional para la
      búsqueda de la paz, así como una lista
      limitada de temas que se debían discutir en el
      proceso de negociación. Esta lista incluyó:
      democratización y derechos humanos;
      fortalecimiento del poder civil y función del Ejército en una
      sociedad democrática; identidad y derechas de los pueblos
      indígenas; Reformas constitucionales y
      régimen electoral; aspectos
      socioeconómicos; situación agraria;
      reasentamiento de Ias poblaciones desarraigadas por el
      enfrentamiento armado; bases para la incorporación
      de la URNG a la vida política del país;
      arreglos para el definitivo cese al fuego; cronograma
      para la implementación, cumplimiento y
      verificación de los acuerdos; y el Acuerdo de paz
      firme y duradera y desmovilización. En el Acuerdo
      de "Querétaro de julio de 1991 el Gobierno y la
      URNG establecieron los requerimientos para el
      "fortalecimiento de la democracia funcional y
      participativa.

    3. Los acuerdos de
      pa
      z:
  2. EL
    PROCESO DE NEGOCIACIÓN DE LA PAZ

El proceso de paz fue reanudado en 1994, después
del intento de autogolpe de Estado del Presidente Jorge Serrano
Elías en 1993, y el nombramiento de Ramiro de León
Carpio para reemplazarle en el cargo. En el Acuerdo marco para la
reanudación del proceso de negociación entre el
Gobierno de Guatemala y la URNG las Partes solicitaron al
Secretario General de las Naciones Unidas asumir la
función de Moderador de las negociaciones entre el
Gobierno y la URNG. Tras varias propuestas de la sociedad civil
guatemalteca, procurando una mayor participación en el
proceso de negociaciones, las partes convinieron en promover la
creación de la Asamblea de la Sociedad Civil (ASE) Las
funciones encomendadas a la Asamblea fueron: discutir los temas
sustantivos de las negociaciones y comunicar sus recomendaciones
tanto al Moderador de la ONU como a las
partes, para que fueran consideradas y asumidas si se estimaban
apropiadas; conocer los acuerdos firmados por las Partes y
avalarlos para darles el carácter de compromisos
nacionales. Finalmente, en él Acuerdo marco las Partes
solicitaron a los gobiernos de Colombia,
España, Estados Unidos, México, Noruega y Venezuela
integrar un Grupo de Países Amigos paro apoyar al
Moderador de la ONU y dar mayor seguridad y firmeza a los
compromisos asumidos por las Partes.

El 29 de diciembre de 1996 el proceso de
negociación del la paz culmina con la firma del Acuerdo de
paz firme y duradera.

Entre 1994 y 1996 las Partes acordaron un total de 12
Acuerdos, sobre los temas establecidos en el Acuerdo de
México de 1991:

  1. Acuerdo Marco para la Reanudación del Proceso
    de Negociación entre el Gobierno de Guatemala y la
    Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. (Ciudad de
    México, 10 de enero de 1994)
  2. Acuerdo Global sobre Derechos Humanas, (Ciudad de
    México, 29 de marzo de 1994)
  3. Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones
    Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado, (Oslo, 17 de junio
    de 1994)
  4. Acuerdo sobre el' Establecimiento de la
    Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las
    Violaciones a los Derechos Humanos y los Hechos de Violencia
    que han Causado Sufrimientos a la Población
    Guatemalteca, (Oslo, 23 de Junio de 1994)
  5. Acuerdo sobre identidad y Derechos de los Pueblos
    Indígenas, (Ciudad de México, marzo de
    1995)
  6. Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y
    Situación Agraria, (Ciudad de México, 6 de mayo
    de 1996)
  7. Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder Civil y
    Función del Ejército en una Sociedad
    Democrática, (Ciudad de México, 19 de septiembre
    de 1996)
  8. Acuerdo sobre el Definitivo Cese aI Fuego, (Oslo, 4
    de diciembre de 1996)
  9. Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y
    Régimen Electoral, (Estocolmo, 7 de diciembre de
    1996)
  10. Acuerdo sobre bases para la Incorporación de
    la URNG a la Legalidad, (
    Madrid 12 de
    diciembre de 1996)
  11. Acuerdo sobre Cronograma para la
    Implementación, Cumplimiento y Verificación de
    los Acuerdos de Paz, (Guatemala, 29 de diciembre de
    1996)
  12. Acuerdo de Paz Firme y Duradera, (Guatemala, 29 de
    diciembre de 1996)
  1. Resumen

    Conforme a lo consignado en el acuerdo de
    calendario de Las Negociaciones para una Paz Firme y
    Duradera,
    suscrito el 29 de marzo de 1994, como documentos de
    base para la negociación sobre la temática
    sustantiva, ambas partes convinieron en utilizar en su
    versión original o actualizada, los documentos:
    "Una Paz Justa y Democrática: Contenido de la
    Negociación"
    , publicado por la URNG en mayo de
    1992; y "La paz no es solo la ausencia de guerra, sino que
    la creación del conjunto de condiciones que le
    permitan al hombre
    vivir sin angustias ni temores",
    respuesta del Gobierno
    de Guatemala en junio de 1992.

    Las fuentes documentales para el inicio de la
    discusión de cada uno de los puntos incluidos en el
    Temario General de la Negociación; fueron tanto las
    opiniones iniciales del gobierno y de la URNG, como los
    documentos de consenso o de no-disenso elaborados por la
    Asamblea de la Sociedad Civil. Los documentos presentados por
    las partes en 1992, cada vez que se iniciaron los
    tratamientos y discusiones de un nuevo tema, fueron
    sustancialmente reformados por las partes, en
    aplicación al derecho de actualizar sus
    posicionamientos.

    1. [1] Acuerdo Marco para la
      reanudación del Proceso de negociación entre
      el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria
      Nacional Guatemalteca URNG (Ciudad de México, 10 de
      enero de 1994)
    2. Al aprobar el Acuerdo Marco para la
      Reanudación del Proceso de Negociación se
      acordó continuar negociando sobre el conjunto de
      los puntos del temario general incluido en el Acuerdo de
      México, decidir conjuntamente el alcance de los
      compromisos de las partes, sujetos todos a
      verificación; a estar representados en las
      negociaciones por delegados de alto nivel; y asumir
      acuerdos políticos acordes al marco
      constitucional, sin limitar la facultad de arribar a
      acuerdos para promover reformas institucionales y
      constitucionales.

      Los negociadores del gobierno optaros por la
      estrategia de tratar que el contenido de los acuerdos
      garantizara una opción viable y realista para
      solucionar determinados problemas nacionales,
      fundamentados en la legalidad y en la justicia, sin dar
      prioridad al proyecto político de cada una de las
      partes en la negociación.

      Se aprobó el procedimiento para la moderación de
      las negociaciones y la participación de los
      sectores no gubernamentales de la sociedad guatemalteca,
      ésta última con el encargo de discutir la
      temática sustantiva de la negociación
      bilateral, para formular posiciones de consenso que se
      canalizarían a la mesa de las negociaciones por
      intermedio del moderador, en calidad de recomendaciones u
      orientaciones, sin carácter vinculante, para
      favorecer el entendimiento entre las partes. Se le
      encargó, también, conocer los acuerdos
      bilaterales sobre la temática sustantiva y
      avalarlos por consenso para darles el carácter de
      compromisos nacionales, en el entendido que si no eran
      avalados mantendrían su vigencia.

      Se acordó solicitar a los gobiernos de
      Colombia. España, Estados Unidos, México,
      Noruega y Venezuela, integrar un Grupo de Amigos del
      Proceso de Paz Guatemalteco, para apoyar a la
      moderación en la agilización del proceso de
      negociación y dar mayor seguridad y firmeza a los
      compromisos adquiridos en los acuerdos que se
      firmaran.

      Ambas partes coincidieron en que la
      verificación de sus acuerdos era fundamental para
      garantizar su cumplimiento y respeto; por ello, acordaron qué
      todos los acuerdos que se firmaran durante el proceso
      negociador deberían ir acompañados de
      mecanismos de verificación apropiados, nacionales
      e internacionales, solicitándole a la ONU la
      verificación del conjunto de los acuerdos, tanto
      sustantivos como operativos.

      El contenido de este acuerdo ratifica el
      compromiso general del Gobierno de Guatemala de respetar
      y promover los Derechos Humanos, específicamente
      delimitados en las disposiciones constitucionales
      vigentes en esta materia, los tratados, convenciones e instrumentos
      internacionales de los que Guatemala es signataria. Por
      su parte la URNG asumió el compromiso de respetar
      los atributos inherentes a la persona humana concurriendo
      al goce de sus Derechos Humanos.

      Abarca el compromiso de fortalecimiento de las
      instancias de protección de los Derechos Humanos,
      especialmente el Organismo Judicial, el Procurador de los
      Derechos Humanos y el Ministerio Público, en lo
      atinente a la defensa de su autonomía, el respaldo
      y fortalecimiento en el ejercicio de sus funciones, y la
      protección de su libertad de acción.

      Otro de los contenidos del acuerdo hace
      referencia al accionar en contra la impunidad, en especial el compromiso
      gubernamental de no propiciar la adopción de medidas legislativas o
      de cualquier otro orden, orientadas a impedir el
      enjuiciamiento y sanción de los responsables de
      violaciones a los Derechos Humanos. En este contexto, el
      gobierno se compromete a promover ante el Organismo
      Legislativo las modificaciones legales necesarias para la
      tipificación y sanción, como delitos de especial gravedad, las
      desapariciones forzadas o involuntarias y las ejecuciones
      sumarias o extrajudiciales, promoviendo ante las
      instancias internacionales correspondientes su
      calificación como delitos de lesa
      humanidad

      Además, este acuerdo cubre compromisos en
      materia de: no-existencia de cuerpos de seguridad
      ilegales y aparatos clandestinos; regulación de la
      tenencia, aportación y uso de armas de fuego por
      particulares; garantías para las libertades de
      asociación y de movimiento, en especial a la
      verificación de la voluntariedad en la pertenencia
      a la autodefensa civil; conscripción militar
      obligatoria pero no forzada; garantías y
      protección a las personas y entidades que trabajan
      en la protección de los derechos humanos;
      resarcimiento y/o asistencia a las víctimas de
      violaciones a los derechos humanos; y la
      erradicación de los sufrimientos de la
      población civil y el respeto de los derechos
      humanos de los heridos, capturados y de quienes han
      quedado fuera de combate, sin que éste
      último apartado constituya un acuerdo especial en
      materia de Derecho
      Internacional Humanitario de parte del Estado
      Guatemalteco.

      Como única excepción durante la
      negociación a este acuerdo se le dio vigencia
      inmediata, reconociendo la conveniencia de que, a titulo
      excepcional, su verificación empezara antes de la
      firma del acuerdo de paz final. Para dicha
      verificación y asegurar que se respetara
      éste acuerdo las Partes, solicitaron al Secretario
      General de las Naciones Unidas, ONU, establecer una
      Misión de Verificación de
      Naciones Unidas para Guatemala. En respuesta a esta
      solicitud la Asamblea General de la ONU acordó la
      creación de la Misión Nacional de
      Verificación de los Derechos Humanos en Guatemala,
      MINUGUA, para verificara a partir del 21 de noviembre de
      1994 exclusivamente éste acuerdo.

    3. [2] Acuerdo Global sobre Derechos Humanos
      (Ciudad de México 29 de marzo de
      1994)

      Este acuerdo plantea la necesidad de trabajar
      por una solución duradera y facilitar el
      reasentamiento de la población desarraigada, en un
      marco de justicia social, democratización y
      desarrollo nacional sostenible, sustentable y equitativo,
      a la vez de reconocer que es indispensable la
      participación de las poblaciones afectadas
      (desarraigados por el enfrentamiento armado y poblaciones
      de recepción), en la toma de
      decisiones relativas al diseño y ejecución de una
      estrategia global de reasentamiento

      La estrategia global de reasentamiento pretende
      garantizar a la población desarraigada el pleno
      ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales;
      reintegrarlos al nivel social, económico y
      político; priorizar la lucha contra la
      pobreza y la pobreza extrema; desarrollar y
      fortalecer la democratización de las estructuras del Estado, para garantizar el
      cumplimiento de sus obligaciones constitucionales a nivel
      comunal, municipal, departamental, regional y nacional; y
      promover una auténtica reconciliación
      favoreciendo en las áreas de reasentamiento la
      participación, la tolerancia mutua, el respeto
      recíproco y la concertación de
      intereses.

      El acuerdo considera la vigencia de ciertas
      garantías para el reasentamiento de la
      población desarraigada, entre las cuales destacan:
      el pleno respeto a los derechos humanos; la
      protección de las familias encabezadas por
      mujeres, así como la de las viudas y
      huérfanos; la protección y respeto de los
      derechos de las comunidades indígenas; la urgente
      necesidad de remover todo tipo de minas o artefactos
      explosivos abandonados o implantados en las áreas
      de reasentamiento; reconocer los niveles educativos
      formales e informales y los estudios no formales de los
      promotores de educación y salud,
      todos mediante el proceso de equiparación y
      evaluación correspondiente;
      facilitar el proceso de documentación y dictar las normas
      necesarias para la inscripción como nacionales de
      los hijos de los desarraigados que hubieran nacido en el
      exterior, la seguridad jurídica de la tenencia de
      la
      tierra; la revisión de los casos calificados
      como abandono voluntario de la tierra
      y la ratificación de la imprescriptibilidad de los
      derechos de tenencia; y el respeto a sus formas
      organizativas integrando a los nuevos asentamientos de
      poblaciones reasentadas al régimen
      municipal.

      Especial atención mereció en el
      acuerdo las garantías para lograr la integración productiva de la
      población desarraigada, mediante proyectos de desarrollo agrícola
      sustentando el desarrollo de infraestructura
      básica de comunicación,
      electrificación y productiva; el mejoramiento de
      la calidad de
      vida; la vigencia de esquemas concertados de planificación para el desarrollo de
      las áreas de reasentamiento; el desarrollo
      institucional de los municipios mediante su
      fortalecimiento administrativo, técnico y
      financiero; el fortalecimiento del sistema de
      organización comunal; y la profundización
      de los esquemas de descentralización de la administración pública y el
      mejoramiento de la capacidad de ejecución,
      mediante el traslado gradual a la comunidad y a los gobiernos locales del
      poder de decisión, de manejo de los recursos y la
      administración de los servicios.

      El cumplimiento de los compromisos
      contraídos en la estrategia global de
      reasentamiento se consideró mediante la
      ejecución de proyectos específicos,
      identificados, formulados, priorizados y aprobados por
      una Comisión Técnica integrada por
      representantes del gobierno y de las poblaciones
      desarraigadas, contando con el apoyo consultivo de
      representantes de los donantes, cooperantes y agencias de
      cooperación internacional.

    4. [3] Acuerdo para el
      Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el
      Enfrentamiento Armado (Oslo, Noruega, 17 de junio de
      1994)

      Con el afán de esclarecer con toda
      objetividad, equidad e imparcialidad las violaciones a
      los derechos humanos y los hechos de violencia que han
      causado sufrimiento a la población guatemalteca,
      vinculados con el enfrentamiento armado, las partes
      acordaron establecer la Comisión para el
      Esclarecimiento Histórico.

    5. [4] Acuerdo sobre el Establecimiento de la
      Comisión para el Esclarecimiento Histórico
      de las violaciones a los Derechos Humanos y los hechos de
      Violencia que han causado sufrimiento a la
      población Guatemalteca (Oslo, Noruega, 23 de junio
      de 1994)

      Este acuerdo es, a nuestro juicio, el más
      importante de los acuerdos generados durante el proceso
      negociador, porque enfrenta el problema central que
      impide la construcción de la Nación Guatemalteca. Plantea
      elementos que establecen marcos de acción para
      superar y eliminar las lógicas de la exclusión social; genera la
      posibilidad de construir nuevas bases de legitimidad por
      medio de la eliminación de cualquier forma de
      discriminación legal o de hecho; y
      representa el inicio de la construcción de niveles
      de acción política para enfrentar el reto
      de adecuar lo normativo y lo cultural a la especificidad
      multiétnica, pluricultural y multilingüe de
      la sociedad guatemalteca.

      Este acuerdo posee una visión de futuro,
      pero también una actitud critica hacia el pasado; por una
      parte reconoce que todos los asuntos de interés
      directo para los pueblos indígenas demandan ser
      tratados por y con ellos y, por otra parte, acepta que
      las fracturas internas en nuestra sociedad, a nivel
      étnico, lingüístico y cultural, se
      originan en procesos históricos de conquista, colonización,
      desplazamientos y migraciones.

      Por primera vez en la historia
      política del país, un documento oficial
      registra la aceptación gubernamental
      específica a la identidad y derechos
      políticos, económicos, sociales y
      culturales de los pueblos maya, xinca y garífuna,
      componentes fundamentales de la herencia pre-colonial y colonial de
      nuestra sociedad y, deja constancia escrita de la
      pluralidad de las expresiones socioculturales del pueblo
      maya.

      Este acuerdo destaca el compromiso de luchar
      contra la discriminación legal y de hecho; y
      el reconocimiento de que la política educativa y
      cultural debe orientarse con un enfoque basado en el
      reconocimiento, respeto y fomento de los
      valores culturales indígenas.

      Por ello propone la oficialización de
      idiomas indígenas; respetar el uso de nombres,
      apellidos y toponimias indígenas; reconocer la
      importancia y especificidad de la espiritualidad de los
      pueblos indígenas, así como del valor
      histórico y proyección de los templos,
      centros ceremoniales y lugares sagrados; respetar y
      garantizar el uso del traje indígena; reconocer la
      existencia y el valor de los conocimientos
      científicos y tecnológicos de los pueblos
      indígenas, al igual que la necesidad de una
      reforma educativa que responda a la diversidad cultural y
      lingüística del país; y
      el papel de los medios
      de comunicación masiva en la defensa,
      desarrollo y transmisión de los valores y conocimientos
      culturales.

      En el área de los derechos civiles,
      políticos, sociales y económicos destaca el
      compromiso de promover una reforma de la
      Constitución de la República, para definir
      y caracterizar a la Nación guatemalteca como de unidad
      nacional, multiétnica, pluricultural y
      multilingüe. En esta parte del acuerdo reitera el
      reconocimiento constitucional de reconocer, respetar y
      promover las formas de organización propias de las
      comunidades indígenas y el papel que les
      corresponde a sus autoridades constituidas, de acuerdo a
      sus normas consuetudinarias, en el manejo de sus asuntos
      y en el proceso de toma de decisiones sobre los asuntos
      que les afecten.

      Reconoce que los pueblos indígenas han
      sido marginados en la toma de decisiones en la vida
      política del país y que, para superar esta
      situación limitante a la libre y completa
      expresión de sus demandas y a la defensa de sus
      derechos, reitera el derecho que les compete a la
      creación y dirección de su propias instituciones, al control de su desarrollo
      y a ejercer libremente sus derechos políticos,
      siendo necesario institucionalizar la
      representación de los pueblos indígenas a
      nivel local, regional y nacional, y asegurar su libre
      participación en el proceso de toma de decisiones
      en los distintos ámbitos de la vida
      nacional.

      Para fortalecer la seguridad jurídica de
      las comunidades indígenas, el gobierno se
      compromete a promover ante el Organismo Legislativo,
      contando con su participación, el desarrollo de
      normas legales que reconozcan a las comunidades
      indígenas el manejo de sus asuntos internos de
      acuerdo a sus normas consuetudinarias, siempre que
      éstas no sean incompatibles con los derechos
      fundamentales definidos por el sistema jurídico
      nacional, ni con los derechos humanos internacionalmente
      reconocidos.

      Para garantizar los derechos relativos a la
      tierra de los pueblos indígenas, se reconoce la
      necesidad de desarrollar medidas legislativas y
      administrativas para el reconocimiento,
      titulación, protección,
      reivindicación, restitución y
      compensación de estos derechos, cubriendo en
      especial: la regularización de la tenencia de la
      tierra de las comunidades indígenas; la
      restitución de tierras comunales y
      compensación de derechos; la adquisición de
      tierras para el desarrollo de estas comunidades; y la
      protección jurídica de sus derechos
      agrarios.

      Para dar mayor garantía al cumplimiento
      de este acuerdo, se pactó el establecimiento de
      comisiones paritarias integradas por representantes del
      gobierno y de las organizaciones indígenas, en
      materia de: definición y protección de
      lugares sagrados; diseño de la reforma educativa,
      reforma y participación; y derechos relativos a la
      tierra de los pueblos indígenas.

    6. [5] Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los
      Pueblos Indígenas (Ciudad de México 31 de
      marzo de 1995)

      El acuerdo cubre aspectos de
      democratización y desarrollo participativo;
      desarrollo social, educación y capacitación, salud y seguridad
      social, vivienda y trabajo; situación agraria y
      desarrollo rural; y modernización de la
      gestión pública y política fiscal, planteando metas
      ambiciosas en materia de cobertura estatal de los
      servicios sociales básicos.

      Expresa un buen documento que define la política social del gobierno del
      Partido de Avanzada Nacional, el cual, si se logra
      cumplir influirá notablemente en la
      resolución de las demandas sociales provenientes
      de los sectores de pobreza, que anteriores gobiernos no
      han podido enfrentar exitosamente, y en la
      generación de infraestructura productiva, caminos,
      energía eléctrica, comunicaciones, ambas condiciones
      básicas para el desarrollo capitalista en el agro
      guatemalteco.

    7. [6] Acuerdo sobre Aspectos
      Socioeconómicos y Situación Agraria (Ciudad
      de México, 6 de mayo de 1996)

      Este acuerdo busca la creación de
      estructuras y prácticas que eviten la
      exclusión política, la intolerancia
      ideológica y la polarización de la
      sociedad, mediante la reforma y cimentación de una
      institucionalidad acorde con las exigencias del
      desarrollo de la nación y de la
      reconciliación del pueblo guatemalteco, que debe
      abarcar desde las autoridades locales hasta el
      funcionamiento de los organismos del Estado, para que
      todos los depositarios del poder público cumplan
      su cometido al servicio de la justicia social.

    8. [7] Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder
      Civil y Función del Ejército en una
      Sociedad Democrática (Ciudad de México 19
      de septiembre de 1996)

      Este acuerdo considera el cese de todas las
      acciones insurgentes y contrainsurgentes; la
      desmovilización escalonada de las fuerzas de la
      URNG; su incorporación a la legalidad en
      condiciones de seguridad y dignidad y el establecimiento de un
      programa de actividades verificado por las Naciones
      Unidas, el cual considera las etapas de: cese al fuego;
      separación de fuerzas; desmovilización y
      verificación.

    9. [8] Acuerdo sobre el definitivo Cese al
      Fuego (Oslo, Noruega, 4 de diciembre de
      1996)

      Apelando a lo convenido durante las reuniones de
      Oslo (marzo de 1990) y el Escorial junio de 1990), las
      partes signatarias de este acuerdo gobierno e insurgencia
      deciden promover las reformas constitucionales que fuesen
      necesarias para la reconciliación de todos los
      guatemaltecos, la finalización del enfrentamiento
      armado interno y la solución pacífica de la
      problemática nacional por medios políticos
      y el irrestricto respeto y aplicación de la
      ley.

      El texto
      del acuerdo retoma y desarrolla, en algunos casos, los
      compromisos contraídos en los acuerdos de
      Identidad y Derechos de los Pueblos indígenas,
      Aspectos Socioeconómicos y Situación
      Agraria y Fortalecimiento del Poder Civil y
      Función del Ejército en una sociedad
      democrática, conducentes a promover reformas en el
      texto de la Constitución Política
      vigente.

      En el caso del reconocimiento de la identidad de
      los pueblos Maya, Xinca y Garífuna, hace la
      aclaración que no se trata de solamente reconocer
      su identidad y existencia como grupos étnicos, lo
      que ya está reconocido en el articulo 66 de la
      Constitución vigente, sino de reconocer que esa es
      la conformación de la sociedad guatemalteca sin
      perjuicio de su unidad nacional y del Estado.

      Para contribuir a perfeccionar el régimen
      electoral en tanto instrumento de transformación
      democrática, el acuerdo conviene en la
      conformación de una Comisión de Reforma
      Electoral, integrada por un Presidente nombrado por el
      Tribunal Supremo Electoral, un representante y un
      suplente por cada uno de los partidos políticos
      con representación parlamentaria y dos miembros y
      sus respectivos suplentes designados por el Tribunal
      Supremo Electoral. Como agenda indicativa se sugiere el
      tiramiento de los temas: documentación,
      empadronamiento, votación; transparencia y
      publicidad, campaña de información y fortalecimiento
      institucional.

    10. [9] Acuerdo sobre Reformas
      Constitucionales y Régimen Electoral (Estocolmo,
      Suecia, 7 de diciembre de 1996)

      La suscripción de éste acuerdo
      representa u giro total para la vida en democracia, con
      participación en todos los ámbitos y por
      ende de todos los ciudadanos, tomando en cuenta la
      necesidad de desarrollar una sociedad más
      conciente, más justa y donde prevalezca la
      igualdad de derechos y sobre todo el
      reconocimiento legal y digno de la URNG a la sociedad
      guatemalteca, con derechos y deberes
      constitucionales.

      El proceso de incorporación de la URNG se
      inicia con la firma del acuerdo de paz firme y duradera,
      que encierra todos los acuerdos firmados pero éste
      en si comprende dos fases: la incorporación
      inicial y la definitiva; mismos que consisten en la
      concentración de la URNG, o sea la
      desmilitarización, esto comprende también
      los servicios de documentación y
      capacitación, seguidamente se implementarán
      programas de ayuda tanto de infraestructura
      agrícola y demás servicios para la
      incorporación a la vida productiva.

      Al estar incorporados a la vida social,
      cultural, política, etc. Y manteniendo la figura
      legal que indica el acuerdo las partes concluyen en la
      extinción de responsabilidades penales por delitos
      cometidos durante el conflicto, siempre y cuando no sean
      imprescriptibles ya que de lo contrario tendrán un
      proceso mas claro que el de cualquier otro ciudadano y
      con ciertas condiciones a favor del procesado, esto en el
      aspecto jurídico.

      En el aspecto político todo miembro de la
      URNG incorporado a la ciudadanía guatemalteca
      podrá ejercer todos los derechos y libertades
      así como también deberes y
      obligaciones.

      En el área de seguridad el gobierno se
      compromete a brindar a miembros de la URNG toda la ayuda
      a fin de mantener su seguridad.

      En el aspecto socioeconómico, se
      implementarán medidas para que los ciudadanos
      incorporados tengan todo lo necesario para que tengan una
      buena orientación individual de acuerdo a la
      actividad a la que cada uno se dedique.

      Así mismo implementar de parte del
      gobierno medidas para Educación, Salud, Vivienda,
      Proyectos Económicos y Productivos.

      En el área cultural la
      incorporación se realizará tomando en
      cuenta el Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los
      Pueblos Indígenas.

      Como parte final dentro del presente acuerdo se
      contemplan los subprogramas especiales que comprenden
      Discapacidad, Asesoría
      Jurídica y Reunificación Familiar, el
      primero dirigido a todos los miembros que durante el
      conflicto fueron afectados físicamente. La
      Asesoría Jurídica servirá de apoyo a
      todo miembro de la URNG para su incorporación. La
      Reunificación Familiar, en este aspecto el
      gobierno se compromete a facilitar el ingreso de los
      miembros de la URNG al vínculo familiar así
      como realizar todo el proceso para la recuperación
      de las victimas del enfrentamiento armado.

    11. [10] Acuerdo sobre Bases para la
      Incorporación de la URNG a la legalidad (Madrid,
      España, 12 de diciembre de
      1996)

      Muy acertadamente, en este acuerdo se reconoce
      que el proceso de negociación ha generado una
      agenda de alcance nacional orientada a la
      superación de las raíces de la
      conflictividad social, política, económica,
      étnica y cultural, así como a la
      superación de las consecuencias del enfrentamiento
      armado interno. Enfrentar esta problemática dual
      -la herencia y los efectos- demanda de un empeño nacional que
      permita establecer las bases políticas,
      institucionales, financieras y técnicas para lograr su
      superación, mediante el cumplimiento de lo
      acordado.

      El cronograma fue dividido en tres fases: los
      primeros 90 días a partir del 15 de enero de 1997;
      el resto del presente año; y la etapa comprendida
      desde el año 1998 hasta el final del 2000. La
      estrategia para su cumplimiento considera: atender la
      calendarización ya establecida en los acuerdos;
      avanzar simultáneamente en el cumplimiento de
      todos los acuerdos; asumir con realismo los recursos
      humanos y materiales disponibles en cada fase;
      escalonar en el tiempo la ejecución de los
      componentes fundamentales de los acuerdos; poner
      énfasis en el establecimiento de los mecanismos de
      consulta previstos y de las bases institucionales legales
      o financieras; propiciar la participación de la
      sociedad en la definición de las políticas
      públicas que les conciernen; la programación de metas intermedias
      anuales, en relación al PIB; y
      las metas de crecimiento económico esperado para
      el período 1997-2000.

    12. [11] Acuerdo sobre Cronograma para la
      Implementación, Cumplimiento y Verificación
      de los acuerdos de Paz (Guatemala, 29 de diciembre de 1
      996)
    13. [12] Acuerdo De Paz Firme Y Duradera:
      (Guatemala, 29 de diciembre de
      1996)

    El gobierno se comprometió a cumplir este
    acuerdo constituyéndose en un compromiso
    histórico e irrenunciable. Este acuerdo contempla el
    cumplimiento de todos los demás acuerdos antes
    mencionados.

  2. EL
    CONTENIDO DE LOS ACUERDOS DE PAZ EN GUATEMALA

  1. ANEXOS

 

  • ANEXO 1: Acuerdo de Querétaro:
    Acuerdo Marco sobre Democratización (México 25 de
    julio de 1991)

Ambas partes consideraron que el tema de la
democratización permitiría construir el marco
general que inscribiera de manera coherente los demás
temas señalados para el proceso de negociaciones; y
requiriendo el país de medidas que aseguren el
desenvolvimiento de la democratización en lo
político, económico, social y cultural,
coincidieron en que los acuerdos políticos a que llegaran
durante la negociación deberían reflejar las
legitimas aspiraciones de todos los guatemaltecos, conducir a
medidas institucionales y a la propuesta de reformas
constitucionales ante el Congreso de la República, dentro
del marco y espíritu de la Constitución
Política de la República de Guatemala y de los
acuerdos de Oslo, el Escorial y México.

Conforme a lo acordado, el fortalecimiento de la
democracia funcional y participativa en Guatemala requería
de la preeminencia de la sociedad civil; el desarrollo de la vida
institucional democrática; el funcionamiento efectivo de
un estado de
derecho; eliminar para siempre la represión
política, el fraude e imposición electoral, las
asonadas y presiones militares y las acciones desestabilizadoras
antidemocráticas; el respeto irrestricto a los derechos
humanos, la subordinación de la función de las
fuerzas armadas al poder civil; el reconocimiento y respeto a la
identidad y derechos de los pueblos indígenas; el acceso y
goce de todos los guatemaltecos a los beneficios de la producción nacional y recursos de la
naturaleza,
que debía basarse en principios de justicia social; y el
efectivo reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el
enfrentamiento armado interno.

Acordaron, también, que la democratización
requería garantizar y promover la participación, en
forma directa o indirecta, de la sociedad civil en la
formulación, ejecución y evaluación de las
políticas de gobierno en los diferentes niveles
administrativos, reconociendo el derecho de todos los grupos que
constituyen la Nación, a desarrollarse en relaciones de
trabajo justas y equitativas, en sus propias formas culturales y
de organización, en un pleno respeto a los derechos
humanos y a la ley.

  • ANEXO 2: Acuerdo de Procedimientos para la
    búsqueda de la Paz por medios políticos
    (México 26 de abril de 1991)

Con el propósito de poner fin al enfrentamiento
armado interno y conseguir la reconciliación de todos los
guatemaltecos, se acordó llevar a cabo conversaciones bajo
la conciliación y conducción del presidente de la
Comisión Nacional de Reconciliación y la observación del representante del
Secretario General de la Naciones Unidas. El gobierno y la URNG
se comprometieron a estar representados por delegados de alto
nivel, para negociar y asumir acuerdos políticos con apego
al marco constitucional vigente y de conformidad con el acuerdo
de El Escorial, España 1 de junio de 1990.

Ambas partes se comprometieron a llevar a cabo un
proceso de negociación que permitiera, en el menor tiempo
posible, la firma de un acuerdo de paz firme y duradera, en el
cual se consignaran los acuerdos políticos, su
implementación y ejecución por la partes, y los
términos de verificación de su cumplimiento; esta
última función fue asignada a la Comisión
Nacional de Reconciliación, la Organización de las
Naciones Unidas y a otras instancias internacionales que serian
designadas de común acuerdo.

Se autorizó al Conciliador de las negociaciones
para convocar a las reuniones; proponer iniciativas y soluciones a
las partes; gestionar y mantener acciones de diálogo y
negociación; y convocar a los sectores que participaron en
las diversas reuniones celebradas con la URNG durante el
transcurso de 1990, conforme al acuerdo de Oslo, para informarles
del avance de las negociaciones directas entre el gobierno y la
URNG.

Fue acordado el Temario General de las negociaciones
incluyendo los temas:

  • [1] Democratización y Derechos
    Humanos;
  • [2] Fortalecimiento del poder civil y función
    del ejército en una sociedad
    democrática;
  • [3] Identidad y derechos de los pueblos
    indígenas;
  • [4] Reformas constitucionales y régimen
    electoral;
  • [5] Aspectos socio-económicos;
  • [6] Situación agraria;
  • [7] Reasentamiento de las poblaciones desarraigadas
    por el enfrentamiento armado;
  • [8] Bases para la incorporación de la URNG a
    la vida política del país;
  • [9] Arreglos para el definitivo cese el
    fuego;
  • [10] Cronograma para la implementación,
    cumplimiento y verificación de los acuerdos;
  • [11] Firma del Acuerdo de Paz firme y duradera y
    desmovilización.

Nótese que, a petición de la URNG, en la
distribución de los temas en el acuerdo de
Temario General de la Negociación, se dio prioridad al
tratamiento de lo sustantivo –temas 1 a 7, relativos a los
grandes problemas nacionales-, dejando de último el
tratamiento de lo operativo -temas 8 a 11, relativos a la
desactivación del enfrentamiento armado interno; en la
práctica casi se respetó este orden aunque uno de
los últimos temas tratados -Reformas Constitucionales y
Régimen Electoral- es de carácter sustantivo y no
operativo.

 

 

 

Autor:

Wagner López Cardona

Partes: 1, 2
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