- Un caso particular que ayuda a
enmarcar la reflexión - Buscando
rastros… - Tras la
pistas encontradas… - Hacia
una definición - En
clave de educar para lo diverso - El
desplazamiento de la igualdad a la
diversidad - Igualdad para lo
diverso - Conclusión
- Bibliografía
Reflexiones acerca de la
multiculturalidad en la escuela
En lo puro no hay futuro
la pureza está en la
mezcla
en la mezcla de lo puro
que antes que puro fue
mezcla.
(Jarabe de Palo)
Introducción
El presente trabajo es un
primer paso de un camino de reflexión acerca de las
distintas interrogantes y cuestionamientos que desde la
práctica y el intercambio docente se presentan. La
intención de poder
identificar a los destinatarios de nuestra acción
pedagógica, reconocer sus raíces y
características particulares es un trabajo propuesto de
antemano que requiere tiempo y
dedicación. Ver mas allá de lo
áulico-curricular para poder trazar estrategias que
posibiliten a los educandos un aprendizaje
realmente significativo es un propósito casi
utópico, pero no imposible. Redescubrir la singularidad de
cada alumno, de cada curso, de cada comunidad
educativa, de cada barrio, de cada contexto social;
reconstruyendo su "hoy" dando pasos en los distintos caminos de
la historia que los
ha forjado, complementa parte de la mirada en los destinatarios,
mirada que no siempre es tenida en cuenta u observada. Develar lo
latente u oculto es reconocer un valor no
siempre dicho.
Un caso particular
que ayuda a enmarcar la reflexión
Una escuela primaria
de la localidad de Villa Celina (Partido de La Matanza) cuenta
con una población estudiantil de cuatrocientos
alumnos aproximadamente, divididos en dos secciones por grado, en
un turno solamente. La cercanía a la autopista Ricchieri
hacen que el acceso a escuela no sea tan sencillo, y traza una
división, o frontera en
geografía
cotidiana. Gran parte de la comunidad educativa son del barrio y
de la zona, los docentes
(incluidos los directivos) viene de otras localidades cercanas.
La mayoría de las familias de los alumnos trabaja en el
Mercado Central
de Buenos
Aires.
Lo particular de la escuela, y que ha sido motivo de
intercambio con docentes de la misma, es la dificultad en la
inserción dentro de la comunidad boliviana circundante.
También, muchas de las familias que participan en la
escuela tienen raíces culturales, religiosas de Bolivia o del
norte Argentino. Es común ver a abuelas que hablan en
dialecto Quechua, madres que no comprenden las indicaciones de
las docentes: son indicios de la dificultad en el lenguaje.
Fiestas patronales, fiestas patrias que no existen en el
calendario escolar y que se les dedican varios días en el
barrio son motivo de dudas, diálogo y
polémicas. En lo pedagógico hay diferencias de
criterios y valores a la
hora de optar por trabajos en conjunto, signo de esta diversidad.
Consultando a algunas docentes comentaban la incertidumbre de la
utilidad de
los signos
escolares, patrios y de la "verdadera significación y
comprensión" de estos. Ante esto, ¿es la escuela un
espacio de educación que incluye
a todos por igual, integrando las diferentes culturas? ¿se
debe descartar el aporte de las raíces familiares, o solo
tomarlo como un dato característico? ¿se debe
posicionar la escuela desde un racionalismo
para instruir patrióticamente o educar para lo
multicultural? ¿puede una sociedad
establecerse con un parámetro de "todos por igual"?
¿somos todos iguales? ¿es la escuela un reflejo de
nuestra sociedad y las relaciones que esta plantea? Por
último se abre un interrogante puntual sintetizando a los
anteriores, indicando el sentido de este trabajo reflexivo.
¿La escuela debe educar promoviendo la integración desde la diversidad cultural
alcanzando la igualdad?
También me pregunto ¿Cómo haremos para
enseñar-educar? ¿para que sirve el sistema de
enseñanza en las aulas? Entonces
¿cómo debe ser para no suprimir lo diverso? No
pretendo llegar a una idea acabada, y seguramente varias de las
conclusiones a las que arribe sean tal vez apresuradas. La
respuesta, es el final del camino de un recorrido por la esencia
y objetivos de
la
educación, la escuela, la cultura, sin
perder la definición de cultura, reconociendo a los
destinatarios de la misma.
Buscando rastros…
Observando la historia de nuestro país se puede
encontrar un crisol de culturas que fueron formando la
población de la argentina, en distinto tiempo y de
distintas procedencia: por un lado la cultura oriental por otro
la occidental, quedando más silenciada la primera que la
segunda y que casualmente es la que aumentó en los
últimos años; también se debe tener en
cuenta a los aborígenes de nuestra tierra (en
orden alfabético -dato estadístico del INDEC): Ava
guaraní, Chané, Chorote,
Chulupí, Comechingón, Diaguita, Guaraní,
Huarpe, Kolla, Mapuche, Mocoví, Mbyá
guaraní, Ona, Pilagá, Rankulche, Tapiete,
Tehuelche, Toba, Tupí guaraní,
Wichí.
En las primeras décadas del siglo XX los
ingresantes eran de España,
Italia, etc. En
los últimos años el ingreso de inmigrantes
procedentes de países americanos (en orden según
las radicaciones -dato estadístico del INDEC: Perú,
Bolivia, Paraguay,
Estados
Unidos, Chile, Brasil y Uruguay, etc.)
y orientales (en orden según las radicaciones -dato
estadístico del INDEC: Corea, Japón,
China,
Taiwán, etc.) hasta el año 2000 –año
en el que se produjo la mayor cantidad ingresos– porque
en el 2001 con pérdida de la paridad del peso argentino
con el dólar se produce el éxodo de profesionales y
el declive de las inmigraciones.
En un plano ontológico, es decir, en torno al planteo
de la pregunta por el ser, Heidegger
pondera a la vida cotidiana como el espacio para descubrir los
existenciarios del Dasein. Al menos desde el planteo de Ser y
Tiempo (1927), el filósofo alemán cree poder
encontrar a las estructuras
constitutivas del hombre en el
abordaje de la vida cotidiana. Por supuesto que acá
el hombre es
interpretado como ser – ahí, es decir, como el ente
capaz de comprender ser. En su condición de Dasein es que
el hombre puede decir algo sobre el ser, ya que el mismo hombre
es fundamentalmente esa relación de cuidado del ser. En
"Carta sobre el
humanismo" de
Martín Heidegger (trad. Alberto Wagner de Reyna; Buenos
Aires; Revista Sur;
1960; pág. 96 y ss), el hombre es el pastor del ser, y
gana la esencial pobreza del
pastor, cuya dignidad
consiste en ser llamado por el ser mismo a la custodia de su
verdad, y al cuidado del ser mismo. Esta relación del
hombre con el ser esta sujeta a la interpretación y a la capacidad de
comprender ser, trata también, como a la condición
de arrojado, que tiene que ver con una salida de sí, de no
"encerrarse".
Uno de los existenciales del Dasein es el Dass
Man, o el uno, que no se trata de otra cosa que de una
comprensión del ser-ahí, de una manera de esta en
el mundo inauténtica. También el análisis de la medianía, es
decir, de lo cotidiano de la vida hundida en la inautenticidad,
es objeto de estudio y meditación, y es también
camino para dilucidar una comprensión de ser más
adecuada.
Queda latente la idea de hacer foco en el destinatario
de la escuela que esta hoy, que se presenta
aquí, y ahora. Con la carga cotidiana e
histórica que el ser de cada uno trae. La verdad del
pastor es la consecuencia del la medianía, del
estar-con para poder develar o alcanzar lo autentico,
saliendo de lo individual y propio, diríamos un movimiento
ex – tático.
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