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Esclerosis Múltiple (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Tratamiento

La recuperación, en esclerosis múltiple,
significa que desaparecen los síntomas parciales o
totalmente, lo que también puede durar semanas, meses e
incluso años. El tratamiento de la esclerosis
múltiple tiene tres aspectos, coincidiendo con la
finalidad que se persiga:

– Modificar la evolución de la enfermedad

Ante un brote de esclerosis múltiple se suele
administrar cortisona. La
administración (por vía oral o en
inyección) debe realizarse en un centro hospitalario,
donde también decidirán la dosis (cantidad)
adecuada.

– Aliviar los síntomas

Hay tantos tratamientos como síntomas, y cada
enfermo es un caso diferente. Estar en contacto con el
neurólogo es la parte más importante del
tratamiento. Él indicará cómo mitigar o
eliminar los síntomas. Superar las secuelas Después
de un brote de esclerosis múltiple, la
rehabilitación ayuda a reincorporarse a la vida cotidiana
y adaptarse a las nuevas condiciones. Cada fase de la enfermedad
necesitará una rehabilitación distinta con
profesionales distintos: neurólogos, urólogos,
fisioterapeutas, psiquiatras, oculistas, asistentes sociales,
neuropsicólogos.

Recursos para
enfrentarse a la enfermedad

El enfermo no está solo ni indefenso ante los
efectos físicos y psicológicos que tiene la
esclerosis múltiple.

– Recursos individuales

* Hablar de lo que pasa y de los sentimientos que la
situación provoca
* Tener una actitud
positiva de cara a la superación de los
síntomas
* No rechazar la ayuda de personas cercanas ni de
profesionales
* Llevar una vida disciplinada y tranquila
* Establecer prioridades, estrategias para
desarrollar una vida social y pensar en situaciones que hagan
sentirse mejor
* Determinar objetivos y
hacer planes de futuro
* Tomar la iniciativa en todo aquello que afecta a uno
directamente
* No lamentar las decisiones tomadas

– Recursos sociales

* Evitar que la enfermedad sea el centro de la vida del
enfermo y de su familia
* No buscar culpables de la enfermedad ni de lo que no salga
bien
* Aprender técnicas
de relajación para superar las situaciones
críticas
* No dudar en acudir al psiquiatra, al neuropsicólogo, al
fisioterapeuta o a cualquier profesional que pueda ayudar a
superar los trastornos asociados (depresión,
pérdida de movilidad, y otros)

Aun con un diagnóstico de esclerosis múltiple,
es posible llevar una vida activa y plena. No obstante hay
cambios que es necesario realizar y asumir. Para las personas que
rodean al enfermo tampoco es fácil aceptar la enfermedad.
Hablar de forma abierta y franca es el mejor principio para
asimilarla.

Síntomas

– Cansancio
– Visión doble o borrosa
Problemas del
habla
– Temblor en las manos
– Debilidad en los miembros
– Pérdida de fuerza o de
sensibilidad en alguna parte del cuerpo
– Vértigo o falta de equilibrio
– Sensación de hormigueo o entumecimiento
– Problemas de control
urinario
– Dificultad para andar o coordinar movimientos

Al principio, los brotes en forma de alguno de estos
síntomas se dan más a menudo y el paciente se
recupera de ellos con mayor rapidez. Otras veces la enfermedad
tarda mucho en mostrarlos. La mayoría de personas con EM
experimenta más de un síntoma y, si bien hay
algunos muy comunes, cada paciente acostumbra a presentar una
combinación de varios de ellos, cuyas posibilidades pueden
ser:

– Visuales: Visión borrosa, visión doble,
neuritis óptica,
movimientos oculares rápidos e involuntarios,
pérdida total de la visión (rara vez).

– Problemas de equilibrio y coordinación: Pérdida de equilibrio,
temblores, inestabilidad al caminar (ataxia), vértigos y
mareos, torpeza en una de las extremidades, falta de
coordinación.
– Debilidad: Puede afectar en particular a las piernas y al
andar.
– Rigidez muscular: El tono muscular alterado puede producir
rigidez muscular (espasticidad), lo cual afecta. También
son frecuentes espasmos y dolores musculares.
– Sensaciones alteradas: Cosquilleo, entumecimiento (parestesia),
sensación de quemazón, otras sensaciones no
definibles
– Habla anormal: lentitud en la articulación, palabras
arrastradas, cambios en el ritmo del habla.
– Fatiga: un tipo debilitante de fatiga general que no se puede
prever o que es excesiva con respecto a la actividad realizada
(la fatiga es uno de los síntomas más comunes y
problemáticos de la EM)
– Problemas de vejiga e intestinales: necesidad de orinar con
frecuencia y/o urgencia, vaciamiento incompleto o vaciamiento en
momentos no apropiados; estreñimiento y, rara vez,
pérdida del control de esfínter (incontinencia)
Sexualidad e
intimidad: impotencia, excitación disminuida,
pérdida de sensación placenteras insensibilidad al
calor: el
calor provoca muy frecuentemente un empeoramiento pasajero de los
síntomas
– Trastornos cognitivos y emocionales: problemas con la memoria a
corto plazo, la concentración, el discernimiento o el
razonamiento.

Diagnóstico

El neurólogo se basa en la historia clínica y en
la exploración física del paciente.
Por eso es muy importante que éste explique al
médico todos los detalles y síntomas que haya
notado.
La EM temprana puede presentar una historia de síntomas
vagos que tal vez se hayan mitigado espontáneamente y
muchos de estos signos
podrían atribuirse a diversas enfermedades. Por
consiguiente, puede pasar cierto tiempo y tal
vez haya un proceso
diagnóstico prolongado antes de que se sugiera la
presencia de EM.

El diagnóstico de la esclerosis múltiple
es esencialmente clínico, no hay pruebas
específicas para esta enfermedad y ni una sola es
totalmente concluyente. En consecuencia, para pronunciar un
diagnóstico de EM se necesitan varios procedimientos,
que comprenden las siguientes exploraciones:

– Historia clínica

El médico pide una historia clínica, que
incluye el registro anterior
de signos y síntomas así como el estado
actual de salud de la
persona. El
tipo de síntomas, su comienzo y su modalidad pueden
sugerir EM, pero se necesita un reconocimiento físico
completo y pruebas médicas para confirmar el
diagnóstico.

– Reconocimiento neurológico

El neurólogo busca anomalías en las
vías de los nervios. Algunos de los signos
neurológicos más comunes comprenden cambios en los
movimientos oculares, coordinación de las extremidades,
debilidad, equilibrio, sensación, habla y reflejos. Sin
embargo, con este reconocimiento no se puede llegar a la
conclusión de qué es lo que provoca la
anomalía y, por tal motivo, deben eliminarse otras causas
posibles de enfermedad que producen síntomas similares a
los de la esclerosis múltiple.

– Pruebas de potenciales evocados auditivos y
visuales

Cuando hay desmielinización, es posible que la
conducción de mensajes por los nervios se haga más
lenta. Los potenciales evocados miden el tiempo que le lleva al
cerebro recibir e
interpretar mensajes. Esto se hace colocando en la cabeza
electrodos pequeños que monitorizan las ondas cerebrales
en respuesta a estímulos visuales y auditivos.
Normalmente, la reacción del cerebro es casi
instantánea pero, si hay desmielinización en el
sistema nervioso
central, puede haber una demora. Esta prueba no es invasora
ni dolorosa y no requiere hospitalización.

– Formación de imágenes
por resonancia magnética nuclear

La resonancia magnética es una de las pruebas de
diagnosis más reciente, que obtiene imágenes muy
detalladas del cerebro y la médula espinal,
señalando cualquier zona existente de esclerosis (lesiones
o placas). Si bien es la única prueba en la que se pueden
ver las lesiones de la esclerosis múltiple, no puede
considerarse como concluyente, en particular porque no todas las
lesiones pueden ser captadas por el escáner y
porque muchas otras enfermedades pueden producir anomalías
idénticas.

– Punción lumbar

Se extrae el líquido de la médula
introduciendo una aguja en la espalda y retirando una
pequeña cantidad de líquido para analizar si en
él existen anomalías propias de la esclerosis
múltiple. Los síntomas iniciales pueden ser
pasajeros, vagos y confusos, tanto para la persona afectada como
para el médico. Los síntomas invisibles o
subjetivos son frecuentemente difíciles de comunicar a los
médicos y profesionales sanitarios y, a veces, se pueden
considerar como manifestaciones psicosomáticas.

Prevención

La causa es, hasta el momento, desconocida, por lo que
su prevención no es posible.

Es recomendable realizar visitas periódicas al
neurólogo para que haga un seguimiento de la enfermedad,
puesto que es él quien mejor puede aconsejar e informar de
los tratamientos a seguir en cada fase de la evolución de
la enfermedad o de las complicaciones que pueden
aparecer.

La incapacidad suele ser progresiva, lenta y, en
ocasiones, irreversible por la aparición intermitente de
nuevas placas escleróticas. Pero también es posible
observar una cierta recuperación, ya que la
conducción a través de las lesiones recientes puede
mejorar.

Según las características de la
enfermedad, los problemas psicológicos de las personas con
esclerosis múltiple no sólo dependen de los
síntomas clínicos, sino también de la
inseguridad
del pronóstico. De hecho, para las personas con mejor
pronóstico también persiste el temor a un
agravamiento y a quedarse en una silla de ruedas.

Tipos

El curso de la EM no se puede pronosticar. Algunas
personas se ven mínimamente afectadas por la enfermedad, y
en otras avanza rápidamente hacia la incapacidad total;
pero la mayoría de afectados se sitúa entre los dos
extremos. Si bien cada persona experimenta una combinación
diferente de síntomas de EM, hay varias modalidades
definidas en el curso de la enfermedad:

– EM con recaídas o remisiones: En esta
forma de EM hay recaídas imprevisibles (exacerbaciones,
ataques) durante las cuales aparecen nuevos síntomas o los
síntomas existentes se agravan. Esto puede tener una
duración variable (días o meses) y hay una
remisión parcial e incluso una recuperación total.
La enfermedad puede permanecer inactiva durante meses o
años.

– EM benigna: Después de uno o dos brotes
con recuperación completa, esta forma de EM no empeora con
el tiempo y no hay incapacidad permanente. La EM benigna
sólo se puede identificar cuando hay una incapacidad
mínima a los 10-15 años del comienzo, e
inicialmente habrá sido calificada como EM con
recaídas o remisiones. La EM benigna tiende a estar
asociada con síntomas menos graves al comienzo.

– EM progresiva secundaria: En algunas personas
que tienen inicialmente EM con recaídas y remisiones, se
desarrolla posteriormente una incapacidad progresiva en el curso
de la enfermedad, frecuentemente con recaídas
superpuestas.

– EM progresiva primaria: Esta forma de EM se
caracteriza por la ausencia de ataques definidos, pero hay un
comienzo lento y un empeoramiento constante de los
síntomas. Se produce una acumulación de
deficiencias e incapacidad que puede estabilizarse en determinado
momento o continuar durante meses y años.

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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