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Intervención Organizacional: Algunas consideraciones metodológicas



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Consideraciones
      metodológicas generales
    3. Etapas o
      momentos metodológicos de una intervención
      organizacional
    4. Referencias

    RESUMEN

    El proceso de
    intervención organizacional implica generar una realidad
    social nueva a partir de otra pre-existente. La naturaleza
    esencialmente social -más que técnica- de este
    proceso implica que los conocimientos que le sirven de sustento
    se irán
    constituyendo a lo largo de un proceso interactivo en el cual
    debieran tener cabida todos los actores sociales involucrados en
    él. A partir de esos conocimientos sobre el entorno y
    sobre la realidad organizacional existente se pueden modelar
    situaciones organizacionales futuras que den respuesta a los
    problemas que
    dieron origen a la intervención. Cuando se diseña
    la metodología de intervención es
    fundamental tener presente tres elementos que se dan en cada una
    de las etapas de desarrollo y
    que se relacionan con el carácter intencional de toda
    intervención. La direccionalidad, esto es, hacia
    dónde queremos ir.

    La viabilidad que es la confrontación entre lo
    que queremos hacer y lo que podemos hacer. Y la operacionalidad
    que es la confrontación entre los modelos
    concebidos a nivel teórico y su posterior
    implementación práctica. En todo el proceso que va
    desde el
    conocimiento de la realidad organizacional existente hasta el
    modelamiento e implementación de una realidad futura se
    pueden distinguir, al menos, cuatro momentos metodológicos
    básicos. La etapa de diagnóstico en la cual se da cuenta de la
    realidad de partida y se precisan los objetivos de
    la intervención.

    La etapa normativa en la cual se define y modela la
    situación organizacional futura a la cual se desea llegar.
    La etapa estratégica en la cual se definen los caminos
    para llegar desde un punto al otro. Y la etapa de
    transformación en la cual se construye la nueva realidad
    organizacional. El carácter metodológico de todas
    estas etapas debe ser, por un lado, fundamentalmente interactivo,
    como lo contrapuesto a lineal y, por otro lado,
    participativo.

    El entorno en el que se mueven las organizaciones de
    trabajo
    –cualquiera sea su naturaleza- hoy en día ha
    cambiado drásticamente. Esto es un hecho y en su origen
    hay múltiples factores que van desde el surgimiento de
    nuevas formas y nuevas herramientas
    de comunicación hasta una nueva realidad
    económica, política y social
    cuyo elemento esencial es el cambio
    permanente, rápido y, muchas veces, sorpresivo y
    difícilmente predecible. Al mismo tiempo, al
    interior de las organizaciones es tanta la diversidad de recursos materiales y
    humanos que existe actualmente – recursos también en
    permanente cambio dados los niveles de innovación
    tecnológica alcanzados- que obliga a disponer de
    procesos de
    gestión
    cada vez más sofisticados para que se logre poner esos
    recursos al servicio
    eficiente de los objetivos y metas organizacionales.

    Se podría decir, entonces, que dinámica y transformación es lo que
    determina la vida de las organizaciones sociales en la
    actualidad.

    Frente a esta realidad, la pregunta que cabe plantearse
    es cómo esas organizaciones deben enfrentar el cambio para
    mantener sus niveles de eficacia o
    eficiencia;
    incluso a veces tan sólo para sobrevivir.

    Para responder esta interrogante, la primera observación que es importante destacar se
    relaciona con la actitud
    fundamental con la cual los responsables de la
    organización debieran enfrentar el cambio. Dicha
    actitud no debiera ser reactiva, como frecuentemente lo es. Por
    el contrario, debiera ser proactiva y planificada de manera tal
    que se pueda garantizar que la direccionalidad del cambio sea la
    deseada. Es en este sentido que se abre paso el concepto de
    intervención organizacional, entendida como un conjunto de
    acciones
    específicamente definidas para diseñar, implementar
    y hacer el seguimiento de un proceso de cambio
    organizacional.

    En este escenario, cualquier organización debe armonizar, al menos,
    cuatro aspectos para lograr los niveles de eficiencia y eficacia
    aceptables:

    • Su capacidad para detectar e interpretar
      correctamente los cambios significativos que se dan en el
      entorno
    • Su capacidad para desarrollar los instrumentos que le
      permitan hacer frente a dichos cambios, desde el desarrollo o
      adquisición de nuevas
      tecnologías hasta el diseño de las estrategias
      para responder a los cambios políticos
    • La correcta definición de los requerimientos
      internos que le permitan lograr un procesos de mejoramiento
      continuo y responder, así, a las expectativas sociales
      en el caso de las organizaciones estatales o a las expectativas
      del mercado en
      el caso de la empresa
      privada y
    • La capacidad para redefinir permanentemente los
      requerimientos individuales y sociales del recurso humano que
      conforma los equipos que dan vida y permiten el desarrollo de
      la organización.

    La intervención organizacional se puede dar sobre
    cualquiera de los elementos que le permiten a las organizaciones
    armonizar esos cuatro aspectos que hemos señalado. Algunos
    teóricos del tema proponen un modelo general
    que considera tres objetos fundamentales sobre los cuales se
    puede realizar una intervención organizacional: las macro
    estructuras
    organizacionales y los objetivos y políticas
    que les sirven de base de sustentación, los procesos de
    trabajo que se dan a su interior y las políticas relativas
    a la gestión de los recursos
    humanos que los realizan.

    Veamos a qué necesidades responde una
    intervención organizacional en cada uno de esos
    ámbitos.

    Cuando la necesidad surge de cambios muy significativos
    ocurridos en el entorno -cambios de política de gobierno,
    crisis
    económica generalizada, etc- es conveniente implementar un
    proceso de planificación estratégica
    que abarque todos los niveles y áreas de la
    organización. Ello permitirá redefinir los
    objetivos, metas y políticas generales de la
    organización de manera que esta pueda sobrevivir en el
    nuevo escenario.

    Si la necesidad surge de problemas detectados en la
    productividad
    del trabajo o conflictos
    serios a nivel del clima laboral de la
    organización, la intervención se centrará en
    los recursos humanos. En este caso, el proceso de
    intervención organizacional corresponderá a lo que
    se denomina normalmente Desarrollo Organizacional.
    Una intervención en este campo se realiza para lograr uno
    o varios de los siguientes objetivos:

    • Integrar los intereses y las motivaciones de las
      personas con los objetivos y metas de la organización de
      manera tal que se genere una relación de ganar-ganar
      entre ambos.
    • Redistribuir el poder en la
      organización lo que puede significar descentralizar,
      delegar, aplanar, etc con el objetivo de
      disminuir elementos de distorsión en el procesos
      decisional producto de
      la lejanía entre quienes toman decisiones y la realidad
      concreta.
    • Redefinir los objetivos y políticas a nivel de
      ciertas unidades organizacionales cuando se detectan
      debilidades y asimetrías al interior de la
      organización.
    • Revitalizar la organización cuando se detecta
      una pérdida significativa de competitividad. Esto implica un proceso de
      auto-reflexión y análisis de las prácticas
      organizacionales a partir de la experiencia
      concreta.
    • Cuando se trata de organizaciones que tienen un
      componente tecnológico muy significativo, es adecuado
      instalar un proceso de aprender a aprender, es decir, promover
      y desarrollar la formación continua –en todas sus
      formas- como estrategia para
      incorporar con eficacia el cambio tecnológico
      permanente.

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