Homenaje personal al gran
José de Huelin, de profesión barbero
tradicional.
Quiero
comenzar aclarando en este momento, ya que antes o
después y gracias a las nuevas
tecnologías, este artículo de opinión
muy personalizada se va a leer en la red, y aunque que esta
historia real se
originó en esta habitación 507 de la
Clínica, debo reconocer que primero lo he escrito con
bolígrafo y sobre papel, eso si, reciclado.
La Historia que les voy a
contar es triste pero contada por mi amigo "Curro", de Algeciras,
es menos triste, sin dejar de ser verdad.
En Curro, todo es filtrado por una visión
optimista, su forma de encararse a los problemas le
hace sobrevolar ante las vicisitudes que la vida le pone al
paso.
La historia es la
siguiente; Curro por diversas circunstancias ha dado con sus
huesos en una
clínica, habitación 507, solo y desconociendo a
todo el personal.
Antes de entrar de lleno a
contar este relato, quiero hacer una defensa de la Nuevas
Tecnologías (para aquellos que no las necesitan),
nos proporciona muchísimas ventajas y grandes herramientas,
y para destacar una (nos acompaña en esta
aventura).
Como
contraposición, no por ello menos solvente, pero que para
la mayoría de opinión ha quedado obsoleto,
está el método
tradicional, no hacen grandes números, tienen en
común que deciden también personas, pero con unos
valores pocos
fluctuantes, más bien con principios a los
que se aferran y que calan en su persona, que
vienen desde varias generaciones, no saben de grandes cifras
decía, tampoco de grandes problemas, saben del día
a día y de las personas que miran a la
cara.
Son muchos días en
el hospital, más de 20 días, en esta
habitación 507 de la Clínica, muchos días,
demasiados. Una habitación de una clínica es, para
recuperarse de una enfermedad, estar controlado y en observación, pero en la 507, desde el
primer momento que entró Curro, la tomó como un
"Camarote", era además el puesto de mando de un petrolero
por el golfo Pérsico o el mostrador de un chiringuito de
una playa malagueña. Y todo gracias a sus largos estados
febriles que no cesaban ni sus inconvenientes, una jaqueca
impresionante.
Estos se acentúan
porque no se acostumbraba a llevar el pelo tan largo, el
pelo rizado cuando sube la temperatura
corporal, la cabeza parecía un surtidor y le
resultaba una incomodidad más. Sólo cesaba
cuando le ponen a través del gotero (ese largo brazo
ya inseparable) paracetamol o Nolotil, y allí queda
acurrucado en la cama y la habitación a oscuras empieza a
tener vida propia
Es viernes tarde, el fin
de semana que le espera, ¿será posible que la
fiebre no se ha
dado cuenta en que día vivimos?
¿Por qué la
fiebre no se va de Fin de Semana?
Página siguiente |