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Punteo de la teoría psicoanalítica (página 3)




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Apuntes de
clase
práctica

El superyó tiene que ver con el orden de una
prohibición. La libido es peligrosa porque si queremos
satisfacer nuestros deseos, tenemos un peligro exterior en
contra. Podemos perder nuestra vida por satisfacer nuestros
deseos ( el niño renuncia cumplir el deseo de acostarse
con la madre por proteger a su miembro viril y la niña
renuncia al amor del padre
para no dejar de ser amada)

La angustia es tomada como un fenómeno, Freud la traspasa
a la estructura,
pensar a la angustia en relación con la castración;
una falta; que no tiene palabra; que no tiene
representación.

 

EL CASO
JUANITO

Juanito tiene miedo por el padre:

-como producto de su
ambivalencia, asi como lo odia también lo quiere y por lo
tanto tiene temor de que algo le pase al padre.

-porque tiene miedo que le haga algo a él, y eso
es producto de la hostilidad hacia el padre (como Juanito odia al
padre, teme su venganza).

Juanito tenía impulsos incestuosos hacia la madre
y por lo tanto tiene miedo que el padre lo castigue en la medida
en que éste para él es un rival y lo odia, por lo
tanto tiene miedo a que el padre lo odie también, siente
miedo a la castración.

La emergencia de esa angustia difusa que aparece (antes
que la angustia se localice en un objeto específico, que
es el caballo), es la transformación de la libido
reprimida, que no se puede descargar; al no poder
descargarse porque hay una prohibición por parte del padre
(la libido es el deseo incestuoso en relación con la
madre) se transforma inmediatamente en angustia; después
esa angustia va a localizarse en un objeto: el caballo. Luego va
a haber una especie de desplazamiento donde ya Juanito pasa de
tener miedo a los caballos a tenerle miedo a los medios de
transporte en
general.

Juanito se niega a salir a la calle por temor a los
caballos. ¿Dónde está aquí el
síntoma?, ¿en la angustia?, ¿en la
restricción a moverse libremente?, ¿en el caballo
como objeto elegido?; ¿dónde está la
satisfacción que Juanito se prohíbe?

Vemos que se trata de un miedo muy concreto: el
temor a que lo muerda un caballo. El análisis de Juanito revela un conflicto de
ambivalencia: odia y ama al mismo tiempo a su
padre. Su fobia debe ser una tentativa de resolución de
dicho conflicto, el cual en este caso no se resuelve al triunfar
una de las dos tendencias. Juanito reprime el impulso hostil
hacia su padre, pues antes había visto cómo se
hería un caballo y un compañerito que lo montaba al
caerse juntos, asaltándose entonces el deseo de que a su
padre le pasara lo mismo.

En esta fobia la angustia no es el síntoma. Si
Juanito, enamorado de su madre, mostrara miedo al padre, esto no
significaría ni una neurosis ni una
fobia, simplemente una expresión de sus sentimientos. Lo
que hace de esta reacción una neurosis es simplemente la
sustitución del padre por el caballo. Este desplazamiento
es lo que constituye el síntoma, que permite resolver la
ambivalencia. Lo resuelve desplazando uno de los dos impulsos de
Juanito sobre el caballo u objeto sustituto. Podríamos
aquí preguntarnos ¿si Juanito deriva el impulsos
hostil hacia el caballo, porqué no lo agrede en lugar de
tenerle miedo? Si Juanito lo hubiera directamente agredido, la
represión no habría modificado en absoluto el
carácter agresivo del impulso instintivo,
sino sólo su objeto. Esto nos lleva a pensar que en
Juanito ha ocurrido algo más.

La representación de ser devorado por el padre
(mordido por el caballo), es un antiquísima
representación típica infantil, lo que a su vez es
la expresión de un impulso amoroso pasivo: ser amado por
el padre, en el sentido genital, aunque se exprese en la fase de
transición de lo oral a lo sádico
(regresión). Pero esto, ¿se trata sólo de
una sustitución de la representación por una
regresión a imágenes
primordiales (ser devorado por el padre) o de un rebajamiento
regresivo real de lo genital a lo oral y sádico? No es
fácil decidirlo. El caso del hombre de los
lobos parece confirmar la segunda alternativa, pues dio muestras
de impulsos sádicos y neurosis obsesiva.

Por lo tanto, el yo no utiliza sólo la
represión: también recurre a una regresión
y, una vez instalada ésta, puede luego seguir una
represión.

Los casos de Juanito y del hombre de los lobos sugieren
otras reflexiones. En ambos casos el impulso hostil hacia el
padre queda reprimido por su transformación en lo
contrario: en vez de agredir al padre, éste (lobo o
caballo) agrede al sujeto. Pero también se ha reprimido el
impulso amoroso pasivo, y también el impulso amoroso hacia
la madre. O sea aquí se reprimieron varios impulsos, no
uno solo, y además hubo una regresión a fases
anteriores. En ambos casos encontramos también el miedo a
la castración: por este miedo abandona Juanito la
agresión contra su padre (y el miedo a la mordedura es el
miedo a la mordedura de sus genitales). En el hombre de
los lobos, la castración se aprecia en sus sueños.
En suma: en ambos casos es el miedo a la castración el
motivo de la represión. Las ideas angustiosas de ser
mordido por el caballo o devorado por el lobo son sustitutivos
deformados de la idea de ser castrado por el padre. El miedo
angustioso a la castración es una angustia real, miedo a
un peligro juzgado como verdadero. La angustia causa aquí
entonces la represión y no, como antes habíamos
dicho (Freud alude aquí a su primera teoría
sobre la angustia) que la represión cause la angustia, o
sea que la represión transforme el impulso instintivo en
angustia.

La angustia, concluímos, no nace nunca de la
libido reprimida. Sin embargo en casos como el coitus interruptus
o la abstinencia forzada se produce angustia a expensas de la
energía de la pulsión desviada. Podemos explicar
esto pensando que el yo sospecha peligros cuando hay un coitus
interruptus, ante los cuales reacciona con angustia, pero esta
hipótesis no conduce a nada. Los
análisis de las fobias anteriores parecen hacer más
sólida la hipótesis de que
la angustia produce la represión.

 

LAS DIFERENCIAS ENTRE EL SÍNTOMA Y LA
INHIBICIÓN

El síntoma es una forma de ligar la
angustia.

No debemos confundir inhibición con
síntoma. Inhibición significa restricción de
una función, y
no necesariamente es algo patológico. El síntoma es
en cambio
indicador de un proceso
patológico. Una inhibición puede pasar a ser
síntoma cuando la restricción funcional es grande,
o bien cuando aparece una función nueva. La
inhibición es una perturbación funcional del yo que
aparece en afecciones neuróticas.

En la inhibición hay una desviación de la
libido y su relación con la angustia es evidente: se
inhibe la función porque cumplirla sería
angustioso.

No debemos confundir inhibición con
síntoma. Inhibición significa restricción de
una función, y no necesariamente es algo
patológico. El síntoma es en cambio indicador de un
proceso patológico. Una inhibición puede pasar a
ser síntoma cuando la restricción funcional es
grande, o bien cuando aparece una función nueva. Ya que la
inhibición es una perturbación funcional del
yo que aparece en afecciones neuróticas, estudiemos
cómo ocurre este proceso en cuatro funciones: la
función sexual, la nutrición, la
locomoción y el trabajo
profesional.

Generalmente la función sexual aparece inhibida
en la impotencia psíquica (falta de placer, no erección, no eyaculación, etc). Otra
perturbación aparece en la perversión y el
fetichismo. En la inhibición hay una desviación de
la libido y su relación con la angustia es evidente: se
inhibe la función porque cumplirla sería
angustioso.

En la nutrición, la perturbación
más frecuente es la repugnancia al comer por
desviación de la libido. También puede haber
aumento del apetito derivada del miedo a morir de hambre.
Está también el vómito (defensa
histérica contra la alimentación) y la
negativa a comer por miedo a ser envenenado (psicosis).

La locomoción también puede aparecer
inhibida, como por ejemplo en la histeria o en la fobia (fobia a
caminar). En el trabajo
también se inhibe la función laboral, como por
ejemplo en la histeria (ataques que impiden trabajar normalmente)
y en la neurosis obsesiva (la puntillosidad hace imposible el
trabajo normal).

La inhibición es la expresión de una
restricción funcional del yo, lo cual puede obedecer a
causas diversas. Primeramente, puede deberse a que la
función a realizar tiene la significación de un
acto sexual, y entonces se inhibe la función porque dicho
acto está prohibido (por ejemplo el escribir o el andar
como expresión del acto sexual). El yo renuncia a dichas
funciones para no entrar en conflicto con el ello. También
otras inhibiciones tienen el sentido del autocastigo: no hacer la
función porque ello traería éxito
(por ejemplo en el trabajo) y esto está prohibido por un
superyo severo. En este caso el yo evita un conflicto con el
superyo. En inhibiciones más generales, la
inhibición se debe a un empobrecimiento de la
energía, ya que ésta está
consumiéndose en alguna labor psíquica grave
(duelo, represión, etc). En síntesis:
las inhibiciones son consecuencia de un empobrecimiento
energético. En cambio el síntoma no puede ser ya
descripto como un proceso en el yo.

El síntoma sería un sustituto de
una no lograda satisfacción pulsional, un resultado de la
represión. Por la represión, el yo logra que la
representación sustentadora del superyo rehúse
hacerse conciente.

Por la represión, la liberación de la
pulsión aparece como displacentera en lugar de placentera
(transformación de los afectos). El yo puede ejercer mucha
influencia sobre el ello. Cuando el yo lucha contra la pulsion
del ello, da una 'señal' de displacer para alcanzar su
propósito con la ayuda del principio del placer, instancia
casi omnipotente. ¿De dónde saca el yo la
energía para dar esta señal de displacer? La saca
de la representación a reprimir y la convierte en
displacer (angustia). El afecto reprimido es transformado en
angustia, y así el yo resulta ser la sede de la angustia.
No se crea aquí nueva energía: se toma la
energía de lo reprimido y se la convierte en
angustia.

El síntoma surge de la pulsion obstruída
por la represión. Cuando gracias a la señal de
displacer o angustia logra el yo su propósito de dominar a
la pulsion, no logramos saber nada sobre la represión:
sólo cuando ésta fracasa podemos comprender algo de
ella. La pulsión encuentra un sustituto de su
satisfacción en el síntoma, el cual no es
placentero y sí es obsesivo. Esta sustitución
impide la descarga por medio de la motilidad: el síntoma
no se transforma en acción.
Por tanto el yo opera bajo la influencia de la realidad exterior
excluyendo de esta realidad el éxito del proceso
sustitutivo.

La lucha no termina con la formación del
síntoma, y suele seguir con una lucha contra el
síntoma mismo. En efecto, el yo busca suprimir el
síntoma por ser algo extraño y aislado en la vida
anímica, y busca además integrarlo a ella. Esto se
ve especialmente en los síntomas histéricos, donde
es posible discriminar por un lado la pulsión y por el
otro el castigo. Así, el yo busca integrar el
síntoma extraño. Incluso se ha exagerado esta
situación diciendo que el yo crea los síntomas para
sacar de ellos alguna ventaja. Síntomas obsesivos y
paranoicos aportan al yo una satisfacción narcisista, de
otro modo inaccesible. Por ejemplo los obsesivos se creen los
mejores. La ventaja secundaria de la enfermedad apoya la
tendencia del yo a incorporar el síntoma y fortalecer su
fijación. Por esto es tan difícil atacar el
síntoma en la terapia. 

 

 

EL CONCEPTO DE
PULSIÓN. EL CIRCUITO PULSIONAL

Concepto: El inconsciente sostuvo que sus
contenidos son "representantes de la pulsión". El concepto
de pulsión reemplaza a la clásica idea de instinto,
siendo esta una noción límite entre lo
somático y lo psíquico. Estos contenidos se
encuentran en forma de "fantasías", "textos imaginarios",
a los cuales se liga la pulsión y pueden identificarse
como verdaderas puestas en escena del "deseo".

Concepto fronterizo: con lo anímico y lo
somático. La pulsión es el representante
psíquico de lo somático. No se distingue con la
pulsión y su agente representante psíquico, es un
representante psíquico de los estímulos del
interior del órgano que alcanza el alma. Medida
de exigencia de trabajo: es impuesta a lo psíquico por la
trabazón con lo corporal. Tiene la estructura de una
orden. Presión
que empuja a hacer. Es endógena. Excitación,
empuje, fuerza. Fuerza
que sale y se une a la representación. Cuando se une esa
fuerza (libido) con la representación, surge la
pulsión. La pulsión busca satisfacción
(meta) y lleva al deseo.

La pulsión se caracteriza por
presentar:

  • Esfuerzo: su factor motor, la suma
    de fuerza o la medida de exigencia de trabajo que ella
    representa.
  • Fuente: sería el origen de esta pulsión
    relacionada con la zona erógena,
  • Fin o meta: que es la realización
    satisfacción de esa pulsión. Se puede hablar de
    una meta inhibida en el caso de procesos a
    los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la
    satisfacción pulsional pero después experimenten
    una inhibición o desviación.
  • Objeto que a diferencia del instinto nunca es un
    objeto fijo. Es por lo que siempre alcanza la meta, es lo
    más variado de la pulsión, no está
    enlazado con ella, sino que se coordina para posibilitar la
    satisfacción. Puede ser objeto ajeno o del propio
    cuerpo. Un objeto se puede utilizar para la satisfacción
    de diferentes pulsiones

Freud distingue entre un estímulo que es
exógeno, opera de un solo golpe y es discontinuo, y la
pulsión que es una fuerza constante, endógena y
continua.

Los destinos de las pulsiones son:

  • El trastorno (transformación en lo contrario),
    cambio de un fin activo (mirar o pegar) a un fin pasivo (ser
    mirado, ser pegado)
  • La vuelta hacia la propia persona, ligado
    a lo anterior: el sadismo (pegar) deviene masoquismo (pegarse)
    , el mirar en ser mirado (cambio de objeto)
  • La represión, es la defensa
    paradigmática de la neurosis. Transformación d lo
    pulsional en síntoma.
  • La sublimación, da cuenta de la posibilidad de
    satisfacer a una pulsión inhibiendo y desviando el fin.
    La pulsión sublimada logra eludir el destino de la
    represión

Circuito pulsional /Lacan): partimos de la
zona erógena, es decir un borde del que surge, como fuente
la pulsión, realizando un circuito que consiste en volver
a la misma zona, recortando un objeto, el objeto a. el fin de la
pulsión es la satisfacción. La pulsión parte
de la zona erógena y vuelve a ella, esa es la
satisfacción, así se recorta el objeto y lo que
impulsa el movimiento de
ida y vuelta para que se sostenga el circuito es el drang
(empuje). Si el objeto es contingente no hay una
satisfacción de la pulsión referida a un objeto y
por eso la satisfacción se va a dar en el circuito
mismo.

PRIMER TEORÍA DE LAS PULSIONES: PULSIONES DEL
YO Y PULSIONES SEXUALES

Dos pulsiones principales, según las dos grandes
necesidades: hambre y amor. Hecho biológico de que el
individuo vivo
sirve a dos propósitos: su propia conversación y la
de la especie. En fin, las pulsiones yoicas y las pulsiones
sexuales.

Para Freud, el aparato psíquico está en
conflicto. Para que haya conflicto debe haber una
oposición.

  • Respirar, jugar: pulsiones de conservación o
    del yo
  • Reproducción: pulsiones sexuales (para
    conservar la especie)

Diferencia entre pulsiones sexuales y pulsiones de
auto-conservación. Las pulsiones sexuales son
plásticas; cambian de vía sus metas; admiten
fácilmente subrogaciones, dejándose sustituir una
satisfacción pulsional por otra. En cambio, las pulsiones
de auto-conservación son inflexibles, no admiten
diferimento, son imperativas (podemos decir que las sustenta el
superyó) y tienen una relación distinta tanto con
la represión como en la angustia. El hambre y la sed
tienen su base en una particularidad de las fuentes
pulsionales y por eso se las considera modelos.

La libido es la energía que caracteriza a las
pulsiones sexuales, esta libido se puede caracteriza r como
libido que inviste al yo o bien como una libido que inviste al
objeto. Si esta libido que es la energía de la
pulsión sexual, puede colocarse en el yo o en el objeto,
Freud va a decidir que el investimiento libidinal del yo es una
de las primeras definiciones que hay del narcisismo

Al ser humano, para que se mantenga la especie se le da
una cuota de placer.

Con el narcisismo, que es el amor al
propio yo se cae la 1er teoría y viene la 2da, que tiene
que ver con la compulsión de repetición.

Freud pensaba que el ser humano vivía de
satisfacción, de placer.

El ser humano elige lo que es displacentero en su vida.
Amamos y odiamos al mismo objeto. Somos movidos por el propio
principio del placer. Transgredimos el principio. La
pulsión oculta el camino a la satisfacción. El
efecto de la pulsión es de incompletad. La pulsión
engendra, genera la cultura y
también la realidad. La cultura y la realidad engendran la
pulsión.

Teoría de la libido, al comienzo, la
oposición entre pulsiones yoicas y pulsiones sexuales. El
yo se toma a sí mismo por objeto, se comporta como si
estuviera enamorado de sí mismo. Narcisismo; el yo es
siempre el principal reservorio de la libido, de él parten
las investiduras libidinosas de los objetos, y a él
regresan, la mayor parte de esa libido permanece de manera
continua dentro del yo. Sin cesar se trasmuda libido yoica en
libido de objeto, y libido de objeto en libido yoica. Libido como
energía psíquica en general.

La doctrina de las pulsiones descansa esencialmente en
consideraciones biológicas.

1er dualismo pulsional:

Pulsiones:

  • Sexuales-à
    pulsión (energía)
  • autoconservación o yoicasà interés
    (energía)

Pulsiones de meta inhibida = mociones pulsionales de
fuentes notorias y con una meta unívoca, pero que se
detienen en el camino hacia la satisfacción, de suerte que
sobrevienen una duradera investidura de objeto y una
aspiración continua.

 

 

SEGUNDA TEORÍA DE LAS PULSIONES: PULSIONES DE
VIDA Y PULSIONES DE MUERTE

Con la introducción del concepto de narcisismo el
yo es tomado como objeto de amor. Si la libido va hacia el yo,
todo el aparato se rige por la libido

(Cambio de la teoría)

Segunda teoría de las pulsiones: las pulsiones
sexuales corresponden al Eros y las pulsiones de agresión
cuya meta es la destrucción.

2do dualismo pulsional

  • Pulsión de muerte
  • Pulsión de vida

Freud descubre que el narcisismo es el investimiento
libidinal ( de energía sexual) del yo y el yo es
sinónimo , en la primer teoría de las pulsiones, de
lo que corresponde a las pulsiones de autoconservación o
yoicas. Todas las pulsiones serían sexuales porque el yo
también se sexualiza. Las pulsiones de
autoconservación son también sexuales.

En 1920 abandona el primer modelo
pulsional y va a reintroducir una segunda forma de
división de las pulsiones:

  • Pulsiones de vida: quedan incluidas las dos pulsiones
    que Freud describía como pulsiones sexuales y de
    autoconservación.
  • Pulsiones de muerte:

Freud llega a la noción de pulsión de
muerte en base a la experiencia clínica con el sadismo y
el masoquismo, y la otra observación clínica según la
cual había determinado sujetos que repetían
permanentemente experiencias displacenteras o que permanentemente
sufrían traumatismos. Freud toma todas estas situaciones
para plantear que el motor del aparato psíquico ya no es
el principio de placer , sino algo que está más
allá, y que es la pulsión de muerte, que Freud va a
conceptualizar con un término hipotético que es la
compulsión de repetición, que sería la
expresión de esta pulsión de muerte.

La tendencia en el aparato psíquico es a la
descarga absoluta de toda tensión, justamente la
pulsión de muerte es una tendencia que existe en todo
sujeto a retornar desde el estado de
vida a uno anterior, inanimado (a la muerte, por
una especie de mecanismo regresivo).

Freud dice que, al mismo tiempo que está la
tendencia hacia la muerte está la tendencia hacia la vida
y por eso él mantiene el dualismo pulsional.

Las pulsiones agresivas nunca están solas, sino
siempre ligadas con las eróticas.

En más allá del principio de placer fue
necesario atravesar la problemática del inconsciente para
situar fenómenos que revelan que los seres humanos no se
comportan de acuerdo al principio del placer.

Observaciones a las cuales introduce su
modificación de la teoría pulsional:

  • El retorno del acontecimiento traumático en
    los sueños de las neurosis
    traumáticas.
  • La búsqueda activa de la repetición de
    lo igual en los juegos
    infantiles.
  • El encuentro con lo mismo en las neurosis de
    destino.
  • La repetición en transferencia de lo
    más traumático, que se sustrajo del sepultamiento
    del complejo de Edipo.

Los fenómenos que Freud abarca ahora le revelan
que no obedecen al principio de placer, pareciera que placer y
displacer borronearan sus límites,
como polos opuestos de una serie.

Freud à comportamiento
psíquico: un comportamiento que busca el equilibrio. En
términos económicos consiste en la reducción
de la cantidad.

El Icc reprimido implica asociaciones y recuerdos. Las
repeticiones en la neurosis traumática, en los juegos
infantiles ( el juego del
fort-da), la transferencia son repeticiones que consisten en un
despliegue que consiste en una secuencia de acciones en
donde predomina lo displaciente, el dolor psíquico.
Ejemplo: Freud menciona cuestiones que no han logrado la
tramitación normal del complejo de Edipo (su
sepultamiento) y reaparecen en transferencia con la misma
connotación traumática asignada por el fracaso y la
desilusión del anhelo edípico.

Concepción de un psiquismo que no responde al
principio de placer ni tiende a una homeostasis
placentera.

Entonces Freud inaugura la segunda teoría
pulsional donde las pulsiones de auto-conservación del yo
y las pulsiones sexuales, opuestas en la primera, pasan a
constituir la pulsión de vida o Eros, y la tendencia
demoníaca descubierta, la pulsión de muerte o
Tánatos. El yo sexualizado borra la marca de la
desexualización de la pulsión de
auto-conservación y es lo que conduce a la
reformulación de la teoría pulsional.

Todo ese empuje constante de la pulsión adquiere
su dimensión psíquica en tanto puede articularse a
la representación. Una operación por la cual la
pulsión ingresa a lo psíquico que procesa la
materia sobre
la cual se produce toda elaboración psíquica
posible, que conducía a la pulsión a sus destinos:
represión, fin inhibido, sublimación. Hay un exceso
de cantidad que no entra en el procesamiento, que no admite su
expresión en lo psíquico y que corresponde al
trauma.

Sadismo y masoquismo.

Sadismo: la satisfacción sexual se anida a la
condición de que el objeto sexual padezca, dolores,
maltratos y humillaciones. Masoquismo: la necesidad consiste en
ser uno mismo ese objeto es maltratado. Cierto ingrediente de
ambas aspiraciones es acogido en la relación sexual
normal, y que las designamos como perversiones cuando refrenan a
las otras metas sexuales y las reemplazan por sus propias metas.
Sadismo nexo con la masculinidad ( para poder penetrar el hombre
tiene que hacer sentir dolor a la mujer) y el
masoquismo con la feminidad( puesto que la mujer debe sentir
dolor al ser penetrada).

Hay una mezcla entre ambas clases de pulsión, del
Eros con la agresión; es el nexo
paradigmático.

Todas las mociones pulsionales consisten en tales
mezclas o
aleaciones de
las dos variedades de pulsión. Entonces las pulsiones
eróticas introducirían en la mezcla la diversidad
de sus metas sexuales, en tanto que las otras sólo
consentirían aminoramientos y matices de su tendencia. Las
mezclas pueden también descomponerse, y a tales desmezclas
de pulsiones las más serias consecuencias para la
función (tensión cero; estabilidad
inorgánica).

Problema del masoquismo: sus componentes
eróticos; una aspiración que tiene por meta la
destrucción de sí. El yo incluye originariamente
dentro de sí todas las mociones pulsionales. El masoquismo
es más antiguo que el sadismo, y este es la pulsión
de destrucción vuelta hacia fuera, que así cobra el
carácter de la agresión. La pulsión de
destrucción la podemos percibir bajo dos condiciones: que
se haya conectado con pulsiones eróticas para formar el
masoquismo o que se vuelva hacia el mundo exterior como
agresión. El valor de la
posibilidad de que la agresión no pueda hallar
satisfacción en el mundo exterior por chocar con
impedimentos reales. Una agresión impedida parece implicar
grave daño,
como si debiéramos destruir a otras personas o cosas para
no destruirnos a nosotros mismos.

Las pulsiones no rigen sólo la vida
anímica, sino también la vegetativa.

 

 

LA COMPULSIÓN DE
REPETICIÓN

Las vivencias olvidadas y reprimidas de la primera
infancia se
reproducen en el curso del trabajo analítico en
sueños y reacciones que dan cuenta de algo que contradice
al principio de placer; una compulsión de
repetición que va más allá del principio de
placer.

Alguna vez la vida surgió de la materia
inanimada, tiene que haber nacido en ese momento, una
pulsión que quisiera volver a cancelarla, reproducir el
estado
inorgánico. En conclusión hablamos de la
pulsión de muerte que no puede estar ausente de
ningún proceso vital. De la acción eficaz y
contraria de las pulsiones erótica y las pulsiones de
muerte surgen los fenómenos de la vida, al que la muerte
pone término.

Esta compulsión a la repetición se observa
en el tratamiento
psicoanalítico dónde a través de la
transferencia, el paciente repite experiencias de su infancia.
Entonces es un proceso inconciente e incoercible por el cual el
sujeto se sitúa activamente en situaciones
penosas.

En el caso de la neurosis obsesiva una compulsión
de repetición en cuanto a la necesidad de castigo (entre
los deseos masoquistas) que interviene en toda contracción
de neurosis. Esta necesidad de castigo se comporta como un
fragmento de la conciencia
moral
(superyó), como la continuación de nuestra Cc moral
en lo Icc, una porción de agresión interiorizada y
asumida por el superyó. Superyó interviene en la
formación del síntoma.

 

EL CONFLICTO PSÍQUICO

Se entiende sobre la base de dualidades. Freud formula
primero una dualidad tópica, después una dualidad
de tipo dinámica, luego una dualidad estructural y
una dualidad sobre la base de funcionamiento del aparato
psíquico.

  • Dualidad tópica: dualidad con la
    que Freud se maneja en los primeros trabajos de su obra. El
    sujeto tiene una serie de deseos que van a ser conceptualizados
    como inconcientes, después de 1900 va a postular que hay
    una serie de normas que
    prohíben la realización de estos deseos. La
    prohibición puede ser externa y cuando ya existe en el
    interior del sujeto, constituida por el superyó, esta ya
    es interna. Aquí aparece una primera noción de
    conflicto entre una tendencia que pugna por llegar a la
    conciencia y algo que se opone a que esta tendencia llegue a
    ella.
  • Dualidad dinámica: implica una
    lucha entre pulsiones en un primer momento es entre las
    pulsiones del yo o de autoconservación y las pulsiones
    sexuales: conflicto entre la sexualidad y
    la autoconservación. En el caso de que triunfe la
    sexualidad, los órganos que ejercen las funciones yoicas
    o de autoconservación habituales pueden quedar bajo el
    dominio de
    la pulsión sexual. En el caso de que triunfen las
    pulsiones de autoconservación, estas son las que cierran
    este camino a la realización de este deseo sexual,
    actuando como una censura, por lo tanto la sexualidad no puede
    desarrollarse en su realización.En 1920 la dualidad es
    entre pulsiones de vida y pulsiones muerte.
  • Dualidad estructural: la lucha se da
    entre el yo organizado y coherente y ello receptáculo de
    las pulsiones, sobre todo las pulsiones sexuales que
    permanentemente pugnan por su descarga, entonces el conflicto
    es entre el yo y el ello. Ahora el deseo está
    conceptualizado como ello y hay algo que se opone a la
    realización de este deseo que ahora es el yo (instancia
    que ejerce los mecanismos de defensa).
  • Dualidad sobre la base del funcionamiento del
    aparato psíquico
    : es la basada en los principios del
    funcionamiento del aparato psíquico. Toda neurosis
    está ligada al alejamiento de la realidad, y Freud
    plantea que la oposición es entre principio de placer y
    principio de realidad.
  • Principio de realidad: rige el
    funcionamiento psíquico y corrige las consecuencias
    del principio de placer en función de las condiciones
    impuestas por el mundo exterior. Si para freud, el principio
    de placer lleva a la búsqueda de la
    satisfacción por los caminos más cortos, el
    principio de realidad viene a regular esta búsqueda.
    Principio de realidad: es el sistema de
    percepción-conciencia. Rige en el
    sistema conciente preconciente.
  • Principio de nirvana: hay una
    permanente tendencia del aparato psíquico a reducir
    todas las tensiones a cero, a anular todo tipo de tensiones o
    que desaparezca la energía. Es la necesidad de toda
    persona de retornar a un estado similar al de la muerte, de
    lo animado a lo inanimado.
  • Principio de constancia: es el
    fundamento económico del principio de placer, por el
    cual el aparto psíquico buscaría mantener
    constante su nivel de excitación por medio de diversos
    mecanismos de autorregulación. Es la reducción
    de tensiones al igual que el principio de nirvana pero no
    tiende a llevarlas a un nivel cero sino a un nivel constante
    y uniforme.

Freud relaciona la noción de conflicto con tres
conceptos: fijación, regresión y
frustración. Es decir: conflicto psíquico y estos
tres conceptos forman un conjunto de cuatro elementos
interrelacionados entre si que intervienen siempre en la
génesis de un cuadro psicopatológico.

Conflicto psíquico: ante la existencia de un
conflicto psíquico por un factor desencadenante,
generalmente una frustración, el sujeto regresa a un punto
de fijación disposicional. Los puntos de fijación
son los que Freud ubica en las distintas fases de evolución de la libido.

Frustración: es la condición del
sujeto que ve negada la satisfacción de una demanda
pulsional (frustración externa); pero también es la
condición por la cual el sujeto se niega a sí mismo
la satisfacción de una demanda pulsional (es la
frustración interna).

 

MODOS DEFENSIVOS: REPRESIÓN,
RENEGACIÓN Y FORCLUSIÓN. MECANISMOS DE
DEFENSA

Los mecanismos de defensa son un conjunto de operaciones que
pone en marcha el yo para protegerse frente a las pulsiones, a
causa del displacer que la satisfacción de estas le
origina. La satisfacción de una pulsión es
placentera para una instancia (el ello), pero displacentero para
otra (el superyó).

La defensa afecta tanto a la pulsión como a sus
representantes: la idea y el afecto, se trata de una defensa
contra afectos. No querer sentir ninguna sensación
dolorosa es el motivo inicial y final de toda defensa.

Con la formulación de la segunda teoría de
la angustia se hace evidente que es esta la que inicia el proceso
defensivo.

Preservar al yo de la angustia, mantenerlo en un estado
de equilibrio es la función primordial de la defensa y de
las sustituciones sintomáticas:

Mecanismos:

  • Regresión: es un mecanismo de defensa
    que significa volver a un momento del pasado, siempre incluye
    una noción temporal, según a que punto de
    fijación regresa la libido, aparecerá un tipo
    especial de patología.
  • Represión: operación por medio
    de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el
    inconciente representaciones ligadas a una pulsión. La
    represión se produce en aquellos casos en que la
    satisfacción de una pulsión (susceptible de
    provocar en si misma placer) ofrecería el peligro de
    provocar displacer. Si bien es considerada mecanismo de
    defensa, la represión es a la vez la acción que
    constituye al inconciente como dominio separado del resto del
    psiquismo. Se halla presente tanto en la normalidad como en las
    diferentes afecciones neuróticas. El empleo de la
    represión como forma aislada de defensa es poco
    frecuente, ya que el retorno de lo reprimido, por el fracaso de
    la represión, suele poner en marcha los restantes
    métodos
    defensivos que desencadenarán los diferentes cuadros
    psicopatológicos. El papel del yo en la formación
    de aquellos compromisos denominados síntomas consiste en
    el uso de un especial método
    de defensa contra una particular exigencia pulsional, que se
    repite exactamente con el retorno estereotipado de la misma
    exigencia
  • Renegación: implica una
    eliminación de una percepción, porque esa
    percepción cuestiona una creencia. Es una
    operación defensiva que consiste en utilizar una
    creencia que actúa contrastando otra creencia. Las
    creencias pueden estar en el mismo sistema inconciente o pueden
    estar simultáneamente en la conciencia. Freud
    tiende a diferenciar la renegación de la
    represión, diciendo que la renegación no es el no
    saber algo en la conciencia de forma tal que esa idea
    permanezca reprimida, sino el que la conciencia no sabe algo
    respecto de la realidad (no respecto de algo que está en
    el sujeto). Negativa del sujeto a reconocer la realidad de una
    percepción negativa, por ejemplo. La ausencia de pene en
    la mujer.
  • Forclusión: es un concepto elaborado
    por lacan para designar un mecanismo específico de la
    psicosis por el cual se produce el rechazo de un significante
    fundamental, expulsado afuera del universo
    simbólico del sujeto. Cuando se produce este rechazo, el
    significante está forcluido. No está integrado en
    el inconciente, como en la represión, y retorna en forma
    alucinatoria en lo real del sujeto.

Mecanismos auxiliares

Neurosis:

-En la histeria de conversión à conversión (se trata de una
energía libidinal que se transforma en inervación
somática)

-Histeria de angustia o fobia: desplazamiento (mecanismo
conflictivo que interviene en la formación del contenido
manifiesto de los sueños y que desempeña importante
lugar en el establecimiento de algunos síntomas de
neurosis) y evitación (por medio de la
representación sustitutiva el temor proviene ahora de
cualquier objeto del mundo exterior relacionado por una cadena de
asociación)

-Neurosis obsesiva à formación reactiva (aquellos
comportamientos, hábitos, actitudes,
etc. de sentido directamente opuesto al de las tendencias que el
sujeto quiere conocer en sí.

 

VIAS DE FORMACIÓN DE
SÍNTOMAS

Todo síntoma es una formación de
compromiso. Los síntomas neuróticos son el
resultado de un conflicto. Las dos fuerzas separadas se
encuentran de nuevo en el síntoma y se reconcilian
mediante el compromiso que representa la formación de
síntoma. Este es mantenido de ambos lados, está
tanto el impulso como la defensa, de ahí la gran resistencia a que
el síntoma desaparezca o pueda ceder, porque en el
síntoma se satisface los dos polos del conflicto y el
síntoma no es más que el resultado de ese
conflicto.

Un síntoma es siempre la resolución de un
conflicto (resolución patológica).

Los síntomas neuróticos son el resultado
de un conflicto que se libera en torno de una
nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos fuerzas
que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma,
gracias al compromiso de la formación del síntoma.
Una de las dos partes envueltas es la libido insatisfecha,
rechazada por la realidad, que ahora tiene que buscar otros
caminos para su satisfacción, a través del camino
de la regresión y aspirar a satisfacerse dentro de una de
las organizaciones ya
superadas por medio de uno de los objetos que resignó
antes. La libido es cautivada por la fijación que ella ha
dejado tras sí en esos lugares de su desarrollo.

La libido alcanzará entonces una
satisfacción real (que difiere de la normal).

El síntoma se engendra como un retoño del
cumplimiento del deseo libidinoso inconciente, (tras la
regresión y fijación a uno de esos hechos en la
infancia que fueron reprimidos) desfigurado de manera
múltiple (puesto que de otra manera no podría salir
de la conciencia) es una ambigüedad escogida ingeniosamente,
provista de dos significaciones que se contradicen entre
sí (la libido y el yo).

La escapatoria de la libido es posibilitada por la
preexistencia de fijaciones. La investidura regresiva de estas
lleva a sortear la represión y a una descarga de la libido
en la que debe respetarse las condiciones del compromiso. Por el
rodeo a través del inconciente y de las antiguas
fijaciones, la libido ha logrado por fin abrirse paso hasta una
satisfacción real (psíquica).

Los síntomas crean un sustituto para la
satisfacción frustrada (libido que contradijo al yo al
querer satisfacerse) por medio de una regresión de la
libido a épocas anteriores.

Para que se forme el síntoma han intervenido la
condensación y el desplazamiento. El síntoma figura
algo como cumplido: una satisfacción a la manera de lo
infantil por una extrema condensación y un extremo
deslazamiento.

Histeria: los síntomas como medio de la
satisfacción libidinosa. Reemplazan una
modificación del mundo exterior del mundo exterior por una
modificación del cuerpo.

 

EL
FETICHISMO Y LA ESCISIÓN DEL YO

El yo del niño se encuentra al servicio de
una poderosa exigencia pulsional que está habituado a
satisfacer, y es de pronto aterrorizado por una vivencia que le
enseña que proseguir con esa satisfacción le
traería por resultado un peligro real-objetivo
difícil de soportar. Y entonces debe decidirse: reconocer
el peligro real, inclinarse ante él, renunciar a la
satisfacción pulsional, o desmentir la realidad objetiva,
instalarse la creencia de que no hay razón alguna para
tener miedo a fin de preservar así la satisfacción.
Es un conflicto entre la exigencia de la pulsión y el veto
de la realidad objetiva.

El niño no hace ninguna de esas dos cosas, o
mejor dicho las hace simultáneamente: rechaza la realidad
objetiva con ayuda de ciertos mecanismos y no se deja prohibir
nada, por el otro asume la angustia ante él como un
síntoma de padecer y luego busca defenderse de él.
El resultado se alcanzó a expensas de una desgarradura en
el yo que nunca se reparará, sino que se hará
más grande con el tiempo. Las dos reacciones contrapuestas
frente al conflicto subsistirán como núcleo de una
escisión del yo. Hay numerosas pruebas de la
bi-escindida actitud del
fetichista frente al problema de la castración del fetiche
mismo dónde han encontrado cabida tanto la desmentida como
la aseveración de la castración. En otros casos, la
bi escisión se muestra en lo que
el fetichista hace con su fetiche.

Para el niño (historial clínico entre 3 y
4 años) no es fácil representarse como posible una
separación de esa parte del cuerpo tan apreciada por
él. El niño cree comprender ahora por qué
los genitales de la niña no mostraban pene alguno, y ya no
se atreve a poner en duda que su propio genital puede correr la
misma suerte.

Se creó un sustituto del pene echado de menos en
la mujer, un fetiche. Con ello había desmentido, la
realidad objetiva, pero había salvado a su propio pene.
Ese es un extrañamiento respecto de la realidad: el
niño ha transferido el significado del pene a otra parte
del cuerpo, para lo cual vino en su auxilio el mecanismo de la
regresión. Ese desplazamiento sólo afectó al
cuerpo de la mujer; respecto de su pene propio nada
modificó. En el conflicto entre el peso de la
percepción indeseada y la intensidad del deseo contrario
se ha llegado a un compromiso posible bajo el imperio de las
leyes del
pensamiento
inconciente: si en lo psíquico la mujer sigue teniendo un
pene, pero este pene ya no es el mismo que era antes. Algo otro
lo ha reemplazado, fue designado su sustituto que entonces hereda
el interés que se había dirigido al primero, ese
interés experimenta un extraordinario aumento porque el
horror a la castración se ha erigido un monumento
recordatorio con creación de este sustituto.

El fetiche no es el sustituto de uno cualquiera, sino de
un pene determinado, que ha tenido gran significatividad en la
primera infancia, pero se perdió más tarde.
Normalmente debiera ser resignado, pero justamente el fetiche
está destinado a preservarlo de su sepultamiento. El
fetiche es el sustituto del falo de la mujer en el que el
varoncito ha creído y al que no quiere
renunciar.

 

 

 

LA TRANSFERENCIA Y SU DIFERENCIA CON LA
SUGESTIÓN, LA RESISTENCIA Y LA
REPETICIÓN

Para Freud, lo que no puede ser recordado, se repite y
también lo que no puede ser recordado, puede ser
construido gracias a la repetición. El
recurso a la repetición trata de evitar el displacer que
ocasiona el contacto con lo reprimido, con aquello de lo cual el
sujeto nada quiere saber para obtener el placer de una
satisfacción sustituta "aquí y ahora". La
repetición es una memoria que
funciona por sí misma. Se repite allí donde no hay
sujeto, lo que no puede ser olvidado.

La función del recuerdo en el análisis es
hacer posible el olvido.

La transferencia misma es solo una pieza de
repetición. Y la repetición es la transferencia del
pasado olvidado.

Mientras mas sea la resistencia, más será
sustituido el recordar por el actuar. Las resistencias
comandan la secuencia de lo que se repetira.

La transferencia es fundamentalmente repetición,
de forma tal que la transferencia es una
resistencia.

Resistencia para Freud, es todo obstáculo que el
paciente opone para proseguir el trabajo analítico. La
resistencia es un fenómeno que se da en la relación
analítica, en la relación entre el paciente y el
analista donde el paciente produce permanentemente
obstáculos que se oponen al trabajo
analítico.

La expresión trabajo analítico consiste en
el trabajo productor de las asociaciones libres, todo
obstáculo a este trabajo es resistencia.

La transferencia es una resistencia porque bloquea el
trabajo de las asociaciones libres en la medida en que el sujeto
mas bien actúa repitiendo que recordando. Es un proceso en
el cual se actúa repitiendo.

La transferencia es la actualización de una
vivencia pasada que se repite pero no de la misma forma aunque si
se actualiza, es la actualización repetitiva de
experiencias infantiles.

La transferencia positiva facilita la
sugestión, la cual el analista la debe
aprovechar para la curación, y no para ejercerla mediante
maniobras y manipulación. La sugestión en el
análisis consiste sólo en la disposición a
escuchar la palabra del analista, como proviniendo de alguien al
que se le supone ser el sujeto mismo del saber icc.

La transferencia surge necesariamente en toda cura
psicoanalítica. Es la actualización de las
vivencias infantiles en relación terapéutica de
forma tal que el paciente puede revivir, repetir con el analista,
todas las vivencias infantiles.

Freud indica que la transferencia son clishés
repetidos a lo largo de toda la vida, repeticiones que son
posibles cuando las circunstancias exteriores lo permiten y
cuando están los objetos eróticos disponibles (las
experiencias infantiles determinarán los objetos
eróticos elegidos en la vida), como el analista. Se
dirigen a la realidad buscando satisfacerse en una persona de
dicha realidad externa, y en el análisis se dan todas las
circunstancias para que el analista ocupe el lugar hacia donde se
dirigirán esas demandas libidinales, que no son más
que demandas de amor.
En los niveles concientes la búsqueda de ese objeto de la
realidad es aplicada en forma racional, pero a nivel
inconsciente.

Freud dice que algunas condiciones eróticas han
sido rechazadas y permanecen en el nivel de la fantasía o
bien inconscientes. Tales condiciones operan como un
cliché que organiza el modo de la relación
amorosa, y la figura del psicoanalista no quedará por
fuera de este.

Lo que el paciente transfiere sobre la figura del
analista son "prototipos, modelos" principalmente las de sus
figuras parentales y que revive en la transferencia, actualizando
la relación que tuvo con ellas en el pasado.

Freud expresa que la libido extrañada de
la realidad objetiva, inconsciente, "se ha internado por el
camino de la regresión ". Cuando la
indagación psicoanalítica tropieza con esta libido
estalla un combate y las fuerzas que causaron esa
regresión de la libido se levantan como resistencias al
trabajo, con la finalidad de mantener ese nuevo
estado.

" La investidura libidinal aprontada en la
expectativa de alguien que está parcialmente insatisfecho
se vuelve hacia el médico. Y esta investidura se
atendrá a ciertos modelos, se enlazará a uno de los
clisés preexistentes en la persona en cuestión o
insertará al médico en una de las
«series» psíquicas que el paciente ha formado
hasta ese momento"

Cuando en la materia del complejo hay algo que se presta
a ser transferido a la persona del médico, se establece en
el acto esta transferencia, produciendo la asociación
inmediata y anunciándose con los signos de una
resistencia; por ejemplo, con una detención de las
asociaciones. Es en este lugar en el que se abre la
dimensión del Otro, al tomar el sujeto constancia de la
presencia, lugar en el que va a poner en
juego la
dinámica transferencial.

El mecanismo de la transferencia queda explicado con su
referencia a la disposición de la libido, que ha
permanecido fijada a imágenes infantiles.

En la transferencia se puede distinguir una
transferencia «positiva» y una «negativa»
desde el punto de vista de los afectos, una transferencia
de sentimientos cariñosos y otra de sentimientos
hostiles.

La transferencia positiva surge cuando el analizado
siente ciertas gratificaciones por parte del analista y se
dispone hacia él con una actitud de amor, distinta a la
cooperación consciente producto de la alianza
terapéutica. En la transferencia positiva, Freud
discrimina sentimientos tiernos o amistosos de aquellos que son
eróticos. La transferencia positiva serían 
todos  aquellos  sentimientos 
afectuosos   infantiles  que se actualizan en la
persona del analista.

Por otra parte, también podemos hablar de una
transferencia negativa, la cual se produce cuando el paciente
revive en la transferencia conflictos que
vivió en su infancia en la figura del terapeuta. Cuando la
transferencia se vuelve negativa o sexual, se convierte en una
resistencia y su análisis y disolución adquieren
una importancia esencial para poder continuar el trabajo, en
general, se consideran resistencias todas aquellas conductas,
emociones,
pensamientos, impulsos y fantasías que entorpecen el
análisis, dificultando los procesos de recuerdo,
impidiendo el cambio.

Cuando la transferencia es positiva, el paciente asocia
libremente haciendo uso de la palabra, motor de la cura. Al
presentarse el fenómeno de la llamada transferencia
negativa, cesan las asociaciones del paciente y aparece el
silencio, lo que detiene la cura. Entonces, cuando el analizante
se queda sin palabras puede deberse a:

1) que sus ocurrencias están centradas en la
persona del analista, por lo que el silencio es efecto de la
represión;

2) o que se ha topado con algo imposible de
decir.

Mientras la transferencia resulta de este modo un gran
peligro para el tratamiento, se constituye al mismo tiempo en su
instrumento más importante, pues la vuelta de los procesos
infantiles en la transferencia hace de ella el mejor medio para
hacer recordar aquellas vivencias reprimidas . La transferencia
positiva es el móvil más importante para superar
las resistencias, es la que permite operar sobre el paciente por
sugestión.  Según Freud por sugestión
debemos entender la forma de influenciar una persona mediante los
fenómenos de transferencia posibles en su caso. "La
sugestión en el análisis consiste sólo en la
disposición a escuchar la palabra del analista, como
proviniendo de alguien al que se le supone ser el sujeto mismo
del saber inconciente"
("La transferencia en los escritos
tecnicos de Freud. Héctor Lopez. Bibí
holografía complementaria del programa)

En el último párrafo
del texto Freud
nos dice:

"(…) domeñar los fenómenos de la
transferencia depara al psicoanalista las mayores dificultades;
pero no debe olvidarse que ellos fenómenos nos brindan el
inapreciable servicio de volver actuales y manifiestas las
mociones de amor escondidas
y olvidadas de los pacientes,
pues en definitiva, nadie puede ser ajusticiado in absentia o in
efigie"

Es decir…"Nadie puede ser vencido en ausencia o
imagen".

Hay q decir todo lo que se siente, sin seleccionar ni
omitir nada. Sólo así los "fantasmas"
pueden tornarse presentes y reales y ser vencidos. Tiene que ver
con el hecho de que la terapia debe desenvolverse en un escenario
transferencial y hay algo en la transferencia que tiene
que ver justamente con la actualidad, con la puesta en acto. Para
ser vencido, es necesario la transferencia.

  • absentia? la representación que
    representa otra cosa ausentada.
  • in effigie? ? tiene que ver con la imagen,
    con lo imaginario, representación, retrato, sombra,
    espectro, fantasma

Hay una dimensión de la transferencia que no
puede reducirse ni a lo simbólico ni a lo imaginario, y
que requiere entonces determinada maniobra o posición del
analista, que no puede transitar por el camino ni de la
simbolización ni de la imaginación.

 

LA NEUROSIS
DE TRANSFERENCIA

Es una neurosis artificial y reemplaza a la neurosis
infantil en la cual tienden a organizarse las manifestaciones de
transferencia. Se constituye en torno a la relación con el
analista; representa una nueva edición
de la neurosis clínica

Refiere a una categoría de neurosis que incluye
las histerias, las neurosis obsesivas y las neurosis de angustias
y que Freud, en el texto de "Introducción al
narcisismo
" (1914)1, distingue de las neurosis
narcisistas. Las neurosis de transferencia se caracterizan por el
hecho de que la libido se desplaza siempre hacía los
objetos en vez de estar retirada sobre el yo, como ocurre en las
neurosis narcisistas.

La neurosis se apropia de la transferencia en el
análisis (neurosis de transferencia). Los síntomas
van a jugar en la transferencia.

EL DISPOSITIVO ANALITICO Y LA REGLA
FUNDAMENTAL

Dispositivo analítico: relación entre el
analista y el analizado. Reglas técnicas:

Regla fundamental: asociación libre. "diga lo
que diga va a tener sentido".

  • La tarea inmediata a que se ve enfrentado el
    analista consiste en guardar en la memoria
    los innumerables nombres, fecha, detalles del recuerdo,
    ocurrencias y producciones patológicas que se
    presentan durante la cura, y en no confundirlos con un
    material conocido oriundo de otros pacientes analizados.
    Desautoriza todo recurso auxiliar, aún el tomar
    apuntes, y consiste meramente en no querer fijarse en nada en
    particular y en prestar a todo cuanto uno escucha la misma
    atención parejamente
    flotante.

El precepto de fijarse en todo por igual es el
correspondiente necesario de lo que se exige al analizado, a
saber: que refiera todo cuanto se le ocurra sin crítica
ni selección
previa.

La regla, para el médico: uno debe alejar
cualquier injerencia conciente sobre su capacidad de fijarse, de
abandonarse por entero a sus "memorias
inconcientes" o uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija
en algo.

  • Mientras uno toma apuntes o traza signos
    taquigráficos, forzosamente practica una dañina
    selección en el material, y así liga un
    fragmento de su propia actividad espiritual que
    hallaría mejor empleo en la interpretación de lo
    escuchado.
  • Tomar notas durante la sesión con el
    paciente se podría justificar por el designio de
    convertir el caso tratado en tema de una publicación
    científica.
  • Para el analista, la conducta
    correcta consistirá en pasar de una actitud
    psíquica ala otra al compás de sus necesidades;
    en no especular ni cavilar mientras analiza, y en someter el
    material adquirido al trabajo sintético del pensar
    sólo después de concluido el
    análisis.
  • Estas reglas pretenden crear el correspondiente
    para el médico, de la regla analítica
    fundamental instituida para el analizado.

LAS DIFERENCIAS ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA
PSICOTERAPIA

Psicoanálisis

  • el psicoanalista está en relación con
    el saber: no es ni un experto, ni un sabiente.
  • Ofrece a cada analizante una posibilidad de
    decodificar las presuposiciones y creencias encerrado en sus
    propios límites.
  • Promueve dimensión del sujeto, como aprendido
    en su relación con el lenguaje
    y el deseo.
  • El síntoma se lee en la expresión de la
    queja, no en el cuerpo.
  • Mas reservados, en cuanto a la evolución de
    sus resultados. Un síntoma puede convertirse o esconder
    otro.

Psicoterapia:

  • Intentan reducir un sufrimiento.
  • Los psicoterapeutas tienen el saber.
  • Más publicistas en cuanto a lo
    masivo.
  • Creen que al suprimir un síntoma, esto se debe
    a una victoria de su disciplina y
    de su talento personal.

 

 

EL DESEO DEL ANALISTA

El deseo del analista es un deseo de obtener la
diferencia absoluta.

El deseo del analista es definido por Lacan como el
deseo de la máxima diferencia en la medida que separa el
ideal del objeto.

El analista debe dejar advenir el objeto a para que el
analizante lo pueda rechazar. Se trata de un deseo producido en
la operación analítica: implica la renuncia al goce
y el des-ser.

El lugar del analista está vaciado de goce pues
ahí se trata siempre de operar con la pérdida, con
la causa del deseo del otro.

El deseo del analista desnuda la estructura misma del
deseo, es decir, su sitio definido como hiancia ya que siempre se
ubica en el intervalo: entre percepción y deseo, entre
demanda y necesidad, entre enunciado y
enunciación.

El posicionamiento
del deseo del analista sólo puede considerarse advertido
si esa advertencia implica un saber en hueco, un saber que no
afirma nada de su objeto en términos positivos. "un deseo
advertido de la inexistencia del sujeto supuesto saber es un
deseo que se encuentra en otra relación con el
saber".

El deseo del analista es mas bien de ocupar el lugar de
ese exceso que en el encuentro amoroso constituye un resto
ineliminable: "si la transferencia es aquello que de la
pulsión la demanda aparta, el deseo del analista es
aquello que lo trae de nuevo".

La reintroducción de la pulsión por efecto
del deseo del analista no excluye el amor; trata sólo de
hacerlo soportable por medio de la obtención de4 la
diferencia absoluta.

EL PSICOANALISIS Y SUS RELACIONES CON LA
CIENCIA

Freud dio la afirmación según la cual el
psicoanálisis debe ser ubicado en el campo
de las ciencias
naturales. Freud necesitaba defender el carácter
científico.

No se trata tanto de si el psicoanálisis es una
ciencia o no
sino mas bien el problema consiste en como considerar hoy a
la ciencia
desde el momento en que el psicoanálisis
existe.

El psicoanálisis a diferencia de las ciencias, no
plantea una relación de aplicación entre la
teoría y la práctica porque cada caso es
absolutamente singular y excepcional y no una muestra de lo que
la teoría describe como entidad gnoseológica. Esto
llevó a Lacan a considerar que el psicoanálisis es
una ciencia de lo singular.

Freud constituye el carácter metodológico
de su discurso a
partir de la exclusión del azar, la existencia del
determinismo y la crítica al carácter de obviedad
de lo obvio.

En la ciencia el sujeto pone a trabajar el significante
y de ahí resulta un saber transmisible sin el sujeto. El
analista, en cambio, considera el valor del significante pero
para permitir la emergencia del sujeto y su relación con
el goce.

El psicoanálisis se encuentra confrontado de la
ciencia ya que el sujeto de la ciencia es el sujeto que implica
la división entre el saber y la verdad. Ahí mismo,
dónde el sujeto del inconciente se comprueba un correlato
del sujeto de la ciencia, el psicoanálisis no debe dejar
fuera del campo del saber la verdad que retorna con el
síntoma. El psicoanálisis no queda absolutamente
fuera de la ciencia porque se abandona la universal de la ciencia
sólo puede sostenerse " de un particularismo religioso o
literario, de tal o cual cultura".

El psicoanálisis encuentra su lugar a causa de la
incompletud de la ciencia. Tiene este rasgo constitutivo la docta
ignorancia, porque desde sus orígenes se trata de la
impotencia del saber científico o referencial para captar
el enigma de la vida humana. En esa docta ignorancia se trata de
otro saber que ponemos en el plano de la singularidad subjetiva,
esa que cada uno despeja en su propio análisis.

 

 

Autor:

Pamela Dolcet

Partes: 1, 2, 3
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