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Sistema Dominicano de Seguridad Social Ley 87-01 (República Dominicana)




Enviado por Digicentro Famal



Partes: 1, 2

    1. Antecedentes del Sistema
      Dominicano de Seguridad social
    2. Principios
      Generales
    3. Beneficiarios,
      Prestaciones y Afiliaciones
    4. Régimen
      de Financiamiento del SDSS
    5. Contabilidad
    6. Fondo de
      Solidaridad Social
    7. Administradora
      de fondos de pensiones
    8. Beneficiarios
      y Prestaciones
    9. Infracciones
      y sanciones
    10. Seguro
      de Riesgo Laborales

    Antecedentes del
    Sistema
    Dominicano de Seguridad
    social

    Inicio remoto en 1969

    El experto en seguridad
    social Arismendi Díaz Santana, hasta hace poco primer
    gerente
    general del Sistema Dominicano de Seguridad Social,
    recogió en un libro
    publicado en el 2004 "Cómo se Diseñó y
    Concertó la Ley de Seguridad
    Social", una documentada fuente para quien quiera conocer del
    largo proceso.

    Se remonta a los más remotos antecedentes,
    específicamente al 1969, cuando el consultor de
    la   Organización de Estados Americanos Melvin
    Knigth diagnosticó la inseguridad
    social de los dominicanos y dominicanas y propuso reformas
    estructurales al sistema creado por la ley 1896 de 1947 que
    instituía la Caja Dominicana de la Seguridad  
    Social convertida tras la desaparición de la
    tiranía de Trujillo en el autónomo Instituto
    Dominicano de Seguros Sociales
    (IDSS).

    A lo largo de la década del setenta en el
    país se siguió reclamando una real estructura de
    seguridad social que superara el legado trujillista ya para
    entonces maltrecho por los efectos de la politización y la
    corrupción desatada por las nuevas
    generaciones políticas.

    Asociaciones empresariales y sindicales
    coincidían en que había que ampliar la cobertura
    del viejo sistema, incentivados por los contactos e influencias
    de la
    Organización Internacional del Trabajo y la
    Organización Iberoamericana de Seguridad Social, cuyos
    gerentes vinieron repetidas veces al país.

    La reforma de 1978

    Un conato de reforma del viejo sistema quedaría
    expresado en la ley 907, auspiciada y promulgada a la carrera por
    el presidente Joaquín Balaguer, el 8 de agosto de 1978, es
    decir la semana anterior de abandonar el poder.

    Esa legislación inscrita en los esfuerzos
    políticos de última hora del veterano gobernante,
    ampliaba la cobertura de los servicios a la
    esposa e hijos de los asegurados pero dejaba intacta la
    añeja estructura del IDSS, cuya autonomía siempre
    fue subordinada al gobierno de
    turno, y mantenía a los empleados estatales excluidos del
    sistema.

    También desconocía la realidad de que ya
    entonces una proporción significativa de los asalariados
    del sector privado y muchos de las instituciones
    estatales autónomas y descentralizadas estaban afiliados a
    empresas
    aseguradoras.

    Con un IDSS progresivamente debilitado, sin capacidad
    financiera, debido al incumplimiento de los aportes tanto del
    Estado como de
    muchas empresas, y con las entidades empresariales y sindicales
    reclamando una más amplia y mejor cobertura aquella
    legislación fue letra muerta.

    Ya para entonces se extendía el reclamo
    empresarial por una legislación que superara las
    limitaciones del sistema para poder suprimir la doble
    cotización. Las deficiencias del IDSS condujeron a los
    trabajadores a reclamar seguros privados, pero por ley
    tenían que seguir pagando al ente oficial, en un
    círculo vicioso que prevalecería hasta estos
    días.

    Libros Azul y Amarillo

    Con el comienzo de los ochenta y al compás de
    seminarios e influencias   internacionales se
    incrementaron los esfuerzos por actualizar la seguridad social.
    Arismendi Díaz estima que una inflexión tuvo efecto
    en ocasión de un seminario
    celebrado en Jarabacoa, con participación de todos los
    sectores involucrados.

    Los planteamientos de aquel evento y estudios previos al
    mismo fueron recogidos por el sindicalista Luis Henry Molina en
    lo que reconoce como El Libro Azul de la Seguridad Social, que
    incluye un nuevo proyecto de ley
    para reformular el sistema.

    Para entonces, el IDSS, bajo la regencia de la doctora
    Ligia Leroux, se había involucrado activamente en la
    promoción de las reformas. Ella
    convirtió el aporte de Molina en el Libro Azul, cuyo
    proyecto de ley fue sometido al Senado tres veces por el
    Presidente Salvador Jorge Blanco, en el período 1982-86,
    sin que fuera aprobado.

    Díaz Santana dice en su libro: "Más que
    una reforma profunda, lo que se planteaba era una simple
    expansión del viejo sistema para continuar haciendo
    más de lo mismo, pero en mayor escala". Se
    mantenía al IDSS como único asegurador con la
    población cautiva, ignorando otra vez la
    creciente privatización de la seguridad social. Para
    entonces las igualas médicas privadas tenían el
    doble de los afiliados del IDSS, con mayor aceptación
    general. No descentralizaba la designación del director
    general.

    El Diálogo
    Tripartita

    Una etapa importante del proceso de reforma de la
    seguridad social dominicana quedó marcada por el
    "Diálogo Tripartita", iniciado con la mediación del
    rector de la Universidad
    Católica Madre y Maestra, Monseñor Agripino
    Núñez Collado, tras el retorno al poder de Balaguer
    en 1986.

    En la agenda de ese diálogo, y a partir de 1987,
    la ampliación del seguro social
    a todos los trabajadores y sus dependientes quedó marcada
    como punto número 1. No obstante lo que se
    conseguiría primero, tras comenzar el siguiente cuatrienio
    sería la reforma del Código
    de Trabajo.

    El consenso logrado para reformular el código
    laboral, tras
    arduas negociaciones dejaría claramente establecido el
    camino para hacer lo mismo con la seguridad social, por lo que se
    multiplicaron los esfuerzos. Seguían desfilando
    consultores y especialistas internacionales, como los aportados
    en 1993 por el Programa de las
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo,
    mientras la Fundación Siglo 21 orquestaba un equipo de
    especialistas para abordar modificaciones al sistema de seguridad
    social.

    Los sacudimientos políticos de la década
    de los 90 no dejaron el mejor espacio para que fructificara la
    reforma de la seguridad social pero la abonaron, como un elemento
    reivindicativo para unos y contencioso para otros.

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