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Desarrollo Industrial en Brasil a partir de 1950




Enviado por crisroar



Partes: 1, 2


    1.
    Introducción

    2.
    El Modelo Brasileño De
    Subdesarrollo


    4. Politica industrial y de
    incentivo a las
    exportaciones.

    5. Bibliografia

    1.
    Introducción

    Brasil (nombre oficial, República Federativa do
    Brasil,
    República Federativa de Brasil), república de
    Sudamérica que constituye el país más grande
    de América
    del Sur, pues ocupa casi la mitad de su superficie. Está
    limitada al norte por Venezuela,
    Guyana, Surinam, Guayana Francesa y el océano
    Atlántico; al este por el océano Atlántico;
    al sur por Uruguay; al
    oeste por Argentina,
    Paraguay,
    Bolivia y
    Perú y al noroeste por Colombia. La
    república tiene frontera común con todos los
    países de Sudamérica excepto Chile y
    Ecuador. Brasil
    es el quinto país más grande del mundo
    (después de Rusia, China,
    Canadá y Estados Unidos).
    La superficie total de Brasil es de 8.547.404 km², su
    distancia máxima de norte a sur es de 4.345 km y de
    este a oeste de 4.330 km. La mayoría de los
    habitantes de Brasil viven junto al océano
    Atlántico, especialmente en las grandes ciudades de
    São Paulo y Río de Janeiro. La capital,
    situada en el interior, es Brasilia con una población (1996) estimada de 1.821.946
    habitantes. El país, que fue una posesión
    portuguesa, es el mayor productor de café en
    el mundo y posee grandes recursos minerales; la
    explotación de muchos de ellos se intensificó
    durante la década de 1980. Desde mediados del
    siglo XX se inició un importante proceso de
    industrialización que llevó al país a
    convertirse en la décima potencia
    económica mundial.

    Población  
    De acuerdo con estimaciones realizadas para 1990, la población de Brasil se componía de
    un 54% de blancos, un 39% de mestizos (mulatos, caboclos y
    cafuzos), un 6% de negros, un 0,8% de asiáticos y un 0,2%
    de indígenas americanos. A la composición de esta
    población contribuyeron originariamente indígenas,
    portugueses y negros, a los que se sumaron, a través del
    flujo inmigratorio, italianos, españoles, alemanes,
    eslavos y japoneses, entre otros.

    Características de la
    población:

    La población de Brasil (según estimaciones
    para 1998) es de 169.806.557 habitantes. La densidad de
    población es de 20 hab/km². Alrededor del 80% de la
    población es urbana.

    Divisiones administrativas  
    La república se compone de 26 estados y un distrito
    federal. Los estados son Acre, Alagoas, Amapá, Amazonas,
    Bahía, Ceará, Espírito Santo, Goiás,
    Maranhão, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais,
    Pará, Paraíba, Paraná, Pernambuco,
    Piauí, Río de Janeiro, Rio Grande do Norte, Rio
    Grande do Sul, Rondônia, Roraima, Santa Catarina,
    São Paulo, Sergipe y Tocantins. El Distrito Federal
    incluye Brasilia, que reemplazó a Río de Janeiro
    como capital
    nacional en 1960.
    El territorio brasileño ha sido dividido, con fines
    eminentemente estadísticos, en cinco grandes
    macrorregiones: Norte (que engloba los estados de Rondônia,
    Acre, Amazonas, Roraima, Pará, Amapá y Tocantins),
    Noreste (Maranhão, Piauí, Ceará, Rio Grande
    do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe y
    Bahía), Sureste (Minas Gerais, Espírito Santo,
    Río de Janeiro y São Paulo), Sul (Paraná,
    Santa Catarina y Rio Grande do Sul) y Centro-Oeste (Mato Grosso
    do Sul, Mato Grosso, Goiás y Distrito Federal).
    La ciudad más grande es São Paulo, centro de la
    industria
    brasileña, con una población (según
    estimaciones para 1996) de 9.839.436 habitantes. Otras ciudades
    importantes en cuanto a número de habitantes (según
    estimaciones para 1996) son: Río de Janeiro, la antigua
    capital del país y destacado centro comercial (5.551.538
    habitantes); Porto Alegre (1.288.879 habitantes); Salvador,
    ciudad portuaria localizada en una región agrícola
    fértil (2.211.539 habitantes); Belém, el principal
    puerto en el bajo Amazonas (1.144.312 habitantes); Recife
    (1.346.045 habitantes); Curitiba (1.476.253 habitantes); Belo
    Horizonte (2.091.448 habitantes), y Manaus, un puerto en el
    río Negro (1.157.357 habitantes).

    Religión

    Casi el 88% de los habitantes de Brasil son
    católicos. No obstante, alrededor de veinte millones de
    católicos también practican algún tipo de
    culto ritual de origen africano. También hay al menos
    cinco millones de protestantes, entre los que se incluyen un
    número importante de luteranos, metodistas y
    episcopalianos, y una pequeña comunidad de
    judíos. La mayoría de los indígenas
    americanos profesan religiones tradicionales. La
    separación de Iglesia y
    Estado es
    formal y completa.

    Lenguas oficiales y habladas

    El portugués es la lengua oficial
    de Brasil. Muchos brasileños hablan el alemán y el
    italiano, especialmente en las ciudades del sur.

    Educación  
    La educación
    primaria en Brasil es gratuita y obligatoria para los niños
    entre los 7 y los 14 años de edad. Aproximadamente el 83%
    de la población adulta está
    alfabetizada.

    Primaria y secundaria  En 1996 asistieron a las
    escuelas primarias 33.131.270 alumnos y la tasa de
    escolarización en las escuelas secundarias fue del 49,6%.
    Los centros de enseñanza primaria y secundaria son
    fundamentalmente propiedad de
    los estados y los municipios, pero también existen muchos
    centros católicos de enseñanza secundaria, entre
    otros centros privados.

    Superior o universitaria

    El gobierno federal
    de Brasil comparte con los estados y las entidades privadas la
    responsabilidad de las instituciones
    de enseñanza superior. A comienzos de la década de
    1990 Brasil contaba con más de 873 instituciones
    (incluyendo 73 universidades), que tenían una
    inscripción anual de alrededor de 1,5 millones de
    estudiantes. En 1996 la tasa de escolarización en
    enseñanza superior fue del 11,7%. Entre las primeras
    universidades existentes en el país destacan la Universidad de
    Brasilia (1961), la Universidad de
    São Paulo (1934), la Universidad Católica
    Pontificia de Campinas (1941), la Universidad Federal de
    Río de Janeiro (1920) y la Universidad Católica
    Pontificia de Rio Grande do Sul (1948), en Porto Alegre. Otras
    instituciones incluyen escuelas de Medicina, Sanidad
    Pública, Derecho, Ciencias
    Sociales, Ingeniería y Minería.

    Recursos naturales

    Aunque la superficie de cultivo totaliza sólo
    unos 66 millones de ha, menos del 8% de la superficie total,
    Brasil es un importante país agrícola. Tiene
    inmensos recursos
    madereros: las áreas boscosas cubren cerca de 551 millones
    de ha, un 65,2% de la superficie total. Los recursos minerales son
    numerosos e incluyen cristal de cuarzo, diamantes, cromo, mineral
    de hierro,
    fosfatos, carbón, manganeso, petróleo,
    mica, grafito, titanio, cobre, oro,
    bauxita, cinc, estaño y mercurio.

    Economía 
    En principio una nación
    predominantemente agrícola, Brasil experimentó un
    rápido crecimiento industrial en las décadas de
    1960 y 1970, hasta que en la década de 1980 logró
    una economía
    moderna diversificada. Se extrajeron grandes cantidades de
    mineral de hierro y
    carbón y la producción de acero, productos
    químicos y vehículos de motor
    creció sustancialmente. Al mismo tiempo, no
    obstante, la inflación crónica y una deuda externa de
    más de 100.000 millones de dólares, la más
    alta de las naciones en vías de desarrollo,
    provocó graves problemas
    económicos. A comienzos de la década de 1980, el
    presupuesto
    nacional se componía de 15.700 millones de dólares
    de ingresos y
    25.100 millones de dólares de gastos. La deuda
    del país fue reestructurada y reducida en abril de 1994
    mediante un acuerdo con los bancos
    acreedores. El producto
    interior bruto (PIB)
    aumentó de 369.000 millones de dólares en 1981 a
    820.381 millones de dólares en 1997.

    Agricultura  
    Alrededor de la cuarta parte del café del mundo se cultiva
    en las plantaciones de São Paulo, Paraná,
    Espírito Santo y Minas Gerais. La producción de café en 1998 fue de
    1,56 millones de t, de las que la mayoría se exportaron.
    Brasil está entre los principales productores mundiales de
    caña de azúcar
    (339 millones de t), que se utiliza para producir azúcar
    refinada y alcohol para
    combustible; ricino; cacao (272.131 t); maíz (30
    millones de t); y naranjas. Otros importantes cultivos son:
    soja, tabaco (506.887
    t), patatas (2,37millones de t), algodón (1,22 millones de
    t), arroz (7,73 millones de t), trigo (2,71 millones de t),
    mandioca y bananas.

    El ganado se cría en casi todas las partes del
    país, particularmente en São Paulo y otros estados
    del sur, donde hay una abundante cantidad de ganado vacuno, con
    un total de 161 millones de cabezas, cerdos (35,9 millones),
    aves de corral
    (925 millones), ovejas (18 millones), cabras (10,5 millones),
    caballos (6,39 millones), asnos (1,34 millones), mulas (1,99
    millones) y bueyes (1,70 millones).

    Silvicultura y pesca
     Entre los productos
    más valiosos de los bosques brasileños se cuentan:
    aleurita, caucho, cera de carnauba, fibra de algarrobo, hojas
    medicinales, aceites vegetales, resinas, nueces y maderas para
    construcción y muebles. Constituyen
    importantes recursos madereros el pino de Paraná, el
    más importante comercialmente, y el pimentero. La industria
    maderera se desarrolló rápidamente durante las
    décadas de 1970 y 1980 al mismo tiempo que los
    bosques eran entresacados para los asentamientos.

    La industria pesquera, aunque obstaculizada al principio
    por la escasez de capital, almacenes e
    industrias
    conserveras, creció considerablemente en la década
    de 1960. En 1996 las capturas totales fueron de 850.000 t
    anuales, incluyendo camarones, langostas y sardinas.

    Minería  Los recursos minerales de Brasil
    son amplios, pero la escasez de capital y las inadecuadas
    infraestructuras de transporte
    frenaron su desarrollo
    hasta la década de 1970. El carbón se extrae en Rio
    Grande do Sul, Santa Catarina y en otras zonas. La fiebre del oro
    en la jungla amazónica, constante desde 1979, ha hecho de
    Brasil uno de los mayores productores mundiales. Los yacimientos
    de mineral de hierro del país, localizados en Itabira y
    otras áreas, están considerados entre los
    más ricos del mundo. La producción de mineral de
    hierro fue de 117 millones de toneladas en 1996. Los ricos
    yacimientos de estaño han hecho de Brasil un productor
    líder
    de este metal (18.500 toneladas en 1997). También es un
    gran exportador de cristales de cuarzo, monacita y berilio.
    Manganeso, diamantes (300.000 quilates), cromo, circonio,
    petróleo crudo, gas natural,
    plata, bauxita y mica se extraen en grandes cantidades. Las
    valiosas reservas de magnesita, grafito, titanio, cobre, cinc,
    mercurio y platino no se explotan a gran escala.

    Industria

    Las industrias
    manufacturan una amplia gama de artículos. Se producen
    grandes cantidades de bienes como
    alimentos
    procesados, hierro y acero, cemento,
    tejidos,
    confección, vehículos de motor, productos
    químicos, papel, barcos
    y equipos eléctricos. São Paulo es el principal
    estado
    industrial, con factorías que producen alrededor de un
    tercio de la cantidad total de las manufacturas de Brasil; las
    ciudades de Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre y
    Fortaleza también son grandes centros
    manufactureros.

    Energía  

    En 1997 el 91% de la producción anual de electricidad se
    generó en centrales hidroeléctricas. Las grandes
    plantas
    hidroeléctricas se situaban en los ríos
    Paraná, São Francisco y Grande. En el río
    Paraná el complejo hidroeléctrico de Itaipu,
    Jupiá, Ilha Solteira y Foz do Areia tiene en total
    18.915 MW de potencia
    instalada. En el São Francisco el complejo Paulo
    Afonso-Sobradinho suma 3.510 MW, y en el río Grande
    el complejo Embarcação, Furnas y Marimbondo genera
    un total de 3.747 MW aproximadamente. Brasil tenía
    una capacidad de producción eléctrica cercana a los
    50 millones de kW a comienzos de la década de 1990 y de
    303.523 millones de KWh en 1997.

    Moneda y banca
     

    La unidad monetaria de Brasil, introducida en julio de
    1994 para reemplazar al cruzado, es el real, dividido en 100
    centavos (1,08 reales equivalían a 1 dólar
    estadounidense en 1997). El Banco Central de
    Brasil (1965), con sede principal en Brasilia, emite la moneda
    del país. Otras grandes instituciones bancarias son el
    Banco de
    Brasil, un banco comercial con más de 3.300 sucursales; el
    Banco Nacional de Desarrollo
    Económico y Social, con sede principal en Río
    de Janeiro; y el Banco de Descuento Brasileño, con
    más de 1.700 sucursales. Los brasileños
    también cuentan con numerosos bancos privados y
    estatales.

    Comercio exterior  

    En 1996 Brasil gastó 56.947 millones de
    dólares en importaciones de
    mercancías, mientras que sus exportaciones
    ascendían a 47.762 millones de dólares. Los
    principales compradores de los productos brasileños a
    comienzos de esa década eran Estados Unidos
    (un 20,3% del valor total de
    las exportaciones),
    Alemania,
    Japón,
    Italia, Argentina,
    Francia,
    Países Bajos y Gran Bretaña. Las mayores
    exportaciones fueron de soja,
    café, mineral de hierro, acero, equipos de transporte,
    alimentos
    animales,
    maquinaria, zapatos y tejidos.

    Estados Unidos reemplazaron a Alemania como
    la principal fuente de las importaciones
    brasileñas al inicio de la II Guerra Mundial
    (1939-1945) y continuaron manteniendo esa posición
    después de la guerra.
    Irak,
    Alemania, Japón, Argentina, Francia y
    Canadá también fueron grandes suministradores a
    comienzos de la década de 1990. En 1995 se importaban,
    principalmente: maquinaria y equipos (38%); productos
    químicos (15%); combustibles (12,1%), entre ellos
    petróleo crudo y refinado; minerales y metales (3,2%); y
    trigo.

    Transporte  
    El sistema de
    ferrocarril de Brasil constaba en 1994 de 26.648 km de
    líneas, implantado principalmente al sur de Bahía.
    El principal ferrocarril es la Corporación de Ferrocarril
    Federal, bajo control del
    gobierno federal,
    que explota siete redes regionales. Los
    ferrocarriles del país son utilizados principalmente para
    el transporte de mercancías. Las carreteras y autopistas,
    concentradas en las zonas sur y noreste de Brasil, tenían
    una longitud de 1.980.000 km en 1996; algo más del 9% de
    las carreteras brasileñas estaban pavimentadas. Un
    sistema de
    autopistas nacionales de 63.000 km conecta todas las
    regiones y estados del país; esta red viaria sigue aumentando
    con obras como la autopista transamazónica, una vía
    de comunicación que, con dirección este-oeste, une las regiones
    aisladas de Brasil y Perú. Las vías fluviales
    interiores, que totalizan unos 35.400 km en torno al Amazonas
    y sus afluentes, conectan Brasil con otros países de
    Sudamérica y proveen importantes medios de
    transporte dentro del país. En el interior de muchas
    áreas de la cuenca del Amazonas, las vías fluviales
    son el principal medio de transporte. Unos 40 puertos a lo largo
    de la costa brasileña sirven al comercio de
    cabotaje e internacional. Los principales puertos son Santos,
    Río de Janeiro, Paranaguá, Recife y Vitória.
    Las líneas aéreas nacionales son numerosas y varias
    las compañías de transporte aéreo
    internacional, incluida la compañía aérea
    brasileña Varig, encargadas de enlazar el país con
    los principales puntos del mundo.

    Comunicaciones  

    El gobierno desempeña aún un destacado
    papel en los
    servicios de
    telecomunicaciones, aunque en 1999 comenzó
    la privatización de las
    compañías de telefonía de los estados. En 1997
    había 107 teléfonos por cada 1.000 habitantes.
    Brasil también cuenta con 2.778 emisoras de radio y
    más de 6 canales oficiales de televisión. El número de aparatos de
    radio era de
    70 millones y 36 millones de receptores de televisión
    estaban en servicio. El
    país cuenta con 380 periódicos diarios, con una
    tirada de 6.472.000 ejemplares. Los diarios de mayor
    circulación son O Globo y Jornal do Brasil en Río
    de Janeiro; Folha de São Paulo, Gazeta Mercantil y Estado
    de São Paulo en São Paulo; Estado de Minas en Belo
    Horizonte; y Correio Brasiliense en Brasilia. Los semanarios de
    información general de mayor tirada son
    Veja e Isto é.

    Trabajo  

    La mano de obra brasileña económicamente
    activa se estima que está integrada por cerca de 75,3
    millones de personas; las mujeres componen el 35%. Alrededor del
    23% de los trabajadores están ocupados en la agricultura,
    un 51% están empleados en los servicios y el
    resto trabaja en la manufactura,
    la construcción y otras actividades. Muchos de
    los trabajadores son miembros de sindicatos
    pertenecientes a una de las varias confederaciones nacionales;
    las entidades sindicales más importantes son la
    Confederación Nacional de Trabajadores de la Industria, la
    Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas y
    la Confederación Nacional de Trabajadores de Comunicaciones
    y Publicidad, todas
    ellas localizadas en Brasilia.

    Salud y bienestar social  

    Las condiciones sanitarias en Brasil varían de
    una región a otra. Las ciudades más grandes cuentan
    con suficiente infraestructura, pero las regiones del interior
    sufren escasez de médicos, enfermeras, hospitales,
    clínicas y farmacéuticos. Brasil cuenta con
    más de 16.000 hospitales, clínicas y centros de
    salud local y
    unos 200.000 médicos. La Constitución de 1988 define la responsabilidad del Estado en la atención de la salud
    pública. El Sistema Único de Salud (SUS) coordina la
    red
    pública sanitaria y las entidades privadas concertadas.
    Los trabajadores urbanos reciben una amplia gama de beneficios,
    como el seguro por
    enfermedad y las pensiones por jubilación. Estos servicios
    son posibles gracias a las aportaciones de trabajadores,
    empleados y el gobierno. Los trabajadores rurales y los
    funcionarios federales reciben menos beneficios, principalmente
    en la atención sanitaria. La Constitución de 1988 estipula una jornada
    semanal de 40 horas, permiso por maternidad de 120 días y
    de paternidad de 5 días.

    Gobierno  

    Brasil es una república constitucional integrada
    por 26 estados federados y un distrito federal. La actual
    Constitución fue promulgada en octubre de 1988,
    reemplazando a un documento de 1969. Los estados de la
    federación tienen sus propios gobiernos, con competencias en
    todas las materias no específicamente reservadas a la
    Unión.

    La Constitución de 1988, que abolió la
    Ley de
    Seguridad
    Nacional empleada para reprimir a los disidentes
    políticos, prohibió la tortura, previó
    varias formas de plebiscitos populares, iniciativas y referendos;
    prohibió virtualmente todas las formas de censura;
    garantizó los derechos individuales y la
    propiedad
    privada, y extendió el derecho de huelga a todos
    los trabajadores.

    El periodo Vargas

    En la contienda presidencial de marzo de 1930, el
    candidato respaldado por la administración, Julio Prestes, fue
    declarado el vencedor sobre Getúlio Vargas, un destacado
    político y nacionalista del estado de Rio Grande do Sul.
    Vargas, no obstante, obtuvo el apoyo de muchos líderes
    militares y políticos y lideró una revuelta contra
    el gobierno en octubre. Después de tres semanas de
    encarnizada lucha, dimitió el presidente Washington
    Luís Pereira de Sousa y Vargas asumió el poder absoluto
    como presidente provisional.

    En un intento de aliviar la desolada economía del
    país, Vargas redujo la producción de café y
    adquirió y destruyó los excesos de
    mercancías almacenadas. Los gastos
    ocasionados por este programa
    provocaron la intensificación de los problemas
    financieros del gobierno. Brasil dejó de pagar su deuda externa. En
    1932 el régimen de Vargas reprimió una enorme
    rebelión en São Paulo después de casi tres
    meses de guerra a gran
    escala.

    Vargas calmó en gran medida la agitación
    política
    en Brasil al convocar una Asamblea Constituyente en 1933. Entre
    los artículos de la nueva Constitución, adoptada
    por este cuerpo legislativo en 1934, destacaban aquéllos
    que restringían los derechos de los estados y
    estipulaban el sufragio para las mujeres, la seguridad
    social para los trabajadores y la elección de los
    futuros presidentes por el Congreso. El 17 de julio, Vargas fue
    elegido presidente.

    En el primer año de su administración constitucional, Vargas se
    encontró con una importante oposición del ala
    radical del movimiento
    sindical brasileño. Fracasadas las revueltas organizadas
    por los comunistas en Pernambuco y Río de Janeiro en
    noviembre de 1935, se declaró la ley marcial y
    Vargas fue autorizado por el Congreso a gobernar por decreto. Los
    arrestos masivos de radicales y otros oponentes del gobierno se
    sucedieron. El descontento popular pronto alcanzó graves
    dimensiones, al tiempo que una organización de extrema derecha, la
    Acción Integralista Brasileña, generaba crecientes
    simpatías entre la clase media. Este grupo pronto
    llegó a ser un destacado núcleo de actividad
    antigubernamental. En noviembre de 1937, casi en vísperas
    de la elección presidencial, Vargas disolvió el
    Congreso y proclamó una nueva constitución en la
    que otorgaba a su cargo poderes absolutos y dictatoriales.
    Reorganizó el gobierno a imitación de los
    regímenes totalitarios de Italia y
    Alemania, abolió todos los partidos
    políticos e impuso la censura en la prensa y en el
    sistema postal.

    El Estado Novo  El gobierno de Vargas, oficialmente
    llamado Estado Novo (Nuevo Estado), continuó en el
    poder sin
    fijar fecha para la celebración de un plebiscito nacional
    sobre la nueva ley orgánica. Por medio de una serie de
    decretos se amplió el sistema de seguridad
    social a los trabajadores en las nacientes industrias; de
    este modo, Vargas supo obtener el apoyo de una parte considerable
    de la población. El único desafío serio a su
    régimen vino de los integralistas, que organizaron una
    revuelta en 1938. El levantamiento fue reprimido en pocas
    horas.

    A pesar del carácter
    totalitario de su régimen, Vargas mantuvo relaciones
    cordiales con Estados Unidos y otras democracias. Su
    administración mantuvo una actitud
    vacilante frente al Tercer Reich. Tras el inicio de la
    II Guerra Mundial, y
    debido al hostigamiento de los submarinos alemanes a los barcos
    mercantes brasileños, el país declaró la
    guerra a Alemania en 1942.

    Al ponerse del lado de los aliados en la II Guerra
    Mundial, el régimen de Vargas emprendió un amplio
    programa de
    expansión industrial, dando un énfasis especial al
    incremento de la producción de caucho y otros materiales
    esenciales para la guerra. Las bases navales y los
    aeródromos, construidos en puntos estratégicos de
    la costa, se convirtieron en importantes centros aliados en la
    guerra antisubmarina. La armada brasileña asumió
    todas las actividades patrulleras en el océano
    Atlántico sur. En 1944 y en 1945 un cuerpo expedicionario
    brasileño participó en la campaña aliada en
    Italia.

    Mientras tanto, las manifestaciones de descontento con
    la dictadura de
    Vargas se incrementaban. En febrero de 1945 un grupo de
    influyentes propietarios de periódicos desafió al
    gobierno, que se vio forzado a relajar la censura de la prensa. El 28 de
    febrero se anunció que las elecciones al Congreso y a la
    Presidencia serían celebradas al año siguiente.
    Gradualmente, se eliminaron todas las restricciones contra la
    actividad política. En abril se
    decretó la amnistía para todos los presos
    políticos, incluidos los comunistas.

    El Gobierno Dutra  

    Durante la campaña electoral una serie de
    leyes
    impopulares aprobadas por el Ejecutivo suscitaron el temor de que
    Vargas intentara mantenerse indefinidamente en el poder. Un
    golpe de
    Estado militar en octubre de 1945 forzó a Vargas a
    presentar la dimisión. José Linhares, principal
    jefe de la corte suprema, fue nombrado jefe del gobierno
    provisional. En las elecciones nacionales celebradas en
    diciembre, el anterior ministro de la Guerra, Eurico Gaspar
    Dutra, obtuvo la presidencia por una gran mayoría de los
    votos; tomó posesión de su cargo en enero de 1946.
    El congreso, tras su renovación, redactó una nueva
    constitución, aprobada en septiembre.

    Durante el verano de 1947 la ciudad de Petrópolis
    fue la sede de la Conferencia
    Internacional (Panamericana) para el Mantenimiento
    de la Paz y la Seguridad. El
    Pacto Interamericano de Ayuda Mutua (también llamado
    Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), redactado
    por la conferencia, fue
    firmado por Brasil en septiembre. Una disposición del
    tratado estipulaba la defensa recíproca de los firmantes
    contra una agresión armada directa a cualquier
    nación miembro. Véase Tratado de Río de
    Janeiro.

    En octubre de 1947 el gobierno brasileño,
    desatada ya la Guerra
    fría y ante la publicación de un
    artículo aparecido en una revista rusa
    que se refería al presidente Dutra como una marioneta de
    Estados Unidos, rompió las relaciones diplomáticas
    con la Unión de Repúblicas Socialistas
    Soviéticas (URSS). Pocos meses más tarde el
    Legislativo decidió expulsar a todos los comunistas que
    ocupaban escaños en el Parlamento. Un senador y catorce
    diputados se vieron afectados.

    Segunda presidencia de Vargas  

    Getúlio Vargas retornó al poder como
    presidente en enero de 1951, después de derrotar a dos
    candidatos rivales por una gran mayoría de los votos en
    las elecciones celebradas en octubre del año anterior.
    Vargas formó un gabinete de coalición en
    representación de todos los partidos mayoritarios. El
    gobierno tomó medidas inmediatas para equilibrar el
    presupuesto
    nacional y desarrollar un programa para reducir el coste de la
    vida, incrementar los salarios y
    extender las reformas sociales. La inflación y el alto
    coste de la vida, sin embargo, persistieron después del
    periodo de posguerra, que vino marcado por un resurgir de las
    actividades clandestinas de los comunistas y un resurgimiento del
    nacionalismo
    que llevó a la nacionalización de los recursos de
    petróleo en septiembre de 1952. En suma, el programa de
    austeridad del gobierno motivó que los conservadores
    contrarios a Vargas incrementaran sus críticas.

    En agosto de 1954, durante una campaña electoral
    al Congreso, un oficial de la fuerza
    aérea murió en el intento de asesinato de un editor
    de un periódico
    opuesto a Vargas. El asesinato provocó la crisis
    gubernamental: los mandos militares demandaron que Vargas
    dimitiera. A primeras horas del 24 de agosto, Vargas
    acordó renunciar al poder temporalmente en favor del
    vicepresidente João Café Filho. Vargas se
    suicidó a las pocas horas.

    Los gobiernos de Kubitschek, Quadros y Goulart
     
    El antiguo gobernador de Minas Gerais, Juscelino Kubitschek, tuvo
    el apoyo de los seguidores de Vargas y los comunistas.
    Ganó las elecciones a la presidencia en octubre de 1955 y
    tomó posesión del cargo en enero de 1956.
    Kubitschek anunció un ambicioso plan
    económico quinquenal de desarrollo. Al anuncio le
    siguió la concesión de un empréstito por
    parte del Banco de ExportaciónImportación de Estados Unidos valorado en
    más de 150 millones de dólares, y se aprobaron los
    planes para una nueva capital federal en Brasilia, en septiembre.
    El fuerte ritmo de desarrollo industrial se suavizó, sin
    embargo, debido a la caída de los precios del
    café en el mundo a mediados y finales de la década
    de 1950. La inflación continuó, lo que
    aumentó la revuelta social, que derivó en
    frecuentes huelgas y disturbios por parte de trabajadores y
    estudiantes.

    Jânio da Silva Quadros, anterior gobernador de
    São Paulo, se convirtió en presidente de Brasil en
    enero de 1961 e inmediatamente inició un programa
    económico riguroso. A todos los ministerios se les
    ordenó reducir los gastos en un 30% y algunos empleados
    del servicio civil
    fueron despedidos. Quadros también propuso eliminar la
    supuesta corrupción
    que había florecido durante la
    administración Kubitschek. El presidente Quadros
    dimitió de su cargo repentinamente en agosto, sin dar
    ninguna explicación, y refiriéndose sólo a
    las "fuerzas de la reacción" que habían bloqueado
    sus esfuerzos. Los líderes militares expresaron su
    oposición a la asunción del cargo por el
    vicepresidente João Belchior Marques Goulart, manteniendo
    que era simpatizante del régimen cubano de Fidel Castro.
    Se llegó a un compromiso, sin embargo, cuando la
    legislatura brasileña enmendó la
    Constitución introduciendo un sistema de gobierno
    parlamentario con el fin de privar a la Presidencia de muchos de
    sus poderes; la autoridad
    ejecutiva fue conferida a un primer ministro y a un gabinete que
    era el responsable de la legislatura. Goulart se instaló
    en el cargo en septiembre de 1961.

    Un año después, Goulart provocó una
    crisis
    ministerial con su petición de un plebiscito nacional cuya
    finalidad era medir el apoyo al restablecimiento del sistema
    presidencialista. El plebiscito fue celebrado y la propuesta
    aprobada; en enero de 1963, el legislativo decretó un
    cambio de la
    ley. Después, Goulart presionó
    fuertemente para obtener la aprobación legislativa a un
    programa de reformas básicas en 1964; mediante esta
    legislación se fijaron controles del aumento de los
    alquileres que favorecieron a las rentas más bajas, se
    nacionalizaron las refinerías de petróleo, se
    expropiaron las tierras no explotadas y se limitó la
    exportación de beneficios. Las medidas
    sólo parecían agravar la inflación
    crónica de la nación. El 13 de marzo Goulart
    apareció en una reunión de trabajadores; el 31 de
    marzo fue derrocado por una sublevación del
    ejército y huyó a Uruguay. El
    general Humberto Castelo Branco, jefe de las Fuerzas Armadas, fue
    elegido presidente.

    Gobierno militar  

    El nuevo régimen, dotado de poderes
    extraordinarios por un acta institucional firmada en abril,
    suprimió la oposición, particularmente la de
    izquierdas, y privó a unas 300 personas de sus derechos
    políticos. También adoptó versiones
    moderadas de muchas reformas demandadas por Goulart y
    combatió la inflación mediante el control de los
    salarios, la
    recaudación estricta de impuestos y otras
    medidas. Una ley aprobada en 1965 limitó las libertades
    civiles, incrementó el poder del gobierno de la
    nación y dispuso la elección por el congreso del
    presidente y el vicepresidente.

    El anterior ministro de la Guerra, Artur da Costa e
    Silva, candidato del gubernamental partido Alianza Renovadora
    Nacional (ARENA), fue elegido presidente en 1966. El Movimiento
    Democrático Brasileño (MDB), el único
    partido de oposición legal, había rehusado
    presentar un candidato en protesta contra la privación,
    por parte del gobierno, de los derechos electorales de los
    oponentes con más expectativas. También en 1966,
    ARENA ganó las elecciones legislativas nacionales y
    estatales. El presidente Costa encabezó un gobierno de
    orientación militar que se preocupó en primer lugar
    del desarrollo
    económico. Aunque 1968 se destacó por las
    actividades antigubernamentales, entre las que sobresalieron las
    revueltas estudiantiles, la economía recibió un
    fuerte impulso. En diciembre, Costa asumió poderes
    ilimitados, que concluyeron en purgas políticas,
    ralentización económica y censura. En agosto de
    1969 fue incapacitado por una enfermedad y en octubre los
    militares eligieron como sucesor al general Emílio
    Garrastazu Médici; el Congreso lo confirmó en la
    Presidencia. El régimen de Médici
    intensificó la represión y los grupos
    revolucionarios se hicieron más activos. Cuando
    el gobierno fomentó el crecimiento
    económico y el desarrollo de las extensas regiones del
    interior, la economía padecía altos costes
    energéticos, una inflación incontrolada y
    déficit en la balanza de pagos.
    La jerarquía católica incrementó las
    críticas ante el fracaso del gobierno en mejorar las
    condiciones de vida de los más pobres.

    En 1974 el general Ernesto Geisel, presidente de
    Petrobrás, el monopolio
    nacional de combustibles, se convirtió en presidente. Al
    principio, desarrolló políticas
    de signo liberal, relajando la presión de
    la censura y dando considerables libertades a los partidos de la
    oposición, pero en 1976 y 1977 los controles se hicieron
    estrictos de nuevo, justo antes de la elección de
    João Baptista da Oliveira Figueiredo, que sucedió a
    Geisel en 1979.

    Restaruración del gobierno civil
    En 1985 Tancredo Neves fue nombrado primer presidente civil de
    Brasil después de 21 años; murió antes de
    tomar posesión y José Sarney se convirtió en
    presidente. Enfrentado a una inflación renaciente y una
    enorme deuda externa, Sarney impuso un programa de austeridad que
    incluía una nueva unidad monetaria, el cruzado. Una nueva
    constitución que incluía la elección
    presidencial directa fue promulgada en octubre de 1988, y
    Fernando Collor de Mello, del Partido de Reconstrucción
    Nacional, de tendencia conservadora, fue elegido presidente en
    diciembre de 1989. Su drástico programa anti-inflacionista
    llevó a Brasil a la peor recesión de la
    última década, y las acusaciones de corrupción
    financiera desgastaron su popularidad. En junio de 1992 Brasil
    fue el anfitrión de los más de 100 líderes
    mundiales que se reunieron en la Conferencia de las Naciones Unidas
    sobre Medio Ambiente
    y Desarrollo, también conocida como Conferencia de
    la Tierra. En
    septiembre Collor fue acusado de corrupción por la
    Cámara de los Diputados y el vicepresidente Itamar Franco
    se convirtió en presidente en funciones. Collor
    dimitió el 29 de diciembre, justo cuando el proceso contra
    él en el Senado estaba comenzando, y Franco entonces
    prestó juramento como su sucesor. Un plan para
    reestructurar y reducir la deuda externa de Brasil se puso en
    práctica en abril de 1994.

    Este plan se conoció con el nombre de Plan Real,
    y fue diseñado por el entonces ministro de Hacienda en el
    gobierno de Itamar Franco, el socialdemócrata Fernando
    Henrique Cardoso.

    En las elecciones presidenciales celebradas en octubre
    de 1994 resultó vencedor Cardoso, candidato del Partido
    Social Democrático Brasileño, que se impuso a
    Luís Inácio Lula da Silva, candidato presentado por
    el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). La
    campaña electoral tuvo como ejes básicos las
    promesas por parte de ambos políticos de promover una
    mayor justicia
    social y el desarrollo de reformas económicas y
    políticas de gran envergadura.

    Este proyecto
    reformador se empezó a poner en marcha con la
    presentación por parte de Cardoso ante el Congreso
    brasileño, en febrero de 1995, de una serie de enmiendas
    constitucionales, a las que se añadió, en 1996, el
    intento de modificar la Constitución brasileña con
    la finalidad de permitir la reelección en el cargo
    presidencial; en enero del año siguiente, el Congreso
    aprobó la enmienda constitucional que hacía
    factible tal modificación.

    No obstante, las reformas económicas iniciadas
    por el nuevo gobierno fueron rechazadas (en forma de marchas,
    huelgas y manifestaciones) a lo largo de 1997 por aquellos
    sectores productivos que resultaron perjudicados con las mismas.
    En junio de ese año, Brasil se adhirió al Tratado
    de No Proliferación de Armas
    Nucleares.

    En septiembre de 1997, Cardoso aceleró su carrera
    hacia la reelección presidencial respaldado por los
    partidos que integraban la coalición de gobierno (Partido
    Social Demócrata Brasileño, Partido del Frente
    Liberal y Partido del Movimiento Democrático
    Brasileño).

    La crisis financiera que afectó seriamente a la
    economía brasileña durante buena parte de 1998, y
    que tuvo su continuación en la primera mitad de 1999, no
    supuso un revés a las expectativas electorales del
    presidente Fernando Henrique Cardoso ante los comicios
    presidenciales, legislativos y estatales que se celebraron el 4
    de octubre de ese mismo año, y en los que se
    enfrentó de nuevo con Luís Inácio Lula da
    Silva, el candidato de buena parte de la izquierda
    brasileña, así como con Ciro Gomes, cabeza de lista
    del Partido Popular Socialista (PPS) y Eneas Carneiro, del
    Partido de la Reedificación del Orden Nacional (Prona).
    Antes al contrario, Cardoso venció de forma arrolladora en
    la primera vuelta, sin necesidad de efectuar una segunda, con lo
    que se convirtió, una vez que tomó posesión
    del cargo en enero de 1999, en el primer presidente
    brasileño que era reelegido democráticamente en la
    historia de
    Brasil. El nivel de abstención, votos nulos y en blanco
    fue considerable, habida cuenta que en Brasil los electores
    están obligados a votar.
    Los resultados en los comicios para renovar los cargos de los 26
    estados y el Distrito Federal en que se divide Brasil, por
    contra, obligaron a una segunda vuelta en 12 de ellos, pues
    ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta. La
    importancia de los resultados en esta consulta venía dada
    por el hecho de que el recién reelegido presidente
    necesitaba el apoyo de los gobernadores para llevar a cabo el
    ajuste fiscal
    impuesto tras
    el acuerdo firmado poco después con el Fondo Monetario
    Internacional.

    2. El Modelo
    Brasileño De Subdesarrollo

    La economía brasileña constituye un
    ejemplo interesante de cuanto puede avanzar un país en el
    proceso de industrialización sin abandonar sus principales
    características de subdesarrollo:
    gran disparidad en la productividad
    entre las áreas rurales y las urbanas, una gran
    mayoría de la población viviendo a un nivel de
    subsistencia fisiológica, crecientes masas de personas
    sub-empleadas en las zonas urbanas, etc.

    Así fue refutada la tesis
    implícita en los modelos de
    crecimiento del tipo introducido por Lewis –que la
    canalización del excedente de una economía
    subdesarrollada hasta el sector industrial (las actividades que
    absorben progreso técnico) crearía finalmente un
    sistema económico de homogeneidad creciente (donde el
    nivel salarial tiende a crecer en todas las actividades
    económicas al mismo ritmo que la productividad
    media del sistema).

    Los objetivos de
    este ensayo
    son:

    1. investigar por que la difusión mundial del
      progreso técnico y los incrementos de la productividad
      derivados de él no tendieron a liquidar el subdesarrollo.
    2. Demostrar que en la política de "desarrollo"
      orientada hacia la satisfacción de los altos niveles de
      consumo de
      una pequeña minoría de la población, tal
      como la ejecutada en Brasil, tiende a agravar las desigualdades
      sociales y a elevar el costo social
      de un sistema económico.

    Partimos de la hipótesis de que el subdesarrollo es un
    aspecto del modo como el capitalismo
    industrial viene creciendo y difundiéndose desde su
    aparición.

    Siendo así, es totalmente engañoso
    construir un modelo de una
    economía subdesarrollada como un sistema cerrado. Aislar
    una economía subdesarrollada del contexto general del
    sistema capitalista en expansión es dejar de lado, desde
    el comienzo, el problema fundamental de la naturaleza de las
    relaciones externas de esa economía.

    Definimos el progreso técnico como la introducción de nuevos procesos
    productivos capaces de aumentar la eficiencia en la
    utilización de recursos escasos y/o la introducción
    de nuevos productos susceptibles de ser incorporados a la canasta
    de bienes y
    servicios de consumo.

    Suponemos que desarrollo económico implica la
    difusión del uso de productos ya conocidos y/o la
    introducción de nuevos productos a la canasta de bienes de
    consumo.

    Por el hecho que el acceso a nuevos productos se halla,
    con raras excepciones limitado, por lo menos durante una fase
    inicial a una minoría formada por personas de ingresos
    elevados, el desarrollo basado principalmente en la
    introducción de nuevos productos corresponde a un proceso
    de concentración del ingreso. Y por el hecho que la
    difusión significa acceso de un mayor número de
    personas al uso de productos conocidos, el desarrollo basado en
    la difusión corresponde a un patrón de distribución más igualitaria del
    ingreso.

    Hay una condición necesaria en cualquier proceso
    de desarrollo económico que es la acumulación de
    capital, tan importante para la difusión de productos
    conocidos como para la introducción de otros nuevos. Por
    ejemplo, la introducción de un nuevo modelo de
    automóvil de cierta categoría requiere más
    inversiones
    (incluyendo investigación y desarrollo) por unidad que
    el aumento de la producción del modelo correspondiente que
    ya se estaba produciendo.

    Cuanto más diversificada la canasta de bienes de
    consumo, mayor tendrá que ser el ingreso de las personas
    que consumen esos bienes y mayor la suma de capital exigida para
    satisfacer las necesidades de las personas.

    El ciudadano norteamericano medio recibía en
    1970, un ingreso de aproximadamente 4 mil dólares por
    año, y a ese nivel de ingreso correspondía
    determinada canasta de bienes de consumo. Este conjunto de bienes
    se hizo posible gracias a un proceso de acumulación de
    capital que se elevaba acerca de 12 mil dólares por
    habitante del país. El ciudadano brasileño
    recibía como promedio un ingreso aproximadamente de 400
    dólares por año y el capital acumulado en Brasil
    alcanzaba la suma de mil dólares por habitante. De este
    modo, el conjunto de bienes de consumo al cual tiene acceso el
    brasileño medio tenía que ser mucho menos
    diversificado que el que prevalecía en los
    EE.UU.

    El aumento de ingreso de una comunidad puede
    resultar de por lo menos tres procesos
    diferentes:

    1. El desarrollo económico, es decir la
      acumulación de capital y la adopción
      de procesos productivos más eficientes.
    2. La explotación de recursos
      naturales no renovables
    3. La redistribución de recursos con miras a una
      especialización de un sistema de división
      internacional del trabajo.

    El aumento de ingreso resulta en diversificación
    del consumo, introducción de nuevos productos, etc.
    Así ese aumento puede ocurrir en una comunidad sin
    desarrollo económico, es decir, sin acumulación de
    capital e introducción de procesos productivos más
    eficientes. Puede representar simplemente un incremento debido a
    la explotación de recursos
    naturales no renovables y/o a los artículos del punto
    c) mencionado anteriormente.

    Llamemos modernización a este proceso de adopción
    de nuevas pautas de consumo, correspondientes a niveles
    más elevados de ingreso, en ausencia del desarrollo
    económico.

    En Brasil durante un largo período, los aumentos
    del ingreso (productividad económica), fueron
    básicamente el resultado de una simple
    redistribución de recursos con miras a la
    maximización de las ventajas comparativas estáticas
    en el comercio
    exterior.

    El paso de la agricultura de
    subsistencia a la agricultura comercial no presupone
    necesariamente una mudanza de la agricultura tradicional a la
    moderna. Sin embargo, cuando es generado por el comercio
    exterior, ese paso acarrea un crecimiento significativo de la
    productividad económica y puede iniciar un proceso de
    modernización. La importancia de este proceso
    dependerá de la matriz
    institucional preexistente.

    En Brasil debido a la concentración de la
    propiedad territorial y a la abundancia de la fuerza de
    trabajo en la agricultura de subsistencia, los aumentos de la
    productividad beneficiaron principalmente a una pequeña
    minoría. Sin embargo en razón del tamaño de
    la población, esa minoría modernizada fue
    suficiente para permitir un amplio desarrollo urbano y un
    comienzo de industrialización.

    Así, el mercado de
    productos manufacturados está formado por dos grupos
    completamente diferentes:

    • Primer grupo: Consumidores de ingreso muy bajo (la
      mayoría de la población). La canasta de bienes es
      muy poco diversificada y tiende a permanecer sin
      modificaciones, ya que la tasa de salario real
      es bastante estable. Las industrias que producen estos bienes
      tienen efectos de encadenamiento (linkcages) débiles,
      utilizan materias primas de agricultura (industrias textiles y
      alimenticias) y producen directamente para el consumidor
      final. Además de eso estas industrias se benefician poco
      de las economías de escala y externas.
    • Segundo grupo: Minoría de ingresos elevados.
      La canasta de bienes de consumo correspondiente a este grupo,
      por ser totalmente diversificada, requiere un proceso de
      industrialización complejo para ser producida en el
      país. El principal obstáculo para esos se origina
      en las dimensiones del mercado
      local.

    La verdadera industrialización solo será
    posible si se orienta solo al sector del mercado que está
    realmente en expansión. Dada los diferentes
    comportamientos de los dos grupos, el primero en expansión
    lenta y sin la introducción de bienes nuevos y el segundo
    creciendo rápidamente, principalmente a través de
    la introducción de nuevos productos, los dos sectores
    industriales, solo en grado muy pequeño compiten por los
    mismos mercados y pueden
    mantener diferentes normas de
    organización y marketing.
    Pero una vez que el sector que produce para la minoría
    rica se adelanta en relación con el otro, las necesidades
    de capital y tecnología moderna
    tienden a crecer rápidamente. En consecuencia la
    creación de nuevos empleos por unidad de inversión declina.

    Además las industrias cuyo mercado es la masa de
    población están destinadas a sufrir
    transformaciones importantes como consecuencia del proceso de
    industrialización basado en el segundo tipo de bienes de
    consumo.

    Economías de escala e internas pueden beneficiar
    también a la masa de la población y productos como
    plásticos,
    fibras pueden ser incorporados al consumo popular. Como
    consecuencia de la progresiva integración al sistema industrial, tiende a
    aumentar la adopción de procesos de utilización
    intensiva del capital en las industrias que inicialmente se
    desarrollaran en competencia con
    actividades artesanales locales. El progreso técnico deja
    de ser una cuestión de compra de cierto tipo de equipo y
    pasa a depender del acceso a las innovaciones que surgen en gran
    cantidad en los países ricos.

    En esta fase las filiales de corporaciones
    multinacionales superan con facilidad a las firmas locales,
    especialmente a las industrias orientadas hacia el mercado
    diversificado. Más precisamente esa canasta diversificada
    de bienes de consumo nunca sería producida localmente su
    el flujo de innovaciones técnicas
    debiera ser pagado a laos precios del
    mercado.

    La industrialización de las economías
    donde se inicia un proceso de modernización tiene a
    enfrentar una doble dificultad: Si las industrias locales
    continúan produciendo la primer canasta de bienes
    (Industrias con efectos de encadenamiento débiles) y la
    segunda tiene que ser importada, el país nunca
    alcanzará el punto necesario para formar un sistema
    industrial; y si las industrias locales se orientan hacia la
    producción de la segunda canas de bienes, pueden ocurrir
    rendimientos decrecientes, en razón del tamaño
    reducido del mercado local.

    Algunos países de grandes dimensiones
    demográficas y un sector exportador sumamente rentable,
    consiguieron superar esos obstáculos, ese fue el caso de
    Brasil. Esto no significa que el capitalismo
    industrial puede operar en Brasil según las reglas que
    prevalecen en una economía desarrollada. En ésta la
    expansión de la producción significa aumento
    paralelo del costo de la
    fuerza de trabajo, es decir del valor agregado
    por el trabajo en
    el proceso de producción. Y por cuanto la demanda es
    generada principalmente por el pago del trabajo, la
    expansión de la demanda tiende
    a seguir al crecimiento de la producción. En las
    economías subdesarrolladas, el valor agregado por el trabajo
    tiende a declinar en términos relativos, durante las fases
    de expansión.

    Los aumentos de la productividad creados por
    economía internas o externas tienden a beneficiar
    exclusivamente a los propietarios del capital y dada la estructura de
    los mercados nada los
    presionará para que transfieran los frutos del aumento de
    productividad a los consumidores: la minoría modernizada.
    Por otra parte, aumentar la tasa salarial llevaría a un
    crecimiento de los costos, sin
    ampliar el mercado, toda vez que los trabajadores están.
    vinculados a una canasta de bienes diferente. El hecho es que el
    sistema opera espontáneamente, beneficiando a una
    minoría demasiado pequeña, los propietarios de
    capital.

    El desempeño de la economía
    brasileña

    En los últimos veinticinco años la
    economía brasileña ha venido creciendo con una tasa
    relativamente alta.

    La abundancia de recursos naturales, el tamaño de
    la población y el nivel medio de ingreso obtenido en el
    pasado a través de la maximización de las ventajas
    comparativas estáticas en el comercio
    exterior, convergen para producir ese potencial de
    crecimiento.

    Además de eso, las fluctuaciones de la tasa de
    crecimiento del PBI tuvieron efectos de escasa
    significación en el proceso de formación de
    capital.

    Los cambios en la tasa de crecimiento del PBI reflejan
    fundamentalmente modificaciones en el grado de utilización
    de la capacidad productiva ya instalada.

    En los modelos de
    crecimiento, los cambios en esa tasa son principalmente causados
    por modificaciones del parámetro que representa la
    relación entre la producción y el stock de capital
    reproducible y el otro parámetro que representa la
    relación entre inversión y renta, tiende a ser
    estable.

    En realidad el primer parámetro (relación
    producto-capital) se duplicó entre 1964/67
    y 1968/69, mientras que el segundo (tasa de inversiones)
    apenas creció ligeramente. Así el proceso de
    acumulación ha sido mucho más regular que el
    desempeño de la economía en general.

    Durante este período, la economía
    brasileña operó bajo fuerte presión del
    exceso de demanda monetaria, con una elevada tasa de
    inflación, tanto en los períodos de rápido
    crecimiento como en los de relativo estancamiento.

    Un rápido crecimiento industrial, implica una
    intensa absorción de progreso técnico en forma de
    nuevos productos y de nuevos procesos requeridos para
    producirlos. El costo de oportunidad de ese progreso
    técnico se halla a un nivel mínimo cuando las
    industrias pueden reproducir lo que crean y amortizan en los
    países responsables del financiamiento
    de la investigación y el desarrollo y se
    encuentra al nivel máximo cuando tienen que introducir
    investigación y desarrollo nuevos.

    Las ondas sucesivas
    de expansión industrial en Brasil durante el
    período de posguerra no pueden ser explicadas sin tener en
    cuenta el papel autónomo desempeñado por el
    gobierno, tanto subsidiando la inversión como ampliando la
    demanda. El cuadro general fue el proceso de sustitución
    de importaciones. Creando nuevos empleos, ese proceso
    amplió el mercado para bienes de consumo popular, pero ,
    dadas las pequeñas proporciones del mercado para bienes de
    consumo durables, la producción local de éstos fue
    acompañada por un tendencia al aumento de sus precios
    relativos, con efectos negativos sobre la demanda. Este efecto
    negativo fue combatido hasta mediados de los años 50 por
    acciones del
    gobierno con miras a reducir los precios de los equipos
    importados, por medio de tasas de cambio
    diferenciales, y también con el objeto de subsidiar las
    inversiones industriales (especialmente en industrias que
    produjeran sucedáneos de bienes importados),
    principalmente a través de préstamos con tasas de
    interés
    negativas.

    La reducción a la mitad del costo real del
    capital fijo ayudó a las empresas
    productoras de bienes de consumo durables a obtener utilidades,
    aún teniendo que operar con un amplio márgen de
    capacidad ociosa. En la segunda mitad de los años 50,
    cuando los términos de intercambio se deterioraron, el
    gobierno se lanzó a una política de endeudamiento
    externo que hizo posible la continuación de los subsidios.
    Al mismo tiempo el gobierno se embarcó en una
    política de grandes obras pública: La
    construcción de Brasilia y de una red nacional de
    carreteras, incluyendo algunas pioneras como la carretera
    Belem-Brasilia.

    En el período más reciente, se tomaron
    medidas con efectos directos sobre la distribución del ingreso, a fin de producir
    la calidad o perfil
    de demanda que mejor se ajusta a los planes de expansión
    de las grandes empresas de
    actuación internacional y a las expectativas de la
    minoría modernizada.

    Partes: 1, 2

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