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Desarrollo Industrial en Brasil a partir de 1950 (página 2)




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Partes: 1, 2

3. La nueva estrategia

Después de un período de estancamiento
(1961/67), se alcanzó una elevada tasa de crecimiento de
la producción industrial brasileña ,
que se alcanza a partir de 1968. Este crecimiento fue obtenido a
través de una política
gubernamental muy exitosa dirigida a atraer a las grandes
empresas
transnacionales y a fomentar la expansión de las
subsidiarias de éstas ya instaladas en el país. El
gobierno ha
orientado el proceso de
distribución de ingreso para producir el
perfil de demanda
más atractivo para las mencionadas empresas.

En consecuencia, la canasta de bienes de
consumo que
trata de reproducir las pautas de consumo de los
países céntricos se expandió
rápidamente tanto en términos absolutos como
relativos.

El estado
también viene desempeñando importantes papeles
complementarios, invirtiendo en infraestructura física, en capital
humano.

Las industrias
productoras de bienes
homogéneos, tales como acero, metales no ferrosos y otros
insumos de utilización generalizada por el sistema
industrial, se basan en la innovación de procesos
productivos y, siendo bajo el nivel de rotación de
capital fijo,
el flujo de innovación tiende a ser mucho más
lento. Además de eso una política de precios bajos,
efectuadas por esas industrias, a
través de subsidios disimulados, puede ser defendida como
esencial para fomentar el proceso de
industrialización.

Las firmas controladas por capitalistas locales,
también tienen un papel en ese
sistema. Las
industrias que producen para la masa de la población enfrentan el problema del
crecimiento lento de la demanda,
porque la tasa de salario real del
trabajador no calificado esta en disminución o
estancada.

Como esta canasta de bienes de consumo no incluye la
introducción de nuevos productos, el
control de
progreso técnico no es tan importante como fuente de
poder de mercado. En
consecuencia, en este sector las grandes empresas no tienen las
mismas ventajas al competir con los capitalistas locales.

En el sistema industrial como un todo, las grandes empresas
controlan las actividades que se basan fundamentalmente en el
progreso técnico (actividades en las cuales el flujo de
nuevos productos es
más intenso), la producción de bienes de consumo durables y
equipos en general.

El estado tiene
una importante participación en las industrias productoras
de bienes intermedios, y los capitalistas locales controlan buena
parte de las industrias productoras de bienes de consumo no
durables. Las firmas locales operan bajo contrato, como
línea auxiliar de producción para las grandes
empresas estatales, agregando flexibilidad al sistema.

La industria de
géneros alimenticios bajo el control de esas
grandes empresas está produciendo para los grupos de ingreso
superior, introduciendo gran número de productos que
llenan los supermercados de los países ricos.

En otras palabras cuando el costo de
oportunidad del progreso técnico es prácticamente
cero para las subsidiarias de esas empresas, la tasa de
crecimiento del sistema industrial tiende al
máximo.

Dada las características de la economía
brasileña, formada por un mercado altamente
diversificado pero de proporciones reducidas y otro mercado
relativamente grande pero con un grado de diversificación
bajo, las industrias de bienes de consumo durables se benefician
mucho más de las economías e escala que las
industrias de bienes de consumo anteriormente existentes. En
consecuencia, cuanto más concentrada se halla la distribución del ingreso, mayor es el
efecto positivo para la tasa de crecimiento del PBI. De ese modo
la misma cantidad de dinero, cuando
es consumida por personas ricas, contribuye más a una
aceleración de la tasa del crecimiento del PBI que cuando
es consumida por personas pobres.

Otro factor que debe ser tomado en consideración es
la tasa de aflujo de capital
extranjero. Si el perfil de demanda se ajusta a las necesidades
de las grandes empresas, las posibilidades de movilizar recursos
financieros en el exterior serán obviamente mayores. Si no
se alteran los demás factores, si la tasa de utilidad de las
grandes empresas es más alta, la entrada de capital
extranjero será mayor, sumándose a los ahorros
locales y dando flexibilidad a la economía, por lo
menos a corto plazo.

Resumiendo, determinado perfil de demanda, que corresponde
a un creciente concentración en la distribución del
ingreso y a un creciente distanciamiento entre los niveles de
consumo de la minoría rica y la masa de población, genera una composición de
inversiones
que tiende a maximizar la transferencia de progreso
técnico a través de las grandes empresas, y a hacer
crecer el aflujo de recursos
extranjeros. Así la política enfocada hacia la
producción de ese perfil de demanda tenderá
también a maximizar la expansión del PIB.

Dentro de este cuadro general, el gobierno ha
procurado alcanzar cuatro objetivos
básicos:

  1. Fomentar y dirigir el proceso de concentración
    del ingreso. para beneficiar a los consumidores de bienes
    durables, es decir, a la minoría de la población
    con pautas de consumo semejantes a los de los países
    céntricos.
  2. Asegurar un cierto nivel de transferencia de personas
    del sector de subsistencia a los sectores beneficiados por el
    salario
    mínimo legalmente garantizado.
  3. Controlar el diferencial entre el salario mínimo
    garantizado por ley y el nivel
    de ingreso en el sector de subsistencia.

  4. Subsidiar la exportación de bienes manufacturados, a
    fin de reducir la presión
    sobre los sectores productores de bienes de consumo no
    durables, cuya demanda crece lentamente, en razón de la
    concentración de ingreso y también para mejorar
    la situación de la balanza de
    pagos.

La parte más compleja de esta política se
refiere al proceso de estimulo y orientación de la
concentración del ingreso. Para obtener el resultado
deseado, el gobierno ha utilizado varios instrumentos,
especialmente las políticas
crediticias, fiscal y de
ingreso.

El primer aumento de la demanda de bienes de consumo
durables se originó de una rápida expansión
del crédito
a los consumidores, beneficiando a la clase media alta. La
inflación resultante redujo el ingreso real de la masa de
la población, liberando recursos para una política
de inversiones
públicas y al mismo tiempo, ayudando
a reducir los costos de
producción de las empresas privadas. Considerando que las
empresas productoras de bienes de consumo durable venían
operando con un amplio margen de capacidad productiva ociosa, y
que esas empresas obtienen sustanciosas economías de
escala durante la
expansión, se puede comprender el impulso de crecimiento
ocurrido.

El nivel de utilidad
extremadamente elevado y el boom de inversiones, particularmente
en el sector industrial, abrieron las puertas a un
política de distribución del ingreso favorable a
los grupos superiores
de la escala salarial, dado que la oferta de
cuadros profesionales era relativamente inelástica. Esta
situación coincidiendo con una declinación del
salario mínimo, engendro una extrema concentración
de los ingresos no
derivados de la propiedad. Una
tendencia semejante se puede observar en el sector
público. Sin embargo, fue a través de la
política
fiscal que el gobierno persiguió el objetivo
más ambicioso de convertir en permanentes las nuevas
estructuras.

El objetivo
aparente del gobierno al adoptar estas medidas es vincular el
poder
adquisitivo de la alta clase media al flujo más
dinámico del ingreso: el flujo de utilidades. Otra
alternativa seria la acumulación de una deuda publica
creciente en manos de la alta clase media, cuyo flujo de
intereses tendría que ser alimentado con recursos
provenientes de un impuesto sobre
las ganancias de esas empresas.

La características mas significativa del
modelo
brasileño es su tendencia estructural a excluir a la masa
de la población de los beneficios de la acumulación
y del progreso técnico. Así la durabilidad del
sistema se basa en gran medida en la capacidad de los grupos
dirigentes para suprimir todas las formas de oposición de
su carácter
antisocial tiende a estimular.

4. Politica industrial y de
incentivo a las
exportaciones.

Antecedentes históricos y tendencias actuales.

A partir de la década del sesenta las estructura
industrial brasileña fue ampliada y diversificada a
través del desarrollo de
industrias metalmecánicas y químicas orientadas
fundamentalmente hacia el mercado interno. Es sobre estas
industrias que se basa el fuerte crecimiento
económico del periodo 1971-80. Los altos niveles de
protección comercial, acompañados de importantes
incentivos
fiscales, el otorgamiento de créditos subsidiados, el direccionamiento
de las compras publicas,
etc. Permitieron que hacia principios de los
años ochenta se consolidara una estructura
industrial altamente integrada y diversificada. Los esquemas de
promoción mostraron, asimismo, fuerte
selectividad sectorial y dispersión regional. Asimismo
Brasil
implementó a partir de mediados de la década del
sesenta un conjunto de incentivos
fiscales y crediticio a la exportación que dieron lugar a un fuerte
incremento en las exportaciones. A
pesar de ello, el grado de integración al mercado internacional
siguió siendo bajo manifestándose en magros
coeficientes de exportación e importación.

El gran dinamismo que mostró la industria
brasileña durante los años setenta fue neutralizado
por el estancamiento de la década siguiente. Al limitarse
la dinámica de crecimiento basada en el
mercado interno, se tornaron crecientemente importantes las
ventas al
mercado internacional. Contribuyeron para el aumento de las
exportaciones un tipo de cambio
favorable, la recesión interna y numerosos incentivos a
las mismas entre los que se destacaban el crédito
premio (devolución de impuestos
indirectos), el régimen de reintegro de los derechos de
importación y otros impuestos
–drawback- y los programas BEFIEX
(Concesión de Beneficios Fiscales a Programas
Especiales de Exportación). El fuerte superávit
externo fue además consolidado por medio de una
intensificación del control sobre las importaciones. El
nivel de importación se redujo durante los años
ochenta debido al mayor control sobre las mismas, a las menores
tasas de crecimiento y a la maduración de proyectos de
insumos básicos iniciados en la década
anterior.

La retracción de la demanda interna tuvo un impacto
más violento sobre aquellos sectores modernos que
lideraron el crecimiento en la etapa anterior, fundamentalmente
bienes de capital y bienes durables de consumo. Al mismo tiempo se reforma
el patrón de inserción internacional basado en
productos intensivos en recursos
naturales, energía y mano de obra barata. Por otro
lado se tornan crecientemente evidentes las deficiencias de la
industria brasileña tanto en términos de calidad como de
implementación de tecnologías modernas de organización de la producción.

Hacia fines de los años 80 se emprendió una
importante reforma tendiente a simplificar y dar mayor
transparencia a las políticas
comerciales e industriales. Este cambio de
orientación se percibe claramente en las Directrices
Generales de la Política industrial y de Comercio exterior
de 1990- En ellas se ubica como objetivo fundamental de la
política industrial a la eficiencia y el
incremento de productividad. Se
plantea en ese sentido, la necesidad de introducir instrumentos
mas horizontales que ataquen las fallas de mercado que impiden el
progreso tecnológico y crear externalidades positivas
mediante el entrenamiento de
la mano de obra y del desarrollo de
las infraestructuras tecnológicas requeridas.

La primer dimensión de este cambio de
rumbo se verifico e un importante proceso de apertura comercial a
través de la eliminación de barreras no tarifarias
y de la rebaja gradual y programada de aranceles .
Por el lago de las exportaciones se limitó la exigencia de
licencias de exportación a unos pocos bienes.

De la misma manera y potenciándose por las
restricciones fiscales del Estado, se reducen o eliminan
numerosos regímenes de promoción algunos altamente selectivos. En
particular, se destaca la suspensión en 1990 de uno de los
principales programas de promoción de exportaciones los
programas BEFIEX. Es destacable también la sensible
limitación de los estímulos de tipo financiero, muy
importantes hasta principios de los
ochenta y que fueron perdiendo peso ante la restricción
fiscal que no
solo afectó los montos disponibles sino también los
subsidios involucrados en las tasas de interés.

Este proceso de transformación muestra, sin
embargo, marchas y contramarchas. La permanencia de fuertes
desequilibrios macroeconomicos (déficit fiscal,
inflación creciente, etc.) han impedido una
racionalización acabada del esquema de política
industrial y comercial que presenta, en muchos casos, medidas
promulgadas pero sin vigencia.

La debilidad política del gobierno federal respecto de
los gobiernos estaduales presente en Brasil (y
potenciada por la Constitución de 1988), ha generado,
además de conflictos
distributivos, dificultades adicionales para la
racionalización y reformulación de la
política pública. La magnitud de las transferencias
por mandato constitucional desde la administración central hacia los estados
creció rápidamente a partir de 1989 absorbiendo
–como proporción total de la recaudación.
Esto otorgó a los estados cierto grado de poder fiscal
como para llevar adelante regímenes altamente selectivos a
nivel geográfico o sectorial.

Incentivos a la Inversión
Incentivos Globales

Aduaneros y Fiscales.

El principal instrumento vigentes lo constituye la
exención del Impuesto a los
Productos Industrializados (IPI) a la compra de bienes de capital
nuevos y accesorios, importados y de producción nacional.
Esta medida se acompaña para equilibrar la
situación de los productores nacionales de bienes de
capital con el mantenimiento
del crédito fiscal relativo a las materias primas e
insumos utilizados por los mismos.

IPI es un impuesto federal al valor agregado
que grava los productos industriales nacionales e importados con
un porcentaje que oscila entre el 10% y 20%, dependiendo de su
grado de esencialidad.

Un segundo incentivo lo constituye la depreciación acelerada, calculada por la
aplicación de la tasa de depreciación usualmente admitida
multiplicada por dos.

Un tradicional instrumento de política industrial, el
poder de compra publico, ha perdido gran parte de su
importancia.

Financieros

El Banco Nacional de
Desarrollo (BNDES), la principal fuente de crédito de
largo plazo en Brasil, tiene una Agencia Especial de Financiamiento
industrial (FINAME) que financia la adquisición de bienes
de capital nacionales

Incentivos Sectoriales

Si bien las nuevas tendencias existentes en materia de
politica industrial parecen indicar la adopción
de medidas más horizontales, la política
económica brasileña no parece haber abandonado
los esquemas selectivos.

Ha y diferentes regímenes sectoriales
específicos de naturaleza fiscal
y aduanera:

  • Bienes de Capital
  • Informática
  • Industria Automotriz
  • Otros incentivos sectoriales (incentivos a la industria
    naval)

Incentivos Regionales

Estos incentivos muestran cortes geográficos:

  • Regímenes especiales para la región nordeste,
    para la Amazonia y para Espíritu Santo.
  • Corte estadual a través del cual los distintos
    estados conceden fuertes incentivos fiscales con el objetivo de
    atraer a sus territorios el capital con destino a la inversión.

Incentivos a la inversión en las Pequeñas y Medianas
empresas.

Las políticas específicas dirigidas al sector de
las Pymes incluyen
incentivos fiscales, actividades de extensión industrial y
asistencia financiera.

Incentivos para el incremento de la Productividad y
la Calidad.

En conformidad con el giro en la orientación de la
política industrial a partir del gobierno de Collor,
empiezan a implementarse distintas medidas que se relacionan con
el nuevo objetivo de mejorar la eficiencia de la
industria. A nivel más general, el `proceso de apertura,
la desregulación de la economía y una nueva
legislación sobre defensa de la competencia
tienden a este objetivo al someter a la industria
brasileña a una mayor presión competitiva. Los
incentivos a la compra de bienes de capital nacionales e
importados, así como la eliminación de la reserva
de mercado para informática, reflejan el objetivo de
incentivar la modernización del sector industrial,
facilitando el equipamiento del mismo con tecnologías
más adecuadas.

Desde el punto de vista tecnológico puede observarse en
Brasil una concepción general basada en dos aspectos
principales. En primer lugar, en la importancia que le asignan
las autoridades de política industrial a la
búsqueda de normas de calidad
internacional. Lo que se explica en gran medida por la fuerte
presencia exportadora de dicho país en los mercados de los
países desarrollados. En segundo lugar, cabe remarcar un
cambio en el enfoque de la política industrial y tecnología desde el
"sector productivo" hacia el "complejo industrial", lo que
permite el trabajo a
todo lo largo de la cadena productiva.

Entre los instrumentos específicos dirigidos al
objetivo señalado deben destacarse:

  • Programas de desarrollo tecnológico industrial
    (PDTI). Tiene como objetivo incrementar la capacitación empresarial a través
    de mejoras en las tecnologías de producto y
    de proceso.
  • Programa de Calidad y Productividad de 1990 (PBQP) El
    objetivo de este programa es
    apoyar el esfuerzo de modernización a través de
    la promoción de la calidad y la productividad con vistas
    al aumento de la competitividad. Para ello se apuntó a
    buscar una eficaz interacción entre las empresas y las
    entidades de ciencia y
    tecnología, con énfasis en la
    formación y capacitación de los recursos
    humanos y en la promoción de actividades de investigación y desarrollo.
  • Otros instrumentos. Existen distintos instrumentos de
    política dirigidos a fomentar la actividad de investigación y desarrollo así
    como de incentivar procesos de
    mejora de la calidad.

Incentivos a la Exportacion

Fiscales

Estos incentivos rigen tanto para los productores como para
las empresas de trading que adquieren la producción de los
mismos, a los efectos de proceder a su exportación.

El principal instrumento vigente lo constituye la
exención del IPI y del ICMS a las ventas
externas de manufacturas. Además se mantiene un
crédito fiscal correspondiente a todos los insumos
utilizados en el proceso productivo de las mismas en el caso del
IPI y a algunos insumos en el caso del ICMS.

Otro incentivo fiscal a las exportaciones lo constituye el
drawback interno que consiste en la suspensión del pago
del IPI en la compra de materias primas e insumos nacionales
utilizados en la producción de bienes a ser
exportados.

Arancelarios

El drawback que en Brasil data de la década de los
setenta, ha sido uno de los primeros mecanismos de
estímulo a las exportaciones implementados en ese
país. Este régimen incluye actualmente tres
modalidades: La restitución, la de suspensión, la
de exención.

Actúa sobre los tributos que
gravan la importación de mercaderías utilizadas
para la fabricación, complementación o
acondicionamiento de productos que luego serán
exportados.

Financieros

Actualmente los incentivos crediticios a la
exportación, están orientados fundamentalmente
hacia los bienes de capital.

La actual recomposición del sistema apunta al
desarrollo de mecanismos privados para el financiamiento
de bienes de ciclo corto, concentrándose los instrumentos
oficiales en el apoyo de las ventas externas de productos de
ciclo más largo.

Regionales: Zonas de procesamiento de exportaciones

Las zonas de Procesamiento de exportaciones (ZPE) son zonas
francas industriales, localizadas en regiones poco desarrolladas,
donde se instalan empresas orientadas exclusivamente a la
exportación. Los incentivos que se otorgan en la ZPE
apuntan a eliminar el sesgo anti-exportador de la
economía.

5. Bibliografia

-Enciclopedia Encarta 2000 – Microsoft
– Brasil
-Las nuevas orientaciones de Política Industrial y de
promoción de exportaciones en Argentina y
Brasil. Marta Beckerman, Pablo Sirlin, Maria Luisa Streb.
Documento de trabajo No. 1
-El modelo
brasileño de subdesarrollo

Resumen

Estructura economica

1950/1960

Brasil era en principio un país predominantemente
agrícola, durante la presidencia de Getulio Vargas al
ponerse del lado de los aliados en la II Guerra Mundial,
el régimen de Vargas emprendió un amplio programa de
expansión industrial, dando un énfasis especial al
incremento de la producción de caucho y otros materiales
esenciales para la guerra.

Un golpe de Estado
militar en octubre de 1945 forzó a Vargas a presentar la
dimisión. José Linhares, principal jefe de la corte
suprema, fue nombrado jefe del gobierno provisional. En las
elecciones nacionales celebradas en diciembre, el anterior
ministro de la Guerra, Eurico
Gaspar Dutra, obtuvo la presidencia por una gran mayoría
de los votos.

En octubre de 1947 el gobierno brasileño, desatada ya
la Guerra
fría y ante la publicación de un
artículo aparecido en una revista rusa
que se refería al presidente Dutra como una marioneta de
Estados
Unidos, rompió las relaciones diplomáticas con
la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS). Pocos meses más tarde el
Legislativo decidió expulsar a todos los comunistas que
ocupaban escaños en el Parlamento. Un senador y catorce
diputados se vieron afectados. Jãnio da Silva Quadros
tomó posesión de su cargo en enero de 1946.

Las ondas sucesivas
de expansión industrial en Brasil durante el
período de posguerra no pueden ser explicadas sin tener en
cuenta el papel
autónomo desempeñado por el gobierno, tanto
subsidiando la inversión como ampliando la demanda.

El cuadro general fue el proceso de sustitución de
importaciones.
Creando nuevos empleos, ese proceso amplió el mercado para
bienes de consumo popular, pero, dadas las pequeñas
proporciones del mercado para bienes de consumo durables, la
producción local de éstos fue acompañada por
una tendencia al aumento de sus precios
relativos, con efectos negativos sobre la demanda. Este efecto
negativo fue combatido hasta mediados de los años 50 por
acciones del
gobierno con miras a reducir los precios de los equipos
importados, por medio de tasas de cambio diferenciales, y
también con el objeto de subsidiar las inversiones
industriales (especialmente en industrias que produjeran
sucedáneos de bienes importados), principalmente a
través de préstamos con tasas de
interés negativas.

La reducción a la mitad del costo real del
capital fijo ayudó a las empresas productoras de bienes de
consumo durables a obtener utilidades, aún teniendo que
operar con un amplio margen de capacidad ociosa. En la segunda
mitad de los años 50, cuando los términos de
intercambio se deterioraron, el gobierno se lanzó a una
política de endeudamiento externo que hizo posible la
continuación de los subsidios. Al mismo tiempo el gobierno
se embarcó en una política de grandes obras
pública: La construcción de Brasilia y de una red nacional de carreteras,
incluyendo algunas pioneras como la carretera Belem-Brasilia.

Getúlio Vargas retornó al poder como presidente
en enero de 1951, después de derrotar a dos candidatos
rivales por una gran mayoría de los votos en las
elecciones celebradas en octubre del año anterior.

El gobierno tomó medidas inmediatas para equilibrar el
presupuesto
nacional y desarrollar un programa para reducir el coste de la
vida, incrementar los salarios y
extender las reformas sociales. La inflación y el alto
coste de la vida, sin embargo, persistieron después del
periodo de posguerra, que vino marcado por un resurgir de las
actividades clandestinas de los comunistas y un resurgimiento del
nacionalismo
que llevó a la nacionalización de los recursos de
petróleo
en septiembre de 1952.En agosto de 1954, durante una
campaña electoral al Congreso, un oficial de la fuerza
aérea murió en el intento de asesinato de un editor
de un periódico
opuesto a Vargas. El asesinato provocó la crisis
gubernamental: los mandos militares demandaron que Vargas
dimitiera. A primeras horas del 24 de agosto, Vargas
acordó renunciar al poder temporalmente en favor del
vicepresidente João Café
Filho. Vargas se suicidó a las pocas horas.

Los gobiernos de Kubitschek, Quadros y Goulart  
El antiguo gobernador de Minas Gerais, Juscelino Kubitschek, tuvo
el apoyo de los seguidores de Vargas y los comunistas.
Ganó las elecciones a la presidencia en octubre de 1955 y
tomó posesión del cargo en enero de 1956.
Kubitschek anunció un ambicioso plan
económico quinquenal de desarrollo. Al anuncio le
siguió la concesión de un empréstito por
parte del Banco de
Exportación-Importación de Estados Unidos
valorado en más de 150 millones de dólares, y se
aprobaron los planes para una nueva capital federal en Brasilia,
en septiembre. El fuerte ritmo de desarrollo industrial se
suavizó, sin embargo, debido a la caída de los
precios del café en el mundo a mediados y finales de la
década de 1950. La inflación continuó, lo
que aumentó la revuelta social, que derivó en
frecuentes huelgas y disturbios por parte de trabajadores y
estudiantes.

1960/1970

Jânio da Silva Quadros, anterior gobernador de
São Paulo, se convirtió en presidente de Brasil en
enero de 1961 e inmediatamente inició un programa
económico riguroso. A todos los ministerios se les
ordenó reducir los gastos en un 30%
y algunos empleados del servicio civil
fueron despedidos. Quadros también propuso eliminar la
supuesta corrupción
que había florecido durante la
administración Kubitschek. El presidente Quadros
dimitió de su cargo repentinamente en agosto, sin dar
ninguna explicación, y refiriéndose sólo a
las "fuerzas de la reacción" que habían bloqueado
sus esfuerzos

Goulart se instaló en el cargo en septiembre de
1961.

Un año después, Goulart provocó una
crisis
ministerial con su petición de un plebiscito nacional cuya
finalidad era medir el apoyo al restablecimiento del sistema
presidencialista. El plebiscito fue celebrado y la propuesta
aprobada; en enero de 1963, el legislativo decretó un
cambio de la ley.
Después, Goulart presionó
fuertemente para obtener la aprobación legislativa a un
programa de reformas básicas en 1964; mediante esta
legislación se fijaron controles del aumento de los
alquileres que favorecieron a las rentas más bajas, se
nacionalizaron las refinerías de petróleo,
se expropiaron las tierras no explotadas y se limitó la
exportación de beneficios. Las medidas sólo
parecían agravar la inflación crónica de la
nación.
El 13 de marzo Goulart apareció en una reunión de
trabajadores; el 31 de marzo fue derrocado por una
sublevación del ejército y huyó a Uruguay. El
general Humberto Castelo Branco, jefe de las Fuerzas Armadas, fue
elegido presidente.

Gobierno militar: El nuevo régimen, dotado de poderes
extraordinarios por un acta institucional firmada en abril,
suprimió la oposición, particularmente la de
izquierdas, y privó a unas 300 personas de sus derechos políticos.
También adoptó versiones moderadas de muchas
reformas demandadas por Goulart y combatió la
inflación mediante el control de los salarios, la
recaudación estricta de impuestos y otras medidas. Una ley
aprobada en 1965 limitó las libertades civiles,
incrementó el poder del gobierno de la nación y
dispuso la elección por el congreso del presidente y el
vicepresidente.

El anterior ministro de la Guerra, Artur da Costa e Silva,
candidato del gubernamental partido Alianza Renovadora Nacional
(ARENA), fue elegido presidente en 1966. En agosto de 1969 fue
incapacitado por una enfermedad y en octubre los militares
eligieron como sucesor al general Emílio Garrastazu
Médici; el Congreso lo confirmó en la Presidencia.
El régimen de Médici intensificó la
represión y los grupos revolucionarios se hicieron
más activos. Cuando
el gobierno fomentó el crecimiento
económico y el desarrollo de las extensas regiones del
interior, la economía padecía altos costes
energéticos, una inflación incontrolada y
déficit en la balanza de pagos.
La jerarquía católica incrementó las
críticas ante el fracaso del gobierno en mejorar las
condiciones de vida de los más pobres.

En los modelos de
crecimiento, los cambios en la tasa de crecimiento del PBI son
principalmente causados por modificaciones del parámetro
que representa la relación entre la producción y el
stock de capital reproducible y el otro parámetro que
representa la relación entre inversión y renta,
tiende a ser estable.

En realidad el primer parámetro (relación
producto-capital) se duplicó entre 1964/67
y 1968/69, mientras que el segundo (tasa de inversiones) apenas
creció ligeramente. Así el proceso de
acumulación ha sido mucho más regular que el
desempeño de la economía en
general.

Durante este período, la economía
brasileña operó bajo fuerte presión del
exceso de demanda monetaria, con una elevada tasa de
inflación, tanto en los períodos de rápido
crecimiento como en los de relativo estancamiento.

Después de un período de estancamiento
(1961/67), se alcanzó una elevada tasa de crecimiento de
la producción industrial brasileña , que se alcanza
a partir de 1968. Este crecimiento fue obtenido a través
de una política gubernamental muy exitosa dirigida a
atraer a las grandes empresas transnacionales y a fomentar la
expansión de las subsidiarias de éstas ya
instaladas en el país. El gobierno ha orientado el proceso
de distribución de ingreso para producir el perfil de
demanda más atractivo para las mencionadas empresas.

La política industrial y de incentivo a las
exportaciones a partir de la década del sesenta la
estructura industrial brasileña fue ampliada y
diversificada a través del desarrollo de industrias
metalmecánicas y químicas orientadas
fundamentalmente hacia el mercado interno.

Brasil implementó a partir de mediados de la
década del sesenta un conjunto de incentivos fiscales y
crediticio a la exportación que dieron lugar a un fuerte
incremento en las exportaciones. A pesar de ello, el grado de
integración al mercado internacional
siguió siendo bajo manifestándose en magros
coeficientes de exportación e importación.

1970/1980

En 1974 el general Ernesto Geisel, presidente de
Petrobrás, monopolio
nacional de combustibles, se convirtió en el primer
mandatario de Brasil. Al principio, desarrolló
políticas de signo liberal, relajando la presión de
la censura y dando considerables libertades a los partidos de la
oposición, pero en 1976 y 1977 los controles se hicieron
estrictos de nuevo, justo antes de la elección de
João Baptista da Oliveira Figueiredo, que sucedió a
Geisel en 1979.

El ciudadano norteamericano medio recibía en 1970, un
ingreso de aproximadamente 4 mil dólares por año, y
a ese nivel de ingreso correspondía determinada canasta de
bienes de consumo. Este conjunto de bienes se hizo posible
gracias a un proceso de acumulación de capital que se
elevaba acerca de 12 mil dólares por habitante del
país. El ciudadano brasileño recibía como
promedio un ingreso aproximadamente de 400 dólares por
año y el capital acumulado en Brasil alcanzaba la suma de
mil dólares por habitante. De este modo, el conjunto de
bienes de consumo al cual tiene acceso el brasileño medio
tenía que ser mucho menos diversificado que el que
prevalecía en los EE.UU. En Brasil durante un largo
período, los aumentos del ingreso (productividad
económica), fueron básicamente el resultado de una
simple redistribución de recursos con miras a la
maximización de las ventajas comparativas estáticas
en el comercio
exterior. En Brasil debido a la concentración de la
propiedad
territorial y a la abundancia de la fuerza de
trabajo en la agricultura de
subsistencia, los aumentos de la productividad beneficiaron
principalmente a una pequeña minoría. Sin embargo
en razón del tamaño de la población, esa
minoría modernizada fue suficiente para permitir un amplio
desarrollo urbano y un comienzo de industrialización.

En los últimos veinticinco años la
economía brasileña ha venido creciendo con una tasa
relativamente alta.

La abundancia de recursos
naturales, el tamaño de la población y el nivel
medio de ingreso obtenido en el pasado a través de la
maximización de las ventajas comparativas estáticas
en el comercio
exterior, convergen para producir ese potencial de
crecimiento.

Además de eso, las fluctuaciones de la tasa de
crecimiento del PBI tuvieron efectos de escasa
significación en el proceso de formación de
capital.

Los cambios en la tasa de crecimiento del PBI reflejan
fundamentalmente modificaciones en el grado de utilización
de la capacidad productiva ya instalada.

A travès del desarrollo de industrias metalmecanicas y
quimicas orientadas fundamentalmente hacia el mercdo interno , es
sobre estas mismas que se basa el fuerte crecimiento
económico del periodo 1971-80. Los altos niveles de
protección comercial, acompañados de importantes
incentivos fiscales, el otorgamiento de créditos
subsidiados, el direccionamiento de las compras publicas,
etc. Permitieron que hacia principios de los años ochenta
se consolidara una estructura industrial altamente integrada y
diversificada.

Los esquemas de promoción mostraron, asimismo, fuerte
selectividad sectorial y dispersión regional.

El gran dinamismo que mostró la industria
brasileña durante los años setenta fue neutralizado
por el estancamiento de la década siguiente. Al limitarse
la dinámica de crecimiento basada en el
mercado interno, se tornaron crecientemente importantes las
ventas al mercado internacional. Contribuyó para el
aumento de las exportaciones, además de la recesión
interna, un tipo de cambio
favorable, y numerosos incentivos a las exportaciones entre los
que se destacaban el crédito premio (devolución de
impuestos indirectos), el régimen de reintegro de los
derechos de importación y otros impuestos –drawback-
y los programas BEFIEX (Concesión de Beneficios Fiscales a
Programas Especiales de Exportación). El fuerte
superávit externo fue además consolidado por medio
de una intensificación del control sobre las
importaciones. El nivel de importación se redujo durante
los años ochenta debido al mayor control sobre las mismas,
a las menores tasas de crecimiento y a la maduración de
proyectos de
insumos básicos iniciados en la década
anterior.

La retracción de la demanda interna tuvo un impacto
más violento sobre aquellos sectores modernos que
lideraron el crecimiento en la etapa anterior, fundamentalmente
bienes de capital y bienes durables de consumo. Al mismo tiempo
se reforma el patrón de inserción internacional
basado en productos intensivos en recursos naturales,
energía y mano de obra barata. Por otro lado se tornan
crecientemente evidentes las deficiencias de la industria
brasileña tanto en términos de calidad como de
implementación de tecnologías modernas de organización de la producción.

1980/1990

Restaruración del gobierno civil:

En 1985 Tancredo Neves fue nombrado primer presidente civil de
Brasil; quien murió antes de tomar posesión y
José Sarney lo reemplazó en su cargo. Enfrentado a
una inflación renaciente y una enorme deuda externa,
Sarney impuso un programa de austeridad que incluía una
nueva unidad monetaria, el cruzado. Una nueva constitución que incluía la
elección presidencial directa fue promulgada en octubre de
1988, y Fernando Collor de Mello, del Partido de
Reconstrucción Nacional, de tendencia conservadora, fue
elegido presidente en diciembre de 1989. Su drástico
programa anti-inflacionista llevó a Brasil a la peor
recesión de la última década, y las
acusaciones de corrupción
financiera desgastaron su popularidad.

Hacia fines de los años 80 se emprendió una
importante reforma tendiente a simplificar y dar mayor
transparencia a las políticas comerciales e industriales.
Este cambio de orientación se percibe claramente en las
Directrices Generales de la Política industrial y de
Comercio
exterior de 1990- En ellas se ubica como objetivo fundamental de
la política industrial a la eficiencia y el incremento de
productividad. Se plantea en ese sentido, la necesidad de
introducir instrumentos mas horizontales que ataquen las fallas
de mercado que impiden el progreso tecnológico y crear
externalidades positivas mediante el entrenamiento de
la mano de obra y del desarrollo de las infraestructuras
tecnológicas requeridas.

La primer dimensión de este cambio de rumbo se verifico
e un importante proceso de apertura comercial a través de
la eliminación de barreras no tarifarias y de la rebaja
gradual y programada de aranceles. Por
el lado de las exportaciones se limitó la exigencia de
licencias de exportación a unos pocos bienes. De la misma
manera y potenciándose por las restricciones fiscales del
Estado, se reducen o eliminan numerosos regímenes de
promoción algunos altamente selectivos. En particular, se
destaca la suspensión en 1990 de uno de los principales
programas de promoción de exportaciones los programas
BEFIEX. Es destacable también la sensible
limitación de los estímulos de tipo financiero, muy
importantes hasta principios de los ochenta y que fueron
perdiendo peso ante la restricción fiscal que no solo
afectó los montos disponibles sino también los
subsidios involucrados en las tasas de interés.

Este proceso de transformación muestra, sin
embargo, marchas y contramarchas. La permanencia de fuertes
desequilibrios macroeconomicos (déficit fiscal,
inflación creciente, etc.) han impedido una
racionalización acabada del esquema de política
industrial y comercial que presenta, en muchos casos, medidas
promulgadas pero sin vigencia.

La debilidad política del gobierno federal respecto de
los gobiernos estaduales presente en Brasil (y potenciada por la
Constitución de 1988), ha generado, además de
conflictos
distributivos, dificultades adicionales para la
racionalización y reformulación de la
política pública. La magnitud de las transferencias
por mandato constitucional desde la administración central hacia los estados
creció rápidamente a partir de 1989 absorbiendo
–como proporción total de la recaudación.
Esto otorgó a los estados cierto grado de poder fiscal
como para llevar adelante regímenes altamente selectivos a
nivel geográfico o sectorial.

1990/2000

En junio de 1992 Brasil fue el anfitrión de los
más de 100 líderes mundiales que se reunieron en la
Conferencia de
las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente
y Desarrollo, también conocida como Conferencia de
la Tierra. En
septiembre Collor fue acusado de corrupción por la
Cámara de los Diputados y el vicepresidente Itamar Franco
se convirtió en presidente en funciones. Collor
dimitió el 29 de diciembre, justo cuando el proceso contra
él en el Senado estaba comenzando, y Franco entonces
prestó juramento como su sucesor. Un plan para
reestructurar y reducir la deuda externa de
Brasil se puso en práctica en abril de 1994.

Este plan se conoció con el nombre de Plan Real, y fue
diseñado por el entonces ministro de Hacienda en el
gobierno de Itamar Franco, el socialdemócrata Fernando
Henrique Cardoso.

En las elecciones presidenciales celebradas en octubre de 1994
resultó vencedor Cardoso, candidato del Partido Social
Democrático Brasileño, que se impuso a Luís
Inácio Lula da Silva, candidato presentado por el
izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). La campaña
electoral tuvo como ejes básicos las promesas por parte de
ambos políticos de promover una mayor justicia
social y el desarrollo de reformas económicas y
políticas de gran envergadura.

Este proyecto
reformador se empezó a poner en marcha con la
presentación por parte de Cardoso ante el Congreso
brasileño, en febrero de 1995, de una serie de enmiendas
constitucionales, a las que se añadió, en 1996, el
intento de modificar la Constitución brasileña con
la finalidad de permitir la reelección en el cargo
presidencial; en enero del año siguiente, el Congreso
aprobó la enmienda constitucional que hacía
factible tal modificación.

No obstante, las reformas económicas iniciadas por el
nuevo gobierno fueron rechazadas (en forma de marchas, huelgas y
manifestaciones) a lo largo de 1997 por aquellos sectores
productivos que resultaron perjudicados con las mismas. En junio
de ese año, Brasil se adhirió al Tratado de No
Proliferación de Armas
Nucleares.

La crisis financiera que afectó seriamente a la
economía brasileña durante buena parte de 1998, y
que tuvo su continuación en la primera mitad de 1999, no
supuso un revés a las expectativas electorales del
presidente Fernando Henrique Cardoso ante los comicios
presidenciales, legislativos y estatales que se celebraron el 4
de octubre de ese mismo año, y en los que se
enfrentó de nuevo con Luís Inácio Lula da
Silva, el candidato de buena parte de la izquierda
brasileña, así como con Ciro Gomes, cabeza de lista
del Partido Popular Socialista (PPS) y Eneas Carneiro, del
Partido de la Reedificación del Orden Nacional (Prona).
Antes al contrario, Cardoso venció de forma arrolladora en
la primera vuelta, sin necesidad de efectuar una segunda, con lo
que se convirtió, una vez que tomó posesión
del cargo en enero de 1999, en el primer presidente
brasileño que era reelegido democráticamente en la
historia de
Brasil. El nivel de abstención, votos nulos y en blanco
fue considerable, habida cuenta que en Brasil los electores
están obligados a votar.
Los resultados en los comicios para renovar los cargos de los 26
estados y el Distrito Federal en que se divide Brasil, por
contra, obligaron a una segunda vuelta en 12 de ellos, pues
ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta. La
importancia de los resultados en esta consulta venía dada
por el hecho de que el recién reelegido presidente
necesitaba el apoyo de los gobernadores para llevar a cabo el
ajuste fiscal impuesto tras el acuerdo firmado poco
después con el Fondo Monetario
Internacional.

 

 

Autor:

Maria Cristina Monge

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