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El gaucho




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Partes: 1, 2



    2. El escenario
    natural

    3. Antropologia y tipologia de la
    humanidad gaucha

    4. Surgimiento Del Tipo
    Gauchesco

    5. ¿Como Es El
    Gaucho?

    6. El Mate, El Tabaco Y El
    Facón

    7. Rancheríos y
    pulperías

    8. Creación del cuerpo
    de blandengues

    9. ¿Desaparece el
    gaucho?

    10. Museo Del
    Gaucho

    11. Cuchillos Y
    Facones

    12. Espuelas, Arreadores Y
    Rebenques

    13.
    Bibliografia

    "… Pero el perfil de su
    fisonomía moral es
    tan acentuado,que la historia le asignará
    un
    lugar tan distinto en sus páginas, porque no
    podrá escribirse la nuestra sin mentarle a él
    en primer término".

    (Apreciación de Francisco
    Bauzá
    acerca del Gaucho)

     1.
    Introducción

    La República Oriental del Uruguay forma
    parte de una extensa región denominada litoral
    rioplatense; aunque también es válida la
    expresión cuenca platense, si nos atenemos a los
    territorios regados por el Río de la Plata, el Río
    Paraná, el Río Uruguay y una
    numerosa red de
    afluentes.

    Es, de cualquier modo, una zona que abarca no solo a
    nuestro país, sino también a numerosos territorios,
    especialmente a las provincias argentinas de Buenos Aires,
    Entre Ríos, Santa Fé y Corrientes.

    Desde la época de la dominación
    española hasta fines del siglo pasado, vemos surgir y
    definirse al habitante característico de las zonas rurales de esta
    región y que recibe el nombre de gaucho. Pero no podemos
    hacer un estudio del personaje, si no nos referimos al marco
    geográfico en que surge. Esa descripción debe comprender además a
    la fauna, la flora y
    la actividad económica típica en la que nace y
    desenvuelve el gaucho: la ganadería.

    2. El escenario
    natural

    Si tenemos en cuenta las primeras descripciones de
    nuestro territorio podríamos sacar de ellas algunas ideas
    irróneas acerca del marco geográfico en que nace el
    gaucho.

    Por ejemplo, en el siglo XVI (1531), el viajero
    portugués Pedro Lópes Souza dice en su "Diario de
    Navegación": "…y yo fui con diez hombres por tierra a ver
    si encontraba rastros de gente; no encontré nada; sino
    rastros de muchas alimañas, y muchas perices y codornices,
    y mucha otra caza. La tierra es
    la más hermosa y apacible que yo jamás pensé
    ver; no había hombre que no
    se hartase de mirar los campos y la hermosura de
    ellos".

    De esta descripción indudablemente se desprende
    que las condiciones naturales del medio oriental eran
    excepcionales, desde todo punto de vista. Es sabida, por otra
    parte, la importancia que los factores ambientales tienen para
    determinar la actividad económica de un
    país.

    Casi dos siglos después, es Hernandarias quien ve
    las bondades de lo que él llama "Vanda de los
    Charrúas", señalando que la tierra es
    grande capaz de albergar muchos pobladores y dar cabida a todo
    tipo de ganado, gracias a la existencia de arroyos, quebradas,
    riachuelos y, fundamentalmente, por la presencia de abrigos
    naturales para el ganado.

    Efectivamente, ésta era para los viajeros una
    tierra de
    pastos "gordos", con ligeras ondulaciones, suaves valles y
    cuchillas, flora de buena sombra, riqueza hidrográfica y
    fuentes de
    agua seguras
    aun cuando se presentara una sequía muy abundante ne le
    verano.

    Sumemos a estas determinantes naurales el hecho de que
    los indígenas no eran muy numerosos y poseían una
    organización débil, con una economía basada en la
    caza, la pesca y la
    recolección de alimentos, y para
    la cual no estaban materialmente equipados de manera de modificar
    sustancialmente al medio. La fauna contaba con
    variedad de ejemplares hervíboros y carnívoros,
    pero no muy numerosos ni tampoco de gran tamaño:
    ñandúes, tigres y pumas, todo lo cual va a
    favorecer el desarrollo de
    la ganadería que introducirían los
    españoles.

    Poco tiempo
    después, en al año 1611, Hernandarias, luego de una
    muy positiva expedición

    y estadía en la Banda Oriental en el año
    1607, ordenó el rpimer desembarco de ganado acuno en la
    isla del Vizcaíno. Luego hizo lo mismo en le 1617,
    introduciendo ahora cien vaquillonas y algunos toros.

    Por fin, 17 años después, una definitiva
    introducción de ganado fue llevada a cabo
    por los misioneros jesuítas, en un número aprox. de
    cinco mil cabezas.

    Esta riqueza se disperzó luego por todo el
    territorio oriental, y hacia la época de la
    fundación de Montevideo, los datos estimativos
    se inclinarían por la friolera de veinticinco millones de
    cabeza de ganado vacuno.

    El Medio Se Transforma

    Lo cierto es que la introducción del ganado
    vacuno y su gran crecimineto, trajo aparejada transformaciones
    importantes en el medio.

    Comenzó a crecer una pastura tierna, en
    diferencia de la flora espinosa que caracterizaba a la
    región.

    También hubo transformaciones en la fauna. Las
    especies de poco peso y fuerza, tales
    como el venado, fueron desplazadas por un ganado de mayor talla y
    fiereza. Su refugio fueron los montes y allí comenzaron a
    desaparecer. Aunque mejor adaptado y defendido, el
    ñandú también estuvo a punto de
    extinguirse.

    Muchas alimañas de la campaña se vieron
    imposibilitadosde subsistir. Lo contrario sucedió con los
    grandes carnívoros (tigres, pumas) que se encontraron con
    una carne más apetitosa y y gorda, fundamentalmente cuando
    se trataba de indefensos terneros, presa fácil en las
    soledades del campo oriental.

    Otras especies medraron y crecieron al amparo de esta
    realidad.

    Pero en este panorama falta todavía el caballo,
    cuyo papel en estas
    variantes es fundamental por varias razones; entre ellas, la de
    constituir el medio de desplazamiento del hombre de
    campaña, cualquiera que sea, incluso el propio
    indígena.

    En cuanto al orígen del caballo en tierras
    orientales, son varias las posibilidades a tener en cuenta.
    Algunas fuentes
    mencionan a Don pedro de Mendoza trayendo, a su llegada a
    Buenos Aires,
    un contingente de caballos que fuera en parte abandonado luego,
    cuando la ciudad comenzó a despoblarse. También, al
    parecer, algunas expediciones que se dirigían a Buenos
    Aires dejaron caballadas. De cualquier modo, el número de
    equinos habría sido exiguo.

    El caballo es la base más fuerte para el
    surgimiento del tipo social gauchesco y el que dio sello a
    nuestra sociedad rural
    semimarginada. Para ver la influencia que el ganado caballar y
    vacuno ha tenido en el forjamiento de nuestra nacionalidad, basta
    observar uno de los símbolos nacionales: el escudo, donde
    ambas especies están representadas como reconocimiento a
    la función
    histórica que cumplieron.

    El Ambito Economico Y Social Del Gaucho

    De todo lo anterior se desprende una conclusión
    útil para explicar el nacimiento y las características de nuestra sociedad rural y,
    en especial, del gaucho: en nuestro país, el ganado
    llegó antes que el hombre, se
    reprodujo en forma libre, fuera de la mano de éste, se
    incorporó a la naturaleza, se
    confundió con ella, se transformó en verdaderas
    "minas de carne y cuero". En definitiva, el ganado
    condicionó todo el proceso
    histórico nacional, determinó su economía y el tipo
    social que surgiría. Hizo que se instalaran en la zona una
    multitud de personajes: faeneros, bucaneros y mamelucos
    brasileños. Determinó el inicio del proceso
    fundacional a cargo de los sacerdotes misioneros, teniendo como
    perosnaje central a los indígenas. El ganado hizo que se
    mirara con otros ojos esta tierra, antes ignorada y dejada de
    lado.

    Primero fue la Banda Oriental el lugar en que los
    vecinos bonaerenses hallaban leña y carbón; ahora
    estaba el ganado… y surgen las vaquerías.

    En realidad, la vauqería no es sino la
    explotación desordenada y destructiva de la riqueza
    ganadera, con importantes consecuencias en el ámbito
    social. El permiso de vaquería estaba destinado a repoblar
    las estancias del litoral argentino, cuyos ganados habían
    huído hacia esta parte del continente. Así
    comenzaron las arreadasde ganado en pie a cargo de accioneros
    santafecinos. Así surgieron, en confusión
    mayúscula, las arreadas de los mamelucos, en consorcio con
    los indígenas, hacia Río Grande y Minas Gerais,
    especialmente.

    A veces las tropas llegaban a veinte mil
    cabezas.

    Pero ¿era esta la única actividad
    comprendida en los permisos de vaquería? Obviamente no,
    porque junto a los troperos actuaban los faeneros. Estos
    elegían un lugar determinado, generalmente la margen de un
    río o arroyo o, aun mejor, una rinconada entre dos
    corrientes de agua.
    Allí erigían un corral al que denominaban manguera
    y arreaban hacia allí a los animales
    procediendo luego a sacrificarlos.

    Los instrumentos de trabajo eran el lazo y las
    boleadoras que habían heredado y aprendido su uso de los
    indígenas. Usaban también una larga caña
    tacuara en cuyo extremo aseguraban una media luna afilada que
    servía para desjarretar al ganado, cortándole los
    tendones de las patas traseras, luego de lo cual mataban ala
    nimal y le sacaban el cuero dejándolo secar al sol. Era
    común que también sacaran el sebo y las grasas para
    hacer velas y jabón; pero la carne, ano ser por una
    pequeña porción que se consumía durante la
    matanza, se dejaba en el campo y servía de alimento a las
    aves de
    rapiña y animales
    carniceros, especialmente los peroos cimarrones.

    En el marco de estas actividades también actuaban
    otros elementos ya mencionados: los indios depredadores, aunque
    de poca monta, y sobretodo los mamelucos que violaban
    constantemente la frontera para arrear y faenar ganado y capturar
    indígenas levándolos como mano de obra a Minas
    Gerais. Otro factor incidenete en las transformaciones de la
    campaña oriental lo constituyó la presencia de los
    piratas cuya actividad estaba ligada especialmente al contrabando
    de cueros y frutos del país, actuando en las costas del
    Río de la Plata e incursionando en el territorio
    nacional.

    3. Antropologia y
    tipologia de la humanidad gaucha

    Los antepasados del gaucho de los primeros tiempos son
    productos del
    mestizaje. Los vientres indígenas -mujeres güenoas,
    minuanes, chanáes y charrúas – fecundados por los
    faeneros y mozos sueltos de la aurora del siglo XVIII alumbraron
    en las tolderías niños
    bronceados de ojos zarcos, de revueltos jopos color miel, de
    mentones voluntariosos y narices aquilinas. El gaucho, empero, no
    es un tipo racial sino un producto
    económico-social. Habrá guachos negros como el
    carbón, gauchos de piel
    olivácea, gauchos de pupilas celestes y pelambres de oro;
    los habrá altos y espigados, rechonchos y patituertos,
    pequeños y ágiles, musculosos y macizos. No hay,
    por lo tanto un prototipo físico del gaucho ni existe una
    antropología somática que lo defina
    y circunscriba.

    Sociológicamente considerado el gaucho tiene
    antepasados y laderos. Los documentos
    coloniales hablan de vagamundos, changadores, gauderios y
    gauchos.

    Se trata de "gente pobre necesitada a hacer sin
    licencias lo que otros hacen con títulos". Son los
    carneadores y cuereadores que andan a campo traviesa, cuchillo en
    mano, cumpliendo duras jornadas para lograr unos cueros por los
    cuales los ricos españoles y portugueses les daban una
    "bagatela"….Desvirtuando la imagen
    estereotipada del forajido rural, de Melo expresa que los
    "changadores , los gauchos tan descantados son unos pobres
    hombres a quienes la necesidad obliga a tomar lo que creen que no
    tiene dueño para utilidad de los
    que les pagan con mano bien miserable un escaso jornal". Estos
    temibles malevos están "en la mayor miseria" y son
    explotados por "amos crueles".

    Antes que el término gaucho se abra paso
    definitivamente en la Banda Oriental se utiliza el vocablo
    gauderio, de claro origen portugués. Zabala ya
    había fichado a los gauderios en 1746 como "gente que vive
    como quiere sin saberse donde viven o de que se alimentan, pues
    no trabajan…".

    La página clásica cerca de estos libres
    jinetes de las cuchillas se debe a un viajero cuya identidad se
    ha discutido pero cuya pintura de los
    tipos humanos de América
    a fines del siglo XVIII (1771) es convincente y
    atractiva.

    He aquí la famosa descripción, que
    conocía y utilizó Espinosa y Tello en la
    página anteriormente transcripta: "Estos son unos mozos
    nacidos en Montevideo y en los vecinos pagos. Mala camisa y peor
    vestido, procuran encubrir con uno o dos ponchos, de que hacen
    cama con los sudaderos del caballo, sirviéndoles de
    almohada la silla. Se hacen de una guitarrita, que aprenden a
    tocar muy mal y a cantar desentonadamente varias coplas, que
    estropean, y muchas que sacan de su cabeza, que regularmente
    ruedan sobre amores. Se pasean a su albedrío por toda la
    campaña y con notable complaciencia de aquellos
    semibárbaros colonos, comen a su costa y pasan las semanas
    enteras tendidos sobre un cuero, cantando y tocando. Si pierden
    el caballo o se lo roban, les dan otro o lo toman de la
    campaña enlazándolo (…) .Muchas veces se juntan
    de éstos cuatro o cinco, y a veces más, con
    pretexto de ir al campo a divertirse, no llevando mas
    prevención para su mantenimiento
    que el lazo, las bolas y un cuchillo. Se convienen un día
    para comer la picana de una vaca o de un novillo: le enlazan,
    derriban y bien trincado de pies y manos le sacan, casi vivo,
    toda la rabadilla con su cuero, y haciéndole unas
    picaduras por el lado de la carne, la asan mal, y medio cruda se
    la comen, sin más aderezo que un poco de sal, si la llevan
    por contingencia. Otras veces matan solamente por comer una
    lengua, que
    asan en el rescoldo. Otras se les antojan caracuces, que son los
    huesos que
    tienen tuétano, que revuelven con un palito, y se
    alimentan de aquella admirable sustancia (…)". (Concolorcorvo,
    1773).

    4. Surgimiento Del Tipo
    Gauchesco

    Este es el marco el amrco económico y social en
    que surge el tipo gauchesco y, como tal, será heredero de
    muchas de las características inherentes a estos grupos.

    El hombre de la zona rural del Río de la Plata y
    en especial de la Banda Oriental es, según expresa Pablo
    Blanco Azavedo, una mezcla heterogénea de
    aborígenes, de españoles desertores de tropas
    regulares, de criollos nacidos en la propia campaña, de
    portugueses. Y no es solamente asunto de razas sino (y
    especialmenete) de caractéres, que de una manera u otra
    hacen presentes en el gaucho.

    Ya en el siglo XVIII, en la cual aparece definido el
    tipo gauchesco, Alfonso Carrió de la Bandera, funcionario
    real, compone esta descripción del gaucho:

    "Estos son unos mozos nacidos en Montevideo y en los
    vecinos pagos. Mala camisa y peor vestidos, procuran encubrirse
    con uno o dos ponchos de que hacen cama con los sudaderos del
    caballo sirviéndoles de almohada la silla".

    "Se hacen de una guitarrita que aprenden a tocar muy mal
    y a cantar desentonando varias coplas que estropean y muchas
    veces sacan de su cabeza que regularmente ruedan sobre
    amores".

    "Se pasean a su albedrío por toda la
    campaña y con notable complacencia de aquellos
    semibárbaros colonos, comen a su costa y pasan las semanas
    enteras tendidos sobre un cuero, cantando y tocando. Si pierden
    el caballo o se lo roban, les dan otro o lo toman de la
    campaña enlazándolo con un cabestro muy largo que
    llaman "rosario"… Muchas veces se juntan de éstos cuatro
    o cinco y a veces más con el pretexto de ir al campo a
    divertirse, no llevando más prevención para su
    mantenimieto que el lazo, las boleadoras y un
    cuchillo".

    "Se convinan un día para comer la picana de una
    vaca o novillo: lo enlazan, derriban y bien trincado de pies y
    manos, le sacan casi vivo, toda la robadilla con su cuero y
    haciéndole una picadura por el lado de la carne, la asan
    mal y medio cruda se la comen, sin más aderezo que un poco
    de sal, si la llevan por contingencia. Otras veces matan
    sólo una vaca o novillo para comer el matambre, que es la
    carne que tiene la res entre las costillas y el pellejo. Otras
    veces matan solamente por comer una lengua, que
    asan en el rescoldo. Otras veces se les antoja caracuses, que son
    los huesos que tienen
    tuétanos, que revuelven con un palito, y se alimentan de
    aquella admirable sustancia; pero lo más prodigioso es
    verles matar una vaca, sacarle el mondongo y todo el sebo que
    juntan en el vientre y con sólo una brasa de fuego o un
    trozo de estiércol seco de las vacas, prenden fuego aquel
    sebo, y luego que empieza a arder y a comunicarse a la carne
    gorda y alos huesos, forma una extraordinaria iluminación, y así vuelven a unir el
    vientre de la vaca dejando que respire el fuego por la boca y
    orificio, dejándolo todo una noche o considerable parte
    del día, para que se ase bien y a la mañana o tarde
    la rodean los gauderios y con su cuchillo va sacando cada uno la
    parte que más le conviene, sin pan ni otro aderezo alguno,
    y luego que satisfacen su apetito abandonan el resto, a
    excepción de uno u otro, que lleva un trozo a su campestre
    cortejo".

    Una de las características distintivas del gaucho
    es su libertad. Esta
    tiene dos elementos componentes muy importantes. Por un lado, el
    caballo le da libertad de
    movimientos en una pradera inmensa, infinita. Por otro lado, la
    libertad se asienta en la abundancia del ganado que le brinda
    sustento y, también, en la proximidad de la frontera en la
    que halla los productos que
    consume, principalmente yerba y tabaco; aunque a
    veces le sirve asimismo de protección contra las partidas
    armadas que le perseguían.

    El gaucho también es muy orgulloso e
    individualista, carácter
    que, probablemente, heredó de los españoles. No
    tiene una idea clara de lo que significan la sociedad y la familia. En
    este sentido, dice Alberto Zum Felde:

    "Antes de 1800 la familia casi no
    existe en la campaña, son escasas las uniones conyugales
    regulares y permanentes….casi todos los hijos son gauchos y se
    crían bajo una especie de matriarcado doméstico. La
    población crece, sin embargo,
    rápidamente, porque la vida es fácil y la naturaleza ofrece
    lo necesario para una existencia primitiva. No hay miseria, y con
    el aire libre y
    el ejercicio las terneradas se crían fuertes. Luego que la
    vida se va haciendo más estable, fijándose en
    estancias y villorios, la monogamia se define y las familias
    aumentan.".

    El gaucho, no obstante, no acepta esas normas porque es
    por definición reacio a todo tipo de autoridad u
    organización estable. La ignorancia de la
    vida civil lleva al gaucho a pensar que la tierra es de todos,
    como el aire y la
    luz. En cierta
    medida, en ese momento, no le falta razón, sobretodo si
    tenemos en cuenta que era muy difícil precisar
    quién era propietario y quién no, ya que los
    títulos de propiedad no
    abundaban y los límites
    eran imprecisos. Lo mismo pensaba el gaucho en relación al
    ganado y con mayor fundamento todavía.

    Por oposición hay cosas que el gaucho consideraba
    de su exclusividad y era, en eso, intransigente: el caballo, el
    cuchillo y la mujer. He
    ahí los elementos que no cedía a nadie. Este hombre
    que se sentía libre frente al avance de los elementos
    civilizadores, se hallaba satisfecho y a sus anchas en el siglo
    XVIII, en el que se define su personalidad y
    de donde datan numerosos testimonios que poseemos de
    él.

    Caillet Bois, un viajero francés, ve a los
    gauchos de esta maner:

    "El lujo tiene poco ascendente sobre ellos pues visten
    de lienzo ordinario y algodón, y su vestuario más
    decente se compone de unos calzoncillos blancos que llegan hasta
    los tobillos con un fleco de cuatro dedos, un chiripá o
    lienzos de colores liado a
    la cintura, calzón corto de pana, o triple azul o
    encarnado y un poncho de colores. En
    teniendo esto, y sobrero de ala y copa chica, con un
    pañuelo para asegurarlo a la cabeza, ya no aspiran a
    mayores galas. La pasión dominante que ellos tienen es por
    un buen caballo, con su apero correspondiente, buen freno y
    espuelas de plata, botas de piel de gato o
    de potro…. Son muy fuertes en los trabajos de campo y resisten
    la intemperie como no hay ejemplar…".

    5. ¿Como Es El
    Gaucho?

    Existen, sin embargo, descripciones más
    descarnadas y más adecuadas a la realidad del gaucho. En
    1776, Bouganville nos cuenta:

    "Se ha formado desde hace algunos años
    atrás, en el norte del Río de la Plata, una tribu
    de montaraces que podrá convertirse cada vez en más
    peligrosa para los españoles si no toman medidas prontas
    para su destrucción. Algunos malechores escapados de la
    justicia se
    habían retirado al norte de Maldonado; a ellos se
    agregaron muchos desertores. Insensiblemente el número
    acreció y con las mujeres tomadas a los indios han
    comenzado una raza que no vive sino del pillaje. Se asegura que
    ellos pasan ya de seiscientos."

    Blanco Azevedo ve en este texto algo
    así como la partida de nacimiento del Gaucho, al cual
    considera una etapa superior de civilización de los indios
    charrúas. Basa esta afirmación en una primera cita
    de Cataneo hecha en 1730:

    "Un día, dando vuelta a la punta de un bosque,
    después del cual se abría un buen trecho de playa
    rasa, la encontramos cubierta casi toda de indios a caballo
    armados de arco y lanza y dispuestos en forma de media luna, que
    nos esperaban en aquel paso para darnos carne y recibir de
    nosostros algunas cosas. Todos sus jefes tenían nombres
    cristianos. El cacique principal se llamaba don Simón y
    por cierto que era una caricaturabien ridícula. Llevaba
    una especie de manto de la figura de una capa fluvial, compuesto
    y remendado en varias piezas entre las cuales se veían
    algunas pieles viejas pintadas como cueros que había
    encontrado en casa de algún ropavejero. Llevaba en la mano
    un pequeño bastón negro con puño de
    latón, redondo encima y lo manejaba como un cetro con la
    gravedad correspondiente a aquel manto y a su cabellera, no menos
    desgreñada que la de los otros. En cuanto a los
    demás jefes, uno se llamaba Francisco, y hablaba español
    admirablemente, el otro tenía por nombre Juan".

    Dice Blanco Azevedo que no cabe duda que lo que Cataneo
    vio eran indios, pero que estaban en el umbral de transformarse
    en un nuevo tipo social: el gaucho.

    Por otra parte, los campamentos indígenas
    servían de refugio a os desertores y prófugos de la
    justicia. De
    ese modo se intercambiaban usos y costumbres.

    En 1785, en su "Memoria
    Histórica", Doblas dice que la Banda Oriental estaba
    poblada por gauderios y changadores cuya ocupación
    principal era la faena del ganado y las ventas
    clandestinas del mismo.

    El gaucho por lo general es flaco, color
    amarillo-verdoso, barbudo; pero también puede ser
    lampiño y de pelo lacio, acaso rubio, abarcando toda la
    gama de mestización.

    Todas las características del gaucho están
    dadas por el ambiente que
    lo rodea: agreste y salvaje, rudo y ágil. Se sujetaba la
    cabellera con la vincha heredada del indio, agregaba el sombrero
    "panza e´burro". El torso desnudo o cubierto por un poncho,
    el chiripá y las botas de potro completan el
    personaje.

    Solitario y de pocas palabras, pero hospitalario y leal.
    Es corajudo, audaz, se juega la vida a cada momento, en la doma,
    en la lucha con las fieras, el indio o las partidas armadas. Su
    lenguaje es
    una mezcla de español, indígena y voces portuguesas
    y africanas, es sentencioso al expresarse y suele usar el
    refrán como respuesta.

    Hace culto del valor y
    desprecia al maula, hace justicia por su mano propia pero
    sólo cuando bebe busca pendencia, generalmente
    éstas tienen por motivo el juego o las
    mujeres.

    Una de las cosas contra las cuales hay que precaverse es
    el espíritu de las descripciones vistas, ya que
    están hechas con el prejuicio lógico de una
    cultura
    distinta. Lo que más chocaba a los españoles como
    seres civilizados es que el gaucho y la sociedad rural, en
    general, no aceptaba los moldes que España
    quería trazar en la campaña.

    No debemos pensar que el gaucho es portador de todos los
    vicios y defectos que le atribuyen los viajeros. El gaucho es
    producto del
    medio. Antes es, por eso, el portador (y ¿por qué
    no?, el creador) de una cultura
    criolla que sirvió de modelo a toda
    la campaña oriental.

    La vida cotidiana

    Hay abundancia de carne durante el siglo XVIII y los
    períodos de paz – muy pocos- del siglo XIX. Hay
    también abundancia de caballos, a los que el gaucho de los
    orígenes maltrata y agobia a sotera, espuela y galopadas
    tremendas. Los ranchos son cubiles miserables con olor a humo, a
    carne podrida, a guascas sanguinolientas. Hierven las pulgas,
    abundan los piojos, pululan las temibles vinchucas amarillas. La
    ropa es escasa; el abrigo no alcanza para capear las madrugadas
    invernales, blanqueadas por la escarcha. No hay escuela, no hay
    asistencia médica, no hay casi iglesias y alas capillas
    privadas de las estancias solo asisten los latifundistas que
    tienen especial interés en
    salvar sus almas. Impera el más crudo y sumario de los
    primitivismos. No obstante, en los espíritus elementales
    de los hombres de a caballo, hechos al cuchillo y a la lucha
    contra la naturaleza física,
    biológica y humana, surge de tanto en tanto un resplandor
    de ternura o generosidad que los rescata y redime del nivel
    zoológico.

    El mundo de los hombres y familias que viven al margen
    de la comunidad
    patriarcal de la estancia es un archipiélago humano
    desarraigado y por lo mismo agresivo, etnocéntrico, auto
    -complaciente con su ignorancia oscura, que la poesía
    de los payadores viste de claridades, sumido en el peor de los
    subdesarrollos: el de la rebarbarización de la cultura y
    la involución de la sociedad. Esa gente es hospitalaria
    como los beduinos del desierto. Es también, como en todas
    partes, sensible a la amistad, al
    amor, a la
    alegría. Cree en el coraje por sobre todas las cosas, pero
    cuando falla el zarpazo de los leones recurre a las
    picardías de los zorros. Mata sin piedad y muere sin pedir
    misericordia. No tiene conciencia de su
    condición abyecta y desprecia el dinero,
    abomina del trabajo sistemático, dilapida en el juego sus
    pocos reales bien o mal habidos, utiliza una escala de
    valores basada
    en el honor y la destreza del hombre, cura sus pesares o mitiga
    sus fríos con el aguardiente, es desmesurada,
    colérica, insumisa, libertaria, enemiga de los patrones
    que obligan, amiga de los contraventores que se burlan del "godo"
    y del "portugo", americana por instinto y rebelde por
    esencia.

    El gaucho será la carne de cañón en
    las guerras
    civiles, como antes fuera el brazo armado de la independencia
    y antes aún la conflictiva irrupción del hombre
    blanco en las tolderías del indio. Vivió y
    murió luchando, sin saber a menudo los motivos por los
    cuales seguía a los caudillos grandes y menudos. Su mayor
    contento fue siempre el de la hora del asado y cuando las reses
    tuvieron dueño y marca
    engrosó los ejércitos de blancos o colorados al
    grito irredento de "aire libre y carne gorda". Pasó
    fugazmente por el escenario geográfico del Río de
    la Plata y no pudo madurar los frutos de una cultura rural
    funcionalizada e idónea. No fue el hijo consciente de sus
    obras sino la ceniza humana del latifundio, el chivo emisario del
    imperialismo
    lusohispano, el excedente del enjuto mercado laboral de las
    urbes y de la economía depredatoria de los campos. Y su
    redención de tanta miseria la logró a golpes de
    sangre, de
    coraje, al precio mismo
    de la vida: entró en la luz de la
    Historia cuando
    dejó de ser el protagonista de la misma.

    6. El Mate, El Tabaco Y El
    Facón

    Como dijimos, el mate y el tabaco constituían sus
    mayores vicios, y acerca de ello, Eduardo Acevedo Díaz
    escribe en "Nativa":

    "Bajo el follaje y los trinos gorgeos de mil pajarillos
    , que saludaban la luz, desde el canto de la calandria, del
    sabiá, del cardenal, del tordo, del jilguero, del dorado
    de los arrullos de la paloma, los silbos de la perdiz del monte,
    los gritos estridentes de los horneros y gargantillas, hasta los
    ronquillos baturrillos filarmónicos de la ratonera, la
    urraca, la tijereta y el churrinche, al punto de no quedar un
    sólo miembro de la fauna ornitológica sin tomar
    parte en la embrollada y encantadora sinfonía. Bajo esa
    atmósfera,
    decimos cargada de axígeno y músicas aturdidoras,
    nuestros hombres poniendo oidos sordos a tales conciertos,
    habían emprendido con el "mate"

    que circulaba sin cesar sin perjuicio de atender, entre
    sorbo y sorbo, a dos regulares churrascos de carne de novillo que
    se aderezaban al rescoldo".

    "La estimulante infusión preparábales, el
    estómago y llevábales contento al
    espíritu".

    "Todo ello no les impedía el fumar sus gruesos
    cigarrillos de tabaco negro picado por ellos mismos sobre la
    suela de la carona; un trozo cualquiera de madera o en la
    palma de la mano, con sus grandes cuchillos siempre afilados y de
    temple, cuyo uso era tan complejo, que de él se
    servían para ésa y diez o doce operaciones
    distintas".

    "Con él daban muerte a la
    res, la desollaban, dividían, cortaban, cortaban las
    pieles para "lazos", "maneas", "maneadores" y simples guascas;
    fabricaban pacientemente los "tientos"; labraban o bordaban las
    caronas; trozaban gajos duros para estacas y macetas;
    defendíanse en las luchas con las fieras o pendencias con
    los hombres; degollaban con destreza increíble;
    comían pasando su filo al trozo de carne encima de los
    mismos labios, sin herirse; cercenaban arbustos y yerbas, pajas
    bravas y cabezas de enemigos como penachos de cortaderas; y
    limpia siempre su hoja en la piedra lustrosa; al pelo, aunque
    simple cuchilla mangorrera o daga de tres canales o facón
    de dos filos, servíales también, hasta de
    mondadientes".

    "Arma indispensable del paisano; del pastor, del
    carrero, del matarife, era en manos del "matrero" un instrumento
    de utilidad
    universal".

    Diferencia entre Gaucho y Paisano

    Este es el momento de aclarar precisamente algunos
    términos que los autores se preocupan de
    distinguir.

    Los términos gaucho y paisano no son
    equivalentes. En general se utiliza el primero para designar al
    "hombre de a caballo", nómade, libre en el pleno sentido
    de la palabra, sin vínculos con la tierra ni con los
    hombres. Pero ése hombre puede, llegado el caso,
    "aquerenciarse", afincarse en una estancia, acceder a una
    semi-sedentarización y así se transforma en
    paisano.

    A su vez, éste puede abandonar el "conchabo" y
    volver a la vida anterior, volviéndose gaucho.

    Son, par así decirlo, dos situaciones posibles,
    pero un mismo protagonista.

    A su turno, y una vez afirmada la sociedad civil,
    el gaucho o el paisano pueden "caer en desgracia" y se tornan
    matreros, el delincuente perseguido que merodea en la noche y se
    ampara en los montes.

    El Payador y los juegos

    Pero el preferido del gauchaje es, sin duda, el payador,
    a quien se pasan horas escuchando y que le canta a las cosas
    cotidianas con las que el gaucho estaba en contacto.

    Una crónica de la época nos
    cuenta:

    ". . . se siéntan a comer en una banqueta de la
    figura de un asiento de zapatero donde la hay, o sobre una
    calavera de vaca, se fija el asador en el suelo que es lo
    más común y puestos en rueda alrededor del asado
    uno le tira tajos a su lado hasta que concluyen con él sin
    otra bebida que el agua; si
    verano se van detrás del rancho a la sombra y se tumban,
    si invierno juegan o cantan unas raras seguidillas que llaman de
    Cadena o el Pericón o Malainbo acompañándolo
    con una desacordada (por destemplada) guitarrilla que siempre es
    un timple; el talento de cantor es uno de los más seguros para ser
    más bien recibido en cualquier parte y tener comida y
    hospedaje".

    ". . . si en aquellos días ha carneado algunas
    reses y ha granjeado por peonaje algunos reales muda el estilo y
    rumbo y se da a emplearlos en aguardiente en la más
    inmediata pulpería de donde no sale hasta haber acabado su
    caudal y luego vuelve a empezar".

    "Las pasiones favoritas u ordinario ejercicio de estos
    guazos son el juego de cualquier especie; que son: las carreras
    de caballos, las corridas de patos, los juegos de
    naipes y bochas, y mujeres".

    7. Rancheríos y
    pulperías

    Si observamos detenidamente esta crónica vemos
    aparece elementos nuevos. Aquí se habla de
    rancheríos y pulperías.

    La campaña se iba transformando. Iban apareciendo
    las estancias primitivas con sus rancheríos circundantes.
    Surgían las pulperías, verdadero foco socializador,
    centro de reunión, diversión y pendencia.
    Allí se jugaba, se cantaba, se bebía, se bailaba.
    Allí llegaban las noticias de la
    civilización.

    Félix de Azara nos habla de la
    pulpería:

    "Algunos capataces y hacendados venden en sus casas
    algunos artículos y sobretodo aguardiente entonces
    éstas se llaman pulperías, y son puntos de
    reunión para los habitantes de la campaña, que no
    hacen ningún caso del dinero y no le
    emplean sino en el juego y la bebida. Su costumbre es invitar a
    beber a todos los presentes; entonces llenan un vaso grande de
    aguardiente (porque no les gusta el vino) y lo hacen pasar de
    mano en mano. Repiten esta ceremonia hasta que no les queda un
    céntimo y se sienten ofendidos si se recusa su
    invitación. Para pasar el tiempo que se
    pierde en el llenado y vaciado del vaso, hay en cada
    "pulpería", una guitarra, y quien la toca es siempre
    convidado y regalado por aquellos que lo escuchan. Estos
    músicos no cantan siao "yarabys", éstas son unas
    canciones del Perú, las más tristes y
    monótonas del mundo lo que ha hecho denominarlas
    también "tristes". La melodía es lastimera y ellas
    ruedan siempre sobre amores desventurados, sobre amantes que
    lloran sus penas en los desiertos, pero nunca sobre temas
    alegres, divertidos o aun indiferentes".

    Pero indudablemente el centro del tema es ahora la
    estancia "cimarrona" ya que en ella pasa a desenvolverse la vida
    del gaucho y allí comienzan a. moldearse nuevas facetas de
    su vida y su carácter.

    En todas las estancias aparecen los mismos tipos
    especializados, dice Fernando Assunçao: el bombero, que es
    el que custodia la tropilla, los sebos y los cueros
    después de realizada la faena; es también el que
    vigila a los indios y las partidas armadas.

    El baqueano, es el práctico, el que conoce la
    tierra a través de los datos concretos
    (accidentes
    naturales, aguadas, escondrijos)que se grababan en la vista y
    la memoria;
    pero el baqueano también se sirve de los datos
    insólitos como el olfato y aun el gusto de los pastos que
    le permitía saber en qué pago se encontraba,
    Assunçao observa que Rivera era excepcional, como
    baqueano, en éste último procedimiento.

    También está el domador que transforma los
    potros salvajes en elementos útiles para el hombre.
    Esta tarea está vinculada íntimamente al uso del
    caballo desde sus primeros años, la forma de montar, de
    disponer las piernas (las rodillas poco cerradas y las piernas
    muy separadas), el fácil equilibrio en
    el corcovo, el trote, el galope o la espantada, todo esto
    denuncia al domador.

    Organización que se procesa en la
    campaña

    El gaucho es un poco todos esos personajes que van
    agrupándose en forma paulatina en torno a la
    estancia primitiva o cimarrona, la qu en realidad no era un
    establecimiento para criar ganado sino para juntar en sus aguadas
    y rinconadas ganado de todo típo y origen.

    Cuando se habla de casas debe aclararse que se trata de
    ranchos de fagina y techo de paja o cuero. Cerca de estas "casas"
    estaba el lugar donde se sacrificaban los animales y se
    estaqueaban los cueros en medio de los restos de los vacunos
    muertos y un olor desagradable. Así llegaban,
    atraídos por la carroña, una multitud de
    pájaros que armaban una gran gritería, siendo
    comunes también las moscas, escarabajos e insectos de
    otros tipos.

    Los muebles eran un barril para traer agua, un cuerno
    para beberla, asaderas de madera, una
    jarrita de cobre para
    calentar agua, una olla, una o dos sillas, un catre formado por
    cuatro maderos unidos a cuatro estacas con una piel de vaca
    puesta encima. Era común que los gauchos, en esta
    actividad convertidos en paisanos, ya afincados, se sentaran
    sobre sus talones o sobre un cráneo de vaca y sólo
    comieran carne, burlándose de los europeos que
    comían verduras diciendo que comían verde como los
    caballos.

    La actividad dominante seguía siendo el
    desjarretamiento, el sacríficio, la cuereada y la sebeada
    como en las primitivas vaquerías. Los cueros, una vez
    procesados, se guardaban en los galpones si los había. No
    había trazas de una huerta, explotación lechera ni
    cultivo de ningún tipo. Cuando la estancia era grande eran
    mayores las arreadas, se llegabaa a marcar las reses y se
    aprovechaba algo de carne: "la carne de este novillo se cura al
    viento que llamaban charquear, y dura sin corromperse mucho
    tiempo. Se atocina con salmuera…", así se expresa un
    cronista anónimo del siglo XVIII.

    Las estancias podían ser muy graades y de hecho
    casi nunca tenían límítes, eran atendidas
    por un pequeño número de gente (un capataz y
    algunos peones) para atraer el ganado y marcarlo. Cuado llegaba
    la época activa se conchababan los changadores,
    vagabuandos y gauchos y una serie de agregados que a veces
    vivían en los alrededores, como siempre, comiendo, tomando
    mate, haciendo guitarreadas y bailes que era lo que más
    les gustaba.

    El gaucho paulatinamente se va incorporaado a este
    proceso, aunque su adaptación es difícil; pero el
    propietario trata de integrarlo ya que le conviene su trabajo, su
    mano de obra. El dueño de la estancia contrataba a la
    gente suelta de la campaña para realizar la tarea del
    campo y luego trasladar los productos a la ciudad. Allí en
    un comercio se
    hacía el simulacro de compra. Los gauchos se quedaban con
    una parte de los cueros como pago y luego lo canjeaban por lo que
    necesitaban ( ropa, yerba, tabaco o bebida ). Esto siempre que no
    tuvieran una deuda en la pulpería, por la cual la ganancia
    quedaba en nada.

    El gaucho, entonces, no era el portador de todos los
    vicios como se quería hacerlo aparecer. En realidad, era
    el engranaje más importante de una economía
    nacional que sin él no hubiera podido existir.

    Son pocos los españoles de la época que
    vieron esto. Uno de ellos decía:

    "…la gente pobre necesitada a hacer sin licencia lo
    que otros hacen con títulos… matando a diestro y
    siniestro para sacar cueros, para llevarlos a los ricos
    españoles o portugueses que les dan una bagatela por
    ellos. Estos son los changadores, los gauchos tan decantados,
    unos pobres hombres a quienes la necesidad obliga a tomar lo que
    creea que no tiene dueño para utilidad de los que les
    pagan con mano bien miserable".

    Había otras estancias más pequeñas
    en las cuales los ranchos eran bien miserables y donde
    residía el propietario, que era un gaucho más -dice
    Assunçao: " ..en lo rotoso, sucio, primitivo, bravo e
    introvertido"- con su familia y
    algún agregado.

    Eran propietarios sin título, ocupantes de la
    tierra simplemente, igual que el gaucho odiaban la ciudad, a los
    gobernantes y comerciantes que residían en ella, a la
    ley y a los
    que querían hacerla cumplir.

    Había pues, dos tipos de poblacines en la
    estancia primitiva: una sedentaria (semi), formada por el
    propietario, en la estancia chica, o el capataz, en la grande,
    con algunos peones, con sus mujeres e hijos; y otra vagabunda,
    constituida por los agregados, gauchos y changadores.

    El capataz, patrón o jefe de partida era visto
    como un caudillo, a quien el gaucho respetaba por sobre todos,
    debido a sus aptitudes siempre probadas. Era el mejor en todo: en
    domar, cuerear, sebear, marcar; era el baqueano por excelencia,
    el más valiente, arrojado y también el más
    sincero, ecuánime, abnegado, el "gauchazo" que siempre
    echa una mano, respetuoso y respetado; en fin el que resume en su
    persona todos
    los valores y
    virtudes que el gaucho más aprecia.

    Un cambio, lento
    pero real, comienza a operarse en la campaña oriental.
    Tanto la administración española como alguno
    de los proetarios rurales veían con otros ojos la riqueza
    pecuaria y aspiraban a una explotación más racional
    de ella. Esto tomaba más cuerpo si el patrón iba a
    residir a la campaña, construía su rancho y
    corrales y se empeñaba en el trabajo y
    el esfuerzo junto a sus peones. A esto se agregaban las capillas
    para los servicios
    religiosos, las pulperías, los rancheríos de barro
    y paja donde se van afincando nuevos pobladores. Se acelera el
    proceso fundacional de villas y pueblos, las partidas armadas
    recorren las zonas rurales, surge el Cuerpo de
    Blandengues.

    La adaptación del gaucho es lenta y
    difícil. Las mismas tareas que realiza como peón en
    la estancia perpetúan sus facetas más rudas: la
    doma, el rodeo, el volteo, la corambre. Son operaciones
    salvajes, donde peligra la vida y corre la sangre.

    El principal enemigo del gaucho es su propio
    carácter, formado en el incesante vagabundear, afirmado
    constantemente el instinto de libertad, apoyado en el uso del
    caballo en el espacio vacío de la campaña oriental.
    El gaucho debe cambiar y lo hace, pero sin abandonar sus facetas
    más puras: el amor por
    la, libertad y la guerra.

    Entretanto ha sonado la hora de la revolución
    en la Banda Oriental,y es tambien la hora del caudillo
    José Artigas, a quien el gaucho reconocerá por
    propias vtrtudes y a quien seguirá en las luchas por la
    Independencia.

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