1.
Anatomía
2. Inervación de la
hipófisis
3.
Embriología
4. Vascularización y sistema
portal hipofisario
5. Hipótesis de los vasos
quimiotransmisores portales
6. ¿Qué es una
hormona?
7. Hormonas
pituitarias
8. Regulación de las respuestas
hormonales
La glándula pituitaria o hipófisis, es un
pequeño órgano en forma de poroto situado en la
silla turca o fosa hipofisaria, una estructura
cóncava en la cara superior del hueso esfenoidal.
Lateralmente a la silla turca se encuentran los senos cavernosos,
los cuales contienen a las arterias carótidas internas y
los nervios troclear, abducens, motor ocular
común y la primera división del trigémino
(n. oftálmico); anterior e inferiormente se encuentra el
seno esfenoidal; por arriba el hipotálamo; y en una
posición anterosuperior se encuentra el quiasma
óptico. La hipófisis tiene dos porciones distintas,
la adenohipófisis y la neurohipófisis. Como sus
nombres indican, estas dos partes son estructural y
funcionalmente diferentes. La adenohipófisis es una
glándula con un epitelio marrón-rojizo, mientras
que la neurohipófisis es una estructura
nerviosa firme de color gris
compuesta por axones y su estroma de sostén provenientes
del hipotálamo.
La glándula pituitaria adulta mide
aproximadamente 13 mm de ancho, 9 mm de largo y 6 mm de alto. Su
peso es de aproximadamente 0.6 g. La glándula pituitaria
femenina es un poco más grande que la masculina, siendo la
diferencia en altura de 2 mm. La hipófisis de una mujer embarazada
o de una que dio a luz recientemente
es más grande y más pesada; esto se debe a la
hiperplasia de las células
secretoras de prolactina denominadas lactotropas durante el
embarazo y la
lactancia. Ocurre una involución postlactancia de la
glándula, pero ésta no retorna a su tamaño
pregestacional y por lo tanto las glándulas pituitarias de
las mujeres multíparas son más pesadas que las de
las mujeres nulíparas. Hay también que
añadir que la hipófisis reduce su tamaño y
peso con la edad en ambos sexos.
Como dijimos antes, la neurohipófisis está
compuesta por fibras nerviosas provenientes de los núcleos
hipotalámicos, que se proyectan hacia abajo para dar
nacimiento a la eminencia media o infundíbulo, al tallo
infundibular y al lóbulo posterior o proceso
infundibular.
La adenohipófisis ocupa alrededor del 80% de la
glándula pituitaria. Está compuesta por tres
porciones: la pars distalis, la pars intermedia y la pars
tuberalis. La pars distalis constituye la porción
más grande de la glándula; es generalmente conocida
como lóbulo anterior o pars glandularis. La pars
intermedia es rudimentaria en el humano y es considerada como un
vestigio de la extremidad posterior de la bolsa de Rathke. La
pars tuberalis es una prolongación ascendente de las
células
adenohipofisarias que rodean la porción inferior del tallo
hipofisario.
La glándula pituitaria está envuelta por
duramadre, una capa de tejido conjuntivo denso que tapiza la
silla turca. El diafragma sellae es una reflexión de la
duramadre que constituye el techo de la silla turca, tiene un
pequeño orificio para el tallo hipofisario. La función
más importante del diafragma sellae es el de proteger a la
glándula de la presión
del líquido cefalorraquídeo. Un desarrollo
defectuoso o ausencia del diafragma causa el síndrome de
la silla vacía, en la cual, la presión del liquido
cefalorraquídeo agranda la silla turca y comprime a la
hipófisis; en casos más severos, la glándula
llega a ser solo una capa fina de tejido en el fondo de la silla
turca.
La inervación de la glándula pituitaria es
excepcional y crucial en la regulación de sus funciones. A
pesar de este hecho, la adenohipófisis no tiene
inervación directa, aparte de pequeñas fibras
simpáticas asociadas a los capilares que llegan a ella.
Por más que las conexiones neurales puedan afectar el
flujo de sangre que se
dirige a la adenohipófisis, aparentemente no tienen un rol
directo en la regulación de la secreción hormonal
adenohipofisaria.
El lóbulo posterior, por lo contrario,
está compuesto casi exclusivamente por axones y fibras
nerviosas que nacen del hipotálamo. Son estas las
conexiones neurales que se requieren para la secreción
normal de las dos hormonas
producidas en el lóbulo posterior, la oxitocina y la
vasopresina, como también para el transporte de
varios péptidos hipotalámicos que regulan las
funciones de
la adenohipófisis.
El tracto hipotálamo-hipofisario consiste
principalmente de fibras nerviosas provenientes de los
núcleos paraventricular y supraópticos. Este tracto
lleva a la vasopresina y a la oxitocina al lóbulo
posterior de la hipófisis, donde estas hormonas son
liberadas dentro de los capilares. El tracto tubero-infundibular,
originado de neuronas neurosecretoras que producen hormonas
hipofisiotrópicas, se proyecta de varios núcleos a
la eminencia media, donde las hormonas son liberadas dentro del
sistema portal
hipofisario.
La adenohipófisis se desarrolla a partir de un
engrosamiento ectodérmico del estomodeo. Durante la
tercera semana de gestación, este engrosamiento se
invagina en dirección cefálica para formar la
bolsa de Rathke, siempre manteniendo su conexión al
estomodeo por medio de un tallo. Para la quinta semana, la bolsa
de Rathke es un tubo largo con una pequeña luz y una pared
gruesa formada por epitelio cuboideo estratificado. En la sexta
semana de gestación, el tallo se vuelve tan atenuado que
la bolsa pierde su contacto con el estomodeo y entra en contacto
con una prolongación en dirección caudal del hipotálamo lo
cual da lugar al infundíbulo. Ambos tejidos son
encerrados por el cartílago en desarrollo del
hueso esfenoides, el cual los separa del estomodeo. Para la
séptima semana ya se ha formado la silla turca.
Fue sugerido que la bolsa de Rathke se origina de la
cresta ventral neural de la region faríngea y por lo
tanto, comparte con el hipotálamo y la glándula
pituitaria posterior un origen neuroectodérmico
común.
Mientras que las células de la bolsa de Rathke
proliferan, la porción anterior forma la pars distalis y
la pars tuberalis, mientras que la pared posterior se encuentra
en contacto directo con el lóbulo posterior y se
desarrolla para formar la pars intermedia.
La neurohipófisis se desarrolla a partir de un
botón neuroectodérmico visible en el piso del
diencéfalo a partir de la cuarta semana de
gestación. Dos semanas después, la saliencia crece
ventralmente para lindar con la porción posterior de la
bolsa de Rathke. Esta porción especializada del sistema nervioso
forma núcleos magnocelulares, sus axones dentro de la
eminencia media y tallo infundibular, y sus terminaciones en la
pars nervosa. La vasopresina y la oxitocina, como también
sus proteínas
transportadoras, las neurofisinas, son detectables en los
núcleos paraventricular y supraóptico a las 19
semanas de gestación y en el lóbulo posterior a las
23 semanas.
La glándula pituitaria crece rápidamente
en el periodo fetal: el peso medio a las 10-14 semanas de
gestación es de 3 mg, a las 25-29 semanas es de 50 mg y al
término pesa aproximadamente 100 mg.
4. Vascularización
y sistema portal hipofisario
Las estructuras
vasculares de mayor importancia quirúrgica se encuentran
en la región sellar. Elegante en diseño
pero anatómicamente complejo, el par de senos cavernosos
se encuentran a cada lado de la silla turca y en parte por encima
y por fuera de los senos esfenoidales. Cada seno cavernoso
está revestido por la duramadre de la fosa cerebral media,
como también por finas paredes óseas de los senos
esfenoidales. El drenaje venoso de los senos provienen de varias
fuentes,
incluyendo el ojo (vena oftálmica superior), el cerebro (venas
cerebrales inferiores y medias) y del seno esfenoparietal.
La
comunicación entre los senos cavernosos derecho e
izquierdo está dada por pequeños senos
intercavernosos que bordean las porciones anterior y posterior de
la silla turca. El complejo por lo tanto forma un anillo venoso
alrededor de la silla y su contenido. Senos cavernosos
adicionales están localizados a lo largo de la superficie
ventral de la glándula pituitaria. Los senos cavernosos no
son mas que confluencias de varios canales venosos. Mejor dicho,
los senos representan cavidades extradurales que, aparte de su
contenido venoso, contienen un número vital de estructuras
neurovasculares. Estas incluyen el segmento cavernoso de la
arteria carótida interna, como también segmentos de
los nervios craneales III (motor ocular
comun), IV (troclear), V (trigeminal) y VI (abducens). En los
intersticios entre las arterias, venas y nervios se encuentra un
delicado tejido areolar. La localización de las porciones
horizontales de las arterias carótidas internas dentro de
los senos cavernosos varían, no sólo de persona a
persona sino
que también de izquierda a derecha. Como resultado, las
carótidas pueden estar inmediatamente adyacentes a la
silla, en cuyo caso plantean un riesgo
quirúrgico. Varias ramas de las arterias carótidas
internas nacen dentro del seno cavernoso, incluyendo el tronco
meningeohipofisario, la rama intracavernosa más grande, la
arteria del seno cavernoso inferior y pequeñas ramas
capsulares. El tronco meningeohipofisario da nacimiento a varios
vasos, uno de los cuales, la arteria hipofisaria inferior, nutre
el lóbulo neural o posterior de la cápsula
pituitaria.
Dada sus localizaciones, los senos cavernosos pueden
estar directamente involucrados en los tumores pituitarios. Por
ejemplo, la extensión de un adenoma invasivo dentro de los
senos cavernosos produce neuropatías de los nervios
craneales III al VI.
El principal riego sanguíneo de la
glándula pituitaria proviene de dos ramas de la arteria
carótida interna: las arterias hipofisarias superior e
inferior. Una sola arteria hipofisaria superior nace de cada
arteria carótida interna luego de un corto trayecto dentro
de la cavidad craneal. Con prontitud, la arteria hipofisaria
superior se divide en dos ramas, una anterior y otra posterior,
cada una de las cuales se anastomosa con su homóloga del
lado opuesto para formar un anillo alrededor de la parte superior
del tallo hipofisario. Las ramas anteriores dan nacimiento a
arterias trabeculares, las cuales descienden sobre la superficie
superior del lóbulo anterior, cursan hacia el tallo
pituitario y terminan en una arteria larga del tallo a lo largo
de la pars tuberalis. En su breve curso a lo largo del
lóbulo anterior, cada arteria trabecular da origen a una
pequeña arteria denominada arteria del centro fibroso. Las
ramas anteriores y posteriores de las arterias hipofisarias
superiores son también fuente de arterias cortas del
tallo, las cuales penetran la porción superior del tallo
hipofisario para así recorrer hacia arriba o hacia abajo
el tallo. En contraste a la arteria hipofisaria superior, las
ramas inferiores se originan del tronco meningeohipofisario
localizados dentro del seno cavernoso; se ponen en contacto con
las porciones inferolaterales de la glándula y se bifurcan
en ramas interna y externa que se anastomosan con sus
homólogas del lado opuesto para así formar un
círculo arterial alrededor del lóbulo posterior.
Por lo tanto, las ramas de las arterias hipofisarias inferiores
proporcionan la sangre del
lóbulo posterior y la porción inferior del tallo,
contribuyendo solo con pequeñas ramas capsulares a la
periferia del lóbulo anterior. Aunque muchas ramas
arteriales dentro del tallo pituitario e infundíbulo
forman arteriolas y capilares, algunas dan origen a complejos
vasculares extraordinarios llamados gomitoli. Estos "ovillos"
vasculares están formados por una arteria central rodeada
de capilares en forma glomeruloide. La transición de
arteria central a capilares está dada por arteriolas
especializadas dotadas de esfínteres musculares gruesos
cuya función es la de controlar el flujo sanguíneo.
El revoltijo de capilares periarteriolares drenan en un extenso
sistema pampiniforme, el sistema portal, el cual rodea al tallo
hipofisario.
El sistema portal hipofisario, el eslabón crucial
entre el hipotálamo y la hipófisis, toma su origen
de los plexos capilares de la eminencia media y el tallo, los
cuales derivan de las ramificaciones terminales de las arterias
hipofisarias superior e inferior. Los plexos capilares de la
eminencia media y la porción superior del tallo, lugar de
asimilación de los factores hipofisiotrópicos,
drenan en un largo vaso portal que cursa a lo largo de la
superficie del tallo para así poder suplir
al 90% del lóbulo anterior, mientras que los plexos
capilares mas pequeños de la parte inferior del tallo dan
origen a un vaso portal corto que desciende dentro de su
porción central, para luego bordear el lóbulo
posterior. Distalmente, el sistema portal se comunica con un
sistema delicado de capilares en el lóbulo anterior, el
cual lleva factores hipofisiotrópicos dentro de la
glándula y transmite las hormonas del lóbulo
anterior a la circulación general.
El flujo venoso de la glándula pituitaria es a
través de vasos colectores que drenan en los senos
subhipofisario, cavernosos y en el seno circular
superior.
Hay una considerable variabilidad en la anatomía vascular de
la hipófisis. Aparte de unas cuantas arterias directas
vía ramas capsulares de la arteria hipofisaria inferior,
la mayor parte de la circulación del lóbulo
anterior es venosa, originadas de vasos portales. En contraste
con el lóbulo anterior, la vascularización del
lóbulo posterior es directa y arterial, un acuerdo que
explica la predilección de carcinomas por el lóbulo
neural.
La organización vascular detallada del sistema
portal hipofisario ha sido claramente reconocido sólo con
la ayuda de la microscopía electrónica. Los sinusoides pituitarios
están revestidos por células endoteliales. Entre la
membrana basal del endotelio sinusoidal y las células
parenquimatosas existe un espacio perisinusoidal. Células
esparcidas con proyecciones citoplasmáticas, como
también gránulos extracelulares, los cuales se cree
que son gránulos secretorios provenientes de las
células pituitarias parenquimatosas, se encuentran en este
espacio perisinusoidal.
El sistema portal hipofisario comienza a formarse antes
de la séptima semana de gestación, y para la
doceava semana, el lóbulo anterior y la eminencia media
están bien vascularizadas. Los vasos portales se pueden
reconocer entre la 11,5 semana a la 14 semana, están bien
desarrollados para las semanas 15 a 16 y plenamente establecidos
para las semanas 18 a 20 de gestación.
En síntesis,
la arquitectura
vascular atípica de la glándula es fundamental para
la realización normal de sus funciones. También
podemos decir que dos arterias hipofisarias inferiores, se
ramifican en la cápsula glandular, envían ramas al
lóbulo posterior y pequeñas arterias cortas al
lóbulo anterior. Las arterias hipofisarias superiores se
anastomosan alrededor de la eminencia media, y los capilares
emergentes de estos vasos penetran en dicha eminencia para formar
un plexo primario. Los capilares que forman este plexo primario
regresan después a la superficie donde forman
vénulas que rodean el tallo hipofisario. Estas
vénulas luego penetran dentro del lóbulo anterior
para formar un plexo secundario de sinusoides. Como sistema
portal hipofisario, denominamos a las vénulas que conectan
el plexo primario con el secundario. Por ultimo, la sangre de
este sistema portal junto con los factores
hipofisiotrópicos, va a drenar en los senos durales
vecinos.
5. Hipótesis de los vasos quimiotransmisores
portales
La hipótesis
quimiotransmisora portal hipofisaria del control
pituitario fue presentada como una explicación de
cómo la glándula pituitaria anterior, la cual
carece de fibras nerviosas secretomotoras, podría ser
influenciada por el sistema nervioso.
De acuerdo a esta hipótesis, sustancias neurohumorales
liberadas por las terminaciones nerviosas en la eminencia media
entran a los capilares de los plexos primarios de la
circulación portal hipofisaria y son transportadas por las
venas portales del tallo hipofisario a los sinusoides del
lóbulo anterior. Factores liberadores o
hipofisiotrópicos podrían también ser
transportados desde el tercer ventrículo a la eminencia
media por el sistema ependimario. Varias líneas de
evidencias indirectas proveyeron las bases iniciales para el
concepto de
vasos quimiotransmisores portales, incluyendo la inhabilidad para
demostrar terminaciones nerviosas en las células
glandulares de la adenohipófisis, la existencia de la
circulación portal hipofisaria en todos los vertebrados y
el hecho que la dirección del flujo sanguíneo en
los vasos portales es desde el hipotálamo a la
glándula pituitaria.
Apoyos indirectos a la hipótesis de los
quimiotransmisores portales han surgido del estudio de la
sección del tallo pituitario y el trasplante de dicho
órgano. Si la regeneración de los vasos portales es
prevenida, la sección del tallo pituitario en varias
especies, incluida el hombre, es
seguida de fallo gonadal, inactividad tiroidea, involución
adrenal y falla del crecimiento, todo a un grado intermedio entre
aquellos animales normales
y a los que se les ha extirpado la hipófisis. Con el
reconocimiento de síndromas de falla hipofisiotropicas en
el humano, aparenta ahora que al menos funciones
específicas del lóbulo anterior, tal como la
secreción de hormonas de crecimiento y de TSH (hormona
estimulante de la tiroides), son virtual y completamente
dependientes de la estimulación hipotalámica. El
componente neural del tallo pituitario no se regenera, pero los
vasos portales sí. Luego de la sección experimental
del tallo hipofisario, la restitución de la función
del lóbulo anterior es correlativa con la
regeneración de estos vasos.
Trasplantes experimentales indican que el riego
sanguíneo de la eminencia media es especialmente
significativa en la secreción del lóbulo anterior.
Si la glándula pituitaria es removida y llevada a la
cápsula renal, a la cámara anterior del ojo o en el
compartimiento subcutáneo, ésta no apoyara al
crecimiento normal o a las funciones normales de la tiroides,
gónadas o glándulas adrenales. Greep fue el primero
en demostrar que la eminencia media era un lugar privilegiado
para trasplantes pituitarios: sólo en este lugar el
trasplante es capaz de apoyar funciones sexuales cíclicas,
embarazos y otras enfermedades trópicas
pituitarias.
Aunque dichos experimentos
sugieren, que la conexión de los vasos portales a la
glándula pituitaria tiene un significado funcional
importante, la distorsión del aporte sanguíneo y la
inadecuada nutrición son explicaciones alternativas da
la pobre performance glandular del tejido desplazado. Esta
crítica es respondida en parte por el hecho de que hasta
pequeños remanentes de tejido pituitario situados dentro
de la silla turca pueden mantener el crecimiento normal y
funciones normales tiroideas, adrenales y gonadales y que la
glándula pituitaria aislada puede secretar cantidades
sobrenormales de prolactina.
Efectos directos del hipotálamo sobre la
glándula pituitaria han sido mejor estudiados mediante el
trasplante de fragmentos pituitarios dentro del hipotálamo
mismo. Trabajos de este tipo han permitido la delineación
dentro del hipotálamo ventral de "campos" donde las
hormonas hipofisiotrópicas son encontradas. Trasplantes en
esta región muestran diferenciación celular normal
y granulación, apoyo normal de las funciones testiculares,
y el restablecimiento de otras funciones trópicas. Sin
embargo, considerando las bases hipotalámicas del control neural
del lóbulo anterior, uno podría hablar de la
eminencia media como una "glándula", en la cual
están localizadas terminaciones nerviosas que secretan
hormonas hipofisiotrópicas en relación con el plexo
primario y un área mas extensa en al hipotálamo
basal, en la cual sustancias hipofisiotrópicas son
encontradas, las cuales corresponden a los axones y cuerpos
celulares del tracto túbero-hipofisario.
La prueba más directa acerca de la
hipótesis de los vasos quimiotransmisores portales, fue la
aislación de la acividad biológica del SRF (factor
de liberación de la hormona de crecimiento), TRH (factor
liberador tirotrópico), PIF (factor inhibidor de la
prolactina) y LRH (factor liberador de la hormona luteinizante)
desde la sangre de los vasos portales por Porter y colegas; la
aislación de factores liberadores hipotalámicos del
tejido del tallo de la eminencia media; y la
identificación química de dos
sustancias, TRH y LRH. Se ha demostrado que el área
hipofisiotrópica y la eminencia media pueden sintetizar
TRH y LRH a partir de un precursor aminoacídico a
través de un mecanismo no ribosomal.
Como mencionamos antes, el sistema portal hipofisario es
el principal encargado en el trasporte de hormonas liberadoras e
inhibidoras hipotalámicas que controlan la
secreción de las hormonas de la hipófisis
anterior.
La palabra hormona deriva del griego, que significa
"exitar" o "poner en movimiento".
Una hormona es un mensajero químico que transmite información entre células y coordina
las adaptaciones homeostáticas, crecimiento, desarrollo y
reproducción, y a su vez pone en marcha las
actividades celulares, respuestas tisulares, reparación de
órganos y mantenimiento
del sistema. Existen dos clases de hormonas, clasificadas de
acuerdo a su composición y el tipo de receptor con el cual
ellos interactúan: las hormonas peptídicas y las
hormonas esteroideas. En general, las hormonas peptídicas
son sintetizadas como parte de una proteína molecular
más grande, procesada y liberada en la circulación
general a través de un sistema secretor activado, el cual
puede entonces a su vez interactuar con receptores hormonales de
la superficie celular de los tejidos diana.
Gracias a que se unen a sus receptores, las hormonas
peptídicas inician una cadena de mensajeros secundarios,
los cuales a su vez, inician la expresión genética y
el metabolismo
celular o procesos de
crecimiento. En contraste, las hormonas esteroideas son
sintetizadas a partir de un precursor, el colesterol, y
actúa vía receptores relacionados estructuralmente,
que inician procesos de
asimilación celular. El complejo receptor-esteroide se une
directamente al ADN para regular
la transcripción de genes específicos. El
último resultado de estas hormonas es una
alteración en la concentración de proteínas
celulares, enzimas
primarias, de esta manera alterando la actividad
metabólica detrás de la repuesta
fisiológica.
La glándula pituitaria es responsable de la
producción y liberación de siete
hormonas diferentes y del almacenamiento de
dos hormonas adicionales. La hormona de crecimiento (GH) es la
hormona más abundante producida en la glándula
pituitaria y actúa en diferentes sitios de los tejidos del
cuerpo, regulando el crecimiento y el mantenimiento
del metabolismo
celular, almacenamiento de
grasa y masa muscular. En segundo lugar se encuentra la
prolactina, la cual actúa sobre el tejido mamario para
así poder inducir
el crecimiento glandular y la producción de leche, aunque
también une receptores específicos en las
gónadas, el hígado y en células
linfáticas. La tercera es la hormona
adenocorticotrópica (ACTH), la cual estimula a la
glándula adrenal a regular hormonas de su corteza: el
miralocorticoide (aldosterona que regula la osmolaridad y el
sodio), el glucocorticoide (cortisol que permite al cuerpo
adaptarse al estrés y a
regular el metabolismo y la homeostasis) y
hormonas andrógenas (las cuales goviernan las características sexuales secundarias). La
ACTH comparte un precursor común con otra hormona
adenotrópica llamada hormona estimuladora de melanocitos
(MSH), la cual induce a las células adrenales a producir
la hormona concentradora de melanina (MCH), una hormona de
pigmentación. La hormona estimuladora de la tiroides (TSH)
dirige a las células secretoras de tiroxina de la
glándula tiroides a regular su secreción, la cual
afecta a casi todos los sistemas del
cuerpo. La hormona luteinizante (LH) y la foliculoestimulante
(FSH) actúan en el tejido gonadal para regular la
maduración sexual, reproducción y función
gonadal. El factor inhibidor de la migración
(MIF) es una hormona pituitaria recientemente descubierta, la
cual media el shock endotóxico para regular la respuesta
inmunitaria. En conclusión, la oxitocina y la vasopresina
son dos hormonas producidas por el hipotálamo, que llegan
al lóbulo posterior de la hipófisis, donde son
almacenadas, por medio del tracto hipotálamo-hipofisario
mediante un mecanismo de control neuronal.
8. Regulación de las
respuestas hormonales
Una vez que la hormona ha obtenido la reacción
deseada por medio de su receptor y respectiva vía, la
señal estimuladora debe ser escindida para que la
sobreactivación no ocurra. En general, esto se logra por
mecanismos celulares amortiguadores y un juego
complicado de circuitos
informativos positivos y negativos. Los circuitos
informativos son el principal mecanismo para el control hormonal
y especialmente importantes entre dos órganos separados.
En general, los circuitos informativos operan de la manera
siguiente: el hipotálamo libera su hormona estimuladora
pituitaria (usualmente de forma pulsátil), causando que la
hipófisis libere su hormona en el flujo sanguíneo,
lo cual une su respectivo receptor a la superficie de las
células del tejido diana. En respuesta, el tejido diana
actúa produciendo un efecto biológico y una o
varias hormonas de respuesta. Estas hormonas terciarias son
liberadas por el tejido diana a la corriente sanguínea,
las cuales interactúan con receptores específicos
del tejido hipotalámico e hipofisario. Esta
interacción actúa para terminar la
producción y/o liberación de la hormona pituitaria
o hipotalámica inicial. Estos pasos son vastamente
dependientes de la concentración, de esta manera, a medida
que las concentraciones aumentan y disminuyen, ciertos procesos
son iniciados o terminados para mantener un firme estado de
interacciones y concentraciones hormonales. Sobreimpuesta a este
sistema es la influencia de los ritmos del sistema nervioso los
cuales ayudan coordinando las respuestas hormonales. Tomados
juntos, la liberación pulsátil de las hormonas
hipotalámicas y el control impuesto,
resultan en pautas cíclicas de la concentración
hormonal en la corriente sanguínea.
Trabajo enviado y realizado por:
Juan Sebastián Guillén Destéfano
Eduardo Feliciangeli Moreno
Dietmar Janzen Enns