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"El indio y el gaucho: los marginados de la política liberal" (página 2)




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4. "Los gauchos: los marginados de la política
liberal"

El gaucho:

El gaucho, o argentino de la campaña, como fue
llamado históricamente, fue un hombre alto,
delgado y moreno. Vivía aislado de las ciudades por
grandes distancias.

Pasa la mitad de su vida sobre la montura de su caballo y
muchas veces hasta come y duerme sobre la silla.

Detesta por instinto la agricultura,
la industria y
todo lo que lo obliga a trabajar de pie o sentado.

El gaucho siempre fue visto como un vago, un
holgazán, ya que su trabajo no le tomaba mucho tiempo y era
fácil y rápido.

Tenía una manera de vestir, que después fue
símbolo de Argentina: su
poncho. Las modas europeas quisieron destruirlo, pero se
necesitó de muchos siglos para conseguir que se abandonara
su uso.

Su casa era una choza de juncos y de ramas ya que no
necesitaba mucho más para vivir.

Los gauchos argentinos formaban un pueblo viril y
espontáneo. Eran hombres civilizados (aunque siglos
más tardes no se dijo lo mismo) y libre, a pesar de estar
rodeados de un primitivo ambiente y una
simple forma de vida. Tenían un sentimiento de
nacionalidad constitucional y amaban por sobre todas las cosas
las libertades y las garantías políticas
que se merecían. Además, querían una patria
libre y poderosa.

Tenían una participación activa en las
guerras
civiles y en las luchas con los indios en las fronteras y
buscaban por sí mismos un orden social.

A uno y a otro lado del Uruguay, desde
el Delta del Paraná a las fronteras del Brasil, y desde
el Paraguay a las
riberas del Atlántico se extendían las
campañas, es decir el hogar de esos gauchos. La tierra era
de todos, era imposible que el derecho de la propiedad
privada llegase a esa zona, ya que el gaucho ocupaba un
área indefinida y había nacido con la idea de que
las tierras no tenían dueño. Es por eso que le
resultaba difícil entender como un hombre
tenía razón y la justicia de su
parte para afirmar que el gaucho no tenía ningún
derecho de ocupar el desierto.

El gaucho argentino vivía absolutamente
independientemente: se alejaba de sus padres en su juventud y
vivía de los animales que
andaban por el desierto.

La ley civil o
política
no le importaban a él, a pesar de ser, por ahora, miembro
de una sociedad
civilizada.

El gaucho, tenía un temperamento fuerte, era
nervioso e inquieto. Se caracterizaba por ser amigable y
hospitalario en su casa y justo en el cumplimiento de su palabra.
Habla tranquilo y sus palabras eran siempre escasas, confusas y
astutas.

El "argentino de la campaña", no reconocía
por jefe ni prestaba servicio
militar, a nadie a no ser que apoyara las ideas del caudillo, ya
que era un hombre libre y usaba su criterio y su gusto con
absoluta independencia.

Se entregaba siempre y totalmente a la voluntad de su jefe,
con alegría y optimismo y servía a su patria con
todas sus fuerzas y con orgullo del ciudadano que tiene fe en lo
que hace y que se cree con la obligación de
vencer.

Su filosofía se basaba en servir a la patria y en
que la patria esperaba ser salvada por sus soldados.

Evolución histórica del gaucho:

La historia del gaucho
decidimos dividirla en a medidas que el tiempo iba
transformándose progresivamente con el correr del
tiempo.

El argentino de la campaña o gaucho, sufrió
modificaciones desde su nacimiento en adelante. A
continuación, analizaremos cada etapa hasta llegar a los
años liberales, donde se profundiza su
marginación.

Período I: Hasta 1810

La cruza de clases dio lugar a la formación de
grupos
raciales diferentes unos de otros.

Por ésta época y gracias a éstas
uniones raciales, nació en el Río de la Plata, un
elemento social llamado gaucho. Éste personaje era un
mestizo, o sea, era nacido de padres de diferentes razas, era un
hábil jinete para las actividades ganaderas.

Se hizo famoso por su espíritu caritativo. El gaucho
vivió luchando para defender las propiedades de sus
señores (ya que se vivía en un sistema feudal),
donde los propietarios dejaban el cultivo del suelo y el
cuidado de sus ganados a cargo de obreros, tratando de pagar los
impuestos que
los soberanos exigían y soportando las extorsiones de sus
patrones.

Por lo tanto, no podía siquiera pensar en asentarse
en algún suelo y menos
fundar una familia.
Así, entonces vivió nómade y sin
ningún tipo de vínculos que lo relacionaran con la
sociedad.

Período II: De 1810 a 1852

En éste período, el gaucho participaba de las
luchas.

Sostiene guerras con el
indio, que defendía su suelo y con los ejércitos
reales para conseguir nuestra independencia.
Gracias a las conquistas obtenidas con cada lucha, le dio al
país una constitución y leyes

Éstos gauchos, en la última época de
la dominación hispánica, sufrieron un impacto en
sus actividades, ya que el comercio y la
ganadería
limitaron sus posibilidades habituales de trabajo. La mayor parte
de la cultura
indígena se dedicó a las tareas más
peligrosas del contrabando y de las vaquerías, las que lo
dejaron sin ocupación cuando menos se lo
esperaban.

Rosas asumió el gobierno de la
provincia de Buenos Aires, el
8 de Diciembre de 1829, confesando que se apoyaría en el
pueblo no en una minoría seleccionada y rica.

Los gauchos se transformaron en un rector de la sociedad
disponible para cualquier trabajo, que primero integró los
ejércitos revolucionarios y luego las fuerzas de los
caudillos federales. En esas actividades demostraron ser
excelentes soldados de caballería, que lucharon con
eficiencia por
la defensa de las tierras a la que se sentían
atados.

La población total del país en esa
época se acercaba ya a los 600.000 habitantes de los
cuales un 27% eran mestizos, es decir 162.000.

Pese a las diferencias raciales, propias de la
época, la sociedad era igualitaria. A diferencia de lo que
pasaba en el Alto Perú o en el México, en
el Río de la Plata, no hubo nobleza titulada y las
distinciones se basaban en los trabajos.

Además, el trato que se le daba a los seres
¨inferiores¨ , era de enseñanza sin herir su dignidad personal.
Ésta era una sociedad inclusiva no exclusiva.

Se hizo muy importante la estancia criolla y el gaucho era
utilizado por los hacendados.

Período III: 1862 a 1880

"El gaucho con los liberales":

La época de los liberales se caracterizó por
ser época de escándalos y negocios de
tierras, en la que el gobierno
repartía los mejores campos fiscales de la provincia de
Buenos Aires
favoreciendo a los jefes del gobierno porteño.

Buenos Aires estaba viviendo un período de progreso,
de crecimiento, europisismo y yanquisismo nacional, donde el
gaucho y nativo de nuestro suelo era injustamente perseguido y
tratado. Perdieron así su libertad, su
independencia económica, su libre albedrío, su
espíritu señorial, su condición de hombres
libres, su establecimiento en la tierra que los
vio nacer y que ellos ayudaron a independizar.

La clase social gaucha estaba, para éste entonces,
condenada a muerte por la
falta de compasión de los gobiernos llamados "civilizados
y cultos", cuyas ideologías principales fueron Mitre y
Sarmiento. Es bajo el gobierno de éste último
cuando más fuerte, perseguido y aniquilado es el gaucho.
Por orden de él, los prisioneros gauchos fueron enviados a
la frontera.

Sarmiento practicaba una política antigauchesca
ilegal e inhumana.

Dijimos anteriormente que el progreso era la ley de la
época, signo de éste tiempo. El progreso impulsa a
nuestro país a tratar de imitar a los países
potencias modelos.

Como consecuencia nuestras tierras deben poblarse de
inmigrantes de otras tierras; el trigo debe suplantar el cardo y
la paja brava; pero todo eso debería hacerse sin el
aniquilamiento del gaucho. Pero los liberales son capaces de
hacerlo.

Los defensores de la cultura
gauchesca sostienen que si la tierra que
se le conquista al indio, favorece a toda la República, es
injusto que el gaucho sea el único en pelear por ella,
cuando ni siquiera se queda con una parte de la tierra. Por
eso, los hombres de esta ideología niegan al gobierno, el derecho de
vender las tierras públicas, proponiendo que sean
divididas y entregadas gratuitamente a los que la trabajen.
Dándole no solo la posibilidad al gaucho, de trabajar la
tierra sino también de convertirse en un hombre del
progreso como el resto de la sociedad.

Pero Mitre, Avellaneda y Sarmiento, no hicieron caso a los
pedidos gauchescos y venden las tierras públicas, a las
autoridades porteñas y fundan en forma definitiva el gran
grupo

De la aristocracia argentina.
Ésta política de los hombres progresistas
hará que ochenta años después el país
tenga un 75% de sus agricultores que no son los dueños de
las tierras que trabajan.

Los liberales, con sus ideas formadas de la política
romántica, tuvieron como meta eliminar la barbarie
(gauchos) y civilizar el país, poniéndolo al nivel
de las naciones avanzadas del momento. Sus vidas, que hasta ese
momento se basaban en la tradicional, en la simplicidad criolla,
fueron dejadas de lado al elegir la forma de vida europea. El
lujo es parte de la cotidianidad porteña. Quedando
así, los valores
cambiados, ya que a partir de ahora, la admiración a lo
tradicional y a la tierra y la defensa de la libertad son
llamadas Barbarie y a los héroes que arriesgan su vida por
esa libertad se los llama bandidos.

El programa seguido
por Sarmiento, Mitre y Avellaneda, se caracterizaba en lo
político por la
organización de un Estado
Nacional fuerte y reconocido como autoridad
suprema y legítima para lo que era necesario:

  • Imponer su autoridad a
    los gobiernos provinciales, acabando con los caudillos
    federales.
  • Extender su soberanía a todo el territorio,
    terminando con las fronteras interiores que dividen las zonas
    dominadas por indios y blancos.
  • Civilizar siguiendo el modelo
    europeo o norteamericano
  • Fomentar la inmigración para poblar el desierto,
    acelerar el proceso
    civilizador y el desarrollo
    económico.

(Ver anexo 3°:¨Gobernar es poblar¨)

  • Desarrollar la economía trayendo
    los capitales extranjeros.

¿Pero era necesario para conseguir los objetivos
mencionados, aniquilar al gaucho?

No solo el gobierno, los marginaba, también la
sociedad tenía un papel
importante. El gaucho era señalado como el representante
de la barbarie; ser inferior, ignorante y bárbaro al que
había que hacer desaparecer; personaje cómico para
que la gente se divirtiera con sus pobres ocurrencias y su
asombro de lo que es la ciudad civilizada; y también como
sinónimo de atraso. Cuando en realidad tendría que
habérselo visto y admirado por ser la esencia de la
nacionalidad, la imagen viva de la
patria alojada sobre las solitarias pampas.

Como consecuencia de estas marginaciones y discriminaciones
hacia el gaucho argentino, por obra de los liberales y por haber
sido desplazado, el gaucho, por los inmigrantes,
convirtiéndose así, en el paisano gaucho,
José Hernández, federalista de nacimiento,
escribió un libro llamado:
"El gaucho Martín Fierro".

El autor:

José Hernández nació en el partido
actual de San Martín, provincia de Buenos Aires, el 10 de
Noviembre de 1834. Su padre, Rafael pertenecía a una
familia
federal; su madre era Isabel Pueyrredón y
pertenecía a su vez a una familia unitaria.

José Hernández, quedó desde muy chico
al cuidado de sus tíos maternos cuando sus padres se
fueron al campo para trabajar a una estancia de propiedad de
Juan Manuel Rosas.

En 1840 con la gran represión rosista contra los
unitarios, sus tíos (unitarios) emigraron a Uruguay y
él quedó entonces, a cargo de su abuelo paterno
José Hernández Plata (federal).

Por culpa de un dolor en el pecho, se reúne con sus
padres en una estancia, y a partir de allí comienza a
sentir un gran amor hacia el
campo, donde vivió vario tiempo y logró conocer sus
misterios. Se relacionó con el gaucho argentino y
escuchó las penas y sufrimientos de éste. Fue
consiguiendo de este modo una personalidad
poco común en un porteño. Transformándose
casi en un gaucho más.

Cuando cae Rosas, y Lavalle
está en las puertas de Buenos Aires grupos de gauchos
y soldados recorren las calles de la ciudad demostrando e
inspirando con sus rostros un terror general.

Luego de la caída de este hombre admirado por los
gauchos, José se separa de su padre y comienza a
interesarse de los problemas
políticos de Buenos Aires que abundan después de la
Batalla de Caseros.

Estando en Paraná, trabajó en "La Reforma
Pacífica", un diario confederacionista y federal. Este
diario luchaba contra el mitrisismo.

Se dice que José Hernández escribió en
el diario "El Nacional Argentino" dos composiciones gauchescas
con el seudónimo de Juan Barriales, tituladas: "Un cielito
atureterao dirigido a Aniceto el Gallipavo" y "El cielito de la
luz dedicado
al Ejército que va a invadir Güenos Aires".

En la Batalla de Cepeda, José Hernández pelea
como capitán, pero al ser derrotados por Urquiza, se
retira del ejército. Se dedica entonces al periodismo, en
"El Argentino".

El 8 de Junio de 1863 se casa con Carolina González
del Solar. En Buenos Aires funda el diario "El Río de la
Plata", y está decidido mediante éste a
oponérsele a Sarmiento, su opositor. Este periódico
parece ser un anticipo de lo que será el Martín
Fierro. El diario sale a la calle durante ocho meses.

El 28 de Noviembre de 1872, aparece su más
importante poema titulado "El gaucho Martín
Fierro".

En 1879 es elegido Diputado Nacional y publica "La vuelta
de Martín Fierro".

En 1881 publica "Instrucción al Estanciero", y en el
año 1885 es elegido Senador.

El 21 de Octubre de 1886 muere en Belgrano.

La obra:

El Martín Fierro, según la opinión de
algunos críticos no es un hombre, sino que es una clase,
una raza, casi un pueblo. Es una época de nuestras vidas,
es el espejo de nuestras costumbres y creencias, vicios y
virtudes. El Martín Fierro es el gaucho luchando contra
aquellos que se creen superiores en la sociedad y que tienden
continuamente a oprimirlo, a aplastarlo y a hogarlo. Esta obra es
el retrato vivo de la vida en la campaña expresado en
cantos, es la protesta de los gauchos contra las injusticias que
lo atormentan, y es la queja contra los que pretenden día
a día gobernar y legislar sin conocer las necesidades del
pueblo. Bastante parecido a la actualidad.

El Martín Fierro es la obra argentina más
difundida y conocida de nuestra literatura. A pesar de que
el mundo del Martín Fierro ya murió y quedó
en el pasado, a pesar de que ni siquiera el lenguaje
utilizado perdura hasta nuestra época, a pesar de que ya
casi nadie piensa en el gaucho y en su forma de vida, esta obra
no quedó en el olvido. Es algo muy argentino y muy
típico de nuestra tierra y esa es la causa por la que,
esperamos, no se olvide nunca.

El Martín Fierro es una manera utilizada en 1872
para plantear problemas
sociales y para dar a conocer el injusto trato hacia el
gaucho. Es un personaje clave en el proceso
argentino del crecimiento y en la evolución del país.

Lo que tiene esta poesía
de diferente al resto de los demás poemas
gauchescos es que el autor, José Hernández, lo
escribió teniendo, por sobre todas las cosas, la suerte de
haber tenido la experiencia personal de lo
que es vivir en la campaña, de saber lo que son los
sufrimientos del gaucho y de haber compartido con ellos sus
más íntimas costumbres y más típicas
charlas.

El "Martín Fierro" encantó no solo por la
afinidad que brindaba su personaje (el gaucho Martín
Fierro) sino también por su lenguaje
(gauchesco), y por el tema social y político que afectaba
a los sectores populares y rurales. Pero no fue visto de igual
manera por aquellos que trataban de organizar el país de
un modo europeo, ya que como vimos era necesario para ellos, que
el gaucho estuviese muerto y enterrado.

Queremos entonces, expresar a través de esta obra
que resulta tan verídica como cualquier otro documento
histórico, el trato que sufrió el gaucho en el
período analizado en esta monografía. Tomaremos fragmentos del poema
para poder observar
la vida que éste llevaba y soportaba.

La problemática central de la obra, a nuestro punto
de vista, era la censura, o falta de libertad que recibía
el gaucho para decidir y expresar su voluntad:

"A mí el juez me tomó entre ojos.
En la última votación
yo me hice el remolón,
y no me arrimé ese día.
Y él dijo que yo servía
al de la oposición."

Martín Fierro es un gaucho matrero, es decir que ha
cometido delitos
políticos. Gaucho que no quiere ir a votar por que se
burlan de su decisión y que es perseguido durante toda su
vida por no hacerlo:

"Él anda siempre juyendo,

siempre pobre y perseguido.

Como si fuera maldito;

Porque el ser gaucho… ¡Barajo!

El ser gaucho es un delito."

Martín Fierro cuenta como es la vida de un gaucho
joven y común, en sus primeros cantos y como de repente
cambia su destino para transformarse en gaucho – soldado luchando
en la frontera:

"Tuve en mi pago un tiempo,
hijos, hacienda y mujer;
pero empecé a padecer.
Me echaron a la frontera,
¡Y que iba a hallar al volver!
Tan solo hallé la tapera."

El gaucho era enviado en casi todos los casos a la frontera
a luchar contra el indio y allí Martín Fierro
conoció también los sufrimientos y acumuló
experiencias como el resto de la gauchada:

"Cantando estaba una vez,
en una gran diversión.
Y aprovechó la ocasión
Como quiso el Juez de Paz:
se presentó, y ahí no más
hizo una arriada en montón".
"Al mandarnos nos hicieron
más promesas que a un altar.
El juez nos jue a proclamar
Y nos dijo muchas veces:
"Muchachos a los seis meses
los van a ir a revelar".

Como expresa en sus cantos Martín Fierro, la
frontera era un lugar ni cómodo, ni merecedero y menos
aún digno de nadie. Vivió allí situaciones
tristes ya que eran abusados laboralmente y sobre todo mal
tratados por sus
superiores, quienes se creían con autoridad suficiente
para manejarlos y extorsionarlos. Estaban sucios y se alimentaban
poco y mal. No tenían más que perder que a su
propia vida:

"Al principio nos dejaron
de haraganes criando sebo;
pero después… no me atrevo
a decir lo que pasaba…
¡Barajo!… si nos trataban
como se trata a los malevos".

No hace falta decir que al gaucho no se le pagaba un
centavo por el trabajo que
realizaba y por el esfuerzo que le demandaba:

"Yo primero sembré trigo.
Y después hice un corral.
Corté adobe pa´ un tapial.
Hice un quincho, corté paja…
¡La pucha que se trabaja
sin que le larguen un rial!".
"Y es lo peor de aquel enriedo.
Que si uno anda hinchando un lomo,
se le apean como un plomo…

¡Quien aguanta a aquel infierno!
Si eso es servir al Gobierno.
A mi no me gusta el cómo."

Como dijimos anteriormente, el gaucho iba a la frontera a
luchar contra el indio. En la poesía,
Martín Fierro nos relata los sufrimientos que
padeció en esas batallas, y lo difícil que era
luchar contra el indio, no solo por lo salvajes que eran
éstos sino por la falta que tenía el gaucho de
herramientas y
armas
propicias para el enfrentamiento:

"Más de un año nos tuvieron
en esos trabajos duros.
Y los indios, le aseguro
Dentraban cuando querían:
Como no los perseguían,
siempre andaban sin apuro".
"Daban entonces las armas.
Pa´ defender los cantones,
que eran lanzas y latones,
con ataduras de tiento…
las de juego no las
cuento
porque no había municiones".
"Saben manejar las bolas
como naides las maneja:
cuanto al contrario se aleja,
manda una bola perdida.
Y si lo alcanza, sin vida
Seguro que
lo deja".

Según relata Martín Fierro el gaucho
tradicional que iba a la frontera no estaba orgulloso de lo que
hacían y solo pensaban en volver a sus haciendas para
encontrarse con sus hijos y sus mujeres.

"Y andábamos de mugrientos,
que el mirar nos daba horror.
Les juro que era un dolor
ver esos hombres, ¡por Cristo!
En mi perra vida he visto
una miseria mayor".
"Yo no tenía ni camisa
ni cosa que se le parezca;
mis trapos solo pa´ yesca
me podían servir al fin…
no hay plaga como un fortín
para que el hombre
padezca".

¿Era necesario convertir la actividad y el servicio en la
frontera en un sacrificio?, ¿Era necesario hacer del
servicio al gobierno un esfuerzo?, ¿Por qué no
brindaban las condiciones necesarias para que el gaucho orgulloso
pudiera ayudar a su patria?

"Poncho, jergas, el apero,
las prenditas, los botones.
Todo, amigo, en los cantones
jue quedando poco a poco.
Ya me tenía medio loco
la pobreza y
los ratones".
"Aquello no era servicio
ni defender la frontera;
aquello era ratonera.
En que solo gana el juerte;
Era jugar a la suerte
Con una taba culera".
"Ansí pasaron los
meses,
y vino el año siguiente,
y las cosas igualmente.
Siguieron del mesmo modo.
Adrede parece todo
Pa´ atormentar a la gente".

¿Por qué utilizamos la obra "El gaucho
Martín Fierro para describir el destino típico de
los gauchos?

Porque como dijimos anteriormente, esta obra es "espejo de
nuestras costumbres y creencias […] es el gaucho luchando
contra aquellos que se creen superiores en la sociedad y que
tienden continuamente a oprimirlo…", y es justamente esta obra
lo que ocurría en aquella época.

Además, porque el autor José
Hernández, no saca de su imaginación cada relato,
sino gracias a sus años viviendo en la campaña y
gracias a millones de cantos que escuchó estando
allí, pudo creer una historia que a pesar de no
ser totalmente verídica fue un cien por cien
realista.

5.
Conclusión

Nos parece que la política liberal no es la más
acertada, ni la más correcta y menos un modelo a
seguir. Estamos de acuerdo que el país tenía en esa
época la obligación de crecer (hasta hoy día
se le reprocha no haberse convertido en una potencia), y
estamos de acuerdo con la obligatoria evolución del país. También
coincidimos con los gobernantes liberales que el gaucho y el
indio eran una traba para ese deseado crecimiento. Pero
¿era necesario aniquilar a esas figuras que si bien
impedían el desarrollo
cultural, económico y social del país eran tan
dueños de las tierras como los civilizados? No. Y no
estamos de acuerdo con ese aspecto de la política liberal.
Hacerlos desaparecer no era ni la única ni la mejor
solución. Además, no se le dio al gaucho y tampoco
al indio la posibilidad de civilizarse. ¿Sería
cuestión de tiempo?. No lo sabemos, pero lo cierto es que
los integrantes de esta ideología liberal tampoco probaron
esa alternativa. Estaban apurados por hacerlos desaparecer y
crear su país "europeo". Nos quedará entonces la
duda de si hubiese sido posible su integración a la sociedad.

Anexo 1°:

"Política indígena propiciada por los Reyes
Católicos":

A poco menos de siete años del descubrimiento define la
Corona una política indígena, religiosa y
descubridora, condensada en las instrucciones entregadas el 16 de
setiembre de 1501 al comendador Fray Nicolás de Ovando,
[…]En ellas se establece que los indios "sean bien tratados como
nuestros súbditos y vasallos", […] "que se conviertan a
nuestra santa fe católica y sus ánimas se salven"
[…]Se ordena que "sin les hacer fuerza
alguna", los religiosos los informen y amonesten "con mucho
amor, de
manera que lo más presto que se pueda se conviertan; y
para ello daréis todo el favor y ayuda que menester
sea…"

El 20 de marzo de 1503 se dictó, […] un cuerpo de
instrucciones "para el gobernador y los oficiales reales sobre el
gobierno de las Indias". Contienen por primera vez un plan concreto de
acción. Comienzan estableciendo que "por lo que cumple a
la salvación de las armas de los dichos indios… es
necesario… se repartan en pueblos en que vivan justamente, y
que los unos no estén ni anden apartados de los otros por
los montes, y que allí tengan cada uno de ellos su casa
habitada por su mujer y
heredades, en que labren y siembren y críen su ganado; y
que en cada pueblo de los que se hieren, haya iglesia y
capellán que tenga cargo de los doctrinar y enseñar
en nuestra Santa Fe Católica; y que así mismo en
cada lugar haya una persona conocida
que en nuestro nombre tenga cargo del lugar que así le
fuere encomendado, y de los vecinos de él, para que los
tenga en justicia, y no
les consienta hacer ningún mal ni daño en sus
personas, ni en sus bienes, y para
que hagan que los indios sirvan en las cosas cumplideras a
nuestro servicio". Se trataba de combatir el nomadismo de forjar
en el indio un sentimiento de la solidaridad
social, el sentido del hogar con el consiguiente fortalecimiento
de la familia y
la elevación de la mujer
[…]

Establece que tanto los funcionarios como las personas
encargadas del cuidado de los pueblos indígenas no
debían consentir que los indios vendieran o tocaran sus
bienes y
heredades con los cristianos a cambio de
abalorios o cosas semejantes de poco valor, sino
"por precios justos
o tocándoselos a ropas para vestir, que valgan la cantidad
de lo que así vendieran". Todos los medios
debía preocuparse que los naturales se vistieran "y anden
como hombres razonables". "Otrosi mandamos al dicho Gobernador –
continúan diciendo- que luego haya que hacer en cada una
de las dichas poblaciones y juntas con las dichas iglesias – cuya
edificación se ordenaba en cada pueblo – una cosa en que
todos los mismos… se junten cada día dos veces, para que
allí el dicho capellán los maestre a Leer y a
Escribir y santiguar y signar y la confesión y el
Paternoster y el Avemaría y el Credo y Salve Regina".

Por primera vez aparece estrechamente vinculada la
evangelización con la instrucción, la
difusión de la fe católica con el desarrollo de
la cultura intelectual […]

Tan intenso es el afán de los Reyes para que estos
planes se realicen, que se adelantan a recomendar al gobernador,
"que asimismo procure que algunos cristianos se casen con algunas
mujeres indias, y las mujeres cristianas con indios, porque los
unos y los otros se comuniquen y enseñen, para ser
doctrinados en las casas de nuestra Santa Fe Católica, y
asimismo como labren sus heredades y entiendan en sus haciendas y
se hagan los dichos indios e indias, hombres y mujeres de
razón".

Tomado de Vicente Sierra, Historia de la Argentina, Tomo 1
(1492 – 1600).

Anexo 2°:

" La Conquista del Desierto desde la perspectiva del
indio":

Buenos caciques, hermanos y guerreros: El huinca [blanco]
pillo y ladrón una vez más nos amenaza con traernos
la guerra para
apoderarse de nuestras mapu [tierras] y nuestro cullín
[haciena].

Si nos quita lo que más queremos, ¿adónde
iremos a para? ¿Cómo podremos vivir? ¿Hasta
cuándo nos hemos de aguantar la insolencia del intruso que
se ampara en sus tralcas y nos mata sin piedad? ¿No tienen
ellos un dios como lo tenemos nosotros que les ilumine el
pensamiento y
les haga comprender la injusticia que cometen? ¿No somos
acaso hombres como ellos? ¿No tenemos familia, mujeres,
niños y
ancianos que no pueden defenderse y han de sufrir la guerra que nos
hacen? Nuestra suerte se vuelve cada día más
adversa. El huinca al aparecer no quiere trato con nosotros.
¿Acaso los pehuenches tenemos la culpa de que los
huiliches, salineros y ranquilches les hagan malones?
¿Hemos hecho los puelches últimamente algún
malón a las ciudades huincas? ¿No nos hemos
dedicado a trabajar criando nuestras ovejas y vacas, boleando
nuestros avestruces y guanacos para vivir sin exigir del huinca,
como hacen aquellos paisanos, ninguna clase de ayuda? Entonces,
¿por qué el huinca nos quiere exterminar?

Pero ya se comprende su intención. Quiere robarnos
nuestras tierras para hacer pueblos y obligarlos a trabajar en su
provecho. Quiere privarnos de nuestra libertad, quiere
acorralarnos contra la cordillera y echarnos de nuestros campos,
donde nacieron nuestros padres, nuestros hijos y deben nacer
nuestros nietos.

Discurso del gran cacique pehuenche Purrán en el
parlamento de guerra realizado en el llano de Ranquilón en
abril de 1879.

En Ricardo Álvarez, El ocaso de Purrán; citado
por Curruhuinca – Roux, Las matanzas del Neuquén.
Crónicas mapuches.

Anexo 3°:

"Gobernar es poblar":

¿Cómo, en qué forma vendrá en lo
futuro el espíritu vivificante de la civilización
europea a nuestro suelo? Como vino en todas las épocas:
Europa nos
traerá su espíritu nuevo, sus hábitos de
industria, sus
prácticas de civilización en las inmigraciones que
nos envíe.

Cada europeo que viene a nuestras playas nos trae más
civilización en sus hábitos, que luego comunica a
nuestros habitantes, que muchos libros de
filosofía.[…]

¿Queremos que los hábitos de orden, de disciplina y
de industria prevalezcan en nuestra América? Llenémosla de gente que
posea bondadosamente esos hábitos. Ellos son
comunicativos; al lado del industrial europeo pronto se forma el
industrial americano. La planta de la civilización no se
propaga de semilla. Es como la viña: prende de gajo.

Este es el medio único de que América, hoy, desierta, llegue a ser un
mundo opulento en poco tiempo. La reproducción por sí sola es medio
lentísimo.

Juan Bautista Alberdi, Bases, pág. 52.

Gobernar es poblar en el sentido de que poblar es educar,
mejorar, civilizar, enriquecer y engrandecer
espontáneamente y rápidamente, como ha sucedido en
los Estados
Unidos.

Más para civilizar por medio de la población es preciso hacerlo con
poblaciones civilizadas; para educar a nuestra América en
la libertad y en la industria es preciso poblarla con poblaciones
de la Europa más
adelantada en libertad y en industria, como sucede en los
Estados
Unidos.

Juan Bautista Alberdi, Páginas explicativas,
París, 1873.

6.
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Rosa, José María; Historia
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Autor:

Daniel Adaro

Partes: 1, 2
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