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Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (página 2)




Enviado por zaiden



Partes: 1, 2, 3

Borges al crear no solo libros sino también
autores y datos imaginarios
pone en juego la realidad, y permite al lector preguntarse si la
realidad es realmente real, esto se pone en juego también
en relatos de índole fantástica como "Las Ruinas
Circulares" donde una persona
sueña con otra hasta que esta se vuelve casi real pero
finalmente no sabemos si el soñador estaba siendo
soñado, a esto viene la famosa frase de Borges: "In the
dream the man was dreaming the dreamt man awoke" o según
su traducción, En el sueño que el hombre
soñaba el hombre
soñado despertó.

En fin, podemos afirmar tras una lectura de
"Las ruinas circulares" que Borges pone en manifiesto la
debilidad de la realidad en la que vivimos, esto lo hace a
través de los sueños, sin embargo esto sucede
también en el relato "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius"
solo que el medio a través del cual desmitifica la
realidad en si misma es a través de las escrituras, y esto
funciona en dos niveles, ya que no solo las recopilaciones sobre
Tlön juegan en este rol, sino que también las
historias imaginarias que acontecen durante el relato lo hacen y
de manera mas directa se podría decir, ya que las
enciclopedias que tratan a Tlön solo lo hacen dentro del
pacto ficcional de la historia sin embargo los acontecimientos
imaginarios de Borges se paralelizan con la realidad siendo a
veces mas reales que la realidad misma. Según Borges lo
olvidado es como si jamás hubiese existido y lo que no se
puede olvidar se encuentra en un libro y este libro (si queremos
llamarlo, de historia) es la realidad que Borges no transmite, y
si el lector realmente acepta el pacto ficcional puede llegar a
aceptar estos hechos como la pura realidad.

2. Tlön, Uqbar, Orbis
Tertius

Debo a la conjunción de un espejo y de una
enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. El espejo inquietaba el
fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona, en Ramos
Mejía; la enciclopedia falazmente se llama The
Anglo-American Cyclopaedía (New York,
1917) y es una reimpresión literal, pero también
morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902. El hecho se
produjo hará unos cinco años. Bioy Casares
había cenado conmigo esa noche y nos demoró una
vasta polémica sobre la ejecución de una novela en
primera persona, cuyo
narrador omitiera o desfigurara los hechos e incurriera en
diversas contradicciones, que permitieran a unos pocos lectores
-a muy pocos lectores- la adivinación de una realidad
atroz o banal. Desde el fondo remoto del corredor, el espejo nos
acechaba. Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es
inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy
Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar
había declarado que los espejos y la cópula son
abominables, porque multiplican el número de los hombres.
Le pregunté el origen de esa memorable sentencia y me
contestó que The Anglo-American Cyclopaedia la registraba,
en su artículo sobre Uqbar. La quinta (que habíamos
alquilado amueblada) poseía un ejemplar de esa obra. En
las últimas páginas del volumen XLVI
dimos con un artículo sobre Upsala; en las primeras del
XLVII, con uno sobre Ural-Altaic Languages, pero ni una palabra
sobre Uqbar. Bioy, un poco azorado, interrogó los tomos
del índice. Agotó en vano todas las lecciones
imaginables: Ukbar, Ucbar, Ookbar, Oukbahr… Antes de irse, me
dijo que era una región del Irak o del
Asia Menor.
Confieso que asentí con alguna incomodidad.
Conjeturé que ese país indocumentado y ese
heresiarca anónimo eran una ficción improvisada por
la modestia de Bioy para justificar una frase. El examen
estéril de uno de los atlas de Justus Perthes
fortaleció mi duda.

Al día siguiente, Bioy me llamó desde
Buenos Aires.
Me dijo que tenía a la vista el artículo sobre
Uqbar, en el volumen XXVI de
la Enciclopedia. No constaba el nombre del heresiarca, pero
sí la noticia de su doctrina, formulada en palabras casi
idénticas a las repetidas por él, aunque -tal vez-
literariamente inferiores. Él había recordado:
Copulation and mirrors are abominable. El texto de la
Enciclopedia decía: Para uno de esos gnósticos, el
visible universo era una
ilusión o (más precisamente) un sofisma. Los
espejos y la paternidad son abominables (mirrors and fatherhood
are hateful) porque lo multiplican y lo divulgan. Le dije, sin
faltar a la verdad, que me gustaría ver ese
artículo. A los pocos días lo trajo. Lo cual me
sorprendió, porque los escrupulosas índices
cartográficos de la Erdkunde de Ritter ignoraban con
plenitud el nombre de Uqbar.

El volumen que trajo Bioy era efectivamente el XXVI de
la Anglo-American Cyclopaedia. En la falsa carátula y en
el lomo, la indicación alfabética (Tor-Ups) era la
de nuestro ejemplar, pero en vez de 917 páginas constaba
de 921. Esas cuatro páginas adicionales comprendían
al artículo sobre Uqbar; no previsto (como habrá
advertido el lector) por la indicación alfabética.
Comprobamos después que no hay otra diferencia entre los
volúmenes. Los dos (según creo haber indicado) son
reimpresiones de la décima Encyclopaedia Britannica. Bioy
había adquirido su ejemplar en uno de tantos
remates.

Leímos con algún cuidado el
artículo. El pasaje recordado por Bioy era tal vez el
único sorprendente. El resto parecía muy
verosímil, muy ajustado al tono general de la obra y (como
es natural) un poco aburrido. Releyéndolo, descubrimos
bajo su rigurosa escritura una
fundamental vaguedad. De los catorce nombres que figuraban en la
parte geográfica, sólo reconocimos tres
Jorasán, Armenia, Erzerum-, interpolados en el texto de un
modo ambiguo. De los nombres históricos, uno solo: el
impostor Esmerdis el mago, invocado más bien como una
metáfora. La nota parecía precisar las fronteras de
Uqbar, pero sus nebulosos puntos de referencias eran ríos
y cráteres y cadenas de esa misma región.
Leímos, verbigracia, que las tierras bajas de Tsai
Jaldún y el delta del Axa definen la frontera del sur y
que en las islas de ese delta procrean los caballos salvajes.
Eso, al principio de la página 918. En la sección
histórica (página 920) supimos que a raíz de
las persecuciones religiosas del siglo trece, los ortodoxos
buscaron amparo en las
islas, donde perduran todavía sus obeliscos y donde no es
raro exhumar sus espejos de piedra. La sección idioma y
literatura era
breve. Un solo rasgo memorable: anotaba que la literatura de Uqbar era de
carácter fantástico y que sus
epopeyas y sus leyendas no se
referían jamás a la realidad, sino a las dos
regiones imaginarias de Mlejnas y de Tlön… La bibliografía enumeraba
cuatro volúmenes que no hemos encontrado hasta ahora,
aunque el tercero -Silas Haslam: History of the Land Called
Uqbar, 1874 -figura en los catálogos de librería de
Bernard Quaritch.1

El primero, Lesbare und lesenswerthe Bemerkungen
über das Land Ukkbar in Klein-Asien, data de 1641 y es obra
de Johannes Valentinus Andreä. El hecho es significativo; un
par de años después, di con ese nombre en las
inesperadas páginas de De Quincey (Writings, decimotercero
volumen) y supe que era el de un teólogo alemán que
a principios del
siglo XVII describió la imaginaria comunidad de la
Rosa-Cruz -que otros luego fundaron, a imitación de lo
prefigurado por él.

Esa noche visitamos la Biblioteca
Nacional. En vano fatigamos atlas, catálogos, anuarios de
sociedades
geográficas, memorias de
viajeros e historiadores: nadie había estado nunca
en Uqbar. El índice general de la enciclopedia de Bioy
tampoco registraba ese nombre. Al día siguiente, Carlos
Mastronardi (a quien yo había referido el asunto)
advirtió en una librería de Corrientes y Talcahuano
los negros y dorados lomos de la Anglo-American
Cyclopaedía… Entró e interrogó el volumen
XXVI. Naturalmente, no dio con el menor indicio de
Uqbar.

Algún recuerdo limitado y menguante de herbert
ashe, ingeniero de los ferrocarriles del Sur, persiste en el
hotel de Adrogué, entre las
efusivas madreselvas y en el fondo ilusorio de los espejos. En
vida padeció de irrealidad, como tantos ingleses; muerto,
no es siquiera el fantasma que ya era entonces. Era alto y
desganado y su cansada barba rectangular había sido roja.
Entiendo que era viudo, sin hijos. Cada tantos años iba a
Inglaterra: a
visitar (juzgo por unas fotografías que nos mostró)
un reloj de sol y unos robles. Mi padre había estrechado
con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades
inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto
omiten el diálogo.
Solían ejercer un intercambio de libros y de
periódicos; solían batirse al ajedrez,
taciturnamente… Lo recuerdo en el corredor del hotel, con un
libro de matemáticas en la mano, mirando a veces los
colores
irrecuperables del cielo. Una tarde, hablamos del sistema
duodecimal de numeración (en el que doce se escribe 10).
Ashe dijo que precisamente estaba trasladando no sé
qué tablas duodecimales a sexagesimales (en las que
sesenta se escribe 10). Agregó que ese trabajo le
había sido encargado por un noruego: en Rio grande do
soul. Ocho años que lo conocíamos y no había
mencionado nunca su estadía en esa región…
Hablamos de vida pastoril, de Esequiel Martinez Estrada de la
etimología brasilera de la palabra gaucho (que algunos
viejos orientales todavía pronuncian gaúcho) y nada
más se dijo -Dios me perdone- de funciones
duodecimales. En setiembre de 1937 (no estábamos nosotros
en el hotel) Herbert Ashe murió de la rotura de un
aneurisma. Días antes, había recibido del Brasil un paquete
sellado y certificado. Era un libro en octavo mayor. Ashe lo
dejó en el bar, donde -meses después- lo
encontré. Me puse a hojearlo y sentí un
vértigo asombrado y ligero que no describiré,
porque ésta no es la historia de mis emociones sino de
Uqbar y Tlön y Orbis Tertius. En una noche del Islam que se
llama la Noche de las Noches se abren de par en par las secretas
puertas del cielo y es más dulce el agua en los
cántaros; si esas puertas se abrieran, no sentiría
lo que en esa tarde sentí. El libro estaba redactado en
inglés
y lo integraban 1001 páginas. En el amarillo lomo de cuero
leí estas curiosas palabras que la falsa carátula
repetía: A First Encyclopaedia of Tlön. vol. XI.
Hlaer to Jangr. No había indicación de fecha ni de
lugar. En la primera página y en una hoja de papel de seda
que cubría una de las láminas en colores
había estampado un óvalo azul con esta
inscripción: Orbis Tertius. Hacía dos años
que yo había descubierto en un tomo de cierta enciclopedia
práctica una somera descripción de un falso país; ahora
me deparaba el azar algo más precioso y más arduo.
Ahora tenía en las manos un vasto fragmento
metódico de la historia total de un planeta desconocido,
con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus
mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores
y sus mares, con sus minerales y sus
pájaros y sus peces, con su
álgebra
y su fuego, con su controversia teológica y
metafísica. Todo ello articulado, coherente, sin visible
propósito doctrinal o tono paródico.

En el "onceno tomo" de que hablo hay alusiones a tomos
ulteriores y precedentes. Néstor Ibarra, en un
artículo ya clásico de la N. R. F., ha negado que
existen esos aláteres; Ezequiel Martinez Estrada y Drieu
La Rochelle han refutado, quizá victoriosamente, esa duda.
El hecho es que hasta ahora las pesquisas más diligentes
han sido estériles. En vano hemos desordenado las bibliotecas de
las dos Américas y de Europa.Alfonso
Reyes , harto de esas fatigas subalternas de índole
policial, propone que entre todos acometamos la obra de
reconstruir los muchos y macizos tomos que faltan: ex ungue
leonem. Calcula, entre veras y burlas, que una generación
de tlönistas puede bastar. Ese arriesgado cómputo nos
retrae al problema fundamental: ¿Quiénes inventaron
a Tlön? El plural es inevitable, porque la hipótesis de un solo inventor -de un
infinito Leibniz obrando en la tiniebla y en la modestia- ha sido
descartada unánimemente. Se conjetura que este brave new
world es obra de una sociedad secreta
de astrónomos, de biólogos, de ingenieros, de
metafísicos, de poetas, de químicos, de
algebristas, de moralistas, de pintores, de geómetras…
dirigidos por un oscuro hombre de
genio. Abundan individuos que dominan esas disciplinas diversas,
pero no los capaces de invención y menos los capaces de
subordinar la invención a un riguroso plan
sistemático. Ese plan es tan vasto
que la contribución de cada escritor es infinitesimal. Al
principio se creyó que Tlön era un mero caos, una
irresponsable licencia de la imaginación; ahora se sabe
que es un cosmos y las íntimas leyes que lo
rigen han sido formuladas, siquiera en modo provisional.
Básteme recordar que las contradicciones aparentes del
Onceno Tomo son la piedra fundamental de la prueba de que existen
los otros: tan lúcido y tan justo es el orden que se ha
observado en él. Las revistas populares han divulgado, con
perdonable exceso, la zoología y la topografía de Tlön; yo pienso que sus
tigres transparentes y sus torres de sangre no
merecen, tal vez, la continua atención de todos los hombres. Yo me atrevo
a pedir unos minutos para su concepto del
universo.

Hume notó para siempre que los argumentos de
Berkeley no admiten la menor réplica y no causan la menor
convicción. Ese dictamen es del todo verídico en su
aplicación a la tierra; del
todo falso en Tlön. Las naciones de ese planeta son
-congénitamente- idealistas. Su lenguaje y las
derivaciones de su lenguaje -la
religión,
las letras, la metafísica- presuponen el idealismo. El
mundo para ellos no es un concurso de objetos en el espacio; es
una serie heterogénea de actos independientes. Es
sucesivo, temporal, no espacial. No hay sustantivos en la
conjetural Ursprache de Tlön, de la que proceden los idiomas
"actuales" y los dialectos: hay verbos impersonales, calificados
por sufijos (o prefijos) monosilábicos de valor
adverbial. Por ejemplo: no hay palabra que corresponda a la
palabra luna, pero hay un verbo que sería en español
lunecer o lunar. Surgió la luna sobre el río se
dice hlör u fang axaxaxas mlö o sea en su orden: hacia
arriba (upward) detrás duradero-fluir luneció. (Xul
Solar traduce con brevedad: upa tras perfluyue lunó.
Upward, behind the onstreaming it mooned.

Lo anterior se refiere a los idiomas del hemisferio
austral. En los del hemisferio boreal (de cuya Ursprache hay muy
pocos datos en el Onceno Tomo) la célula
primordial no es el verbo, sino el adjetivo monosilábico.
El sustantivo se forma por acumulación de adjetivos. No se
dice luna: se dice aéreo-claro sobre oscuro-redondo o
anaranjado-tenue-de1 cielo o cualquier otra agregación. En
el caso elegido la masa de adjetivos corresponde a un objeto
real; el hecho es puramente fortuito. En la literatura de este
hemisferio (como en el mundo subsistente de Meinong) abundan los
objetos ideales, convocados y disueltos en un momento,
según las necesidades poéticas. Los determina, a
veces, la mera simultaneidad. Hay objetos compuestos de dos
términos, uno de carácter visual y otro auditivo:
el color del
naciente y el remoto grito de un pájaro. Los hay de
muchos: el sol y el
agua contra el
pecho del nadador, el vago rosa trémulo que se ve con los
ojos cerrados, la sensación de quien se deja llevar por un
río y también por el sueño. Esos objetos de
segundo grado pueden combinarse con otros; el proceso,
mediante ciertas abreviaturas, es prácticamente infinito.
Hay poemas famosos
compuestos de una sola enorme palabra. Esta palabra integra un
objeto poético creado por el autor. El hecho de que nadie
crea en la realidad de los sustantivos hace,
paradójicamente, que sea interminable su número.
Los idiomas del hemisferio boreal de Tlön poseen todos los
nombres de las lenguas indoeuropeas y otros muchos
más.

No es exagerado afirmar que la cultura
clásica de Tlön comprende una sola disciplina: la
psicología. Las otras están
subordinadas a ella. He dicho que los hombres de ese planeta
conciben el universo como
una serie de procesos
mentales, que no se desenvuelven en el espacio sino de modo
sucesivo en el tiempo. Spinoza
atribuye a su inagotable divinidad los atributos de la
extensión y del pensamiento;
nadie comprendería en Tlön la yuxtapocicion del
primero (que sólo es típico de ciertos estados) y
del segundo -que es un sinónimo perfecto del cosmos-.
Dicho sea con otras palabras: no conciben que lo espacial perdure
en el tiempo. La percepción
de una humareda en el horizonte y después del campo
incendiado y después del cigarro a medio apagar que
produjo la quemazón es considerada un ejemplo de
asociación de ideas.

Este monismo o idealismo
total invalida la ciencia.
Explicar (o juzgar) un hecho es unirlo a otro; esa
vinculación, en Tlön, es un estado
posterior del sujeto, que no puede afectar o iluminar el estado
anterior. Todo estado mental es irreductible: el mero hecho de
nombrarlo -id est, de clasificarlo- importa un falseo. De ello
cabría deducir que no hay ciencias en
Tlön -ni siquiera razonamientos. La paradójica verdad
es que existen, en casi innumerable número. Con las
filosofías acontece lo que acontece con los sustantivos en
el hemisferio boreal. El hecho de que toda filosofía sea
de antemano un juego dialéctico, una Philosophie des Als
Ob, ha contribuido a multiplicarlas. Abundan los sistemas
increíbles, pero de arquitectura
agradable o de tipo sensacional. Los metafísicos de
Tlön no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud:
buscan el asombro. Juzgan que la metafísica es una rama de
la literatura fantástica. Saben que un sistema no es
otra cosa que la subordinación de todos los aspectos del
universo a uno cualquiera de ellos. Hasta la frase "todos los
aspectos" es rechazable, porque supone la imposible
adición del instante presente y de los pretéritos.
Tampoco es lícito el plural "los pretéritos",
porque supone otra operación imposible… Una de las
escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el
presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como
esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como
recuerdo presente.2 Otra escuela declara
que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es
apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y
mutilado, de un proceso
irrecuperable. Otra, que la historia del universo -y en ellas
nuestras vidas y el más tenue detalle de nuestras vidas-
es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse
con un demonio. Otra, que el universo es
comparable a esas criptografías en las que no valen todos
los símbolos y que sólo es verdad lo que sucede
cada trescientas noches. Otra, que mientras dormimos aquí,
estamos despiertos en otro lado y que así cada hombre es
dos hombres.

Entre las doctrinas de Tlön, ninguna ha merecido
tanto escándalo como el materialismo.
Algunos pensadores lo han formulado, con menos claridad que
fervor, como quien adelanta una paradoja. Para facilitar el
entendimiento de esa tesis
inconcebible, un heresiarca del undécimo siglo3
ideó el sofisma de las nueve monedas de cobre, cuyo
renombre escandaloso equivale en Tlön al de las
aporías eleáticas. De ese "razonamiento especioso"
hay muchas versiones, que varían el número de
monedas y el número de hallazgos; he aquí la
más común:

El martes, X atraviesa un camino desierto y pierde nueve
monedas de cobre. El
jueves, Y encuentra en el camino cuatro monedas, algo
herrumbradas por la lluvia del miércoles. El viernes, Z
descubre tres monedas en el camino. El viernes de mañana,
X encuentra dos monedas en el corredor de su casa. El heresiarca
quería deducir de esa historia la realidad -id est la
continuidad- de las nueve monedas recuperadas. Es absurdo
(afirmaba) imaginar que cuatro de las monedas no han existido
entre el martes y el jueves, tres entre e1 martes y la tarde del
viernes, dos entre el martes y la madrugada del viernes. Es
lógico pensar que han existido -siquiera de algún
modo secreto, de comprensión vedada a los hombres- en
todos los momentos de esos tres plazos.

El lenguaje de Tlön se resistía a formular
esa paradoja; los más no la entendieron. Los defensores
del sentido común se limitaron, al principio, a negar la
veracidad de la anécdota. Repitieron que era una falacia
verbal, basada en el empleo
temerario de dos voces neológicas, no autorizadas por el
uso y ajenas a todo pensamiento
severo: los verbos encontrar y perder, que comportan una
petición de principio, porque presuponen la identidad de
las nueve primeras monedas y de las últimas. Recordaron
que todo sustantivo (hombre, moneda, jueves, miércoles,
lluvia) sólo tiene un valor
metafórico. Denunciaron la pérfida circunstancia
algo herrumbradas por la lluvia del miércoles. que
presupone lo que se trata de demostrar: la persistencia de las
cuatro monedas, entre el jueves y el martes. Explicaron que una
cosa es igualdad y
otra identidad y
formularon una especie de reductio ad absurdum, o sea el caso
hipotético de nueve hombres que en nueve sucesivas noches
padecen un vivo dolor. ¿No sería ridículo
-interrogaron- pretender que ese dolor, es el mismo?4
Dijeron que al heresiarca no lo movía sino el
blasfematorio propósito de atribuir la divina
categoría de ser a unas simples monedas y que a veces
negaba la pluralidad y otras no: Argumentaron: si la igualdad
comporta la identidad, habría que admitir asimismo que las
nueve monedas son una sola.

Increíblemente, esas refutaciones no resultaron
definitivas. A los cien años de enunciado el problema, un
pensador no menos brillante que el heresiarca pero de
tradición ortodoxa, formuló una hipótesis muy audaz. Esa conjetura feliz
afirma que hay un solo sujeto, que ese sujeto indivisible es cada
uno de los seres del universo y que éstos son los
órganos y máscaras de la divinidad. X es Y y es Z.
Z descubre tres monedas porque recuerda que se le perdieron a X;
X encuentra dos en el corredor porque recuerda que han sido
recuperadas las otras… El Onceno Tomo deja entender que tres
razones capitales determinaron la victoria total de ese
panteísmo idealista. La primera, el repudio del
solipsismo; la segunda, la posibilidad de conservar la base
psicológica de las ciencias; la
tercera, la posibilidad de conservar el culto de los dioses.
Schopenhauer (el apasionado y lúcido Schopenhauer) formula
una doctrina muy parecida en el primer volumen de Parerga und
Paralipomena.

La geometría
de Tlön comprende dos disciplinas algo distintas: la visual
y la táctil. La última corresponde a la nuestra y
la subordinan a la primera. La base de la geometría
visual es la superficie, no el punto. Esta geometría
desconoce las paralelas y declara que el hombre que
se desplaza modifica las formas que lo circundan. La base de su
aritmética es la noción de números
indefinidos. Acentúan la importancia de los conceptos de
mayor y menor, que nuestros matemáticos simbolizan por
> y por <, Afirman que la operación de contar
modifica las cantidades y las convierte de indefinidas en
definidas. El hecho de que varios individuos que cuentan una
misma cantidad logran un resultado igual, es para los
psicólogos un ejemplo de asociación de ideas o de
buen ejercicio de la memoria. Ya
sabemos que en Tlön el sujeto del conocimiento
es uno y eterno.

En los hábitos literarios también es
todopoderosa la idea de un sujeto único. Es raro que los
libros estén firmados. No existe el concepto del
plagio: se ha establecido que todas las obras son obra de un solo
autor, que es intemporal y es anónimo. La crítica
suele inventar autores: elige dos obras disímiles -el Tao
Te King y las 1001 Noches, digamos-, las atribuye a un mismo
escritor y luego determina con probidad la psicología de ese
interesante homme de lettres…

También son distintos los libros. Los de
ficción abarcan un solo argumento, con todas las
permutaciones imaginables. Los de naturaleza
filosófica invariablemente contienen la tesis y la
antítesis, el riguroso pro y el contra de una doctrina. Un
libro que no encierra su contralibro es considerado
incompleto.

Siglos y siglos de idealismo no han dejado de influir en
la realidad. No es infrecuente, en las regiones más
antiguas de Tlön, la duplicación de objetos perdidos.
Dos personas buscan un lápiz; la primera lo encuentra y no
dice nada; la segunda encuentra un segundo lápiz no menos
real, pero más ajustado a su expectativa. Esos objetos
secundarios se llaman hrönir y son, aunque de forma
desairada, un poco más largos. Hasta hace poco los
hrönir fueron hijos casuales de la distracción y el
olvido. Parece mentira que su metódica producción cuente apenas cien años,
pero así lo declara el Onceno Tomo. Los primeros intentos
fueron estériles. El modus operandí, sin embargo,
merece recordación. El director de una de las
cárceles del estado comunicó a los presos que en el
antiguo lecho de un río había ciertos sepulcros y
prometió la libertad a
quienes trajeran un hallazgo importante. Durante los meses que
precedieron a la excavación les mostraron láminas
fotográficas de lo que iban a hallar. Ese primer intento
probó que la esperanza y la avidez pueden inhibir; una
semana de trabajo con la pala y el pico no logró exhumar
otro hrön que una rueda herrumbrada, de fecha posterior al
experimento. Éste se mantuvo secreto y se repitió
después en cuatro colegios. En tres fue casi total el
fracaso; en el cuarto (cuyo director murió casualmente
durante las primeras excavaciones) los discípulos
exhumaron -o produjeron- una máscara de oro, una espada
arcaica, dos o tres ánforas de barro y el verdinoso y
mutilado torso de un rey con una inscripción en el pecho
que no se ha logrado aún descifrar. Así se
descubrió la improcedencia de testigos que conocieran la
naturaleza
experimental de la busca… Las investigaciones
en masa producen objetos contradictorios; ahora se prefiere los
trabajos individuales y casi improvisados. La metódica
elaboración de hrönir (dice el Onceno Tomo) ha
prestado servicios
prodigiosos a los arqueólogos. Ha permitido interrogar y
hasta modificar el pasado, que ahora no es menos plástico y
menos dócil que el porvenir. Hecho curioso: los
hrönir de segundo y de tercer grado -los hrönir
derivados de otro hrön, los hrönir derivados del
hrön de un hrön- exageran las aberraciones del inicial;
los de quinto son casi uniformes; los de noveno se confunden con
los de segundo; en los de undécimo hay una pureza de
líneas que los originales no tienen. El proceso es
periódico: el hrön de duodécimo
grado ya empieza a decaer. Más extraño y más
puro que todo hrön es a veces el ur. la cosa producida por
sugestión, el objeto educido por la esperanza. La gran
máscara de oro que he mencionado es un ilustre
ejemplo.

Las cosas se duplican en Tlön; propenden asimismo a
borrarse y a perder los detalles cuando los olvida la gente. Es
clásico el ejemplo de un umbral que perduró
mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a
su muerte. A
veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de
un anfiteatro.

Salto Oriental, 1940.

Posdata de 1947. Reproduzco el artículo anterior
tal como apareció en la Antología de la literatura
fantástica, 1940 sin otra escisión que algunas
metáforas y que una especie de resumen burlón que
ahora resulta frívolo. Han ocurrido tantas cosas desde esa
fecha… Me limitaré a recordarlas.

En marzo de 1941 se descubrió una carta manuscrita
de Gunnar Erfjord en un libro de hinton que había sido de
Herbert Ashe. El sobre tenía el sello postal de Ouro Preto
, la carta
elucidaba enteramente el misterio de Tlön. Su texto
corrobora las hipótesis de Martines Estrada. A principios del
siglo XVII, en una noche de Lucerna o de Londres, empezó
la espléndida historia. Una sociedad secreta
y benévola (que entre sus afilados tuvo a Dalgarno y
después a George Berkeley) surgió para inventar un
país. En el vago programa inicial
figuraban los "estudios herméticos", la filantropía
y la cábala. De esa primera época data el curioso
libro de Andreä. Al cabo de unos años de
conciliábulos y de síntesis
prematuras comprendieron que una generación no bastaba
para articular un país. Resolvieron que cada uno de los
maestros que la integraban eligiera un discípulo para la
continuación de la obra. Esa disposición
hereditaria prevaleció; después de un hiato de dos
siglos la perseguida fraternidad resurge en América. Hacia 1824, en Memphis (Tennessee)
uno de los afiliados conversa con el ascético millonario
Ezra Buckley. Éste lo deja hablar con algún
desdén -y se ríe de la modestia del proyecto. Le dice
que en América
es absurdo inventar un país y le propone la
invención de un planeta. A esa gigantesca idea
añade otra, hija de su nihilismo:5 la de
guardar en el silencio la empresa
enorme. Circulaban entonces los veinte tomos de la Encyclopaedia
Britannica; Buckley sugiere una enciclopedia metódica del
planeta ilusorio. Les dejará sus cordilleras
auríferas, sus ríos navegables, sus praderas
holladas por el toro y por el bisonte, sus negros, sus
prostíbulos y sus dólares, bajo una
condición: "La obra no pactará con el impostor
Jesucristo." Buckley descree de Dios, pero quiere demostrar al
Dios no existente que los hombres mortales son capaces de
concebir un mundo. Buckley es envenenado en Baton Rouge en 1828;
en 1914 la sociedad remite a sus colaboradores, que son
trescientos, el volumen final de la Primera Enciclopedia de
Tlön. La edición es secreta: los cuarenta
volúmenes que comprende (la obra más vasta que han
acometido los hombres) serían la base de otra más
minuciosa, redactada no ya en inglés,
sino en alguna de las lenguas de Tlön. Esa revisión
de un mundo ilusorio se llama provisoriamente Orbis Tertius y uno
de sus modestos demiurgos fue Herbert Ashe, no sé si como
agente de Gunnar Erfjord o como afiliado. Su recepción de
un ejemplar del Onceno Tomo parece favorecer lo segundo. Pero
¿y los otros? Hacia 1942 arreciaron los hechos. Recuerdo
con singular nitidez uno de los primeros y me parece que algo
sentí de su carácter premonitorio. Ocurrió
en un departamento de la calle Laprida, frente a un claro y alto
balcón que miraba el ocaso. La princesa de faucigny
Lucinge había recibido .de Poitiers su vajilla de plata.
Del vasto fondo de un cajón rubricado de sellos
internacionales iban saliendo finas cosas inmóviles:
platería de Utrecht y de París con dura fauna
heráldica, un samovar. Entre ellas -con un perceptible y
tenue temblor de pájaro dormido- latía
misteriosamente una brújula. La princesa no la
reconoció. La aguja azul anhelaba el norte
magnético; la caja de metal era cóncava; las letras
de la esfera correspondían a uno de los alfabetos de
Tlön. Tal fue la primera intrusión del mundo
fantástico en el mundo real. Un azar que me inquieta hizo
que yo también fuera testigo de la segunda. Ocurrió
unos meses después, en la pulpería de un brasilero,
en la Cuchilla Negra. Amorim y yo regresábamos de
Sant'Anna. Una creciente del río. Tacuarembó. nos
obligó a probar (y a sobrellevar) esa rudimentaria
hospitalidad. El pulpero nos acomodó unos catres
crujientes en una pieza grande, entorpecida de barriles y cueros.
Nos acostamos, pero no nos dejó dormir hasta el alba la
borrachera de un vecino invisible, que alternaba denuestos
inextricables con rachas de milongas -más bien con rachas
de una sola milonga. Como es de suponer, atribuimos a la fogosa
caña del patrón ese griterío insistente… A
la madrugada, el hombre estaba ,muerto en el corredor. La
aspereza de la voz nos había engañado: era un
muchacho joven. En el delirio se le habían caído
del tirador unas cuantas monedas y un cono de metal reluciente,
del diámetro de un dado. En vano un chico trató de
recoger ese cono. Un hombre apenas acertó a levantarlo. Yo
lo tuve en la palma de la mano algunos minutos: recuerdo que su
peso era intolerable y que después de retirado el cono, la
opresión perduró. También recuerdo el
círculo preciso que me grabó en la carne. Esa
evidencia de un objeto muy chico y a la vez pesadísimo
dejaba una impresión desagradable de asco y de miedo. Un
paisano propuso que lo tiraran al río correntoso. Amorim
lo adquirió mediante unos pesos. Nadie sabía nada
del muerto, salvo "que venía de la frontera". Esos conos
pequeños y muy pesados (hechos de un metal que no es de
este mundo) son imagen de la
divinidad, en ciertas religiones de
Tlön.

Aquí doy término a la parte personal de mi
narración. Lo demás está en la memoria (cuando
no en la esperanza o en el temor) de todos mis lectores.
Básteme recordar o mencionar los hechos subsiguientes, con
una mera brevedad de palabras que el cóncavo recuerdo
general enriquecerá o ampliará. Hacia 1944 un
investigador del diario The American (de Nashville, Tennessee)
exhumó en una biblioteca de
Memphis los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia
de Tlön. Hasta el día de hoy se discute si ese
descubrimiento fue; casual o si lo consintieron los directores
del todavía nebuloso Orbís Tertius. Es
verosímil lo segundo. Algunos rasgos increíbles del
Onceno Tomo (verbigracia, la multiplicación de los
hrönir) han sido eliminados o atenuados en el ejemplar de
Memphis; es razonable imaginar que esas tachaduras obedecen al
plan de exhibir un mundo que no sea demasiado incompatible con el
mundo real. La diseminación de objetos de Tlön en
diversos países complementaria ese plan…6 El
hecho es que la prensa
internacional voceó infinitamente el "hallazgo". Manuales,
antologías, resúmenes, versiones literales,
reimpresiones autorizadas y reimpresiones piráticas de la
Obra Mayor de los Hombres abarrotaron y siguen abarrotando la
tierra. Casi
inmediatamente, la realidad cedió en más de un
punto. Lo cierto es que anhelaba ceder. Hace diez años
bastaba cualquier simetría con apariencia de orden -el
materialismo
dialéctico, el antisemitismo, el nazismo– para
embelesar a los hombres. ¿Cómo no someterse a
Tlön, a la minuciosa y vasta evidencia de un planeta
ordenado? Inútil responder que la realidad también
está ordenada. Quizá lo esté, pero de
acuerdo a leyes divinas
-traduzco: a leyes inhumanas- que no acabamos nunca de percibir.
Tlön será un laberinto, pero es un laberinto urdido
por hombres, un laberinto destinado a que lo descifren los
hombres.

El contacto y el hábito de Tlön han
desintegrado este mundo. Encantada por su rigor, la humanidad
olvida y toma a olvidar que es un rigor de ajedrecistas, no de
ángeles. Ya ha penetrado en las escuelas el (conjetural),
"idioma primitivo" de Tlön; ya la enseñanza de su historia armoniosa (y llena
de episodios conmovedores) ha obliterado a la que presidió
mi niñez; ya en las memorias un
pasado ficticio ocupa el sitio de otro, del que nada sabemos con
certidumbre -ni siquiera que es falso. Han sido reformadas la
numismática, la farmacología y la
arqueología. Entiendo que la biología y las
matemáticas aguardan también su avatar… Una
dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del
mundo. Su tarea prosigue. Si nuestras previsiones no erran, de
aquí cien años alguien descubrirá los cien
tomos de la Segunda Enciclopedia de Tlön.

Entonces desaparecerán del planeta el
inglés y el francés y el mero español. El
mundo será Tlön. Yo no hago caso, yo sigo revisando
en los quietos días del hotel de -Adrogué una
indecisa traducción quevediana (que no pienso dar a la
imprenta) del Urn Burial de Browne.

___________________________

1Haslam ha publicado también A General
History of Labyrinths.

2Russell. (The Analisis of Mind, 1921,
página 159) supone que el planeta ha sido creado hace
pocos minutos, provisto de una humanidad que "recuerda" un pasado
ilusorio.

3Siglo, de acuerdo con el sistema duodecimal,
significa un período de ciento cuarenta y cuatro
años.

4En el día de hoy, una de las iglesias
de Tlón sostiene platónicamente que tal dolor, que
tal matiz verdoso del amarillo, que tal temperatura,
que tal sonido, son la
única realidad. Todos los hombres, en el veniginoso
instante del coito, son el mismo hombre. Todos los hombres que
repiten una línea de Shakespeare, son
William Shakespeare.

5Buckley era librepensador, fatalista y
defensor de la esclavitud.

6Queda, naturalmente, el problema de la
matesia de algunos objetos.

Capangas:

The companies arrive in the jungle with airplanes,
agronomists, lawyers, political connections, government money and
hired thugs, known as capangas, whose job is to protect disputed
land boundaries from invasion by new squatters and to evict
families from land claimed by the company.

Thugs : Miermbro de una secta de asesinos fanaticos de
la india;
Asesino

Capangas: asesino contratado por las empresas que
trabajan en el brazil para proteger las tierras en disputa de la
invasión de intrusos (squatters) y para echar a las
familias e la tierras clamadas por la compania.

Alfonso Reyes: Nació en Monterrey 1889,
murió en la Ciudad de México en
1959. Participó en la fundación del Ateneo de la
Juventud
(1910) y publicó a los veintiún años su
primer libro: Cuestiones estéticas. De 1914 a 1924
vivió en Madrid, donde
sobresalió como periodista literario, investigador,
traductor, crítico y cuentista. Diplomático en
Francia,
Argentina y
Brasil,
volvió a su país en 1939 para organizar el hoy
Colegio de México.
Fue la época de sus trabajos unitarios (El deslinde, La
crítica en la edad ateniense), sin desmedro de los
ensayos breves
y libres, crónicas en las que nadie lo ha superado y
guardan, tal vez, lo mejor de su estilo (de Simpatías y
diferencias, 1924, a Las burlas veras, 1959). Inteligencia
ávida de encerrar en palabras todos los estímulos
del mundo, el poeta Alfonso Reyes no tiene entre nosotros
antecedentes ni continuadores directos. Es uno de los primeros
que incorporan a la moderna lírica española el
prosaísmo de tradición inglesa —un
prosaísmo que alterna la finura con la sabia
ramplonería, el juego y la canción. En él lo
más clásico es sinónimo de lo más
popular. Humor y nostalgia, elegía y descripción.
Aun cuando para objetivarlas refiera las emociones a un
tema mítico ("Ifigenia cruel", 1924), escribe un verso que
se diría a media voz, a contracorriente de las facilidades
rítmicas del castellano. La
secreta unidad de su obra quebranta la distinción de
géneros: en Reyes la excelencia del prosista es
también la excelencia del poeta que fue en todo
momento.*

Su poesía,
escrita entre 1906 y 1958, está en Constancia
poética, tomo X de sus Obras completas (1959). Gerardo
Deniz publicó en 1993 una antología de su poesía
bajo el título Una ventana inmensa: antología
poética.

Drieu La Rochelle, Pierre

French writer of novels, short stories, and political
essays whose life and works illustrate the malaise common among
European youth after World War I.

Drieu, the brilliant son of a middle-class family,
attended the École des Sciences Politique with the
intention of entering diplomatic service. His plans, however,
were interrupted by World War I, in which he fought and was
wounded. He–like many others of his generation–emerged from the
war disillusioned, and he began a lifelong search for a sound
moral and
philosophical approach to life. He briefly became involved in the
Surrealist movement. Characteristic novels of this period include
his first novel, L'Homme couvert de femmes (1925; "The Man
Covered With Women"), and Le Feu follet (1931;
The Fire Within
, or Will o' the Wisp;
filmed by Louis Malle in 1963). Le Feu follet is the story of the
last hours in the life of a young bourgeois Parisian addict who
kills himself. In one fashion or another, the subject of
decadence and the general loss of moral fibre in
postwar French society was to remain a subject of major concern
throughout his life.

His later works include La Comédie de Charleroi
(1934; The Comedy of Charleroi and Other Stories), a memoir of
the war; Rêveuse bourgeoisie (1937; "Dreamworld
Bourgeoisie"); and, perhaps his best known novel, Gilles (1939).
Having worked through several political ideologies, Drieu
eventually settled on fascism. He collaborated with the Vichy
government during World War II, and, shortly after the liberation
of France, he committed suicide. His Récit secret (1961;
Secret Journal and Other Writings) and Mémoires de Dirk
Raspe (1966) were among a number of his works that were published
posthumously.

Benedict de Spinoza


Chronology
from Middle Tennessee State
University

Dutch Jewish rationalist. Baruch or Benedict de Spinoza
was born in Amsterdam into a distinguished Jewish family, exiled
from Spain and living in the relative religious freedom of the
Netherlands. He attended the Jewish school, and became learned in
the work of Jewish and Arabic theologians. However, contact with
dissident Christian movements, and with the with the scientific
and philosophical thought of Descartes, led
Spinoza to distance himself from orthodox life, and in 1656 he
was deemed a heretic, cast out of the synagogue, and cursed with
all the curses of the firmament.

For a short time Spinoza was exiled from Amsterdam, but
he returned and began a life supporting himself by grinding
lenses and teaching. In 1660 he moved to Voorburg and then on to
the Hague, where he lived with great fugality on a small pension.
In 1672 Spinoza undertook a small diplomatic mission to the
invading French army, but on his return was under suspicion as a
spy, and narrowly escaped being killed by the mob. Spinoza lived
out his remaining years in the same frugal state, writing and
corresponding. He died of phthisis, possibly brought on by his
trade as a lens-grinder. There remain numerous testimonies to his
simplicity, virtue, charm, and courage.

 

3. Geoffrey E. Hinton's Biographical
Sketch

Geoffrey Hinton received his BA in experimental
psychology from Cambridge in 1970 and his PhD in Artificial
Intelligence from Edinburgh in 1978.  He did postdoctoral
work at Sussex University and the University of California, San
Diego and spent five years as a faculty member in the Computer
Science department at Carnegie-Mellon University.

Ouro Preto is nestled in the mountains of Minas
Gerais in Brazil. The city was founded in the seventeenth century
by a group of explorers who stayed when they found gold. The gold
was covered by a thin layer of iron oxide making it appear black,
hence the name of the city, Ouro Preto. The huge gold rush
resulted in a boom in population and construction, dominated by
ornate churches. The old town still appears lost in time with
cobblestones streets and buildings hundreds of years
old.

Este cuento gira
más alrededor del entramado de relaciones intertextuales
que de la trama. Las referencias a la historia de las fuentes
documentales y a los contenidos de dichos documentos, que
usualmente refieren historias temporalmente ubicadas, sugieren
que un acercamiento al texto que pase
por la comprensión de la temporalidad. La tabla que sigue
identifica todas las referencias a la temporalidad, en orden de
aparición. Propone además una interpretación
de la ubicación espacio-temporal de la voz del narrador y
la fuente documental que usa. Cuando la fuente documental es el
cuento mismo
se le denomina "artículo"; cuando no, se cita el
título correspondiente. Además, se identifica la
ubicación espacio-temporal de la acción y la
página de la referencia. También se indica la
función
temporalmente determinada (nota documental, o acción
narrativa); y, finalmente, se consigna el texto del
cuento del que se infiere la información de la fila.

a) Voces narrativas principales :

Voces narrativas principales.

Voz

Tiempo de la fuente

Espacio de la fuente

Figurativización de la
fuente

Tiempo referido

Pág

Espacio referido

Pág

Función

Cita

1947

1940

Salto oriental

Artículo

1940

24

Salto oriental

24

Nota documental

1940. Salto Oriental

1947

1947

Hotel

Posdata

1947

24

Hotel

30

Nota documental

Posdata de 1947

b) El artículo de 1940
editado en 1947.

b.1) Noticias de Uqbar :

Artículo : voz de personaje – narrador
"Borges" (Hotel en Salto Oriental,
1940)

Tiempo de la fuente

Espacio de la fuente

Figurativización de la
fuente

Tiempo referido

Pág

Espacio referido

Pág

Función

Cita

1917

Anglo-American Cyclopaedia

1917

9

Nueva York

9

Nota documental

la enciclopedia falazmente se llama The
Anglo-American Cyclopaedia
(Nueva
York
, 1917)

1917

Anglo-American Cyclopaedia

1902

9

Londres

9

Nota documental

y es una reimpresión literal, pero
también morosa, de la Encyclopaedia
Britannica
de 1902

1940

Hotel

Memoria

1935

9

Hotel

9

Cena con Bioy

El hecho se produjo hará unos cinco
años. Bioy Casares había cenado conmigo esa
noche y….

1940

Hotel

Memoria

1935

9

Hotel

9

Llamada de Bioy

Al día siguiente, Bioy me llamó
desde Buenos Aires

1940

Hotel

Memoria

1935

9

Hotel

9

Lectura con Bioy

A los pocos días lo trajo

1917

Anglo-American Cyclopaedia

s. XIII

11

Uqbar

11

Historia en Uqbar

En la sección histórica
(página 920) supimos que a raíz de las
persecuciones religiosas del siglo XIII…

1917

Anglo-American Cyclopaedia

1874

12

Nota documental

el tercero -Silas Haslam : History of
the land called Uqbar
, 1874.

1917

Anglo-American Cyclopaedia

1641

12

Nota documental

el primero, Lesbare und lesenswerthe
Bemerkungen über das Land Ukkbar in Klein-Asien

data de 1641 y es obra de Johannes Valentinus
Andrëa

1940

Hotel

Memoria

1935

12

Biblioteca Nacional

12

Pesquisa propia

Esta noche visitamos la Biblioteca Nacional.

1940

Hotel

Memoria

1935

12

Librería de Corrientes y
Talcahuano

12

Pesquisa ajena

Al día siguiente, Carlos Mastronardi…
Naturalmente, no dio con el menor indicio de
Uqbar.

b.2) Noticias de Tlön
:

b.2.1) Muerte de
Ashe

Aparición y lectura de la First Encyclopaedia of
Tlön

Tiempo de la fuente

Espacio de la fuente

Figurativización de la
fuente

Tiempo referido

Pág

Espacio referido

Pág

Función

Cita

1940

Hotel

Memoria

Infancia

13

Hotel

13

Recuerdo de Ashe

Algún recuerdo limitado y menguante de
Herbert Ashe… persiste en el Hotel de
Adrogué…

1940

Hotel

Memoria

Hotel

Recuerdo de Ashe

Una tarde, hablamos del sistema duodecimal de
numeración

1940

Hotel

Memoria

Hotel

Recuerdo de Ashe

Ocho años que lo conocíamos y no
había mencionado nunca su estadía en esa
región…

1940

Hotel

Memoria

sept. 1937

13

Hotel

Muerte de Ashe

En septiembre de 1937 (no estábamos
nosotros en el hotel) Herbert Ashe murió de la
rotura de un aneurisma.

1940

Hotel

Memoria

sept. 1937

14

Hotel

Aparición de A first Encyclopaedia of
Tlön
.

Días antes, había recibido del
Brasil
un paquete sellado y certificado. Era un libro
en octavo mayor.

1940

Hotel

Memoria

1937

14

Bar del hotel

14

Aparición de A first Encyclopaedia of
Tlön
.

Ashe lo dejó en el bar, donde – meses
después – lo encontré.

1940

Hotel

Memoria

T

14

Hotel

Nota documental

A first Encyclopaedia of Tlön. Vol. XI.
Hlaer to Jangr
. No había indicación de
fecha ni de lugar.

1940

Hotel

Memoria

1935

14

Hotel

Recapitulación de la trama
(recuerdo)

Hacía dos años que yo había
descubierto en un tomo de cierta enciclopedia
pirática una somera descripción de un falso
país ;

1940

Hotel

Memoria

1937

14

Hotel

Aparición de A first Encyclopaedia of
Tlön
.

Ahora me deparaba el azar algo más
precioso y más arduo. Ahora tenía en las
manos un vasto fragmento metódico de la historia
total de un planeta desconocido,

1940

Hotel

Memoria

1937-39

15

Mundo real

Recepción inicial de A first
Encyclopaedia of Tlön
.

Al principio se creyó que Tlön era
un mero caos, una irresponsable licencia de la
imaginación;

1940

Hotel

Memoria

1940

15

Mundo real

Recepción actual de A first
Encyclopaedia of Tlön
.

Ahora se sabe que es un cosmos y las
íntimas leyes
que lo rigen han sido formuladas, siquiera en modo
provisional.

b.2.2) Lectura de la
First Encyclopaedia of Tlön

Lectura de la First Encyclopaedia of
Tlön

Tiempo de la fuente

Espacio de la fuente

Figurativización de la
fuente

Tiempo referido

Pág

Espacio referido

Pág

Función

Cita

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

s. XI (t)

19

Tlön

19

Historia en Tlön.

Un heresiarca del undécimo siglo (2)
ideó el sofisma de las nueve monedas de
cobre

1940

Hotel

Memoria

Tt

19

Mundo real

19

Nota documental.

2.- Siglo, de acuerdo con el sistema duodecimal, significa un
período de ciento cuarenta y cuatro
años.

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

s. XI o XII (t)

21

Tlön

Historia en Tlön.

Increíblemente, esas refutaciones no
resultaron definitivas. A los cien años de
enunciado el problema, un…

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Poco antes de Tt

23

Tlön

Historia en Tlön.

Hasta hace poco los hrönir fueron
hijos casuales de la distracción y el
olvido.

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt – 100

23

Tlön

Historia en Tlön.

Parece mentira que su metódica producción cuente apenas cien
años, pero así lo declara el Onceno
Tomo.

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt – 100

23

Tlön

Historia en Tlön.

Los primeros intentos fueron
estériles.

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt – 100

23

Tlön

Historia en Tlön.

Durante los meses que precedieron a la
excavación

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt – 100

23

Tlön

Historia en Tlön.

Una semana de trabajo

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt – 100

23

Tlön

Historia en Tlön.

Este se mantuvo secreto y se repitió
después en cuatro colegios

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt

24

Tlön

Historia en Tlön.

Las investigaciones en masa producen objetos
contradictorios; ahora se prefiere los trabajos
individuales y casi improvisados.

Tt

¿Tlön o Uqbar?

First Encyclopaedia of
Tlön

Tt

24

Tlön

Historia en Tlön.

La metódica elaboración de
hrönir (dice el Onceno Tomo) ha prestado
servicios prodigiosos a los
arqueólogos. Ha permitido interrogar y hasta
modificar el pasado, que ahora no es menos plástico y menos dócil que
el porvenir.

1940

Hotel

Artículo

1940

24

Salto Oriental

24

Nota documental

1940. Salto Oriental

c) La posdata de
1947

c.1) Historia documental de Orbis Tertius
:

Partes: 1, 2, 3

Posdata : voz de personaje – narrador "Borges" (Hotel de Adrogué,
1947)

Tiempo de la fuente

Espacio de la fuente

Figura de la fuente

Tiempo referido

Pág

Espacio referido

Pág

Función

Cita

1947

Hotel

Posdata

1947

24

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