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Evaluación del aporte al desarrollo local de Pérez Zeledón, Costa Rica




Enviado por wromero2



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Contexto
    3. Subprograma Costa
    Rica

    4. El crédito en el PRODERE
    Pérez Zeledón

    5. Principales métodos y
    técnicas de evaluación

    6. Principales lecciones
    aprendidas

    7.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    El documento que se presenta a continuación, ha
    sido expresamente elaborado para ser discutido en el II Taller
    Electrónico sobre Evaluación
    de Proyectos de Combate a la Pobreza Rural
    en América
    Latina y el Caribe, impulsado por el PREVAL ("Programa para el
    Fortalecimiento de la Capacidad Regional de Evaluación
    de los Proyectos de
    Reducción de la Pobreza Rural en
    América
    Latina y el Caribe").

    Considerando los objetivos del
    taller y del PREVAL, que buscan promover el intercambio de
    experiencias alrededor de la evaluación
    de proyectos, que lleve a fortalecer la capacidad
    institucional de la Región, el presente trabajo se
    centrará en exponer elementos que contribuyan a la
    discusión sobre los retos metodológicos de la
    evaluación, y la definición de sus
    métodos,
    técnicas, herramientas e
    indicadores.

    En la primera parte del trabajo, con el objeto de
    introducir y ubicar a los participantes del taller en el tema, se
    presentan algunos elementos de contexto, ejecución y
    resultados de la evaluación realizada.

    En esta primera parte se explica, de forma resumida, las
    razones que dan lugar a la ejecución del PRODERE, tanto en
    América
    Central como en Costa Rica;
    seguidamente, se abordan los principales aspectos considerados en
    la evaluación objeto del presente documento, a saber:
    mecanismos de crédito
    utilizados, funcionamiento del crédito, uso de los
    recursos
    destinados al crédito, y los efectos de éste en el
    desarrollo
    local de Pérez Zeledón.

    Por último, se hace énfasis en los
    principales métodos y
    técnicas de evaluación utilizadas, así como
    las principales lecciones aprendidas en este ejercicio. Asimismo,
    con el objeto de promover la discusión en el taller, se
    formulan algunas preguntas básicas en torno a este
    tema.

    2.
    Contexto

    El PRODERE surge producto del
    compromiso de la comunidad
    internacional con los países centroamericanos afectados
    por la crisis de la
    década pasada. El Programa fue
    desarrollado en Guatemala, El
    Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, siendo posible
    gracias al apoyo financiero del Gobierno de
    Italia por un
    monto de US$ 115 millones. Cuatro agencias especializadas de las
    Naciones Unidas,
    unen esfuerzos para su ejecución: ACNUR, OMS/OPS, OIT y
    PNUD.

    El PRODERE, por su carácter
    de programa integral, de escala regional
    pero con intervenciones en el nivel local, previamente definidas
    y priorizadas, constituía una operación compleja
    que se proponía mejorar el nivel de vida de los
    centroamericanos en condiciones de desarraigo, tanto los que
    regresaban a sus países o comunidades, como los que
    decidían quedarse en su lugar de acogida. Es así
    como dentro de los principales elementos a considerar por el
    Programa, estaba pasar del asistencialismo a la
    organización, desarrollo y fortalecimiento de las
    capacidades locales; con la intención de que esta premisa
    se convirtiera en la semilla del desarrollo de las zonas
    escogidas para su ejecución.

    3. Subprograma Costa
    Rica

    Ahora bien, históricamente Costa Rica en el marco
    del conflicto
    centroamericano fue un país receptor de migrantes,
    especialmente nicaragüenses, que huían de la guerra y de la
    extrema pobreza en su
    propio país. Por tanto, Costa Rica se vio afectado por un
    flujo masivo de ex patriados que ejercieron presión
    sobre los servicios
    básicos, salud, educación, vivienda,
    uso de la tierra y el
    empleo.
    Alrededor de esta problemática, las Naciones Unidas,
    en seguimiento a los Acuerdos de Paz Esquipulas II y al PEC,
    vieron la necesidad de abrir un Subprograma en la Región
    Brunca del país.

    El PRODERE-Costa Rica tuvo seis objetivos
    inmediatos: 1) incrementar el ingreso económico y mejorar
    la calidad de
    vida de 600 familias; 2) mejorar las condiciones de
    hábitat de las familias beneficiarias; 3) reforzar la
    red de atención y prevención primaria en
    salud; 4) mejorar
    y ampliar los servicios de
    educación
    básica y técnica en la Región; 5) mejorar la
    infraestructura vial y de comunicación en las localidades, y 6)
    regularizar la situación jurídico – migratoria de
    la población refugiada y
    desplazada.

    Asimismo se establecieron cinco componentes, a saber:
    Salud, Educación, Promoción y Protección de los
    Derechos
    Humanos, Planificación Territorial y Medio
    Ambiente, y el componente de Desarrollo
    Económico a Nivel Local.

    Dentro de este último componente, se
    estableció un sistema de
    financiamiento
    del desarrollo
    económico a través de mecanismos de
    crédito. Este subcomponente se orientó
    fundamentalmente al crédito agrícola con fines
    comerciales, como una forma de fortalecer la capacidad de
    producción de los pequeños
    productores que normalmente no tenían acceso al
    crédito bancario.

    4. El crédito en el
    PRODERE Pérez Zeledón

    El PRODERE se enfrentó en Pérez
    Zeledón, por un lado con una presencia mayoritaria de
    poblaciones con bajos niveles de desarrollo
    humano caracterizados por limitaciones para alcanzar mejores
    oportunidades económicas. Por otro lado, en muchas
    ocasiones los productores le hacían frente a mecanismos de
    financiamiento
    informal (usureros, coyotes, etc.) que exigían menos
    garantías, pero encarecían significativamente el
    crédito a través, por ejemplo, de la
    anticipación de insumos a altos costos, la
    entrega de cosechas a precios
    subvaluados, ó cobrando directamente tasas de interés
    muy altas.

    Aunado a esto, el Cantón de Pérez
    Zeledón, no como excepción, se enfrentaba a la
    ausencia de políticas
    nacionales que estimularan la participación de la inversión descentralizada y el
    aprovechamiento de los recursos
    locales.

    Estas condiciones justificaba, a todas luces, el
    esfuerzo de crear mecanismos financieros, acordes con las
    necesidades y requerimientos de los beneficiarios.

    Mecanismos de crédito utilizados

    El PRODERE definió entre las principales características de los mecanismos de
    financiamiento, las siguientes (Lazarte, s.f: 4–5): 1) ser
    eficientes; 2) institucionalizables; 3) organizados como sistema; 4)
    flexibles; 5) concretos; 6) realistas; 7) transparentes; y 8)
    movilizadores de recursos complementarios.

    Las modalidades de financiamiento adoptadas por el
    PRODERE para apoyar las actividades económicas de su
    población meta, se adecuaron a las
    necesidades crediticias de tipo formal, es decir plazos de pago,
    garantías, tasas de
    interés etc., privilegiando así, la perspectiva
    local que el Subprograma en Pérez Zeledón
    manejó en todos sus componentes y
    subcomponentes.

    Sin embargo, el PRODERE Pérez Zeledón en
    la conceptualización de los mecanismos de financiamiento,
    no logró quebrar la perspectiva economicista de reproducción ampliada que el sistema
    capitalista ha instaurado en la sociedad.
    Privilegiándose la inversión por la inversión y la
    rentabilidad
    por si misma, en contraposición a la perspectiva simplista
    del campesino que no se subordina a sí mismo por la
    acumulación y la rentabilidad,
    sino que su interés
    fundamental es poder
    subsistir en su medio.

    Funcionamiento del crédito

    Contrario a los criterios definidos por el PRODERE, en
    el funcionamiento de las carteras se observó como el
    subcomponente no involucró a la comunidad
    beneficiaria como un sujeto activo en el proceso de
    desarrollo local, sino que solamente como depositario de créditos.

    Se comprenden así las alta tasas de morosidad que
    se presentaron en los primeros meses de ejecución, las
    cuales se nivelaron a partir del tercer año,
    fundamentalmente debido a que a partir de ese momento el
    Subprograma empezó y avanzó en las actividades de
    capacitación y fortalecimiento
    institucional de las instancias de apoyo al financiamiento local,
    y a los propios beneficiarios, tomando en cuenta sus
    criterios.

    Uso de los recursos destinados al
    crédito

    El abordaje del uso de los recursos destinados al
    crédito se analizó desde dos perspectivas. Una en
    lo que respecta a los montos y a las distribuciones de los
    fondos, y la otra alrededor del análisis del destino del
    crédito.

    Monto y distribución del crédito

    El Subprograma apoyó las actividades
    económicas a través de dos convenios, uno con el
    Banco de Costa
    Rica para actividades productivas y otro con el Banco Cooperativo
    para el apoyo en la compra de tierra y/o
    vivienda de los beneficiarios del Subprograma.

    Volumen del crédito y cantidad de
    beneficiarios

    Los beneficiarios directos de los créditos fueron
    un total de 625 productores jefes de familia en los
    que se distribuyeron más de un millón de
    dólares (ver cuadro N° 1). Los beneficiarios
    indirectos (familiares) llegaron aproximadamente a las 3.471
    personas.

    Destino del crédito

    El crédito ofrecido por el Subprograma en
    Pérez Zeledón fue dirigido a una población
    previamente establecida, y en actividades económicas muy
    diversas; seleccionada con base en su origen o condición y
    a su situación migratoria.

    Naturaleza de la población

    La categoría de la población con los
    mayores créditos otorgados fue para los desplazados y
    refugiados con un 49% del total de beneficiarios directos del
    subcomponente. La participación de la población
    local (referido a los costarricenses) fue de un 18%. En cuanto al
    grupo de los
    discapacitados, estos, en total, tan sólo obtuvieron
    cuatro (4) créditos que significa un pobre 0,6 %. En el
    caso de la participación femenina, se otorgaron
    setentidós (72) créditos que representa un
    6%.

    Con lo anterior se demuestra que en el Subprograma no
    existió una política o estrategia que
    promoviera una mayor participación de personas con
    discapacidad y
    de mujeres, en el otorgamiento de créditos.

    Tipos de actividad financiada

    En 1992 el financiamiento a proyectos de
    granos básicos (arroz, frijol, maíz,
    etc.) tuvo una participación del 40.20%, que
    diminuyó drásticamente para los siguientes
    años. Los mismo sucedió con el financiamiento al
    café,
    pasando del 42,90% en 1992 a un 6,30% en 1996. Esto evidencia un
    cambio de
    rumbo en la prioridad del Subprograma en Pérez
    Zeledón a la hora de financiar los proyectos
    productivos.

    Este cambio de
    rumbo se dio, pues los técnicos del PRODERE se percataron
    de que se le estaba dando mucha atención a aquellos
    productos de
    baja rentabilidad, lo que ponía en peligro la estabilidad
    de las carteras de crédito, tal y como se pudo comprobar
    por el vuelco drástico que se dio en las tasas de
    recuperación entre 1992 y 1993. Esta inconsistencia, trajo
    consigo atrasos en la ejecución del subcomponente, y el
    agravamiento de la morosidad que en términos
    prácticos significó pérdida de dinero.

    Por su parte, los cultivos diversificados empezaron a
    ser financiados con mayor contundencia a partir de 1993, hasta
    llegar en 1995 a ocupar el 81.20% del total de fondos destinados
    al crédito en el PRODERE Pérez
    Zeledón.

    Esta definición por los cultivos no tradicionales
    de la zona, fue producto sin
    lugar a dudas de un reconocimiento de las potencialidades del
    Cantón y de sus beneficiarios, lo que le dio la
    oportunidad a los prestatarios de definir una línea
    productiva de mayor impacto en la generación de empleo e
    ingresos.
    Queda claro una vez más que la consideración de las
    potencialidades locales, en el desarrollo de actividades
    económicas, conlleva a que los resultados satisfagan de
    forma más efectiva y sostenida las necesidades e intereses
    de las comunidades.

    Desde otra perspectiva menos economicista, se puede
    decir que las actividades financiadas se impulsaron por la
    rentabilidad misma, sin antes haber considerado la producción como una relación social
    e histórica y que cada campesino, agricultor tiene sus
    propios precedentes que le han permitido subsistir. No considerar
    este cambio de cosmovisión, de una reproducción
    simple, de sobrevivencia, a una reproducción ampliada que
    privilegia el capital por si
    mismo, es faltarle el respeto al
    productor y a su modo de vida.

    Esto no implica, por su puesto, abandonar la idea de
    modernizar y tecnologizar al campesino/agricultor, si no, implica
    y requiere un espacio de diálogo y
    empatía entre el productor y los expertos en
    crédito, donde la concepción de rentabilidad y
    producción son parte de un proceso
    histórico y no absolutamente técnico.

    Efectos del crédito

    El Subprograma, desde su definición, dejó
    claro que el crédito era considerado como una estrategia para
    la generación de ingreso, y la creación de empleo,
    es decir como un instrumento que contribuyera al desarrollo
    económico de su población
    meta. 

    PRODERE Pérez Zeledón – Empleos generados
    y mejorados, 1992 – 1995

    (Datos acumulados
    a cada año)

    1993

    1994

    1995

    Empleo mejorado

    N.D

    N.D

    854

    Empleo generado

    N.D

    N.D

    1,409

    TOTAL

    782

    1,945

    2,263

    Fuente: Elaboración propia, con base en documentos del
    PRODERE Costa Rica

    Como se observa, a través de los mecanismos de
    crédito se han creado o mejorado un total de 2,263
    empleos. Los empleos generados, corresponden a los nuevos
    puestos, principalmente por la apertura y desarrollo de nuevas
    unidades productivas o de servicios; mientras que los empleos
    mejorados corresponden a la ampliación de unidades
    económicas existentes. Porcentualmente, el primer caso
    corresponde al 62.26% y para el segundo, el restante
    37.74%.

    Un logro importante producto del Subcomponente
    crediticio en el PRODERE fue la creación por parte del
    Centro Agrícola Cantonal de Pérez Zeledón de
    una empresa
    comercializadora de productos
    agrícolas (sobre todo diversificados) que ha presentado
    algunos problemas de
    tipo administrativo y técnico, pero ha sido un interesante
    esfuerzo de esta organización que contó con el
    impulso de los mecanismos financieros del PRODERE.

    Por otro lado, como se observó en su momento, la
    participación de la mujer como
    beneficiaria de créditos fue muy reducida, no se
    logró, consiguientemente, crear un efecto equitativo en la
    distribución de los
    préstamos.

    La OIT (1995) plantea que una situación como
    ésta podría ser explicada porque se haya
    reproducido la idea de que las iniciativas lideradas por mujeres
    son de alto riesgo; pues la
    tradición y las leyes de la
    propiedad, los
    derechos de
    la tierra, y
    sobre todo, la norma y las restricciones sociales no les ofrecen
    oportunidades para involucrarse en iniciativas
    productivas.

    Además, por las carencias, prejuicios y procesos de
    exclusión, la escasa formación básica, su
    falta de capacitación en el manejo de transacciones
    financieras, se unen para que se le confiera a los hombres el
    control de la
    economía
    de mercado, por lo
    que las mujeres no se atrevían a salir y tratar con las
    instituciones
    bancarias. Precisamente, desinvisibilizar y otorgarles
    oportunidades debería ser una premisa a considerar en
    cualquier programa de desarrollo económico local que se
    desee ejecutar y el PRODERE adoleció de esa virtud, de esa
    necesidad.

    5.
    Principales métodos y técnicas de
    evaluación

    La evaluación se realizó dentro de lo que
    se conoce como evaluación ex – post, tres años de
    finalizado el Subprograma. Es así como se hizo un esfuerzo
    para tomar en consideración tanto los términos
    relacionados con la evaluación cuantitativa, como con la
    perspectiva cualitativa. Esta concatenación, parte de que
    el análisis cuantitativo es fundamental al
    evaluar un aspecto que involucra la distribución de
    dinero, lo
    tangible (por ejemplo, la distribución de los
    créditos, la población, la morosidad, actividades
    financiadas, etc.), el mejoramiento de las condiciones materiales de
    la comunidad. En tanto que lo cualitativo permitió
    adentrarse en el análisis de lo intangible, es decir el
    crecimiento personal de los
    beneficiarios, el fortalecimiento de las capacidades locales, la
    autosuficiencia, la concientización de la importancia del
    trabajo comunal, la defensa de sus propios intereses,
    etc.

    En esta evaluación si el interés central
    era conocer solamente la cuantificación de resultados, en
    términos de los niveles de morosidad, volumen,
    actividades financiadas, hubiese sido suficiente la
    utilización de las técnicas tradicionales de
    recolección
    de datos. Sin embargo, para adentrarse en aquello que no
    fuese fácilmente cuantificable se requería de un
    abordaje diferente.

    Por lo tanto, a través de la evaluación
    cualitativa se hizo un esfuerzo por recolectar elementos que
    permitieran entender, describir y luego interpretar, desde la
    perspectiva de los propios beneficiarios, los cambios que han
    tenido lugar producto de su participación en el
    Subprograma.

    Esto evidentemente implicó y requirió la
    formulación de indicadores,
    métodos de recolección y análisis distintos
    a los directamente relacionados con la evaluación
    cuantitativa.

    Pero, ¿cuáles fueron las características propias seguidas para la
    aplicación de esta perspectiva?. Con apoyo en los
    conceptos de Peter Oakley (1993) al respecto, se pudieron
    identificar las siguientes:

    1. Se buscó que el evaluador no manipulara la
      información del Subprograma, ni a sus
      participantes para fines evaluativos. Esto por cuanto la
      evaluación cualitativa es naturalista, es decir, no
      está basada en un experimento preplanificado, con
      resultados predeterminados y esperados.
    2. El planteamiento de la evaluación se hizo
      teniendo claro que ésta estaba sujeta a una constante
      redefinición, según iba creciendo el
      conocimiento del Subprograma y los resultados observados.
      Por la tanto, fue fundamental tener la flexibilidad suficiente
      para formular y replantear preguntas de acuerdo a los hallazgos
      encontrados.
    3. Se partió también del concepto de
      evaluación global, en cuanto a que el ejercicio
      buscó interpretar el Subprograma como una totalidad que
      necesitaba ser comprendida como analizada desde distintas
      perspectivas. En donde los aportes de un componente eran los
      insumos para otro, sin que esto implicara profundizar tanto
      como para perder el foco de la evaluación.
    4. Por su misma naturaleza, la
      evaluación cualitativa supone un contacto estrecho y
      continuo con los participantes del Subprograma dentro de su
      propio entorno. En este sentido se subraya la importancia que
      tiene un acercamiento a los participantes del programa o
      proyecto, que
      permita comprender auténticamente sus realidades y los
      detalles de su vida cotidiana: sus actitudes,
      sus conductas, sus emociones, sus
      significados, su cosmovisión, así como sus
      técnicas de producción. Conocer además, a
      través del legítimo acercamiento, las
      características particulares de la
      comunidad.

    Es importante reiterar que independientemente de los
    métodos y técnicas utilizadas, la evaluación
    (en este caso cualitativa) implica una redefinción del
    carácter y las actividades del evaluador, ya que
    éste se ve directamente involucrado, tanto física como
    ideológicamente. Teniendo claro que sus aportes no sean
    meras interpretaciones teóricas o académicas, sino
    ofrecer elementos que faciliten la comprensión, tanto de
    los resultados de la evaluación del programa o proyecto, como de
    las realidades de sus beneficiarios.

    En la evaluación efectuada se siguieron una serie
    de principios
    claves, con el convencimiento de que con ellos los resultados de
    la evaluación serían más
    determinantes.

    1. Como se mencionó en su momento, la perspectiva
      cualitativa y cuantitativa de la evaluación tiene que
      considerarse como dos caras de una misma moneda, si se desea
      que los resultados de la evaluación sean consistentes y
      aprehensibles.
    2. La evaluación es un proceso dinámico,
      no estático; por lo que se requería que no fuera
      ni antojadizo, ni una simple mirada que por la premura se
      pierdan muchos factores relevantes.
    3. La participación de los beneficiarios y de
      diferentes personas allegadas al Subprograma tuvieron un
      papel
      predominante en la evaluación. Sin el aporte de ellos
      los resultados serían simples impresiones de informes y
      documentos que
      a su vez pudieron haber sido manipulados con el interés
      de responder a las demandas y los objetivos planteados por las
      agencias ejecutoras, los donantes o las propias
      contrapartes.
    4. En la evaluación del aporte del PRODERE al
      desarrollo local de Pérez Zeledón, se tomó
      como principio fundamental que lo "local" era más que un
      espacio geográfico, o una superficie territorial, eran
      (y son) espacios en donde sus habitantes realizan sus vidas, se
      interrelacionan, comparten normas,
      valores,
      costumbres, comunicando formas y estilos de vida. Por lo tanto,
      los extraños a estos espacios no podrán sentir lo
      mismo, ni extraer la esencia comunal con tan solo verse
      investido como "evaluador". Quedaba entonces como premisa
      fundamental el respeto y la
      búsqueda de la legitimación, pues cualquier
      esfuerzo que se haga, por valioso que sea, quedará en el
      vacío, sino pasa por la interpretación y el
      compromiso de la comunidad.

    Además de los principios antes
    mencionados, para realizar una evaluación (en este caso ex
    post), era de fundamental importancia contar con un cumulo de
    información válida y sistematizada
    que permitiera conocer los diferentes avances en la
    ejecución de los mecanismos de financiamiento.

    Esta información está debería estar
    referida, sobre todo, a los instrumentos de gerencia que
    todo proyecto debe de manejar; es decir el documento de proyecto;
    los planes operativos anuales (planes de trabajo) donde se espera
    que se describa lo que se prevé hacer; y los informes de
    avance que dan cuenta del trabajo efectivamente
    realizado.

    Del plan de trabajo
    se esperaba que precisara las actividades y los productos
    (resultados); mostrando su relación con cada objetivo
    inmediato, las fechas previstas de comienzo y fin; y las
    personas, organizaciones, e
    instituciones
    responsables de realizar el
    trabajo.

    Por su parte, el informe de avance
    se esperaba que fuera un documento que dé respuesta a
    preguntas tales como: ¿están disponibles los
    insumos como se habían previsto?, ¿están
    realizándose las actividades de acuerdo al plan de trabajo?,
    ¿están produciéndose los resultados de
    acuerdo con el cronograma?, ¿hay cambios, agregados o
    supresiones?, ¿qué problemas o
    dificultades se han encontrado?, y ¿qué medidas
    correctivas se han tomado o previsto?.

    Con estos instrumentos aplicados y sistematizados
    correctamente, una parte importante de la evaluación ex
    post se completaría. Algo que para la evaluación
    del PRODERE en Pérez Zeledón no fue posible pues
    esta información no se sistematizó finalizado el
    Programa, y los documentos encontrados no lograban dar un
    panorama de lo que se realizó durante sus años de
    intervención. Por lo tanto se debió reconstruir
    gran parte de los datos.

    Cuando se habla de evaluación siempre es
    necesario hablar de indicadores, pues a través de ellos se
    pueden comprender los resultados del programa o proyecto y hasta
    que punto se lograron los objetivos. Por lo tanto, estos
    debería ser entendibles y no deben de suponer operaciones
    costosas de verificación y registro.

    Para la evaluación que se ha venido discutiendo
    en este documento se consideraron indicadores tanto de tipo
    cuantitativo como cualitativo. Los cuales se detallan a
    continuación.

    Indicadores cuantitativos

    Estos fueron divididos en cuatro rubros, indicadores
    económicos, indicadores organizativos,
    participación en las actividades del proyecto, e
    indicadores de desarrollo o sostenibilidad. Estos se detallan a
    continuación.

    Indicadores económicos:

    Relacionados con los niveles de morosidad,
    distribución del crédito; cantidad de
    población beneficiaria, volumen de los
    préstamos; actividades financiadas; empleos creados y
    mejorados.

    Indicadores organizativos: Funcionamiento de las
    carteras de crédito (recepción, trámite,
    etc.); participación de los beneficiarios dentro de las
    decisiones del Subprograma; gerencia de
    las actividades; seguimiento y evaluación de las
    actividades (estándares de calidad).

    Participación en las actividades del
    proyecto

    Número de organizaciones
    locales involucradas y fortalecidas; cantidad de afiliados en
    cada organización que recibieron
    créditos; frecuencia en la participación de las
    organizaciones en las actividades desarrolladas; aumento en el
    número de intervenciones.

    Indicadores del ritmo de
    desarrollo(sostenibilidad)

    Número de empleos sostenibles; sostenibilidad
    interna de las organizaciones beneficiarias; número de
    unidades productivas en funcionamiento; aumento en el
    número de afiliaciones de las organizaciones locales;
    aumento en el nivel de ingreso de los beneficiarios.

    Es difícil sostener que con tan sólo los
    indicadores cuantitativos se pueda lograr una completa
    evaluación, por lo tanto se requiere de una
    dimensión de análisis más amplia que permita
    explicar un mayor espectro de la realidad con la que se
    enfrentaron los beneficiarios, y sobre todo, identificar en
    qué medida esa realidad local ha sido modificada a
    través de las acciones del
    subcomponente de crédito.

    La otra cara de la moneda complementará los datos
    recolectados en esta dimensión cuantitativa,
    dándole una explicación, una interpretación
    del por qué se presentaron. Concatenando así la
    perspectiva estática,
    unidimensional, con la dinámica, la dialéctica, en donde se
    incluyen los aspectos humanos y del comportamiento
    que se desprenden en todo proceso de desarrollo.

    Indicadores cualitativos

    Este tipo de indicadores están directamente
    ligados con la población beneficiaria en el Subcomponente,
    sobre todo en referencia a los cambios en el desarrollo de sus
    capacidades y comportamientos. La principal limitación a
    la hora de determinar los indicadores cualitativos es saber
    cuáles son los factores, fenómenos y
    características más representativas y que cubran el
    mayor espectro de la vida local.

    Si bien es cierto se hizo un esfuerzo importante por
    desarrollar y responder a la mayor cantidad posible de
    indicadores cualitativos elaborados, las limitaciones de tipo
    presupuestario, logístico y de tiempo impidieron
    lograrlo para la evaluación del Subcomponente de
    crédito aquí presentado.

    Los indicadores cualitativos para este ejercicio se
    dividieron en indicadores de desarrollo organizativo, indicadores
    de comportamiento, e indicadores de
    autosuficiencia.

    Indicadores de desarrollo organizativo

    Fortalecimiento de las capacidades organizativas de las
    instancias locales para la administración de carteras de
    crédito; mejoramiento de las estructuras
    organizativas y formalización de otras; desarrollo de
    nuevos liderazgos; toma de
    decisiones gerenciales de la población sobre el
    devenir del Subprograma.

    Indicadores de comportamiento

    Cambio en las actitudes y
    responsabilidad sobre las deudas; mayor solidaridad y
    compromiso entre los individuos de las comunidades;
    participación en las discusiones y decisiones que afectan
    a la comunidad; mayor capacidad para comprender y analizar temas
    y problemas; sentimientos alrededor del apoyo recibido
    (realización personal con las
    nuevas capacidades).

    Indicadores de autosuficiencia

    Total adaptación de los refugiados y
    aceptación de estos por parte de los nacionales; mayor
    concientización de la importancia del trabajo comunal;
    acción independiente emprendida por las organizaciones
    locales y los habitantes de la comunidad; cambio y convencimiento
    en las formas y las técnicas de
    producción.

    Como se supone, la tarea más difícil es
    determinar la forma en cómo se puede llegar a observar y
    registrar estos indicadores. Por ejemplo, cómo verificar
    si hay una "mayor solidaridad y
    compromiso entre los individuos de las comunidades". Por supuesto
    que no existen recetas, ni formas preestablecidas para ello; sin
    embargo el abordaje debe de hacerse con menos "expertos" y
    más promotores, facilitadores que al evaluar, posean un
    fuerte sentido de identificación y de compromiso con la
    población, y no tenga ninguna tendencia
    autocrática.

    6. Principales lecciones
    aprendidas

    A través de los resultados observados en la
    evaluación del aporte al desarrollo local del PRODERE en
    Pérez Zeledón, a través del subcomponente de
    crédito, queda como lección el hecho de que en el
    ámbito de los proyectos o programas
    rurales, no sólo se debería tratar de aumentar los
    ingresos de
    los agricultores, de disminuir el empleo, o de incorporar a los
    beneficiarios en las técnicas más modernas de
    producción y al mundo empresarial, sino además
    colaborar en la construcción de comunidades con conciencia
    crítica sobre su situación, que puedan tomar
    decisiones sobre su propio destino, personas con mayor responsabilidad, solidaridad, deseos de
    superación, etc.

    Por otro lado, parece ser un cliché hablar de la
    importancia que tiene la participación de los
    beneficiarios en la evaluación de las iniciativas de
    desarrollo, concepto que,
    aunque es ampliamente aceptado por los evaluadores de programas y
    proyectos, es poco lo que se hace para escuchar a la comunidad.
    Por lo tanto, una de las lecciones más importantes de la
    evaluación efectuada, es ver más allá de lo
    que los números y las estadísticas pueden decir sobre los logros
    del Programa.

    Esta experiencia permite corroborar la importancia que
    tiene la evaluación cualitativa; al poner a la
    población beneficiaria en el centro del análisis.
    En donde el evaluad@r no puede manipular los resultados de
    ésta, ni se limita a preguntas preformuladas.

    Queda también como lección que la
    evaluación cualitativa requiere un compromiso y una amplia
    participación del evaluad@r y rechaza la perspectiva
    mecanicista y la distancia entre éste y la
    comunidad.

    La evaluación que se intente llevar a cabo
    requiere, por lo tanto, manejar una visión del desarrollo
    en donde se incorporen conceptos y términos alrededor de
    las necesidades psicosociales, integrales y
    humanas de los beneficiarios del programa o proyecto.

    Una evaluación completa valoraría las
    potencialidades humanas, la autoestima, la
    conciencia
    crítica, etc. dentro del análisis con y sin
    proyecto, es decir partiendo de lo encontrado en el diagnóstico y confrontándolo con los
    resultados obtenidos en las evaluaciones.

    Por lo tanto, resulta de trascendental importancia que
    en la evaluación del desarrollo local y de la pobreza, se
    haga un esfuerzo por conceptualizar estos factores en un marco
    más integral, incorporando otras dimensiones del
    desarrollo que ofrezcan la posibilidad de ver más
    allá de las estadísticas, comprendiendo la evolución social y económica de la
    comunidad reflejada en su historia.

    Es ahora abiertamente aceptado que un programa o
    proyecto de desarrollo no debería sólo de resolver
    problemas y carencias, sino también reforzar las
    potencialidades, estimular cualidades y capacidades de la
    población. Por lo tanto, si el propio concepto de proyecto
    ha ido buscando adecuarse a una perspectiva más
    dialéctica, más histórica y con un rostro
    más humano, entonces el concepto de la evaluación
    (ante, durante y después) debería ir en esa misma
    dirección

    Se pudo comprender que para lograr que una
    evaluación tenga un mayor peso y cubra el mayor espectro
    de la realidad, es necesario considerar la dimensión
    cuantitativa y cualitativa.

    Algunas preguntas

    Con el objeto de promover la discusión alrededor
    de lo aquí planteado, se formulan las siguientes
    preguntas:

    1. ¿Es posible que la evaluación
      cualitativa y cuantitativa sean excluyentes en algún
      tipo de programa o proyecto en el área
      rural?
    2. ¿Qué tan participativa debería
      de ser la evaluación en un ambiente
      rural, con una gran diversidad de intereses, niveles de
      educación?
    3. ¿Qué tan conveniente o inconveniente
      resulta que los evaluadores del programa o proyecto sean los
      mismos ejecutores?
    4. Partiendo de las dificultades en la
      interpretación de los datos e información en una
      evaluación cualitativa/participativa en términos
      de tiempo,
      costo, etc.
      ¿qué tan rigurosa debería de ser
      ésta? ¿quiénes debería de
      participar en el análisis de la información?,
      ¿cuándo saber que es suficiente el
      análisis que se ha realizado, si la realidad es infinita
      y caótica?.
    5. ¿Cómo presentar los hallazgos a fin de
      que sean fácilmente comprendidos por todos los actores
      del programa o proyecto?

    7.
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    Blas, Tomic. Planificación participativa y
    descentralizada para la necesidades básicas: reflexiones
    iniciales.

     

     

    Autor:

    Walter Romero

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